Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La cuenta regresiva, la vida sin ellos por DanyNeko

[Reviews - 178]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aquí traigo la primera secuela de “No es un adiós, sino un hasta pronto”
Esta será uno de los trabajos más grandes de mi carrera de escritora, la verdad estoy muy nerviosa, espero que les guste.

Bueno. Yugi, Ryou y Malik empezarán una nueva vida, ahora todos juntos en Domino, empezarán las clases, llevaran una vida normal como estudiantes, el único problema con eso es que ellos no son chicos normales, son hikaris y sin sus yamis no está completa su vida. Tendrán que superar muchos sentimientos antes de tomar su decisión. Tendrán que aprender a vivir sin ellos. Será una prueba para sus almas. ¿Serán capaces de superarla?

Yugi-oh! No me pertenece, si fuera así esto lo estrían viendo como capítulos en televisión xD

 

En el capítulo anterior

El joven albino se sentó en su cama, recogiendo sus piernas contra su pecho, las rodeo con sus brazos acurrucándose lo más posible.

─Fue una pesadilla… un sueño… No, que rayos fue eso?

Y pasando desapercibida para su dueño la sortija brillaba imperceptiblemente en su pecho.

─Necesito hablar con Yugi y Malik.

Ese mismo día, horas más tarde…

Afuera el oscuro manto nocturno cubría la ciudad de Domino, una brillante luna llena se alzaba en el cielo rodeada de un montón de estrellas.

Un pequeño duelista tricolor que portaba el título de Rey de los juegos estaba sentado en su cama, ya con el pijama puesto mantenía cierto colgante especial entre sus manos y su vista fija en la ventana, sin mirar algo en particular, solo viendo a la nada.

Su mirada no tenía su característico brillo, esta noche sus bellos ojos amatistas se hallaban opacos, y parecía incapaz de dormir pues llevaba ya un par de horas en su habitación sin poder conciliar el sueño.

A todos nos ha pasado alguna vez que cuando no podemos dormir o nos despertamos a media noche sin alguna razón en particular nuestra mente empieza a perderse en recuerdos o a reflexionar sobre montones de cosas, bueno eso precisamente le ocurría a nuestro joven protagonista, había estado dando vueltas como una hora en la cama sin obtener ningún resultado y ahora a su mente regresaban montones de imágenes de los momentos que había pasado con esa persona tan especial, el faraón Atem, su yami.

Flash Back (del capítulo 52)*
Lo siento... no debería haber preguntado en el primer lugar. Olvidémonos de esta conversación─ decía un arrepentido Yugi sentado en su cama, el rompecabezas del milenio en manos.

Hay una cosa que sé con certeza─ hablo él espíritu recostado casualmente contra el escritorio en el cuarto del chico, de brazos cruzados tenía la mirada desviada─ Siempre y cuando tengas el Rompecabezas del Milenio, yo puedo existir en este mundo.

Ya basta─ susurro el chico

Pero yo…─ no hizo caso y continuo, parecía que quería decir algo importante, pero seguía sin mirar a su compañero.

¡Ya basta! ─ repitió esta vez más fuerte y levantándose de la cama para enfrentarlo, sus grandes ojos estaban brillantes y temblaban, esta actitud tomo por sorpresa al mayor, le miro sorprendido, por un momento pensó que él chico ya sabía lo que le diría y no quería escucharlo porque no sentía lo mismo, pero su vínculo le indico otra cosa, el menor solo tenía miedo de perderlo, sonrió armándose de valor para hablar.

Yo Quiero estar contigo para siempre. Incluso si no consigues mis recuerdos de vuelta─ le informo con voz cálida y cariñosa, esa que solo utilizaba para dirigirse a él, Yugi le vio sorprendido, de sus ojos brotaron lágrimas, esa declaración había hecho acelerar su corazón. Se acercó a él.

Yo también... siempre... ─inclino la cabeza dejando caer las lágrimas, Yami le vio con cariño ─ Te voy a dar todos mis recuerdos ─ él espíritu coloco sus manos justo sobre las del menor en el rompecabezas, aceptando su propuesta y, en secreto, sus propios sentimientos hacia su compañero.

Fin del Flash Back

Las lágrimas se agruparon en sus ojos; sería fácil culpar a Yami por romper su palabra, por ilusionarle de tamaña manera y luego romperle el corazón, sería fácil odiarlo por eso, pero estamos hablando de Yugi, él jamás sería capaz de albergar tales sentimientos por nadie, menos por su Yami, quien era lo más valioso para él. Además sabía que eso no estaba dentro de las capacidades de su yami, los dioses lo habían querido de esa manera y ambos debían aceptarlo.

Más recuerdos acudieron a su mente.

Su duelo a relevos contra Pegasus  en el Reino de los duelistas.
Las noches a bordo del dirigible Kaiba, en Ciudad Batallas.
Su batalla contra Gansley en el mundo de Noah.
Su re-encuentro tras vencer a Dartz.
La batalla con León en la inauguración de KaibaLandia.

Tantos recuerdos, tantas batallas, tantos momentos juntos que por el momento solo podía recordar él, puesto que esa persona que siempre estuvo a su lado… no lo estaba más, y a su mente volvió un último recuerdo

La Batalla Ceremonial.

Ese duelo que realmente jamás quiso ganar, sabía que era por el bien de su yami, para que su alma estuviera en paz y pudiera reunirse con las personas que fueron sus amigos en vida, sabía que era lo correcto, lo que debía hacer, pero se había acostumbrado tanto a la presencia de su otro yo que no tenerlo a su lado le estaba carcomiendo la cordura poco a poco, y en momentos como este se sentía tan solo, recordaba como Yami solía aparecer a su lado las noches en que no podía dormir y le distraía de su insomnio hablando con él, charlaban de cualquier cosa y de nada en particular hasta que ambos caían rendidos ante el sueño, incluso a veces Yami se recostaba a su lado y le hacía mimos en el cabello para adormilarlo un poco.

Diablos, como lo extrañaba

Se levantó de la cama y se dirigió a su ventana para sentarse en el alfeizar de la misma acomodando su espalda contra la pared quedo totalmente bajo los rayos de la luna, recogió su piernas y las subió apoyando sus pies contra la pared de enfrente y regreso su decaída mirada al cielo anhelando verlo aunque fuera por un momento.

Unos minutos después un pequeño brillo llamo su atención, en la mesa de su escritorio un bello cofre de oro relucía bajo la luz de la luna, la tomo en sus mano y la abrió, dentro dos montes de duelo de monstruos reposaban, tomo uno de ellos y empezó a ver todas las cartas hasta llegar a tres en particular que estaban juntas, el mago oscuro, la maga oscura y  Kuriboh (N/A: creyeron que eran los dioses eh… xD) Miro al primero, tanto duelos ganados gracias a su poder, luego miro a Kuriboh, ese pequeño le había salvado tantas veces, la última carta se deslizo por sus dedos y cayó a su lado. La maga oscura.

Sus ojos se cristalizaron ─ Yami, no sabes la falta que me haces ─ las lágrimas se deslizaron por sus ojos y reagrupao las cartas para guardarlas─ perdóname, sé que no querrías que llorara, pero no puedo hacer otra cosa sabiendo que no estas a mi lado y no sé por cuanto tiempo… Yami, te extraño demasiado ─ dejo el cofre en su sitio y abrazo su rompecabezas contra su pecho ─ te necesito a mi lado.

“Yugi”

Alguien decía su nombre.

“Mi pequeño Yugi”

Alguien le estaba llamando y en su voz se notaba el aprecio por él, ¿de quien era esa voz tan cálida y dulce? Le conocía, de eso estaba totalmente seguro.

“Como te extraño mi pequeño Yugi”

Era imposible olvidarse de esa voz, era la persona que tanto añoraba, aquella voz que tantas veces le guio, le aconsejo e incluso le consoló tanto en duelos como en su día a día.

Abrió sus ojos despacio sin saber exactamente en qué momento los había cerrado y se vio parado al borde de un amplio balcón, miro hacia abajo, unos 6 metros de donde estaba hasta el piso aseguraban una gran caída, un escalofrió lo recorrió y se abrazó a sí mismo, esa no era una buena visión, ¿dónde diantres estaba?

Un suspiro se oyó a su lado alertándolo “como te extraño” esa voz otra vez.

Se giró lentamente a la expectativa en la mitad del balcón un joven moreno de ojos rojizos, cabello tricolor y mirada confiada que ahora se notaba decaída se hallaba de pie recostado en el borde del balcón, su pecho descubierto llamo su atención y un sonrojo se extendió en su cara, su cuerpo se veía muy bien trabajado, era una visión exquisita sino fuera por el semblante que el joven faraón reflejaba, sus ojos siempre vivaces, seguros y confiados ahora se veían tristes y apagados, tal como los suyos momentos antes y eso no le gusto para nada.

“Yami” él egipcio no pareció escucharle ni mucho menos verle, lo más seguro es que si lo hubiera hecho ya estaría a su lado dándole la mano y advirtiéndole que tuviera mucho cuidado, sonrió ante el pensamiento, se bajó de un salto al piso del balcón y se acercó al moreno, estaba tan feliz de verle que por ahora ni siquiera le importaba el hecho de que él no pudiera notarlo. “Yami, cuanto me alegra verte” corrió a su lado y se abrazó a su espalda “estoy tan feliz”

“Yugi, te extraño tanto aibou, me hace mucha falta su presencia a mi lado”.  ”Y tú a mí, Yami” un pequeño escalofrío le recorrió en cuanto el menor hablo haciendo que llevará sus manos a sus hombros, y sin saberlo, justo sobre las manos de Yugi.

Un golpe en la puerta llamo la atención de ambos tricolores.

“Adelante”

“Hola príncipe!” un joven castaña salto al encuentro con el chico “¿oye que haces allí fuera?” Atem solo se dio la vuelta y se colocó la camisa mientras se adentraba en la habitación.

“Mana te eh dicho que me llames por mi nombre” hablo sin ver a la chica a la cara sentándose en la cama, Yugi no se dio el lujo de separase más de cinco pasos de él y le siguió parándose al costado de la cama “recuerda que ya no soy el faraón aquí, lo es Seth”

“Talvez Seth este al mando, pero tú sigues teniendo el rompecabezas milenario y siempre estas al pendiente de tu gente” hablo con una sonrisa “¿Ahora contéstame que hacías fuera?”

“Solo salí a tomar aire fresco” la chica tomo asiento en la cama, al lado de Atem.

Sabes, desde que regresaste no es como pensé que sería” hablo tranquilamente mientras recostaba su cabeza en el hombro de Atem, lo que hizo que los ojos de Yugi se ampliaran… acaso ellos…

“A que te refieres con eso Mana”

“Desde que llegaste te la has pasado muy pensativo, todo el tiempo estas serio, pocas veces te veo sonreír, muchas menos que antes. ¿Qué es lo que te paso Atem?” la chica se separó del hombro del egipcio y le miro a la cara, lo que encontró le sorprendió.

Los ojos de Atem temblaban, estaban húmedos y opacos, había apresado parte de su labio inferior entre sus dientes, Yugi también se sorprendió al verle, el tricolor mayor agacho su cabeza y Yugi se puso de rodillas en frente de él, le preocupaba ver a su yami de esa manera, apoyo su torso en las piernas del moreno y estiro sus brazos para rodear con ellos su cintura descansando su cabeza en el regazo ajeno permitiéndole ver su cara sin problemas “¿qué te ocurre Yami?”

“Lo lamento Mana, pero tienes que entender que no soy el mismo de antes, el tiempo en que mi alma estuvo en el rompecabezas viví muchas cosas, conocí muchas personas y enfrente diversos retos,  aprendí mucho” hablo serio mientras llevaba una mano al artículo “es natural que, como en su momento busque recuperar mis recuerdos de esta vida, ahora añore los que cree mientras tanto” la voz del chico temblaba mientras hablaba, tal parece que le costaba decir esas palabras sin llorar.

“Hummm… pues yo creo que más bien es otra cosa” hablo de manera picara mientras se levantaba dándole la espalada a Atem para dirigirse a la puerta. Él también se puso de pie. Igual que Yugi.

“¿A que te refieres con eso?” dijo serio.

“Bueno pues, si quieres mi opinión, yo creo que lo que tu añoras es a cierto tierno chico de grandes ojos violetas, que tanto te ayudo” hablo de manera traviesa mientras le guiñaba un ojo a su amigo de la infancia.

Atem amplio sus ojos ante las palabras de la chica y un leve sonrojo se extendió en sus mejillas “Yo…yo -bufo- es obvio que lo extrañe, a él y a TODOS los amigos que tengo en ese lugar” se excusó.

“Quizás, pero acaso tus suspiros de pena son por esos amigos o por aquel adorable chico? ─Atem frunció levemente el ceño, porque ella resaltaba tanto lo lindo de su aibou? ─ Admítelo ya, Atem, extrañas mucho a ese dulce chico, y él es lo que te tiene así, ¿Cuál era su nombre…?”

Los puños de Atem estaban apretados en sus costados y su rostro inclinado  “Yu…gi.” Murmuro. El mencionado miro a su par.

“Disculpa, ¿cómo dices? Es que, creo que no te escuche” hablo con el mismo tono travieso llevando una mano a su oreja.

“Yugi. Su nombre es Yugi!” hablo más fuerte, en la misma postura.

“Aja, y que más” el tono travieso no abandonaba la voz de la joven maga.

“Y yo… lo extraño demasiado, me hace mucha falta.” Yugi se abrazó a él.

“Si? Y por qué?”

“Porque… porque yo le quiero”.  “Y yo a ti Yami”

“Eso era lo que quería escuchar, bien, mi trabajo aquí está hecho”

“Eh? De que me estás hablando? ─tras un movimiento de la muñeca de la chica, la maga oscura apareció a su lado ─Mana que está pasando” exigió. Yugi exclamo sorprendido cuando la maga oscura le saludo disimuladamente.

“Vine a mostrarte un pequeño truco que encontré entre antiguas escrituras y para eso necesito la ayuda de mi amiga” guiño el ojo, ambas chicas juntaron sus manos formando una esfera de luz, obligando a ambos tricolores a cerrar los ojos.

Cuando Yugi volvió a abrir sus parpados se hayo a sí mismo en la enorme cama de Atem, recostado, su par a su lado aún no había despertado, su rostro suave con los labios levemente entreabiertos se le antojo totalmente tierno y atrayente, pero antes de que pudiera moverse una joven rubia apareció en la escena.

“Hola pequeño Yugi”

“Maga oscura?! Que está pasando?”

“Tranquilo, ahora el faraón podrá verte, tienen poco tiempo para conversar así que aprovéchalo” le guiño un ojo y desapareció. Al instante los ojos del faraón empezaron a temblar, señal de que estaba despertando.

“Ah! Mi cabeza! pero que fue lo que… ¡Aibou!” el egipcio se levantó lentamente hasta sentarse y que su mirada se chocara con la del joven duelista.

¡Mou hitori no boku!” un grito de júbilo fue lo primero que salió de los labios del oji-violeta, mientras se acercaba al mayor gateando a través de la cama.

¡Mou hitore no ore... Yugi!” el moreno extendió los brazos para recibir al chico entre ellos.

Como te extrañe” dijeron al unísono enrollando sus brazos en el otro.

Las lágrimas se acumulaban en los ojos de ambos tricolores mientras reforzaban el abrazo.

“Oh Atem, no sabes la falta que me haces, te extraño, te extraño tanto” el pequeño duelista se separó levemente del abrazo para enterrar su rostro en el pecho del mayor donde se rozó mimosamente contra la tela de la camisa blanca sintiendo la tibieza que emanaba de su piel.

“Mi pequeño Yugi, créeme que me hago a la idea, tú también me haces muchísima falta aibou” el joven príncipe recostó la espalda contra la cabecera de la cama para poder acomodar al chico contra él, noto la vestimenta del menor -su camiseta negra sin mangas y un pantalón azul oscuro-  y como su piel se notaba un tanto fría por lo que tomo su capa que se hallaba perfectamente doblada sobre las sabanas a su lado y lo cubrió con ella, recibiendo una sonrisa como recompensa.

“Apenas han pasado un par de semanas pero extrañaba tanto oír tu voz llamándome de esa manera” hablo suavemente mientras levantaba la cara para mirarlo directamente, sus ojos brillaban.

“¿A sí? A mí me han parecido siglos desde que nos separamos hikari. Oh cuanto falta me ha hecho tu voz, tu calor y tu cariño” llevo su mano a una mejilla de Yugi “me siento tan solo sin ti”

“Es lo mismo para mí, añoro tanto nuestro lazo” Yugi se zafo con esfuerzo de los brazos de su par y sentó a su lado atrayéndolo e indicándole que se recostara en su regazo, el moreno obedeció sin replicar aceptando de buen grado la tibieza del cuerpo del chico.

Yugi llevo una mano al cabello del egipcio empezando una serie de mimos, paseando sus dedos por los mechones tricolores provocando una sonrisa de felicidad en el rostro de mayor “¿recuerdas que tú solías hacerme esto cuando yo no podía dormir?” él asintió “precisamente estaba pensando eso cuando estaba en casa, era media noche y no podía dormir, a mi mente llegaron todas esas veces en que a alguno de los dos le daba insomnio y nos quedábamos toda la noche conversando, tu solías recostarte a mi lado y hacerme algo así en el pelo hasta dormirnos”

“Si, cuando lo hacía me solías ver de una forma muy tierna y agradecerme varias veces” hablo suave mientras con su brazos rodeaba la cintura del chico y empezaba a pasar cariñosamente sus manos por los costados del menor provocándole escalofríos y risas.

“Y me alegro de haberlo hecho, sino ahora estaría cargando con la idea de ser un ingrato que no te agradecía nada de lo mucho que hacías por mi” bromeo guiñándole un ojo y riendo, contagiando al mayor de sus risas.

Se quedaron mirando a los ojos el uno al otro, un par de grandes amatistas enfrentadas  a un precioso par de rubíes.

“Atem…” fue interrumpido

“¿Recuerdas lo que te dije antes de irme?...Solo para ti siempre seré Yami, siempre seré tu oscuridad” hablo serio pero suave “anda, quiero oírte de nuevo llamarme así” su esta vez se oía levemente suplicante.

“Yami… te quiero”

“Y yo a ti Yugi, también te quiero aibou” tomo la mano del chico y la llevo a su rostro para depositar un dulce beso en esta haciendo sonrojar al menor por su caballeroso acto “Oh Rayos!  Yugi, ya no lo soporto, perdóname” y sin decir más se alzó de su postura para unir sus labios con los de su compañero en un inexperto pero cálido beso, que aunque tomo por sorpresa al menor fue correspondido con toda la dulzura, el cariño, y la añoranza que fueron capaz de expresarse el uno al otro, era un simple rose, suave y tierno en el que buscaban unir sus almas.

El moreno empezó a hacer presión hasta quedar sentado a la par de Yugi, le enrollo la cintura con sus brazos y el menor respondió llevando sus manos al cuello de su par, se separaron tan solo unos segundos cuando el oxígeno fue vital, aun así Yami regreso a la faena y aprovechándose de que Yugi mantenía los labios entreabiertos en busca de aire volvió  a unirlos adentrando su lengua suavemente en la -a su parecer- dulce boca de su par en forma lenta, enrollándose y jugueteando con su compañera quien le recibía tímidamente pero correspondía con igual pasión.  El beso término cuando el aire volvió a ser necesario y un par de pequeños besos más le siguieron hasta separarse definitivamente.

Se vieron a los ojos tras alejarse unos centímetros del otro, las mejillas coloradas, los ojos brillantes y la respiración agitada eran claros resquicios de lo que habían compartido. 

“Perdóname Yugi, pero yo… no podía soportarlo más” fue lo primero que dijo cuándo recupero el hablar “deseaba hacer esto cuando nos despedimos, pero nuestros amigos estaban ahí y… yo no sabía si tu…” tartamudeo.

Yugi le miro con ternura al verle titubear “Me habría encantado. Pero ahora mismo no sé si lo mejor habría sido que lo hicieras o no” Atem le miro sin entender “si me hubieras besado así en ese momento no me creo capaz de haberte dejado ir” el egipcio sonrió de forma orgullosa ante esta declaración “o en caso de que sí, me habría hundido en la tristeza de haberte perdido tras eso” le miro ahora preocupado “por cierto, te noto un tanto más cariñoso, o será mi imaginación, Yami?” pregunto un tanto travieso.

“Bueno… supongo que el extrañarte tanto me está pasando factura mi pequeño. Podría decir lo mismo de ti, pero siempre fuiste muy expresivo”

“Siempre trate de demostrarte lo mucho que me importas, aunque a veces creo que no fue suficiente”

“¿Por qué piensas eso?”

“Porque no fue sino hasta que tuvimos que separarnos que pude decirte lo mucho que te quería, siendo que yo… lo sabía desde antes”

“Bueno, yo puedo decir lo mismo sabes?”

“Quizás, pero tú siempre estuviste ahí para cuidarme, para protegerme y guiarme.”

“Y tú estuviste ahí para ayudarme a recuperar mis recuerdos, a enfrentar cada reto iluminándome con tu luz, estamos a mano” le guiño un ojo “el balance en la luz y la oscuridad, ¿lo recuerdas? ¿Hikari?”

Yugi sonrió “Soy tu hikari y siempre lo seré”

Un nuevo beso. El lugar empezó a llenarse de niebla.

”Pero que…?”

“Supongo que el tiempo se acabó” hablo con pesar el chico.

Atem puso cara triste y un leve puchero se asomó en sus labios “Pero fue muy poco” se quejó cual niño pequeño al que sacan de un parque haciendo sonreír a su par.

“Solo piensa en que es mejor que nada” le guiño el ojo, pero no pudo ocultar su tristeza mientras las niebla se hacía más densa a su alrededor.

“¿Te volveré a ver pronto?” pregunto en suplica el mayor mientras regresaba a envolver la estrecha cintura del chico con sus brazos, deseando absorber todo su calor posible, hasta la próxima vez.

“Yo espero que sí”  correspondió al abrazo teniendo el mismo anhelo.

Esto no es un adiós, es un hasta pronto” dijeron al unísono, como intentando reconfortarse.

Ambos acercaron sus labios para un beso de despedida. A su alrededor la niebla gris cubría todo el lugar.

“Hasta pronto, mi Yami”

“Hasta pronto mi hikari, mi Yugi”

La niebla entonces los cubrió a ellos.

……..(en otro lugar muy lejos de allí… jaja xD … okno .-.)

-_-_-_-_-_-_-_-En el antiguo Egipto, mundo de los recuerdos-_-_-_-_-_

Cuando el faraón más joven que ha tenido Egipto despertó, se halló a si mismo tendido en su cama, estaba solo, primero pensó que solo había sido un sueño pero a su lado la cama estaba desordenada y pronto detecto un aroma particular, uno que jamás había percibido en Egipto pero que conocía muy bien, una suave mescla entre leche y uvas (N/A: no pregunten n.nU) delicado y a la vez tan embriagante como el vino, un aroma tan particular que solo había detectado en una persona, en su aibou. Yugi. Tomo su capa, que estaba desarreglada sobre la cama y la acerco a su nariz aspirando profundamente sintiendo más fuerte ese olor y la calidez corporal que el chico había dejado en la prenda.

“Te quiero Aibou” fue lo último que dijo antes de caer dormido abrazando el rompecabezas en su pecho y a la capa, arrullado por el aroma y el calor de su hikari.

-_-_-_-_-_-_-_-De regreso a Domino-_-_-_-_-_

La luna que se alzaba en el cielo ya había avanzado un largo recorrido, cuando antes atravesaba la ventana del chico, ahora iluminaba a plenitud la calle.

Yugi, quien aún se encontraba recostado en el alfeizar de su ventana, con el rompecabezas entre sus manos empezó a despertar suavemente, no recuerda el momento en que se quedó dormido, pero las imágenes de los momentos con Yami en su sueño se amontonan en su cabeza sacándole una sonrisa.

Volviendo su vista al cielo una última vez antes de regresar a la cama dirige una plegaria al cielo

─Gracias, por dejarme verlo una vez más─

Sin que se diera cuenta una estrella fugaz cruzo el cielo en un haz de luz dorado y desapareció en el firmamento.

 

Notas finales:

 

Bueno pues, aquí estoy con el cap 5 =D
Saludo a todos los que leen, especialmente a los que me ponen en favs y dejan reviews

“Dany! Porque separaste lo de Malik y Ryou por un cap, y estos los pusiste de seguido?” Bueno la respuesta es sencilla, hay una gran diferencia de tiempo entre ciudad batallas –que es cuando desaparece Marik─  y el  mundo de las memorias del faraón –donde desaparece Bakura─ sin embargo a los ‘pocos’ capítulos es la batalla ceremonial. Por eso y porque me vinieron ideas para Yami anoche en mi insomnio –lo sé, lo sé, bástate irónico…  n.nU

¿Qué les pareció este sueño?
“¿Qué porque soy tan mala y a Malik y a Ryou no los deje alcanzar a Marik y a Bakura en cambio Yugi y Yami hasta se besaron?” pues esto tiene su explicación científica (?) Yugi y Yami mantenían un gran vínculo. Los albinos y los egipcios por el contrario no desarrollaron ese potencial por lo que sus almas no logran alcanzarse por más que se esfuercen. No tuvieron un enlace mental que los respalde.

Ahora respecto al Flash Back, lo sé, lo sé, ese no es el dialogo que tienen en español.
Yo lo sé, tú lo sabes, todos los fans lo saben. Mientras buscaba imágenes de Yugioh encontré un pequeño video con los fragmentos de esta conversación en ingles así que lo traduje y esto fue lo que obtuve, por supuesto que la versión en inglés llama más al puzzleshipping que en español, la adaptación de 4Kids es pura mierd* al lado de este, por eso lo utilice.

Ahora les dejare una pequeña tarea para que me respondan en los reviews, ¿por qué la estrella fugaz al final era dorada?, esto tiene su razón de ser, no es muy relevante en la historia -por lo menos no ahora- pero tiene su razón, a ver quién le atina.

Bueno, eso es todo por ahora

Aquí estoy porque eh venido
Porque eh venido, aquí estoy
Y si no le gusta mi canto
Como eh venido. Me voy!

Nos leemos

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).