Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No Regrets, Just Love. por ipen shidemiru

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Jummm les contaré una pequeña anécdota: ultimamente estoy enviciandome con juegos online, fin.

xD

Este capitulo es realmente muy ocioso, no sé de qué otra forma describirlo...


 
— ¿Akira? ¿Estás ahí?— Pronuncio con pereza.
Llevo un par de minutos despierto. Aún no decido levantarme. Creo que estoy cansado de algo. Quizá sea así o quizá sea solo la flojera que no me deja. Podría ser cualquiera o podría no ser ninguna. Igual hay ruidos en la casa.
Ayer por la noche Akira no llegó a dormir. Bueno, no estoy seguro de que haya sido así... A penas llegué, tomé un baño, comí algo y caí dormido. Pero su lado de la cama no está deshecho.
No recibo respuesta a mi pregunta.
Opto por dejar la comodidad de la cama y me pongo de pie. Me estanco un momento sobre las huellas que estoy dejando y sostengo mi cabeza que da vueltas. Es irritante. Maldita luz que provoca estas cosas en mi cabeza. Cierro los ojos con fuerza hasta que desaparecen.
— ¿Tanabe?
Es la voz de Akira.
Abro lentamente dejando pasar la luz a mis córneas.
Ahí está, parado frente a mí, desnudo. Lo analizo con la mirada. No encuentro marcas. Está sorpresivamente limpio.
— ¿Qué tan malo es el sexo conmigo?
La pregunta sale de mi boca sin siquiera pensarla. En definitiva, estoy cansado. 
— ¿De qué hablas? — regresa, pienso, al interior del clóset por un cambio de ropa.
— Sólo es una pregunta. Por lo general se responden.
— El sexo contigo no es malo.
Me rodea algo fastidiado y entra al baño. Como de costumbre no cierra la puerta.
— Llegué algo tarde. Dormí en la sala porque no quise despertarte. Me comí el resto de tu cena, estuvo delicioso.
Me tiro a la cama boca abajo y abrazo las sabanas. Nunca antes había dudado de él pero hoy simplemente no puedo creerle. Tal vez el tener un amante hace que me dé cuenta de cómo actúa alguien que tiene uno. Pero usualmente el amante aparece cuando el sexo se ausenta en la relación ¿no? También hay ocasiones en las que tras aparecer el amante el sexo en la relación marital se vuelve algo genial. 
Pero... En el español, amante no es la persona con la que cometes adulterio, es la persona a la que amas. Usado vulgarmente. En cualquier momento debo desistir de emplearlo para referirme a la persona con quien tengo relaciones sexuales y no es mi pareja.
No estoy seguro qué clase de relación tenga yo con mi amante. Si llevo las cuentas he dormido más veces con Akira que con él. Da lo mismo, los dos somos personas ocupadas, ambos tenemos una vida, somos importantes, yo tengo esposo y espero un hijo... Él me da regalos que calman las malditas nauseas y me hacen sentir bien —físicamente— ¿Qué más quiero? Él no me ama, yo no lo amo. Yo amo a Akira.
Si, es difícil llevar éstos sentimientos. Sólo sé que Akira me engaña y punto.
— ¿Y si comemos fuera? — Pregunta al salir del baño envuelto en una toalla — Me gusta verte cocinar pero hoy quiero consentirte. Y sabes que cocinaría para ti pero es mejor mantenerme lejos de la estufa — ríe y el cabello le escurre en los hombros.
Tomo la sabana y con ella retiro el exceso de agua de su cabeza. Akira me mira. Me da un beso en la mejilla. Lleva mucho tiempo siendo cariñoso —desde antes de casarnos — no es raro. No me preocupo y lo regreso al baño por la ropa que olvidó.
 
 
Momento de la revisión previa a separar la ropa para mandarla a la tintorería y a la lavandería del piso de arriba, donde de hecho, la lavaré yo. No es una tarea que suela hacer pero es reconfortante perder el tiempo el algo productivo. Pensando un poco, no es correcto decir que pierdo el tiempo si lo hago resulta en algo que se debe hacer.  Eso es un poco controversial. Podría gastar el tiempo frente al televisor pasando de canal en canal en busca de programación agradable sólo que en lugar de eso estoy aquí, parado frente a la cama, con cerros de ropa que revisaré de a poco y la meteré en una funda de almohadas o qué se yo para llevarla a lavar.
Eso me gusta de realizar éste trabajo: puedo pensar en la primera tontería que se me venga en mente sin recato alguno.
Termino con la ropa que me pertenece, no había nada interesante. Eso es muy bueno. Pude recuperar los tickets usados del subterráneo. Espero encontrar cosas más interesantes dentro de la ropa de Akira.
Eso mismo sucede. 
Al acabar con toda la ropa he apilado muchas facturas, principalmente, de restaurantes —de comida rápida — y de cafeterías. Raro no es, pero si poco común. Usualmente él no come fuera. Yo le cocino algo y se lo lleva al trabajo, cuando se le antoja otra cosa lo compra. Y tal parece, se le han antojado muchas cosas en los últimos días.
Akira llega. Está completamente mojado. El agua le escurre desde el cabello hasta los mocasines marrones. Me mira desde el marco de la puerta sin decir ni una sola palabra. Quiere dejar un enorme charco de agua donde esta antes de proceder a bañarse. 
Un momento, ¿Está empapado? ¿Por qué? No está... 
Llueve. 
Del otro lado de la ventana el agua es azotada con gran fulgor y el ruido es impresionante. Es mucho. Demasiado. Tanto que corro por una toalla para tapar a Akira. De pronto la habitación se hela y comienzo a temblar. Abrazo a mi esposo por encima de la toalla y lo llevo al baño. 
Ahora lo desvisto. Él no se mueve a voluntad, parece un maniquí humano con articulaciones sensibles.
— ¿Estás bien? 
Le pregunto cuando ya está desnudo por completo.
— ¿Te pasa algo? ¿Quieres que te ayude a bañarte? 
— Ka-i... — separa en sílabas.
Por instinto le toco la frente. Hierve en temperatura.
— ¡¿Por qué no dices algo?! ¡Si te estás muriendo necesito que me lo digas!
Akira se retrae como un niño regañado. Aprieta las piernas y los brazos, baja la cabeza y cierra los ojos con fuerza.
Admito que no sé qué hacer. Tanto pasa por mi cabeza, darle un baño caliente, secarlo y meterlo en cama de una vez, irme corriendo, darle una bofetada, incluso dejarlo ahí y no hacer nada.
— Tengo frío...
— Mira, date un baño con agua caliente mientras yo te preparo un té y la cama ¿Puedes moverte?
— Puedo intentarlo.
Levanta el rostro. Sus ojos están ocultos en su cabello pero estira los labios en forma de sonrisa.
Limpio su vista. Tengo un deja vú. Esa mirada me es familiar pero de inmediato la ignoro.
Salgo a preparar lo dicho.
 
Akira no pudo más que mantenerse bajo el chorro de agua caliente, tuve que ayudarlo después de todo. Me apuré a secarlo y a vestirlo para que no se enfriara. La cama estaba lista —limpia de la ropa que antes revisaba —, el té estaba sobre la mesa de noche y la temperatura no era tan baja. Lo recosté de mi lado de la cama con tal de alejarlo de la ventana que se mantenía helada, la lluvia seguía con la misma intensidad. Lo arropé con algo de prisa por el frío. Luego de todo ese ajetreo me senté junto su lado.
En este momento estoy acurrucado a su lado con una taza de cereal sin nada más que las frutas que este ya trae. Akira está durmiendo arropado con el edredón y las sabanas. Sostiene mi mano desde antes de cerrar los ojos. Hace poco me dijo unas cuantas cosas. Fue sencillamente hermoso pero no averiguo la razón detrás de eso. Él dijo:
— Tanabe, tú siempre has estado a mi lado. No importaba lo imbécil que fuera, desde que te conocí nunca me dejaste sólo. En un principio era yo el que se alejaba pero eso no te importó, me esperaste... Incluso llegué a pensar que eras un idiota por eso, ahora es algo que realmente agradezco. Te quiero como no tienes idea. Desconozco qué haría si tú no estuvieras conmigo. Siempre supiste que intenta alejarme de la vida y no preguntaste porqué, siempre me haces sentir mejor, feliz, vivo... Tú me amas por lo que soy, no por lo que fui. Ambos sabemos que soy yo el que siempre te hiere, quién hace cosas innecesarias y es carcomido por los celos cada que alguien más te mira. Continuamente pienso que no te merezco, que deberías estar con alguien mejor que no te hiriera de ninguna manera. Y, después de tanto tiempo, tanto tiempo de conocernos, de estar juntos, de llevar esta viva como si sólo fuera una... Muchas gracias, Tanabe. Te amo.
Luego de eso tomó mi mano, cerró los ojos y se durmió.
No creo que su monólogo se deba a que vaya a morir, su salud es mejor que la mía. Pienso se debe a que divaga, tiene fiebre y seguro cuando despierte no se acordará de nada. Esto es como su exageración del mes. No lo sé.
 
 
Me he sentido un poco mal desde que desperté y Akira me ha cuidado. Los dos tenemos permiso del trabajo. No es nada grave, consultamos con un doctor y dijo que necesitaba reposo. Lo hemos tomado bien. Estamos comiendo granola en la cama mientras vemos televisión. Hacía tiempo que no veía absolutamente nada interesante pero hoy encontramos algo que cubre nuestras expectativas. Amo los documentales y odio la historia pero los documentales históricos son grandiosos. No podría pedir otra cosa. A excepción de un maratón sobre las guerras mundiales. Bueno, eso ya.
— Voy a ir por agua, ¿quieres algo?
¡Mimos, mimos, amo estos mimos! Es como oír a tu madre decir “hijo, ¿quieres helado de postre?” pero en una versión masculina, con un sensual trasero plano y, claro, con quien el sexo es legal.
— ¡Helado de vainilla! Debe de estar detrás del de chocolate, a un lado de las canastas de hielo.
— Ya que pides helado traeré algo más.
— Las galletas están en la segunda repisa a la izquierda, donde guardas las almendras. Hay una charola bajo el fregadero. Tienes que limpiarla un poco y ya.
Akira baja de la cama con una gran mueca en los labios. Trata de recordar lo que he dicho pero ambos sabemos que va a regresar a preguntar por cualquier cosa antes de que traiga lo que le pedí si no es que acaba dando más de dos vueltas sin lograr nada. Pero qué más, está cuidando de mí, eso no cualquiera. Incluso mi madre llegó a quejarse de mí cuando niño. Una vez, ya mayor, me contó de un incidente de cuando tenía cinco años y caí con fiebre a mitad de una clase. Mi condición no era tan mala pero al momento que estuve mejorando demandé muchas cosas tontas —dijo ella— golosinas, frituras, un vaso de soda... yo no recuerdo absolutamente nada de eso. Quizá no me conviene, sí, eso debe ser.
Escucho un grito. El único que puede ser es Akira. Me preocupo no obstante habla de inmediato para que no me levante de la cama.
— No es nada. El cuchillo se resbaló. ¿Dónde está el material de curaciones?
— En el baño, donde siempre.
Akira no aparece en la habitación.
Mi teléfono suena antes de que el comercial que provocó la salida de mi esposo termine. Un mail de una dirección desconocida:
Hazme el favor de levantarte de esa cama y ayudar al hombre que está en la pieza de al lado. ¿Quieres correr la misma suerte? Déjame decirte que él es más importante que tú.
Muevo el dedo de un lado a otro en la pantalla en busca del correo emisor, sólo hay una palabra: loob.
Akira por fin decide entrar a la habitación; lleva un trapo sobre la mano izquierda.
— ¿Puedes conducir?
— Puedo llamar una ambulancia si gustas.

Notas finales:

Si alguien juega summoners war y quiere un amigo más pude dejarme su nombre o buscarme, ahí estoy como Hikawaru.

En fin.... Gracias por leer.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).