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No Regrets, Just Love. por ipen shidemiru

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Notas del capitulo:

Debería estar haciendo mi tarea de idiomas... tengo mucha y es para mañana... pero no quiero y les subo esto  mejor xDD

Oh, yo creía que mis capitulos eran más largos... al sacarlos del telefono me di cuenta de que no es así y son realmente cortos. Disculpen, odio los capitulos que parecen testamento pero ha veces me salen xD

Sin más que decir (para perder el tiempo), los dejo a que lean.

*Corección: Una disculpa a los que ya leyeron, recién ayer me di cuenta, debo dormir más .___.*

Necesito aire, mucho, mucho aire. En menos de treinta minutos la exposición del último año comenzará y yo hice la pieza principal. Estoy orgulloso. Logré terminarla antes del tiempo límite y no necesité mucha ayuda.

Corro por las escaleras. Afortunadamente no hay nadie y no tropiezo. Aire. Aire. Los nervios me ganarán si no respiro tranquilo lejos de mis colegas. Avanzo un poco más y me topo con la puerta que lleva a la azotea. Por fin. Apresuro el paso. Giro la manija y doy una bocanada satisfactoria.  El sol me enceguece pero no lo suficiente para evitar ver a alguien caminando por el pretil. Va con una confianza sorprendente mirando abajo —más de veinte metros—. Echa vistazos de miedo ¿quiere tirarse? Desde aquí es imposible que sobreviva.

—     ¡Espera! — lo halo hacia mí ¿en qué momento corrí? Caemos uno sobre el otro—. Suicidarse no es la solución a nada.

Lanza una risa. A mí no me parece nada gracioso pero parece que le he contado un chiste de lo más gracioso.

—     No quería suicidarme— dice viéndome con sus ojos color marrón —, la vista es buena.

—     Perdón — soy el primero en ponerme en pie y le ofrezco la mano —, parecía que sí.

—     No te preocupes, sinceramente no me importaría caer— toma mi mano y me sonríe. Tiene el cabello castaño y una banda en la nariz ¿qué será? Viste un pantalón de mezclilla lleno de agujeros y una camisa negra con las mangas dobladas hasta los codos— ¿Cuántos años tienes?

—     Veintitrés ¿por qué la pregunta?

—     ¡Luces tan joven! — por Dios, ¿intenta seducirme? — Creí que eras de instituto con eso de “suicidarse no vale” “¡oh! Un niño de instituto me salvó, debo agradecer” eso pensé cuando te vi — hace una reverencia —. Gracias por la breve compañía pero me agrada estar solo, por eso he venido aquí.

—     Elegiste un mal día.

—     Me doy cuenta — reímos —tengo que irme. Adiós.

—     En el cuarto piso hay una exhibición… — ¿por qué dije eso?

—     ¿Estás en ella?

—     La pieza principal es mía.

Se retira por el mismo vía que use para subir.

Yutaka, analízate un momento y dime qué pasó: ¿Tu corazón late?

Claro, si no lo hiciera estaría muerto.

¡Me refiero a qué tan rápido lo hace!

Parece que salí a correr.

Bien, un progreso ¿de qué color esta tú cara?

Del de siempre.

¡Idiota!

El referirme a mí mismo en tercera persona no tiene que llevarme a actuar como dos individuos...

Respiro. Inhalo y exhalo.

Mejor. Ese tipo me alteró un poco, pero no sé en qué ¿Risa histérica? ¿Debo reír? No lo haré, sólo daría más lastima. Estoy abatido ¿qué habrá pensado de mí? ¿Cuál es su nombre…? ¡Soy terrible! Ni siquiera sé su nombre, él tampoco pregunto por el mío, sólo pregunto mi edad. ¡No parezco de instituto! Simplemente me veo joven por comer muchas verduras y aprender a balancear comidas, por eso y por la crema que me pongo antes de dormir ¿tendrá algo qué ver?

Yutaka, eres un idiota, así de sencillo resumimos esto.

 

 

—      “¿Cómo se llama?” No puedes engañarme, estás pensando en mi nombre.

—      ¡Claro que pienso en cómo te llamas! Normalmente sé algo de las personas con las que me acuesto — ríe. He aprendido a no rabiar tanto cuando se burla de mí.

—     Yuk-kun, deja de hacer corajes, podrías envejecer pronto

¡Idiota! Eso es lo que es.

—     Tú sabes mi nombre.

—     Estaba en tu gafete.

—     Esta es la última vez —comienzo a levantar mi ropa del piso. Él me mira desde la cama, la situación lo divierte.

—     Eso dijiste hace una semana y cuando nos vimos lo hicimos en una bodega.

—      ¡Cállate!

—      ¿Cuál es tu fetiche por los nombres? Son sólo una etiqueta de lo que en verdad importa.

—     Bien — sonrió —. La próxima vez que estemos en una bodega gritaré el nombre de mi ex y tal vez piense en él.

—     Suzuki Akira—musita.

—      ¿Qué? — apenas me he puesto el bóxer.

—     Me llamo Suzuki Akira— él también va por su ropa.

—     Gracias, ahora ya sé cómo comenzar mi Death Note—Akira se abalanza sobre mí.

—     No lo harías.

—     No lo haré si me dices que pensaste de mí al conocerme.

¡Bien! Puedo chantajearlo con razones sin sentido.

—     “Un niño moreno de instituto” “bien parecido pero le falta presumir sus atributos” “me encanta su ropa pero no sería algo que me pondría” “seguro que es pasivo pero le encanta estar arriba” “¿saldrá con alguien?” “le gusto”

Maldita sea. No puede asegurar que eso lo haya pensado en un momento.

—     “Quiero hacerlo morder la almohada”

—      ¡Suficiente!

—     Lo último lo pensé cuando cenamos esa noche.

Akira-san, no eres para nada romántico.

Es verdad que el mismo día de conocernos salimos a cenar. Yo estaba ansioso respondiendo las mismas preguntas una y otra vez hasta que él llego veinte minutos antes de terminar. Me lancé sobre él igual que un niño al helado, me abordó inmediatamente y tras unos cuantos balbuceos sobre mi trabajo marchamos al puesto de comida más próximo. Cerca de una hora después — madrugada del día siguiente — nos encontrábamos en la habitación de un motel…

—     Eres patético—ama burlarse de mis autocríticas.

—     Lo sé y tú eres inmutable.

—     Yuk-kun, no seas malo conmigo, he gastado media fortuna en condones.

—      ¿Cuánto más puede costar?

—     Hemos usado entre dos y cinco los últimos ocho días que nos hemos visto, y a ti no te gustas los normales, tienen que ser extra delgados, con doble lubricación y súper resistentes.

—     Yo no tengo tales fetiches.

—     Entonces creo que soy yo…

¿Qué le pasa a esta persona? ¿Alguna vez es sería?

—     Suzuki-kun ¿cuántos años tienes?

—     Veinticuatro.

 

 

—     ¿Quién es él?

¿Celos? ¡Gracias a dios! ¡Es humano!

—     Yuk-kun, ¿Quién era el de hace un momento?

—     Hm…

—     Yuk-kun, el de traje blanco que salió contigo del trabajo.

—      ¿Traje blanco? — repito para desesperarlo.

—      ¡El que te tomo del brazo!

¡Sí! Son celos. Nunca nadie los sintió por mí. Soy malvado, deberé contestar algo por tonto que sea.

—     Ex novio.

¿Qué he hecho?

—      ¿Yuu? — dice en tono neutral ¿no se da cuenta que no debí decir eso?

—      ¿Me has investigado? ¿Cómo sabes de él?

Estoy en un pequeño shock, o tal vez uno grande…

—     Dijiste su nombre en la bodega.

Dios, es hora de que me mates…

—      ¿Cómo terminaron? — Definitivamente no tiene escrúpulos—. Dime — arrastra lo mas que pude la ultima vocal.

—     Nunca lo hicimos — detiene su caminata, está sorprendido.

—     Yuk-kun, no te creí capaz de hacer semejante cosa… me prefieres ¿no?

—     Me refiero a que no terminamos porque nunca salimos, tuvimos sexo un par de veces en la prepa y ya.

—     Eres un adicto al sexo.

Mira quién lo dice…

—     Si eso paso en la prepa ¿por qué dijiste su nombre?

Me ha descubierto ¿qué hago? ¿Le digo la verdad? ¡No puedo! ¡Eso nos destruiría! Qué destruiría exactamente, por lo que recuerdo no somos nada.

—     Me ayudó a terminar mi trabajo de exposición. Tuvimos sexo en el sillón.

—      ¿Lo has hecho en la barra de la cocina?

¡Dios! Suzuki, no tienes sentido común.

—     Escaleras, bañera, azotea, patio trasero a plena luz del día, edificio en construcción — yo tampoco me quedo atrás.

—     Dije “barra de la cocina”— suspiro.

 

 

Las relaciones humanas son sorprendentes. Un día te acuestas con alguien y al día siguiente ni lo conoces, y si lo haces es solo para más sexo. Decir: “esta persona me gusta” es suficiente para hacer algunas tonterías, pero cuando se llega a “estoy enamorado de esa persona”  todo es nefasto y más si era una simple pareja de sexo. Antes de que me le insinuara de esa forma él llegó y le dio vueltas al asunto. Dijo cosas que me hicieron pensar que dejaríamos de vernos y que nuestra relación-beneficio se esfumaría. Esa noche no tuvimos sexo, nos tumbamos a dormir igual que una pareja normal de años.

Comenzamos a salir a unos seis meses de salvarle la vida.

Dos años Tres años. Que estúpido pensar que la primera relación seria que haces en la vida se vuelva para siempre.

—     Si te pidiera que usaras un anillo igual que el mío, que viviéramos juntos y que tuviéramos sexo sin condón ¿aceptarías?

La propuesta más original que he escuchado en toda mi vida…

—     Solo si tú pagas el alquiler de los primeros tres meses.

—     Interesado— murmura.

 

Nuestra vida junta inicia con la desilusión de no poder ser padres. Optamos por no arruinarnos la existencia y salir delante de poco a poco.

Estamos casados pero ignoro muchas cosas sobre él. Hubo una vez en la que le pregunté por sus padres y me dijo:

—     Mi mamá murió y mi papá me abandonó en una casa-hogar cuando tenía tres meses de nacido. Pasé por treinta  y dos  familias adoptivas hasta que me harté y salí del sistema a los trece años.

—      ¿Treinta y dos? ¿Cómo sobreviviste?

—     Alberges, hay muchos.

—     Y cómo…

—     También existen becas. Una vez en la preparatoria la escuela cubría la mitad de mis gastos y el resto yo lo conseguía.

—     Debió ser difícil.

—      “Si la historia es cruel, el final por ley es feliz”.

Tampoco tiene un gran número de amigos que digamos. Todos son del trabajo. Es una persona extraña pero me encanta lo que somos estando uno junto al otro.

 

 

—     Aki, feliz cumpleaños —entro a la habitación con un pequeñísimo pastel solo para él.

—     Has que mi regalo sea seguir durmiendo.

—     Tienes que ir a trabajar. Lo siento —me burlo —.Ven, cómete eso y lárgate a no hacer nada en tu oficina—río. Yo tengo dos días libres—. hoy cumples 30 años, ya eres todo un viejo.

—     Tú no estás tan joven que digamos—por fin acepta su presente.

—     Akira, felicidades por tu cumpleaños. Espero que te guste.

Lo prueba. Levanta los ojos hacia mí.

—     Está muy bueno —hago una reverencia. Intento volver a la cocina para que termine a gusto pero me llama. — Kai-chan, hay algo que debo decirte.

—     Si tiene que ver con limpiar tu taller es mejor que tú mismo lo hagas.

—     No es eso.

—     Entonces, dime— el sonido del teléfono. Maldito aparato siempre hace lo mismo —. Ya regreso.

Contesto. Es mamá. Pregunta a qué hora llegaremos y cuántos invitados irán. Realmente no son muchos, sin embargo, estará sola hasta más allá del medio día y me propone ir a ayudarla a preparar la cena sorpresa de Akira. No me niego e inmediatamente cuelgo.

—      ¿Quién era? —asienta su barbilla sobre mi hombro.

—     Mamá, me pidió ir a reparar unas cosas de la casa.

—      ¿Dónde están tus hermanos y tu papá?

—     No lo sé, ¿trabajando?

—     Es algo lógico.

—     ¿Pasas por mí al salir del trabajo?

—     Está bien, pero…

—      ¿Pero…?

—     Ve  con cuidado.

Me besa.

Por un instante hemos regresado a aquel momento de locura cuando recién nos conocimos. Ambos deseamos tanto al otro que parece imposible terminarlo, Akira lo hace.

—     ¿Qué era lo que tenías que decirme?

—     Te amo, olvidadizo-que-recordó-mi-cumpleaños.

Me besa antes de poder responder.

Hacemos el amor en ese preciso lugar, a dos pasos de la sala.

Desde hace un tiempo esto termina igual. Como si me matara, acabo cayendo somnoliento, tan exhausto que por más que desee seguirle el paso mis ojos se cierran y puedo tardar en despertar varias horas.

No pienso mal de él, pero esta vez no me ha dicho lo qué quería.

Notas finales:

Mh, sí, otra disculpa. Ya que esto es casi el siames de Unmixed se narra de una forma similar (toda rara), con saltos de tiempo y esas cosas. Al final creo que se entiende (?).

Prometo que el siguiente fic que haga será un poco más normal (?)

Si tiene dudas sobre algunas cosas bienvenidos sean a preguntar... 

Adiosh~~


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