Sábado 14 de junio de 2014
Hola, quizá no leas esto, quizá algún día te des cuenta y lo encuentres por ahí navegando en la red. Ese día en que me recuerdes y pienses en nuestra historia, muy posiblemente con odio aunque yo esperaría que lo hicieras con una sonrisa. Pero para cuando ese día llegue, espero que estés siendo feliz. Realmente no existe nada que me alegraría más que eso.
No sé por qué te escribo, cuando sé que nunca te llegaran estas palabras. Más sé que eres consciente de que es la única forma en la que puedo expresarme. Y quizá no sea la última carta que escribo, quizá solo sea la primera de muchas hasta que deje de llorar y entienda que todo acabo. Perdón, es mejor decir hasta que el tiempo me haga acostumbrarme a la situación, porque creo que ya lo entendí, solo que no he querido aceptar y tengo cierta esperanza de que en el momento de que todo en tu interior se calme pueda acercarme y volver a enamorarte.
Si, sé que eso suena tonto e iluso de mi parte, pero se vale soñar ¿verdad? Aun cuando fui yo quien destrozo todo. Quien te destrozo a ti, o si lo prefieres en tus palabras, la que te “volvió una mierda”.
Te confieso que me mandaste ese martes al lugar adecuado. Desde que prorrumpiste esas palabras he estado en la mierda, en la miseria. Pero admito que lo tengo merecido, dañar a mi vida por personas que no lo tienen en cuenta… He venido tomando desde ese día. En menos de una semana baje 3 kilos de peso. Perdón por eso, no es mi intención faltar a mi palabra y dejar de cuidarme, solo que el tiempo se me hace relativo, a veces demasiado largo, a veces demasiado cortó. Mi cabeza solo piensa en ti: borracha, sobria, dormida, despierta, consciente o inconscientemente. Todo hace que te recuerde (sonrió). Anoche, mientras me embriagaba al ritmo de electrónica paso alguien con tu mismo perfume, casi tuvo que amarrarme mi mejor amigo para que no me fuera detrás de esa persona solo para sentir ese aroma que me llevaba en mi borrachera a ti.
Extraño mucho tus abrazos y ese aroma tan propio de ti. Siempre te dije que tu aroma natural era dulce puro, pero parece que mi olfato se perdió y solo sabe reconocer aromas que tengan que ver con tu recuerdo, y sin embargo no hay un dulce, por mucho que lo he intentado, que sea como el tuyo.
No sé si algún día mencione que me gustaba quedarme viéndote dormir. ¡Eres tan hermosa! Tu rostro se veía siempre tan pacifico, a veces se te salían sonrisas y mi corazón se aceleraba solo con eso. Era la mejor forma de utilizar mi insomnio. Estás noches han sido más largas por eso, aun borracha como he estado en todas, he extrañado tu calidez, tu lento respirar, tu figura entre mis brazos durmiendo pacíficamente.
¿Sabes? Pensar en ti me hace sonreír, no con mi careta, sino de forma verdadera. Me hace sonreír a pesar de que las lágrimas bajan por mis mejillas. Es extraño, soy feliz por haberte tenido y por todos los recuerdos que tengo contigo, pero al mismo tiempo desdichada por lo idiota que fui y la forma en que te perdí.
También te confieso que ayer bote el anillo. Sí, ese que te dije había comprado para proponerte matrimonio. En mi locura nocturna, después de esa llamada que sé no debí haberte hecho, pensé en aquel objeto y lo tiré. No porque no tenga esperanzas y eso, sino porque hace parte de una época donde te hice daño y no quiero tener recuerdos de eso. Quiero quedarme con lo bueno y un anillo no entregado pues…
Además quería decirte que me voy del país, dos días después de que termine el semestre viajo a México un tiempo, tal vez un mes, tal vez lo que quede de año. Es más fácil poner tierra de por medio, estar lejos de ordenadores y celulares. No quiero ser una acosadora, tampoco quiero ser esa persona que no te deja en paz ni respeta tu decisión. Por eso no he preguntado ¿cómo estás? O hecho mayores intentos por hablar contigo (salvo el día de ayer). Siento que te hago más daño con mi presencia que con mi ausencia y eso fue lo que tú dijiste.
Pero en fin, no repetiré la frase “que te vaya bien en tu vida”, tampoco te escribiré en estas cartas no entregadas algo malo. Solo un último perdón y un te amo que llevo atorado desde hace demasiado. Puede que no lo sepan en mi mundo real, pero lo sabrán aquellos que lean y quizá, si la suerte está de mi lado, algún día lo sabrás tú.
Con gran cariño Sofía Soler, porque…
…Te amo Violette Leblanc.