Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Munr por BB Asmodeus

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Este capitulo tiene dedicatoria especial a todas aquellas personas que han dejado sus hermosos reviews! Más que para mi, este fic es para ustedes, que tambien aman esta parejas. ;) Beshitos.

IV.

[+][+][+]

"Eres un verso en riversa,

un riverso.

Despertaste y

le diste vuelta mi universo."

-Calle 13 (Ojos Color Sol).

[+][+][+]

 


 

 

Un estado nebuloso los condujo. Los jaló, con más impulsividad de lo acostumbrado.

Rígido en su postura, sostenido en el cuello de Toothless, su jinete no dijo nada en su voz humana. Sin embargo, Toothless podía leer sus pensamientos, de todas maneras. Lo conocía así de bien.

Hiccup estaba nervioso. Estaba tenso. Estaba hirviendo por dentro.

No había otra cosa que Toothless no quisiera hacer más, que entregarle alivio. Lo haría… Le otorgaría, lo que su Munr tanto necesitaba.

Volando sobre la villa, Toothless tuvo cuidado de irse por una trayectoria menos transitada, escondiéndose entre las sombras de la nueva noche, como las cómplices que eran. Sólo el delineo de su aura azul podría ser la pista que los delatara.

Gobber estaba saliendo de la choza de los Haddock, pero cuando los logró ver aterrizar sobre el techo, el hombre se fue cojeando, irónicamente tapándose sus orejas mientras recitaba "¡No veo nada! ¡Soy de piedra!" Se ganó únicamente confusión de parte del dragón. Estos humanos eran tan ocurrentes. Era innegable.

Así como era innegable el hecho, de que ahora, Toothless le debía un gran favor al viejo vikingo. Sin sus habilidades en el trabajo manual, Toothless no hubiera podido depositar a Hiccup en la ventana de su recámara con un corazón emocionado, ansioso por mostrarle su tributo. Sin la asistencia de Gobber, Toothless no hubiera podido apreciar el tambaleo de las rodillas de su humano, atorándose a la hora de bajar de lomo, como un vil inexperto. Había unas largas cortinas separándolos de la recamara, así que, el suspenso estaba montándose al triple.

"¡Maldita sea, suéltate!" Con un chillido, Hiccup jaloneó la correa uniéndolo a su dragón. De reojo, el dragón notó que tanto los dedos humanos temblaban.

Aún más inquieto que el humano, Toothless anuló el material con un mini-blast, cortándolos al instante. Hiccup brincó al presenciar la solución tan precipitada, aunque murmuró un agradecimiento. Su montador se recargó en el marco de la ventana, observando las cortinas bailar con la brisa. Estaba preparándose para lo que encontraría del otro lado.

Toothless, balanceándose en el perchero, y sin más ganas de alargar la espera, roló sus ojos y con sus dientes sujetó la armadura del humano, introduciéndolo a fuerzas a su hogar.

Batiendo sus brazos, Hiccup se dejó manipular, confiando en que Toothless no lo dejaría caer, a pesar de sus protestas. "¡Está bien, está bien! No quise verme mal agradecido, solamente estaba—"

Toothless lo soltó. Se apresuró a estacionarse a su lado, queriendo absorber la expresión en el joven.

Una mano todavía permanecía enredada en sus matas rojizas, cuando el mentón de Hiccup comenzó a descender. El verde de sus engrandecidos ojos tomaron otra encantadora gama, al ser acompañados por las mechas prendidas de velas a su alrededor. Otra obra de Gobber, sin duda.

"—pensando." Su jinete sacudió su cabeza. "Toothless. Esto es…"

Toothless aguardó, intercambiando miradas entre la silueta del humano y su nuevo lecho.

Hiccup lo sorprendió. En lugar de proseguir con sus tropezones de lengua, se arrebató hacia el protagonista de su interés. Hiccup estiró sus manos, deteniéndose justo cuando sus dedos acariciarían ocre lijado.

"…Increíble." Se le fue otorgado como veredicto, una sonrisa tornándose hacia Toothless, para darle la cara.

En la pared, donde anteriormente había descansando el escritorio de Hiccup, ahora residía su nueva sleepy-slab. Era el triple del tamaño de aquella jaula de madera que su humano había estado usando. La base del lecho había sido hecha totalmente por el dragón, piedra afilada directamente por sus garras, otorgándole la firmeza justa. Fue lo segundo que Hiccup apreció, agachándose para valorar el trabajo.

"Tú lo hiciste, ¿verdad? Toothless, esto es trabajo fino. Es… Wow, ¿cuánto tardaste en hacerlo, amigo?" Toothless sabía que su humano no quería una respuesta precisa, sino que más bien, estaba sacando todos sus nervios por medio de su boca. Snotlout solía llamarlo verborrea. "Y estos soportes—Son obra de Gobber, estoy seguro. Con razón… por ahí escuché que tus lacayos estaban cargando madera… Huh, ¿qué hay debajo de estas pieles? Tooth', ¿dé donde las obtuviste, por cierto? ¡Dime que no degollaste a las victimas tú mismo!" Se le fue dirigido entre risas exaltadas.

Toothless sonrió, dejando colgar su lengua. Negó con su cabeza. Habían sido un obsequio. Así como la lana de oveja que rellenaba el colchón. Había utilizado las hojas más grandes y firmes para cubrir la base de roca. Después, había proseguido con musgo, y ramas pequeñas y delgadas, para armar una red de soporte—Y si Toothless había agregado unas cuentas ramas de césped de ajo a la mezcla, Hiccup no tenía por qué saberlo. Las pieles de oso habían sido idea de Valka, puesto que estaban en invierno y Hiccup tenía que mantenerse protegido del frío. Cuatro gruesos postes rodeaban la cama, resultantes del árbol que Toothless había escogido, con mucho detenimiento. Gobber había manipulado el material hasta darle la forma correspondiente, así como también, el humano se había encargado de ensamblar los elementos a la cama.

Lo que sí Toothless no había previsto, había sido el techo adornando su nido, culminando en las partes altas de los soportes. Con las ramas restantes, que el dragón había descalificado por ser muy grandes y gruesas, se había tejido una cubierta. Una corona no muy disimilar a la que el mismo Toothless vestía, creada de ramas desnudas, adornaba la parte frontal del techo. Hablaba en nombre de la creatividad humana, Toothless admiró. Por si fuera poco, algunas de las largas ramas de sauce que había arrancado, estaban sirviendo de ligeras cortinas a los dos costados principales de la cama.

Saliendo de su propia inspección silenciosa, las orejas de Toothless captaron un sonido que, irremediablemente, cegó sus sentidos.

Cuero rechinando, metal crujiendo contra la superficie del piso. Hiccup. Levantando su pierna izquierda, deliberadamente encorvándola en el punto de su rodilla, para posarla sobre el pie de la cama.

Hiccup, dándole las espaldas por unos momentos, para luego torcer su perfecto rostro hacia Toothless, en el momento que su peso fue aceptado y resistido por la fuerte base del nicho. Cejas bermejas se elevaron, con un doble significado. "Creo que aguantará."

Gruñendo con un tono más primal, Toothless comenzó a acercarse, deseo-hambre-calor-azul guiando sus pasos.

"No, espera." Se le fue pedido con voz ronca, todo su frente valiente minimizándose a un urgente susurro. "Espera. Sólo espera un poco más. Quédate allí." Toothless titubeó, sus uñas marcando el piso con el ímpetu de su duelo interno. "Mírame, Tooth'. Sólo mírame." ¿De qué hablaba su tonto humano? Toothless no podía hacer otra cosa más que mirarlo. Respirarlo. Beber de sus movimientos. "Confía en mí."

Toothless respingó, aplastando sus orejas para agudizar su escucha. -Confío-confío-confío.

Todavía hincado en la cama, Hiccup tomó su silencio como aceptación. Retiró sus mancuerdas, sin más. Las arrojó al piso. Inmediatamente después, continuó con su armadura. Ahora, con movimientos más mesurados. Un hombro, luego otro. Ataduras fueron aflojadas con cuidado, un candado siendo abierto con la destreza de las manos de su Munr. Toothless contó los sietes clicks que se necesitaban para remover los seguros. Con la galanura súbita de las cascadas, cuero y metal cayeron de los hombros del humano.

Hiccup giró su cuerpo hacia su espectador. "Casi termino. Lo prometo." Y como si su dragón no estuviera a punto de la locura, un guiño marcó su promesa. "Pásame la mochila, ¿quieres? La necesitamos—¡Cuidado con la velas!"

La mochila fue mandada sin la gracia, o la coordinación, que Hiccup había estado empleando. Aunque, Toothless hizo lo posible para que la noche no fuera arruinada con un incendio.

"Gracias." Apresurándose—¿Sintiendo la misma desesperación? Tenía que percibirla. Toothless no podía ser el único—el vikingo prosiguió con sus cinturones de piel, pronto sumándose al montón del piso. Después, Hiccup se acostó sobre el nido, mirando directamente a los ojos del dragón. "¿Podrías hacerte cargo de mi bota?" Y no esperando por una afirmación, el joven se perdió en los adentros del infame morral, murmurando para sí. "Veamos, aceite de anís, arena, cuarzos… ¡Mis notas! Muy importante—¡Toothless! ¡Esa no es mi bota! ¡Mal chico, mal chico!"

El dragón fingió su mejor cara de inocencia, (y su corona debía de estar perpetuando su acto) al ser apuntado por un histérico humano. Aunque, ¿qué había de malo si olfateaba un poco más arriba que la bota de su humano?

Hiccup terminó de patear la afamada bota, aventándola a un lugar de poca importancia. El joven se alzó sobre sus codos, su expresión escandalizada transformándose a otro tipo de matiz facial. "Oh, es cierto. Faltas tú. Ven aquí, necesito quitar tu arnés."

Posando sus patas frontales sobre la cama, Toothless cerró sus ojos mientras su jinete se dedicaba a desvestirlo con la misma eficacia, concentrándose en la esencia de girasoles y cerezas. Cuando el proceso fue finalizado, sólo bastó una sacudida para que su pechera cayera de su torso. Una palmadita sobre su costado fue lo más que entraron en contacto, y Toothless maulló al sentir a su humano alejarse. Cuando abrió sus ojos, Hiccup estaba parado en la cama, justo frente a él, el mismo martirio dibujado en su rostro.

-Apúrate-Apúrate-Apúrate.

Hiccup asintió, sus labios partidos en algo que nunca terminó de comunicar. Se dio media vuelta, sentándose sobre la cama, para sacar más ingredientes. "Thor, estoy tan nervioso. Mis manos están sudando."

Ronroneando, Toothless frotó la punta de su trompa contra la espalda de su Munr, ofreciendo consuelo. -Amo tus manos. Hiccup creaba maravillas con sus manos. Con ellas, Hiccup había armado el milagro de hacerlos volar, cuando hubiera sido imposible.

"Tu corona me hace cosquillas…" Una ligera risa sonó entre los dos, sirviendo para suavizar la atmósfera. Hiccup necesitó tomar profundas inhalaciones, antes de proseguir, sus espaldas subiendo y bajando, bajo el contacto de su trompa. "Bien, bien… Ragna me dijo que en primera debía asegurarme que todo de ti estuviera pensando en mí. Solamente en mí. Sé que lo estás haciendo—¿Verdad?" Para la sorpresa de Toothless, el joven recargó su peso en su trompa, restregándose por completo. "Cada inhalación que estás tomando es de mí, cada sonido, cada nota de mi voz. Estás hundido en mi… ¿cierto, Toothless?"

En respuesta, Toothless lo jaló de su blusón, volteándolo a la fuerza hacia él. Hiccup se desplomó sobre la cama, rodeado de pétalos de rosas. En sus manos, el humano tenía un frasco de vidrio.

Toothless posó su hocico sobre el torso del muchacho, gruñendo. Pidiendo. Rogando.

Hiccup nunca rompió su conexión visual, abriendo el frasco. "No hay nada más en lo que esté pensando yo, Tooth'. Creo que… estoy escuchándote en mi cabeza… O estoy enloqueciendo en verdad… Como sea. Sé qué es lo que quieres de mí. Eres Ramr." Aceita fue derramado por palmas humanas, y entonces los dedos de su humano se posaron sobre su frente, creando marcas invisibles con el líquido. "Eres mi Gætir." La corona fue retirada de su cabeza, y con una sonrisa a labio cerrado, la arrojó hacia uno de los postes superiores, donde dio en el blanco y quedó colgando.

-Soy tuyo. Toothless intentó comunicar con un gorgojo. -Tuyo es el único título que importa.

"Hay tantos pasos que estoy ignorando…" Riendo con nervios que el dragón podía oler, Hiccup miró a su alrededor, donde los ingredientes estaban ya regados por la cama. Lo único que se había mantenido a salvo, era la botella de aceite. Respirando hondo, el vikingo retornó algo de su compostura. Estirando su brazo derecho, el joven alcanzó tres piedras extrañas, demasiado brillantes para ser consideradas piedras normales, y se las ofreció a Toothless. "¿Hazme un favor? Coloca estos cuarzos en cada lado de la cama, justo en el centro—No hagas esa cara, ¡ayúdame!"

Gorgoreando con impaciencia, el dragón cedió a la petición. No estuvo seguro de haber cumplido con los requerimientos, pero cuando la cabeza de Hiccup se asomó para cerciorase, asintió con aprobación.

"Bien. Ahora…" Sosteniendo, lo que parecía ser arena de mar en sus manos, Hiccup comenzó a hacer un anillo alrededor de la cama, como la silueta de la luna llena, recitando partes de la canción que el dragón ya había escuchado en el vuelo de regreso. "Omnia vincit amor… et nos cedamus amori." Al finalizar la peculiar danza, la arena brilló de manera hipnotizadora, destellos dorados dejando a ambos parpadeando. Cuando humano y dragón intercambiaron miradas, sonrisas fueron compartidas. "Esperemos que ésa sea una buena señal, chico."

Aquellas rocas de mineral precioso, estaban vibrando en el piso, zumbando como colmenas de abejas.

Hiccup se metió al círculo, posicionándose hasta el extremo lejano de la pared opuesta. Removió su blusón por completo, desnudando su torso esbelto. Estiró sus manos hacia el dragón. "Ven aquí." Mientras la orden fue realizada, más rezos fueron saliendo de sus labios. "Hamr nos ha moldeado. Nos separó en nacimiento. Pero, Líkarm nos ha traído hasta aquí."

En las pupilas dilatadas de su pareja, el azul de su ser estaba reflejado. Toothless estiró sus alas esplendorosamente, mostrando su potencial como Munr. Su fuerza necesitaba ser expuesta para ganar el respeto de su frigg.

Todavía de pie, Hiccup sacó una navaja de su bolsillo. Cortó la palma de su mano derecha. "Mun þú mik, Hugr, man ek þik… Unn þú mér, Munr, ann ek þér…" Su mano ensangrentada se plantó en el pecho de Toothless, justo donde yacía el corazón, pulsante, vivo. Cuando habló de nuevo, la voz de Hiccup estaba tiritando. "Recuérdame, Sál… como yo te recuerdo… Ámame, Sál, cómo—cómo yo te amo."

Todas las velas se apagaron de golpe, pero la oscuridad no importó. Aun así, el hermoso rostro de Hiccup se mantuvo alumbrado de azul. De lumbre azul.

De las llamas del Sál de Toothless, cuando éste fue extraído de su pecho, enredándose entre los dedos del humano.

"Por Odín." Fue dicho con una bocanada de aire ahogándose en la garganta del artista. Todo en Hiccup reflejó, que tanto el vikingo, no podía creer lo que estaba consiguiendo.

Toothless gimió. Podía sentir cada roce de las yemas de Hiccup sobre la textura de su alma, cada movimiento. Fue una experiencia inexplicable. Debilidad dobló sus cuatro patas sobre la cama, más no cayó. Sus gemidos se alargaron, entre dolor y placer. Placer tan exquisito que lo hizo temblar.

Hiccup estaba jadiando. Toothless podía escucharlo. Anhelando por verlo, levantó su cabeza.

Ver su Sál siendo abrazada, siendo acogida como un trofeo en las manos de su jinete, provocó en Toothless un rugido. Un rugido de pasión.

"Oh, Toothless…" El mismo humano gimió con la futilidad de emociones que quiso esconder. "Lo sé, lo sé—Puedo sentirlo—Puedo sentirte." El fuego de su Sál se entrelazaban con los dígitos de Hiccup coquetamente, danzando entre sus dedos sin ocasionar algún daño. "Aguanta. Aguanta un poco más—Casi termino."

¿Qué otra opción tenía Toothless, más que esperar?

Con mucha dificultad, pudo seguirle la huella a Hiccup. Sin embargo, su intenciones fueron leídas desde el fulgor incandescente del Sál del dragón. Con su mera alma en sus manos, Hiccup no necesitaba hablar, Toothless lo podía escuchar claramente mediante su conexión espiritual.

Si Hiccup le pidió sentarse sobre la cama, Toothless apenas lo procesó. Si Hiccup cortó delicadamente una línea en su garra derecha, Toothless apenas lo percibió. Si su garra fue entonces posicionada sobre el pecho humano, Toothless apenas lo distinguió. Lo único que le importó fue realizar su llamado.

El único pensamiento imperativo en su ser, fue arrancar la mitad de su Sál del primitivo cascarón de hueso y carne que los separaba.

Si Hiccup gritó ante la liberación de su radiante sol interno, Toothless apenas escuchó.

Lo único que importó, fue ver con sus propios ojos, las llamaras naranjas de su Sál gemela.

Un sol resplandeciente, el corazón de todo incendio, puro y consumador.

Ven-Ven-Ven, le cantó Hiccup, sin voz. Ven-ven-tócame-tócame.

"Toothless." Fue la conclusión del ritual, el verde desaparecido de los ojos de su Murn, cuando sus miradas encontraron un sendero para conectarse, entre las llamaradas de sus deseos. "Óst min, kyss mik."

Así que, Toothless besó a Hiccup.

 

 


[+][+][+]


 

 

Cuando Toothless lo besó, no fue con labios físicos.

Fue un beso de llamas, Sál a Sál, encontrando Comunión.

Azul se mezcló con Rojo, fusionándose en un sólo ser.

Toda razón se esfumó de su mente.

Todo lo que Hiccup conoció fue el inmenso placer de estar dentro de su amado. Ya no existió como un solo. Eran Hiccup y Toothless, suspirando con el risueño del primer beso.

Aun sin labios, el calor de tener una boca sobre la suya, fue la experiencia que lo cautivó. El momento mágico de ser saboreado con curiosidad y Hambre-Hambre-Hambre lo hizo maullar vencido, dejándose conquistar. Aún sin manos, percibió caricias por cada ángulo de su ser, recorriendo sus piernas, presionando las curvas de sus muslos. Ser bañado por besos sobre su pecho fue intangible, pero a la vez, tatuado sobre su alma. Una mordida sobre su hombro dolió hasta lo profundo de sus entrañas, disfrutando la marca posesiva con un gemido sofocado.

"Munr-Munr-Munr" escuchó, con la voz de Toothless cayendo sobre sus oídos.

"Munr-Munr-Munr," fue lo que murmuró de vuelta, abriendo su forma metafísica a las ansías de su amante.

Como tener dedos apretando el sensible pilar de su pelvis, electrizante delicia lo elevó y elevó—Si Hiccup tuviera caderas, las estuviera alzando, desesperadas por un objetivo, rogando sin una pizca de vergüenza. Si Hiccup tuviera piernas, las estuviera estirando, ofreciendo su eje, abriendo los secretos de su cuerpo humano para la posesión de Toothless.

Si tuviera manos, Hiccup encajaría sus uñas en piel escamosa, se colgaría de un grueso cuello negro, y rasparía aquellos puntos tiernos, que disparaban locura en su amante. Si tuviera dientes, mordería una aleta con el mismo propósito de posesividad. Si tuviera las limitaciones de sus dedos, navegaría por el sur del inmenso cuerpo reptil, hasta averiguar de dónde nacía la cúpula de sensaciones de su Munr.

Pero, no tenía dedos, o una boca, o limitaciones humanas. Y no importaba, porque aun así, el simbolismo de tales acciones dio el mismo resultado.

Aunque las caderas de Hiccup no fueran materiales, el núcleo de su deseo se desnudó con la potencia de su pasión. Aunque las escamas no fueran tangibles, el roce de pieles de dos diferentes texturas se pudo percibir, a un nivel más allá de lo físico.

Hiccup se lo había preguntado, una y otra vez: ¿Cómo hacerte el amor, sin caer en lo perverso? ¿Cómo romper con la barrera de nuestros cuerpos?

Ahora tenía sus respuestas.

Ya no eran meros humano y dragón, en esta dimensión de vida. Sus Sál no eran mortales, no estaban sujetas a las reglas del mundo físico, y podían recrear los anhelos de sus amos, sin convertir su amor en tabú.

Cuando Hiccup jaló, presionó, acarició, mordió, gimoteó, sonrió, y empujó a Toothless hasta tenerlo a su merced, fue con la certeza de que estaba haciéndole el amor a su Munr, de la manera que estaba destinada.

"Eres hermoso." Se le fue plasmado en la curva de su cuello, una manifestación de Toothless, nunca antes escuchada. "Mi Hiccup, mi sol. Deseo tu piel, y devoro tu sabor porque es mi néctar preferido. ¿Puedo marcarte? ¿Puedo besarte todo? ¿Puedo tomarte de las mil formas que sean posibles?

"¡Sí, sí, sí, sí!" Ciego, urgente, gimiendo ante la lengua absorbente y cosquilleante del dragón, Hiccup rogó por ser tomado. "Hemos esperado tanto... Ya no hay que aguardar más."

Calor inmenso, dos eslabones perdidos reconectándose. Dos piezas, ajustándose al mismo rompecabezas.

A esto es a lo que me advirtieron—Fue lo último cohesivo que Hiccup pensó, en cuanto sintió el hambre de Toothless saciarse en las profundidades de su Sál. Mientras la ambrosía terminó con el perpetuo vacío, la complejidad de su Comunión los arrebató con sus consecuencias…

—Siempre estando solo. La silueta de una Night Fury volando, para nunca más volver. Toothless esperando y esperando, aullando para que Ella regresara.

—La primera caricia de Valka sobre su diminuta frente, escuchando "Es tan pequeño, tan frágil. No será fuerte—Lo destrozarán."

—Peleando, peleando, peleando—Luchando por su lugar en la colmena. Toda su vida, Toothless peleó por ser reconocido, por ser respetado. Siempre solo. Siempre es mejor solo…

—Un enorme ojo verde-amarillo abriéndose, frenándolo. Los brazos de Hiccup temblando, todo su cuerpo temblando. Pensando en que el dragón lucia tan aterrorizado como él mismo. ¿Podría hacerlo? ¿Podría arrancarle el corazón a esta enigmática criatura? ¿Podría vivir consigo mismo, después?

—Presa. Culpable. Humano. Enemigo. ¿Por qué me liberas? ¿Qué me has hecho?

—Dragón. Misterio viviente. ¿Por qué no me asesinaste? ¿Por qué no puedes volar?

—Ese humano tan pequeño, siguiéndolo. Observándolo. ¡Atreviéndose a querer tocarlo!

—De día, solamente pensando en Toothless, de noche, soñando con Toothless. Su vida siendo invadida por el dragón a todas horas, a pesar de saber que su padre lo mataría.

—Dibujando, dibujando, mirando los pies tan pequeños de Hiccup danzar entre los espirales de su creación. Sintiendo una oleada de satisfacción, al ver el respeto con el que el humano se comportaba.

—Deseando tocarlo, deseando tocarlo, deseando tocarlo. No había nada más que Hiccup quisiera más que sentir la respiración del dragón, a flor de su palma.

—Su deseo interior cediendo a la debilidad de su soledad. Quería ser tocado. ¿Cuándo había sido la última vez que había sido tocado?

—Confianza.

—Confianza.

—Volando.

—Cayendo.

—Volviéndose a levantar de las cenizas, renaciendo en un nuevo ser.

Y más que aquellos recuerdos tan bien atesorados, los ojos psíquicos de humano y dragón vieron algo más, una escena que no los involucraba, sino que les daba significado:

—Años atrás. Miles de años atrás. Un humano y un dragón, conociéndose por primera vez. Compartiendo secretos y conocimiento. Una joya de cien colores, siendo el núcleo de su amistad. Una historia que no había tenido un desenlace tan próspero. "Tengo que confiar en el chico y esperar por lo mejor. Tengo que esperar por lo mejor."

Hiccup se aferró a los arcos de las alas de Toothless, asombrado por las implicaciones del pasado. Todo en él resoplaba, recibiendo los torrentes de placer zumbando por su Sál con risas enloquecidas. Su amante rugía y rugía, tomando y recibiendo—Estaban volando, volando sin temer la caída. Toothless estaba dentro él, y Hiccup estaba dentro del dragón, sus pensamientos colapsando y fundiéndose. Sus sentimientos más íntimos fueron compartidos, sus miedos más destructivos, comparados; y sus pensamientos más privados, desnudados. La culpa sangrando en el Sál de Toothless fluyó por las manos de Hiccup, siendo una carga compartida.

La tristeza en Hiccup fue apaciguada, miel sellando la amargura.

Pudo haber durado una eternidad. Pudieron haberse amado por el resto de la historia.

Pero, tanta tensión queriendo encontrar un alivio, tanta sensación erótica estimulando los nervios que Hiccup imaginaba como listones dorados estremeciéndose dentro de su ser, cantando agraciados, disfrutando de la perfección con la que Toothless los tocaba—El clímax fue inevitable.

Hiccup había saboreado la bendición de Freyja en múltiples ocasiones, sumergido en otro cuerpo, rodeado en otros brazos. Pero, aquellos crescendos carnales no se podían comparar a esta fruición.

Rodeado de la calidez de Toothless, listones dorados se reventaron, llamas tocaron ebullición—Hiccup se desmoronó, sintiendo el derrame de amor de su Munr cubrirlo, llenándolo, aferrándose a Hiccup con la misma inmensidad con la que estaba siendo sujetado. Con sólo ellos mismos para escuchar sus gritos de victoria, Hiccup sollozó su orgasmo, convulsionando, rompiéndose en la bondad del dragón con la fragilidad de un recién nacido. Fue desbaratado, para luego ser armado de nueva cuenta, un pegamento distinto, manteniéndolo junto.

Toothless fue lava, tiznando a Hiccup desde el interior, revelando la brutalidad de su naturaleza con la crispación de su propio éxtasis. Añadió dolor al placer, su fuego zafiro marcando su camino, bramando salvajemente, mientras se avorazaba de cada parte de Hiccup, tal cual frente a un banquete.

Hinchado con gozo, Hiccup escuchó ser alabado como "Mi humano, Mi jinete, Mi amigo, Mi frigg, Mi Omega."

Estremeciéndose con el peso de las más desgarradoras confesiones, Hiccup escuchó cómo Océanos se secarían, el día que Toothless perdiera a su Munr. Guerra se abriría, si intentaban separarlo del vikingo.

"Y de Helheim me alzaría, para volver a ti." Hiccup completó el juramento, conjeturando una trompa acurrucándose contra su rostro. "Ni Hela o Garm podrían detenerme."

La exultación se triplicó.

Y si bien decían que el fuego era el medio más sagrado para purificar, sus Sál se perdieron en la blancura de un nuevo lienzo.

 

 


[+][+][+]


 

 

Fue el primero en parpadear. En regresar a su mundo sólido, ruidoso y duro.

Excepto, que el único ruido que fue registrado por sus orejas, fueron las potentes bocanadas de aire, sacudiendo la boca de su humano.

Con excepción, de que en este momento, la única dureza fue representada por sus esqueletos, posándose uno encima del otro.

Hiccup estaba temblando, su rostro húmedo, ligeros gemidos medio-huyendo de sus labios. Sus manos estaban clavadas en las pieles de la cama, retorciendo el material.

Actuando en instinto, sabiendo lo que su humano necesitaba, Toothless cubrió al vikingo con su torso por completo, gorgoreando suavemente por encima de su cabeza, para tranquilizarlo.

Hiccup reaccionó más rápido de lo previsto. Como un resorte reencarnado, el humano aterrizó al mundo mortal con una ráfaga de apasionados besos, regados por la expansión del pecho del dragón. Seguía temblando, seguía sollozando, pero también rio, colgándose de su Munr con ambas piernas, gancho y pie. Más allá de ser una continuación de su comunión lasciva, el contacto amoroso significó una intensa necesidad de estar conectado. Ahora que había crecido un mayor entendimiento entre sus especies, el dragón comprendió la necesidad de Hiccup por mostrar su cariño mediante rituales humanos, encontrando estabilidad en su romanticismo primitivo.

Toothless hizo lo mismo, mostrando como los dragones consentían a sus parejas: lamiendo los mechones sudados de Hiccup, mordiendo en son de juego sus trenzas; ronroneando a un tenor lento y relajador.

Sus Sál habían retornado a sus escondites correspondientes, por ahora, serenas y plenas. Exhaustas.

Como Toothless podía oler la sal de más lágrimas, ya no pudo contenerse. Flexionó su cuerpo hasta tener a su amado cara a cara. Limpió una mejilla con la doble punta de su lengua, preguntando en dragonese: "¿Qué sucede?"

"No es nada malo." Sonriendo con el asalto, Hiccup por fin habló. "…En serio. No te preocupes."

Otra lamida. "¿Por qué lloras?"

Hiccup empujó la cabeza del dragón, hasta tenerla acostada sobre su pecho. Sagaces dedos rodearon su rostro reptil. "Me siento feliz. Como nunca."

"No tiene sentido."

Otra sonrisa, ésta más perteneciente al usual humano vivaracho que Toothless conocía. "En ocasiones, sí lo tiene, Tooth'."

-Estos da wingless. Justo cuando Toothless creía saber todo de ellos, algo nuevo se les ocurría, causándole tribulación. -Nunca aburridos. Hiccup estaba tan empapado de sudor, que su trompa se resbalaba y resbalaba cuando buscaba acomodarse en el pecho del humano. Impaciente, Toothless se retorció un poco para encontrar un ángulo cómodo, nunca cometiendo movimientos tan bruscos que lo separaran de las caricias de Hiccup. Fue entonces, mientras su sensible estómago rozó contra los pantalones vikingos, que otro tipo de fragancia picoteó sus hoyuelos. Una fragancia aún más salada, proviniendo del regazo del humano.

Decidió investigar, bajando su trompa más allá del torso…

"Toothless, no." Velozmente, se le fue detenido, una mueca—¿avergonzada?—haciendo torcer la nariz redonda de Hiccup. "Fue un accidente, lo siento. Sospecho que es algo que no se podrá evitar… Me temo que los humanos… no tienen tanto autocontrol."

Oh.

"Tonto." Dejándose llevar por la colosal adoración que creció en su pecho, Toothless volvió a su vikingo, gorgoreando un secreto más en su oído. "No hay lugar para pena. Inmune, yo tampoco fui. Y esto… no nos hace débiles."

Justo como lo había predicho, carmín espolvoreó las pecosas mejillas del jinete, al entender su referencia. Con Toothless, Hiccup nunca debería sentir pena. Podía ser tan libre con su naturaleza, a como le diera en gana.

Sin embargo, Hiccup asintió, aun con furor coloreando su piel. Sus frentes se juntaron por un momento, sellando el trato. Ambos se respiraron, recordando la maravillosa unión que recién habían compartido. Era imposible no sumergirse en aquellos increíbles ecos, sus cuerpos siendo víctimas de escalofríos—aunque fueran escamas o porcelana, lo que los cubriera. "Deberíamos asearnos. Pero, ¿la verdad? Odiaría que nos moviéramos ahora mismo… Sólo… sólo quiero estar cerca de ti, por ahora."

Toothless separó sus frentes, simplemente para sonreírle. "Podrías quitarte tus pantalones, si te incomodan," ronroneó.

Hiccup se sintió con las fuerzas suficientes para tomar una de las almohadas y estampársela en la cara. "Pervertido."

Plumas volaron, saliéndose de la almohada. Toothless estornudó cuando la punta de una de ella le causó cosquillas, y posteriormente frotó su trompa, fingiendo ofensa. Una hermosa carcajeada vikinga retumbó por la habitación, entonces, toda antigua angustia secándose junto con las lágrimas. Toothless siguió el juego, tomando otra almohada con sus dientes, para aplastarle las risas a Hiccup directo en su cara. Protestas difíciles de entender vibraron por la extraña-bolsa-usada-para-las-cabezas-humanas, pero cuando una patada de metal lo alcanzó en su costado, el dragón se dio por vencido, dejando que Hiccup se liberara de su tortura.

"¡Matándome en mi propia Luna de Miel! ¡Es inaudito!" Aunque, así como apenas estaba arrancando con sus quejas, el dragón se le adelantó, resolviendo el problema por sus propios medios. "¡T-T-Toothlessss!"

El dragón murmuró a regañadientes, mientras sus dientes jalaban de los pantalones, sin éxito. ¡Pareciera que estuviesen pintados! ¿Cómo podía Hiccup caminar? Le arrojó una mirada decepcionada al humano.

Hiccup roló sus ojos, sentándose resignado, con humo prácticamente saliendo por sus orejas. "Está bien, está bien, ahí voy, dragón libidinoso…"

Toothless renegó entre dientes. "No es como si no te hubieras visto desnudo antes…" ¡Siempre nadaban en el manantial juntos!

Hiccup hizo unas impresionantes piruetas en la cama durante el proceso de desvestimiento. Por un momento, Toothless temió que se fuera a fracturar.

Cuando largas piernas pálidas fueron expuestas, sin embargo, Toothless tragó saliva. Cuando dos posteriores carnosos, también empalidecidos y ya bien conocidos para sus ojos, emergieron, Toothless sintió su corazón precipitarse. Cuando todo de sí fue presentado ante el dragón, con aire expectativo y nervioso, Toothless brincó sobre el humano, guardando tanta piel solamente para su apreciación.

Marcó todo con sus feromonas, al mismo tiempo, respirando almizcle, sangre, rastro de anís, hierro, y aún más sal—Amando el olor que componía a su Munr.

Hiccup se lo permitió, corazón igualmente acelerado, y sus propias feromonas ahora también detectables para el dragón. Estaba disfrutando la experiencia. Estaba disfrutando como la sangre de dragón estaba siendo limpiada de su pectoral, en lo profundo de su lujuria queriendo regresar el gesto. Hiccup no podría esconder nada, a partir de ahora. Su disfrute, el lenguaje de sus respiraciones entre cortadas, la dilatación de su mirada, la canción de la sangre corriendo por sus venas. Su mismo cuerpo reaccionaba con la verdad más neta, ondulándose para encontrar paz con la de Toothless, todo su deseo hablando por sí solo.

"Apenas comienza… ¿cierto?" Se le jadeó a las plumas, pieles y ocre. "Puedo sentirlo… otra vez… la urgencia."

Toothless aulló, la candela de su Sál reiniciando sus vestigios. Hiccup tenía razón. El ciclo comenzaba de nuevo, pidiendo de ellos todo lo que pudieran dar. Polvo de zafiro retornaba a sus aletas, advirtiendo de lo que se avecinaba.

Ningún ritual fue requerido en esta ocasión. El camino ya estaba marcando. Sus Sál lo siguieron, atravesando todo obstáculo, reconociéndose mutuamente, acelerándose al plano material, para soldarse en otro beso.

El resultado: abrasamiento total.

 

 


[+][+][+]

Fin de Parte IV.

[+][+][+]

Notas finales:

*NERVIOSA*

¡Y prepárense, porque aquí viene una tonelada de Notas!

Traducciones:

-Nórdico:

Ramr: Fuerte, poderoso.

Gætir: Guardián, protector.

Hugr: Pensamiento.

Omnia vincit amor; et nos cedamus amori: El amor lo conquista todo; déjanos a nosotros también ceder al amor.

Hamr: Forma/Apariencia/Cuerpo.

Líkarm: Proceso vital/proceso del ciclo de la vida.

Mun þú mik, Hugr, man ek þik. Unn þú mér, Munr, ann ek þér: Recuérdame, Pensamiento. Yo te recuerdo. Ámame, Deseo. Yo te amo.

Óst min, kyss mik: Mi amor, bésame.

Helheim: Inframundo nórdico.

Hela: Encargada del Inframundo, hija de Loki.

Garm: perro guardián del Inframundo.

-Dragonese:

Da wingless: Humano (s).

Sleepy-slab: Cama.

Extras:

Césped de ajo: o Dragon-Nip. Es el césped que tanto les encanta a los dragones. Leí en Wikipedia que lo especial era que olía a ajo. o.o

(+) Hay una referencia sobre Hiccup I, el ancestro de nuestro Hiccup, y otro dragón, y viene de los libros. Lo descubrí y me pareció muy interesante. Así que, es canon. Toothless y Hiccup no fueron los primeros amigos dragón/humano.

(+) Sobre cómo Hiccup puede comprender dragonese para la última parte de este capítulo: beneficios de tan delicioso Soul-Sex :3. Ya en serio, el chico ha estado dentro de la mente del dragón, algo tuvo que haber pegado, ¿no? No estoy diciendo que sea un experto, pero ciertamente ha avanzado en sus lecciones.

NdA: Admito que no quedé contenta con el producto final de la famosa Cama, pero luego pensé, "¿Para qué me esfuerzo tanto si puede que terminen haciendo otra?" XD. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).