Taemin estaba soñando con un enorme pedazo de carne asada y jugosas frutas que llenaban su plato a medida que iba comiendo, estaba en el cielo, aunque en realidad él sabía mejor, estaba soñando pero allí era feliz así que no iba a molestarse con detalles sino que solo disfrutaría, claro que el paraíso no le duro mucho cuando un desgarrador gemido se atravesó en su sueño y lo dejó asustado tanto que despertó violentamente de sus sueños. Para cuando logró enfocar sus ojos, se dio cuenta de que era su hermano Jong Hyun quien estaba gimiendo de dolor y moviéndose como si lo estuvieran aplastando, de un salto salió de su cama y se acercó a la de él. Lo encontró sudando y haciendo muecas que demostraban el malestar que estaba sufriendo. Taemin le puso una mano en su frente solo para comprobar que estaba volando de fiebre. Se asustó por el intenso calor que emanaba su cuerpo, denotaba que era algo serio, algo que un médico debía ver. – Jong!..Jong despierta…-Lo llamó y le incitó pero no respondía algo muy grave estaba pasando en el cuerpo de su hermano. Con mucho cuidado lo cubrió en mantas y lo colocó sobre una cama que consistía de dos largas maderas a los lados unidas por un largo cuero, de allí o llevó a la carreta vieja que conservaba de los días trabajando con su padre. Taemin tomó las riendas de la carreta y emprendió un viaje hacía el centro urbano, necesitaba ayuda urgente.
Una vez en el centro urbano la suerte no estaba de su lado, recorrió todas las casas de los médicos pero nadie quería atenderlo porque no tenía el dinero suficiente para pagarle. El agotamiento se estaba llevando hasta la última gota de paciencia de Taemin, si nadie los ayudaba temía perder a su hermano. – ¿Es que acaso nadie está dispuesto a ayudarnos?…-se preguntó con una amargura en su corazón, se le estaban agotando las posibilidades y eso no era bueno. Finalmente después d insistir tanto una joven lo atendía en la comuna donde la mayoría de los médicos trabajaba atendiendo a los heridos de guerra de Naiby- Por favor, necesito aun médico alguien que atienda a mi hermano…-Rogó con voz angustiada a la joven, ésta se acercó a revisarlo pero la mirada que le dio no parecía ser de buenas noticias-
-Lo siento, no sé lo que tiene, apenas estoy aprendiendo y no hay ningún médico hoy…-Taemin apretó los puños para contener su enojo, la chica le estaba haciendo un favor así que no podía descargarse con ella los rechazos de los otros médicos. Maldita sea su posición de pobre. Taemin se agachó para empezar a mover a su hermano pero la joven lo detuvo- Espera, hay alguien que creo que podrá ayudarte, sólo que será un poco difícil conseguirlo a esta hora…
-Dime estoy desesperado, haré lo que sea…-Insistió Taemin-
-La joven se mordió el labio y se acercó a él mirando con sospecha a los lados para asegurarse de que nadie la oyera-Su nombre es Park YooChun y trabaja para el soberano Changmin en su campamento-Taemin se alejó de ella mirándola con los ojos abiertos, eso era algo riesgoso, si ese médico estaba allí significa que tendría que ir hasta el campamento y pedirle ayuda, ¿podría conseguirla?
-¿Crees que me ayudará?
-La joven asintió con énfasis- Él es el mejor médico que todos conocen, siempre atiende todo tipo de casos no importa su nivel social.-Taemin no estaba seguro, era un riesgo ir hasta el campamente del Soberano Changmin en busca de este médico, no sabía si su hermano aguantaría de todas formas pero si era una posibilidad iría por ella-
-Gracias, iré a verlo-Saludó a la joven con una pronunciada reverencia y se marchó-
Taemin nunca pensó que podría estar intimidado por un edificio sin embargo, el campamento del soberano era de temer. Altos y gruesos muros de piedra solida se alzaban desde la tierra como un imponente gigante imposible de atravesar, estos eran en forma de circunferencia y la piedra estaba tan lisa que era imposible apoyar un pie para subir por los muros, pero luego de haber intentado entrar llamando a la puerta y recibir un escarmiento de varios guerreros de aspecto más que malhumorado, decidió que le daría un intento a los muros impenetrables.
Chagmin caminaba por su campamento con una manzana en una mano y con un cuchillo en la otra, de tanto en tanto rebanaba la manzana con el cuchillo y se la llevaba a la boca. Luego de su almuerzo había decidido dar un paseo por el campamento para despejarse y asegurarse de que todo en este en orden, a pesar de que solo fuera una camina sus sentidos estaban completamente alertas a todo lo que ocurría a su alrededor, el chirrido de los grillos llamándose en la noche, el silbido del viento colándose entre las hojas de los árboles.
-Tranquilo niño, no hagas ningún movimiento –Changmin se detuvo al sonido de la voz gruesa de uno de sus soldados, avanzó tratando de localizarla y no le costó mucho, a unos paso estaba un pasillo donde al fondo una simple antorcha alumbraba a tres hombres, dos grandes y musculosos que vestían sus armaduras y uno que estaba atrapado contra la pared y no se dejaba ver. Avanzando trató de seguir escuchándolo.
-Sácame tus manos de encima maldito perro-Gruñó Taemin al soldado que lo tenía acorralado apretándole el cuello. Tenía manos sujetándole el brazo con el que apretaba su cuello pero no podía hacer anda en su contra, estaba entumecido, su cuerpo era sólido como una pared lo que lo dejaba sin esperanzas de ganar la pelea, su compañero lo miraba con una sonrisa burlona mientras que el ojos del guerrero que tenía enfrente había un brillo extraño en su mirada que le provocaba un frío en su columna.
-Muchacho no te conviene pelear, ¿acaso no sabes quiénes somos?-Hubo una mirada cómplice entre ambos guerreros, el que tenía atrapado a Taemin se lamió los labios y lo miró de arriba abajo para luego hablar con la voz ronca- Somos guerreros bajo el mando del sober..-Sus palabras cesaros y el guerrero cayó hacia adelante contra Taemin, esté se encogió pensando en lo que le haría pero al no sentirlo contra él abrió los ojos y lo encontró tirado en el piso, en frente estaba un hombre alto, más que los guerreros, era de apariencia espectacular, el otro guerrero se inclinó ante el recién llegado-Soberano…él es ByungHyun su más leal guerrero, con él encontramos a este intruso…
El guerrero trató de defender a su compañero caído pero no había en Changmin un motivo para disculparse por su acción- Mis guerreros saben perfectamente que si encuentran un intruso deben entregarlo a sus superiores, no tomar el asunto en sus propias manos –La mirada de Changmin perforó las intenciones del guerrero de justificarse- O es que acaso alguien les ordenó traerlo aquí y hacer algo con él?-El guerrero enseguida negó.
-Fue nuestro error soberano, perdóneme, no debimos –Su inclinación fue mucho más profunda-
-Márchate y llévate a tu compañero, mañana tendré una charla con ustedes-El guerrero asustado tomó de inmediato a su compañero de los brazos y lo arrastró lejos. Solo quedaron Changmin y Taemin mirando cómo se iban, pero en cuanto Changmin se dio la vuelta para ver a Taemin, este se fue contra la pared golpeándose, por dentro lanzó una maldición por su mala suerte. Este era el soberano Changmin, el temido soberano que llevaba a cabo conquistas legendarias por sus aptitudes para matar. Definitivamente este no era el día de suerte de Taemin, pero tenía algo de qué ocuparse así que hizo su mayor esfuerzo escondiendo su temor. Doblándose por la mitad en una profunda reverencia se inclinó ante Changmin y sin levantar la cabeza habló.
-Perdóneme soberano, mi intención no era traspasar su campamento, en realidad me presenté en la puerta pero me dijeron…
-¿Cómo entraste?-Le cortó Changmin-
-Escalando los muros mi señor.
Changmin estaba sorprendido, los muros de su fortaleza habían sido diseñados para ser impenetrables, se necesitaba una habilidad increíble para hacerlo. Recorrió al pequeño con una mirada examinadora, no parecía tan hábil, su cuerpo era esbelto aunque delgado, pero por sobre todo parecía débil, algo que Changmin había aprendido en su larga carrera como guerrero era a no subestimar la apariencia de nadie.
-Sígueme- con un leve gesto le indicó el camino, Changmin caminaba delante guiándolo, mientras la curiosidad de Taemin se esparcía por cada rincón de aquel campamento, todo parecía armónicamente letal, cada persona que pasaba hacía una tarea específica y organizada con el resto de los ocupante, completamente sumergido en los alrededores no notó que Changmin se detuvo así que fue a golpear contra su espalda que bien podría ser una pared maciza por como su cuerpo retumbó, apartándose de prisa se inclinó disculpándose y Changmin le abrió la puerta de una casa, entró enseguida y su curiosidad nuevamente surgió inspeccionando cada detalle del lugar aunque no tenía mucho para ver, sólo una mesa con una silla de uno lado y otra del otro, algunos papeles en blanco y en un rincón algunas armas muy afiladas, Changmin tomó lugar del otro lado de la mesa y le indicó con un gesto que se sentara, se inclinó con los brazos sobre la mesa mirando fijamente a Taemin.
-¿Por qué estás aquí?
-Por mi hermano. –La respuesta tan rápida, directa y sincera atrajo la atención de Changmin.
-¿Qué pasa con tu hermano?-Changmin se recostó en la silla
-Ahora mismo está enfermo en el hospital del centro urbano pero nadie nos quiere atender, una enfermera del lugar me dijo que aquí podría encontrar un médico que lo ayudara.-
-Aquí no hay ninguna clase de médico que atienda a pacientes de afuera, ¿hablas de nuestro medico Park Yoochun?-“oh no” pensó Taemin “y si metí al médico en problemas, bueno pero no lo nombré, puede que todavía no haya hecho ningún daño”
-Zaz…-Un guerrero que podría llegar a los dos metros apareció por la puerta-
-Sí, soberano.
-¿Está el Dr Park en el campamento?
-Sí, soberano.
-Tráemelo-El guerrero se retiró después de inclinarse.
Taemin tragó con dificultad, esto podría terminar en la muerte de alguien, muy seguramente de él y del doctor, tenía que hacer algo. –Soberano-Taemin se puso de pie y Changmin volvió la mirada al pequeño.-Por favor no quiero meter en ningún problema al Dr Park, me iré le prometo que no…
-No puedes irte.
Las piernas de Taemin casi le fallan de caerse al escuchar el tono autoritario de Changmin, fue como si una fuerza mágica hubiera anclado sus pies al piso, pero eso no le impidió continuar.
-Perdone…¿Por qué no puedo irme?
Changmin entrecerró su mirada en él.-Porque yo lo digo…simplemente por eso.
Taemin estaba asustado pero más allá de él había alguien a quien debía ayudar, su hermano. – Soberano…perdóneme mi atrevimiento, entiendo mi situación completamente…
-¿Ah sí?
-Sí, sé que hice mal al cruzar sus muros, invadí su campamento sin permiso, lo cual es imperdonable. Por mi culpa se peleó con dos de sus guerreros, además vengo a sacar a una persona bajo su mando a la que seguramente también puse en peligro por mi estupidez. Por todo esto quiero pedirle su perdón-Taemin cayó hasta el piso en una reverencia antigua que se reservaba para las personas de alto rango. Una de las comisuras de los labios se levantó al ver al pequeño en semejante gesto, era divertido y sensato, aunque asustadizo, no quería demostrarle del todo que le temía y Changmin respetaba eso.
-¿Crees que mi perdón será tan fácil de comprar?
Sin levantar la cabeza Taemin respondió- No, no lo creo pero aun no termino. Soberano, mi atrevimiento es grande. Quiero pedirle un favor.
Changmin se sentó con la espalda apoyada en el respaldo. –De verdad que es mucho atrevimiento niño, pero la noche podría estar de tu lado. Levántate y dime.
Taemin obedeció mirando fijamente a Changmin con completa seriedad.- Tómeme dentro de su ejército por favor.
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-Y tienes que ver el arreglo que te mandó Zarek para saber si es de tu agrado la forma en la que se van a hacer las reparticiones de tierra al sur para la nueva cosecha, es muy importante estar en buenos terminó en el arreglo pero no salir desfavorecidos ya que será el sustento de Yeire durante el invierno. Dentro de una semana partiré a encargarme de los arreglos de tu…¿Me estás escuchando?
Jaejoong volvió la mirada que tenía perdida en el cielo que alcanzaba a ver por la pequeña ventana de su cuarto secreto donde se encargaba de sus asuntos más privados como los que ahora mencionaba Junsu. Estaba pendiente de lo que decía pero a la vez sus pensamientos volaban a la nada, de vez en cuando le dibujaban un rostro en las nubes del cielo. Volviendo la mirada a Junsu quien ahora se había cruzado de brazo impaciente, le sonrió divertido, la cara de Junsu siempre le saca una pequeña sonrisa.
-Te estoy escuchando
-Pues no parece
-Pues así es
Junsu bufó. – Entonces dime ¿qué estaba diciendo?
Jaejoong rodó los ojos. – Que en una semana viajaras a encargarte de los arreglos de..
-De tu fiesta de cumpleaños- Terminó la frase Junsu.
-¿Ya va a ser mi cumpleaños?-
Junsu asintió- Sólo falta un mes, es un gran evento, perfecto para hacer nuevas alianzas asi que todo tiene que estar perfecto para ese día, yo me encargué de la lista de miembros que asistirán por si quieres verla –Le tendió un largo papel a lo que Jaejoong lo miró levantando una ceja.
-¿Tantos?
Junsu asintió-Todos ellos representan tus futuras oportunidades para mejorar Yeire o tus futuros enemigos.
-Linda forma de ponerlo…-Junsu se encoguió de hombros descartando el tono de Jaejoong. Esta revisaba la lista cuando un nombre familiar surgió- ¿Changmin?
-Tienes que tomar cualquier oportunidad para cambiar tu relación con él.
-¿Crees que invitarlo a mi fiesta de cumpleaños hará que deje de odiarme porque no le permito ser parte de la estirpe de mi familia, lo que conlleva a no dejar de reiné como tal?
Junsu nuevamente se encogió de hombros- Quien sabe y a lo mejor lo logras. Habrá mucha comida ese día.
Jaejoong le sonrió.
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Una vez que su reunión sobre sus futuros movimientos como soberano de Yeire terminó, Jaejoong se tomó la tarde para pasear por sus jardines, era un lugar extraño, tenía recuerdos de llorar hasta el cansancio cuando alguien quería que saliera al patio, su madre había dorado este lugar pero Jaejoong no concebía estar allí sin sentir una fuerte opresión en el aire. De todos modos caminó para estirar sus piernas con sus pensamientos llenos de planes e ideas para su nación, en el pasado sus estudios estuvieron a cargo de su padre quien se encargó de que supiera todo lo que se necesitaba para llevar adelante una nación, desde la manutención económica y social hasta las estrategias de defensas más efectivas. Todo estaba revuelto en su cabeza, en cuanto un pensamiento cruza y él lograba rearmarlo, otro venía y volvía a comenzar su tarea, ya estaba acostumbrar y de una forma especial quería con todas las fibras de su cuerpo a su nación, no había nada más importante que mantener el legado de su familia.
Pensar en tantas cosas volvió su caminar errático y para cuando levantó la cabeza para tomar conciencia de donde estaba se encontró frente a la pequeña cabaña que había construido junto a su padre hacía ya mucho tiempo cuando le estaba enseñando sobre cada aspecto de lo que conlleva un pueblo, desde cada ladrillo de barro y madera para una casa, hasta el material más sofisticado para los templos. Eso era lo que tenía en frente aunque ahora esa casa ahora era diferente, ahora estaba habitada por un extraño esclavo que cayó frente a él, literalmente como un regalo.
-¿Qué hago aquí?- Se preguntó Jaejoong, todo este tiempo trató de mantenerse alejado del esclavo, su sola presencia hacía estragos en él y perdía el control de sí mismo haciendo que tomara decisiones estúpidas, algo que no podía permitirse dada su posición. Sin embargo estaba aquí frente a la casa y las ganas de entrar eran irrefrenables.