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Un paso hacia el destino por J M Alvar

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Notas del capitulo:

Hola, ya tengo el segundo capítulo, esta vez es tan sólo la primera parte del pasado de Red y como conoció a los amigos (y no tan amigos ewe!!!!!!!) que harán que se desarrolle el fic... Puede que muy aburrido pero prometo que se pondrá mejor... igual espero les guste :DD

PD: diganme en los comentarios si les gustaría ver batallas pokimon, por ejemplo capítulos enteros en batallas emocionates :DD!! 

En realidad no lo sé, puede que simplemente sea una elaborada trampa de mi mente, haciéndome creer lo que intento evitar. Su familia era misteriosamente extraña, su madre llegaba de vez en cuando al lugar... En realidad si hablamos en términos reales esa mujer tenía una singular obsesión por su hijo. A cada momento ponía pies en el colegio donde todos estudiábamos para hablar de él. No sé exactamente qué es lo que ella buscaba todos los días en ese lugar, su hijo no era una persona que causara problemas. Si nos ponemos a recapitular lo ocurrido él y los demás -incluyéndome- eran un desastre. Puede que no pudiéramos estar un día sin hablar, y cuando por fin gané su afecto no había momento en que nos pudiéramos estar quietos y soltáramos carcajadas por cosas tan simples como la irregular similitud de una docente -muy buena por cierto- con la famosa y odiada profesora Dolores de la serie de libros cuyo nombre y trama no necesito mencionar. Sin embargo y con toda la razón no eran problemas que necesitaran un real tratamiento.

Los profesores no estaban muy contentos con nosotros, y el repentino cambio de actitud que tuve; pasando de ser una persona aunque querida inexplicablemente por muchos: aislada y arrogante, a ser parte del pequeño grupo de molestos enanos de voces chirrionas que atormentaban día a día a todas las personas con su pequeña burbuja existencial de la cual, si alguien intentaba sacarlos recibía una larga lista de recordatorios y burlas. No era que fuésemos los típicos vándalos y gamberros del grupo, era simplemente que compartíamos gustos un poco... "Extraños" y a los demás no les parecía algo lindo que un estudiante de secundaria llamara a su primer pokémon "Goku" esa clase de cosas; el simple hecho de ser gente rara nos hacía odiar al grupo estereotipado de lo que podíamos catalogar como "retrasados no-natos" que no lograban alcanzar el promedio de las notas de una persona tonta. Nosotros sin embargo alguna vez fuimos listos, al iniciar el año cuando cada quién daba por su lado uno de nosotros y la primera persona que por razones desconocidas llamó mi atención obtuvo las notas más altas de toda la fila de primeros y no una, si mal no recuerdo siguió rondando éstos lugares altos del promedio por los siguientes dos bimestres. Por mi lado no se podría decir que bajé mi promedio, pero simplemente el esfuerzo y la atención que prestaba a aquellas clases que se impartían se fue debilitando cada día un poco más. Muchas veces podía escuchar como a él tanto le recordaban sus notas perdidas.

Todo lo que vivimos siete personas dentro de aquella institución en realidad era digno de recordar... Era un muy dulce pasado.

Tiempo atrás pude notar lo que todos llaman cambio, éramos niños y nuestros amigos eran todo. Superamos la clausura de nuestros estudios en sexto grado gracias a que prometimos volvernos a ver. Pueblo paleta era chico; muy chico. Éste consistía en unas cuantas casas y nada más. No tardábamos más de media hora en llegar hasta nuestras respectivas casas, podíamos visitarnos siempre que quisiéramos. Fue una promesa.

Cuando llegó el esperado día en que por fin obtuvimos permiso para vernos nuevamente fue a finales de las largas vacaciones que se hacían esperar cada fin de año. Ellos no eran los mismos. Habían cambiado lo suficiente para hacerme saber por qué huían de nosotros cuando intentábamos charlar. La única persona que no cambió estaba triste aún por el fin, mas sin embargo yo no tenía ánimos para correr a sus brazos, más aún después de un portazo frente a las narices cuando trataba de cumplir esa promesa. Los lazos se fueron destrozando poco a poco.

…¿Qué si lo amaba? Su nombre ya se ha borrado de entre las  palabras que puedo pronunciar sin que mis ojos se llenen en lágrimas pero aún puedo recordar su rostro. Tal vez, es posible que sintiésemos algo el uno por el otro… Puedo recordarlo, es posible que él me amara, creo que alguna vez me lo dijo. No creo que él me recuerde aún.

Cuando entré a ese lugar no había mucho que ver, para mi cada clase era tan sólo un pequeño desafío antes de poder tener un sueldo fijo. No conocía a nadie y no quería hacerlo, por alguna razón creé la posibilidad de que si no había nada para mí... Nada me lastimaría. Fue así que pasé los primeros meses alejando con una llamarada de insultos a todos los que intentaban acercárseme. Mas un día como una falla en mi plan que hasta ese momento era perfecto llegó, el chico pelirrojo que se sentó frente a mí. Inquieto y sin que yo lo deseara volteó en el momento indicado. Pudo ver algunos rayones en una vieja libreta, era el cuadro de un Jolteon que dibujaba pacientemente. No creo en esas cosas pero, si nos ponemos a pensar ¿Pudo ser el destino? No alejó su vista de mí desde ese momento, y entre una charla y otra por fin pudo llamarme “amigo”

Puedo recordar la mañana en la que ese amistoso mote fue devuelto, la lluvia se avecinaba en brillantes nubes color plata. La niebla de recientes tormentas turbaba las calles. Situado sobre un muro que servía de barda entre una propiedad extraña y las solitarias calles. No estoy seguro cuanto tiempo estuvo mirándome desde la lejanía, pero cuando la fría lluvia amenazó solamente concibió el subir a mi lado y posar su mano tras mi hombro. —Silver, mi nombre es Silver… Y me agradas —exclamó mientras lo miraba con el ceño fruncido en un tono frío y serio. Debo aceptar que el pequeño niño que en esos momentos era abrazado por el pelirrojo no supo responder, y tan sólo miró hacia el suelo, con las mejillas sonrojadas. Siempre fue un problema, cada vez que sentía algo no podía hacer que su cuerpo reaccionara de otra manera, rubor en las mejillas… —Puedo llamarte “Amigo” —pregunto el pelinegro. Al otro lado y con una clara emoción se escuchó responder “¡Si!”

Fue así que inició, lo que por primera vez valió la pena de contar en largo tiempo… rodeado por el calor de un amigo en mitad de la tempestuosa lluvia que no podía hacer temblar las pequeñas rodillas del niño, tenía algo que lo mantenía con su tibio traje negro. 

Notas finales:

Gracias por leer y espero les guste :D pronto la segunda parte con un poco de GreenxRed, GoldxSilver y quizá un poco de RedxSilver *q*


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