Ya no tengo un lugar a donde ir en esta ciudad, todo por este cruel amor.
La pelinegra se encontraba sentada al borde del edificio, contempló la corrupta ciudad que se extendía todo lo que podía recorrer su vista. Su cabello negro flotaba con el frío viento mientras miraba el cielo nublado. Fijó su vista en la sombra que se dibuja unos metros más abajo, poco a poco, el color de la tierra cambió con el amanecer.
La vio correr unos metros más allá, se veía agitada, el arma en su mano la conocía muy bien, la chica se detuvo y miró hacia arriba donde estaba ella, sus miradas se encontraron. No había vuelta atrás.
Flash Back
Recordaba el momento donde todo comenzó, era parte de los “Mugiwara” una de las pandillas más tranquilas de la ciudad, los días siempre eran tranquilos y divertidos en su compañía, hasta que ese día llegó. Su cabeza comenzó a dolerle esa mañana antes de salir de casa, al verse al espejo vio que sus ojos de un profundo azul se habían vuelto rojos. Sabía lo que significaba. Se había convertido en una amenaza. La cabeza le daba vueltas y le dolía enormemente, sabía la razón. Se había contagiado con el virus.
Nadie sabe el porqué de la enfermedad ni quienes la transmiten pero esos ojos solo significaba que debía escapar o morir. Los ojos eran el primer síntoma. Después vendría la locura.
Al darse cuenta de lo que pasaría llamó a Nami, la otra chica de la banda y de la cual estaba enamorada, pero nunca se lo diría. Acordaron de juntarse a las afueras de la ciudad donde no podría ser vista por los cazadores del gobierno, los “Shishibukai”
Se encontraron a la hora acordada, las chicas se quedaron frente a frente, Robin caminó lentamente a su lado hasta que le dio la espalda. El mundo parecía distorsionarse pero ese sentimiento en su pecho no desaparecía ¿Qué podía hacer? ¿Qué debía hacer? Y más importante ¿Qué iba a hacer? Lo sabía, pero también le dolía. Se sentía tonta así que trató de terminar lo más rápido posible.
- Adiós Nami, despídeme de los demás –
- ¿Robin? – la sorpresa en su voz se hiso notar mientras se volteaba a verla.
Robin solo le dedicó una sonrisa, la última. Ahí fue que Nami notó sus ojos. Robin corrió lo más rápido que pudo mientras Nami estiraba la mano para alcanzarla. Ya no había vuelta atrás.
Fin Flash Back
Comenzaré esta guerra por ti, para que puedas ser feliz con alguien más.
La pelinegra se levantó y miró el vacio, el edificio se encontraba lleno de infectados por el virus, pero sabía que eso no detendría a la pelirroja, se puso a pensar en sus amigos, habían sido agredidos por un infectado. La ciudad estaba podrida. Esperaba que hubieran escapado, sabía que; como muchos infectados; ella también moriría, pero esperaba hacerlo como ella misma.
Tomó la espada que tenía a su lado y se preparó, podía escuchar como Nami les daba una paliza a cada uno, al parecer, se había vuelto más fuerte y su puntería había mejorado.
Vio en su muñeca el crucifijo que le había regalado, lo guardaba con mucho esmero, era lo más valioso para ella.
Este amor se está volviendo un crimen. Espero que puedas ver mis sentimientos
La ciudad se llenaba a paso rápido de aquella extraña enfermedad, pero antes de dejarse domar por la locura y volverse como ellos, quería despedirse de Nami siendo ella misma. Siendo Robin.
Flash Back
Habían pasado unas semanas desde que se separaron, los dolores de cabeza aumentaban y ella permanecía encerrada escuchando las noticias, al parecer, el número de infectados iba creciendo drásticamente y los Shishibukai apenas eran suficientes para controlar la amenaza.
Se sentía mareada, la locura florecería en cualquier momento. No quería ser atrapada como esos infectados, no quería hacerle daño a la gente, quería morir como Nico Robin de los Mugiwara. Se acercó a un cajón y sacó el crucifijo que le regaló Nami, se lo envolvió en la mano y tomó una pistola. Pensaba suicidarse cuando vio en las noticias uno de los lugares donde se reunían, había sido incendiado.
Sin pensárselo corrió hasta el lugar para verlo con sus propios ojos. Sus amigos habían muerto. Devastada se alejó del lugar, al mismo punto donde se vieron por última vez con la pelirroja. La vio sentada. Un primer impulso le decía que corriera a abrasarla, pero otro le decía que era mejor que no la reconociera. Otro impulso más profundo le decía que la matara.
- Robin –
La había visto.
- Robin ¿eres tú? ¿estás bien? – dijo acercándose.
El dolor se hiso más fuerte.
- ¡no te acerques! – dijo sujetando su cabeza – si te acercas, puedo matarte –
La pelirroja vio el arma y se detuvo.
- La enfermedad empeora, a este paso mataré a alguien, toma – dijo entregándole el arma – solo tú puedes terminar con esto –
- Robin ¿Qué quieres decir? – dijo tomando el arma dudosa.
- No sé cuanto más mantenga mi cordura, ya has visto lo que causa esta enfermedad, no quiero ser atrapada por el maldito gobierno como juguete de experimentos –
- Robin podemos solucionarlo –
- No – un instinto le dijo que algo pasaba – ya están por aquí – dijo mientras empezaba a correr con las débiles fuerzas que tenia.
Fin Flash Back
La pelirroja se dejó caer en el piso, los había matado, les había disparado con el arma de Robin. Miro el cargador, le quedaban pocas balas.
¿Sabes? He perdido la cuenta de cuantas veces grité tú nombre, siento que la voz me empieza a fallar. Me siento desesperada tratando de llamar tu atención pero tú aun no me notas.
Flash Back Nami
En cuanto te alejaste de mi sentí otra vez ese molesto vacio, corrí muchas horas tratando de alcanzarte, choqué con mucha gente, mire hacia el cielo y vi como la mañana nublada había vuelto despejada ¿Cuándo pasó? Realmente no me alegra. Mientras miraba hacia el cielo te vi, unos edificios más allá estabas tú en lo alto así que volví a correr tras de ti.
No te dejaré escapar otra vez.
Fin Flash Back Nami
Sabes, estos sentimientos que no puedo controlar ¿Qué puedo hacer con ellos? ¿Qué debería hacer?
La morena miro fijamente la puerta de la azotea donde se encontraba, Nami había subido por ella, le sonrió nuevamente antes de empezar a atacarla, la locura se apoderaba cada vez mas de ella.
¿Sabes? No estoy llorando, ya… no voy a llorar ¡porque te amo!
Pelearon con todas sus fuerzas, mientras sus corazones gritaban ellas seguían lastimándose, no había otra salida.
Ahora que comenzamos esta guerra, debes atacar mi corazón.
Durante un instante la pelinegra volvió en sí, vio como Nami apuntaba con su propia arma, aquella con la que pensaba suicidarse y sonrió, se quedó inmóvil a esperar el disparo que nunca llegó. Después de todo no quería matarla, porque… ella también la amaba.
Solo le quedó una opción. Dar un paso hacia atrás.
Sabía que estaba al borde del edificio, sabía que ese paso la haría caer. Sabía que moriría. Pero no sabía que Nami agarraría su mano en el último momento. La pelirroja miro el crucifijo en la mano de la morena y trató de levantarla pero ella también estaba herida. Robin le dirigió una última mirada y dejó que el crucifijo se rompiera, así como su vida.
Mientras caía lo único que veía era el rostro de Nami, como gritaba su nombre. Lo último que hiso fue cerrar los ojos en espera del final.
Aunque hice todo esto ¿pude llamar tu atención?
. . .
En las noticias nacionales se mostraba la noticia sobre la muerte de Nico Robin, contando cómo había caído de un edificio por causa de la locura que producía la enfermedad, mientras una de las espectadoras de cabello azul y corto cambiaba su mirada a unos ojos rojos.
¿Sabes? El amor es ciego… pero sé que tú beso abrirá mis ojos.