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Sick. por HarukaH

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Notas del capitulo:

¡Hola! Bueno, ando obsesionada con los one-shot de humor, no sé por qué ;_; pero me agradaba escribirlos, así que espero que les agrade a ustedes leerlo :3 decidme si os gusto! 

La cosa era bastante grave, estaba tratando de pensar en una solución que sonará medianamente aceptable para el pequeño, pero no había caso, básicamente perdería la cordura cuando lo mencionará, le arrancaría cabello por cabello por solo atreverse a insinuarlo, ¿A quién le gustaría oír eso? Pero  Reita estaba decidido a encontrar la solución a este terrible problema.

Entro a una habitación que permanecía oscura, su ambiente era lúgubre y el aire estaba caliente, solo se podía diferenciar una silueta recostada cómodamente en una amplia cama, era iluminada por la luz de un televisor encendido en un canal aleatorio, caminó apacible hacia aquella figura tratando de hacer el menor ruido, no quería tocarlo, de verdad pensaba que iba a perder la mano de un mordisco, pero no había caso, era eso o tenerle de la misma forma por días y días.

– ¿Ruki? –Murmuro el nombre de quien se escondía bajo varias mantas claras, no respondió y eso le preocupo a Reita, quien enseguida tocó lo que podía ser el hombro del individuo que dormitaba profundamente.

Sin embargo, él seguía sin reaccionar, el ceño de Reita se frunció disgustado, ¿Era para tanto? Le removió un poco más fuerte, esperando una respuesta.

El cuerpo que habitaba allí alzó las mantas súbitamente, con los ojos bien abiertos y la nariz roja, roja como un jodido tomate, tenía el cabello terriblemente desordenado, unas ojeras realmente pronunciadas, sus ojos azules estaban combinados con un rojo que adornada su esclerótica, Reita inmediatamente retrocedió algunos pasos, joder, su novio era un desastre y medio.

Ruki estaba enfermo, tenía fiebre y un resfriado bastante prolongado, habían intentado desde bebidas recetadas por sus madres hasta la tina llena de hielo, aunque esta última a lo mejor no había funcionado porque Ruki era un maldito cobarde, pañitos de agua fría, y todos los remedios para se conocía Reita, ya que ninguno había dado resultado y por el contrario parecían haberlo empeorado todo, la única opción era visitar un doctor, pero por Dios, esa idea seguía reposando en la cabeza de el bajista, el enano odiaba, ODIABA a los doctores, ¿Quién coño te golpeaba con un martillo en la rodilla por tu bien? Esa y muchas otras razones inválidas había recitado el exagerado vocalista cada que alguien le aconsejaba la visita de un galeno.

–Reita… –Su voz apagada y ronca atemorizaba al nombrado, pero sin miedo alguno (o eso quería creer) se sentó al borde de la cama, distanciado notablemente de su pareja.

–Cariño, ¿Quieres que te traiga algo? Una sopa, un té, una bolsita de agua… –Ruki sonrío enternecido, ¿Qué mayor muestra de amor existía en el mundo? Reita podía ser un imbécil cuando se lo proponía, podía tener un gesto casi siempre estoico, podía ser un bruto a la hora de confesar sus sentimientos mediante palabras atropelladas y torpes, pero lo que mejor le salía eran las acciones, eso de estar siempre pendiente de la salud de sus seres queridos, no lo decía, pero realmente le angustiaba el estado de su pequeño.

–No, así estoy bien, quiero que te recuestes conmigo –Ruki alargó los brazos hacía el rubio, pero pudo notar como el mayor se lo pensaba– ¿Qué pasa?

–Ruki, te amo, pero no serviría de nada si los dos estamos enfermos ¿Entiendes? –Trato de que sonará razonable, y no podía creer lo sutil que le había salido, en parte tenía razón, pero… Pero es que Ruki estaba sudado, tenía mocos, baba seca, su voz parecía de caricatura y no era ni la sombra del tío vanidoso que solía ser.

El menor no era idiota, podía estar enfermo, pero no idiota ¿Qué no se quería contagiar? Sus bolas, había algo más, pensó sin despegar la mirada de los ojos de Reita, quien empezaba a sentirse nervioso.

–Vale, pero te pediré algo ¿Sí? –Su voz era bastante bajita y débil, pero no tenía rastros de molestia, el interior de Reita se relajo y le mostró una sonrisa verdadera, asintió a su pareja ante su petición.

–Dame un espejo.

Puta mierda de vida, sabía que no podía ser tan fácil ¿Por qué carajo era tan sencillo de leer? Si Ruki veía su condición física se daría cuenta de que no quería recostarse con él porque le daba… le daba cosita.

–Sé lo que estás pensando, Ruki, y me parece INDIGNANTE  que pienses que no quiero estar contigo por tu físico –En vano, trato de defenderse, pero la cara del otro mostraba de todo menos credulidad.

–Nunca dije eso, además, si no es por eso ¿Cuál es el problema de…? –Tuvo que detenerse para estornudar, sacó un pañuelito de su caja de pañuelos y sonó fuertemente su nariz, luego lo colocó sobre la mesa de noche que tendría por lo menos otros 50 papelitos arrugados y moqueados, el bajista apretó los labios, no había visto el mantel blanco de fluidos nasales que tenía Ruki a su lado, ¿Y si le estornudaba encima? Carajo, que jodido asco.

Takanori aclaró su garganta que se estaba empezando a resecar, volvió a mirar a su novio y reitero: –Dame el jodido espejo, Akira.

Oh, no, su nombre. Estaba empezando a cabrearse, y no era para menos, no quería llevarle el espejo pues porque, ya sabéis, lo peor que le puede pasar a alguien tan preocupado por su imagen es mostrarle como puede llegar a aterrar.

–Te he dicho que no, ahora, si llegamos a la idea de que fueses al médico para no tener estas preocupaciones… –Pero fue inmediatamente interrumpido.

–¡NO, NO NECESITO UN JODIDO DOCTOR, AKIRA, NO ME ESTOY MURIENDO! ¿Sabes lo que me hará ese tipo? Me bajará los pantalones, amasará mi culo poniéndome alcohol y me inyectara, me inyectará y esos fluidos raros de quien sabe donde invadirán mi cuerpo.

–Ahora sólo estas siendo paranoico –Afirmo el mayor.

–Paranoico o no, no iré a un puto médico, mi novio me está cuidando, y lo hace bien, así que deja de cambiarme el tema y TRAEME EL JODIDO ESPEJO, AKIRA SUZUKI – ¿Había dicho su nombre completo con… rencor? Suficiente, se encaramó en la cama que compartía con él enfermo y sujeto sus mejillas, antes de que el pequeño pudiese replicar, le besó. Masajeando sus labios con los suyos, lamiéndolos y mordiéndolos suavemente, saboreando el interior de su boca y pasando su lengua por los dientes de Ruki, quien primero estaba atónito, pero luego correspondió abrazando el cuello del otro, gimiendo dentro del beso por cada mimo que el Suzuki le proporcionaba.

Reita se separó delicadamente de su novio, lento como si no quisiese alejarse, aún sin soltar sus mejillas pegó su frente con la de Ruki– A mi me gustas enfermo, sano, a punto de morir o en el éxtasis de la vida, te amo, Ruki, tu físico enfermo no es el mejor, es cierto, pero me importa una mierda, tus labios están resecos y tengo que mojarles, tus manos están frías y tengo que calentarlas, tus ojos están opacos, y joder, cuando nos besamos brillan más hermosos que nunca.

El labio inferior de Ruki empezó a temblar, se abalanzó contra su amor con las pocas fuerzas que tenía, tenía razón. Reita era un idiota a la hora de expresar sus sentimientos, pero cuando lo hacía, su corazón se sentía cálido a morir.

 

Después de un rato, Ruki se encontraba dormitando en el pecho de Akira, este acariciaba sus cabellos mientras miraba la televisión, o más bien pasaba de canal en canal al no encontrar nada interesante para ver. Le sobresaltó el timbre de la puerta, despertando a el vocalista, se levantó de mala gana y se dirigió a la entrada del apartamento que compartía con el castaño pequeño, abrió la puerta y se encontró con Uruha y Aoi, tomados de la mano con una bolsita de color negro.

–Nos hemos enterado de que Ruki está enfermo, mi madre le ha preparado una sopa de pollo y he venido a traérsela, de paso Aoi también vino, a ver como seguía –Explico Uruha entrando sin invitación al apartamento, dirigiéndose a la cocina seguido de Reita, tenían que servir la sopa mientras Ruki estaba despierto.

Aoi cerró la puerta y se encaminó al cuarto del enfermo, al entrar, vio a Ruki sentado en la cama tallándose los ojos, cuando enfocó la vista, vio al moreno mirarlo muy atentamente.

–Hola, Aoi, ¿Qué tal? –Saludó amablemente, sabía que ese imbécil se burlaría de él en cuanto pudiese.

–Tío, estás horrible, de verdad, ¿Seguro que es un resfriado? Porque parecer atropellado, y luego pisoteado por todos los animales del planeta–Dijo Aoi con una sonrisa cínica.

Ruki parpadeó varias veces, apretó las mantas entre sus dedos y empezó a gritar:

–REITA, COÑO, TRAEME EL JODIDO ESPEJO.

 

 

Notas finales:

Maldito Aoi >:c

Disculpad lo corto :c


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