La noche era tranquila, todo estaba en silencio, todo menos mi mente pues en el sigo recordando el sonido de tu voz, tu risa pero sobre todo tu nombre, no entiendo porque sigo pensándote nunca había tenido tanto interés por conocer una persona. Toda la noche estuve tratando de conciliar el sueño pero no tenía éxito, tu rostro siempre aparecía en él.
-al final no pude dormir- suspira cansado mientras camina arrastrando los pies hacia la cocina para prepararse un buen desayuno pero de la nada una idea le llega a la mente, tal vez si toma el desayuno en la cafetería de ayer lo volvería a ver, sin pensarlo dos veces volvió a colocar las cosas en su lugar dio media vuelta y se dirigió a su habitación, se acercó a su armario sacando de su interior unos pantalones azul cielo adornado con unas cadenas a un costado, una playera negra y un camisón de cuadros rojos, haciendo juego unos tenis rojos los colocó sobre la mesa y entró al cuarto de baño. Luego de unos minutos en la ducha toma sus prendas y se las pone. Baja las escaleras que dan con la sala, se detiene a verse en el espejo, su cabello sigue mojado y todo desordenado pero le resta importancia, toma las llaves y su cartera que estaban ubicados en el bol de la entrada y salió de su hogar.
Caminaba por la calle, pensando en que le diría si lo vería podía llegar de forma casual y saludarlo normalmente o pasaría a su lado como si no lo hubiera notado
-pero que estoy pensando, si hago eso pensara que lo estoy acosando o algo- a pesar de lo que había dicho ya se encontraba en aquel lugar, haciendo fila y esperando que su orden esté lista, miraba a todos los lado con el fin de dar con kurapika pero no veía rastro de su cabellera decidió esperar un poco más, esperó 20 minutos pero no había rastro de él, cansado decidió levantarse de su puesto, salir del lugar y dirigirse nuevamente a su departamento después de todo no había nada interesante, para él, en la calle.
Sacó su celular para mirar la hora, era temprano y no había mucho sol, aprovechando su salida se dirigió a una tienda de libros para ver que mercancía nueva había llegado. La librería solo estaba a 2 calles más arriba del café, por lo que no le tomó tanto llegar, abrió la puerta y entró.
-Kuroro!- sin que tuviera tiempo de reaccionar una persona se había lanzado a él atrapándolo en el caluroso abrazo- ¿Cómo has estado?- la joven chica le dedicó un gran sonrisa, en su rostro se notaba la felicidad de verlo
-vaya pero si eres tu Abi, estoy bien y tú?- correspondió su sonrisa y acaricio su cabeza, algo que él hacia siempre que la muchacha lo abrazaba
-bien bien, tenías tiempo que no pasabas por la tienda, ¿tienes problemas con los envíos? Porque si es así me encargaré del repartidor y le daré una lección solo déjamelo a mí-se había subido las mangas y empezó a hacer poses de combate y lanzando golpes en el aire, sí que era una chica muy enérgica.
-no hay problema alguno, solo decidí dar una vuelta y como estaba cerca aproveché en venir para acá-
-oh por dios ¿estas enfermo, te estás muriendo? Déjame buscar algo en el botiquín de emergencia, no, mejor llamemos a una ambulancia, ¿Cuál era el número?-
-no estoy enfermo y mucho menos muriendo, solo decidí dar una vuelta- respondió divertido ante la ocurrencia de su amiga, mientras trataba de calmar el escándalo que estaba armando.
-¿seguro?- colocó una mano sobre su frente para asegurarse de que su temperatura fuera normal- pues no tienes fiebre- retiro la mano para luego llevarse ambas a su cadera- ¿y bien, me dirás la verdadera razón de tu visita o debo sacártelos a golpe?
-¿debo tener una?- pregunta de forma inocente a su amiga
-obviamente! Tú no sales a voluntad propia y mucho menos te vestirías de esa manera- le reclamaba mientras inflaba sus cachetes
-vamos, solo tenía ganas de visitarte y claro ver qué libros nuevos han traído- llevó un dedo a sus cachetes y los fue desinflando, a pesar de tener 19 años podía llegar a ser muy infantil.
-si claro por eso el día de mi cumpleaños tuve que amarrarte, literalmente tuve que hacerlo para que vinieras aunque sea un rato, así que no creas que me vaya a tragar toda esa basura de “tenía ganas de visitarte”- al decir lo último lo dijo imitando su voz y haciéndole burla, cosa que le causo gracia a kuroro, de todas las personas que conocía definitivamente ella era la única en darse cuenta cada vez que el mentía.
Para ser dos personas tan diferentes se llevaban de maravilla, ya que se venían conociendo desde pequeños cuando Kuroro solo tenía 8 años mientras que Abi 5.
----14 años atrás----
Kuroro desde su juventud había sido un joven solitario no tenía amigos y siempre estaba leyendo un libro, de ahí viene su amor por ellos, ambos vivían en el mismo barrio el lugar era un basurero las casas estaban en ruinas, estas eran habitadas por familias numerosas, a pesar de la pobreza que residía ahí, los niños que sonreían, nunca entendió el por que los hacia sonreír de esa manera, muchas veces se llegó a preguntar si en verdad eran felices siendo pobre pero no le dio mucha vuelta al asunto ya que no era de su conveniencia, asi que retomaba nuevamente su lectura pero un día cuando iba de camino a su casa se topó con una pequeña niña, su piel era blanca, sus ojos cafés claros y su cabello era castaño oscuro, daba la impresión de ser una muñeca aunque una muy triste, la pequeña estaba siendo molestada por unos niños mayores que ella, se veía como su frágil cuerpo permanecía inmóvil soportando los comentarios de sus abusadores, sin pensarlo corrió en su auxilio, él no era alguien quien le gustara pelear y mucho menos por alguien que no conocía pero algo en su interior le decía que la ayudara. Una vez que llegó a su lado tomo el frágil brazo de la niña y la sacó del circulo en la cual había sido encerrada.
-¿oye rarito, a donde crees que la llevas?- dijo el mayor de los abusivos un niño de unos 10 años, parecía ser el líder del grupo
Kuroro ignoro la pregunta del mayor, solo siguió caminando para alejar aquella niña de ese lugar, sin embargo el otro niño tenía otros planes así que tomó una pequeña piedra que tenía ubicado al lado derecho de su pie y se lo lanzó directo a su cabeza, pero como kuroro poseía buenos reflejos pudo esquivar su trayectoria eso hizo molestar mas a su agresor, la piedra fue a dar a un niño que estaba pasando tranquilamente, para mala suerte era el chico mas agresivo de ahí por lo que no tardo en enfadarse y buscar con los ojos a su agresor, primero observó con ira a kuroro pero este solo lo observaba con indiferencia, sabía que no había sido el quien lanzo la piedra por lo cual no se preocuparía de que lo atacara y si fuera así pues se defendería, puede que por su contextura delgada no llegara a intimidar pero gracias a los entrenamientos que hacia con su padre conocía algunos movimientos de defensa. Los otros chicos quedaron horrorizados al ver a quien le había pegado la piedra por lo que decidieron salir corriendo del lugar dejando solo a kuroro y a la niña.
-¿por que me has pegado?- tomó por la camisa a kuroro haciendo que se levantara un poco del suelo, este ni se inmutó ante el joven solo se quedó observándolo en silencio cosa que molesto mas al otro
-d-disculpa pero no fue el quien te pegó - la pequeña niña salía desde atrás de kuroro respondiéndole en voz baja. El niño la miraba de arriba hacia abajo
-¿eres tan cobarde que una niña debe salir en tu defensa?- apretaba cada vez más la playera de kuroro esperando tener alguna reacción de su parte pero parecía que nada lo alteraba, se veía muy tranquilo como si no estuvieran hablando con él.
-disculpe señor será que puede soltarlo, el no ha hecho nada malo- esta se acerco al chico y lo tomo de su pantalón y tirando suavemente de ellos, cansado de que la niña interviniera le lanzó una bofetada haciendo que callera al suelo a unos cuantos centímetros lejos de ellos.
Una cosa era que se metieran con el pero otra era que lastimaran a una persona inocente y mucho mas si era una niña, molesto, kuroro tomó ambas manos del chico y le ofreció una patada en el estómago dejándolo sin aire, una vez libre de su agarre le dio otro golpe en la nuca haciendo que este cayera inconsciente, se acomodó su playera y camino en dirección de la niña, se agachó a su altura y con su manga empezó a limpiarle el labio ya que el golpe que recibió se lo había roto.
-¿estas bien?- preguntó con preocupación, la niña solo asintió como respuesta mientras trataba de secar nuevamente sus lagrimas kuroro extendió su mano para tocarle el rostro pero debido al estado en que se encontraba ella cambió su dirección y acarició su cabeza- tranquila no te haré nada, puedes confiar en mi- la niña lo miró impresionada al ver la sonrisa de kuroro, eso hizo que se tranquilizara y le devolviera una pequeña sonrisa. Desde ese día ambos eran inseparables, siempre estaban juntos, ella le contó que su mamá había muerto cuando le dio a luz y de como su padre siempre le echaba la culpa, le comento sobre el problema de alcohol de el y la vez en donde por primera vez su padre la había golpeado, en fin todos sus problemas, se los contó, se sentía feliz tenerlo a su lado de no ser por el seguramente se hubiera suicidado. Esta amistad no solo la cambió a ella, también tuvo su efecto en el, aprendió a ser mas abierto y expresarse mas seguido, a compartir pero sobre todo a reír.
----En la actualidad----
-bueno en visto de que no piensas decirme lo dejaré por hoy, tienes suerte de que tenga que hacer el inventario y colocar los libros en las estanterías-
-sabes que te diré, eventualmente- volvió a colocar su mano sobre su cabeza y empezó a revolver su cabello hasta dejarla despeinada
-oye, mira como has dejado mi cabello, eres un abusivo ¿lo sabias?- acomodaba sus cabellos mientras le sacaba la lengua a su pálido amigo
-empiezo a extrañar a la pequeña niña llorona, ella si que era bien mona-
-pues esa niña ya no llora más y para tu información he crecido 3 centímetros- con su dedo pulgar señala la puerta del almacén en donde se le veían unas marcas en el marco
-puede se pero sigues siendo pequeña para mi- volvió a revolver sus cabellos
-disculpe usted señor titán colosal, ya que presume tanto de su altura ¿Por qué no mejor me ayudas a colocar estos libros en la estantería de allá?- saca del mostrado una caja pesada de libros y se los entrega a kuroro, le dio la espalda y se encaminó hacia la puerta.
Tomó la caja y empezó a distribuir los libros ubicándolos en el lugar que le había mencionado Abi, uno por uno los fue alineando, en eso suena la campana de la puerta haciendo el llamado de que había entrado un cliente, kuroro dejó la caja en el suelo y volteó para asegurarse de que no fuera alguien quien quisiera hurtar en la tienda, para su sorpresa vio de que se trataba de ni mas ni menos que kurapika, cuando se giró para dirigirse a su dirección tropezó con la caja haciendo que cayera pero por reflejo se sostuvo de una de las estanterías aunque fue inútil puesto que cayó con estantería y todo habiendo un gran estruendo atrayendo la atención del rubio y de su amiga quien salí corriendo desde la parte trasera con un exacto en mano.
Kurapika corrió en su ayuda, sin saber de que se trataba de kuroro, empezó a retirar libro tras libro hasta dar por fin con el cuerpo de él. Kuroro se levantó del escombro sobándose la cabeza cuando subió la mirada se encontró con unos ojos azules observándolo fijamente
-kurapika!-
Continuará….