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Error por Sarabi22

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Notas del capitulo:

Ciao! Cómo estáis? Bien espero. Para compensar que llevo dos o tres meses sin subir os he traído un nuevo capítulo, es la primera parte de la lucha de Lambo.

Adoro lo badass que me ha salido cierto personaje. Pero en fin, entiendo que estéis enfadados conmigo por todo este tiempo, pero me gustaría que al menos me dejaseis una opinión en los comentarios, me gusta saber lo que pensáis de la historia y del rumbo que está tomando.

Sin más, os dejo con un nuevo capítulo de "Error", nos vemos abajo!

Iban subiendo la escalera de la escuela, rumbo a la azotea. La noche era tormentosa, las nubes negras como la tinta y azules como las profundidades abismales descargaban rayos y truenos, que pasaban de un blanco centelleante a un pálido amarillo como la piel de la muchacha con quipao. I-pin estaba nerviosa, mucho, no le había gustado nada esa chica con la motosierra. Tenía miedo, miedo por su novio, miedo de no volver a verlo, miedo de verlo en el hospital… su corazón estaba lleno de temor.

Esto debió reflejarse en su rostro porque sintió un leve roce en la mejilla, Lambo la había besado, quizás para distraerla, quizás para que volviera en sí y no se diese de lleno contra las escaleras por caminar en su mundo. Pero ayudó, ella volvió en sí, no era muy de contacto físico y no sabía si era buena idea en un momento como aquel, así que imitó lo que le había visto hacer a la señorita Sieren con su maestro años atrás, cuando la conoció. Entrelazó su meñique derecho con el izquierdo de Lambo y no lo soltó hasta que llegaron al final de la escalera en esa lúgubre noche.

-          Eso no va bien. – les dijo Tsuna a los demás, se le veía  preocupado y determinado a hacer cualquier cosa. Si algo le había enseñado la pelea del otro día era que no estaba dispuesto a ver a nadie más en su sala de estar con un hueso roto, o varios.

-          Me gustaría poder cambiar nuestro representante. – exteriorizó Gokudera pensativo, verdaderamente preocupado por el adolescente de pelo moreno que seguía subiendo con su novia. – Esa vaca estúpida no tiene posibilidad. – todos sabían la debilidad del ataque de Lambo, y esa motosierra podía ser usada perfectamente como escudo.

-          Vosotros habéis sido elegidos. – comentó Reborn totalmente casual. Iba con una gabardina marrón sobre el traje. – Si dudan ahora, perderán sus vidas. – lo que más ganas daba de golpearse contra la pared fue que no era más que la pura verdad.

-          Pero. – Tsuna se dirigió a objetar, su padre podía ser duro como el que más, sin embargo no era necesario recordarles que podían morir.

-          Tan pronto como empiece esta batalla, no podrá ser detenida. – fueron las palabras de Reborn, miraba a Tsuna con intensidad, quería que asumiera que iba a ser así de ahí en adelante.

Un trueno resonó a través del cielo, le siguieron varios y en esa rápida sucesión de luces pudieron ver una extraña estructura de picos.

-          ¿Qué es eso? – preguntó el castaño con desconfianza y desconcierto. No era que le gustara pensar que otra vez habían hecho algo raro, pero conociendo a esas malditas seguro que había sido así.

Lambo estaba en la parte de arriba de la escalera con I-pin y Angelo detuvo a los demás durante un momento, quería darles un poco de tiempo a solas. Tsuna lo comprendía perfectamente, al igual que los demás, por lo que se quedaron quietos. Hana, Haru y Kyoko no estaban, la primera había tenido bastantes emociones por un día, la segunda estaba ayudando a Enma con su búsqueda y la tercera simplemente tenía el orgullo herido.

Por otro lado, Sieren dijo que iría más tarde porque tenía que encontrar algo, nadie sabía el qué menos Reborn. Dino y Hibari estaban peleándose como bestias en algún lugar del país y Xanxus y Squalo se habían quedado en el hotel, más bien Xanxus se había quedado en el hotel y forzado a Squalo a quedarse con él, en cambio había mandado a Levi con el fin de que le contara todo lo que había sucedido cuando volviese.

-          El techo… – se escandalizó Tsuna, ¡Kyoya lo iba a matar!, ¡¿Qué le había pasado al techo del instituto?! Tenía que regalarle algo y arreglar ese desastre, siendo el regalo una manera de decir “lo siento”. Se había fijado que el otro día cuando volvía de comprar con Angelo estaba en el parque y muchos pájaros se le acercaban, igual un pájaro no era mala idea…

-          ¿Qué es esto? – preguntó Gokudera trayéndolo de vuelta a la realidad y la situación que le había llevado a plantearse el regalarle un pájaro a Hibari.

Al otro lado de la azotea estaban, de nuevo, Chervello 1 y 2, ahora realmente imposibles de distinguir ya que ambas llevaban un impermeable negro exactamente igual y tenían el pelo largo.

-          Esta es la zona de combate para esta noche – les informaron. – apropiada para los Guardianes del Rayo. La hemos llamado “El circuito Eléctrico”. – no, si al final iban a tenerle cariño a esos escenarios tan raros que se montaban con el dinero de los demás…

Como si hubiera estado planeado de pronto un rayo aterrizó en el palo centra y de ahí fue transmitido al resto del suelo por unos cables que le daban aspecto de telaraña, por último acababa en las torres de los numerosos extremos.

-          ¡El suelo está brillando! – Tsuna no podía más que resaltar lo obvio, era impresionante y aterrador al mismo tiempo, esos tenían que ser cables eléctricos por fuerza.

-          Hay cables especiales que fácilmente conducen la electricidad a lo largo del suelo del circuito eléctrico. – explicó Cervello 2, más de uno estuvo tentado de soltar una frase sarcástica, entre ellos Angelo.

-          No me digas genio. – murmuró, aunque con el ruido del rayo y la electricidad no pudo llegar a los oídos de Cervello.

-          El relámpago que golpee los pararrayos es mejorado varias veces y los traspasa. – informó Cervello 1. Eso no era un escenario, eso era una trampa mortal.

-          Esto no puede ser, ¡Solo estando encima de ellos morirías en un instante! – Tsuna intentó por un segundo hacerles entrar en razón, solo para que Angelo le recordara que eran Cervello.

-          Ellos prepararon esta pelea sabiendo que habría una tormenta eléctrica. – Gokudera estaba a un paso de explotar, pero Yamamoto no se sentía de humor para calmarle, estaba simplemente horrorizado.

Lambo empezó a acercarse con pasos vacilantes, todavía no había soltado el meñique de I-pin, pero Tsuna le detuvo antes.

-          Lambo, espera. – le cogió del antebrazo derecho y el otro se volvió a mirarle. – Es peligroso. – el muchacho estaba temblando levemente y los nervios le hicieron tirar los cuernos que llevaba en el bolsillo al sacarlos. – Se te cayeron los cuernos otra vez.

Gokudera los recogió y los miró con cara de circunstancias, entonces sacó un rotulador negro del bolsillo y le escribió en ellos algo mientras lo regañaba.

-          Vaca estúpida, no preocupes al 10º. – le dijo sin apartar los ojos de la tarea en mano. – Bien, incluso si los pierdes alguien te los devolverá. – le había escrito nada más y nada menos que “estúpido”

-          Realmente ha escrito “estúpido”. – se sorprendió Tsuna, a Lambo no le hizo mucha gracia pero a I-pin sí, se puso a reír suavemente mientras miraba con afecto a su novio y su cara de horror. Le encantaban las muecas que hacía, le encantaba que expresara sus sentimientos, le encantaba Lambo.

-          Guardianes del Trueno, por favor vengan al centro. – pidió Cervello 1. I-pin perdió la risa en ese instante, cayendo de nuevo y de golpe a la realidad.

-          Su oponente lo ha estado esperando dos horas. – le informó Chervello 2. ¿Quién espera dos horas para un pelea que tiene una hora fija? Al parecer la chiquilla gótica.

-          ¡¿D-dos horas?! – ni siquiera Tsuna se lo acababa de creer, incluso Fon, quien siempre llegaba a tiempo, si lo hacía por adelantado eran diez o quince minutos a lo sumo.

Y ahí estaba contemplando el cielo y los relámpagos con una sonrisa complacida, estaba de lado a ellos, con las manos detrás suya y en ellas medio escondida por las sombras su fiel motosierra, no le veían los ojos, tan solo el flequillo pues era el lado de la cara que tenía tapado por su pelo.

-          ¡Ahí está! – casi chilló Lambo, era básicamente presa del pánico.

-          ¡¿Dónde coño te habías metido?! – le gritó Alice, quien apareció de pronto junto al tanque de agua al otro lado de la azotea, una de las ilusiones de Viper los había trasportados a todos a salvo y secos hasta allí.

-          Me gusta el tiempo. – dijo como quien admite que le gustan los perros. – Y este lugar parecía el mejor lugar para admirar este hermoso cielo. – la muchacha estaban empapada de pies a cabeza, y si te fijabas llevaba guantes enteros y el vestido tenía toques de un verde eléctrico que resplandecía al ser iluminado por los rayos.

Dejó la sierra apoyada en la pared y se retiró el flequillo del ojo con una horquilla, lentamente lo abrió y todos pudieron contemplar que era del mismo color que sus accesorios, verde eléctrico.

-          No poder creer que a ti gustar este tiempo. – se quejó Lásmita mientras se arrebujaba en su abrigo de piel de visón, nadie le había dicho que no podía coger las cosas de Nana, quien no podía detenerla al no estar presente, y nadie la había detenido de hacerlo.

-          Marmmon, sigue con la ilusión no quiero mojarme. – pidió Ieyasu, la ilusionista le cumplió el capricho.

-          ¡Que puto frío! – se quejó Alice, quien llevaba el mismo conjunto de la noche anterior, con la única diferencia de unos pantalones largos que su padre había insistido en que llevara.

-          Póntelo. – ordenó Iván mientras le extendía su propio abrigo militar. – No quiero tener que escuchar tus quejas durante toda la pelea. – ella se lo puso con orgullo, le daba igual que Iván dijera eso o que le estuviera grande, mientras le abrigara le bastaba. No dijo ni una palabra de agradecimiento.

Volviendo con nuestros protagonistas…

-          Pero ¿De verdad va estar bien? – preguntó Yamamoto preocupado.

-          No sé yo qué decirte… – le respondió Gokudera, aunque no lo admitiera estaba preocupado.

-          Lambo, escúchame. – le dijo Tsuna mirándolo a los ojos, aunque para ello tuvo que echar la cabeza atrás. – Si no quieres ir, no vayas.

-          10º - murmuró Gokudera, conmovido por lo amable Tsuna, a decir verdad siempre habían visto a Lambo como su hermano pequeño pues se comportaba como tal.

-          No entiendo por qué papá te eligió. – y con esto Angelo mandó una mirada significativa a su padre, quien se encogió de hombros y se preguntaba cuando iba a tardar Sieren. – Pero después de lo que anoche no es justo que te obligue a pelear. Todavía no quieres morir ¿Verdad? – el muchacho con la camisa de vaca le sonrió y apretó el agarre que tenía sobre la mano de I-pin, pasando de simplemente cogerse los meñiques a entrelazar sus manos.

-          ¿Ah? ¿Realmente no lo sabes? – Lambo estaba intentado actuar despreocupado. – Yo tengo a la diosa de la victoria de mi lado. – y estrechó la mano de I-pin, la muchacha china se sonrojó de golpe.

Tsuna suspiró y al contrario que otras veces no sonrió. Cogió algo de su bolsillo y se lo pudo en la mano derecha, eran los cuernos con cicatrices que le había enseñado el día anterior en la cena.

-          Si vas a ir de todas maneras, lleva esto contigo. – él los aceptó y se los guardó en el bolsillo.

Antes de irse se volvió rápidamente y besó a I-pin sin que ella se lo esperase.

-          Ese es mi beso de la suerte. – le dijo mientras sonreía, ella estaba roja de la impresión y aprovechando eso soltó su mano. La mano de ella de pronto se sintió fría y vacía, tenía un mal presentimiento. – Luego volveré a por el beso de la victoria. – sonrió y se dio la vuelta. – ¡Me voy! – la muchacha de las trenzas no pudo contenerse más y enterró la cara entre sus manos.

Ryohei le puso un brazo alrededor de los hombros, se imaginaba que Hana estuvo de la misma manera cuando le vio subir al ring. Porque estaba ten cerca y al mismo tiempo tan lejos, ella se volvió en sus brazos y empezó a temblar, la abrazó como abrazaría a una hermana pequeña. Posiblemente fue allí donde empezó la complicidad entre ellos dos, él reemplazó a su hermana pequeña perdida y ella encontró a un hermano mayor en él.

Tsuna lo veía con preocupación, pero de pronto sintió que pasaban un brazo por su cuello y una voz cerca de su oído, era dulce y susurrante, era Angelo.

-          No te preocupes, papá y mamá seguro que tienen un plan. – le tranquilizó. – Además a sobrevivido al entrenamiento de Levi, no le pasará nada. – ¡Cómo deseaba que eso fuera cierto! Pero algo dentro de él le provocaba desazón y una opresión en el pecho.

.

.

.

-          ¡¿Sieren-san?! – gritó Haru por el móvil. – ¡Aún no hemos llegado!

-          ¡¿Por qué?! ¿Qué ha pasado? – preguntó, escuchó un volantazo y un lo que parecía un freno en seco.

-          ¡¿Por qué paramos?! – preguntó alterada al conductor, un chico de la familia de los Bovino que había venido junto con el paquete.

-          ¡La luz está roja! – le dijo entrando en pánico. – ¡No podemos pasar!

-          ¡NO HAY SEMAFOROS EN ROJO EN UNA PERSECUCIÓN DE COCHES! – le gritó la morena al borde de un ataque de nervios.

-          Dime que al menos el paquete está a salvo. – pidió Sieren con las cejas alzadas.

-          Sí, eso sí. – de golpe el ruido de la rueda acelerando contra el pavimento. – Si este idiota no vuelve a hacer algo estúpido, – sonidos de un tiro y cerca suya un grito no muy masculino. – estaremos allí en quince minutos. – y cortó la llamada.

Otro giro para intentar despistar, pero se dio cuenta de que no había funcionado, ¿Por qué si esa calle ni se veía? Entonces miró por el retrovisor y vio el intermitente encendido, la estupefacción que sintió en ese momento fue rápidamente sustituida por incredulidad y luego por rabia.

-          ¿Acabas de poner el intermitente? – preguntó con ese tono que indicaba que acababa de ver algo increíble.

-          Tengo que hacerlo, ¡es la ley! – cómo se notaba que ese chico era nuevo y, por si fuera poco, se acababa de sacar el carnet de conducir. Esa, fue la gota que colmó el vaso.

-          Se acabó. – se dijo Haru a sí misma.

El coche tenía una palanca para echar atrás el asiento del conductor, dejó el paquete que había estado llevando abrazado durante el camino en su asiento y activó la palanquita. El chico dio un pequeño grito de la sorpresa. Se puso sobre su regazo y empezó a conducir ella. Primero la echó atrás del todo la palanca de cambios y luego pisó el acelerador.

Se encontraron más coches por delante y dio un giro brusco a la derecha, las ruedas derrapaban sobre la calle. Subieron por una calle con una gran cuesta y por la acera, ya que era una calle peatonal y no había nadie nunca a esas horas, pues en el vecindario vivían más ancianos que otra cosa. El muchacho seguía gritando detrás de ella.

Otro giro brusco para salir a la calle principal, jugó con el freno y el acelerador para poder salir airosa de la situación. Volvió a presionar el acelerador, pero unos de los coches de sus perseguidores de había chocado con otro que transportaba una rampa, la susodicha había quedado entre ambos coches y eso le dio a Haru una idea suicida. Que ejecutó de todos modos, seguramente influenciada por la adrenalina que le corría por las venas en esos momentos.

Cuando estaban ya muy cerca, activó pisó el acelerador a fondo al mismo tiempo que activaba el freno de mano y giraba el volante con una mano, el coche se deslizó por la rampa de lado y voló de forma horizontal. Aterrizó sobre un puente y lo recorrió a toda velocidad, finalmente dio un giro brusco a la derecha sin disminuir nunca su presión sobre el acelerador. Al salir del oscuro y estrecho callejón, por fin, pisó el freno y detuvo el coche. Estaban a salvo, en territorio de Vongola.

Fon y Colonello los estaban esperando desde hacía unos diez minutos, habían llegado justo a tiempo, quince minutos exactos, como había prometido Haru por teléfono. Abrió la puerta del copiloto y salió por ella, llevándose el paquete consigo. Colonello apuntó al muchacho con una pistola mientras este salía de su papel de chico asustadizo.

-          Encontramos un cuerpo que coincidía con la foto del chico que se suponía iba a venir con la mercancía. – le informó Fon con una sonrisa amable. – Colonello, encárgate tú. – le pidió y se volvió a Haru, quien no soltaba el paquete, la cogió en brazos al estilo princesa y se la llevó de allí saltando de tejado en tejado, tenían que darse prisa o Lambo estaría en graves problemas.

-          Y ahora, ¿Me dirás quién te envía o tengo que torturarte? – preguntó el rubio.

-          Chang. – respondió secamente, era el rival de Balalaika, la madre de Iván, de Roanapur.

-          Muy bien, se lo haré saber a Balalaika. – le dijo.

-          Entonces hazme un favor y mátame, prefiero un tiro en la frente a que me torturen mis jefes. – le pidió el chico chino. Colonello sonrió.

-          No, te mandaré con pasaje a Italia, allí podrás alistarte en el ejército. – le dijo, él no era ningún asesino, él era un soldado. – Diles que vas de mi parte y de la de Lal, si una vez allí te matan no será cosa mía.

El chico se quedó en blanco, nadie había sido tan amable con él en toda su vida. Sonrió y unas cuantas lágrimas le vinieron a los ojos. Estaba feliz de haber aceptado ese dichoso trabajo, que nadie más quería aceptar porque se enfrentaban a los Arcobaleno, y de haberse encontrado con este hombre rubio y ojos azules con pinta de militar.

Colonello se sintió bien consigo mismo, había hecho una buena acción. Llamó a sus contactos y en media hora estuvieron allí, acababa de darle a alguien un nuevo propósito en la vida y una nueva vida, el pensamiento le hizo sonreír orgulloso de sí mismo.

 

Notas finales:

Espero que os haya gustado! Quería darle un poco de protagonismo a Haru y esto es lo que ha salido, creo que ya os imaginais cuál es el paquete ¿Verdad?

Para los que no hayan visto "Black Lagoon", Balalaika y Chang tienen una especie de rivalidad y se intentan cazar mutuamente o eso es lo que me pareció a mí.

Frase del capítulo: "El éxito no es la clave de la felicidad, la felicidad es la clave del éxito. Si amas lo que estás a¡haciendo tendrás éxito." - Herman Cain.

Nos vemos!


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