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Nuestro amor por girlutena

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Notas del capitulo:

 

Lo sé lo sé! 

demore mucho T_T pero no quise subir un capitulo muy corto...no sé.... 

bueno espero que la espera haya valido la pena, así que ha leer!!

Los días habían pasado con demasiada calma, el sol se levantaba con demasiada lentitud, dejando que sus finos rayos solares calentaran suavemente los corazones afligidos de algunas personas, mientras que Fugaku había sacado dos pasajes con destino a Hokkaido, Minato había intentado calmarlo cuando el moreno se había molestado tanto cuando no pudo conseguirlos inmediatamente.


Las fotos de su hermano al igual que las de sus hijos seguían llegando a su oficina, cada vez más seguido, las sonrisas en que se habían plasmado en ese papel, eran demasiadas hermosas, al igual que sus ojos brillantes, los ojos azules del doncel se veía sumamente hermosos junto con su vientre hinchado, era una imagen sumamente hermosa.


Sin darse cuenta había colocado aquella fotografía en su escritorio, manteniendo sus brunos ojos fijos en ella.


 


Tenía pensado dormir hasta más tarde aquella mañana, sentía su cuerpo agotador, el día anterior había sido un día de trabajo muy atareado; el sol se encontraba siendo cubierto por las esponjosas nubes y se podía escuchar el suave sonido de los pequeños animales muy cerca de ahí.


Inconscientemente arrugo su ceño cuando, por debajo de sus parpados pudo notar una leve luz, se dio la vuelta, buscando con su brazo el cuerpo de la persona que le había dado el calor durante toda la noche, pero sin ningún existo, abrió lentamente uno de sus ojos, llevando su mano para desordenar sus cabellos, dejando soltar un largo bostezo, sus oscuros ojos se posaron sobre la ventana abierta y ya un poco más despierto se dio cuenta que aún era sumamente temprano, volteo rápidamente su rostro hasta chocar contra la puerta de madera del baño que se encontraba cerrada.


Se levantó despacio y se acercó para abrirla suavemente, su rostro se relajó rápidamente al ver como su joven, rubio esposo se encontraba de pie, delante del espejo del baño, desnudo, tocando suavemente su vientre hinchado.


Sasuke se acercó lentamente hasta posarse detrás del menor, pasando suavemente sus brazos por su cintura para colocar sus manos sobre las suyas, posando sus labios sobre su suave y aún húmeda piel de sus hombros, pudo notar como sus hermosos ojos azules empezaban a  mostrarse un poco opacados por un sinfín de emociones.


-¿Qué pasa, mi amor? –Mi voz sonaba sumamente dulce y calmada, tan solo él podía causar todo esto en mí, seguí besando tu fina piel, adorando el dulce aroma del jabón.


-No creo que ese kimono nuevo me entre-ttebayo. –Alcé mi rostro para ver el tuyo, tu hermosa voz había sonado tan triste y apagada y no pude evitar fruncir mi ceño.


-¿Por qué lo dices?


-¿¡Porque-ttebayo!? Estoy enorme. –Sonreí suavemente, viendo tu enorme puchero en tu rostro y me arrodille al frente tuyo, pasando mis manos por tu enorme vientre, sintiendo a mis pequeños moviéndose, repartí suaves y dulces besos por toda esa suave piel, besando cada marca que se había formado, esas marcas que indicaban que dentro de ti, se estaban formando el fruto de nuestro amor.


-¿Mi pequeño esposo no quiere usar el kimono que le compre con mucho esfuerzo?


-¡Teme! –Sentí tus brazos rodeando mi cuello, terminaste por arrodillarte, ocultando tu rostro en mi cuello, sentí como tus lágrimas bajaban por mi piel, pase con suavidad mis manos por tu espalda. –Estoy muy gordo y no quiero avergonzarte’ ttebayo.


Tome tu rostro entre mis manos y besé tus ojos, tus mejillas, hasta llegar a tus labios, quitando todo rastro de tus lágrimas, haciéndote sonrojar fuertemente.


-Te amo. Y nada me haría más feliz que lucir a mi hermoso esposo a todas esas personas. –besé las palmas de tus manos, viendo emocionado como tus hermosos ojos azules brillaban tan solo para mí, te vi asentir suavemente y sonreí, te tomé por los hombros y te levante suavemente del frio suelo y te lleve hasta la cama para acostarnos nuevamente sobre las sábanas desordenadas, oculte mi rostro en tus cabellos húmedos, oliendo el dulce aroma a manzanilla que emanaban de estos, recorriendo mis manos por tu piel desnuda, escuchando tus leves jadeos.


Pero esa mañana por más que hubiese soñado en hacerte mío nuevamente, decidí tan solo en abrazarte y mimarte, entramos a la ducha juntos y me tomé todo mi tiempo y calma para lavar nuevamente tus cabellos y tu cuerpo, tu redondo vientre, besando toda su fina piel, mientras tus manos jugaban con mis cabellos azabaches.


El timbre volvió a sonar con tanta insistencia, que tuve que obligarme a separarme de tu cuerpo para ir a atender, aún por el pasillo podía escuchar tu hermosa risa y los gritos de mi hermano al otro lado de la puerta y no me había equivocado, Itachi había llegado junto con Obito y sus pequeños hijos, mientras que Nagato y Kakashi cargaban grandes y llenos bolsos.


-¡Tío Naru! –El más pequeño corrió donde mi esposo, quien le recibió con un fuerte abrazo, que al mismo tiempo se vio envuelto por los brazos de los recién llegados.


-¿A qué hora piensan alistarse, ustedes dos?


-Tío, la fiesta empieza a las 6 de la tarde, son apenas las nueve de la mañana. –Los ojos tan negros del doncel cayeron sobre mí y preferí no haber dicho nada, pero no podía hacer nada más, sentí los brazos de mi esposo rodear mi cintura, mientras que su vientre chocaba contra mi espalda.


-Ya tenemos todo listo para esta noche-ttebayo. ¿Verdad Sasu? –Te sonreí y aproveche para plantarte un suave beso sobre tus labios.


Nunca me había arrepentido de haber tomado aquel tren con destino a un lugar que ni yo conocía, nunca me había arrepentido de haberte pedido que vengas conmigo, te amaba demasiado para dejarte solo.


-¡Bueno familia, creo que ya estamos todos listos! –La voz de Nagato se dejó escuchar en toda la casa, su voz tan fuerte y varonil lleno todos nuestros oídos, Kakashi tenía en brazos al pequeño Kou, quien había empezado a soltar demasiados pucheros y a moverse inquieto en los brazos de su padre, mientras que los cuatro donceles se encontraban aun vistiéndose.


El pequeño Miku, bajo tan de prisa los escalones que todos nos asustamos de que vaya a tropezar, sus largos cabellos plateados brillaban y se encontraban tan ordenados, se veía tan hermoso, vistiendo un pequeño kimono de color negro con un obi en su cintura de color plateado.


-Tengo que decirle a Obito que le cambie de ropa a mi bebé. –Kakashi arrugó notablemente su ceño al ver como su pequeño reía al ser alzado por Nagato.


-Pero Oto-chan, dijo que me veía bonito. –El pequeño doncel hizo un tierno puchero, colocando sus hermosos ojos fijamente sobre su padre.


-Tranquilo Miku-chan. Tu tonto padre está celoso, porque te vez muy hermoso. –El menor se sonrojo, casi y podía competir contra el cabello de Nagato, el pelirrojo lo cargó hasta lo más alto, para darle un suave beso sobre su pequeña cabecita.


-¡Es verdad! ¡Tío Naru, se ve muy bonito! –El niño sonreía abiertamente, alzando sus pequeños y cortos bracitos, imitando las mismas muecas de su padre doncel. -¡Y… y también tío Itachi y oto-chan!


-Gracias por dejarnos al último, Miku-chan. –El pequeño se avergonzó al ver como Itachi se acercaba con una fingida molestia, para besar los labios del pelirrojo y los cabellos del menor. Arrugue mi ceño al verlo vestido con un kimono de color azul marino, haciéndole resaltar su lampiña piel.


-Y antes de que ustedes dos digan algo. No pienso cambiarme de ropa. –La voz de mi hermano sonó tan calmada y autoritaria, Nagato y yo tan solo nos miramos y pudimos suspirar. Los siguientes pasos fueron de Obito, la belleza de todo un doncel, se reflejaba en él; física y espiritualmente, era hermoso.


Pero no pude verlo por mucho tiempo, ya que mis ojos se fijaron sobre el doncel que venía detrás de él; con sus cabellos rubios amarrados, dejando que cayera un rebelde mechón por tu hermoso rostro, marcando esas marcas en tus mejillas.


No me había equivocado con el color del kimono, sabía que te encantaba y amabas el naranja y aquel color te quedaba estupendo, con el obi negro que enmarcaba tu cintura, dejando notar sutilmente tu vientre.


-Hermoso.


Me acerque a ti, notando tus mejillas sonrojadas, no necesitabas ningún tipo de maquillaje, ya que todo en ti era perfecto; bese la palma de tu mano, como todo un príncipe cuando ve por primera vez al amor de su vida.


Con tu brazo pasando suavemente por el mío nos acercamos hasta la sala donde se encontraban todos discutiendo por la forma de vestir de sus parejas, sentí tus labios rozar mi oreja y tu dulce aliento penetraron todos mis sentidos.


-Tú también te vez bien, Teme. –Te sonreí cariñosamente, acariciando suavemente tu cálida mejilla, tan solo tú sacabas lo mejor de mí y por eso te amo demasiado.


 


Todas las luces brillando por todos lados, junto con la música clásica sonando suavemente por todo aquel lugar, todas las personas brillaban por la cantidad de joyas que mantenían sobre sus cuerpos, el olor de la combinación de los perfumes caros llenaban todo aquel ambiente, convirtiéndolo en un lugar pesado de energía.


El pequeño Kou empezó a aplaudir y a reír fuertemente apenas entramos a la gran sala, las fuertes luces cayeron sobre todos nosotros y de pronto todas las miradas de las personas cayeron sobre ti y no pude evitar ponerme demasiado celoso.


El agarre que hiciste sobre mi brazo, me hizo darme cuenta de que todo aquello empezaba a producirte arcadas, así que haciéndole señas a los demás te lleve al primer balcón vacío que encontré, te apoyaste rápidamente sobre el barandal, mientras yo mantenía mis brazos alrededor de tu cintura, pero empezaste a respirar lentamente, mientras pasabas tus delicadas manos sobre tu vientre susurrando tiernas palabras a nuestros pequeños para que se calmarán.


-Lo siento, teme. –Posaste tu mano sobre mi mejilla y la tome entre las mías para llevarla al lugar donde palpitaba mi corazón.


-Perdóname tú, amor. –Besaste con suavidad mis labios, soltando una sutil risa entre ellos, mientras posaba las palmas de mis manos sobre tu vientre sintiendo a nuestros niños moviéndose suavemente.


Cuando volvimos a entrar, pase mi brazo por tu cintura, sintiendo tu mano sobre la mía, en ningún momentos nos soltamos, caminamos despacio esquivando la aglomeración de personas que intentaban llamar nuestra atención, los meseros caminaban repartiendo champan, pero negué rápidamente, cuando uno se detuvo delante nuestro.


-Teme, si deseas tomar, puedes hacerlo-ttebayo.


-Deseo estar lúcido, si algún pervertido desea acercarse a ti. –Acaricie tu mejilla al ver como tus mejillas empezaban a pintarse de un leve rojizo, caminamos directo a la mesa donde se encontraban nuestra reservación, podíamos escuchar como Kakashi conversaba con Nagato mientras movía suavemente a Kou; la sonrisa de Itachi junto con la de Obito eran sumamente hermosas, tan relajantes.


Nagato retiro rápidamente la silla para que Naruto se pudiera sentar, mientras yo me quede de pie, mirando por todos lados, sin darme cuenta que había fruncido mi ceño notablemente.


-Miku se encuentra en la mesa de comidas. –La voz de Kakashi me sacó de mis cavilaciones, regresé mi mirada hasta la parte indicada y sonreí abiertamente al ver como el pequeño doncel intentaba colocar todo tipo de comidas en su pequeño plato. Deje a mi esposo conversando abiertamente con los demás mientras que me acercaba lentamente hasta colocar suavemente mis manos sobre los pequeños hombros de mi sobrinito.


-¡Sasu-nii! –Sonreí abiertamente cuando el pequeño dejo el plato sobre la mesa para levantar sus bracitos para pasarlos alrededor de mi cuello.


-Miku, todo eso no entrara en tu plato.


-Pero quiero que Naru-nii y mi papi coman. –Coloque mi frente sobre la pequeña frente de mi pequeño doncel y bese juguetonamente la punta de su nariz.


-Entonces tú coloca todo lo que desees para tu oto-chan y yo llevare estos dos platos para Ita-chan y Naru-chan. –La pequeña carita del doncel se iluminó con esa hermosa sonrisa, mientras que yo también le sonreía. Nos alejamos de ahí riendo abiertamente hasta la mesa.


 


Sentí como tu mano jaló abruptamente de mi camisa, fue tan rápido que me sorprendió no haberme golpeado la cabeza contra la columna, el viento helado golpeo fuertemente mi caliente rostro y tus manos se posaron suavemente sobre mi rostro, tus labios sobre los míos, intentando calmarme, teniendo un efecto positivo en mí.


Pero sin pensarlo mucho tiempo, posé mis manos sobre tus hombros para obligarte a separarte de mí, tus ojos azules me miraron fijamente, y pude notar como mostraban una tristeza; suspire abatido, ya que sabía lo que querías decirme.


Coloque el peso de mi cuerpo sobre la baranda de madera y cerré mis oscuros ojos, alejándome de todo el bullicio que empezaba a aglomerarse alrededor, mis manos se aferraron sobre la madera, mientras el sonido de las hojas que se empezaban a golpear entre ellas.


-Lo siento mucho. –Abrí lentamente mis ojos al oír el sonido de tu voz, tan suave que casi y era capaz de ser arrastrado por el viento y pude ver tu espalda, no era magia, tan solo era aquella imagen, tan hermosa que mostraban nuestros hijos.


 Desee acercarme a ellos, era lo único que necesitaba, sentir el calor de mis dos hijos, pero verlos sonreír desde lo más lejos, era lo único que me mantenía en pie, pude escuchar como tus finos zapatos empezaron a golpear la cerámica, mis brunos ojos se fijaron en la imagen a la que te dirigías, en ella se encontraba tu hijo, con una enorme sonrisa, sus cabellos tan rubios y recogidos, vestía un hermoso kimono, que reflejaba su abultado vientre, caminaba despacio llevando de la mano al pequeño hijo de Obito, que también le sonreía.


Pero te detuviste tan rápido, cuando viste como un varón se acercaba al menor, este le sonreía forzadamente mientras dejaba que el desconocido le dieran un beso en la palma de su mano, sonreí orgulloso al ver como Sasuke se acercaba con prisa y pasaba sus brazos alrededor del vientre de tu hijo.


-Ellos no saben que estamos aquí, ¿Verdad? –Negué suavemente aun sabiendo que no podías verme. -Quiero hablarle. –Tu voz tan demandante, tus ojos azules se voltearon a verme con ese brillo que nunca pude olvidar, suspire tranquilo ocultando mis manos en los bolsillos de mi pantalón.


-Debemos hacerlo con calma. O ellos intentaran huir nuevamente. –Ví como asentías sin concordar aun conmigo, pero no dijiste nada.


 


Naruto acarició la mejilla del moreno con una de sus manos y le dio un casto beso en los labios, acercándose lo suficiente a su oído para susurrarle unas palabras, riendo al ver el ceño fruncido del varón, para luego regresar a su mesa.


El pequeño doncelito veía muy feliz la escena de sus dos tíos, agarro más fuerte la mano de Naruto para dirigirse rápidamente a la mesa de los postres y escoger uno de cada uno.


-Tío Naru. ¿Por qué a tío Sasuke no le gustan las cosas dulces? –El rubio le dedico una serena mirada al pequeño peli plateado, abriendo tan solo unos milímetros sus labios, para luego quedarse estático.


-Eso es porque una vez Itachi le obligo a comerse un pedazo muy grande de torta de chocolate. –El pequeño peli plateado le dedico una radiante sonrisa al recién llegado, sin siquiera notar el nerviosismo que empezó a invadir en el cuerpo del rubio.


Naruto escucho como el varón volvía a caminar, pero sin importarle, dejo con rapidez los platos en la mesa y tomo en brazos al pequeño Miku y casi corrió hasta la mesa donde se encontraba su esposo.


Todos vieron como el rubio llegaba tan nervioso con el menor en brazos, para ponerlo suavemente en el piso, viendo como este era abrazado por los brazos protectores de Obito, mientras se dejaba abrazar por Sasuke.


-¿Qué pasó, Naru? –El menor escondió su rostro en la curvatura del cuello del moreno, relajándose con el aroma a menta que emanaba de su cuello, sintiendo las suaves manos de su esposo pasar por su espalda.


-Yo… yo… lo ví.


-¿A quién viste, mi amor? –Pero el menor volvió a negar, sin dejar al descubierto su lloroso rostro, llevando lentamente sus manos a su vientre, para protegerlo instintivamente.


-Había un hombre alto y muy parecido a tío Itachi. –Los ojos de los mayores cayeron sobre el menor de los donceles, pero Naruto nunca se bajó de las piernas de Sasuke, ni tampoco descubrió su rostro.


-¿Puede ser que él está aquí? –Itachi levanto rápidamente su rostro para intentar buscar el rostro de su padre pero sintió la mano de Nagato sobre su hombro, que sin darse cuenta había endurecido sus músculos.


-Quiero irme. –El rubio dejo su escondite, mostrándole su miedo al moreno, dejando que este limpiara con calma las lágrimas que recorrían sus mejillas. El moreno asintió despacio dándole un suave beso en la frente de su pequeño esposo.


Pero Fugaku junto con Minato fueron lo suficientemente rápidos para encontrarlos en la entrada del edificio, el menor se escondió detrás del cuerpo de su esposo, agarrando fuertemente con su mano la camisa del moreno, agacho su rostro, dejando que las lágrimas se resbalaran por sus mejillas.


-Naru, solo queremos hablar.


-Yo no me voy a separar de Sasuke ¡Estamos casados-ttebayo! –Minato pudo sentir un dolor en su pecho, al ver los ojos de su pequeño niño, quiso abrazarlo y susurrarle palabras de que “todo iba a estar bien”.


Sasuke acaricio la mano de su esposo, sonriéndole pasivamente, coloco su frente sobre la del menor, para darle un pequeño beso sobre la punta de la nariz.


-Lo mejor será regresar a casa, Naruto necesita descansar. –Obito se acercó a la joven pareja, mirando con determinación a su hermano. Desde hace muchos años se había jurado proteger a los menores y ya no le importaba, ni le tenía miedo volver a enfrentar a su hermano. Sin darse cuenta una extraña sensación le recorrió en todo su cuerpo al darse cuenta de cómo en esos ojos tan profundos emanaba un soledad completa.


 


Fugaku se sentó algo intranquilo pero en silencio en uno de los muebles de la sala de la casa de su hermano, apoyo sus codos contra sus rodillas dejando que el peso de su cabeza cayera sobre sus manos, hechas puño, podía escuchar como su corazón empezaba a bombardear cada vez más fuerte contra su pared torácica, llevo una de sus manos a su pecho, para intentar tranquilizar aquel dolor, podía escuchar los pasos exasperante de Minato recorriendo nerviosamente toda la sala, sobre la pequeña chimenea se podía ver las brillantes fotos de los primeros años de vida de los hijos de Obito, para luego unirse las fotos de Sasuke, Itachi, junto con Naruto y Nagato.


El sonido de las tazas chocar con la porcelana de los platos junto con el sonido del agua hirviendo y el aroma a té de manzanilla ya empezaba a invadir el ambiente, haciéndole relajar lentamente, abrió suavemente sus ojos para posarlos sobre el cuerpo del rubio, quien miraba una fotografía donde Sasuke y Naruto aún eran unos pequeños niños, donde los dos se encontraban sumamente sucios, muy probable después de tener una de sus constantes discusiones, pero al final, siempre terminaban por sonreír abiertamente.


Los pasos de Kakashi en la planta de arriba, le hizo recordar que los dos varón había subido a sus dos hijos a su cuarto para hacerlos dormir, siendo ayudado por Nagato, mientras que Sasuke había acompañado a Naruto al cuarto de visitas, para calmarlo e intentar hacerlo dormir.


 


Obito junto con Itachi, quien habían estado todo ese momento en la cocina, se acercaron hasta la sala, dejando las tazas sobre la pequeña mesa del centro, para luego sentarse al frente de los dos varones, los ojos de Fugaku pasaron sobre el delgado pero fino cuerpo de su hijo, y no pudo evitar sentirse inútil al saber de todos esos años en los que habían pasado lejos de él.


Luego se posaron sobre el cuerpo de su hermano, su fino cuerpo, había cambiado volviéndose un doncel sumamente hermoso, gracias a los dos embarazos, el par de ojos negros le miraban sin perder detalle, Minato se sentó a su costado, estando tan nervioso como él mismo.


-Nosotros… -Fugaku se reprimió al escuchar su voz tan rasposa, agachó su rostro, dejando que sus flequillos cubrieran su rostro avergonzado. –Todos estos años, me he lamentado por todo lo que les he hecho pasar. Los hice sufrir demasiado y sobre todo a ti, Itachi. –El menor se removió incomodo en su asiento al recibir la mirada penetrante y dolida de su progenitor, quiso correr a abrazarlo, pero se mordió el labio negándose a sí mismo a hacerlo.


-Lo siento mucho Obito, eres mi pequeño hermano y no te protegí, no protegí a mi familia como le prometí a padre, hacerlo. –Sus manos aprisionaron con fuerza la tela de su pantalón al escuchar los pasos de Nagato bajar las escaleras, sus grandes ojos cayeron sobre Minato, mientras el rubio hacía lo mismo.


El pelirrojo llegó hasta la altura de Itachi, colocando con suavidad su mano sobre el hombro del doncel, dedicándole una pequeña sonrisa de apoyo, mientras que detrás de los dos donceles se hallaba Kakashi.


-Yo… solo quiero pedir disculpas. –Minato, quien había mantenido su rostro agachado, levanto su mirada, avergonzándose con los presentes.


 


Sasuke, había mantenido todo aquel tiempo el cuerpo de su rubio entre sus brazos, susurrándole suaves palabras llenas de amor, acariciando con ternura el abultado vientre, escuchando su respiración lenta y pausada. Había llevado sus ojos sobre el blanco y oscuro techo, perdiéndose en los pocos y buenos recuerdos que había pasado junto a su padre.


Bajo rápidamente su vista, cuando la puerta de la habitación se abrió lentamente dejando ver el pequeño cuerpo de Miku, quien se acercó rápido pero en silencio al recibir la sonrisa del moreno.


-Pequeño me haces un favor. –El peli plateado asintió fervientemente, ya arriba en la cama. –Cuida a tu tío Naru. Iré un momento abajo y por nada permitas que se levante de la cama, ¿sí?


El menor asintió despacio, acostándose junto con el rubio, enrollando sus pequeños bracitos sobre el cuerpo del doncel, cerró lentamente sus ojitos al ver como el varón salía sigilosamente de la habitación, dejando la luz del pasillo prendida, tan solo para él.


 


-No creo que Naruto los pueda recibir ahora, él se encuentra bien, pero entenderán que por su estado no es bueno que reciba impresiones fuertes.


Minato se levantó de prisa, siendo detenido por Fugaku, al ver como Sasuke se acercaba lentamente hasta el sofá donde se encontraba su tío.


-Nosotros… podemos regresar mañana. –Los ojos de Fugaku se posaron sobre el menor de sus hijos; Sasuke se dio cuenta que casi y le estaba rogando volver a verlos, suspiró abatido, asintiendo levemente.


 


El rubio empezó a moverse lentamente sintiendo un peso muy liviano sobre él, abrió los ojos despacio al darse cuenta que no eran los brazos de su esposo, sonrió suavemente y acaricio los suaves cabellos del pequeño doncel que se encontraba sumergido en un profundo sueño, se puso de pie, colocando sus manos sobre su vientre, sintiendo a sus dos pequeños moverse instintivamente.


Bajo las escaleras, deteniéndose en el primer escalón al escuchar la voz de su padre y la de Fugaku, apretó fuertemente su mano sobre la baranda de madera, intentando no derramar ninguna lágrima. Cuando escucho como la puerta era cerrada, bajo las escaleras encontrando a todos en la sala, sumidos en un silencio.


Se acercó lentamente, arrastrando sus pies sobre el tibio tatami, los ojos de todos cayeron sobre él, pero siguió caminando hasta caer sobre las piernas de Sasuke, siendo recibido por sus brazos, envolviéndolo a él y a sus pequeños, que por fin habían detenido sus movimientos.


-¿Tenemos que huir? –Sasuke apoyo su quijada sobre la cabeza de su doncel, cerrando sus ojos en el proceso, haciendo más fuerte su abrazo.


-Yo creo que sería bueno escucharles. –Sasuke abrió sus ojos mirando a su hermano, viendo como sus mejillas empezaban a sonrojarse, la mano de Nagato se apoyó sobre su hombro.


-Yo opino lo mismo. –Obito miró a su esposo, viéndole aun de pie con los brazos cruzados sobre su pecho, el varón se acercó hasta su esposo para darle un pequeño beso.


-Pero… si ellos. –El moreno tomó el rostro del rubio entre sus manos, acariciándole sus mejillas, sonriendo suavemente.


-Nadie podrá separarnos. –Colocó su frente contra frente, sintiéndola fría, debido al calor de la noche, colocó una de sus manos sobre el vientre, acariciando a sus pequeños que empezaron a moverse.


 


Minato llego hasta la habitación del hotel que habían alquilado para aquella reunión, empezó a caminar, por toda la habitación, sintiendo el aire ingresar a todo el piso, sus ojos azules se posaron sobre su reflejo de la mampara, pudo notar el cuerpo de Fugaku apoyado sobre el barandal.


Intento relajar sus músculos, escondió sus manos en los bolsillos de su pantalón, cerró sus ojos y recordó la imagen de su pequeño niño, no era tonto, sabía que su hijo se veía demasiado hermoso con aquella enorme pancita.


 


Sin esperar mucho tiempo Naruto tomó el teléfono de su casa y marcó un número que pensó que con el paso del tiempo había olvidado, pero cuando escucho el primer timbre quiso colgar, pero la mano del moreno sobre la suya con aquella ligera sonrisa, le hizo desistir, sintió las pataditas de sus niños y se dio cuenta que ellos también estaban nerviosos.


-¡Diga! –Su voz se paralizó, no pensó que le contestara tan rápido, se escuchaba tan agitada, como si hubiese corrido tan solo para agarrar el teléfono. –Naru ¿Eres tú? –Sus azulejos cayeron sobre los brunos de su esposo.


-Sí, soy yo. –Su voz sonó entrecortada y algo tímida. –Yo… quisiera saber si podíamos reunirnos hoy en el café del centro.


-Claro, claro. ¿A qué hora?


-A las cinco ¿Te viene bien?


-Claro, nos vemos a las cinco. –El menor pudo notar en la voz de su padre un tono triste pero esperanzador, colgó rápidamente, llevando su mano a su corazón que empezaba a latir con rapidez, la mano del varón sobre su muslo empezó a calmarle poco a poco.


Parecía como si las horas empezaron a pasar con demasiada rapidez, casi no se oían las manijas del reloj, el menor se encontraba sumamente nervioso caminando por toda la sala, esperando a que su esposo bajara para llegar al café.


-¡Sasu! –El grito sonó por toda la casa, se acercó al primer escalón y se asomó por la escalera para volver a gritar el nombre del moreno.


-Amor, aún falta una hora. 


-Ya lo sé, pero estoy nervioso-ttebayo. –El moreno quiso reír al ver el tierno puchero de su rubio, bajo lentamente y lo cubrió con sus brazos, acariciando suavemente su espalda, beso su sien y acarició a sus bebés, que habían empezado a removerse.


-Bien, vayamos. –En todo el camino, el doncel se la pasó con la ventana abierta, el aire chocaba contra su rostro, había empezado a calmarle y eso le tranquilizaba.


La pequeña campana empezó a tintinear cuando abrieron la puerta del local, no demoraron en encontrar la mesa que habían separado para su “reunión” ya que, se podía observar al varón rubio, junto con Fugaku, los jóvenes se tomaron fuertemente de la mano y empezaron a caminar lentamente.


Minato tragó duro al ver como su pequeño se iba a cercando a ellos, casi se olvidó de respirar cuando le vio sentarse al frente suyo.


Un joven se acercó a dejar las dos tazas de café para los mayores y un jugo de frutas para el único doncel.


 


-¿Cuántos meses? –Minato prefirió empezar con una pregunta suelta, en realidad deseaba saber cuánto se había perdido de su único hijo.


-Ocho, faltan tres semanas-ttebayo. –Sasuke le miró con total adoración, sonriéndole de una forma sumamente cálida y en ese momento Minato se dio cuenta que ellos dos habían nacido para estar juntos.


-¿Ya saben el sexo del bebé? –Los mayores se sorprendieron cuando los jóvenes sonrieron divertidos, negando lentamente.


-No es un bebé, son dos. Es por eso que está enorme.


-¡Teme! Dijiste que no estoy gordo-ttebayo. –El rubio hizo un tierno puchero, mientras sus ojos empezaron a crear finas lágrimas, pero la mano del moreno empezó a acariciar su mejilla.


-He dicho, enorme, no gordo. Dobe. Además como podría decir algo malo de mí esposo, cuando lleva a mis hijos dentro de ti.


-Están casados. –La voz de Minato les saco de su ensoñación, el varón se vio incomodo al recibir el par de penetrantes miradas de los menores.


-Desde hace seis años, desde que salimos de casa. –Fugaku se sorprendió al oír la voz de su hijo tan fuerte y seguro, aquella mirada tan penetrante, calando los huesos de Minato, suspiró tranquilo.


-Nosotros… Sasuke, yo… lo siento mucho, hijo. –Los jóvenes apresaron sus manos, sin darse cuenta de ese hecho. Sasuke sintió ganas inmensas de golpear a su padre, de gritarle unas cuantas verdades, pero a la vez sabía lo difícil que le resultaba pedir disculpas.


-¿Por qué ahora? ¿Por qué después de tantos años?


-Nos dimos cuenta de que los habíamos perdido, nos dimos cuenta de todo el daño que les habíamos hecho pasar, en todo este tiempo, no hubo un solo día en que no pensáramos en ustedes, en su bienestar.


Sasuke se mordió el labio inferior al escuchar la voz de su padre, mientras recibía aquella bruna mirada, ¿Cuánto tiempo espero para ese momento? Para que su padre llegara y le pidiera disculpas, quiso correr y abrazarlo, después de darle unos buenos golpes.


-Contraté a un investigador privado, mientras hacíamos nuestras propias búsquedas, pero recién, hace unos días pudimos hallarlos.


Minato no había perdido de vista ningún pequeño movimiento de su hijo, Naruto había mantenido la mirada gacha, viendo su mano entrelazada con la de su esposo, mientras que su otra mano la había apoyado sobre su vientre.


-Naruto. –Sasuke le sintió temblar, apresó un poco más fuerte su mano, mostrándole una suave sonrisa. El menor respiro suavemente calmando a sus pequeños y a él mismo, levanto su rostro para mirar fijamente a los ojos de su padre, unos ojos tan similares a los de él.


-Perdóname, Naru. Lo siento mucho. –El menor le lanzó una mirada rápida a Sasuke al escuchar su voz entrecortada y las lágrimas bajar por las mejillas de su progenitor.


-Yo… yo creo que… sería bueno ir a casa y sentarnos a hablar con los demás.


Los adultos asintieron suavemente, mientras veían como Sasuke se levantaba para ayudar al menor a ponerse de pie y colocaba su mano detrás de su cintura para ayudarle a caminar despacio.


 


Itachi se había sentado al frente de su padre, sintiéndose sumamente extraño al recibir al mirada penetrante de su progenitor, llevó sus manos hasta sus muslos y apretó la tela de su pantalón, no pasó ni un minuto hasta que sintió la energía de Nagato posarse detrás de él.


Volvió a levantar su rostro para mirar a los ojos de su padre, empezaba a sentir nuevamente el estómago revuelto y el dolor de cabeza había regresado, no aguantó mucho más y se puso de pie para correr hasta el baño.


Fugaku se puso de pie al ver a su pequeño correr, sintió un golpe en el estómago al imaginarse lo peor, Nagato fue detrás del doncel, para ingresar al baño sin permiso.


Obito llegó un poco después de aquella escena, sus ojos se fijaron sobre la puerta que llevaba al jardín y donde se podía escuchar las risas de sus dos pequeños sobrinitos, sonrió inconscientemente al recordar al pequeño Miku y sus ojos tan negros como los de su hermano.


Los pasos de Naruto se escucharon bajar las escaleras, Sasuke le traía sujeto del brazo, mostrando su ceño levemente fruncido.


-¡Teme! Ya te he dicho que puedo caminar yo solo-ttebayo.


-No seas Dobe, no pienso soltarte, no después de que casi te resbalas en el baño.


-Eso fue… un leve accidente.


-Naruto, leve o no. Debo cuidarte.


Los mayores habían escuchado aquella pequeña discusión, Naruto venía vestido con una ropa más cómoda, llevaba una camiseta gris y demasiada ancha y que le llagaba hasta la mitad de los muslos, para ser exactos era de Sasuke, el moreno nunca le soltó hasta que lo sentó sobre uno de los muebles personales.


-¿Dónde está Ita-nii?


Pero antes de que alguien le contestara a Sasuke la puerta del baño fue abierta, dejando mostrar a un Itachi levemente pálido.


-¿Aún siguen los malestares? –Obito miró fijamente al doncel para posar su mirada sobre la de su hermano y vio como este también suponía lo más probable, Sasuke se puso de pie para darle uno de los muebles personales.


Dejando así a toda la familia reunida. Los ojos de todos cayeron sobre los dos adultos, Minato había empezado a sentirse un intruso en aquella pequeña familia, sintió como el cuerpo de Fugaku se empezaba a tensar, le escuchó como soltaba suavemente todo el aire de sus pulmones y él supuso a hacer lo mismo.


-¿Cómo está mamá? –La primera voz que se escuchó fue la de Naruto, quien no había soltado la mano de Sasuke.


-Ella, no lo sé. Se marchó poco después de que ustedes… ustedes partieran.


-Sé… que no hicimos lo correcto en irnos de ese modo. –Sasuke recibió la mirada preocupada de Naruto y este le correspondió con una suave sonrisa. –Pero en ese entonces nadie nos escuchaba y no estábamos dispuestos a alejarnos.


-Hemos pasado tantos años intentando entenderlo y… no puedo creer que haya perdido tantos años lejos de mi familia. –Fugaku llevó sus manos para cubrir sus ojos, Minato agachó su rostro, sin ver las miradas que pasaban entre los demás.


Obito se puso de pie y se acercó lentamente hasta ponerse de rodillas ante su hermano, coloco sus pequeñas y suaves manos sobre las del varón, para ver sus oscuros ojos tan rojos y aquellas ojeras por la falta de sueño.


-Te has perdido mucho, pero también puedes recuperar. –El doncel sintió los fuertes brazos de su hermano sobre su cuerpo, el mayor escondió su rostro en la curvatura del cuello del menor, intentando ahogar su llanto, sintiendo las manos de Obito pasar suavemente sobre su espalda.

Notas finales:

Así que 

¿Qué les pareció?

yo creo que fugaku y minato ya sufrieron mucho al darse cuenta de todo lo que perdieron por alejar a su familia de ellos...

¿que opinan ;)!

espero sus comentarios !!!! *-* T_T


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