Son regalos muy pequeños para un valor tan grande. Pero está en mis manos el dároslos, lo cual hago con el corazón alegre y con la esperanza de que los guardaréis no tanto por su valor si no por lo que significan como recuerdo.
Lloyd Alexander
Si soy sincero conmigo mismo, yo no debería estar aquí. Es mas debería estar en la comodidad de mi cama leyendo mangas o tal vez viendo películas acompañado del delicioso chocolate que suele hacer por estas fechas. Esa es la cuestión: Debería. Sin embargo aquí estoy en pleno Sábado y por cierto, caótico haciendo cola y congelándome hasta los huesos, por más que la calefacción fuera cálida. Tal vez si hubiese venido hace dos semanas, probablemente no me llevaría tanto tiempo lo que estoy haciendo y hace tiempo que estaría en casa. El detalle era que hace dos semanas me di cuenta que no tenia el dinero suficiente para comprar lo que yo quería y solo hace un par de días había descubierto cual seria lo que compraría para Ji Yong. Si. Esa es la razón por la que estoy parado aquí mismo un día antes de Navidad. El regalo de navidad de Ji Yong. El único motivo que me hace soportar estar parado en medio de tanta gente y haciendo cola. Odio ambas cosas, las conglomeraciones y hacer cola. De cierta, forma soy algo impaciente. Aun así por muchas cosas negativas que me rodearan, haría esto una y otra vez por mi mejor amigo. De eso se trata la amistad, ¿no?
Cuando vi ese gorro de lana con pompón rojo supe que era el regalo perfecto para él. Le quedaría muy bien y le ayudaría a abrigarse de este frio invierno. El problema que en la tienda que me fijé era exquisita, por decirlo de esa manera. Los productos eran hechos a mano y personalizados. El de Ji Yong tendría eso. Una hermosa J impresa de dorado le acompañaría como diseño. Era sencillo y minimalista. A Jiyongie le encantaría. Estoy seguro.
Me costo conseguir el dinero restante, pero estuve haciendo dos semanas seguidas mandados a los vecinos en cualquier cosa que necesitaban. Funciono a tiempo y eso es lo que hacia valer la pena todo esto.
-Siguiente- escuché decir a la vendedora.
Para mi sorpresa me di cuenta que era mi turno. ¡¡Por fin!! Con una sonrisa en mi rostro fui al mostrador.
-Vine por el pedido que reservé hace dos semanas. A nombre de Choi Seung Hyun.
Quizá sonó un poco pretencioso, pero era la verdad. La amable vendedora me sonrió y buscó la confirmación de mis palabras en la computadora.
-Efectivamente. Ya lo tenemos listo, espere.
Entonces desapareció y me sentí de alguna manera solo, a pesar que había mucha gente. Tenía la sensación que parecía un tonto sin nada que hacer mientras esperaba. Odiaba eso. Para distraerme tararee la melodía navideña que estaba sonando en ese momento y me concentré en mirar la pared. No sé cuanto tiempo paso, pero para mi fue eterno y precisamente no del eterno apreciable, mas bien detestable. Cuando vi que la chica regresó. El alivio inundó mi cuerpo.
Llevaba en sus manos una bolsa de plástico y adentro se veía el gorro.
-Este es el gorro que pidió. Seguimos sus especificaciones- comenzó hablar mientras lo sacaba de la bolsa. Me gustó que me tratara como un cliente, a pesar de mi edad- ¿Está conforme?- me extendió el gorro para que lo examinara.
Efectivamente eso hice. ¡Era perfecto! Me gustaba como había quedado.
-Si. Estoy conforme- asentí sonriente, reafirmando doblemente lo dicho.
-Bien. ¿Gusta que lo envolvamos o se lo doy así?
Ante esa pregunta me puse a pensar. No se me había pasado ese detalle por la cabeza y aunque hería mi orgullo un poco, debía reconocer que era un asco envolviendo cosas. No quería entregar algo con la apariencia de un estropajo a Ji Yong. Esfumaría el encanto del regalo y mi intención. Tampoco le podía pedir ayuda a mama o a mi adorable hermanita, seria vergonzoso. Mas si Hye Yoon me la pasaba molestando o abriera la bocota antes de tiempo. ¡Ni hablar! No era una opción sensata.
-Si, hágalo y use el papel más bonito que tenga- me atreví a pedir.
¡Rayos! Moría de vergüenza, pero no iba a dejar que la vendedora lo sepa. Así que mostré una mirada tranquila. Como si lo que acabo de decir era algo perfectamente normal.
-Bueno, nosotros tenemos cajas de diversas formas y ponemos un lazo. ¿Eso estaría bien?- ella me sonreía y ni siquiera se vislumbraba burla en sus ojos. Ayudó un poco a disminuir mi vergüenza.
Y si aun disimulaba, lo hacia bien y estaba agradecido por eso.
-¿Qué formas tienen?
-Corazón, cuadrado, rombo, circulo y navideños.
-¿Navideños?
Hmm… seriamente empezaba considerar la opción, sin embargo algo me detuvo. No era necesario que delatara mucho el enorme esfuerzo que hice por el regalo y el detalle que tuve. No necesitaba noona burlándose de mí toda la bendita nochebuena. Después de todo pasaríamos las navidades en casa de los Kwon y por primera vez pasábamos una festividad fuera de casa.
-Solo el de cuadrado y el moño mas bonito que tenga.
-Espere un momento.
Rápidamente la chica se volteó y cogió una caja del estante de atrás. Metió el gorro y luego se fue a un frasco enorme que contenía miles de coloridos moños. Vi que sorteó como pudo entre todos y escogió un enorme moño rojo enorme con muchos pliegues. ¡Era muy bonito y combinaba con el regalo! Mas satisfecho no podía estar. Luego lo pego a la caja y me lo entrego a mí.
-Bien. Son 45 mil wons.
Hurgué mis bolsillos y encontré los billetes. Con una sonrisa le extendí el dinero.
-Aquí tiene.
Era dinero bien gastado. Ella tecleo rápidamente algo en el tecleado.
-Aquí tiene su boleta y de regalo le damos estos bastones navideños de caramelo. Gracias por su compra ¡Feliz Navidad!
¡Eso me puso contento! A Ji Yong le encantaban los dulces. Seria buen acompañamiento para el regalo.
-¡Feliz Navidad!- hablé entusiasmado.
Salí de la tienda y el frio me golpeó de repente, recordándome mi realidad climática. Tirite más que adentro y mire el cielo. Nevaba. Finos copos de nieve cubrían la ciudad. Sin embargo sonreí y quizá porque me acababa de dar cuenta que hice la primera compra de mi vida, con mi propio dinero y resultaba siendo un regalo. ¡La vida tenia unos caminos extraños! Yo pensaba que mi madre seria a la primera que le regalara algo. Las cosas habían resultado de esta manera, no importaba. ¡Fue una compra satisfactoria! Revisé mi bolsillo con mi mano libre y vi que me quedaba algo de dinero. ¡Tenia ganas de un chocolate caliente! Quizá compraría dos chocolates calientes. Uno para mi y Ji Yong. Primero tendría que regresar a casa y dejar el regalo escondido en mi cuarto. Era una suerte que el centro comercial quedaba cerca de casa. Así que brincando contento y cuidando de no caerme me dirigí a mi hogar. Saque mi celular y llame a Ji Yong, se supone que tenía que ser usado en caso de emergencias, pero considere esta como una. No creo que mi madre me matara por una corta llamada.
-¿Alo?-reconocí la voz de Dami.
-¡Buenos tardes, noona! ¿Esta Ji Yong?
-Si. Esta en la cocina. Ahora lo llamo, Seung.
¡Pequeñajo te llama Seung!
Escuché que le gritaba en voz alta. Yo reí. Seguro que ahora Ji Yong se pondría a refunfuñar. Ya visualizaba su ceño fruncido y cruzándose de brazos.
¡Que no me llames pequeñajo, noona!
Esa era la voz de mi mejor amigo y me eché a reír. Sabia que reaccionaria de esa manera y que estaba cerca del teléfono.
¡Es con amor!
¡¿Con amor?! ¡Pufff!
-¡Hola, hyung! ¿Y esta llamada?- se le escuchó alegre.
-¿No puedo llamar a mi mejor amigo?-bromeé.
-¡Claro que si!- entre risas admitió- Pero para algo llamas, ¿no?
-En eso tienes razón. ¡Eres inteligente, eh!- volví a bromear, seguro que estaba rodando los ojos en este momento.
-Eishh… es sentido común, hyung.
-Bueno lo que sea- pasé al tema que de verdad quería hablar- Quiero saber si estarás en casa toda la tarde.
-Si estaré.
-Bien. Caeré por ahí con chocolate caliente, ¿quieres?
-¡Eso no se pregunta, hyung! ¡Amo el chocolate caliente!- se oía emocionado.
-Ahora estas emocionado por el chocolate, ¿no? No porque tu hyung te visita, ¡eh!- pretendí estar ofendido- ¡Que mal, Jiyongie! ¡Que mal!
-Estoy emocionado por los dos- dijo entre risas- ¡Palabra de honor!
-¡Hmmm… te creeré por ahora!- entrecerré los ojos involuntariamente. Quizá era por costumbre- Nos vemos más tarde. Tengo que cortar.
-¡Vale, te espero hyung!
Corté la llamada y emprendí ansiosamente mi regreso a casa. Quería pasar mas tiempo con Jiyongie. Estaba seguro que pasaríamos una tarde agradable. Mañana seria navidad y esperaba de todo corazón que la Nochebuena fuera muy bonita. Seguro que mama cantaría villancicos, a ella le encantaba hacerlo y yo solo esperaba la sonrisa de Ji Yong cuando viera el regalo, después de todo lo había comprado con las mejores intenciones y deseos del mundo.