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Renacer por Haru19

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Notas del capitulo: Shingeki no Kyojin y todos sus personajes no me pertenece, son de su respectivo autor Hajime Isayama.
Tal y como le predijo Levi, la noche anterior no dejo que el castaño descansara. Lo poco y nada que le permitió dormir fue unas dos horas cuando ya se empezaba asomar el sol. La cama y su cuerpo desnudo se encontraban pegajosos por el incesante juego del azabache en su cuerpo con el pastel de chocolate, pese a su manía con la limpieza. Lo único que pudo probar de este, fueron pequeños trozos que Levi recogía a besos en distintas zonas de su cuerpo y le compartía de su boca. Luego de la pequeña siesta matutina, la voz del mayor lo despertó como un eco a lo lejos que se esforzaba por hacerse notar.
-Oye mocoso, despiértate de una vez por todas-le insistía el azabache mientras lo movía-
-Mmm…-se negaba a despertar-
Ante la negación del menor a las órdenes que recibía, el mayor tomó otra ruta para despertarlo, inclinándose sobre quien continuaba dormido, acercó sus labios al cuello del castaño para besarlo tortuosamente. La reacción fue inmediata, cuando su lengua toco el suave cuello de Eren, este se encogió de hombros y soltó un leve quejido al empezar a despertar con la sensación húmeda en su cuello.
-Si no te levantas ahora, te devorare nuevamente-susurró en su oído, finalizando por morder suavemente el lóbulo del menor-
Renunciando a la posibilidad de continuar durmiendo y así poder disminuir su cansancio, giró su cuerpo para encontrarse con el azabache semidesnudo sobre él. La única toalla en sus caderas era lo que traía consigo y sus cabellos negros estaban mojados, ya había tomado una ducha. Verlo así al despertar provocó que el suceso de las mañanas con su parte inferior, haya aumentado su intensidad producto de la perspectiva que tenía sobre él.
-Y-ya estoy despierto…-aseguró-
-Toma una ducha, vamos a salir-besó al menor en son de buenos días-Apresúrate-se apartó en busca de su vestimenta-
Pese a que se encontraba despierto, sus movimientos por salir de la cama al baño fueron lentos e inseguros. Si salía de allí su cuerpo quedaría al descubierto y por supuesto el problema que aún no solucionaba, estuvo a punto de correr al baño cuando Levi estaba de espaldas preocupado de su ropa, pero se dio vuelta sin previo aviso ocasionando que Eren regresara de un salto a cubrirse.
-¿A qué estás jugando?-le preguntó extrañado-
-A n-nada…ya voy, ya voy-ocultaba su vergüenza-
-No me digas que te da vergüenza caminar por allí desnudo-insinuó-
-¡Ya me voy!-tomó una de las sabanas de la cama y con ella su cubrió hasta llegar al baño de la habitación-
-Necesito dejar en la lavadora eso…-le pidió el mayor-
Sin asomarse, Eren abrió la puerta lo justo y necesario para lanzar lo que requería Levi, luego de ello de un fuerte portazo se encerró para tomar su ducha. El azabache no pudo evitar sonreír ante la graciosa reacción del castaño.
No era costumbre en él utilizar atuendos poco formales, pero ya que la situación lo requería, ese día utilizó unos pantalones blancos ajustados, una playera negra en v y unas alpargatas cerradas color azul marino. Parecía no haber utilizado esa clase de ropa en mucho tiempo ya que no acostumbraba a salir de paseo. Junto a ello sacó un pequeño bolso donde guardó otra tenida de ropa junto a otras cosas más que necesitaría durante el viaje. Sacó las tapas de su cama, dejando únicamente el colchón ya que todo el resto estaba sucio por el pastel y otras sustancias muy familiares a ellos. Cuando ya estuvo de regreso en su habitación Eren se encontraba listo, debió esperar el momento en que el azabache abandonara la habitación para vestirse. Los ojos del menor viajaron hacia él al instante que entró a la habitación y recorrieron su cuerpo maravillado, expresión que no supo disimular.
-Nos vamos-informó sin hacer caso a la mirada del castaño y se acercó a los pies de su cama a por su bolso-
-¿Por qué llevas un bolso?-preguntó el menor-
-No vamos a volver hasta mañana, lleva el tuyo-le ordenó-
-¿Dónde iremos?
-Afuera.
La respuesta afuera era tan amplia, que Eren no lograba dimensionar a donde podrían ir. Levi se encargó de cerrar bien la puerta al salir. El día estaba soleado, el frío si bien no era tanto no abandonaba la sensación en el cuerpo, por lo que antes de salir se vieron obligados a colocarse algo sobre ellos. El camino que siguió Levi no fue el mismo de siempre y si le preguntaba hacia dónde se dirigían, él volvería a responder que era sorpresa. Por las calles se veían a madres con sus hijos, seguramente de paseo o alguna compra matutina.
Al verlos Eren sonrió ante tal escena, recordó que él también solía acompañar a su madre en sus compras matutinas, los llevaba a él y a su hermana de las manos, era muy travieso y se la pasaba hablando todo el camino. Luego de realizar las compras, siempre los llevaba algún parque para que se divirtieran jugando, quien más disfrutaba de ello era él su hermana siempre había sido un poco más retraída pero terminaba dejándose llevar por Eren y a su vez, su madre que se incluía en el juego. Pareciera como si cada imagen en el exterior le recordara a su madre, pero con el tiempo tendría que aprender que no conseguiría nada recordando los momentos junto a ella de una forma tan triste y torturadora. Ella no lo querría así, odiaba las caras tristes y él las estaba dando últimamente ¿Qué le diría si lo viera así a diario? Seguramente lo regañaría y le diría las mismas palabras de aliento positivo hacia la vida. Tendría que trabajar muy duro para que esas memorias se convirtieran en un motivo de alegría y dejaran de ser una razón para sus agonías.
Pese a la gente a su alrededor, Levi tomó una de esos manos sin preguntar apartándolo de la nube de pensamientos. No le miró y se limitó a caminar junto a él, que en un principio se resistió al contacto. Salieron del sector residencial en el cual se hallaban, llegando a un lugar mucho más concurrido con varias tiendas y diversidades de lugares. Las miradas de la gente en ese sector fueron en aumento, la mayoría los observaba atónitos pero no soltaron sus manos sino hasta llegar a una automotora. Eren no entendía que hacían allí, miró al azabache confuso pidiendo respuestas que no le dio por conversar con uno de los trabajadores de allí. El hombre los llevó hacia un modelo en especial por el cuál preguntó el azabache, dejándolos frente a un Mini Cooper Salt color burdeo. El castaño continuaba sin comprender nada y antes de que pudiera empezar a sacar deducciones, ambos se encontraban dentro del automóvil, obviamente Levi como el conductor.
-¿Qué vamos hacer…?-preguntó Eren-
-Nos vamos fuera de la ciudad-respondió sacando una gafas de sol estilo aviador-
-¿Sabes conducir?-la pregunta pareció molestar a Levi por cómo lo miró-
-Por supuesto que se manejar una de esas máquinas-respondió molesto a la vez que encendía el carro-
-¿Lo compraste…?
-No, lo alquilé por dos días. Estoy pensando seriamente en comprar uno.
-¿Por qué no habías comprado uno antes?
-No pensaba quedarme por mucho tiempo, pero ahora necesitaré uno ya que no pienso irme-confesó sin quitar la vista de la carretera-
Eren le sonrió, Levi pensaba quedarse definitivamente aquí. Pero ahora que lo pensaba, ¿Dónde estaba Levi antes? ¿Qué había hecho? ¿Tenía familia? Haberlo encontrado nuevamente y poder estar a su lado, parecía haber sido suficiente para permanecer junto a él. Se había quedado con la idea de que la persona que amaba era la misma que en el pasado, y así lo era, pero no tomó en cuenta que esa persona ahora tuvo una vida distinta al igual que él, que a diferencia de él, si se dedicó a relatar sin la necesidad de que le preguntaran. Pero Levi era distinto, no solía hablar de sus cosas a no ser de que le preguntarás insistentemente, y claro, dependía de quién.
-¿Dónde vivías antes?-preguntó Eren-
-Francia.
-¿Vivías con tu familia?
-No. Ellos viven en una mansión solos.
Recordaba que Levi no tenía familia en el pasado, es más, apenas sabía su apellido y que había nacido en la ciudad subterránea donde se debatió entre el hambre, el frío y muchas otras cosas. No había dimensionado la segunda parte del asunto, “Mansión”. Estuvo por unos segundos, que parecieron minutos, reaccionando ante esa palabra, la gente que vivía así era adinerada.
-¿¡Mansión!?-escupió Eren-
-¿Qué hay con eso?
-No sabía que ahora eras una clase de príncipe adinerado…-confesó al sentirse de algún modo inferior-
-No tengo nada que ver con el dinero de mis padres. …l quería que me hiciera cargo de su compañía y simplemente renuncié.
-¿Por qué lo hiciste?-preguntó deseoso por saber más-
-Nunca me gustó depender de nadie, si mi vida iba a depender de algo que ya estaba predestinado, no sería capaz de sentirme bien. Además-se detuvo pero ante la intensa atención de Eren continuó-Nunca me hallé en ningún lugar, por eso nunca estuve en algún lugar predeterminado y vivía viajando con esa intranquilidad que no me abandonaba.
-¿Ahora no te vas a ir?-preguntó preocupado-
-¿Por qué lo haría? Si estuve buscándote inconscientemente todo este tiempo-confesó sin verse influido ni quitar la vista de al frente-
No pudo evitar esconder su rostro en la ventana del copiloto al escucharlo decir eso, siempre pensó que Levi nunca recordó nada sobre ellos en el pasado y después de conocer que ocurrió con él después que todos los Titanes desaparecieron, lo encontró justificable. Sin embargo, ahora que le confesaba que una parte de él siempre estuvo buscándolo inconscientemente, su pecho rebosaba de felicidad, y a su vez, las palabras de Levi resonaban una y otra vez haciéndolo sonrojar.
-¿Cómo son tus padres?-preguntó el menor sin dejar de observar por la ventana-
-Buenos, supongo.
-¿Los amas?
-¿Qué clase de interrogatorio es este mocoso?-contestó molesto al no querer revelar sentimientos por nadie-
-Me alegro mucho que tus padres estén bien-respondió con una sonrisa-¿Algún día me llevarás a conocerlos?
-No.
-¿¡Qué!? Pero yo quiero conocerlos…-se opuso con un puchero-
El semáforo hizo que detuviera el carro al estar en rojo, aprovechó ese momento para tomar el rostro del menor entre sus manos y besarlo apasionadamente. No le había dicho que no porque de verdad pensara en no llevarlo, sólo quería ver una de esas expresiones que tanto amaba en el rostro del castaño para así sentir que toda esa intranquilidad de la que hablo y sintió por tantos años, se había acabado. Eren se encontraba aquí y por nada del mundo lo abandonaría ni dejaría que lo apartaran de él. En su mente se vio obligado a contar los segundos para retomar el control del automóvil y dejando unos segundos de sobra, separó sus labios del castaño para observarlo a sus ojos aguamarina.
-No sé cómo llegaremos a nuestro destino contigo seduciéndome de esta manera-le dijo sin apartar sus ojos de los ajenos-
-Conduce…-se soltó el menor avergonzado-
Cambiando la luz a verde, se puso en marcha hasta su próximo destino. Eren estuvo muy callado todo el camino mirando por la ventana. El azabache se sentía incómodo cuando no le hablaba, pero una vez que empezaba no hallaba como callarlo. Así fue cuando salieron de la ciudad y a los costados de la carretera habían pequeñas granjas o plantaciones de distintos vegetales, los cuales Eren hacía notar con toda la emoción de un niño pequeño. Distintos animales captaban su atención y gritaba sin tener conciencia de los pobres oídos de Levi.
-¡Más caballos!-gritó el menor-
-Viste caballos toda tu vida pasa mocoso-respondió con tal de hacerlo callar-
-Lo sé, pero en esta sólo en televisión.
-¿No has visto un puto caballo en lo que llevas de esta vida?
-No, no he salido de esa ciudad jamás. Esta es mi primera vez-sonrió-
Adoraba escuchar esas palabras “Primera vez” ser el primero en las experiencia de Eren era sentirse realmente importante en su vida, ser para su pequeño castaño quien le enseñara nuevas experiencias, así como a un bello cuadro al cual le das sus colores. Quería retenerlo con él y sólo para él para siempre, pero bien sabía que no podía hacer eso, Eren era de esas personas que necesitaban sus alas para volar, sin ellas él simplemente perdería su maravillosa esencia y aunque temía que se hiciera daño, él siempre estaría resguardando sus alas para cuidar su libertad.
No obstante, el que Eren nunca haya salido de la ciudad le parecía un tanto extraño, ¿Sus padres nunca lo llevaron de vacaciones? Bueno después de todo su padre era médico, de seguro se encontraba muy ocupado con todo su trabajo y nunca fue capaz de sacar a su familia de paseo, no había por qué extrañarse de eso.
La zona a la que se acercaban fue descubierta por Eren al ver un cartel a cada cinco kilómetros que empezaba como cuenta regresiva a dar aviso de que se acercaban.
-¿Salzburgo?-preguntó Eren-
-Sí, así se le conoce ahora-respondió el azabache-
-¿Qué hay allí?-preguntó curioso-
-Cállate y veras.
Condujo por a través de unas colinas, hasta que apareció una gran ciudad hallada en una especie de valle, todo con un abundante bosque que bordeaba una voluptuosa ciudad, alrededor de un gran castillo que se hallaba en una colina al centro. Toda esa belleza, bordeaba a un gran lago en el centro, tan puro y vasto que reflejaba las montañas con toda su vegetación verdosa que brillaba por el luminoso sol que resaltaba sus cualidades. Eren mantenía su brillante mirada absorto de no tan sólo la belleza de ese lugar, Levi lo sabía muy bien y justamente por ello lo trajo aquí.
-Esto es…-dijo boquiabierto-
-Lo recuerdas, ha cambiado un poco-notó el azabache-
Los ojos del castaño viajaron en busca de los de Levi que se encontraban oculto bajo sus lentes de sol. Las orbes aguamarina del menor brillaban y su labio inferior era mordido al retener las lágrimas que pensaba liberar en cualquier momento. Emoción, Sorpresa, Nostalgia, Felicidad, Amor y muchos otros sentimientos se revolvían en su interior al llegar junto a Levi, a uno de los lugares más importantes y significativos de su pasado. Casi podía verlo como en esos tiempos, todo completamente cubierto de bosque con su única estructura al centro que era ese castillo que se mantenía intacto. Pasaron muchos días en ese castillo, mucho tiempo que compartieron junto a sus compañeros y con ellos mismos, misiones que se llevaron a cabo, entrenamientos pero lo más importante de todo fue que aquí Levi aceptó sus sentimientos por Eren y fue capaz de corresponderle como era debido. Y ahora pese a que ya no conservaba el mismo aire de entonces, de todos modos él podía traerlos de regreso con cada recuerdo que conservaba vivo.
-No vayas a llorar-interrumpió el azabache los pensamientos del menor-
-Yo no lloro…-se defendió con unas pequeñas lágrimas asomándose por sus ojos-
Las calles de lo que ahora era una gran ciudad, tenían absorto al menor que no dejaba de ver cada rincón y persona que se asomaba por su camino. Levi se alejó del centro de la ciudad, apartándose a una zona de mayor vegetación y menor flujo de gente. En cuanto más se alejaban del centro, el bosque se hacía más frondoso aparentando la misma vegetación que solía rodearlos en el pasado. Se detuvieron en unas cabañas apartadas unas de otras, esparcidas entre un bosque con altos árboles que se encontraban a pocos metros del vasto lago. El azabache apagó el motor y desató el cinturón de seguridad.
-Espérame aquí-le ordenó al menor saliendo por la puerta del carro-
Eren se quedó en el asiento viendo como la espalda de Levi se alejaba hacia una cabaña con un letrero que indicaba la recepción, esperó a que entrara y volteo hacia el lago. Esperarlo aquí no era precisamente en el auto, su cuerpo tuvo la necesidad de salir de ese automóvil y acercarse al borde del lago. El suelo era blando por las húmedas hojas que cayeron mezclándose con el césped y el lodo, mientras más se acercaba al borde más blando era y menos hierba había. Cuando se halló allí el brillo del sol sobre el agua lo cegó por unos instantes, cerró sus ojos y respiró profundo, absorbiendo el aroma del bosque, un aire puro y húmedo vegetal que refrescaba su pecho al aspirarlo. Imágenes de su pasado abordaron su mente, el eco de las voces de sus compañeros mientras cumplían las expectativas de limpieza de Levi resonaban en su mente, las risas, los insultos, sus peleas con Jean y el infaltable Sargento que los regañaba e intercambiaba miradas disimuladas junto al castaño, su único medio de comunicación durante el día para encubrir su relación de los demás.
-Eren-lo llamó una voz-
Volteo hacia él, por un momento vio a su sargento uniformado y de postura firme llamándolo a sus espaldas, la imagen no duró mucho cambiando por la realidad de quien se encontraba allí. Rivaille Ackerman, su amado profesor y la persona que continúa amándolo.
-Sube al auto, la cabaña en la cual nos hospedaremos se encuentra más arriba-le informó-
Obedeciendo, regreso al coche que echó andar hacia donde se hallaba el lugar donde hospedarían esa noche. Una pequeña cabaña que se encontraba más distanciada que las demás, la mayoría de las personas no les gustaba quedar tan apartados del lago y a su vez alejados de todo, pero para ellos era perfecto. A su alrededor no se veía otra cabaña cercana a la suya, sólo la naturaleza los rodeaba, Levi aparcó el coche al costado de la cabaña y descendió junto al castaño que le siguió a la maletera, ambos sacaron sus bolsos y se adentraron al interior del pequeño hospedaje. El lugar era pequeño, el living, comedor y no se divorciaban por ninguna pared de entremedio, una gran chimenea antigua en la pared con sus leños a un costado, listos para ser ocupados y, frente a ella, un cómodo sofá hecho de madera rustica acolchado con suaves cojines. La única puerta era la de una única habitación con cama familiar y un gran ventanal de cortinas beige, con una puerta que daba al único baño en esa cabaña. Dejaron sus bolsos sobre la cama y el castaño se acercó al ventanal para observar el exterior.
-El bosque parece no haber cambiado mucho…-notó el menor con su vista en lo alto de las copas de los árboles-
-Esta zona ahora es una de las ciudades más pobladas de Austria-le informó acercándose a él-
-Pero el castillo sigue estando allí.
-Por fuera sí, su interior se ha vuelto un museo.
-¿Iremos a verlo?-preguntó el menor a los ojos del azabache que se encontraba a su lado-
-Sí, pero primero iremos a comer algo-dijo al notar la hora en su reloj-
Eran las una de la tarde, al notar la hora y por la falta de desayuno el estómago del castaño rugió como si le estuviera reclamando por no haberlo notado. Escondió su estómago entre sus brazos y asintió para dirigirse algún lugar donde comer. Como era de esperar, el azabache tomó nuevamente el coche y se adentraron nuevamente al centro de la ciudad en busca de una zona donde almorzar. No conocía que lugar de comida sería bueno, buscaba algo que estuviera a la par con sus expectativas, pero, antes de encontrar algo con aquellos requerimientos el castaño empezó insistir en un lugar que pasaron y no se veía para nada elegante. Levi se opuso varias veces en consumir alimentos allí y en consecuencia se encontraba discutiendo con Eren que no dejaba de insistir como un niño mimado y con complejo de adolescente. Con tal de parar la discusión y detener sus incesantes gritos aceptó, de mala cara estacionó y entró al restaurant.
El menor parecía estar muy feliz, observaba cada rincón de ese lugar, las mesas de madera, las sillas hechas del mismo material y las distintas decoraciones anticuadas del lugar. Asqueroso, si bien antiguamente el solía estar en mesas de ese material nada le aseguraba que aquellas superficies y el personal de trabajo tomara medidas de limpieza básicas, que por su apariencia, parecía no tenerlas. Eren arrastró al mayor del brazo y lo sentó junto a él, no tardó en venir una mujer de estatura mayor y cabellera rubia a por sus órdenes, el rostro de Levi evidenció todo su desagrado al momento de ordenar lo más higiénico que pudiera existir en ese lugar, es decir, lo que tuviera menos contacto al prepararlo.
-¿Estás molesto?-preguntó el castaño fingiendo no saber por qué-
-Si no te traía aquí, no pararías de gritarme-le recordó desviando su sombría mirada-
-No sé qué le encuentras de malo a este lugar.
El azabache se limitó a observarlo guiando sus ojos a los distintos puntos del lugar, sobre todo a su personal.
-El personal ni siquiera está uniformado-repudió-
-No tiene nada de malo-defendió el menor-
-Quien sabe qué clase de asquerosidades hacen aquí.
-Si crees que tus restaurantes con personal vestido de seda fina no tendrán bacterias estás mal, no sabes qué ocurre en la cocina y cuando no estás. La mayoría no sigue las reglas de higiene y guardan los desperdicios, lo estás juzgando mal si es por apariencia-argumentó el menor sin titubear y seriamente-
Por unos instantes el azabache se quedó pasmado viendo cómo un niño le había ganado en una discusión, admitirlo significaba ir contra de su orgullo y asumir que eso era verdad era bastante desagradable, pero sabía que el castaño tenía razón y juzgar por algo así no aseguraría nada. No lo admitiría por nada del mundo y al sentirse derrotado lo único que consiguió hacer fue dedicarle una fría mirada para que no continuara hablando.
-De todos modos vamos a comer aquí-sonrió nervioso al percatarse que había enfadado al azabache con sus palabras-
-Lo sé-se limitó a responder-
La comida llegó, el aspecto no era de lo mejor pero se vería obligado a comerla por la insistencia del castaño. Con pequeños bocados, Levi ingería con recelo el alimento en su plato, lo saboreaba bien buscando algo malo en ello y por lo cual tener que reclamar. Eren se alimentó como un pequeño hambriento, no poseía escrúpulos hacia lo que comía y ver al azabache así de incomodo era gracioso, claro que sí se llegaba a enterar de lo que cruzaba por su mente sería su fin. En silencio se dedicó a ver cómo Levi luchaba por alimentarse, al finalizar pidió la cuenta como si lo único que quisiera fuera huir de allí de inmediato. La mujer no tardó con la cuenta, fingiendo acercarse únicamente para darle la cuenta, la rubia aproximó su cuerpo lo suficiente para dejar a la vista sus voluptuosos pechos que se asomaban por el escote. Con una sonrisa seductiva se alejó lentamente de la mesa donde se hallaban, dejando a un castaño ardiendo en celos y un azabache completamente asqueado. Pese a ello, el mayor se percató de los furiosos ojos del menor y en venganza no dijo nada para calmarlo. Pago y dejó la mesa con la cuenta en ella, retirándose sin darle aviso al menor quien lo siguió y pudo percatarse de cómo la mujer observaba a Levi que se dirigía a la salida. No se detuvo e impulsado por sus celos, se acercó al azabache a grandes zancadas antes de que pudiera abandonar el lugar, lo sostuvo de la mano y dirigió una fulminante mirada a la mujer que observaba a Levi.
En ningún momento le arrebató su mano, era su venganza pero eso no cambiaba el hecho de gustarle verlo así de celoso. Entrelazó sus dedos con el menor hasta llegar al carro que los llevaría a su próximo destino.
Eren no hablo en todo el camino, estaba molesto y esperaba que alguien más se disculpara en su lugar. El que ríe último, ríe mejor, pensaba Levi mientras conducía hacia el gran castillo. Era de esperar que no fuera a estar libre del flujo de gente, era una zona bien concurrida sobre todo porque era un museo. Hizo los trámites pertinentes a la entrada del recinto, pensar que antes él junto a Erwin y Hanji regulaban esa zona, era bastante irónico que ahora tuviera que estar tramitando para ingresar. El castaño no hablaba, al llegar se bajó del coche sin decir ninguna palabra y se siguió a Levi quien tampoco se iba a esforzar en hablarle.
Al entrar al castillo, comprobaron efectivamente las palabras del azabache, todas las paredes estaban reparadas y con arreglos para darle lugar allí a diferentes elementos de exhibición de la antigüedad. Había una variedad de cosas por ver y el espacio suficiente para movilizarse, todo iluminado por luces. Era increíble cómo Erwin logró ocultar la información sobre los Titanes y los sucesos de esa época, ya que, esta zona que fue un fuerte flujo de diversos sucesos sobre ello no conservaba ni un solo indicio del pasado que estuviera en el museo. Jamás se sabría ese terrible incidente que estuvo a punto de exterminar a la humanidad ni tampoco lo que fue Eren. Al pensar en él desvió sus ojos de una de las exhibiciones para buscar al menor, quien había desaparecido y no se encontraba a su costado. Lo buscó a su alrededor y tampoco se hallaba en ese salón. Salió de allí y lo buscó sin apreciar nada a su alrededor. Llegó a un pasillo con ventanas que daban hacia el exterior y permitían ver la ciudad, Eren se encontraba con la mirada perdida mirando a través de ella.
-No te muevas sin avisar estúpido mocoso-le regañó acercándose a él. No respondió y parecía no haberlo escuchado-¿Sigues enojado?
No obtuvo respuesta y bruscamente lo obligó a voltear tomándolo del brazo. Un escalofrío recorrió el cuerpo entero del azabache al observar los vacíos y perdidos ojos del castaño, no parecía tener vida y pese a que lo tenía frente suyo el menor en ningún momento enfocó sus ojos sobre él.
-Heichou, tengo que destruirlos…-habló en voz baja e inexpresiva, sus ojos continuaban perdidos-
-Oye, ¿Qué mierda estás diciendo?-trató de hacerlo reaccionar con su grave tono y el movimiento que profería en su cuerpo, pero en ningún momento volvió-¡Responde!
-Tengo que destruirlos…yo…-no finalizó sus palabras cuando sus ojos se cerraron y su cuerpo sucumbió siendo recibido por Levi que no lo dejo caer-
-¿¡Eren!? ¡Mocoso de mierda no te duermas aquí! ¡Oye!-pese a sus gritos el menor no reaccionó-
Levi lo tomó en brazos y se apresuró a salir de allí junto al castaño, la respiración del menor era fluida no había problema con ello, su cuerpo estaba tibio, sus mejillas conservaban su color, pero el terror que tenía ante el repentino cambio del castaño no se esfumaba con nada de ello. Llegó al coche y lo recostó en la parte trasera, nuevamente intentó hablarle no dando resultado. Eren se encontraba profundamente dormido. De un saltó llegó al asiento del piloto y encendió el carro para echar andar a toda velocidad, sabía que lo mejor sería llevarlo a un médico pero no confiaba en ninguno de ellos como para entregarlo y decidió conducir hasta llegar a la cabaña. Rompió varias leyes del tránsito, sabía manejarse bien en un auto pero de todos modos alteraba la seguridad en las calles. Debido a su velocidad no fue detenido por nadie, su corazón no dejaba de palpitar como una bomba de tiempo junto con las reiteradas veces que volteaba a ver si el menor se despertaba.
Al llegar a la cabaña apenas pudo cerrar el coche, sacó al menor y corrió con él en sus brazos a recostarlo sobre la cama. Dio suaves golpes en su rostro intentando que despertara, no lo conseguía. Se sentó a su lado y sostuvo su mano con fuerza, era cálida, ahora más que nunca lo notaba y se debía al impotente miedo que se apoderaba de él. Era sólo un desmayo, tal vez fue ocasionado por no haber dormido la noche anterior y muchas otras. Quería creer eso, pero el fuerte miedo por perderlo lo aterraba y demostraba que continuaba latente. Sostuvo su mano con fuerzas entre las suyas, calmándose y regularizando su respiración, iba a despertar, iba a despertar, se lo repetía sin descanso para sí.
-o-
Estaba oscuro, pero no era la luz del día la que lo había abandonado. Abrió sus ojos lentamente sintiendo como su mano se encontraba entre medio de cálidas palmas que lo retenían con fuerza. A su lado se encontraba Levi que se acercó de golpe al verlo despertar, sus ojos mostraban la intranquilidad con la que se encontraba.
-¿Qué pasa…?-preguntó el menor masajeando sus ojos-
-¿Qué pasa? ¿Es enserio?-preguntó enfadado, soltando su mano abruptamente-
Volviendo a la realidad, se halló en medio de la habitación de la cabaña recostado en la cama matrimonial. Había oscurecido, no se había percatado que ya era tan tarde ¿Acaso todo había sido un sueño? No, no era un sueño, aún sentía el sabor del almuerzo en su estómago revuelto, quiso recordar qué había ocurrido y cómo llegó aquí, pero al momento de recorrer el camino del día se encontró con el castillo sin poder recordar nada. Intentó recordar, pero su mente parecía estar bloqueada tal y como ocurrió con la muerte de su madre, las imágenes no podían ser procesadas y si intentaba forzarlo la desesperación e impotencia lo invadían al no poder ir más allá. Tapo sus ojos con la palma de sus manos, forzando a sus dedos a entrar a su frente en busca de recuerdos.
Levi se percató del estado en el cual se encontraba el menor, estaba frustrado y calmado porque Eren haya despertado, pero no podría explicar qué ocurrió allí. Tomó sus manos apartándolas de sus ojos, estaba confundido y asustado podía leerlo en su rostro, quería tantas respuestas como él. Buscando calmarlo lo atrajo hacia su cuerpo, abrazándolo con suavidad y acariciando sus cabellos.
-Seguramente el cansancio te gano-quiso convencerlo para así calmarlo y a su vez, a él también-
-Perdón, lo eché a perder todo…-se disculpó acurrucándose contra el pecho ajeno-¿Cuánto estuve durmiendo?
-Toda la tarde, eres demasiado bueno para dormir. Si continuarás siendo mi subordinado te levantaría a golpes-dijo haciéndolo reír levemente-
-Incluso cuando era tu subordinado me perdonabas por dormir de más-le rebatió con una sonrisa-
-¿Quieres retarme?-le insinuó-
-No-respondió temeroso-
Los brazos con los cuales lo sostenía, lo estrecharon con mayor fuerza hacía él. Respiró su dulce aroma reteniéndola por unos segundos. Lo apartó unos centímetros de él, clavo sus ojos sobre los del castaño, nuevamente encontraba la esencia de su alma en ellos, su dulce y hermosa mirada. Pasó su dedo pulgar por debajo de sus ojos, descendió por sus pómulos hasta su barbilla para alzarla y besarlo. Pareciera que ese pasaje en el castillo sólo fue un mal momento, uno de esos desmayos que ocurrían por baja de presión u otro factor, pero los vacíos ojos de Eren no podía quitárselos de su mente. El suave beso que le proporcionó lo convirtió en uno más profundo y deseoso, su lengua buscaba cada rincón de la boca del menor que no pudo llevarle el paso y se soltó en busca de aire.
-No puedo respirar…-le hizo saber recuperando el aire-
-Tanto tiempo y aún con eso, tienes la nariz para hacerlo-le recalcó el mayor-
-Pierdo la sincronización de mi cuerpo…-se excusó avergonzado-¿Podemos ir por algo de comer?-desvió el tema-
-¿Quieres salir ahora?-le preguntó-
-Tengo hambre-confesó-
Igual a un niño, pensó Levi, no era necesario salir, la cabaña venía equipada con una serie de alimentos básicos para el hospedaje. Cogió una manta a los pies de la cama y lo cubrió por la espalda indicándole que se levantara junto a ella. Ambos salieron de la habitación encontrándose con un gélido ambiente en el living. El azabache encendió las luces y guío al menor frente a la chimenea.
-Prepararé algo, enciende eso por mientras-le indicó sentándolo sobre el tapiz frente a la chimenea-
-¿Hay comida? …¿Vas a cocinar…?-preguntó intentando no ofenderlo-
-Sí, ¿Algún problema?-lo desafió con su frío mirar-
-N-no, yo me ocupo de esto-sonrió nervioso-
Acordado el asunto, el azabache se dirigió a la cocina en busca de alimento. No sabía cocinar, pero para su suerte había galletas y chocolates con los cuales llenar el estómago del castaño por ahora, también leche y su sagrado café, que por suerte, no era de calidad barata. Tomó un poco de leche en un tazón que recalentó en el microondas mientras preparaba café en la cafetera. El sonido de la leña quemarse se escuchaba junto a los artefactos electrónicos que ocupaba, dio media vuelta encontrándose que el fuego ya estaba listo en la chimenea. Esperó que el café estuviera listo y se acercó al menor con ambos tazones en sus manos y las galletas con la cajita de chocolate firmes entre sus brazos y sus costados. Antes de sentarse junto al menor apagó la luz con su espalda, se acercó hacia Eren quien le sonrió al verlo llegar con “la comida que preparó” y dejó a su lado. Tomó la manta que cubría al menor, sentándose en su espalda con él entre sus piernas y cubriéndolos a ambos con ella a través de un abrazo, siendo iluminados por la luz del fuego.
Ambos se mantuvieron en silencio sin despegar sus ojos del fuego, mientras bebían el líquido de sus tasas. Había tanta paz y silencio, deseaban quedarse en medio de esa tranquilidad para siempre, olvidar al mundo y sus problemas, centrándose en ellos y el suave sonido de la madera consumiéndose frente a sus ojos.
-¿Recuerdas cuando nos sentábamos así frente a las fogatas?-hablo el menor rompiendo el silencio-
-Cuando no llegaba algún mocoso-recordó con fastidio-
-Creí que nunca serías capaz de reconocerme…-sonrió sombríamente-
-Pensaba lo mismo, pero un mocoso insistente logró cambiarlo.
-¿Por qué me aceptaste?
-No responderé eso.
-Gracias por hacerlo-agradeció volteando su rostro con una sonrisa-
Su mano no dejó escapar el rostro del menor, sus facciones eran iluminadas por la luz proveniente de la leña quemándose en la chimenea y sus llamas eran reflejadas en esos verdes y fieles ojos.
-No, gracias a ti-lo beso antes que continuara hablando-
Si Eren quería respuestas las tendría, pero no en forma de palabras ya que bien sabían que él no era para nada bueno en ello. Su mano acariciaba la mejilla del castaño, sintiendo a su vez el movimiento de ella al besarlo, con su brazo contrario lo rodeo por la cintura, utilizando su mano para acariciar el abdomen del menor por sobre su sudadera.
La mano del azabache empezaba a subir por su abdomen con suaves caricias, cuando se halló en su pecho, empezó a masajear la zona de los pectorales con suavidad y deseo. La imagen de la rubia en el restaurant llegó a su cabeza, reproduciendo el instante cuando la mujer se inclinó con sus enormes senos sobre Levi. Había olvidado que se encontraba enfadado con él por haberse desmayado, apartó ambas manos del azabache de su pecho y rostro.
-¿Qué ocurre?-preguntó el azabache por el repentino rechazo-
-No quiero-le dijo dándole la espalda-
-¿Te sientes mal?-preguntó preocupado al recordar el suceso de la tarde-
-No quiero, nada más-respondió de mala gana-
-¿Qué demonios te ocurre?-preguntó molesto ante el cambio inexplicable-
-Nada-giró al responder con un aura sombría-
Estuvo a punto de golpearlo y tumbarlo al piso, pero conocía un método mejor para llegar a la verdad. Fingiendo no haberse dejado abatir por esa actitud tan cambiante en él, recorrió su cuello con suaves besos.
-N-no quiero-doblo el cuello para apartarlo, pero el azabache lo sostuvo del lado contrario para estirarlo-¡N-no!
El cuerpo del menor respondía ante sus besos, pero el terco de Eren no se dejaba convencer tan fácilmente y el azabache no tenía paciencia para esperar a que confesara qué le ocurría. Decidió llevar su mano a una zona que si le sería sincera y llegó a la entrepierna del menor, tomando su miembro para masturbarlo sin dar caricias previas. Las manos del castaño se negaron y viajaron a detener las manos del azabache quien no soltó el miembro en sus manos. Su mano se movía lentamente de arriba hacia abajo, su pulgar se detenía por segundos a jugar con la punta de su miembro con el líquido que empezaba a liberar.
-¿Qué ocurre Eren?-le preguntó con una voz profunda sin detener su mano-
-Suéltame, ¡Mph!-se negaban sus palabras luchando por retener los gemidos-¡No quiero ah! No tengo lo que qui-quieres gh…
-¿A no?-bajo la intensidad del movimiento con su mano de lo contrario no podría escucharlo claro-
-¡No tengo senos para complacerte!-confesó avergonzado, no podía creer lo que había dicho-
-… ¿Ah?-preguntó con una mueca, ¿Senos? escucharlo decir era increíblemente gracioso-¿Senos?
-¡No hiciste nada hoy cuando esa mujer te sedujo con ellos! Además…
-Espera, ¿Estás enfadado por esa estupidez?-cortó el mayor-
-¡Tú ya tuviste una relación con una mujer!-le encaró refiriéndose a Petra-
-¿De qué mierda estás hablando?-empezaba a molestarse-
-Olvídalo, me voy-intentó levantarse pero el azabache no se lo permitió-Suéltame…
Había gritado todo lo que sentía y venía a su mente, se sentía un completo estúpido por sus palabras, debería estar agradecido que Levi lo haya aceptado así y pudiese estar a su lado. Continuaba siendo un maldito niño que mezclaba todo generando un alboroto sin sentido, que para él, si lo tenía y en eso justificaba su estúpida inmadurez. Levi era un adulto y no le gustaban los problemas, nunca le gustaron de todos modos. De sus ojos caían lágrimas, sí, también lloraba por todo y hacerlo en este momento que se sentía tan idiota lo hacía llorar más ante la impotencia de sentirse como tal. El movimiento de su espalda lo delato y el azabache quiso limpiar sus lágrimas pero fue apartado nuevamente, insistió una vez más y se dejó acariciar por los dedos de Levi que quitaron sus lágrimas.
-Eres todo un caso-le aseguró el azabache-¿De verdad crees que eso es lo que quiero?
-Si estuviste con Petra era porque te gusta…-recibió un coscorrón en respuesta-¡Auch!
-Veamos si así tus neuronas funcionan. Cada vez me convenzo más en que sigues siendo el mismo mocoso llorón y problemático.
-Lo siento.
-Si no fuera así no serías el mocoso que me atrapo-confesó-
-¿Incluso si lloro y te causo problemas?-le preguntó girando hacia él-
-Eso es algo que siempre va a ocurrir-aceptó resignado-
-¿Sin senos?
-Tú maldito mocoso, entiende que no me interesa nada de eso-contrapuso fastidiado. Acercó sus labios al oído del menor-Pero, dame lo que sí me gusta-susurró libidinosamente-
Lo beso y metió sus manos por debajo de la sudadera del castaño, retomando nuevamente las caricias que fueron rechazadas hace un momento y esta vez no fue detenido. Sus dedos rosaron su terso abdomen, dibujando con ellos los pequeños abdominales que se lograban sentir al tacto, subió sus manos lentamente acariciando sus costados y desviándose hacia su pecho. Tomó la sudadera y playera del menor juntas subiéndolas junto a los brazos de Eren para sacarlas. Las hizo a un lado y volvió rápidamente a devorar los labios carnosos del menor mientras acariciaba sus hombros, descendía por sus brazos, tocaba su espalda y volvía al pecho del menor. Repetía ese camino incontables veces, sin dejar que los labios del menor escaparan, y detuvo sus manos a los pectorales del castaño acariciando con suaves movimientos circulares, esperando que Eren no se viera afectado nuevamente por ese tema.
Las manos del azabache empezaban a brindarle calor por sus suaves caricias en su pecho, sus labios se movían al son de las manos de Levi, suaves, apasionados y sin apuro. Su pecho dejo de sentir el mover de las manos ajenas que fueron reemplazadas al instante por sus dedos en ambos pezones que iniciaron a masajearlos circularmente, haciéndolo liberar pequeños sonidos entre medio de sus labios. Sus dedos se detenían reiteradas veces únicamente para presionar sus botones contra su pecho.
-Eres muy sensible aquí-le hizo notar dejando presionado sus dedos sobre los pezones del chico-
-Le-Levi…-lo llamaba el menor tortuosamente-
Sus dedos dejaron de hacer presión sobre sus pezones para tomarlos entre sus dedos y masajearlos entre su dedo índice y pulgar. Eren empezaba a mover su cuerpo por reacción ante las descargas eléctricas que le proferían el juego en sus pezones. Los fuertes sonidos del menor estimulaban sus deseos y el endurecimiento de su miembro. Soltó uno de sus pezones, dirigiendo esa mano al pantalón del menor junto a su ropa interior que, para su suerte, era fácil de extraer pudiendo así bajarlo sin problema. Acarició la entrada del menor haciéndolo sobresaltar ante el tacto, por sobre su hombro pudo ver cómo la entrepierna del castaño reaccionaba ante sus caricias e insertando un dedo lentamente por su entrada tomó una de las manos del castaño y la llevó al miembro de este.
-¿Q-qué?-peguntó sorprendido el menor al sentir su palma tocarse-
-Hazlo-le ordenó dejando su mano sola allí para volver a sus pezones-
Las manos de Levi brindaban una serie de descargas eléctricas, con el movimiento de sus dedos en su entrada que rozaban las paredes internas que lo hacían estremecer junto a sus dedos que jugueteaban con su pecho. Al no poder besarlo el azabache sacio su boca dejando un camino de besos que recorría de su cuello hasta sus hombros, esperando ver que el menor se hiciera responsable de su zona. La mano del castaño se debatía entre lo vergonzoso que era y el placer que quería, deseaba que Levi lo masturbara como siempre pero sabía que sus manos estaban ocupadas y él esperaba que lo hiciera. Era vergonzoso, se negaba rotundamente pero inconscientemente su mano empezaba actuar. Al primer tacto retiró su mano unos centímetros, para volver enseguida y tomarlo entre ella dejándose llevar por el caluroso momento. Suaves movimientos de sus manos acompañaban a las del mayor, que ya tenía tres dedos dentro suyo, sin apuro, su cuerpo se crispaba entero al sentir los diferentes estímulos que lo estaban enloqueciendo.
Eren no se pudo contener y el mismo se encontraba jugando con su cuerpo junto a él, su vista no se apartaba de la mano del castaño que se ocupaba de su entrepierna y gemía sin contenerse. Verlo era fascinante y lo seducía de sobremanera, sin embargo él también estaba reaccionando a sus sonidos y el movimiento de sus caderas con sus dedos dentro. Hubiera deseado continuar embriagándose con aquella imagen de su mocoso masturbándose a sí mismo, pero el deseo de devorarlo ya no lo podía retener, su entrepierna estaba apretada bajo su pantalón. Sacó los dedos del interior del menor y con ambas manos lo volteo hacia él, se encontraba sudado y con su mejillas rojas. Se deshizo de su pantalón y le quitó por completo los suyos al menor para que pudiese así, montarse sobre el cuerpo del azabache. Le guío para que subiera y tomándolo de las caderas lo obligó a bajar, insertando su miembro dentro del castaño.
El menor se aferró al sentir cómo la endurecida parte de Levi se adentraba en su interior, sus ojos grises no le quitaban de vista, podía sentir el aroma de madera quemada a su vez que lo único que los iluminaba era esa luz que emanaba de la chimenea. Sus facciones bajo la luz natural que emanaba el fuego, resaltaban y le daban un toque especial, más que con la luz artificial de hoy en día. Antes de que el azabache empezara a moverse dentro del menor, este lo beso por sorpresa aferrándose más a su cuello. Deseaba no apartarse de allí por nada, estar cerca de él en esa pequeña cabaña, perderse en sus ojos y sus labios que se besaban continuamente como si fuese la primera vez. Pensando en aquellos ojos grises, abrió los suyos cuando su boca completa aún se encontraba besando a Levi, encontrándose sorpresivamente con los ojos del azabache que también se encontraban abiertos al momento que abrió los suyos. No se detuvo, sus bocas no se separaron junto a sus miradas que se encontraron en medio del acto. Siempre supo que para entenderse con Levi, las cosas funcionaban mejor con el lenguaje corporal, había una conexión inexplicable que les llevaba a comprenderse el uno al otro a través de sus cuerpos, así como ahora lo hacían conectando sus almas a través de sus miradas.
Levi separó su rostro del menor, con sus manos acarició unos mechones del castaño que eran iluminados por el rojizo del fuego desde atrás, sus manos tomaron su tersa piel del rostro entre ellas, no se cansaba de admirarlo.
-Eres hermoso-le confesó embobado por el momento-
Probablemente está sería una de esas pocas veces donde Levi confesaba este tipo de cosas, al escucharlo, los ojos del menor se abrieron ante la sorpresa de sus palabras y sus labios dibujaron una sonrisa por la felicidad que le otorgaba escucharlo decir eso.
Dejando de lado su control, Levi tomó las caderas del castaño y empezó a mover las suyas, ayudándose del movimiento de sus manos sobre las caderas de Eren, lo hacía subir y bajar despacio mientras él levantaba su pelvis en movimientos circulares dentro de él. La manta que alguna vez los cubrió ahora se encontraba a su lado dejando ver a la claridad sus cuerpos. El menor se aferró con fuerzas al cuello del mayor gimiendo en su oído sin control, era consciente que los únicos que se encontraban aquí eran ellos, no había nadie cerca y podría sacarlo todo sin contenerse. Los movimientos del mayor incrementaban su intensidad, cada vez eran más pronunciados y acelerados, su respiración se encontraba agitada y sin esperarlo, el interior del menor se contrajo de golpe haciéndolo soltar un fuerte gemido. Eren soltó una sonrisa a través de su respiración, que fue apercibida por Levi.
-¿Qué hiciste?-le preguntó sin dejar de moverse-
En respuesta volvió hacerlo y contrajo su interior, comprimiendo el miembro del mayor en su interior. Eso era nuevo y excitante para Levi, Eren sabía controlar su parte interna y entre medio del movimiento en su interior, el menor contraía su zona haciendo que las paredes que atrapaban el miembro de Levi le generaran una mayor sensibilidad. El castaño se esforzó para repetir aquello varias veces, podía escuchar cómo Levi era afectado por ello cada vez que lo hacía y se sentía dichoso al poder hacer algo así por él. Pero pronto se halló cerca de su límite y la fuerza de su cuerpo disminuyó al dejarse llevar por el control del placer en su cuerpo.
Los sonidos de Eren se volvían más repetitivos y fuertes, estaba llegando al límite. Como si fuera obra de magia, los sonidos del castaño anunciando el fin eran lo que lo encendía para llegar al mismo suyo. Era por ello que mayormente acababan juntos, el castaño empezó a besar su cuello, ya no era necesario que él moviera las caderas del chico junto a sus movimientos, lo hacía por si sólo mientras continuaba dando estocadas en su interior. Ambos dieron un fuerte golpe final, derramando la semilla de su interior el uno sobre el otro. El menor alzó su espalda hacia atrás pero Levi lo atrajo de la nuca para besarlo al instante de que el orgasmo se apoderaba de ambos. El beso fue en disminución, acabando por ser uno suave y tierno, calmando sus respiraciones de por medio.
-No sabía que podías hacer eso-le recordó el mayor apartando sus labios-
-¿Qué cosa?-se demoró en recordar y al hacerlo ocultó su rostro en el hombro el azabache-Perdón.
-No, hazlo más seguido-besó los labios del chico-Eres bastante erótico.
-No digas eso-respondió molesto-
-¿Qué tal si te tocas nuevamente?-lamió el lóbulo del menor-
-¡N-no!-respondió avergonzado-
Levi estuvo por un buen rato molestando al castaño quien no reaccionaba bien, sin embargo, eran esas respuestas las que el azabache buscaba en él. Luego de haber estado discutiendo por un buen rato, el mayor lo cargó hasta el baño donde tomaron una ducha juntos. Cuando quería, el azabache llegaba a ser muy fraternal, el mismo lavaba los cabellos del menor, limpiaba su cuerpo y lo abrazaba de por medio jugando como si fuera un niño pequeño, claro que para él sí lo era. Otras veces ocurría el caso contrario y Levi se lanzaba a devorarlo, pero esta vez no ocurrió así, continuaba asustado por la tarde y el miedo de que Eren se desmallara, y eso fuera provocado por falta de sueño, era más que suficiente para contenerse pensando en su bien.
Salieron del baño y lo único que utilizaban al dormir juntos era su ropa interior, les gustaba sentir el calor de sus cuerpos y a su vez, Levi aprovechaba eso en las mañanas o en medio de la noche para apoderarse nuevamente del pequeño. Lo recostó en la cama y antes de acostar a su lado, volvió al living a ordenar todo lo que habían dejado en el suelo y limpiar cualquier residuo que haya habido. Al volver, se encontró con que Eren ya dormido, o eso penaba él ya que después de apagar las luces y meterse a la cama, unos brazos se aferraron a él de inmediato hundiendo la cabeza de pelos castaños en su pecho.
-¿Sigues despierto?-le preguntó-
-Te estaba esperando.
-¿Cómo te sientes?
-Estoy bien-respondió tranquilo-
Se quedaron callados, por un momento Levi se puso a escuchar el sonar de los insectos en medio del bosque. Recuerdos sobre su pasado con Eren vinieron a su mente, solía escuchar el mismo sonido en sus días con él, juntos en una cama similar a la que se encontraban. Junto a ellos la respiración del menor acompañaba la banda sonora nocturna que deleito unos segundos. Todo muy tranquilo, pese a ello no podía mantener la misma calma con él, aun experimentaba una intranquilidad que no le permitía convencerse que todo estaba bien. Bajo su rostro, Eren ya se encontraba durmiendo y para su desgracia con la boca abierta lista para babear. Con su mano cerró su mandíbula, el menor se quejó suavemente y la movió sin despertar.
No quería aceptarlo, lo único que quería era estar junto a él viéndolo así noche tras noche, sin pensar en el día que sus vidas acabaran. Las cosas no estaban del todo bien, una parte de él lo sabía y no se dejaba engañar.
-o-
La noche aún no había acabado, pero al despertar en esa cama se halló completamente solo entre las tapas. Buscó a Levi en la habitación, se levantó a buscar en el baño pero no había nadie. Dio un vistazo hacia afuera por el ventanal para comprobar si se hallaba allí, nuevamente nada. Lo llamó y no hubo respuesta, salió de la habitación repitiendo su nombre mientras lo buscaba. Todo estaba muy oscuro pero él no se encontraba en ningún lado, ¿Qué haría a estas horas de la noche? Ni siquiera le había dejado una nota o algo para informarle, además, ¿Salir por aquí de noche? ¿A dónde? Salió por la entrada y lo vio de pie, a unos pasos de la cabaña, viendo en dirección al bosque.
-¿Levi? ¿Qué pasa?-le preguntó caminando hacia él, abrazando su cuerpo por el frío-
El azabache no volteo, tampoco le dijo algo. Eren continuo caminando hacia el pero un mal movimiento lo llevó a meter el pie en un charco de lodo. Se detuvo y saco su pie del charco, se percató que se encontraba con pantalones beige y una camisa blanca sobre su cuerpo, pero recordaba haberse acostado con ropa interior ¿Acaso Levi lo vistió?
-¿Levi?-lo llamó nuevamente-
El azabache reaccionó al llamado del menor, se tambaleo un poco y giró lentamente sobre sí. Eren ahogó un grito al ver que Rivaille se encontraba con su cuerpo bañado en sangre, sus ojos se mantenían clavados en él sin expresión.
-¡LEVI!-gritó desgarradoramente-
Quiso correr hacia él, pero sus piernas no fueron capaces de moverse, algo las retenía. Bajo la vista a sus pies, espantándose al ver cómo se hallaba en medio de cuerpos ensangrentados que con sus manos lo sostenían de sus pies. Intentó patearlos y correr hacia Levi, pero las manos comenzaban a encaramarse sobre su cuerpo, lo estaban hundiendo y cada vez podía moverse menos. El azabache no apartaba sus ojos de él, no se movió ni reaccionó al verlo allí siendo absorbido por la gran cantidad de cadáveres desconocidos. Gritó su nombre innumerables veces, estiró su mano con esfuerzo por pocos segundos, su cuerpo se empezaba ahogar entre un mar de muertos. El aire era escaso, no quería morir ya no podía ver que ocurría, lo estaban devorando.
Una voz empezó a llamarlo desesperadamente, ¿Era Levi quien finalmente reaccionaba? La voz se hacía más y más fuerte, lo buscaba desesperadamente. Sólo rogaba que se apurara y lo sacara pronto de allí.
-o-
-¡Despierta!-golpeo el estómago del menor con uno de sus puños-
-¡Agh!-se quejó del dolor, recogiendo su estómago entre sus brazos-
-¡Eren!-lo obligó a voltear-
Levi estaba frente a él preocupado, no tenía sangre y su cuerpo se encontraba bien. Sus mejillas estaban llenas de lágrimas y nuevas de ellas salieron. Tenía miedo, no sentía miedo luego de bastante tiempo. El mayor lo abrazó y acarició su cabeza en consuelo, él correspondió aferrándose al sentirlo vivo y junto a él.
-Tranquilo, sólo fue una pesadilla-tranquilizó al castaño acariciando sus cabellos-
-No te vayas…no te vayas…-le rogó aferrándose a él-
-Tranquilo, estoy aquí-le insistió-
Estuvo por mucho rato calmándolo, pero ahora podía respirar que era lo importante. Cuando se hallaba sumergido en sus pesadillas no podía traerlo con él, parecía estar ahogándose mientras lo llamaba repetidamente. Logró hacerlo dormir después de un rato, en ningún momento hablo sobre su pesadilla, tampoco le haría recordar, le bastó con verlo sufriendo tan agonizante para saber que no se trataba de nada bueno. Pero de lo que sí estaba seguro, era que haberlo traído a este lugar le estaba haciendo daño.
-o-
No durmió en toda la noche, mantuvo a Eren entre sus brazos resguardándolo de cualquier otro problema que pudiera tener. Cuando el sol empezó a salir, lo abandonó por unos momentos ordenando todo para su partida. Lo único que quería era alejarse de este lugar y no proporcionarle más sufrimiento al castaño. No sabía preparar desayuno, pero se esforzó para hacer unas tostadas con huevos, los cuales llevó a la cama para desayunar. El menor reaccionó enseguida a las caricias de Levi quien lo despertaba con cálidos besos. Estaba más calmado y parecía haber olvidado un poco el incidente de ayer, era un alivio.
-Nos iremos después de comer-le avisó al menor-
-¿Tan pronto?
-De todos modos hay que volver hoy.
-Bueno…-accedió desanimado, recibiendo un beso del azabache-
Terminado el desayuno, Levi se encargó en dejar todo ordenado, después tomaron sus cosas y subieron al coche abandonando la ciudad. Eren mantenía su vista fija al exterior, se sentía culpable, sabía que la razón por la cual se marchaban tan pronto era por su extraña actitud que preocupaba al azabache. No era de extrañar, no había pasado mucho desde que despertó de su coma, pero no podía evitar sentirse mal por no poder estar más aquí junto a Levi. El azabache conocía bien aquellos sentimientos del castaño, no obstante no lo arriesgaría.
-¿Volveremos?-preguntó el menor con un tono de voz apagado-
-Otro día-le dijo sin seguridad-
La respuesta no era lo que esperaba oír, todo el camino se fue en silencio. Estaba deprimido, se notaba por la falta de habla en alguien que no lograba callarse nunca. El mayor pensó en romper el silencio y animarlo, pero no sabía hacer nada de ello y seguramente terminarían discutiendo.
Al llegar a la ciudad, Eren pareció deprimirse aún más. Suspiros agonizantes eran liberados por el menor, parecían carcomer el alma del azabache en cada uno de ellos. Entendía que estuviera mal y quisiera quedarse un poco más de tiempo, pero, ¿Era necesario que hiciera eso? Estaba cansándolo escuchar tanto suspiro, pensó en gritarle pero una gota de razón logró detenerlo e idear algo favorable para ambos.
-Si quitas esa cara larga, te llevaré a mi departamento-le propuso-
-Mañana hay clases.
-Iremos por tus cosas y te quedarás a dormir-corrigió la información-
El rostro del castaño se iluminó, por lo menos no tendría que llegar a su casa y podría pasar una noche más junto a Levi.
-¡Sí!-se animó-
-Estudiaremos Historia-propuso el azabache ganándose el desprecio de Eren-Es broma.
-Espero que sea una…-confesó dudoso de las palabras de Levi-
Desviaron su camino hacia la casa de Eren, si era cierto lo que él decía, su padre estaría trabajando al igual que su hermana. Detuvo el auto a cuatro cuadras de la casa del castaño, estacionar frente a ella sería extraño para los vecinos y su familia si es que llegaba a estar. El menor salió del coche asegurando que no se tardaría.
Levi tomó su teléfono y marcó el número de Hanji, habían cosas que debía hablar con ella lo antes posible sin que Eren se enterara, y ahora que no se encontraba con él, era el momento perfecto para llamarla.
-¿Bean…?-respondió la castaña somnolienta-
-No maldita loca, no soy tu jodido Titan-corrigió molesto-
-Levi, ¿Qué ocurre? Es muy temprano… ¿Me extrañabas?-dijo en un tono amoroso-
-Es medio día estúpida, y no es eso-cambio su tono a uno más serio-
-¿Qué ocurre?-tomó la misma seriedad que su amigo-
-Debo hablar algo contigo, en privado. Esta semana lo antes posible-requirió-
-¿Está semana? ¿No estarás ocupado con el viaje?-preguntó la castaña-
-¿Qué viaje?-no entendía de qué demonios hablaba la mujer-
-El viaje a Japón del próximo lunes-Levi se quedó en silencio del otro lado-¿Eh? Espera, ¿No te lo dijo Erwin?
-¿De qué mierda me estás hablando?-preguntó indignado y a punto de estallar-
-Ehm, la próxima semana tienes que ir con tu curso al viaje escolar que realiza la escuela para ese grado-terminó la frase alegremente-Por cierto, ¿Eren podrá ir?-no hubo respuesta-¿Alo? ¿Levi?
Cortó la llamada.
“¿Un viaje? ¿Un maldito y jodido viaje?” se preguntaba varias veces.
¿Cómo era posible que no se enterara de ello? Nunca nadie le mencionó nada. ¿Qué significaba todo esto? Levi se encontraba furioso con esa noticia, de seguro el estúpido de Erwin no le mencionó nada hasta llegada la fecha, ya que sabía que no aceptaría el trabajo.
-Maldito cejas amorfas-maldijo el azabache apretando el teléfono en sus manos-

Continuará….
Notas finales: Hola :3 He traído el nuevo cap, últimamente tengo muchas ideas para este fic y no paro de escribir, me cuesta mucho detenerme

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