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Acéptalo por Gumin7

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Notas del capitulo:


Antes de nada: Le dedico este fic a Kaede ^-^ por ayudarme y ser tan genial ;D Y a mi Marinita e.e que es una maldita pervertida y la quiero mucho~

Está ambientado en 2012, concretamente cuando Yuu dejó la banda. Por esto, los looks de los chicos son los que llevaban en esos tiempos.

No voy a decir la pareja porque la intuiréis conforme vayáis leyendo, aunque creo que me he pasado de romántico xd Se admiten collejas vía review (?)

Espero que todo esté correcto y no haya muchas faltas. Lo he revisado unas mil veces, pero siempre hay alguna que se esconde, la muy... e3e)9

Sed comprensivxs, que es el primero ;3;)/

Espero que os guste.

        Fue una despedida tan dolorosa como necesaria, ya que su mano no aguantaría mucho más el ritmo que llevaban. Tres jóvenes abrazaban a un pelinegro con tristes sonrisas plasmadas en sus rostros.

        —Vamos, se supone que habéis organizado esto para pasarlo bien —dijo entre risas y soltándose con delicadeza de los brazos de los otros tres.

        —Sí, pero aún me cuesta creer que volvamos a separarnos.

        —Yo-ka, sabes que, por mucho que nos separemos en el mundo de la música, siempre estamos en contacto.

        —Lo sé, pero aún así duele —respondió haciendo un puchero.

        Se hizo el silencio en el salón de la casa, propiedad del vocalista, el cual fue roto por el rubio que ocupaba el lugar del único guitarrista de la banda.

        —Bueno, como ha dicho Yuu, esto lo hemos organizado para divertirnos y darle una buena despedida.

        Sacó una bolsa que contenía varias botellas y empezó a servir alcohol a sus tres amigos.

 

~*~


        Un fuerte y molesto sonido empezó a taladrarle los tímpanos de una forma terrible y molesta. Emitió un ronco gruñido y se tapó la cabeza con la almohada. Silencio y, tras unos segundos, otra vez ese maldito sonido.

        El pelinegro alargó el brazo hasta su mesita de noche y respondió a su móvil con el mismo gruñido que había emitido un momento antes.

        —¡Yo-ka! ¡Maldita sea! ¿Dónde coño estás?

        —¿Kei? —respondió el aludido, confundido y con media cara hundida aún en su almohada.

        —¿Se puede saber qué haces?

        —¿Tu qué crees? Dormir. ¿Sabes qué hora es?

        —Sí, y son las dos y media de la tarde.

        El vocalista giró la cabeza y miró el reloj de su mesita.

        —Joder, pues sí... Qué mal me siento —dijo tranquilamente.

        —Pues date una ducha fría y ven cagando leches al estudio.

        —¿Para?

        —Porque está aquí el nuevo batería de soporte, con el cual habías quedado a las doce. No llego a venir por pura casualidad y aquí se puede quedar todo el día, maldito irresponsable.

        —¡Mierda! —dijo al tiempo que se incorporaba de un salto, lo cual le provocó un terrible mareo, náuseas y un gemido provocado por el dolor que sentía en todo el cuerpo. Había olvidado completamente que había quedado con el que ocuparía el lugar de Yuu. No le gustaba para nada esa idea, pero no le quedaba otra, ya que necesitaban un batería—. Kei, dile que espere un poco más; voy para allá.

        Colgó el móvil y empezó a recordar la gran cantidad de alcohol que ingirió anoche y la escasa tolerancia que tenía hacia este.

        Se levantó de la cama y fue directo a darse la ducha más rápida y más fría que se había dado en su vida, más preocupado por lo que podría hacerle Kei que por el hombre que llevaba esperando dos horas y media. A decir verdad, le daba exactamente igual ese hombre. Cogió lo primero que vio del armario y consiguió verse medianamente decente con un poco de maquillaje para tapar las ojeras que lucía.

        Al pasar por el salón para salir de su casa, pudo ver botellas, paquetes de cigarrillos arrugados, vasos y botes de ramen vacíos, y varios envoltorios de aperitivos desperdigados por el suelo.

        —Serán cerdos —se dijo a sí mismo en voz alta, mientras salía de su casa a toda prisa.

 

 

~*~

 


        —Lo siento muchísimo. Me disculpo por el comportamiento irresponsable de Yo-ka. Normalmente no es así, pero... —«anoche nos corrimos una juerga de la hostia y sigue perjudicado». Definitivamente no podía decirle eso, por lo que dejó la frase a medias.

        —No te preocupes. Debe ser un hombre muy ocupado, así que lo entiendo —le contestó el batería mientras seguía esperando, pacientemente y sin alterarse, a que el otro apareciera.

        —Sí... —decidió no decir nada más.

        Pasados veinte minutos, Kei vio un coche que se le hizo familiar aparcando en una de las plazas.

        —Por fin —soltó todo el aire que había estado reteniendo desde hacía ya un rato.

El vocalista salió del coche y se aproximó a los dos muchachos.

        —Bueno, pues yo tengo que irme —miró al soporte—. Ha sido un placer. Y Yo-ka —miró a su vocalista con una expresión de amenaza—, tú y yo hablaremos luego.

        El rubio se subió a su coche y se marchó de allí, dejando solos a los otros dos.

        —Tú debes de ser el nuevo batería de soporte.

        —Sí, soy Tatsuya. Espero que nos llevemos bien —respondió sonriente y de forma educada, inclinándose ligeramente. No parecía para nada molesto debido a las horas de retraso que había tenido el otro.

        —Bien. Yo soy Yo-ka, el vocalista de la banda. Sígueme.

        Ambos se adentraron al edificio, camino al estudio.

        «No puedo creer que alguien vaya a ocupar el lugar de Yuu», pensó molesto y algo triste, mientras guiaba al soporte al estudio para hacerle una entrevista previa.

 

        —Bueno, pues eso es todo. Espero verte mañana para tu primer ensayo. Puedes marcharte, yo me quedo un rato.

        —Muchas gracias. Hasta mañana entonces —le sonrió y salió por la puerta del estudio, cerrándola tras de sí.

        Yo-ka se quedó sentado donde estaba, mirando a un punto fijo. Le costaba asimilar que Yuu no volvería a tocar con ellos y que sería sustituido por ese chico. El soporte no le caía mal, pero tampoco terminaba de agradarle. No es que el chico tuviera algo malo; es que estaba ocupando un lugar que no era suyo. Era consciente de que su forma de pensar estaba siendo algo infantil, pero no podía evitarlo.

 

 

~*~

 


        —¡¿Tatsuya?!

        —Sorpresa —respondió el aludido sonriendo ampliamente al bajista.

        —No me digas que tú vas a ser nuestro soporte —le dijo al castaño, terminando de entrar al estudio.

        —Así es. Me sorprendí cuando supe que íbamos a trabajar juntos. No te lo dije porque quería que fuera una sorpresa.

        —¿Os conocéis? —dijo una voz que provenía de la puerta.

        Ambos se giraron y vieron al vocalista entrar al estudio.

        —Sí. Nos conocemos desde hace ya varios años. Puedo asegurar que Tatsuya ha sido un buen fichaje.

        El soporte habría sonreído por el comentario de su amigo, pero fue incapaz al ver la expresión de molestia que adoptó Yo-ka al escucharlo. Se produjo un silencio bastante incómodo, el cual Shoya aprovechó para sacar su bajo, sin darse cuenta de la tensión que reinaba en la sala.

 

        Cuando al fin llegó Kei, empezó el ensayo, el cual transcurrió con normalidad. Al finalizar, Shoya y Kei felicitaron al soporte por su primer ensayo, por lo bueno que era y por lo mucho que había trabajado las canciones en poco tiempo. Shoya tenía razón: Tatsuya había resultado ser un muy buen fichaje para la banda. En cuanto a Yo-ka, no quería admitirlo, pero también pensaba que ese chico era bastante bueno, aunque seguía pensando que Yuu estaba muy por encima de él.

        —Bueno, Yo-ka, ¿qué te parece Tatsuya? —le preguntó el guitarrista desde el pequeño sofá del estudio, aprovechando que el nombrado había salido un momento con el bajista.

        —No ha estado mal -contestó con indiferencia, mirando su móvil y sin querer hablar del tema.

        —¿No ha estado mal? Yo creo que ha estado bastante bien.

        —No te emociones; sólo es el soporte.

        —¿Qué quieres decir con eso?

        —Que tarde o temprano se tendrá que ir.

        —O no.

        —¿Cómo que no? —dejó de mirar el móvil y clavó sus ojos en el el rubio.

        —No lo sé. A lo mejor con el tiempo se queda en la banda y todo. No podemos asegurar nada ahora.

        —¿Y qué pasa con Yuu? ¿Es que ya no te importa? —estaba comenzando a alzar la voz.

        —¿Eres tonto? Claro que me importa, pero su estado es muy jodido. Yo-ka, Yuu no va a poder volver a la banda.

        —¿Es que no quieres que vuelva, o qué? —ya estaba hablando a gritos.

        —No te comportes como un crío. Claro que me gustaría que volviera, pero las circunstancias se han dado así y nadie tiene la culpa. Yuu no puede toc...

        —¡Cállate! -le interrumpió el pelinegro—. ¡No quiero oír ni una palabra más!

        —Yo-ka, por favor, cálmate y no grites.

        —¡Te aseguro que Tatsuya, tarde o temprano, se va de aquí! ¡Ese lugar no le pertenece!

        —Yo-ka...

        —¡No! ¡¿Es que no te das cuenta?! ¡Él no debería estar aquí! ¡Y encima es amigo de Shoya! ¿Qué te apuestas a que se ha aprovechado y ha venido de enchufado?

        —¡Yo-ka! —la voz de Shoya resonó por toda la habitación.

        El vocalista se giró y vio a Shoya y Tatsuya parados en la puerta. Shoya tenía una expresión de enfado que nadie nunca había visto en él y daba mucho miedo. Tatsuya, sin embargo, miraba hacia un lado con una expresión indescifrable.

        Un silencio sepulcral reinaba en la sala. Yo-ka miraba a Shoya; Shoya a Yo-ka; Kei a todos; Tatsuya a ninguno.

        —Shoya... Yo... —el silencio fue roto por la voz casi inaudible del pelinegro.

        —¿Shoya, yo? ¿En serio, Yo-ka? ¿De verdad? —el bajista seguía gritando, aunque no tan fuerte como cuando había irrumpido en la habitación.

        Yo-ka se aproximó hasta la puerta para salir, a lo que, los dos que estaban allí, se apartaron. Antes de salir, clavó su mirada, sin expresión alguna, en el soporte, el cual le devolvió una de decepción, provocando que el pecho del primero sintiera una punzada. La sala volvió a quedarse en silencio.


        No sabía por qué, pero se sentía como la mierda. Esa mirada de decepción se había clavado en su mente y le estaba haciendo sentir un dolor bastante desagradable en el pecho y la garganta. Se había pasado mucho con el chico, cuando él no había hecho nada malo.

 

 

~*~

 


        Vagaba sin rumbo por las calles, mirando al suelo y completamente perdido en sus pensamientos. Ya habían pasado varios días en los que no había visto al batería, debido a la falta de ensayos, pero se había estado sintiendo igual de mal. No sabía por qué, pero no podía dejar de ver la mirada de Tatsuya en su mente. Llegó un momento en el que se preguntó si estaba obsesionado con este.

        Era de noche y, lejos de querer irse a casa, decidió irse a un pub a beber. Entró en el primero que vio, se sentó en la barra y comenzó a pedir. Pasaron las horas rápidamente y, no supo en qué momento, empezó a hablar con un hombre, más o menos de su edad. El hombre cogía confianzas rápidamente y hubo un momento en el que empezó a acariciar sus piernas y a acercarse a su oído a susurrarle perversiones que le haría si se iba con él al baño. Yo-ka estaba bastante perjudicado por el alcohol, por lo que no opuso resistencia alguna cuando el hombre lo cogió de la mano y se encaminaron hacia allí.

        Estaban a punto de entrar cuando una mano se cerró en torno al antebrazo del vocalista y tiró de él. Este se fue para atrás girando sobre sí mismo debido al tirón, y se dio de bruces contra el pecho de otro hombre, antes de sentir como el brazo de el mismo pasaba por sus hombros, abrazándolo así contra él.

        —Te recomiendo que no juegues con lo que es mío —oyó que le decía este a quien lo arrastraba al baño hace un momento.

        Acto seguido, y ante la mirada de desconcierto de su anterior acompañante, sintió que esa persona que lo abrazaba, se giraba sobre sí mismo soltándole y lo levantaba del suelo agarrándolo ahora de las piernas y pasándolas por su cintura, para cargarlo bien en su espalda. Yo-ka solo apoyó su cabeza en el hueco que había entre el hombro y el cuello de quién lo sujetaba, inhaló el delicioso aroma que desprendía este y se dejó llevar a través de las oscuras calles.

 

 

~*~

 


        La luz del sol le dio en la cara haciendo que, bastante confuso, abriera los ojos. Un dolor de cabeza se hizo presente, pero aún así se incorporó lentamente en aquella cama y miró la habitación en la que se encontraba, la cual no pertenecía a su casa.

        —Por fin has despertado, maldito borracho —alguien había entrado a la habitación.

        —¿Qué estoy haciendo en tu casa?

        —Ser un irresponsable, para variar.

        Yo-ka cerró los ojos y se apretó las sienes con los dedos, empezando a recordar lo que había pasado anoche. Se asqueó bastante al recordarlo todo.

        —No me puedo creer que estuviera a punto de... Un momento... Kei, ¿qué fue lo que le dijiste a ese hombre?

        —Yo no le dije nada, ya que yo no estaba allí.

        —¿Y por qué estoy en tu casa?

        —No fue Kei quién te trajo aquí —se oyó una voz en la puerta.

        —Shoya... ¿Qué haces aquí? ¿No estás enfadado conmigo por lo que dije en el ensayo?

        —Estoy molesto, Yo-ka. Te pasaste de la raya.

        —Lo sé, y lo siento. Gracias por salvarme anoche.

        —No es a mí a quien le tienes que decir lo siento, sino a Tatsuya, el cual, por cierto, te salvó ayer.

        Yo-ka se quedó estático mirando a sus dos amigos. «Te recomiendo que no juegues con lo que es mío» fue lo primero que le vino a la mente. Su cuerpo reaccionó sin su permiso y se sonrojó hasta las orejas.

        —Él te trajo aquí anoche y, cuando se aseguró de que estabas bien, se marchó. Shoya ha venido esta mañana al enterarse.

        El vocalista no supo qué decir, y mucho menos qué pensar, salvo que le debía una al soporte.

        —Oye, y ¿qué es lo que le dijo Tatsuya a ese hombre para que me lo hayas preguntado a mí de esa forma? —preguntó un intrigado rubio.

        —Nada.

 

 

~*~

 


        El castaño se encontraba sentado, con la respiración agitada y perlado en sudor. Llevaba horas tocando la batería y seguía sin apetecerle parar. Estaba sólo en el estudio y no había ningún ensayo programado para ese día, por lo que podría seguir todo lo que quisiera.

        Iba a empezar a tocar de nuevo, cuando la puerta se abrió y mostró a la persona responsable del dolor de espalda que había tenido todo el día, ya que el camino desde el pub hasta la casa de Kei no fue especialmente corto.

        —Yo-ka, ¿cómo te encuentras? —preguntó el soporte desde detrás de la batería.

        —Bien, gracias. Oye, tenemos que hablar.

        —¿Ya te has decidido a echarme de la banda? —rió amargamente.

        —No seas idiota... Yo... —luchó por tragarse su orgullo—. Lo siento mucho. Me porté fatal contigo y dije cosas que en realidad no pienso. Estaba muy dolido por la marcha de Yuu y perdí los papeles. Realmente, no merecía que me salvaras ayer de aquella situación. Te lo agradezco y espero que puedas perdonarme.

        Tatsuya se levantó y se acercó despacio al vocalista. El otro se limitó a mirarlo atentamente y a intentar disimular sus nervios, debidos a que el latido de su corazón, sin saber por qué, iba a mil por hora. El batería se paró delante suya, a unos centímetros de él, y lo miró a los ojos.

        —¿Sabes lo mal que me sentó ver lo que vi en el pub? —le preguntó muy seriamente al vocalista.

        —¿Por qué iba a sentarte mal? Después de todo lo que dije en el ensayo, lo normal habría sido que me dejaras tirado.

        El más alto abrió mucho los ojos con sorpresa e indignación ante esa respuesta.

        —Definitivamente, el idiota eres tú.

        Esta vez, el turno de sorprenderse fue de Yo-ka.

        —Mira, si no quieres aceptar mis disculpas, está bien; yo ya he cumplido —y dicho esto, se dio la vuelta para irse, pero el otro le cerró la puerta desde detrás y lo acorraló con sus brazos de frente a esta.

        Yo-ka se giró y sintió sus mejillas arder cuando vio al otro tan cerca. Quiso decir algo, pero no pudo, ya que los labios del soporte se unieron a los suyos sin dejarle pronunciar palabra alguna. El más alto no fue más allá, ni hizo ningún movimiento; simplemente dejó que esa inocente unión durara unos segundos y se separó muy lentamente de él para, acto seguido, acercarse a su oído.

        —Disculpas aceptadas. Recuerda que me debes una, y te garantizo que te la voy a cobrar —le susurró antes de apartarlo de la puerta con suavidad y marcharse de la sala.

        El vocalista se quedó en el sitio, mirando a ningún sitio e intentando procesar lo que acababa de pasar. Se llevo los dedos a los labios y los rozó ligeramente. Aún notaba el contacto del castaño contra estos; como si todavía siguiera ahí.

        Esa noche, esos labios que se habían atrevido a acariciar los suyos, junto con su dueño, no pararon de acosarlo en sus sueños.

 

 

~*~

 


        Tras una semana libre, ya había programado un ensayo, y tres muchachos estaban ya en el estudio con sus respectivos instrumentos, tocando al azar, ya que el vocalista aún no había hecho acto de presencia.

        —¿Deberíamos empezar sin él? —dijo un molesto rubio mientras, nervioso, acariciaba las cuerdas de su preciada guitarra.

        —Espera un poco más; estará al llegar.

        —Shoya, por mí no hay problema, pero en dos días tenemos un concierto y tenemos que tomarnos los ensayos más en serio.

        —A mí no me lo digas, que yo me lo tomo en serio. Llámalo.

        —Está incomunicado. Llevo toda la semana sin saber nada de él.

        —¿Crees que le habrá pasado algo? —preguntó Shoya con preocupación.

        —Estará bien —respondió Tatsuya.

        Tras esa afirmación del batería, la puerta se abrió de par en par sin darle tiempo a nadie a responder. Los tres de la sala se quedaron mirando al pelinegro que acababa de irrumpir en esta.

        —Ya era hora. ¿Dónde coño estabas? —le preguntó el líder, bastante molesto.

        Yo-ka ignoró a su amigo, cruzó atropelladamente la sala, agarró a Tatsuya por el brazo y tiró de él hasta salir de la sala. Los otros dos miraron la escena asustados y reaccionaron saliendo detrás de ellos.

        —Lo mata. Lo mata —iba diciendo Kei, bastante nervioso, mientras casi corría junto con Shoya detrás de los otros dos.

        Yo-ka y Tatsuya cruzaron los pasillos del edificio; el más alto siendo casi arrastrado y con una expresión de desconcierto en su rostro. Llegaron a la puerta del baño y el vocalista empujó al otro dentro de este, entró detrás, cerró la puerta con el seguro y apoyó la frente en la misma, cerrando los ojos fuertemente. Enseguida se escucharon golpes que provenían de fuera.

        —¡Mierda, Yo-ka, salid de ahí! ¡No hagas ninguna locura! —se pudo oír la voz del guitarrista.

        —¡Tatsuya, defiéndete! ¡Ay! —se quejó Shoya, debido al golpe en el brazo que había recibido por parte del rubio.

        —No se trata de que se defienda, joder. Hay que sacarlos de ahí antes de que pase algo malo.

        Yo-ka puso los ojos en blanco y decidió ignorar lo que ocurría fuera. Se giró para mirar a su secuestrado, el cual, lejos de estar asustado, lo observaba con una expresión de curiosidad.

        Se quedaron así durante unos segundos, hasta que el más bajo reaccionó. Se acercó con inseguridad al soporte y, cuando estuvieron a pocos centímetros, lentamente, subió sus manos hasta colocarlas en las mejillas de este y lo atrajo hacia sí, quedando a una distancia en la que casi se rozaban sus labios y sus alientos chocaban mutuamente. Tatsuya colocó las manos en las caderas ajenas y las acarició con suavidad. Tras unos segundos, Yo-ka decidió acortar la distancia entre ambos, uniendo sus labios tal y como habían hecho la semana anterior, solo que esta vez, comenzó a besar de forma lenta al castaño, quien le correspondió enseguida.

        Ambos cerraron sus ojos y se dejaron llevar por el momento. Tatsuya lo pegó más a él mientras continuaban ese suave movimiento. El vocalista pasó sus brazos por los hombros del más alto y empezó a subir un poco el ritmo del beso, rozando su lengua con los labios de el contrario para que este los abriera y convertirlo en algo más húmedo.

        Estuvieron así un rato, hasta que Yo-ka se separó de él muy lentamente y lo soltó. El castaño se extrañó ante ese gesto.

        —No... Joder, no —se decía a sí mismo el vocalista. «No puede gustarme. ¿Por qué cojones me siento así?», pensó.

        —Yo-ka... —trató de acercarse a él.

        —¡No! ¡Para! Hazme el favor de alejarte de mí —se encaminó decidido hasta la puerta, pero, antes de llegar siquiera, fue agarrado por el otro y acorralado en la pared.

        —¿Estás loco? ¿Me besas de esa forma hace un momento y ahora pretendes que me aleje de ti? ¿Crees que sería capaz de hacerlo? No después de esto.

        —Tatsuya, a mí no me gustan los hombres, pero... —se quedó pensativo durante un momento.

        —¿Pero...?

        —Pero nada. Esto ha sido un error; no me gustan los hombres y punto.

        El batería entrecerró los ojos con rabia, agarró al otro del brazo y se lo llevó bruscamente a la zona de los lavabos. Lo inmovilizó allí colocándose detrás de él, de forma en que quedaron reflejados en el espejo que tenían delante. Le agarró las manos con una sola, apoyándolas en el lavabo para evitar que se moviera, mientras metía la otra por debajo de la camiseta de este y empezaba a acariciarlo lentamente.

        —¡Para! ¡Suéltame! —intentó revolverse, pero quien estaba detrás suya tenía más fuerza.

        —Tío, que se están pegando —se oyó la voz de su líder desde detrás de la puerta—. ¡Salid de ahí, joder! ¡No seáis putos críos! —golpeó la puerta varias veces.

        El castaño ignoró lo que ocurría fuera y comenzó a besar el cuello del otro, succionando y dejando mordidas que marcaron su piel, y se dirigió a su oreja, la cual lamió sin reparo alguno, provocándole un gemido.

        —Al final va a ser Tatsuya el que mate a Yo-ka —dijo un muy preocupado y agitado bajista al escuchar la voz de su vocalista—. ¿Deberíamos llamar al de mantenimiento para que abra?

        —Buena idea. Espera aquí y voy a buscarlo.

        Tatsuya bajó su mano por el pecho del otro y la metió bajo sus pantalones, acariciando su erección por encima de la tela de su ropa interior. El otro cerró los ojos se mordió los labios con fuerza, intentando reprimir más gemidos.

        —Dices que no te gustan los hombres, pero mira cómo te pones cuando te toco —le susurró al oído, dándole después una suave mordida en el lóbulo.

        Yo-ka se quedó en silencio y con los ojos aún cerrados, conteniendo aún todos los gemidos que luchaban por salir de su garganta, y es que una parte de él no quería que el castaño se alejara. Este sacó la mano del pantalón del más bajo, lo desabrochó y lo bajó un poco con ropa interior incluida, y comenzó a masturbarlo lentamente. Al notar esto, el pelinegro se revolvió de nuevo en vano. Tatsuya continuó con lo que hacía, subiendo el ritmo cada vez más.

        —Mírate en el espejo —fue más una orden que una petición.

        Sin saber por qué exactamente, Yo-ka obedeció y abrió los ojos para ver la escena reflejada. Jamás lo admitiría, pero esa visión le excitó sobremanera; verse a sí mismo, tratando de contener gemidos de placer y completamente a merced de ese hombre que tanto le confundía. A pesar de todo, seguía insistiéndole para que se detuviera, aunque sin mucha convicción.

        —Tatsuya, maldita sea... Voy a... —trató de decirle.

        Al oír eso, aceleró un poco más y apretó sus dedos en torno a la excitación del otro, logrando así llevarlo al clímax en poco tiempo y provocarle un gemido que resonó en todo el baño. Dejó libres sus manos y se quedó contemplándolo mientras este normalizaba su respiración.

       Pasados unos segundos, Yo-ka se colocó bien la ropa, se giró lentamente, clavó sus ojos en los que le observaban y le dio una bofetada que le hizo girar la cara al otro. Acto seguido, salió a paso ligero del baño, abriendo la puerta con brutalidad y pasando por delante de sus dos amigos y el de mantenimiento, que, por lo visto, había estado a punto de abrir a petición de Kei.

        Los dos amigos se quedaron de piedra cuando vieron a su vocalista irse de esa manera, y a su batería dentro del baño, con una mano en la mejilla y el pelo tapándole los ojos.

        —Tatsuya... —Shoya se acercó con timidez; como si tuviera miedo de que este saltara en cualquier momento—. ¿Qué ha pasado?

        El castaño, sin mirarle, le puso la mano que no tenía en su mejilla en el hombro a su amigo y lo apretó un poco de forma amistosa y dándole a entender que no pasaba nada grave. Luego, salió por la puerta y desapareció también. Había tenido un arrebato de ira contra Yo-ka, pero no había podido evitarlo. Tatsuya estaba seguro: sus sentimientos hacia el vocalista eran muy fuertes y, de alguna forma, sabía que este sentía lo mismo. Le cabreaba muchísimo que se empeñara en negarlo, a pesar de que se había delatado nada más rozar sus labios.

        Shoya y Kei se miraron sin saber qué hacer y sin entender absolutamente nada, al menos Shoya, ya que para Kei no habían pasado desapercibidas las manchas que había en el suelo frente al lavabo.

 

 

~*~

 


        Era por la mañana y Yo-ka seguía metido en su cama. A pesar de que al día siguiente tenía el primer concierto de una gira, su mente era únicamente ocupada por una persona de pelo castaño. Cada vez que recordaba lo que había pasado el día anterior, no podía evitar sentir un cosquilleo en su vientre. Una parte de él, quería ir en ese mismo momento a casa del batería y comérselo a besos —a pesar de no saber dónde vivía este—; la otra, se negaba rotundamente a volver a verle.

        Estos y otros pensamientos pasaban por su mente cuando oyó que alguien llamaba a la puerta. Se levantó algo nervioso y fue a abrir, relajándose por completo al ver de quién se trataba y haciéndose a un lado para dejarlo pasar.

        —Buenos días, so vago. ¿Te acabas de levantar? —le dijo Kei mientras entraba y se sentaba en un sofá. Ambos tenían mucha confianza.

        —Sí, pero ya estaba despierto. ¿Qué te pica? —se sentó a su lado.

        —¿Tan amable desde por la mañana? —se burló el rubio.

        Yo-ka se limitó a poner los ojos en blanco y cara de pocos amigos.

        »Verás... Tengo que preguntarte algo.

        —Pues pregunta.

        —Yo-ka, sabes que puedes confiar en mí y contarme lo que sea, ¿verdad?

        El vocalista asintió y le dejó continuar.

        —No me voy a andar con rodeos, pero es algo delicado...

        —Kei —le incitó a que fuera al grano.

        —¿Tatsuya abusó sexualmente de ti ayer?

        Yo-ka se quedó frío a escuchar esa pregunta.

        —¡¿Estás loco?! ¡¿Qué clase de pregunta es esa?!

        —Sólo dime sí o no.

        —¡Por supuesto que no! ¿Qué te hace pensar eso?

        —Tal vez fuera por el suelo del baño.

        —¿El suelo del...? —entonces recordó dónde se había corrido y, obviamente, que ninguno de los dos lo había limpiado.

        —O también por esto —alzó mano hacia el vocalista y le apartó un poco el cuello de la camiseta, dejando visibles las marcas que le dejó el soporte en su arrebato.

        —Joder, Kei... —se sintió muy avergonzado.

        —Lo hizo, ¿verdad?

        —No... No abusó.

        Yo-ka decidió contarle todo a Kei de principio a fin. Este lo escuchó atentamente y, cuando terminó, se quedó unos segundos reflexionando antes de hablar.

        —Así que te besó.

        —Sí.

        —Sentiste algo, pero no supiste qué era.

        —Sí.

        —Te incomunicaste una semana para poder reflexionar, logrando que yo mismo perdiera los nervios y me dieran ganas de matarte por no responder a mis llamadas.

        —Sí.

        —Luego, tú lo besaste para saber qué sentías exactamente.

        —Sí.

        —Y sentiste cosas.

        —Sí.

        —Y te asustaste de esas cosas.

        —Exacto.

        —Y empezó la fiesta en el baño.

        —...

        —A ver, entonces, ¿te gusta Tatsuya?

        —Kei, es un hombre.

        —¿Y qué?

        —¿No te parece un poco raro que dos hombres vayan por ahí besándose? Lo respeto completamente, pero... yo no soy así.

        —¿Qué dices? Tú mismo, sin ir más lejos, le comiste la boca a Kirimaru en medio de un concierto en nuestros tiempos de Valluna. Además, tampoco es que sea la primera vez que tienes alguna aventura con un hombre.

        —Eso es diferente. Yo no sentía nada más que una bonita amistad por Kirimaru. Y, respecto a lo otro, eran sólo eso: aventuras.

        —Me acabas de decir, entonces, que sí que sientes algo por Tatsuya y no es sólo una simple aventura, si no, no estarías tan inseguro. Tu problema es que piensas que lo que sientes es confusión, pero no es así.

        Yo-ka se quedó sin respuesta. ¿Realmente sentía algo serio por el soporte? ¿Realmente le gustaban los hombres?

        —Bueno, yo me voy ya —dijo el rubio al tiempo que se levantaba—. Recuerda que esta tarde tenemos el último ensayo antes del concierto. Llega tarde y mueres. Hasta luego.

        Kei salió por la puerta y Yo-ka se quedó donde estaba, pensando en la conversación que acababa de tener.


        El ensayo transcurrió normalmente, con la diferencia de que Tatsuya ni siquiera miró al vocalista por un segundo. Yo-ka no paraba de mirarlo por el rabillo del ojo por si veía algo, pero nada, y eso le dolió en lo más profundo. La indiferencia del batería hacia él no le causó problemas de concentración, pero sí que no le dejó darlo todo.

        —Bien, pues fin del ensayo —dijo el guitarrista refiriéndose a todos—. Buen trabajo. Nos vemos mañana para las pruebas de sonido.

        —Hasta mañana —respondió el batería y salió por la puerta, pasando sin mirar al pelinegro que lo observaba atentamente. Estaba seguro de que si lo miraba, aunque fuera una milésima de segundo, no podría controlarse y lo devoraría allí mismo hasta hacerle confesar todos sus sentimientos.


        —Oye, Shoya —Yo-ka había parado al bajista antes de que este pudiera salir.

        —¿Pasa algo?

        —Tú... Tú eres muy amigo de Tatsuya, ¿verdad? —preguntó sin estar seguro de lo que diría a continuación.

        —Pues sí, supongo. ¿Por qué?

        —¿Te importaría darme su dirección?

 

 

~*~

 


        A esas alturas ya estaba pensando seriamente que era idiota.

        Había conseguido, a duras penas, que Shoya le diera la dirección de Tatsuya —y es que convencer era algo que se le daba de maravilla—, y allí estaba, mirando desde lejos la puerta de la casa como lo que era: un idiota.

        Ya había anochecido y la calle estaba desierta. Sólo podía escuchar su respiración y el aire que corría, haciendo la escena algo siniestra. Las luces de la casa estaban apagadas, pero, probablemente, el dueño no tardaría en llegar.

        «No sé ni qué hago aquí», pensaba mientras seguía con la vista clavada en aquel lugar.

        Seguía absorto en sus pensamientos cuando oyó pasos y risas a lo lejos. Pudo reconocer la inconfundible voz del batería, por lo que, en un acto reflejo, decidió esconderse en la esquina de al lado de la casa de este.

        —Me ha alegrado mucho verte —decía el batería a su acompañante, muy animado.

        —Lo mismo digo. Tenemos que vernos más veces, que te echo de menos —se escuchó una voz femenina.

        Yo-ka se atrevió a asomarse un poco y vio a una chica de pelo negro, bastante guapa, abrazando tiernamente a Tatsuya mientras este le devolvía el abrazo.

        Tras ver eso, sintió unas terribles ganas de coger del pelo a la chica y alejarla todo lo posible del hombre al que abrazaba en ese momento.

        —Pero, ¿en qué cojones estoy pensando? ¿Acaso soy una jodida colegiala? —se dijo a sí mismo, con una voz apenas audible para evitar ser descubierto.

        —Nos vemos —se volvió a oír a la voz femenina.

        Yo-ka se asomó de nuevo y pudo verla marcharse a lo lejos. Tatsuya se había quedado un momento en la puerta para asegurarse de la chica se iba bien y, justo cuando iba a entrar a su casa, se empezó a escuchar una musiquilla en la esquina.

        —Me cago en... —maldijo el vocalista mientras sacaba su móvil, el cual sonaba con todo lo que daba el altavoz, y cortaba la llamada. Sintió como si se le fuera a salir el corazón por la boca.

        La calle se volvió a quedar en silencio los segundos que tardaron en escucharse pasos dirigiéndose hacia él.

        —¿No deberías estar descansando para el concierto de mañana?

        La escena, desde luego, era digna de una telenovela adolescente: Tatsuya en medio de la calle, mirando a Yo-ka con los brazos cruzados, el cual estaba con la espalda apoyada en un muro y mirando al frente, maldiciendo en su mente a todo lo que se movía.

        —Dijo el que está con chicas hasta las tantas —«Yo-ka, definitivamente eres gilipollas», pensó para sí mismo.

        —Bueno, es normal que quiera ver a mis amigas de la infancia... ¿Me estabas espiando?

        —¿Qué dices? Sólo pasaba por aquí —se avergonzó aún más, si es que eso era posible.

        —Ya veo. Encuentro muy curiosa esa forma tuya de andar con la espalda pegada a la pared.

        El pelinegro se quedó sin palabras ante esa respuesta y lo único que se le ocurrió hacer fue darse la vuelta e intentar salir de esa situación sin arrepentirse de sus actos, pero no iba a ser tan fácil. El batería ya lo había agarrado de un brazo cuando apenas había dado dos pasos.

        —Yo-ka, ¿puede ser que estés celoso? —preguntó con calma.

        —¿Estás loco? —se soltó de un tirón y siguió su camino, dándole la espalda al otro.

        —No me has respondido.

        Yo-ka sólo hizo un gesto de despedida con la mano, sin siquiera girarse, y se alejó de allí.

        Había hecho un ridículo espantoso, y lo peor de todo no era eso, sino que realmente había sentido celos, y eso le frustraba.

        Decidió volver a casa a dormir, no sin antes mandarle un mensaje al culpable de que lo hubieran descubierto: «Gilipollas». «Seleccionar contacto». «Kei». «Enviar».

 

 

~*~

 


        Gritos y aplausos eran lo único que se oía tras el increíble concierto. Todo había salido a pedir de boca y los cuatro componentes de la banda estaban que rebosaban de adrenalina y felicidad.

        —Creo que jamás dejará de emocionarme esta situación —dijo el guitarrista a sus tres amigos mientras entraban en el camerino. Los cuatro estaban agitados y con toallas sobre sus hombros, debido al sudor que los embadurnaba por completo.

        —Ni a mí. Desde luego, hoy ha sido increíble —contestó Shoya con una risita.

        —Hoy lo hemos hecho muy bien, y para el próximo lo haremos aún mejor —animó un entusiasmado Yo-ka.

        —Ha sido genial, sin duda —comentó tranquilamente el soporte al tiempo que sonreía con verdadera felicidad.

        —Joder, creo que voy a tener que usar una espátula para quitarme los pantalones.

        —Muy fino, Shoya.

        Tras contestar al bajista, Kei le lanzó su toalla a la cara, lo que provocó que este corriera detrás de él por toda la habitación mientras ambos reían. Acabaron saliendo atropelladamente por la puerta, aún con el jueguecito de la persecución.

        —Malditos inmaduros —comentó Yo-ka dejando escapar una risita.

        —Al menos se divierten —respondió divertido el castaño.

        Yo-ka se percató entonces de que se había quedado solo con el batería y, los nervios que no habían aparecido ni antes del concierto, empezaron a apoderarse de él. Se giró para tener a Tatsuya en su campo de visión y poder sentirse más tranquilo. Grave error.

        El soporte se había quitado la camiseta y se pasaba la toalla por todo su cuerpo. Yo-ka se sonrojó hasta las orejas y se obligó a apartar los ojos de aquella imagen.

        —¿Se puede saber qué haces? —le preguntó con dificultad.

        —¿No me ves? Me estoy secando para vestirme antes de pillar una pulmonía, y tú deberías hacer lo mismo... ¿O quieres que lo haga yo? —se burló.

        —Idiota —respondió molesto.

        —Yo-ka, deja de tomarte todo esto tan a pecho y de negártelo a ti mismo —la voz de Tatsuya había pasado a ser seria.

        —No sé de que me hablas.

        Tatsuya agarró a Yo-ka por el hombro e hizo que se girara para mirarlo directamente a la cara. Aún estaba sin camiseta, y el vocalista no pasó por alto ese detalle.

        —Mírate; pareces una colegiala que se ha metido por error en el baño masculino.

        —Tatsuya, escucha...

        —No, escúchame tú a mí. Este es mi ultimátum: si de verdad sientes algo, vuelve sobre tus pasos, y esta vez déjate la cobardía en casa —dicho eso, se puso una camiseta y salió del camerino.

        El vocalista se quedó en su lugar, pensando en todo. Sucesos y palabras pasaban a toda velocidad por su cabeza.

        —Yo-ka, ¿estás bien?

        Se giró y vio a Kei, mirándolo fijamente y con cara de preocupación.

        —Claro. No te preocupes —sonrió falsamente.

        —Bueno, Shoya y yo vamos a ir de copas con los del staff. ¿Te vienes?

        —No puedo, Kei. Tengo que ir a un sitio, y tengo que irme ya.

 

 

~*~

 


        La noche se cernía sobre la calle. Como la última vez, sabía que había llegado antes. Había conseguido la primera parte; la segunda ya era más difícil.

        Se escucharon pasos y al fin lo vio, acercándose a él.

        —Así que has venido.

        —He hecho lo que me dijiste. He vuelto sobre mis pasos y me han traído hasta tu casa, como anoche.

        —¿Te has acordado de dejar la cobardía en casa?

        —Habría sido una pérdida de tiempo traerla.

        —Demuéstralo entonces.

        Yo-ka se quedó en silencio unos segundos, pensando en cómo decir lo que se moría por decir.

        —Tatsuya, yo... Es decir, tú...

        Hubo unos segundos de completo silencio que, enseguida, rompió el batería.

        —Es igual —se giró para entrar a su casa, pero sintió una mano aferrarse a su brazo y se detuvo. Yo-ka lo supo; lo perdía. Decidió armarse de valor en el último momento.

        —¡Me gustas, joder! ¿Vale? Me gustas. Me gustas muchísimo y me estás volviendo loco. Siento que has venido más para trastocar mi vida que para tocar con nosotros.

        Tatsuya sonrió y se giró para mirar a Yo-ka, el cual estaba mirando hacia un lado con una expresión que daba a entender la lucha interna que estaba librando en ese momento.

        —¿Por qué has esperado tanto para decirlo, a pesar de haberte delatado varias veces?

        —Porque a mí no me gustan los hombres.

        —Bueno, yo no quiero que te gusten los hombres —Yo-ka lo miró—; quiero gustarte yo. El resto de hombres me da igual.

        El vocalista se quedó sin habla tras esas palabras, a lo que Tatsuya aprovechó para tirar de él hacia dentro de su vivienda y, una vez dentro, acercarlo a él por la cintura y apoyar sus frentes. Fue acercando sus labios a los ajenos poco a poco. Yo-ka cerró los ojos esperando un beso que no llegaba. Al abrirlos, vio la mirada que le echaba el soporte y la entendió: colocó sus manos en las mejillas del más alto y unió sus labios en un dulce y largo beso.

        Tras separarse, Tatsuya miró al otro a los ojos.

        —¿Vas a volver a huir?

        Yo-ka lo miró y sonrió con una seguridad que llevaba esperando mucho tiempo.

        —Esta vez no.

        —Bien —entrecerró los ojos y sonrió malicioso.

        No habían pasado dos segundos tras esa afirmación y Yo-ka ya estaba contra la pared con el castaño besándolo dulcemente mientras parecía memorizar cada rincón de su cuerpo con sus manos, dando suaves y lentas caricias por debajo de su ropa.

        Abandonó los labios contrarios para bajar a su cuello y dejar marcas —otra vez— con suaves mordidas a lo largo de este.

        —Deberíamos retomar lo que dejamos la última vez en aquel baño, ¿no? —le susurró al más bajo al oído.

        Como respuesta, el pelinegro agarró a Tatsuya de las caderas y lo pego a él de forma en que sus excitaciones se rozaron. Ahora fue Yo-ka el que le sonrió al otro con malicia, y ahora sí estaba seguro: quería estar con ese hombre.

        Tatsuya alzó al más bajo por las piernas y este las enroscó alrededor de la cintura del castaño, aferrándose a su cuello y volviendo a devorar su boca.

        De esta forma, el batería llevó al otro a su habitación y lo tumbó en su cama colocándose él encima, no sin antes quitarle esa camiseta que tanto le estorbaba. Fue bajando por su torso, dejando suaves besos, hasta llegar a su vientre.

        El vocalista, que había estado aferrando las sábanas y mordiéndose los labios, decidió actuar: agarró al soporte por los hombros e invirtió posiciones, quedando ahora el más bajo a horcajadas sobre la entrepierna del otro. Yo-ka comenzó a mover las caderas, haciendo que las excitaciones de ambos se frotaran una y otra vez y arrancando varios suspiros tanto de la garganta del otro como de la suya propia. Tiró de la camiseta de Tatsuya para dejarlo sentado y hacerle más fácil el quitársela. Tras esto, fue a atacar su cuello, usando lengua y dientes.

        El castaño se dejó hacer y agarró al pelinegro por las caderas para marcar el ritmo del vaivén con el que este seguía, aunque no duró mucho, ya que Tatsuya volvió a cambiar posiciones y, esta vez, fue él quien quedó a horcajadas sobre las piernas de Yo-ka, que ahora se encontraba tumbado sobre la cama. Sonrió —como sólo él sabía sonreír— al pelinegro y comenzó a desabrocharle cinturón y pantalones, para bajarlos lentamente hasta quitárselos del todo y dejarlo sólo en bóxers. Volvió a bajar por segunda vez por el torso del más bajo, hasta llegar a la altura de su erección, la cual lamió sin ningún pudor, por encima de la tela de su ropa interior.

        En respuesta, Yo-ka dejó escapar un gemido y subió las caderas involuntariamente, buscando más contacto.

        —Vaya, y pensar que al principio te resistías —se burló el castaño.

        —Idiota —le respondió el otro con la respiración agitada. El soporte subió gateando por la cama para tener sus rostros a la misma altura y depositó un corto beso sobre los labios ajenos, antes de sujetar las muñecas del otro sobre su cabeza y poner una cara de falsa indignación.

        —Eso me ha dolido. ¿Debería parar, entonces?

        El vocalista lo miró con reproche.

        »¿Eso es un no? Entonces, ¿qué quieres que haga? —sonrió divertido.

        —Tatsuya, joder... —maldijo.

        —Venga, que tú puedes —sonrió con malicia, llevando su mano libre a la entrepierna del otro y dejándola ahí quieta. El vocalista intentó mover de nuevo su cadera, pero el castaño lo sujetó y le impidió moverse, provocando que un quejido saliera de su garganta.

        »Tú dirás.

        En ese momento, Yo-ka tenía ganas de matar a su compañero de banda por lo que estaba haciendo, aunque le superaban las ganas que tenía de su compañero en sí, así que alzó un poco la cabeza para atrapar el labio inferior de Tatsuya y tirar suavemente hacia abajo para atraerlo a sí mismo. Cuando lo tuvo a la altura adecuada, volvió a alzar su cabeza para, esta vez, acercar sus labios al oído del otro.

        —Métetelo en la boca de una jodida vez —le susurró. El batería sonrió.

        —¿Ves como no era tan difícil?

        Tatsuya le liberó las muñecas y volvió a bajar para quitarle la ropa interior, sin andarse con rodeos, dejándolo completamente desnudo debajo suya. Se inclinó, agarró la hombría del pelinegro y pasó la lengua desde la base hasta la punta, haciendo que, de la garganta de este, volviera a salir otro gemido bastante sonoro. Yo-ka sentía que explotaría si seguía así, de modo que, volvió a alzar las caderas, dándole a entender al castaño que quería sentirlo de una maldita vez. Este decidió complacerlo y se metió todo su miembro en la boca, apretándolo en su garganta y estimulándolo con la lengua, al tiempo que comenzaba un lento vaivén, que fue acelerando poco a poco.

        En la habitación sólo podían oírse los descontrolados gemidos del pelinegro. La humedad de aquella cálida cavidad le estaba volviendo loco y hasta nublando la vista.

        Tatsuya, mientras seguía complaciéndolo, alargó su mano derecha y llevó tres dedos a los labios de Yo-ka, los cuales él no dudó en introducirlos en su boca y lubricarlos como si le fuera la vida en ello. Realmente, quería que lo siguiente que venía doliera lo menos posible.

        Yo-ka sintió como su miembro era liberado repentinamente, y volvía a quedar expuesto. Quiso quejarse, pero enseguida notó cómo los dedos del otro eran reemplazados por sus labios, aprisionando los suyos propios. La lengua del castaño se introdujo en la boca ajena y se entrelazó con la otra, jugueteando sin parar. Yo-ka pasó sus brazos por el cuello del otro, profundizando aún más aquel húmedo beso.

        El soporte, llevó sus dedos, embadurnados de saliva, a la entrada del vocalista y la tanteó un poco antes de introducir un dedo y moverlo poco a poco.

        Al notarlo, Yo-ka rompió el beso y se puso tenso. A pesar de que no era la primera vez, no solía acostarse con hombres, y, las pocas veces que lo había hecho, había sentido mucho dolor.

        —Relájate —le dijo suavemente el batería y volvió a sus labios, para entretenerlo de la molestia o el dolor que pudiera sentir.

        Enseguida notó cómo se acostumbraba al contacto y metió un segundo dedo, provocándole que jadeara dentro de su boca. Tras unos segundos, metió el tercer dedo y siguió con el movimiento hasta que estuvo seguro de que el vocalista estaba preparado, aunque no le hizo falta preocuparse mucho, porque, en cuanto sacó los dedos de su interior, volvió a ser cambiado de posición, quedando de nuevo abajo y con su compañero a horcajadas sobre él, el cual le desabrochó los pantalones y se los quitó junto con la ropa interior, dejando libre la erección que portaba este. Tatsuya jadeó, aunque también se sorprendió por el repentino acto del vocalista.

        Sin pensárselo dos veces, Yo-ka agarró la hombría del castaño, la situó contra su entrada y fue bajando poco a poco hasta tenerla completamente dentro de él. Se quedó quieto un momento, asimilando el dolor —que no era tan grande como las otras veces— que sentía, y comenzó a subir y bajar lentamente, ayudándose con las piernas y los brazos, los cuales colocó sobre la cintura del más alto. Tatsuya acarició las piernas del pelinegro y ancló los dedos a su cintura, empezando a moverse, acelerando el ritmo y profundizando las estocadas. La habitación se inundó de los gemidos de ambos.

        En un momento en el que Yo-ka dejó de moverse, Tatsuya se incorporó y el otro cayó de espaldas en la cama. El soporte subió las piernas de este y comenzó a envestirle con más fuerza y velocidad, hasta que tocó el punto que consiguió enviar una descarga por todo el cuerpo del pelinegro, quien pasó sus brazos por la espalda del más alto y clavó las uñas en ella, debido al intenso placer que estaba sintiendo. El castaño gimió en respuesta a ese acto y, mientras seguía arremetiendo contra la próstata del otro, agarró su miembro y comenzó a masturbarlo. La temperatura no podía estar más alta y ambos estaban disfrutando de lo lindo.

        Tras varias envestidas más Yo-ka sintió una descarga que le dio más placer del que había sentido en toda su vida y llegó al clímax entre los dos. Poco después, Tatsuya lo hizo en su interior, dejándose caer sobre él. Se quedaron un rato en esa postura, normalizando su respiración.

        El castaño salió del interior del pelinegro y tapó a ambos con las sábanas. Yo-ka se abrazó a él, apoyando la cabeza en su pecho, y Tatsuya lo rodeó con los brazos, pegándolo a sí mismo. Con esos gestos, no hicieron falta palabras, aunque tampoco les dio tiempo, ya que ambos cayeron enseguida en los brazos de Morfeo.

 

 

~*~

 


        Yo-ka abrió los ojos, sobresaltado por ese molesto ruido que tanto conocía, aunque no puedo evitar sonreír de oreja a oreja cuando vio quién dormía profundamente a su lado, sin haberse perturbado por ese dichoso sonidito, el cual el vocalista cortó contestando a su móvil.

        —Kei, dime.

        —Nada, sólo era para informarte de que, para variar, llegas tarde al ensayo.

        —¿Para eso llamas? Sabes que siempre llego tarde.

        —En realidad era para preguntarte si sabes donde está Tatsuya. Shoya no sabe nada y él no suele retrasarse.

        Yo-ka sintió unas manos pasearse por su cintura y unos labios posarse en su cuello, depositando suaves besos en este. No pudo evitar suspirar ante el contacto.

        »¿Yo-ka? ¿Se puede saber qué coño haces?

        —Nada, Kei. Oye, tardaremos un poco —contestó antes de colgar y recibir, con los suyos, esos labios que tanto le gustaban.

        —¿Qué te ha dicho? —le preguntó Shoya al guitarrista.

        Kei se rió.

        —No creo que se presenten en toda la mañana.

 

FIN.

Notas finales:

Lo dicho: espero vuestros reviews y, sobre todo, espero mejorar en la escritura.

 

Nos leemos~


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