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| Fear | por gabkim21

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Notas del fanfic:

¡Holaaaa! 

Bueno les traigo este one-shot que salio gracias a una tarea de Estetica y pues le hice sus ajustes para que fuera un JongKey

Notas del capitulo:

¡Espero le guste! Y dejen sus comentarios de ser asi ~

Sentía el crujir de las hojas, esas mismas que le anunciaban que el otoño estaba acabando.  Las feroces ráfagas lo estremecían cada vez. Y ahí estaba, de nuevo, cubierto hasta el cuello con el edredón de cama, esa la que siempre lucia perfecta y bien ordenada, la que su madre se esmeraba por dejarla limpia y con fragancias de flores. En esos momentos ni el más mínimo olor podía percibir sus narinas, le era imposible.

 

Los fuertes sonidos cortaban el silencio penumbroso de la noche, esa la que le quitaba hasta el más profundo aliento. Antes sus noches eran las mejores, descansaba plácidamente mientras su madre lo arrullaba con esos ya tradicionales canticos, los mismos que su abuela le cantaba a su madre, toda un tradición.

 

Pero esos cantares desaparecieron con el tiempo, llegando así a su adolescencia; donde todo era sería perfecto. Al menos eso era lo que Jonghyun pensaba.

 

La soleada tarde se ocultaba tras esos amplios arbustos del jardín, amaba esa hora del crepúsculo. Era el momento más tranquilo del día.

 

-¡Mamá! ¿Dónde has dejado mis listones rojos de seda? –entró Sodam echando humos por el coraje.

 

-En tu estante de siempre –sonrió la mujer mientras seguía con su tejido.

 

-¡¿de verdad?! ¡No los encuentro ahí!

 

-Ahí los deje ayer, búscalos bien –ordenó de nuevo.

 

-¡Ahh! –respondió Sodam saliendo a zancadas del lugar.

 

El portazo pudo escucharse hasta el otro lado del salón, donde se encontraba “nana”.

 

-Como siempre haciendo rabietas la niña Sodam–se acercó con una gran sonrisa en el rostro, típicas de ella.

 

-Así es ella –Jonghyun se encogió de hombros.

 

-Seguro los ha perdido entre tanto buscarlos –habló su madre.

 

-Madre, deberías coser un cierre en la boca de mi hermana, seguro así deja de gritar tanto – se echó a reír tanto que sobaba su barriga para contener el dolor de tanta carcajada.

 

Su madre esbozó una leve sonrisa y no dijo nada más siguiendo con su costura.

 

Así la tarde esplendorosa transcurrió y con ella trajo consigo la noche. Esa misma oscuridad fue la primera de muchas otras que atormentaban a Jonghyun.

 

Se encontraba recostado sobre sus cobijas cubierto hasta los hombros, llevaba un par de minutos sin poder pegar los ojos. Era extraño para él porque era de los que rápidamente caía rendido ante los brazos de la oscuridad, pero esa vez no ocurría.

 

Se removió un poco y giró el rostro a la amplia ventana, buscando así una pronta distracción y poder dormir.

 

-Me estoy aburriendo –se susurró. Apretó los ojos con fuerza.

 

Cuando volvió a abrirlos algo había cambiado. Su habitación era oscura y solo un pequeño hilo de luz se escurría por la ventana, las cortinas lograban opacar gran parte de la luz, pero en ese momento la luz llenaba por completo la entrada del ventanal.

 

La tenue luz dejaba entre ver las ramas… un momento ¿esas ramas siempre estuvieron ahí? Fue lo que de inmediato se preguntó.

 

Las largas ramas comenzaron a formar figuras amorfas, sacudiéndose cada vez por el viento repentino que se presenciaba afuera. Esa escena comenzó a causarle severos escalofríos a Jonghyun, era la primera vez que tenía una vista así de aterradora en su habitación.

 

Sus ojos se abrieron desmesuradamente al darse cuenta cómo una perfecta silueta de un pequeño cuerpo se formaba entre las ramas. Sintió su cuerpo paralizarse del miedo y todo rastro de tranquilidad se esfumó de su rostro, le era difícil dar crédito a todo lo que veía, nunca antes había sentido tanto miedo con algo tan simple como eso.

 

Volvió a cerrar fuertemente los ojos, esperando que así todo desapareciera. Y así sucedió, de un momento a otro todo volvió a ser oscuro y tranquilo, los vientos cesaron y de pronto un listón rojo cayó lentamente sobre la ventana.

 

Con reparos se levantó de su cama y corrió a levantarlos.

 

-Es el liston… de Sodam –lo examinó de cerca solo para comprobarlo. Giró rápidamente hacia el ventanal y no había nada más que la oscura noche.

 

Después de ese día las noches parecían repetirse, aunque algunas veces parecían más cómo si fueran producto de un sueño que de la realidad misma. Pensó muchas veces en contarle a sus padres pero no tenía ninguna prueba de ello, solo era él y esa misma imagen que parecía reproducirse noche tras noche, la figura de ese chico.

 

Con pocas ganas y cada vez con las ojeras más marcadas en su rostro se dispuso a salir y dar una vuelta cerca de los alrededores de su casa antes de que el sol se ocultara por completo.

 

Las pisadas eran un tanto dudosas gracias a que desde el ángulo en qué se encontraba Jonghyun podía ver claramente su casa; su habitación que estaba en el segundo piso era la que más resaltaba.

 

Las mismas sensaciones de pánico se fueron instalando en su cuerpo, sabía que tenía que volver ahí y enfrentar a su gran y nuevo miedo. Pero antes de emprender su camino sintió como algo frio jalaba de su muñeca.

 

Girándose para encontrarse con lo que fuera que estuviera tocándolo se topó con una gran sorpresa.

 

-¿Uh? –sus ojos se clavaron en la figura que tenía frente. Era un chico, con el cabello oscuro como la noche misma, sus afilados ojos que parecían hipnotizarlo, era unos pocos centímetros más alto que él, pero sobre todo y lo que resplandecía más era su pálida piel, brillaba bañada por la luz de la luna. Tenía un listón rojo atado alrededor de sus azabaches hebras, formando un perfecto moño.

 

-¿Te vas tan pronto? –preguntó esa misma silueta que lo aterraba por las noches, su voz salió ronca y fría.

 

- Yo… solo –su lengua tropezaba y las palabras parecían quedarse dentro, impidiendo si quiera que pensará coherentemente. Quería correr y huir de ahí, quería gritar y mostrarles a todos lo que al fin había tomado una forma, lo que su miedo había sido capaz de transformarse. Pero no lo hacía y no sabía por qué diantres su cuerpo no reaccionaba.

 

-Anda vamos, te acompañaré como siempre –le susurró acercándose y tomando su mano para guiarlo.

 

-¡¿Qué haz… dicho?!

 

-Que ya es tarde y debemos ir a tu casa, la noche no se hace esperar –jaló de nuevo de su brazo.

 

Quiso describir cómo se sentía y lo que su cuerpo podía sentir con ese toque, pero simplemente no lograba conseguir las palabras correctas para hacerlo.

 

Sus piernas se movían solas dejándose guiar por aquel misterioso chico. Esperaba realmente poder entender al menos algo de todo lo que estaba ocurriendo, pero su mente se bloqueó y su cuerpo actuaba solo y estaba hecho un mar de miedo.

 

Sin darse cuenta ya habían llegado a su casa pero de un instante a otro dejó de sentir ese frio en su mano.

 

-¿Qué… fue… todo eso? –su respiración se normalizo y al fin logró articular una palabra.

 

Miró a su alrededor en busca de esa presencia, de esa figura, de ese chico.

 

Nada.

 

No había ningún rastro de él, con los ánimos acabados entró a su casa.

 

Con la mirada agachada pasó por el corredor sin fijarse en la sala principal.

 

-Cariño ¡anda ven aquí! –le hablo su madre –no seas irrespetuoso con nuestros invitados.

 

Frunció el ceño, no sabía de qué hablaba su madre.

 

Dispuesto a decirle de la forma más cortés que podía, que no tenía ánimos de estar ahí.

 

-Madre no creo que sea… -sus palabras murieron al ver al frente. Ahí estaba sentado junto a su madre; el chico.

 

-Hola, mi nombre es Kibum –hizo una leve reverencia y mostrando una cándida sonrisa.

 

Su mente parecía conectar todo, solo un segundo bastó para reconocerlo.

 

Llevaba unos pantaloncillos oscuros, sus largas calcetas resaltaban entre ellos y una camisa blanca arremangada en los extremos. Sus cabellos oscuros estaba perfectamente peinados sin rastro alguno de ese listón rojo que minutos antes le había visto.

 

No era un sueño ni mucho menos otra de sus tantas pesadillas, era real y ya tenía un nombre.

 

-Hola –pronunció con dificultad.

 

Su madre le lanzó una mirada suspicaz y se levantó para sentarlo junto a sus invitados, sus nuevos vecinos; conformaban una feliz pareja con su hijo único. Llegaron a presentarse, pero ella era astuta y esas miradas entre ambos chicos decía algo más...

 

-Parece que se conocen –aseguró.

 

-Podría decirse que ya nos habíamos visto antes ¿verdad? –giró su rostro hasta encontrarse con el de Jonghyun.

 

Solo asintió.

 

-Como en un sueño –susurró solo perceptible para ambos.

 

Tenía un nuevo amigo, un nuevo sueño. Ya no solo una silueta lo acompañaría por las noches, ahora lo tendría de tiempo completo, lo tendría a él… y ya no a ese miedo. El único miedo que se instaló en su corazón era no pasar el resto de su vida con Kibum.

 

-Solo que este sueño durará para siempre –le repitió el pelinegro con ese mismo tono. Entregándole ese moño rojo.

 

Sus miradas cómplices se conectaron.

 

Estaba seguro, ya ni a eso tendría miedo.

 

 

 

 

Notas finales:

Fue algo corto pero bueno ahi esta el JongKey hermoso


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