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Renacer por Haru19

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Capítulo 25

La gente reunida comentaba en susurros los mensajes escritos en el pizarrón, Eren se encontraba parado frente a este, observándolo con ira, mientras su hermana lo sostenía del brazo.
-¿No me van a responder…?-habló el castaño hacia la clase, pero nadie hizo caso-
-Eren…-intentó acercarse Armin-
-¡No! ¿¡Quién demonios hizo esto!?-gritó-
-Suficiente-se impuso Levi entrando al salón. El mayor tomó el borrador y empezó a eliminar las palabras escritas en el pizarrón-¿Quién es el maldito mocoso responsable de esto?
Nadie habló, todos se miraron perplejos, sus temerosas miradas buscaban al responsable entre la gente. Hanji observaba a su alrededor, nadie parecía saber de qué estaban hablando y cómo fue que llegaron esas palabras allí. Sus rostros los delataban, nadie había visto al culpable.
Eren se mantenía frustrado tras la espalda de Levi, sus ojos se llenaban de lágrimas al no poder contener sus tormentosos sentimientos, y, por unos segundos, sintió la potente mirada puesta sobre él desde el exterior del salón. Giró su cabeza en dirección a la puerta, había mucha gente observando como si de un espectáculo se tratara, todos asombrados y susurrando entre sí, salvo uno. Entre medio de todos esos rostros distinguió una sonrisa junto a unos ojos fríos dedicados hacia él. Marco. Estaba sonriendo y aquel gesto llegó al castaño como un balde de agua fría que muy pronto se transformó en vapor tras la ira que lo invadió.
No lo pensó, nadie pudo notar el momento exacto en que Eren se movió y corrió hacia fuera del salón. Para cuando Levi y sus amigos se percataron, él ya se encontraba abriéndose paso entre la gente y su puño se plantaba en la mejilla de Marco, quien cayó junto al castaño al suelo.
-¡Eren!-gritó la castaña acercándose para separarlos-
Pero sus intentos fueron en vano, puesto que enseguida Marco se preocupó en devolverle el favor, y, con una fuerte patada en el vientre lo apartó de su cuerpo. El golpe generó que Eren no pudiera respirar enseguida, pero eso no detendría al joven exaltado y regresó a golpear a Marco para continuar así la pelea.
Ninguno de los presentes podía acercarse, Eren parecía una bestia golpeando sin compasión a quien le devolvía todo y no perdía ante él. Levi se apresuró en acercarse al lugar de conflicto, pero la gente reunida no le permitía avanzar tan rápido. Mikasa y Armin no se quedaron atrás, a su vez, Jean le gritaba a Marco que se detuviera y todo el alboroto llamaba a más y más personas. Cuando Levi logró acercarse, Eren se encontraba en el suelo, detenido por una llave de Marco.
-¡Suéltame! ¡Te voy a matar! ¡Tú fuiste!-gritaba el castaño con su rostro pegado al suelo-
-Eres todo un problema Eren, no aprendes y sigues cayendo-sonrió Marco-
-¡Ustedes dos! Sepárense de inmediato-les ordenó Levi, agachándose a levantar a Eren-
-No sea ciego, capitán-susurró Marco acercándose al oído del azabache-
Tras escuchar aquellas palabras Levi se levantó de golpe sosteniendo a Eren del brazo. Marco los miraba a ambos sonriente, aquello no fue bien recibido por el azabache, quien no necesitó mayores explicaciones para darse cuenta del porqué de la actitud de Eren contra él. El profesor frunció el ceño, sin apartar su disgustada mirada de aquel joven que le había dicho esas extrañas palabras.
“Capitán”
Estaba seguro de no haberse equivocado al escucharlo. No recordaba haber visto a ese niño en su vida pasada, pero por las historias de Eren, ese chico había muerto de una manera trágica cuando los Titanes entraron dentro de las murallas en Trost. No había duda que ese chico sabía algo, pero ese detalle el azabache lo desconocía y cuando menos lo esperó, apareció la persona que más votos tenía para culpable de lo escrito en el pizarrón. Erwin.
-¿Qué está ocurriendo?-preguntó el rubio, ante lo que todos apuntaron al medio del círculo formado por alumnos, donde se hallaban los culpables del alboroto-
-Director, verá…hubo un problema-balbuceo Armin en un intento de proteger a su amigo-
-Vuelvan todos a su salón, excepto ustedes dos; Eren, Marco a mi oficina-les ordenó-
-No irán solos-se interpuso Levi-
-Levi tienes trabajo, tu presencia no será de ayuda-detuvo al azabache-
-Soy el adulto testigo, me da igual lo que digas, iré-sostuvo el mayor, desafiando al rubio a los ojos-
-¡Vuelvan ya a sus clases!-insistió Hanji frente a la multitud que no abandonaba el lugar-No hay nada que ver.
-Como quieras. Vamos-obligó a los jóvenes a seguirlo, con Levi vigilando cada paso-
Eren no mostraba temor ante Erwin, todo lo que se podía ver en ese pequeño estudiante era un rostro frío y seco al avanzar. Marco se mostraba indiferente, sabía que no había hecho absolutamente nada y quedaría libre de la oficina del director enseguida.
Al llegar allí, sólo los dos estudiantes entraron a la oficina junto al director. Sólo allí Eren mostró su inseguridad al pasar a solas con esas dos personas sospechosas, pero Levi le aseguró que se encontraría afuera ante cualquier problema. A sólo minutos de entrar, Marco salió victorioso de esa oficina sin la compañía de Eren. Era el momento indicado para preguntarle qué pretendía con sus anteriores palabras, pero aprovechó que la puerta se encontraba abierta para entrar sin permiso a la oficina de Erwin. Dejar a Eren solo o hablar con Marco, para Levi era prioridad asegurarse que ese hombre no lastimara al castaño.
-Creí haberte dicho que esperarás afuera Levi-habló molesto el director-
-No creas que lo dejaré solo contigo-cerró la puerta pero esta fue detenida desde afuera-
-Ya que estamos todos reunidos, vamos a conversar-Hanji apareció de sorpresa, siendo ella quien cerró la puerta-
-Ustedes dos, vuelvan de inmediato a sus labores-les ordenó el rubio molesto-
-¿Cuál es el problema Erwin? Sólo vamos a conversar un poco, o, ¿Hay algo de lo cual no quieres hablar?-se acercó al escritorio donde se hallaba el director sentado-
-¿Qué mierda es todo esto?-agregó Levi-Esa basura escrita en el pizarrón, ¿Fue alguno de tus perros?
-Exactamente, ¿Qué les hace creer que soy responsable de eso?-juntó sus manos-
-Pedazo de mierda, ¿Crees que soy idiota?-avanzó Levi furioso siendo detenido por Eren, quien se interpuso en su camino-
-Erwin, ¿Lo sabes verdad? Sobre Eren-miró a los ojos del rubio-
-¿Qué debería saber?
-No te hagas el imbécil bastardo-respondió Levi-
-Comandante, no, Erwin-se refirió Eren-Si tiene planes conmigo, por favor no integre a los demás en esto. No quiero que Levi, Hanji u otra persona esté involucrado, el problema soy yo. Pero sea lo que sea que tenga en mente, no me dejaré vencer está vez-aseguró el castaño, sin mostrarse afectado hacia el rubio-
-Eren, estás confundido-se levantó de su silla en dirección al castaño-
Levi se interpuso entre ambos para que Erwin no lo tocara, sin embargo éste último no se detuvo y estiró su brazo para tocar la cabeza del castaño. El azabache no se tomó pacifico ese detalle y reaccionando ante eso, tomó al rubio del cuello de su camisa y lo hizo retroceder. El ambiente era tenso, cualquier movimiento era significado de ataque y Levi reaccionaría de la peor manera ante cualquier amenaza. Ya nada era seguro.
Hanji se acercó a ambos para detenerlos. Erwin sostenía a su atacante de las manos en el cuello de su camisa, su rostro calmo y serio no se comparaba al furioso del azabache. Eren se adelantó y tomó de los brazos a Levi, suplicándole que lo soltara, no quería que se involucrara una vez más en sus problemas y acabara de la peor manera. Dejó de insistir cuando la realidad se transformó, cambiando al pasado como muchas otras veces había ocurrido. Ya no veía a su profesor y al director debatir miradas, frente a él se encontraba la vieja oficina del comandante; Erwin en su escritorio conversando alegremente con sus dos fieles compañeros, Levi y Hanji. Retrocedió asustado, su cabeza dolía y los tres uniformados dejaron de conversar en su visión para verlo a él. Su espalda chocó contra la pared, Eren continuaba en su visión mientras que el ruido del choqué alertó a los demás.
-¿Eren?-preguntó Hanji acercándose-
-No quiero…-balbuceo-
Las palabras se perdieron en sus labios, luego de que su cuerpo se desplomara en el suelo sin previo aviso. Hanji corrió a por él al igual que Levi, que al ver a Eren inconsciente sobre el suelo, soltó al rubio para ir a su lado.
-¡Eren! ¿Qué mierda ocurre?-preguntó Levi asustado-
-Sólo se desmayó…tranquilo, estará bien. Ayúdame a llevarlo a la enfermería-se levantó sosteniendo a Eren de la cintura-
-Levi, que no se te olvide que tienes un deber en esta escuela-agregó Erwin-Hanji se ocupará de él.
-Hazlo, yo me ocuparé de él-insistió Hanji ante el desagrado de Levi-
Levi tomó al castaño en brazos y dedicándole una última fría mirada al rubio, salió con Hanji hacia la enfermería. La respiración de Eren se escuchaba normal en su oído, su corazón palpitaba sin problemas sobre la espalda de Levi y su cuerpo se mantenía cálido. Con el pasar del tiempo, la estabilidad de Eren se había vuelto más frágil, aun si en el pasado tenía estos pasajes donde cambiaba rotundamente, jamás había perdido la conciencia en tantas ocasiones.
La enfermería se encontraba sin ningún paciente, todos los respectivos estudiantes se encontraban en sus salones. Levi recostó el cuerpo del pequeño en una de las camillas, lo cubrió y rozó las cálidas mejillas del menor con el dorso de sus dedos. Hanji insistió a que regresara a su trabajo, las clases habían empezado hace un rato y su curso se encontraba sin un profesor. Confiado en que su amiga lo cuidaría, aceptó y antes de marcharse depositó un beso sobre los labios del castaño, sin importarle que ella estuviera allí.
La única persona a la cual podía confiarle Eren era a su mejor amiga, quien no sólo se encargaría de él como persona sino también de su salud. Aunque Hanji intentara calmarlo diciendo que todo estaría bien, en el fondo la verdad era otra. Eren no se encontraba bien, algo ocurría en su cuerpo.
-o-
El olor tan familiar era todo lo que su olfato percibía, el aroma de artefactos médicos. Su cabeza daba vueltas, para cuando abrió sus ojos se encontró con una aguja extrayendo sangre de su brazo. Subió su mirada para ver quién se encontraba allí, encontrándose con su padre que giró su cabeza, sin soltar la aguja en su brazo, y sonrió. De un salto, Eren se alejó de él y la voz que salió de sus labios era otra muy distinta a la de su padre.
-Tranquilo-sostuvo el brazo para que la aguja no lo lesionara-Sólo estoy sacando una muestra.
No era su padre quien se encontraba allí, sino Hanji, ahora lo podía ver con claridad. No recordaba cómo había llegado allí, pero con los recientes desmayos que lo acontecían, supuso que eso mismo lo había traído aquí. Relajó su brazo y la castaña sacó la aguja de su brazo, dejando un algodón que debía presionar unos minutos antes de la venda.
-¿Qué hora es?-preguntó somnoliento-
-Pronto será la hora de almuerzo. Es un alivio que despertaras antes, así podrás almorzar como debido. Dime Eren, ¿Cómo te sientes?
-Me duele la cabeza…-acarició su sien derecha con sus dedos-
-Ten-le tendió un vaso con agua junto a una pastilla-Tus amigos vinieron a ver cómo te encontrabas, seguramente volverán ahora. En cambio Levi vino todos los cambios de clase a verte, que estés despierto calmara a ese enano-molestó Hanji-
-Lo siento, por causar tantas molestias-se disculpó el menor-
-No te preocupes. ¿Por qué no descansas un momento antes de que lleguen todos? Deja que la pastilla haga efecto-reemplazó el algodón del brazo por una vendita-
-Sí, gracias-sonrió-
Sólo descansó por unos minutos, cuando escuchó la campana que anunciaba la hora de almuerzo. Se sentó sobre la camilla y llamó a Hanji para poder salir. La castaña se acercó al menor y antes de escuchar sus palabras la puerta de la enfermería fue abierta, entrando a través de ella Levi con unos paquetes en sus brazos.
El mayor se acercó a la camilla sabiendo que el castaño ya se encontraba despierto, la gran sonrisa de Hanji lo delataba.
-¿Cómo te sientes?-preguntó el azabache-
-Ya estoy mejor-respondió con una sonrisa-
-Traje tu comida-mostró el bolso con varios potes en su interior-Alguien dejó comida para un ejército en mi refrigerador.
-¡Almuerzo hecho por Eren!-se abalanzó la castaña-
-No es para ti estúpida-la detuvo sosteniéndola con la palma de su mano sobre la frente ajena-
Antes de que Eren pudiera recibir el alimento o dar las gracias, la puerta de la enfermería se abrió nuevamente y el ruido invadió el lugar. Los compañeros de Eren entraron sin pedir permiso; Armin, Jean y Mikasa, pasaron por alto el hecho que su temido profesor estuviese allí y avanzaron a ver a Eren.
-¡Eren!-su hermana se acercó y tomó sus manos-¿Estás bien?
-Sí, estoy bien-respondió y sacó sus manos enseguida, al sentir la asesina mirada de Levi puesta sobre ellos-¿Qué hacen aquí?
-Venimos a ver al bello durmiente-respondió Jean en un tono arisco, recibiendo un leve codazo de un Armin sonriente-
-Levi, ¿Puedo conversar contigo un poco?-llamó la castaña, alejándose de los demás-
Ambos se fueron al otro extremo de la habitación, Eren estaba muy ocupado discutiendo con Jean como para percatarse que se habían alejado de allí.
-¿Qué pasa?-preguntó Levi-
-He tomado una nueva muestra de sangre de Eren. Haré un nuevo examen, pero esta vez será más profundo y no necesariamente para saber sobre sus poderes. ¿Sabes a qué me refiero?
-Sí.
-Eren está presentando más problemas que en el pasado. Debemos ser cuidadosos.
Sus miradas viajaron hacia los jóvenes estudiantes; Eren y Jean continuaban peleando, Mikasa se encontraba del lado de su hermano defendiéndolo mientras que Armin intentaba detener esa discusión. Hanji sonrió al verlos tan alegres, le traía recuerdos, al igual que Levi quien además pensaba en lo jóvenes que eran y lo cruel que volvía a ser el destino con el menor. Extrañamente verlo con tanto ánimo generaba en él inseguridad y miedo, en lugar de la felicidad que debería existir. Pero era obvio, esas energías de Eren se apagaban poco a poco y temía el que tarde o temprano se terminara por completo.
Hanji dejó salir a Eren junto a sus compañeros, quedando ellos dos solos y con un pequeño bolso lleno de comida del castaño. Haberle dado aquella comida al menor implicaba delatar que se veían a escondidas y que todo ese cuento de la casa de Armin era una simple excusa.
-o-
El dolor de cabeza había desaparecido por completo, pero uno nuevo surgió el resto de la tarde cuando todos apuntaban al chico protagonista del alboroto de en la mañana. Ninguno de sus amigos preguntó sobre el tema, Armin se había preocupado en decirles con anticipación que no lo debían tocar. El resto del día rogó por que acabara pronto, aguantar esas miradas se le era más y más difícil con el pasar de las horas, quería golpear a cada uno de ellos por hacerlo, no obstante, eso significaría más que una visita a la oficina del director. Marco no volvió aparecer frente a sí el resto del día, parecía incluso que había desaparecido de la escuela.
Debía de admitirlo, tenía miedo. Cuando Ymir venía a ver a Christa en los cambios de clases, él no podía evitar mirar con recelo a la morena, quien aparentemente, no le importaba la mirada del menor puesta sobre ella. De la misma forma fue con Reiner, Berthold y Annie. Durante su hora de almuerzo, se encontró con ellos y no dejó de observarlos, buscaba algún indicio de culpa en ellos, y sin embargo, mostraron el mismo desinterés que Ymir.
Para cuando acabaron las clases, Eren mandó un mensaje a su profesor para que lo esperara antes de marcharse. Utilizando la misma excusa de siempre, su mejor amigo y él escaparon del alcance de Mikasa y después se marchó al lugar donde había quedado de encontrarse con su profesor.
Una vez que su amigo se fue, Armin aprovechó esa instancia para ir a la biblioteca a devolver unos libros que tenía hace un tiempo. Como buen lector, se dedicó a buscar un nuevo libro del cual aprender o leer por diversión. Conocía todos los estantes, cada uno de los títulos de los libros en ese lugar, después de años rebuscando en esa misma biblioteca, no había muchos cambios producto del poco interés de lectura en los alumnos.
Cuando ya tenía lo que quería y se dirigía a salir de la escuela, en los pasillos desolados del establecimiento encontró a Jean saliendo de una de las salas de clases junto con Marco. Quien actualmente era su novio se infartó al ver al rubio allí, mientras que Marco se mostró agresivo como siempre.
-A-Armin…¿Q-qué haces aquí?-balbuceo Jean-
-Fui a devolver unos libros…-agachó su cabeza-Estás ocupado, con permiso-avanzó el chico-
-Espera-se interpuso-Eh, no es lo que tú crees…
-¿No tienes horario específico para estorbar? Pareciera que se te da bien ser un problema todo el día-insultó Marco-
-¡Hey! Ya hablamos sobre eso-lo detuvo Jean-
-Con permiso-continuó Armin su camino-
Armin continuó su camino a paso rápido, pero no fue suficiente como para dejar atrás a Jean que lo perseguía mientras lo llamaba. Cansado de oírlo gritar se detuvo y dio media vuelta para encararlo, no quería llamar la atención de quienes pudieran seguir en la escuela.
-Déjame explicarte…-rogó Jean-
-No debes explicarme nada Jean, enserio-sonrió-
-Siempre haces eso.
-¿Qué cosa?
-Cuando algo te molesta, dices que no importa y sonríes. Jamás te enojas.
-Tal vez…
-…l me pidió hablar. Yo acepté y aproveché la ocasión para decirle que no se metiera más contigo, pero él continuaba diciendo que no debía estar a tu lado y otras cosas...-su boca fue silenciada por un sorpresivo beso del rubio-
Las mejillas de Jean se volvieron rojas al sentir los labios de Armin, quien también tenía un tono rojo más leve que el de Jean. Su pequeño tamaño le obligaba a levantarse de puntillas hacia los labios del chico, mientras abrazaba los libros en su pecho con tal de retener su vergüenza. El beso fue simple y corto, un roce de labios lo suficientemente potente como para dejar a ambos avergonzados y cuando Armin cortó el beso, ocultó su rostro mirando hacia el suelo.
-E-está bien, no es necesario que te disculpes. Entiendo-balbuceo el chico-
-Bueno…-observó embobado lo tierno que se hacía ver a Armin allí, con su cabeza oculta por la vergüenza, sus menudos hombros encogidos y sus brazos apretando los libros-¿Puedo ir contigo…? Eh, ya sabes, volver contigo, sí eso…-habló con esfuerzos y nervios-
-Sí-sonrió Armin-
-o-
Al salir de la escuela, tuvo que tener mucho cuidado de que su hermana no estuviese rondando por allí. La conocía muy bien como para saber que la chica era capaz de rastrearlo sin la necesidad de algún GPS. Levi lo estaría esperando en un café no muy lejos de aquí, pero que sí se encontraba en una zona escondida, y con lo malo que era la orientación del castaño, tuvo más de un problema en llegar a ese lugar. Cuando por fin logró dar con el café, se encontró con un lugar tranquilo, con poca gente, la mayoría adultos y un Levi un tanto molesto por la espera.
-Me demoré un poco, perdón-se sentó en la misma mesa que su profesor-
-¿Te perdiste?-le lanzó el menú-
-Sí-admitió avergonzado-¿Qué hago con esto?
-¿No es obvio? Pide algo.
-¿Y tú?
-Con todo este tiempo esperándote, ¿No crees que tuve tiempo para decidir?
Eren no respondió a lo último, sabía que no ganaría esa discusión y se limitó a observar la carta. Luego de cerrarla, ya decidido de qué pediría, una mesera se acercó a tomar sus órdenes. Levi pidió un café ristretto, mientras que eren se animó por un kuchen de manzana. Debido al poco flujo de gente, la chica volvió enseguida con sus pedidos y se retiró para que disfrutaran de su comida.
-¿Sólo vas a tomar eso? ¿No quieres un poco?-ofreció Eren de su plato-
-No, es demasiado dulce-repudió Levi-Hay algunas cosas que no cambian, te sigue gustando ese postre al igual que antes.
-Digo lo mismo-sonrió observando el café del azabache-
-¿Por qué te lanzaste sobre ese pecoso hoy?-atacó Levi-
-¿Marco? Pues, sólo me dio rabia verlo sonreírme…
-Nunca has inventado alguna mentira decente-tomó un sorbo de su café-
-…l me ha dicho un par de cosas raras….-admitió-Que no confié en mi alrededor y cosas así…
-¿Cuándo pensabas decírmelo?
-No quiero que te metas en esto. Arreglaré esto solo, sin involucrar a nadie de nuevo…
Sus palabras fueron cortadas por un golpe del azabache en su rodilla que lo hizo quejarse del dolor. La poca gente alrededor puso su atención sobre ellos al escucharlos, Levi estaba furioso y dejaba en claro con sólo mirarlo que las intenciones de Eren no serían aceptadas bajo ninguna circunstancia.
-Mocoso imbécil, esto no es un simple problema tuyo. Solucionaremos esto juntos-desordenó los cabellos del castaño-
Las mejillas del menor se tornaron rojas junto a sus ceño fruncido al no poder hacer nada, pronto notó que el público a su alrededor los observaba con recelo y susurraban al mirarlos. Estaban hablando mal de ellos, dudando de su relación y sacando deducciones con palabras denigrantes. Con tal de evitar que continuaran, apartó la mano del mayor y se centró en terminar su kuchen. Levi se percató del mismo detalle mucho antes que el castaño. Estar preocupándose de lo que dirán y el ocultarse de esta sociedad que penaba el amor de ambos, era algo que ya estaba sobrepasando su paciencia. Aquellas personas sólo sabían hablar, discriminar y sentenciar lo ajeno, pero sólo eran hipócritas que buscaban el error en los demás. Y entre ambos no había ningún error.
El mayor tomó sorpresivamente la nuca del castaño, este alcanzó a tragar el último bocado de kuchen que tenía en su boca y Levi cortó la distancia entre ambos rostros para besarlo. El beso tomó por sorpresa al castaño, quién de reojo vio como el rostro de la gente se desfiguraba al verlos en aquella escena. Ningún rincón de su cuerpo se salvó del pánico que sintió en ese momento, luchó por zafarse de las manos y labios del azabache, pero al intentarlo, éste le besó apasionadamente. Eren era obligado a besarlo, su boca se movía al compás de la del azabache, quien no se cohibió en continuar. Sus lenguas se movían como si jugaran al atraparse, la del mayor perseguía a la del castaño en medio de una mezcla de sabores entre amargo y dulce. Luego de estar satisfecho, soltó al castaño quien retrocedió y cubrió indignado su boca.
-¿Q-qué haces?-preguntó nervioso-
-Besarte-respondió sin ningún problema-
-¡Aquí no! Puede haber alguien que nos conozca, a-además la gente…-miró de reojo a los demás-
-Deja de preocuparte por eso, sólo son cerdos habladores. Nadie sabe quiénes somos-pidió la cuenta-
La mesera vino de inmediato con la cuenta en sus manos, ruborizada, la dejó sobre la mesa de ambos y se marchó. Ella también había visto esa escena y quien más avergonzado que Eren, que al verla, escondió su cabeza. Lo único que deseaba era que la tierra lo tragara en ese mismo instante y una vez que Levi pagó, el menor salió corriendo de allí al sentir que su vergüenza no aguantaría más. Estaba molesto, por supuesto, caminó rápido con tal que Levi no lo alcanzara y lo molestara otra vez. Pero el azabache lo siguió y le ordenó que se detuviera. Pese a estar molesto, se detuvo. Al no estar rodeado de todas esas personas que lo hostigaban con sus miradas, pudo calmarse y darse cuenta que el esconderse de la sociedad, era tan agobiante como el pánico que sintió en ese momento.
Levi se detuvo a su lado, no esperaba una disculpa del castaño por irse sin él, comprendía que al castaño le afectara las reglas de la sociedad, eran esas mismas las que peligraban su relación. Sin embargo, estaba cansado, no pensaba continuar ocultándolo tan meticulosamente. Ahora que la realidad había dado un vuelco en sus vidas, esos detalles eran insignificantes como para preocuparse por ellos. Muy en el fondo, sentía que el tiempo tal vez no esperaría por ellos. Se negaba a creerlo, lucharía hasta su último aliento por cuidarlo, no obstante, era consciente de algo que aprendió con sangre y lágrimas hace muchos años atrás. El resultado siempre sería incierto.
Tomó la mano del menor, éste no se negó y volvió a esconder su rostro. Antes de que regresar a sus hogares, se aseguraría de pasear sosteniendo su mano, junto a él, por esas calles de la ciudad que empezaba a oscurecer.
Había mucha gente que les miraba, otros no prestaban atención y ellos se encargaban de no obedecer a esos detalles. Eren tuvo dificultades de un principio, pero pronto llegó a la misma relfexión que Levi y decidió olvidarse de la sociedad. Sólo él y su amado profesor, quien alguna vez fue su gran capitán, a quien amó y volvía a amar en esta nueva vida.
Como pretexto pasearon por las vitrinas de varias tiendas, sólo unas pocas llamaban la atención del azabache; tiendas de café, librerías y aquellas que tuvieran ofertas en productos de limpieza. Eren sólo disfrutaba y sonreía al ver como Levi no había cambiado sus gustos. No necesitaba nada más, o eso creía, hasta que fue él quien se detuvo sin darse cuenta, frente a una gran vitrina con letras doradas grabadas sobe esta que decían, “Happy ever after”. Una tienda de bodas, donde había maniquís con elaborados vestidos de novia y trajes con diferentes cortes para el novio. Pero no fue eso lo que captó su atención, sino las cajas de anillos de compromiso. Una gran variedad de anillos eran visibles, los precios variaban en grandes cantidades de dinero, pero lo único rescatable en ello, eran los sueños que tuvo y tenía por usar alguna vez, alguno de parte de Levi.
-¿Qué ves?-preguntó Levi al no obtener ninguna palabra del castaño-¿Quieres un vestido de novia?
-N-no-respondió molesto-Pensaba en mamá-mintió y se sintió mal al utilizar a su madre como excusa-
-¿Los anillos te recuerdan a tu madre?-dio en el clavo, conociendo al castaño-
-No es eso, es, no importa-desistió por continuar-
Después de todo, el menor sabía que Levi no era de esas personas que regalaría anillos de compromisos y le gustaría casarse. No era como si sin eso no fuese a ser feliz, sólo era el sueño que tenía escondido en las profundidades. Levi no insistió en el tema, que no lo haya hecho dejaba más claro que jamás estaría interesado en ello.
La hora de volver a casa ya había llegado, Levi había tomado la costumbre de acompañar a Eren hasta cuadras antes de llegar a su hogar. Luego de eso, recibía un mensaje del castaño asegurando que todo se encontraba en su casa. Mensaje que recibió diez minutos después de haberlo dejado ir.
La noche se volvía helada, ahora sólo debía volver a su departamento y terminar el trabajo que tenía pendiente. No obstante, a medida que se acercaba a su hogar, la tarde junto a Eren se repetía en su mente. Más detalladamente, la tienda de artículos de boda. Lo tomó como un pensamiento estúpido de un principio, pero no tardó en rendirse ante esas imágenes que no abandonaban su cabeza y marcó un número en su teléfono celular. Esperó unos segundos, hasta que contestaron del otro lado:
-¡Levi!-gritó del otro lado-
-Te enviaré una dirección, te quiero allí en veinte minutos-ordenó-
-Qué molesto… ¿Ya me extrañas?-preguntó con una voz maliciosa-
-Sí te demoras un segundo de más, te haré pagar por eso cuatro ojos-cortó la llamada y enseguida envió la dirección por mensaje-
Hanji tardó diecinueve minutos en llegar a la dirección que mandó Levi. La chica estaba sudando por correr y saludó al azabache con dificultad al no tener oxigeno suficiente. No pidió explicaciones, con sólo ver donde se hallaban parados sacó sus propias deducciones y las gritó, recibiendo un golpe de Levi, quien no negó las palabras de la castaña.
-Deja de bromear y entremos-fulminó Levi-
-¿Q-qué?, ¡Espera!, ¿¡Es verdad!?...¿Tú te…?-balbuceo Hanji-
-¿Vas a ayudarme o no?-tapó la boca de su amiga, quien respondió con un movimiento de cabeza por un sí-
Debido a que la tienda se encontraba cerca del cierre, no había nadie al interior y cuando ambos entraron, captaron la atención del personal al interior. Levi aún se arrepentía de haber entrado, todo el ambiente era tan meloso que le provocaban hasta arcadas de tanta cursilería allí dentro. Pero esos anillos, seguían en su mente y no saldrían de allí hasta haberlos adquirido.
-¿Sabes que Eren es menor de edad?-preguntó en voz baja la castaña-
-Lo sé.
-También que queda mucho tiempo, ¿No?
-Sí-empezaba a estar molesto-
-Y que tal vez te diga que no…-bromeo-
Y con eso se cayó, puesto que después de su broma golpeo su estómago, asegurándose que nadie en la tienda viera el golpe. Se acercaron a una mesa donde había anillos bajo un vidrio transparente, la variedad de anillos se podía apreciar y ambos debatieron de cual podría llevar. Una vendedora no tardó en llegar a ellos, desde que entraron estuvieron pendientes como buitres al asecho por el interés que los traía a ese lugar.
-Hola, bienvenidos, ¿Puedo ayudarlos?-preguntó la chica con un tono de voz angelical-
-¡Claro! Queremos ver anillos de compromiso-pidió Hanji sin ningún rodeo junto a su brazo pasando por el cuello del azabache-
-Será un gusto. No muchas parejas vienen juntos, la verdad es que me sorprendió verlos llegar a los dos-sonrió la chica-
Las palabras de la vendedora indignaron a Levi, quien demostró su desagrado ante la idea que esa mujer pudiese convertirse en su esposa, mientras que Hanji explotó en carcajadas tras escucharla. La chica no entendía qué había hecho mal y su rostro requería una explicación.
-Esa loca no es, ni será algo mío, jamás-aclaró el azabache molesto-
-¿Crees que este enano gruñón sería mi esposo? Tengo más autoestima como para quedarme con eso ¿Sabes?-agregó sin parar de reír hasta que Levi golpeo sin piedad a la castaña-
-¡Lo siento! No volverá a ocurrir…ehm…bueno… ¿Le interesa alguno?
-Ese-señaló el azabache-
La chica siguió el dedo de Levi, llegando a una caja de anillos simples y dorados. Eran anillos de un precio elevado para su simpleza, pero lo que hacía el costo de ellos era el estar hechos de oro puro. No fue el oro que llamó su atención, sino lo simple que eran y más aún, eran idénticos a aquellos que había comprado con ahorros de meses en su antigua vida. Verlos allí lo hacían revivir ese día que los compró, soñando como un mocoso el casarse con la persona que amaba y vivir juntos el resto de sus días. Días que terminaron mucho antes de siquiera poder entregarle el anillo a Eren. Su pecho ardía, sentía que todo volvería a ser como antes, pero esta vez no lo permitiría. La chica se encontraba hablando pero en ningún momento Levi la escuchó y luego de que se callara, confirmó que los llevaría.
No le importaba el precio, pagó sin ningún problema y guardó la cajita azul marino en su bolsillo. Tan sólo imaginar el rostro de Eren al recibirlo le hacía feliz, una felicidad tan simple y que muchas veces encontró tonta. Pero no mostraba la gran dicha que llevaba en su interior, era algo que no mostraría a nadie, sólo y en raras ocasiones a Eren.
Hanji lo observaba con una gran sonrisa, caminó junto a su amigo hasta la estación de buses en silencio. Y antes de llegar a la parada, se detuvo y su sonrisa se borró de sus labios.
-Había algo que quería hablar contigo-habló la castaña, captando la atención de su amigo-Es sobre Eren-el rostro del azabache se preparó para lo peor-Estudié su ADN con mayor precisión.
-¿Encontraste algo nuevo?
-Sí. A diferencia del pasado, hay algo extraño esta vez. El ADN de Eren está incompleto, se oye extraño pero es así. Los problemas que tiene ahora, son producto a ese detalle. Me sorprende que su cuerpo haya sido capaz de mantenerse hasta ahora, pero ya no será así, día tras día, todo su sistema empieza a fallar y va apagándose como una vela. Es por eso que no puede convertirse en titan, él no está completo.
Los ojos de Levi se encontraban como plato, escuchando cada palabra de la castaña como una apuñalada en su pecho. Su peor temor se hacía realidad, lo que Hanji trataba de decirle era que Eren empezaba a morir solo.
-Vas a solucionarlo, ¿Puedes hacerlo?-hizo un esfuerzo por hablar-
-Eren fue una creación humana, si llegáramos a encontrar esa clave para solucionar el problema podríamos detener esa destrucción en su interior. Pero no sabemos sí él fue creado, o reencarnó milagrosamente.
-Fuiste conmigo a comprar los malditos anillos, ¿Acaso te estabas burlando?-bramó Levi-
-Levi, encontraremos una manera de solucionar esto-tomó al azabache por los hombros-
-¡Acabas de decir que no es seguro!-se soltó con brutalidad-
-Tienes que saber cómo están las cosas. Por favor, confía en mí, encontraremos una manera-
Eren estaba en peligro, una vez más; el miedo a perderlo, sus desgarradores recuerdos, la cruda realidad, todo se volvía tan real y latían en su mente y corazón sin ninguna anestesia. Sentía que perdería el control de su cuerpo, pero se obligó a centrarse, no podía derrumbarse ahora, ese no era él. Respiró, debía pensar frío pero era difícil cuando se trataba de Eren. Sólo quedaba buscar una solución y cuidar más que nunca al castaño. No lo dejaría morir, no otra vez.
Cuando ya estuvo calmado, decidió regresar a su departamento. Hanji lo dejó marchar sin insistir en el tema, sabía que su amigo debía estar solo para digerir ese nuevo y lamentable descubrimiento.
Todo el camino pensó en las palabras de la castaña, quería creer que era una pesadilla, que todo esto no estaba ocurriendo otra vez. Maldijo al destino y a la vida, parecía que ninguno de los dos pretendía dejarlos en paz ni después de más de mil años.
Al llegar a su departamento dejó sus cosas sobre la silla de su escritorio y se lanzó sobre su cama. El aroma de Eren persistía en ella, pensó en su mocoso y sus cientos de expresiones en su rostro. Dolía y en medio de ese dolor sólo pudo apretar la caja de anillos por sobre el bolsillo de su pantalón. Justo en ese instante, su teléfono celular vibró por una llamada.
-¿Sí?-respondió fríamente el azabache-
-Perdón, ¿Estabas durmiendo?-preguntó la voz que calmó su dolor de inmediato-
-Son las diez de la noche, ¿Crees que soy un infante que se irá a la cama temprano?
-Sólo preguntaba-respondió molesto-Quería darte las gracias…por lo de hoy, también darte las buenas noches.
-La próxima vez que me hagas esperar, no sólo te besaré en público-amenazó y pensó en “la próxima vez”, volviendo a sentir una daga en su pecho-Eren, ¿Cómo te sientes?
-Estoy bien. Lamento ocasionarte tantos problemas-se disculpó el menor-
-Deja de disculparte. ¿Quieres hacer algo por mí?
-Sí-respondió feliz-
-Dime, ¿Qué traes puesto ahora?
-¿¡Ah!? No responderé eso…-respondió cohibido-
-¿Enserio? Me haces pensar que no traes nada. Mi imaginación es más abundante de lo que crees-habló en un tono lujurioso-
-¡No es así!
-¿A no?
-¡Ropa interior y una camisa! ¿¡Contento!?-respondió gritando producto de la vergüenza-
-Sí. Procura no sonrojarte tanto, alguien podría verte.
-N-no estoy sonrojado…-negó balbuceando-
Levi sonrió, sabía cómo obtener esas facetas de Eren en simples palabras y aunque no lo viera, se imaginaba al menor sonrojado y frunciendo el ceño al no querer aceptarlo. Pero la realidad no se veía prometedora, Eren peligraba. No lo perdería por nada del mundo, no otra vez.
-Te amo-confesó el mayor con una voz más apagada que la normal-
-También te amo Levi.
-Ve a dormir, debes descansar, no quiero tener que llevarte todos los días donde Hanji.
-Lo haré.
-Eren…-lo llamó sin pensar, quedando sin palabras que decir-
-¿Qué pasa?-preguntó el menor al no tener respuesta-
-Ni se te ocurra tocarte mocoso, sólo yo pongo mis manos sobre ti-reemplazó las palabras que no pudo decir-
-¡No hago esas cosas!
-Eso espero. Ve a dormir.
-¡Lo haré!-gritó molesto-Te veré mañana. Buenas noches, te amo-cortó-
Levi guardó su teléfono, no se había animado a decir lo que deseaba.
Un “No te vayas” quedó guardado en su pecho, convirtiéndose en un doloroso sentimiento de temor. No lo había pensado, fue un impulso ante el temor de perderlo lo que lo llevó a decir su nombre, sin siquiera poder decir lo que realmente pensaba.
-o-
La mañana siguiente despertó sin saber cuándo y cómo se durmió, la alarma de su reloj lo salvó de las pesadillas mientras dormía, para traerlo a una nueva; la realidad. Aún tenía sus ropas del día anterior sobre sí, había olvidado hacer el trabajo pendiente y ni siquiera había tomado una ducha. Un completo desastre que lo llevó de inmediato al baño.
Por suerte no era un hombre que se tomara su tiempo para arreglarse. Estuvo listo para salir a la hora, sin ningún retraso. Su estómago no toleraría un desayuno, se encontraba lleno con sólo problemas que habían arribado de golpe. Por un momento recordó a Eren como fantasma, sí el menor estuviera presente no lo dejaría salir sin antes comer algo, y además, le enviaría una porción extra para el almuerzo. Sólo el sonido de su teléfono le sacó de sus pensamientos, quien lo llamaba era Hanji, nada normal para ser de mañana.
-¿Qué quieres?-respondió Levi en un tono arisco-
-¡Levi debes venir a la casa de Eren!-gritó Hanji, tensando al azabache de inmediato-
-¿Qué ocurre?-preguntó asustado-
-Alguien se llevó a Eren…-respondió-
Sólo fueron suficientes esas palabras para que Levi saliera corriendo de su departamento. Sin bolso, sin abrigarse, sin nada más que su corazón latir descontroladamente junto a un pánico que tensaba sus músculos por completo. Eren había desaparecido, no sabía nada más y no lo sabría hasta llegar a ese lugar.

Continuará….
Notas finales: Hola! Les he traído el nuevo cap, uno de los últimos, ya queda poco c:! A nuestro pobre Eren lo secuestraron y nuestro Levi está con crisis de todo D: Ya queda poco para saber quién es el culpable, créanme que se llevarán más de una sorpresa de ahora en adelante c: y prepárense.

Muchas gracias por dejarlos

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