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Sólo en tus brazos por Roronoa Misaki

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Notas del capitulo:

Hola chicos!! Lamento el retraso, pero es que mi cabeza ha estado dando vueltas estos días y casi no me deja concentrarme, pero ya está aquí el segundo capítulo, espero que les guste. 

Muchas gracias a quienes comentaron en el capítulo anterior, un abrazo enorme :D

Giró nuevamente sobre su cama, ya no sabía ni siquiera cuántas veces lo había hecho, pero no podía evitarlo. Miró hacia la ventana, el sol hacía mucho tiempo que se había ocultado y la luna había hecho acto de presencia en el cielo. Abrazó con fuerza la almohada entre sus brazos, pegándola a su pecho sin conseguir tranquilizarse, a pesar de que ya había pasado una buena cantidad de horas, pero aún así lo sentía como si hubiera sido hacía unos pocos minutos…

<Flash back>

Sintió cómo el pequeño gatito saltaba de sus brazos hacia el suelo y se alejaba de él. Estaba pegado a la pared del callejón y podía percibir el ligero contacto de sus labios con los de su acompañante. Estaba atónito, no había previsto las intenciones del rubio cuando éste se acercó a él, por lo que lo tomó completamente con la guardia baja y sin poder siquiera reaccionar ante la situación hasta que el mayor rompió el contacto y lo miró a los ojos, fue entonces cuando su cerebro por fin terminó de procesar lo que había pasado.

Sanji… yo…

Ya lo séinterrumpió el nombrado, bajando la mirada hacia el suelo y retirando sus brazos de su posición a los lados del cuerpo del otro. Lo sé, no necesitas decirlo.

Aquellas palabras lo sorprendieron aún más que el beso. ¿Lo sabía? ¿Y entonces por qué lo hiciste?

Lo necesitaba, al menos una vezlevantó la mirada hacia él y le sonrió ligeramente, pero con un toque de tristeza en los ojos. Sólo ésta vez, a menos que decidas lo contrario.

Sabes perfectamente la respuestadijo mirándolo seriamente, no quería ser malo con él, era su amigo, pero sólo eso, un amigo. Debía tenerlo claro.

Tenía que intentarlo.

Ya… prométeme que no volverá a pasar, ¿sí?pidió, dedicándole una pequeña sonrisa, mostrándose más amable con él.

No puedo prometerte eso Luffy contestó mirándole sin vacilar. Si veo que tengo alguna oportunidad, por más mínima que sea, volveré a intentarlo.

<Fin del Flash Back>

No era aquella la respuesta que esperaba.   

Se sentía aún demasiado inquieto, no había hablado con su hermano de lo que pasó ni con nadie más, pero no era eso lo que quería, lo sentía perfectamente, se esparcía por todo su cuerpo y lo asfixiaba cada vez más abrumándolo por completo…

… aquella extraña pero nada repentina necesidad de estar a su lado.

Necesidad que venía sintiendo desde hace mucho tiempo atrás, que crecía cada vez que lo veía y que no había tenido la oportunidad de saciar, pero que en ese momento estaba más presente que nunca antes.

Lo quería ahí, junto a él, que lo abrazara y lo besara, que lo apretara contra su cuerpo declarando al mundo que nadie más podía tocarlo, que era sólo suyo. Que le dijera que le quería y que no permitiría que nadie ni nada se lo quitara…

Se levantó de su cama y se acercó al escritorio, tomando su celular de la superficie y buscando su número mientras regresaba nuevamente hacia su sitio anterior y se tiraba sobre el colchón.

Necesitaba a Zoro.

Aunque sea escuchar su voz por unos segundos, por lo menos que le gritara enojado porque lo había despertado en plena madrugada, no le importaba, sólo quería algo de él, por más pequeño detalle que fuera.

Se colocó el aparato al oído, escuchando los timbres de la llamada entrante. Esperó, esperó, esperó… hasta que entró al buzón de voz. Suspiró y cortó la llamada, abrazó nuevamente la almohada, como si se tratara del mismísimo Zoro el que estuviera acostado a su lado. Se imaginó que lo abrazaba hasta que quedara con la cabeza apoyada en su pecho, que acariciaba su espalda suavemente mientras le hablaba de cualquier cosa sin importancia. Y así, imaginando la voz de su querido peli verde sobre su oído, se quedó dormido.

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Escuchó el tono de su celular que indicaba una llamada y lo tomó del buró, pero al ver el contacto simplemente dejó que sonara, colocándolo donde estaba anteriormente. No quería hablar con él, no en ese momento… y tal vez en ningún otro. Escuchar su voz simplemente le haría recordar aquella escena.

No sabía qué pensar, en ese momento se había quedado paralizado por unos segundos para después alejarse de allí antes de que se dieran cuenta de que los había observado. Le había dolido, le había dolido bastante, no podía permitirse aquella debilidad.

Lo peor es que ni siquiera estaba enojado, en su cuerpo y mente no había cabida para ello, sólo podía sentir aquel punzante y molesto dolor en su pecho que no parecía tener la intención de ceder, y que se ponía peor cuando recordaba lo que había visto.

“No puedes sentirte así Zoro, ¿Qué esperabas? ¿Que Luffy estuviera soltero por siempre?” pensó amargamente. Sabía que tenía razón, pero por más que lo intentara no podía deshacerse de aquel dolor que comenzaba a asfixiarle.

¿Qué se suponía que hiciera ahora? ¿Mantenerse al lado de su amigo  mientras éste y el cocinero tenían una feliz relación? ¿Se suponía que debía vivir de ahora en adelante con eso? No podía. Estaba totalmente seguro de que no lograría ver aquello, era demasiado doloroso.

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<Lunes>

—¿Qué sucede Luffy? — preguntó el pecoso al ver a su hermano desayunando tranquilamente. ¡¿Desde cuándo Luffy comía tranquilamente?! —Te ves distraído.

El menor suspiró desviando la mirada al suelo. —Zoro no me habla.

—¿A qué te refieres?

—Le he estado llamando ayer muchas veces, pero no me contestó ninguna— dijo con una mirada triste. Y es que no podía estar de otra manera, si durante todo el domingo le había llamado a su amigo y mandado mensajes a distintas horas, y el peli verde ni había contestado ninguno ni había dado señales de vida.

—Bueno… ya sabes lo despistado que es Zoro, tal vez perdió el celular— comentó para tratar de animar a su hermanito. —Ya hablarás con él ahora en la escuela.

“¡La escuela!”. Ante esas palabras el menor sonrió ampliamente. —¡Tienes razón!— de un salto se levantó de su asiento y en menos de un segundo tenía su mochila al hombro y el picaporte de la puerta en la mano. —¡Nos vemos Ace! — dijo antes de salir de la casa.

El pecoso, que apenas y pudo reaccionar cuando el menor ya había salido –puesto que el chico se había movido a lo que parecía ser la velocidad de la luz- suspiró, para después esbozar una ligera sonrisa. —¿De verdad no se le había ocurrido que lo vería en clase? Vaya hermano idiota que tengo— comentó antes de soltar una ligera risa.

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Luffy llegó al instituto unos cuantos minutos antes de la primera clase y se apresuró en llegar a su salón, desilusionándose al darse cuenta de que a quien estaba buscando no había llegado. Resignado se acercó a su puesto y dejó su mochila, girándose después para saludar a Nami y Sanji, que hablaban quién sabe qué cosa de la tarea.

El rubio le dedicó una sonrisa amable que él correspondió enseguida, no quería que la relación de amistad que mantenían hasta ese momento se quebrara por los sucesos pasados, por lo que simplemente se comportaría con él como siempre lo había hecho.

A un par de minutos de que sonara el timbre el pelinegro ya estaba rozando por la preocupación, si bien su amigo no era exactamente puntual para algunas cosas, para la primera clase solía llegar con tiempo de sobra. ¿La razón? Bueno, según él tenía entendido, el peli verde salía de su casa con anticipación, a sabiendas de que era probable que tomara un camino equivocado y terminara tardando más del tiempo necesario para llegar a la institución, lo que normalmente pasaba, pero aún así lograba llegar a tiempo.

—¿Sucede algo Luffy?— preguntó la peli naranja al percatarse de que el chico se veía un poco ansioso, al menos a su parecer.

—No nada— contestó sonriendo.

Sonó el timbre y en ese momento entró por la puerta el chico peli verde al que había estado esperando, seguido por el profesor de Historia. Luffy maldijo su suerte y trató de concentrarse en la clase, mandando miradas que según él intentaban ser discretas a Zoro, que estaba sentado a un par de asientos junto a él. No dejaba de parecerle extraña su actitud y sentía que algo no iba del todo bien.

El moreno apretó un poco más el agarre de su bolígrafo al sentir otra de las miradas de parte del pelinegro. Llevaba toda la clase fingiendo que no se daba cuenta de ellas, pero estaba comenzando a colmarle la paciencia. Sabía que el chico estaba esperando hablar con él, las tantas llamadas y mensajes en su celular se lo decían, pero él no quería escuchar lo que tuviera que decir. Ya se lo imaginaba, le contaría acerca de su relación con el cocinero, haciendo uso del cuento “eres mi mejor amigo y quería que lo supieras primero”. No gracias. Por eso mismo se había asegurado de no entrar al aula hasta ver que el profesor se acercaba. Luffy no usaría ese cuento con él, no señor, porque a partir de ese momento, él oficialmente renunciaba al puesto de mejor amigo del pelinegro.

Conforme las clases pasaban, el pelinegro se sentía cada vez más ansioso y preocupado, Zoro no le hablaba para nada, ni siquiera lo miraba, y los malditos profesores que llegaban uno tras otro ni tiempo le daban para tratar de acercarse a él.

Una oleada de alivio lo recorrió por completo al ver salir al profesor de Química. Era la hora del almuerzo. Esperanzado guardó sus libros y volteó hacia el asiento de su amigo, sólo para darse cuenta de que no estaba ahí, sino que ya iba camino a la puerta del aula.

—¡Hey Zoro!

Ignoró el llamado y salió del aula sin dignarse a mirarlo.

—¿Y ahora qué le pasa?— preguntó Nami, quien había visto la escena y estaba parada junto al pelinegro.

—No lo sé— contestó sin despegar la mirada de la puerta.

—El hecho de que es un idiota no es nada nuevo— dijo el rubio. Se acercó a Luffy y colocó una mano en su hombro, dedicándole una sonrisa cuando el chico volteó a verlo. —Vamos a almorzar.

El menor sonrió y asintió ligeramente, aún preocupado por la actitud de su amigo, pero quería creer que no era nada malo, que se le pasaría pronto y que volverían a ser los de antes.

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<Miércoles>

Subió la escalera sin mucha prisa en realidad, esa parte de la escuela por lo regular siempre estaba desierta, sobre todo en época de calor, cuando todos preferían quedarse dentro del edificio con aire acondicionado.

Llegó al final del ascenso, donde se encontraba una puerta gris que supuestamente debería estar cerrada para que los estudiantes no salieran, pero siempre estaba abierta. Tomó el picaporte y abrió al mismo tiempo que daba un par de pasos al exterior, sintiendo la luz del sol golpeándole la cara. Cerró los ojos para acostumbrarse un poco y en ese momento sintió que lo jalaban de un brazo para que saliera por completo a la azotea.

Confundido se dio la vuelta, justo a tiempo para ver a Luffy cerrando la puerta detrás de él.

—Sabía que vendrías aquí— comentó el pelinegro acercándose un poco a él.

Zoro gruñó y se dio la vuelta de nuevo, caminando hacía la reja que rodeaba el área del lugar.

—Zoro— llamó su acompañante, sabía que estaba acercándose más a él y maldijo al chico por conocerlo tan bien y saber que estaría en ese lugar. —Zoro te estoy hablando.

—¿Qué quieres?— preguntó sin dignarse a verlo, con la voz más cortante que alguna vez había usado con él.

—¿Por qué me has ignorado estos días? ¿Qué hice para que te enojaras conmigo?

Maldición, ¿Por qué su voz tenía que sonar tan triste? Había una razón para que no hubiera querido escucharlo siquiera, y esa era que siempre terminaba debilitándose ante él, ante su voz y su mirada, él era su punto débil. Pero no esa vez, ya no más.

—No importa qué hiciste Luffy.

—¡Claro que importa! ¡Importa si eso te está alejando de mí!— exclamó tomándolo del brazo para obligarlo a voltear hacia él. —Por favor Zoro, dime qué hice, me disculparé e intentaré remediarlo— dijo mirándolo a los ojos.

El peli verde desvió la mirada, esbozando una ligera y triste sonrisa. ¿Remediarlo? ¿Acaso Luffy estaría dispuesto a dejar a Sanji sólo por conservar su amistad? Por supuesto que no, no lo haría. Y aún si fuera así, él no podría aceptarlo, no podría seguir siendo su amigo y que la historia se repitiera cada vez que el menor quisiera tener una pareja. Las cosas simplemente ya no podían seguir.

Haciendo uso de su mejor máscara contra emociones volvió a mirar a su acompañante. —El problema no es contigo Luffy, no puedes remediarlo— se soltó del agarre en su brazo y caminó hacia la puerta otra vez.

—¡Zoro!

Se detuvo a unos pasos de la entrada y apretó los puños. No era fácil, no era nada fácil, ¡Dolía joder! Tener que alejarse de la persona que amaba, y tener que fingir que no le importaba, no podría mantener su máscara por mucho tiempo.

—Entiéndelo Luffy, que te quede claro: A partir de ahora ya no somos amigos— declaró antes de regresar rápidamente al interior del edificio, sin darle tiempo al pelinegro de decir algo más.

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<Viernes>

—Esto ya se está saliendo de control— comentó la chica mientras veía al peli verde pasando de largo para buscar un mesa vacía en la cafetería. —Lleva días ignorándolo.

—Ese marimo idiota, ni siquiera sabemos qué es lo que le pasa— dijo el rubio al momento en que clavaba su tenedor en la ensalada. Casi le daban ganas de ir a molerlo a patadas, Luffy llevaba deprimido casi toda la semana por culpa de la estúpida alga andante y su afán por no hablarle. ¿Pero qué demonios le pasaba a ese idiota?

—¿Luffy?— preguntó Nami al ver a su amigo ponerse de pie, ocultando su mirada debajo del poco cabello que le caía en la frente.

Sanji también lo observó curioso, ver una imagen sombría de aquel chico no era algo normal, sabía que estaba alterado pero no sabía qué tanto podría estarle afectando.

*”A partir de ahora ya no somos amigos”* ¿Que ya no eran amigos? ¡¿Quién demonios le dio permiso de tomar esa decisión por sí solo?! El pelinegro tomó una lata de refresco que estaba medio vacía y se giró hacia donde el peli verde se había sentado. —¡Hey Zoro!—. Varias personas en la cafetería voltearon a verlo con curiosidad, pero él seguía ignorándolo. Apretó los dientes y le arrojó la lata que llevaba en mano, salpicando un poco del líquido por el suelo hasta que golpeó la cabeza de su destinatario, derramando el resto del refresco sobre él.

—¡Luffy!— exclamó la peli naranja, completamente sorprendida por la acción de su amigo.

El menor la ignoró, fijando toda su atención en Zoro, quien en ese momento se levantó de su asiento y volteó a mirarlo con una mirada furiosa.

—Ahora sí la hiciste Luffy.

 

Continuará...

Notas finales:

Bueno chicos, eso ha sido todo por hoy, espero que les haya gustado :D

Muchas gracias por leer, estaré esperando sus reviews con sus opiniones, sugerencias, reclamos, quejas o lo que quieran escribir para hacermelo saber. 

Nos vemos la próxima, cuídense mucho y besos. 

Misa-chan


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