Appearance
Takeshi nunca cometía errores, era un excelente alumno, destacaba no solo por su atractivo sino por su amabilidad y la alegría que desbordaba a diario. Para gran parte del colegio Takeshi era perfecto en todo sentido.
Mitsuharu Takeshi a sus 17 años era un alumno admirado y respetado por todos, no solo por ocupar el cargo de kaichou de su colegio, sino además por la confianza que gran parte del alumnado y profesorado tenían en él. Poseía unos hermosos ojos grises que junto a su castaño claro cabello hacia una perfecta combinación, con 1.70 de altura y un cuerpo tonificado debido a las largas horas que pasaba entrenando basquetbol en el equipo de su establecimiento, el joven kaichou era objeto de muchas confesiones de amor por parte de sus compañeras a las cuales el rechazaba de la manera más amable posible, porque él era el kaichou, era Mitsuharu Takeshi y como tal él debía ser amable ante toda situación, aun cuando quisiera quitarse a las lapas que tenía por compañeras de encima y enviarlas a quitarse el exceso de maquillaje que siempre cargaban encima en el rostro, pero no podía, él debía de cumplir un papel y aunque por dentro muriera de ganas de gritarle una y mil barbaridades a las fastidiosas compañeras que tenía solo sonreía amablemente y las rechazaba cortésmente.
Mitsuharu Takeshi debía ser perfecto, era el kaichou después de todo. Siempre dispuesto a lo que los profesores le solicitaran o a las dudas y necesidades de los alumnos, un alumno ejemplar. No maldecía, no bebía, no se metía en pleitos, siempre amable, y con calificaciones perfectas.
-Mitsuharu-sempai- una dulce voz detuvo a Takeshi cuando estaba subiendo las escaleras.
-Pasa algo Chiharu-san- dijo Takeshi mientras sonreía amablemente.
- yo…yoo- susurro una sonrojada Chiharu- ¡ME GUSTAS! SAL CONMIGO POR FAVOR- grito Chiharu con el rostro como un tomate.
Con una leve reverencia y un gesto apenado el kaichou la rechazó y se retiró a un lugar que solo él conocía.
Cuando ingreso a aquel salón vacío Takeshi temblando ligeramente inhalo y exhalo varias veces y suspirando de manera cansina dijo:
-estoy cansado de toda esta mierda- se pasó la mano por el rostro varias veces en claro gesto de frustración- hasta cuando entenderán que si las rechazo es porque no quiero nada con ellas ¡joder!- exclamo enfadado Takeshi.
Una sonrisa burlona asomo por su rostro- pero claro las muy idiotas solo tienen tintura n el cabello y no entienden lo que significa no- apretando los dientes- esta es la tercera vez en la semana que la zorra de Chiharu se me declara y ni hablar de la vez que se metió en el baño de hombres para hacerme ver lo bien que la podría pasar con ella- su frente se sombreo al recordar eso- es una idiota, todos en este maldito colegio son unos idiotas- dijo el ¿perfecto? Kaichou.
-valla valla- dijo una voz burlona muy conocida para Takeshi- que pasaría si alguien oyera a hablar al kaichou así- dijo un azabache de ojos dorados y cabello extrañamente azulado.
-cierra la puta boca Kaito- pronuncio Takeshi con un deje de cansancio- estoy cansado de esta mierda, cansado de ser el imbécil al que todos acuden, detesto que piensen que soy perfecto- detesto que en mi casa me obliguen a ser el hijo modelo…kuso! Ya no quiero más- dijo con voz lastimera y sujetando su cabeza con ambas manos mientras unos ligeros sollozos se escapaban de sus labios- ya…ya no..- susurro con tristeza.
Con pasos ligeros Kaito se acercó donde se encontraba el kaichou y tras quitar las manos de este de su rostro le limpio lenta y cuidadosamente las lágrimas que escapaban por sus ojos.
-¿otra pelea con tus padres?- preguntó mirándolo a los ojos.
-S-si- respondió bajando la mirada sonrojado.
Kaito bufó fastidiado- de seguro fue por mí ¿no?- pregunto molesto, ante el silencio del otro se apartó bruscamente dándole la espalda- tsk… si tus padres se molestan porque seamos amigos no quiero ni imaginar que dirán cuando sepan lo nuestro- dijo molesto girándose a encarar a su “amigo” y el verlo con la mirada gacha sin decir nada solo incremento su furia- a la mierda con todo-dijo resignado-tu seguirás siendo el estudiante modelo y yo el vándalo patético perdedor-y mientras se encaminaba a la puerta dijo- tú con tu vida y yo con la mía, pero esta vez por separado.
Kaito estaba por abrir la puerta cuando Takeshi se abalanzó sobre el para abrazarlo perdiendo ambos el equilibrio y cayendo al suelo estrepitosamente.
Takeshi aprovecho esto para esconder su rostro en el cuello del azabache y abrazarlo con más fuerzas como si tratara de fundir sus cuerpos en uno solo.
-un año…- dijo Takeshi en un susurro
-¿eh?.. Un año ¿que?- espetó Kaito molesto
-solo un año y cumpliré la mayoría de edad, cuando eso pase me largare de casa y dejare de fingir- abrazándose mas a Kaito- si en este momento por solo ser amigos me limitan las veces que puedo verte si se enteran de lo nuestro me alejaran completamente de ti- dijo con voz temblorosa-por favor- susurro mientras levantaba el rostro y lo miraba implorante.
Kaito bufo divertido y un poco menos molesto y le reprocho- si me miras así no hay coa que pueda negarte- se acercó hasta quedar a centímetros de sus labios- vas a tener que recompensarme todos los días restantes hasta que termine este año- ronroneo cual gato sobre los labios del kaichou y mirándolo de manera pervertida devoro sus labios en un beso que el otro respondió al instante y que poco a poco comenzó a subir de intensidad.
-No me molestara en absoluto recompensarte- dijo el kaichou mientras se restregaba sensualmente sobre su “amigo”- es más-susurro acalorado y sonrojado- será todo un placer- finalizó lamiendo el cuello de su acompañante.
Y mientras la ropa iba desapareciendo poco a poco en aquel salón cuya localización solo conocían los que en este momento estaban utilizándolo, en el resto del colegio todos se preparaban para comenzar sus clases y nadie se preguntaba dónde podría estar el kaichou ni Kaito, el primero porque debía estar cumpliendo alguna obligación y el segundo porque era un vago y no le interesaban las clases
Porque así eran las apariencias, uno amable, atento y responsable, y el otro un vago, despreocupado y antisocial.
Pero las apariencias son solo eso, porque nadie sabía la cantidad de maldiciones que el chico amable podría soltar ni lo pervertido que podría llegar a ser, tampoco sabían que la faceta que demostraba ante todos solo era producto de los deseo y obligaciones impuestas por su familia. De la mima forma tampoco sabían que aquel joven vago y antisocial era muy cariñoso cuando se lo proponía, una persona de confianza y que amaba demasiado a su persona especial, ni tampoco sabian las circunstancias que lo llevaron a cerrarse del mundo y no interactuar mucho con las demás personas, solo lo sabían aquellos dos que en este momento a través de caricias y palabras de amor se quitaban sus máscaras y disfrutaban de su amor sin nada que aparentar.