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Renacer por Haru19

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Grisha quería conocerlo, eso era un hecho. Ni en el pasado había podido conocer al famoso padre de Eren, por motivos desafortunados, él fue eliminado mucho antes para así mantener el misterio de los Titanes en secreto. No lamentó la muerte del padre de Eren, fue un hecho irrelevante hasta para el mismo castaño que se vio abatido por el único detalle de su origen.
Aquel hombre, quien se hace llamar padre, fue quien creó a Eren en el pasado como un arma apocalíptica. Aún sin conocerlo y siendo esta una época distinta, el odio que le guardaba a Grisha no podía ser reprimido. …l los había condenado a ambos al cruel destino que vivieron en el pasado, eso no lo olvidaría. Sin embargo, ahora todos se encontraban en la misma situación mundana y si Eren formaría parte de su vida, esa desagradable persona tendría que entrar tarde o temprano en algún rincón de la suya.
Jueves en la tarde, el minutero de su reloj marcaría muy pronto las siete de la tarde, hora que había acordado para visitar la casa de Eren y juntarse con su padre. Se encontraba fuera de la casa del menor, listo para tocar el timbre. Hablábamos de Levi, amo y señor de la disciplina y las normas, alguien como él nunca llegaría tarde, a no ser por razones de fuerza mayor. Por unos segundos se sintió incomodo con la situación en la que se encontraba, su dedo dudó en tocar el timbre y lo hizo luego de insultarse a sí mismo por comportarse como un adolescente indeciso.
La puerta de la casa no tardó en abrir, esperaba ser recibido por el padre de Eren o por éste mismo, sin embargo, quien salió a recibirlo fue la odiosa hermana del castaño. La chica abrió la puerta y al verlo, se debatieron con sus miradas sin decir ninguna palabra. Después de lo ocurrido en el hospital y ver a la chica aferrado a Eren, el odio entre ellos floreció nuevamente. Parecía que desprecio entre sus personas era lo único que podía haber entre ellos, no había tardado en resurgir en esta vida y ahora se encontraban en la misma posición de antaño, sosteniendo las miradas sin intención de rendirse.
Fue la presencia de Eren, quien vino en busca del llamado a su puerta, la que se interpuso entre ellos. El castaño recordaba cuanto se odiaban y seguían haciéndolo.
-¡Profesor!-se hizo notar el joven posicionándose al costado de su hermana-Gracias por venir, adelante-le invitó-
-Permiso-se adentró con la invitación de Eren-
La chica se mostró recelosa con el paso de Levi a su casa, luego de recibir un codazo de su hermano, por obligación agradeció la visita de su profesor con tal de consentir a Eren y Levi a su vez se vio obligado a corresponder por normas de educación.
El padre de Eren aún no volvía del trabajo, sin embargo había llamado minutos antes de su llegada, avisando que se encontraba en camino. Lo invitaron a pasar a la sala de estar mientras esperaban a Grisha, Levi se sentó en el sofá fijándose en los detalles del espacio en el que se hallaba, sobre todo, la limpieza en perfecto estado. Eren ofreció de inmediato café y pastel que había traído Mikasa de su trabajo a medio tiempo, quien lo acompañó a la cocina por ello.
Montar todo este cuento de profesor y alumno frente a su familia les ponía nervioso y a su vez generaba cierta gracia en ellos. Que Eren se comportara tan respetuoso y respetara los límites de acercamiento le recordaba a cuando era su subordinado. Rebelde e insolente, pero ante él siempre mostró ese respeto y admiración que de la noche a la mañana se convirtió en amor.
La espera no fue tanta, Grisha llegaba en menos de un cuarto de hora a su casa. Mikasa salió a recibirlo y el azabache pudo escuchar la grave voz del hombre desde la sala de estar. No podía decir que no se encontraba nervioso, ni él mismo entendía el porqué, y tensar su postura ante cualquier amenaza, fue advertido por Eren quien le sonrió pidiendo disculpas.
-Lo siento…-le susurró-
-Me debes una mocoso-respondió el azabache de brazos cruzados-
Y el momento llegó, Grisha apareció en la sala con su dominante presencia. La única imagen que tenía Levi de ese hombre eran creaciones en su cabeza con lo que describía Eren y los bosquejos creados en el pasado, a falta de fotografías. Era mucho más alto e intimidante de lo que había imaginado, ese hombre era un poco más bajo que el mastodonte de Erwin y sus ojos no le daban ninguna confianza. No obstante, por muy amenazador que se viera, Levi no se dejaba llevar por esos detalles para dejarse opacar. No necesitaba altura para ser alguien de quien te tuvieras que cuidar, lo suyo lo llevaba inculcado desde siempre en su esencia.
Levi se levantó del sofá y esperó por saludar al padre del hombre que ama.
-Profesor Rivaille-le tendió su gran mano en saludo-Lamento la demora, mi trabajo no tiene un horario específico. Un gusto.
-Descuide, entiendo los contratiempos-correspondió el saludo-
-Le agradezco que dispusiera de su tiempo para venir. Siéntase cómodo-le invitó a sentarse, haciéndolo él en el sofá de enfrente-
Los chicos se sentaron a su vez; Eren al lado de su padre y Mikasa en el sillón para una persona cercano al menor. Grisha no había demostrado algún indicio extraño en cuanto a sus recuerdos, de todos modos no le conoció en la vida anterior. Levi se sentía como en un interrogatorio, al venir aquí pretendía, en parte, descubrir si el padre de Eren conservaba recuerdos que fueran peligrosos para el menor, no obstante, la situación había dado un vuelco y ahora era él quien debía de cuidar sus acciones para no causar sospechas.
La conversación se desarrolló entre el profesor y el padre de Eren, en torno a temas superfluos; de dónde venía, qué había estudiado, el motivo de su estadía aquí y entre otros donde el azabache no tuvo problemas para responder, evitando entrar en la subjetividad. Grisha agregaba a su vez sobre su vida, pero en ningún momento tocó el tema de su hijo y su fallecida esposa.
El motivo de esa visita no quedaba claro, el padre de Eren no solicitó una conversación con él para charlar sobre el andar de sus vidas. De acuerdo a lo que escuchó del menor, si Levi se iba a preocupar de darle clases extra mientras sus compañeros estuvieran de viaje, debía conocerlo a él y la situación.
-He escuchado que se ha preocupado de ayudar a mi hijo a recuperar sus clases-agregó repentinamente Grisha-
-Sí, aunque aún le falta mucho-respondió el azabache-
-Eren es un buen estudiante, su madre le enseñó a ser responsable en sus asuntos -dio golpes en la cabeza de su hijo-Gracias por preocuparse, me imagino que recién llegado al país y tomar esta responsabilidad debe ser un sacrificio.
-No lo creo, está dentro de mi trabajo-respondió desinteresado-
-¿Por qué usted?
La repentina pregunta no la sintió como algo normal, era como si estuviera intentando atacarlo y rebuscar más allá de sus palabras. Había algo en su tono que también había cambiado y sus ojos se mantenían fijos en él, esperando una respuesta, no, esperando a que se equivocara.
-Soy el profesor encargado de la clase de Eren-respondió firme-
-¿Hay alguien más brindándole clases extra?
-Sólo yo. Los demás no tienen tiempo por ahora.
-Usted enseña historia y francés, tiene el doble de trabajo-recalcó Grisha-
-Y soy el triple de eficiente-finalizó Levi-
Quien se encontraba nervioso en esa situación era Eren, quien no entendía en qué momento el ambiente cambió a uno tan denso, incluso su hermana quien no tuvo participación estaba en una postura conflictiva, lista para atacar. Pero antes de que pensara en hacer algo, para que no hubiese problemas, su padre sonrió y relajó su postura.
-Ya veo, es un buen profesor después de todo. Respecto a las clases de la otra semana, preferiría que fuera aquí ¿Hay algún problema con eso?
-Ninguno-mintió-
-¿Qué dices tú Eren?
-Sí, está bien-respondió desanimado-
-Eren debería descansar-protestó la pelinegra, en contra de la decisión-
-¡Mikasa…!-atacó el castaño-
-Tu hermano debe ponerse al día con los estudios-interrumpió Grisha evitando una discusión entre sus hijos-
Por su parte Levi pensaba en lo molestosa que continuaba siendo la chica, pero al escuchar la reprimenda que le dio su padre, una sensación de victoria se apoderó de él internamente.
Lamentablemente para los dos, esa semana sería restringida por las visitas a la casa de Eren que, además, tendrían la presencia de Grisha que ya se había tomado esa semana libre. Dentro de sus planes sí o sí tenía en mente enseñarle al castaño, como el buen profesor estricto que era, no dejaría que Eren se convirtiera en un mal estudiante, pero a su vez, habían planeado estar juntos. Ya no sería así. Cada vez se hacía más difícil el estar juntos, el tiempo no se los permitía o bien las malditas reglas de la sociedad que se encontraban en cada rincón, aunque peor hubiese sido no verlo durante una semana.
Ya habiendo aceptado los términos de las clases que le daría a Eren, el azabache echó un vistazo al reloj en su muñequera y optó por marcharse producto de lo tarde que era. Eran las nueve y cuarto de la noche cuando tomó sus cosas para retirarse, el castaño se ofreció a llevarlo a la puerta pero, su padre le mandó junto a su hermana a ordenar los platos en la mesa de centro. Ante las palabras de su padre Eren entristeció, lo extrañaba y deseaba estar a solas con él lo que durara el despedirlo. Levi se percató de ello y le miró a los ojos a escondidas, comunicándose con él sin la necesidad de palabras, expresándole lo justo y necesario para calmarlo y hacerlo sonreír, siendo ese el mejor regalo que le podía recibir a cambio.
Junto con esa imagen se despidió de sus dos alumnos. Grisha se preocupó de llevarlo a la salida y abrirle la puerta.
-Gracias por venir profesor-agradeció nuevamente Grisha-
-Me alegro haber aclarado las cosas.
-Hay una cosa más-lo detuvo-No quise hablar de esto frente a mi hijo, él aún sufre bastante la muerte de su madre-hizo una pausa-Continua delicado, no podremos decir que se encuentra bien hasta pasado un año sin ningún problema como mínimo. Sí alguna vez, Eren presenta alguna dificultad, es imprescindible que me lo haga saber.
-Lo haré-mintió, ya que Eren había presentado anomalías en su comportamiento con anticipación-Lo veré la otra semana-se despidió y salió por la puerta-
-Tenga cuidado, profesor-le indicó en un tono tosco que llamó la atención del azabache-
-¿Qué me quiere decir?-se detuvo abruptamente y volteo a verlo desconcertado. Por alguna razón sus palabras parecían trascender más allá del simple significado de estas-
-Vaya con cuidado, no queremos tener algún problema ¿No es así?-respondió Grisha sin apartar sus ojos de Levi-
-Claro-respondió receloso el azabache-Nos vemos.
-Nos vemos-regresó al interior de su casa cerrando la puerta-
La puerta cerrada frente a sus ojos parecía hipnotizar a Levi, su atención permanecía sobre ella y su cuerpo no pretendía moverse. Su inexpresivo y frío rostro ocultaban todo el mar de desconfianza y preguntas sin respuestas que invadieron su mente en el mismo instante que ese hombre le dedicó las últimas palabras.
Por muchos años, estuvo en el ejército en constante desconfianza con quienes lo rodeaban. Sólo un puñado de personas, las cuales las contaba con los dedos de una sola mano eran de fiar en el pasado. Todo lo demás había que estudiarlo detenidamente para no caer en alguna trampa; personas, circunstancias, hechos, palabras, acciones, absolutamente todo ocultaba algo. Tras las palabras de Grisha, se ocultaban otras intenciones muy distintas a las mencionadas, no había que ser un genio para percatarse de ello y probablemente la intención de ese hombre había sido esa, que reparara en ellas.
Pero, ¿Por qué?
El mundo que rodeaba a Eren se complicaba más y más, las piezas para armar el rompecabezas parecían estar más dispersas de lo que esperaba, e incluso muy difíciles de hallar. Pero actuar apresuradamente no solucionaría nada. De su relación Grisha no podría conservar recuerdos en el caso de que recordara, él jamás se enteró ni pudo ver que su hijo se había enamorado de su superior.
Actuar apresuradamente no era una opción, para cuidar al castaño debía ser cauteloso y calculador, y sí de algo podía estar seguro era que no se encontraba solo, Hanji también se preocupaba por Eren y lo ayudaría a cuidarlo. Eso era un gran alivio, puesto que aún había que asegurarse sobre el estado físico de Eren. No había nadie mejor que la loca y examante de Titanes Hanji Zoe, quien llegó a conocer a fondo el funcionamiento del menor en el pasado. Y aunque muchas cosas indicaran que ese temor de Levi fuese verdad, se negaba a creer que algo así ocurriese nuevamente en estos tiempos. Eren no podía ser un Titan, no otra vez, y así sería hasta que esos exámenes pendientes revelaran lo contrario.
Cuando pudo despegar su mirada de la puerta del hogar de Eren, regresó por donde vino, haciendo a un lado a todos esos pensamientos que lo único que hacían era generar más incertidumbre que se traducía en una fuerte angustia en su pecho. Las palabras de advertencia de Grisha se repetían una y otra vez en su cabeza, junto a ello se mezclaba la actitud de Erwin y las investigaciones de Hanji, nada se entrelazaba. Chasqueo la lengua en un arranque de frustración, y sin detenerse, alzó su rostro al cielo sobre sí. El cielo nocturno de invierno se hallaba despejado, unos delgados hilos de nubes se escapaban entre las montañas quedando a la vista las estrellas que podían verse desde la ciudad. Con la gran cantidad de viajes que tuvo, había visto muchos cielos, unos con más estrellas que otros, pero, todos guardaban la promesa que una vez hicieron dos personas observando el mar de estrellas, jurando conocer el mundo que les pertenecía. No fallaría de nuevo.
Al llegar a su departamento, ordenó sus cosas y entró al cuarto de baño por una ducha. Desde que Eren había vuelto a su cuerpo y permanecía en su hogar, el tiempo que quedaba para trabajar era mucho más de lo que necesitaba, por lo que muchas veces no tenía mucho que hacer o simplemente acababa todo antes. No importaba cuantas veces llegara a su departamento, el vacío que lo recibía al regresar no cambiaba nunca. Extrañaba esos días donde Eren lo esperaba atento al interior, aquellas veces donde desobedecía y lo iba a buscar, cuando no dejaba de hablar o hacer ruido por todos lados e incluso cuando se enfadaba por su comportamiento idiota al no recordarlo.
Antes de dormir, miró su teléfono celular como todas las noches para hallar un mensaje o llamada de del castaño:
“Muchas gracias por venir, lamento lo de las clases aquí...mi padre y mi hermana continúan siendo igual de molestos, debo obedecer para no causar sospechas. Quiero estar contigo…de todos modos podré estar a tu lado esa semana. Buenas noches nos vemos mañana profesor! Te amo.”

Logró sonreír levemente al leer el mensaje del menor, que jugara a tratarlo de profesor en privado le molestaba y a su vez le era agradable. Respondió el mensaje, apagó las luces y se metió en su cama:
“Mocoso insolente, serás el primero en morir en la interrogación oral mañana. Te amo”
Sólo podría verlo en la escuela, el fin de semana no podría dar la excusa de Armin y únicamente a partir del lunes podría verlo en su hogar. Miró el techo y cerró sus ojos rogando que el tiempo no le jugara en contra en la espera, apenas era la madrugada del viernes…
-o-
Estar todo un fin de semana solo implicaba una gran cantidad de tiempo libre, tiempo que antes de encontrarse con Eren parecía más fácil de pasarlo que ahora. No podía permanecer en ese departamento encerrado, el silencio y la soledad le jugaban en contra junto a sus desagradables recuerdos que hablaban por sí solos, de tal manera que tomó lo necesario y alojó en la casa de Hanji aquellos días.
La noticia de recibir a su mejor amigo esos días fue una gran sorpresa y alegría que no duró más allá de las primeras horas de recibido. Se trataba de Levi, el maniático del orden y la limpieza quien se encontraba en su hogar con mucho tiempo libre. Hanji no era una persona de orden, la limpieza tampoco se le daba bien ni con ella misma y fue sometida a una larga e interminable cesión de limpieza profunda. La única salida que tuvo de ese calvario fue la ida al supermercado más cercano para comprar útiles de limpieza y aseo personal que bien faltaba en esa casa.
Levi se encargó de sacar todo para ordenarlo, sin embargo, el “orden” que tenía Hanji fue alterado por el azabache, y con ello sus informes junto a otras cosas fueron desordenados, ocasionando una serie de discusiones tras sus puntos de vista de lo que llamaban orden. El ganador era de esperar y no hubo otra opción que dedicarse a un eterno fin de semana lleno de trabajo, junto una limpieza personal dictada y vigilada desde el exterior del cuarto de baño por la amenazante figura de Levi.
El domingo por la noche todo se veía impecable, ningún rincón se salvó del ojo crítico del azabache y ambos terminaron cansados y sentados en el living del departamento de Hanji. Para recuperar energías la castaña pidió comida china a domicilio en contra de lo que pensaba su amigo y lo obligó a comer, y aunque en un principio se mostró receloso frente a esa comida de dudosa procedencia, la ingirió sin pensar mucho en ello.
Cuando el ambiente ya se encontraba más calmo, se animó a confesar lo que estuvo guardando esos días, la actitud del padre de Eren frente a su visita. Para su mala suerte, la expresión que puso Hanji en su rostro no se mostró nada esperanzadora, su rostro serio y la falta de palabras en un tono bromista delataban que se encontraba pensando en algo delicado. La única respuesta que obtuvo de la castaña fue la de los preparativos para los exámenes de Eren. El menor no tenía idea de lo que planeaban ambos, y aunque su amiga le recomendó al azabache que no lo ocultara, éste se negaba con tal de mantenerlo en paz. Era consciente de lo mucho que se enfadaría Eren, a su lado era dócil y obediente, eso no implicaba que su esencia impulsiva y obstinada desapareciera totalmente. Sin embargo, por muy fantasiosa y lejana que pareciera el enigma que envolvía al pequeño, en su interior la verdad se esmeraba por salir a gritos en contra de las negaciones de Levi. Con tal de mantener a Eren en su mundo efímero por un poco más de tiempo, no le importaba lidiar con el problema que acarrearía luego.
Esa noche sus preocupaciones no le dejaron dormir, acostado en el sofá del living también podía escuchar los ronquidos procedían de la habitación de Hanji. Con sus manos tapo sus oídos y cerró sus ojos con su rostro fruncido, silenciando los molestos ruidos de la castaña y escuchando atentamente sus desagradables pensamientos.
-o-
La mañana siguiente ambos fueron a la escuela a cumplir con su horario. Pese a que el nivel de Eren se iría de viaje, la escuela no detenía sus actividades y debía de ir a cumplirlas. Las clases que impartía a los alumnos que no se encontrarían por una semana, serían bloques libres donde podría avanzar su trabajo y así tener la tarde libre para Eren.
En el transcurso de su jornada hizo todo lo posible por evitar algún encuentro con Erwin, afortunadamente, no era el único que intentaba lo mismo ya que los movimientos del rubio se centraron solamente en su oficina. No obstante, si Erwin tramaba algo no sería él quien haría el trabajo sucio, jamás fue así, esa persona era de los que disponían de otros para sus propósitos y aunque no haya logrado separarlo de Eren por completo, en este instante se encontraba en su casa con su padre, a quien tampoco le tenía confianza.
Tuvo que hacer un esfuerzo para mantenerse tranquilo y neutro en su trabajo, no podía fallar y su preocupación por el bienestar del menor era muy difícil de controlarla. Los mensajes de Eren no eran suficientes, no hasta que por fin salió de esa cárcel y fue libre para correr hacia el castaño.
Al llegar a su hogar lo recibió el padre de Eren. Tal y como había dicho, Grisha se encontraría en casa toda esa semana, desgraciadamente. Cuando vio al castaño asomarse por detrás de su padre, un gran alivio lo invadió junto al deseo mutuo de tomarse y besarse, ante lo cual lo único que hicieron fue saludarse asimétricamente en una relación de alumno y profesor.
Las clases las impartió en el cuarto de Eren, que para su sorpresa era bastante limpio. El trauma generado en el pasado por la limpieza excesiva era algo que ni la misma reencarnación pudo borrar, las técnicas de limpieza y orden eran exactamente iguales a las que le enseñó.
Grisha se asomaba cada cierto tiempo a ver cómo iba el estudio y si a Rivaille se le ofrecía algo, o eso pretendía mostrar, ya que sus visitas repetitivas a la habitación de su hijo simulaban ser otra cosa e incluso, aunque no estuviera el padre dentro de la habitación no podían estar seguros que no se encontraría afuera escuchando. Como resultado, se vieron obligados a mantener la actuación y sólo por teléfono podían cambiarlo, así se mantuvo su comunicación durante sus pequeños encuentros.
Ya había pasado más de una semana, una semana donde no podía mantener mayor contacto con Eren y ambos estaban al límite de esa farsa. Era viernes, el último día que le daría clases puesto que, el fin de semana el padre había dispuesto de esos dos días como libre para no estresarlo. Lo único que Levi deseaba ahora era el regreso de los amigos de Eren, y así, tener una excusa para raptar al castaño de una vez por todas.
Ese día el horario de su jornada fue más largo que los anteriores, acompañado de una fuerte lluvia que no cesaría pronto, era como si el mismo clima se burlara de él. Aquel día, sólo pocos trajeron paraguas, todos salían de la escuela corriendo con tal de empaparse lo menos posible y la escena le causaba gracia al azabache al verlos huir como gatos del agua. La costumbre de prever el clima en el pasado no desapareció, y el correr del viento en la mañana le advirtió que debería de llevar un paraguas. Lo abrió y llevó su maletín apegado a su cuerpo para que no se empapara. La casa de Eren no quedaba muy lejos de la escuela y tomar bus con este clima sería una molestia, ir caminando sería lo mejor para no perder tiempo, sin embargo, antes de decidir por completo el cómo llegar, a las afueras de la escuela vio una silueta apoyada bajo la lluvia contra la muralla, completamente empapado.
-¿Eren?-lo llamó sorprendido. El menor alzó el rostro, limpiando el exceso de agua en sus parpados-¿¡Qué mierda haces allí!?-se apresuró a cubrirlo bajo el paraguas junto con él-
-Quería venir a buscarte.
-¿Eres idiota? ¿Acaso no ves que está lloviendo? ¿No conoces los malditos paraguas?-regañaba al menor-
-No estaba lloviendo cuando salí de mi casa…-sonrió torpemente-
Levi detuvo las palabras que le iba a decir para procesar lo que había escuchado. Eren había salido de su casa antes de que comenzara la tormenta, es decir, hace cuatro horas atrás, y estuvo bajo la lluvia por más de una hora. Levi se enfadó mucho más cuando se percató de ello y se preguntó cómo fue que logró salir de su casa, pero eso no era lo importante por ahora, debía devolverlo allí y que calentara su cuerpo.
-¡Cuando te den una orden debes seguirla!-lo agarró del brazo bruscamente y lo llevó con él bajo el paraguas-¡No debías salir de tu casa!
-Lo sé, pero mi padre tuvo que regresar al hospital urgente y…te extrañaba-confesó-
-Tch, camina pedazo de imbécil-apuró el paso sin soltar su agarre-
Levi caminó rápido para llegar pronto al hogar del castaño, la ropa del menor estaba empapada por completo y era en lo único que pensaba por ahora. Lo último que faltaba ahora, era que Eren se enfermara y su organismo que venía recién acomodándose luego de un largo coma, decayera. El castaño estuvo por unos minutos pidiendo perdón, dando más explicaciones y temiendo a la reacción de Levi, pero al no obtener respuesta y conocer al azabache, se calló ya que no conseguiría nada.
Al entrar a la casa botó todo en la entrada, incluso su maletín sin importarle que su interior se mojara con el agua de su paraguas. Llevó a Eren al baño más cercano y le arrebató sus ropas sin escuchar ninguna de la quejas del castaño, tomó una toalla para el cuerpo y lo envolvió en esta mientras que con otra más pequeña secó sus cabellos.
-No dejas de ser un mocoso, mira cómo estás. Hasta el humano más idiota sabe que no hay que estar bajo la lluvia tanto rato-se descargaba secando con fuerza el cabello del castaño-
-Ya entendí, ¡Auch! Más despacio-reclamó el menor-
Levi dejó de secar los cabellos de Eren y acercó su rostro con un tirón en la toalla que rodeaba la cabeza del castaño, besando los gélidos labios de su mocoso. Los labios que se desearon por tantos días y no se habían podido tocar, ahora lo hacían con desesperación y antes de que el azabache se dejará llevar por el momento y olvidara el estado de Eren, cortó el beso y miró a los ojos verdes que lo observaban.
-Tus labios están fríos. Tomarás una ducha luego de calentar un poco tu cuerpo-lo abrazó-
-Te estoy mojando-se percató el castaño-
-Da igual-lo estrechó con mayor fuerza-Yo también te extrañé-correspondió ya más calmado-Debiste irte una vez que empezó a llover, siempre haces lo que tú quieres y terminas equivocándote.
-No he cambiado-soltó en una risa-
-Para nada-respondió molesto, aunque fuese cierto y lo hiciera feliz, que fuera tozudo y se lastimara por ello no le agradaba-¿Cuándo vendrá tu padre?
-No regresará por el fin de semana ¿Puedes quedarte? Te prestaré ropa-rogó el menor-
-Eso lo haré sin que me lo pidas-besó la frente del castaño-Mañana iré por algo a mi departamento.
Eren respondió con una sonrisa y abrazó al azabache causando que la toalla se deslizara por su cuerpo. Levi correspondió y sintió en las palmas de sus manos el cuerpo desnudo del menor congelado, pero a una temperatura mucho menor con la cual llegó. Se apartó de él, evitando fijarse en el cuerpo desnudo que tenía al frente.
-Iré a limpiar el desastre de agua que dejaste al entrar, toma un baño por mientras-le ordenó sin esperar respuesta de parte del castaño y se marchó-
En ese instante debía dejar de lado sus deseos incontrolables por tocarlo y la única manera de evitarlo era alejándose de allí e ir a limpiar. Un camino de agua lo guio hasta la entrada, en ella había un charco que provenía de su paraguas y se esparcía sobre el suelo lentamente. Lo primero que hizo fue tomar su maletín, que ya había sido atrapado por el agua y había estropeado varios documentos al interior. Lo segundo fue tomar el paraguas, cerrarlo y dejarlo de mala gana en un tacho especial para ello. Luego fue a la cocina por algún paño para secar, no tuvo ningún problema con husmear los compartimientos y encontrar algo que utilizar. Los paños que utilizó para limpiar los puso en una bolsa de basura, aquellos estaban hechos para utilizarlos más de una vez pero según su política del limpieza, al ser utilizados una vez se llenaban de suciedad y quedaban inservibles para utilizarlos nuevamente sobre la misma superficie.
Al deshacerse de la bolsa y lavar sus manos, pasó por fuera del cuarto de baño notando que el agua de la ducha continuaba corriendo. No tocó la puerta, y en silencio se adentró en medio de la nube de vapor que emergía de la tina. Sin hacer ningún ruido avanzó con cautela hasta la bañera, tomó la cortina y la movió un poco, lo justo y necesario para observar al interior.
Eren se encontraba de espaldas a él, utilizando la yema de sus dedos lavaba su cabello con movimientos circulares en medio del espumeante champú. El agua se deslizaba por su nuca, recorría su espalda, se curvaba en su trasero y proseguía su camino por sus piernas hasta perderse en sus tobillos. La vista que tenía desde allí era hipnotizante y bastó con ello para encender todo lo que estuvo reteniendo esos días.
-La vista desde aquí no está nada mal-habló con una voz erótica-
-¿¡Q-qué!?-giró en dirección a la voz de un salto-
Al ver cómo el azabache lo observaba desde fuera enrojeció e intentó cubrirse como pudo, la luz del baño no dejaba que nada de su cuerpo quedara oculto. Levi sonrió al ver esa interesante reacción en él y al hacerlo, Eren reaccionó de mala forma y le lanzó la barra de jabón, que fue fácil de esquivar por su objetivo quien se alejó de la bañera.
-¡No me molestes!-gritó avergonzado el menor-
-No es la primera vez que te veo, no exageres.
-Sólo lo haces para molestarme-respondió molesto-
Ahora que Levi se había alejado de allí, pensó en continuar su ducha tranquilo sin embargo, a lugar de eso el azabache se había desnudado para unírsele sin preguntar. Al verlo entrar, su cuerpo se tensó y su corazón se detuvo por unos segundos, sólo para volver a latir con mayor intensidad. El mayor avanzó y se detuvo frente a él, sin decir nada, recorrió con sus ojos su cuerpo entero, poniéndolo más nervioso. La luz jamás había sido tan clara como en ese momento.
-No hay nada que ver-dijo el menor con el rostro oculto y avergonzado-
-¿Eso crees?-puso sus manos en el torso del menor-Es lo único que quiero ver.
Depositó un beso en los labios del menor, abriéndose paso al interior de su boca apenas rozó sus carnosos labios que ahora se encontraban cálidos. Eren enrolló el cuello del azabache con sus brazos y éste lo empujó al chorro de agua que caía sobre ambos. Con sus manos siguió el camino del agua, y descendió por el torso del menor hasta llegar a su entrepierna, tocó el miembro del menor y volvió a subir hasta su cuello. Sus besos se mezclaban con el agua que caía, y la respiración se hacía más notoria ante la dificultad que implicaba respirar allí y en ese escenario. Los labios del azabache se dirigieron a besar el cuello del menor, sin contenerse devoraba cada zona de ese cuello que estuvo viendo por tantos días desde lejos.
Eren no tuvo la oportunidad de acostumbrarse al placer de su cuello, ya que Levi se hallaba demasiado deseoso e inquieto por tomar todo de él. Con su boca descendió rápidamente hasta quedar de rodillas frente al castaño, la húmeda lengua del azabache se diferenciaba del agua que recorría su piel hasta que finalmente pudo sentir aquella misma llegar hasta lamer su miembro. Mordió su labio y cerró sus ojos al reprimir un gemido, advertido por Levi quien quería escucharlo sin ataduras.
No desvió su atención de la entrepierna del menor y con una de sus manos sostuvo el miembro frente a su boca y lamió la punta de este. El castaño se crispó al sentir la lengua del azabache, pero aun así luchó por reprimir su quejido. Cansado de que Eren no librara esos eróticos sonidos que requería con locura, introdujo el miembro del castaño en su boca, rozándolo con sus labios y jugueteando al interior con su lengua. Eren no aguantó más y con un fuerte gemido se liberó en medio del placer que le proporcionaba la boca del mayor, las manos del castaño de aferraron en sus cabellos y hombros, y Levi continuó chupando con un ritmo moderado.
Eren jamás fue bueno para mantenerse de pie en medio del placer, sus piernas ya empezaban a ceder ante las descargas eléctricas que lo dominaban. Con sus dos manos, sostuvo al menor de los muslos para que se mantuviera de pie sabiendo que se encontraba al límite y aumento el ritmo de su juego en la entrepierna. Los gemidos de Eren se intensificaban sin ser reprimidos y hacían eco entre medio del caer del agua, y al cerrar sus manos en los cabellos azabache junto a un potente gemido, dejo salir todo el líquido blanco en la boca de Levi sin poder advertirle con anticipación.
Levi contuvo el líquido en su boca y lo escupió en una de sus manos, admirando lo abundante que era.
-P-perdón…te ensucie-se disculpó el menor con una respiración irregular-
-No es sucio. Sí que tienes mucho guardado-observó el líquido entre sus manos-
-No me siento bien-susurró el menor-
-¿Uhm?
-N-no…
No pudo terminar su frase cuando su cuerpo sucumbió sin previo aviso. Levi logró sostenerlo antes de que se viniera abajo y antes de hacer cualquier otra cosa cortó el correr del agua. El miedo volvió a recorrer su cuerpo pero antes de entrar en la desesperación comprobó su respiración, su corazón y la temperatura corporal. Al haber estado un largo tiempo bajo el agua caliente pensó que debió desmayarse por ello, sin embargo, la temperatura corporal del menor era bastante elevada aun si había tomado un baño caliente. Eren tenía fiebre y probablemente había llegado de golpe.
Con mucho cuidado y sin retardar, sacó al menor de la tina, envolvió en sus caderas unas toallas y lo llevó a su habitación. Secó su cuerpo y cabellos, le puso su pijama y lo recostó en su cama. Para él sacó una sudadera del castaño, de una talla mayor que la suya y utilizó un pantalón de buzo que era igual de grande. La respiración del castaño era normal, pero su cuerpo ardía en fiebre y no dejaba de sudar. No quería dejarlo solo, pero necesitaba bajar la temperatura de alguna forma y fue en busca de algún medicamento y paños húmedos. Para su mala suerte, el famoso dicho de: “En casa de herrero, cuchillo de palo” era cierto. Pese a que el padre de Eren era médico, el suministro de medicamentos en aquella casa se limitaba en pastillas para la migraña, algodón, alcohol y gasas, un botequín demasiado pobre para tratarse de la casa de un médico. Si quería conseguir algún medicamento, tendría que salir a comprar, pero se delimitó a usar paños húmedos y preparar alguna sopa para cuando despertara.
Era de esperar que después de estar más de una hora bajo la lluvia pescara un resfriado tan fuerte, pero lo repentino de su llegada hacía resurgir aquella inquietud por la salud de Eren. No importaba las explicaciones que hubieran para el momento, olvidar aquellos días donde la salud del castaño era tan inestable producto del límite de su condición de titan no sucedería. Aquellos días quedaron impregnados en su mente para siempre.
La temperatura de Eren no disminuía con nada, en medio de su inestable sueño balbuceo en reiteradas ocasiones el nombre del azabache, quien no podía hacer más que esperar a que se repusiera. Estuvo a punto de llamar a Hanji como su último recurso, pero la temperatura del menor disminuyó antes y su sueño se volvió más tranquilo. Sentado a un lado en su cama, cuidaba al pequeño que descansaba bajo las tapas de su cama, sosteniendo su mano y observando ese calmado rostro. Todo ese tiempo se mantuvo acariciando las facciones del castaño, con sus dedos corría los mechones de la sudorosa frente del menor, la yema de sus dedos dibujaba las cejas castañas sobre los parpados cerrados, sentían la forma de su nariz y sus suaves mejillas, las de un niño.
No fue sino hasta después de unas horas donde Eren por fin despertó. Lentamente abrió sus ojos, encontrándose con la imagen de Levi sentado en su cama cuidándolo. Su cuerpo se sentía pesado, no sabía en qué momento llegó a su cama ni qué había ocurrido, lo último que recordaba fue haber estado con Levi en la bañera, haberse venido en su boca y que su mundo empezó a oscurecer poco a poco.
-¿Qué paso?-preguntó confuso-
-Te desmayaste por fiebre. Eso pasa por ser un imbécil irresponsable-respondió enojado, soltando la mano del menor-
-Lo sé.
-Tu actitud me está agotando. No haces nada por cambiarlo y sólo terminas dándome problemas-se deshago al estar más tranquilo, pero el miedo que sintió no sabía manejarlo. Lo estaba lastimando, pero no podía detenerse-
-Lo siento...-tomó la mano del azabache-Lo siento.
-Traeré tú comida-se levantó sin dedicarle una mirada antes-
La rabia que sentía en ese momento no tenía por qué ser descargada en contra de Eren, todo eso se debía al no saber controlar sus miedos y recordar el pasado que no había logrado superar. Era difícil tener que aceptar ese simple hecho, el no superar algo, tan sólo eso le irritaba de sobremanera.
Sólo salió de la habitación del castaño para ir a buscar la sopa que había preparado, para su suerte era instantánea y únicamente debía dejarla en una olla con agua, de lo contrario no hubiese podido hacer nada. Pero al regresar a la habitación, se encontró con el menor dormido. Se acercó a él para comprobar que se encontraba bien y pudo percatarse de los restos de lágrimas en las pestañas del castaño. Se había quedado dormido llorando y la culpa golpeo de inmediato al azabache. Dejó la sopa en el velador a un costado de la cama de Eren, si despertaba de seguro tendría hambre, apagó las luces y cogió una manta a los pies de la cama del menor para cubrirse en la noche.
Había decidido no dormir con él y se sentó el en suelo bajo la ventana de la habitación del castaño. Las cortinas estaban abiertas y dejaban ver el tormentoso cielo que aún no se disipaba. Por última vez, miró en dirección a la cama donde descansaba el pequeño con el remordimiento de haber sido muy duro, pero ya nada podía hacer. Apoyó su cuerpo en la pared y cerró sus ojos, entrando al mundo de los sueños en compañía del aroma de Eren inundando la habitación.
-o-
Un pequeño ruido lo alertó y despertó de golpe, listo para proceder ante cualquier amenaza, se encontró con dos orbes aguamarina puestas sobre él, brillando en la oscuridad justo a centímetros suyos.
-¿Qué haces despierto?-le preguntó al menor frente suyo-
-No te quedes allí, ven-le tendió una mano-
-Vuelve a tu cama-la rechazó-
-Ven conmigo-insistió-
Levi no respondió a la invitación, cruzó sus brazos y volvió a cerrar sus ojos como si nadie se encontrara frente a él. Los pasos de Eren se alejaron de allí y el ruido de las tapas le dio a entender que había vuelto a su cama. Pero estaba equivocado. Lo que realmente hizo fue ir a su cama por el cobertor y traerlo consigo para cubrir el cuerpo del azabache y sentarse de espaldas frente a él.
-Me quedaré aquí-habló decidido-
-Estás enfermo, regresa ahora-le ordenó crudamente-
-Ya estoy mejor y quiero estar aquí-se opuso-
-Tch, haz lo que quieras-respondió molesto-
Los brazos del azabache se negaban a rodear el cuerpo de Eren, su piernas tampoco se separaron para acomodarlo en su pecho, tarde o temprano tendría que levantarse por estar incómodo. Sin embargo, olvidaba con quien estaba tratando. En completo silencio, el menor continuó allí, esperando ser aceptado en la oscuridad de su habitación. Sí Eren no hubiese sido lo insistente que fue, jamás hubiera abierto su corazón; siempre esforzándose por estar a su lado, esperando el momento para ser aceptado por él y aferrarse a ello, era exactamente lo que estaba haciendo ahora. Tal vez sería una de las pocas veces en las que aceptaría que, sí, había sido cruel con él e incluso en reiterados momentos. Sin más que luchar, abrió sus piernas, rodeo al castaño de la cintura con ambos brazos y lo atrajo hacía su pecho. Sorprendido y feliz, el menor volteo hacia él y besó sus labios, un beso dulce y suave que sólo él podía entregarle.
-Siento causarte tantas molestias-se disculpó-
-Sí no fuese así, no serías tú después de todo-soltó en un suspiro-
-Lamento haber arruinado…lo de antes, quería estar contigo esta noche….-apoyó su cabeza en el hombro ajeno-
-Piensa bien antes de quedarte bajo la lluvia la próxima vez. Ahora descansa, cuando te recuperes no te dejaré dormir por días-amenazó-
-Pero…está bien-aceptó sonriendo y miró a través de la ventana sobre sus cabezas-Las nubes ya se fueron.
-Pensé que llovería toda la noche-dijo al observar el cielo despejado-
La luna brillaba en el limpio cielo nocturno, incluso las estrellas eran más visibles esa noche y ambos se mantenían observándolas desde el interior de la casa.
-Recuerdo que antes las estrellas eran más brillantes y abundantes-notó el castaño sin apartar sus ojos del cielo-
-Ahora tienes la contaminación lumínica, no esperes mucho.
-¿Vamos a ir?-preguntó repentinamente-
-¿A dónde?
-Más allá de este cielo estrellado.

“-Cuando todo esto acabe… ¿Podemos salir a conocer el mundo?
-Mocoso, ¿Y a dónde pretendes ir?
-Más allá de este cielo estrellado…
-Que sueño más infantil.
-Los dos, ¿Me lo prometes?
-Tch, lo haré.”

-Lo haremos-tomó una de sus manos-
-Lo estaré esperando-se acomodó con una sonrisa en el pecho ajeno-
La promesa de aquella vez la había hecho con todas las intenciones de realizarla, bajo ese cielo estrellado se había jurado llevarlo conocer el mundo. Hoy volvía hacerlo, sin embargo la sensación de aquel tiempo regresó y quedó latente cual estaca en el pecho, aquella que nació cuando se descubrió la naturaleza de Eren.
El teléfono celular en el bolsillo de la sudadera que traía puesta vibró. Eren se encontraba en un profundo sueño y él pudo ver el mensaje recibido sin temor a ser descubierto:
“Trae a Eren a mi departamento mañana, está todo listo.
PD: ¡Habrá pastel!”
Y aunque esta fuese una época completamente distinta, los eventos que conllevaba no parecían cambiar en absoluto…
-Oye, tienes prohibido alejarte de mí-dio una orden sin ser escuchada-Eres mío, no dejaré que nadie te toque-apretó la mano del castaño-Te amo Eren.
-o-
La mañana siguiente el castaño despertó sin ningún problema, su temperatura no se encontraba alterada, su ánimo y aspecto se veían bien y su apetito se encontraba en perfecto estado. Sin embargo Levi inventó la excusa que irían donde Hanji a comprobar que todo estuviese bien, ante lo cual Eren aceptó sin ninguna duda.
Después de un abundante desayuno hecho por el menor, ordenar y asear todo, salieron en dirección al hogar de Hanji. Salir junto a Levi implicaba una felicidad gigantesca para el castaño, hablaba y sonreía entre medio de sus oraciones como de costumbre, mientras que el azabache sentía como si estuviesen caminando hacia una guillotina que podría destruir esa sonrisa de Eren, convirtiéndola en una dolorosa como lo era antes. Sabiendo ello, Levi evitaba reflejar sus sentimientos y le seguía la corriente a la agradable conversación. En su interior deseaba con todas sus fuerzas que esto no acabara, que todos los exámenes que le hiciera Hanji fuesen negativos y que estos días continuaran, los días donde Eren podría vivir en paz a su lado.
Al llegar al departamento de Hanji, ella los recibió sin mostrar algún indicio de lo que planeaban, se lanzó a abrazar al menor y luchó contra los celos de Levi por apartarla. Cuando llegó la hora de realizar los “exámenes para la gripe” la castaña le sonrió a su amigo en un intento de calmarlo y decirle que todo estaría bien. Levi se quedó al lado del menor en todo momento, al principió todo parecía ir como lo planeaban, pero lo numeroso que resultaron ser generaba la duda de Eren.
-¿Es necesario hacer todo esto?-preguntó el menor receloso-
-Hoy en día la medicina pide más y más exámenes, para asegurarse que todo va bien-le aseguró sin duda alguna-
-Es agotador-se quejó-
-No queda mucho-lo tranquilizó la castaña-
Cuando terminó, Hanji les pidió a ambos que salieran de la sala de procedimientos que había instalado recientemente en su departamento y esperaran en la sala de estar. Eren no parecía del todo convencido tras los exámenes y por más que expresara sus dudas al mayor, éste se negaba a responderlas u omitía el tema.
Luego de un rato Hanji salió al encuentro de ambos, Levi intentó leer algo en el rostro de su amiga pero ella no manifestaba nada. Se acercó a ellos y se apoyó en sus rodillas frente al castaño.
-¿Me darías tu mano?-le pidió al menor-
-Sí-aceptó sin rodeos-
Extendió su mano e inmediatamente un veloz brillo metálico cruzó frente a sus ojos, cortando la palma de su mano en una herida profunda.
-¿¡Qué!?-retiró su mano y la ocultó bajo la otra, queriendo evitar el sangramiento-
-¿¡Qué mierda haces!?-Levi tomó a su amiga del cuello de su camisa-
-No puedes ocultárselo más Levi-habló seriamente, dejando perplejo a su amigo-…l debe saberlo.
-¿Ocultarme qué?-Eren miró al azabache asustado-
-Es un hecho-exigió la mano del castaño a la fuerza y la abrió-
El corte que le había dado hace tan sólo unos segundos, ahora era un simple rasguño sin rastros de sangre. Los tres se mantenían estupefactos ante la imagen frente a sus ojos, todos pudieron ver como Hanji cortó su mano y profirió un corte más profundo, del cual quedaba sólo un rasguño.
La mano de Eren empezaba a temblar junto a su cuerpo entero, sus ojos abiertos como platos acumulaban lagrimas que escaparían en cualquier momento y su pecho se retorcía sin dejarlo respirar.
Las pesadillas de Levi habían vuelto en un disparo, aquellos días que deseo y creía permanentes se esfumaron sin piedad. El negar la verdad visible ante sus ojos sólo fue una vil mentira para mantener la calma y creer en algo que jamás fue.
-N-no…eso no…no-tartamudeaba el menor-
-Eren. Tu aún posees tu naturaleza de titan-declaró Hanji-

Era un hecho, era obvio, estaba allí pero no lo quisimos ver.
El peor error de todos.
Fuimos cegados por los tiempos de paz…

Continuará…
Notas finales: Hola! Me demoré un poco mucho harto en actualizar, pero he llegado con la conti c: Nuestro Eren sigue conservando su antigua naturaleza D: ahora el porqué, el cómo, el cuándo y quienes está recién empezando, muchas preguntar por resolver y muchas personas que parecen saber de más y se irá resolviendo en el transcurso del fic. Y bueno, está dicho, se acabó la felicidad :D A ver cómo reaccionará Eren en el próximo cap, Levi le ocultó eso pero ni él mismo lo aceptaba y quería protegerlo :c


Muchas gracias a todos los que leen, siguen la historia y a su lindos reviews

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