Feathers
La lluvia caía abundantemente sobre la carretera y nuestra furgoneta se deslizaba por esta rápidamente sin importar nada. De repente, hubo un ruido muy fuerte y sentí un gran impacto que me cortó la respiración antes de que todo se volviera oscuro.
Cuando abrí mis ojos me encontré en un lugar desconocido, vestida completamente de blanco. Todo a mi alrededor era de esa manera y pensé que quizás estaba en el hospital, pero no era así y pude comprobarlo unos escasos segundos después, cuando un par de alas se desplegaron en mi espalda. No estaba en el hospital, estaba en el cielo.
Inmediatamente después, pensé en mis compañeras en si ellas estarían bien, en si no habían sufrido daño alguno y frente a mí apareció RiSe rodeada de médicos y tubos que la conectaban a diversas máquinas. Me mordí el labio inferior y comencé a rezar, recé para que se pusiera bien, para que fuera fuerte y pudiera seguir adelante, para poder volver a verla despierta. Sin embargo, por más que lo intenté, al parecer aquello no estaba en mi mano.
—¿Qué haces aquí? —le pregunté cuando se presentó ante mí.
—Una vez te dije que jamás te dejaría.
—Tonta —murmuré con lágrimas en mis ojos antes de acercarme a ella para fundirnos en un abrazo.
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Feathers
La lluvia caía abundantemente sobre la carretera y nuestra furgoneta se deslizaba por esta rápidamente sin importar nada. De repente, hubo un ruido muy fuerte y sentí un gran impacto que me cortó la respiración antes de que todo se volviera oscuro.
Cuando abrí mis ojos me encontré en un lugar desconocido, vestida completamente de blanco. Todo a mi alrededor era de esa manera y pensé que quizás estaba en el hospital, pero no era así y pude comprobarlo unos escasos segundos después, cuando un par de alas se desplegaron en mi espalda. No estaba en el hospital, estaba en el cielo.
Inmediatamente después, pensé en mis compañeras en si ellas estarían bien, en si no habían sufrido daño alguno y frente a mí apareció RiSe rodeada de médicos y tubos que la conectaban a diversas máquinas. Me mordí el labio inferior y comencé a rezar, recé para que se pusiera bien, para que fuera fuerte y pudiera seguir adelante, para poder volver a verla despierta. Sin embargo, por más que lo intenté, al parecer aquello no estaba en mi mano.
—¿Qué haces aquí? —le pregunté cuando se presentó ante mí.
—Una vez te dije que jamás te dejaría.
—Tonta —murmuré con lágrimas en mis ojos antes de acercarme a ella para fundirnos en un abrazo.
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La lluvia caía abundantemente sobre la carretera y nuestra furgoneta se deslizaba por esta rápidamente sin importar nada. De repente, hubo un ruido muy fuerte y sentí un gran impacto que me cortó la respiración antes de que todo se volviera oscuro.
Cuando abrí mis ojos me encontré en un lugar desconocido, vestida completamente de blanco. Todo a mi alrededor era de esa manera y pensé que quizás estaba en el hospital, pero no era así y pude comprobarlo unos escasos segundos después, cuando un par de alas se desplegaron en mi espalda. No estaba en el hospital, estaba en el cielo.
Inmediatamente después, pensé en mis compañeras en si ellas estarían bien, en si no habían sufrido daño alguno y frente a mí apareció RiSe rodeada de médicos y tubos que la conectaban a diversas máquinas. Me mordí el labio inferior y comencé a rezar, recé para que se pusiera bien, para que fuera fuerte y pudiera seguir adelante, para poder volver a verla despierta. Sin embargo, por más que lo intenté, al parecer aquello no estaba en mi mano.
—¿Qué haces aquí? —le pregunté cuando se presentó ante mí.
—Una vez te dije que jamás te dejaría.
—Tonta —murmuré con lágrimas en mis ojos antes de acercarme a ella para fundirnos en un abrazo.