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Escarcha por Jayus

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Notas del capitulo:

¡Hola! 

Muchísimas gracias por sus comentarios, fueron hermosos, me movieron el corazón. ;__;

Y quiero explicar: Escarcha es un fic realmente corto, está dividido en tres partes, así que... Está por terminar. Espero no haber creado demasiadas expectativas. u__u

¡Pero bueno! Espero les guste el nuevo capítulo.

 

 

 

 

2. – El tiempo que se acaba.

 

Una de las cosas que Jonghyun siempre ha odiado es despertarse temprano, esa es la razón por la cual este año prefirió inscribirse en el turno nocturno sin pensarlo dos veces; son menos horas por pasar encerrado dentro de un aula, además, los profesores no son tan exigentes porque creen que todos los alumnos trabajan durante el día. Por eso le resulta extraño cuando al abrir sus ojos, el reloj marca las ocho de la mañana.

 

Tampoco es que pueda volver a dormir después de aquel sueño. A veces sueña cosas locas, se ve en diferentes escenarios, diferentes épocas y con diferentes entornos; como si éstos le contaran una historia, siempre con un trágico final. Hay algo que nunca cambia, una silueta hermosa que por más que lucha por tocarla, nunca logra alcanzar. Esta vez lo hace en el siglo XVIII –posiblemente en alguna despampanante fiesta de María Antonieta de Austria–, rodeado de doncellas luciendo vaporosos vestidos, pero él solo puede admirar con devoción a un jovencito rubio en medio de la pista, el que, calculando por sus facciones pulcras e infantiles, podría decir que es veinte años menor que él. En ese sueño tampoco logra su cometido, y se ve destinado a padecer dolor justo antes de despertar un poco exaltado.

 

Debo decir, él no sabe, no sospecha que sean recuerdos de su pasado, recuerdos que su alma atormentada sigue arrastrando con ella.

 

Un buen estirón de huesos siempre le ha sentado de maravilla y, al girarse, sus labios se curvan en una sonrisa; mientras que su corazón late encantado, derretido, enternecido. Kibum duerme en su almohada como todos los días, tapado hasta la nariz con una cobija que recortó de uno de sus sacos de lana viejos. Key ya no es el pequeño niño que se escondía en la bolsa de su chamarra, ni que copiaba por él en los exámenes. Sigue siendo pequeño, sí, pero ahora es un jovencito, uno atractivo que mide un poco más que su mano extendida.

 

Jonghyun no se dio cuenta, probablemente Escarcha tampoco, pero cuando lo hicieron, ya habían pasado catorce años de compartir una vida juntos, sus cuerpos –de acuerdo a sus naturalezas– se habían desarrollado, y tal vez sus sentimientos habían cambiado en algún punto de la historia.

 

Kibum es ese hada coqueta que se desplaza por el aire, hace piruetas y saltos con movimientos divinos, logrando un espectáculo de brillantina mágica digno de admirar; Kibum es ese hombrecito que no mide más de siete pulgadas, tampoco pesa más que su celular, y sus manitas son tal vez del mismo tamaño que la uña de su gigantesco dedo pulgar; Kibum es la persona que prefiere agitar las alas antes que caminar, pero cuando lo hace, su cadera se menea de lado a lado en un contoneo que le hace suspirar.

 

Es allí al punto que deseaba llegar desde el principio, me encantaría comentar: Jonghyun nunca se fijó en una chica, jamás una llamó su atención a tal grado de pedirle fuera su novia, lo más cercano a una fue Victoria, aunque las únicas veces que le buscó fue para robarle asquerosos besos llenos de saliva y manosearle los músculos apenas trabajados del abdomen. ¿Es relevante mencionar que en todas esas ocasiones Key le retiró la palabra? Sí, es una pieza importante de todo esto, y es que Jonghyun no necesita a nadie más, porque Kibum es su mundo, él es su todo.

 

Realmente no conoce la fecha exacta en que sus sentimientos por Escarcha cambiaron, si es aceptable o racional –en alguna parte del universo– enamorarse de una criatura mágica, o si su historia de amor puede llegar a ser real. No puede evitar sentirse amenazado en ocasiones, ¿Kibum se irá de su lado? ¿Le acompañará por siempre? o ¿Acaso le cambiará por alguien más? Hay días en que Key desaparece por horas, Jonghyun se siente algo incómodo, acostumbrado a tenerle siempre consigo, incluso cuando se baña –le resulta agradable ser observado por un par de ojos gatunos color chocolate–, no siempre es así, solo cuando dispone una taza al lado de la regadera, la llena de agua, jabón y se convierte en una excelente bañera para Key. Pero regresando a sus inseguridades, Jonghyun no sabe a dónde va, ni qué hace, pero cuando regresa, sus destellos mágicos parecen ser más luminosos y se le ve mucho más lleno de energía.

 

Tilín

 

Con el paso de los años, Jonghyun y Kibum aprendieron a comunicarse; bueno, Jonghyun puede hablar, pero aún no se ha inventado un diccionario cascabel–coreano, aunque la traducción coreano–cascabel parece existir desde siempre. El caso es que Jonghyun no necesita escuchar palabras del rubio para entenderle, y en estos momentos, sabe que ese tintineo solo significa que Key sigue cansado y no desea despertar.

 

Es tal vez durante las noches, uno de los momentos que Jonghyun se permite estar a solas sin estarlo realmente. Escarcha alcanza a tocar los dedos de Morfeo desde temprano, un par de horas antes de la media noche y descansa como roca, mientras que Jonghyun cierra los ojos justo a las doce en punto. En ese pequeño lapso de tiempo le observa más a fondo, acaricia su cabeza y se acerca despacio para sentir su aroma a cerezas y magia. Hay ocasiones en que el calor no le deja tranquilo, su sangre se centra en un solo punto y su mano baja para atender aquella temperatura cuantiosa, su cuerpo encendido por completo con la única imagen de un Kibum durmiente.

 

–Hey, Escarcha. –Llama con tono suave, jalando una esquina de la diminuta cobija afelpada. El pequeño rubio se retuerce, indispuesto a abrir los ojos–. Key...

 

Le destapa, le mueve, le carga en su mano; le jala de un pie, toca sus orejas puntiagudas y su cabello alborotado, hasta que el rubio abre sus ojos, le mira con reproche y por fin se estira, lanzando brillantina a su alrededor.

 

–Eres un flojo de lo peor. –Le dice riendo, el hada le saca la lengua y después le sonríe, aunque no tan grande y bonito como acostumbra, en los últimos días Kibum se ha mostrado medio decaído, a pesar de que últimamente se desaparece con más frecuencia a hacer aquello que el moreno no sabe qué es, pero que le regresa a casa con más vitalidad.

 

Deseo que me prepares el desayuno. –Determina con falsa expresión de reflexión y acariciándose el mentón. La sonrisa traviesa curva su boca cuando Kibum infla los cachetes, mientras azota los pies contra el suelo que forman sus manos, él siempre espera que le pida otra cosa–. Y después un beso, por supuesto.

 

El rubio asiente enseguida, haciendo un escándalo con sus alas brillantes, lanzando una bomba de escarcha, la que explota en un plato con tostadas y mermelada sobre su escritorio de dibujo. Y al final vuela hasta estar frente a su rostro, y dejar un beso en su nariz, el que se siente apenas sobre su piel.

 

 

* – * – * – * – * – * – *

 

 

Tengo una duda... ¿No tienes curiosidad de qué pasó aquel día? El día que sus travesuras fueron descubiertas en medio de un examen de matemáticas. Igual lo quiero comentar: Aquel niño nuevo fue ignorado, reprendido por la maestra y tachado de loco por sus compañeros. Eso no evitó que JinKi le siguiera durante todo el recreo, formulando miles de preguntas acerca de su maravillosa hada, y así durante todo el nivel primario.

 

Cierto que muchas cosas cambiaron. Para dar otro ejemplo, ese niño torpe y despistado se convirtió en el mejor amigo de Jonghyun. Y a la fecha, JinKi solo parece visitar su casa para ver a Kibum, llevarle un par de golosinas e intentar robarle la atención de su amado Escarcha.

 

 

* – * – * – * – * – * – *

 

 

Kibum no parece muy animado cuando regresa de a–donde–quiera–que–se–supone–que–va, se recuesta en su muslo mientras hace la tarea y no se mueve de allí sino hasta que Jonghyun necesita ir al baño. Lo acuna en sus manos, le mira con preocupación disfrazada de extrañeza y lo deja estirado sobre su escritorio –al lado del libro de texto que ha estado leyendo–; Kibum no se inmuta.

 

Recuesta la cabeza en la superficie de madera, encarando al hada en calidad de vegetal, se ven directamente a los ojos y Jonghyun sonríe, Key no responde de ninguna manera, es más, desvía la mirada para no verle. Son días los que Kim no ha podido dormir, la situación le mantiene en la zozobra, y Escarcha no parece querer poner de su parte.

 

– ¿Qué pasa? –Pregunta cariñoso, dejando una caricia en su barriga; el rubio gira para darle la espalda y no responde.

 

El gigante suspira sonoramente, casi haciendo volar al hada con el aire que había estado conteniendo en sus pulmones. Sus párpados pesan cada vez más, y lo último que ve antes de dormirse, es la espalda de su lindo Kibum subir y bajar lentamente.

 

Hay mucho humo rodeándole, disparos y estallidos resuenan por todos lados; en sus manos hay un arma cargada, y por lo que alcanza a distinguir, viste un uniforme militar lleno de polvo. Gritos desgarradores asaltan sus oídos desde todas partes, pero él está allí, detrás de lo que parece un edificio derruido.

 

El rubio frente a él le mira desconsolado, aterrado; descalzo y vistiendo un simple pijama a rayas azules y blancas. Está todo sucio, con la cara manchada de sangre seca y sus huesos resaltan en sus extremidades desnutridas. En uno de sus brazos pálidos resalta un “B–19893”.

 

Kibum le suplica con los ojos, sus labios en forma de corazón tiemblan, es palpable el pavor que le tiene. Jonghyun quiere preguntarle por qué le mira de esa forma, por qué le lastima de esa manera tan ruin, pero sus manos se mueven solas y apunta directamente al pecho del contrario. En su mente grita que le ayuden, que no quiere hacerlo, que detengan esa fuerza omnipotente que guía sus movimientos sin su consentimiento. Y en un segundo, su dedo jala del gatillo.

 

Tilín tilín

 

Despierta sobresaltado, con el corazón acelerado y doliente de angustia; su mente tronada en aquel catastrófico sueño y el alma hecha pedazos. Duele, el pecho arde como si fuese un recuerdo vivo, y desesperado busca a su pequeña hada.

 

Key está sentado frente a él, con su carita milimétrica bañada en lágrimas brillantes, parece llorar con todas sus fuerzas. En ese preciso instante todo dentro de él se estruja insoportablemente y lo toma entre sus manos para acariciarle por completo. No sabe qué está pasando, Kibum jamás ha llorado, nunca le pasó por la mente que podía hacerlo.

 

Y quiero aclarar: Es desesperante para Jonghyun no poder abrazarle, borrarle las lágrimas a besos, o sentirle pegado por completo a su cuerpo. Un movimiento brusco podría lastimarle, sus manos con el uso de toda su delicadeza, solo pueden rodearlo como a un estúpido muñeco de acción.

 

–Kibummie, ¿Qué pasa? –Pregunta afligido. Escarcha le mira un momento y enseguida niega con la cabeza–  Así no podemos solucionarlo.

 

El hada se abraza a su pulgar y sigue llorando, humedeciéndolo con cristales preciosos salidos de sus ojos.

 

–Si no me dices qué sucede, nunca, jamás... Te voy a volver a querer... –Parece una amenaza infantil, pero lo dice con toda la seriedad del mundo. Kibum levanta la cabeza al instante, separándose de su paño de lágrimas, y le mira adolorido, sorbiendo los mocos.

 

–Cuéntame. –Solicita. Y como siempre Kibum obedece, es mucho repiqueteo de campanas, demasiados movimientos corporales y expresiones faciales, y entre el discurso mudo del hada, los ojos de Jonghyun se abren sorprendidos ante el mensaje que le aprieta el corazón, llenándole la mirada de lágrimas al instante– ¡¿Qué?!... C–creo que no te entendí... –Sonríe vacilante, ejecutando movimientos erráticos en lo que camina hacia su cama– ¿Puedes... escribirlo?

 

Kibum gira en el aire, dejando una estela luminosa, la que forma una pareja de palabras que destruyen su mundo entero.

 

“Debo marcharme.”

 

 

* – * – * – * – * – * – *

 

 

Las hadas son de naturaleza extraordinaria, las criaturas mágicas más fantásticas que han pisado el planeta tierra. Son amor, inocencia y oportunidad. Solo pocos tienen la fortuna de verlas, de encontrarse con una alguna vez en su vida. Las hadas son traviesas, juguetonas, y poseen un alma pura que se duele cuando un niño sufre. En realidad, cada vez que un niño nace, un hada le acompaña, desafortunadamente son contados los infantes que pueden interactuar con la suya; pero éstas se alimentan de la fe y felicidad de su humano, cuando la primera se termina, ellas desaparecen; si nunca lo hace, a su hada se le asigna otro trabajo, pero ellos jamás se vuelven a encontrar.

 

Aquel dieciocho de Agosto de mil novecientos noventa y seis, el dolor y llanto de Jonghyun hicieron una llamada de emergencia a Kibum, el hada destinada a nacer el mismo día y a la misma hora que él.

 

Y el destino se entromete de nuevo, colocando una barrera, una fecha de caducidad a su unión que ha sobrepasado los tiempos. Jonghyun llora frente a Kibum, Kibum llora frente a Jonghyun, no pueden abrazarse, sus cuerpos no pueden reconfortarse y sus almas no pueden aferrarse a la otra.

 

Unos minutos antes, Key lo explicó así: El hada acompaña a su humano durante toda su infancia, puede ser que incluso unos años después –eso depende de la pureza de su corazón–, pero en determinado tiempo, ambos se deben separar. No pueden luchar contra la naturaleza, si se niegan a desenlazar sus vidas, paulatinamente el hada dejará de ser visible ante los ojos de su humano.

 

Pero hay algo, un último deseo que no obedece reglas ni leyes –a excepción del amor y de la muerte–, un vil premio de consolación que erróneamente intenta redimir el dolor de la ruptura. Es un asunto que debe tomarse con seriedad, ser pensado cuidadosamente con sabiduría porque marca el final de una historia maravillosa, llena de fantasía, magia y buenos momentos. Debe ser el deseo correcto, sincero, lo que más anhela su corazón, porque de no ser así, su hada morirá. Miles de estatutos que revuelven su mente.

 

–No te vayas. –Ruega inútilmente, como si Key decidiera el rumbo de las cosas–. No me dejes...

 

Kibum le sonríe entre lágrimas de cristal y se acerca para dejar un beso en su labio inferior, el que resulta ser monumentalmente más grande que su boca.

 

–Te amo... –Confiesa el moreno– ¿Es normal enamorarse de tu propia hada? –Acaricia su cabeza, haciéndole reír con su pregunta, sin embargo sus mejillas pálidas se bañan de un precioso carmín, y deja otro beso en el gran labio inferior–  ¿Ese es un “yo también te amo”?

                                                                                                                                 

Kibum mueve su cabeza de arriba hacia abajo, tintineando en su corazón.

 

 

* – * – * – * – * – * – *

 

 

El reloj marca las tres de la mañana y Jonghyun no puede pegar los ojos, prefiere admirar el hermoso perfil dormido de Kibum, siendo iluminado por los destellos de la luna. Porque no sabe hasta cuándo podrá seguir mirándole, pidiéndole deseos tontos como la cena servida en la cama o besos que dejan marcas imborrables en la piel de su frente y en su alma, como tatuadas a fuego en su corazón. El tiempo se acaba y se pregunta qué pasará después de que Key le abandone, si será posible poder seguir adelante sin él, o si morirá consumido por la tristeza.

 

Kibum tampoco parece muy cómodo, da vueltas, se abraza con fuerza a su cobija y aprieta los ojos, es como si la preocupación no le dejase descansar. Y en medio de la madrugada despierta exaltado.

 

– ¿Estás bien? –Pregunta Jonghyun mirándole de frente, estirando la punta de su índice para tocar sus mágicos cabellos de oro. Escarcha luce intranquilo y respira con dificultad.

 

Su humano no sabe que soñó con él, con ambos juntos como iguales en un ambiente diferente, como de otra época, ondulante y psicodélico. Vistiendo de mil colores, con barbas crecidas y cabellos largos; compartiendo un estrecho beso de ácido que disparaba sus sentidos, probando olores, escuchando colores y mirando sabores. Es inevitable decir que había sido un sueño algo extraño pero bello, hasta el momento en que una tropa de policías intervino, separándoles a golpes a ellos y a una docena de jóvenes más, metiéndolos en diferentes camionetas.

 

–Kibum –Llama sintiéndose ignorado, el nombrado le mira después de unos segundos, sonriéndole y abrazándose al dedo que le estuvo acariciando– ¿Pesadillas? –Key sonríe más y deja un beso en la yema de su índice, restregando la cara contra el mismo con mimo– Eres la cosita más hermosa de este mundo...

 

Jonghyun traga incómodo en el momento que las piernas del pequeño ser también se abrazan a su extremidad como un Koala. Kibum parece feliz abrazado totalmente a su dedo, por su pequeña contextura puede sentir la calidez de la piel de Jonghyun por todo su cuerpo, y es agradable.

 

–Es injusto... –Murmura afligido ante la imagen radiante de su hada, por la satisfacción que muestra la expresión de Escarcha, y que dentro de poco no será capaz de volver a mirar–. Tú puedes venir, pegarte a mí y sentirme por completo. –Acerca su rostro y olfatea su espalda–. Pero yo solo puedo tocarte con una parte de mi mano... No puedo abrazarte, ni besarte... La vida es injusta.

 

Kibum voltea el rostro para volverle a sonreír como no escuchando sus palabras, como no sintiendo el dolor de su alma. Sus alas tornasol se mueven encantadas contra la nariz de Jonghyun, destellos mágicos adhiriéndose a su piel y haciéndole cosquillas.

 

–Y después me sonríes así... –Murmura restregando sus labios contra el cuerpo pequeño, intentando sentirle cómo le necesita, cómo en algunas ocasiones entre sueños puede lograrlo, pero no es así en la vida real, y las carcajadas mudas de Kibum parecen querer alcanzar sus oídos. Aunque solo escucha cascabeles traviesos.

 

No sabe cómo pasa y solo lo hace, con su mano libre se deshace de esos pequeños pantaloncillos que siempre le dan una vista coqueta de las piernitas de Kibum. Su hada parpadea repetidas veces sin saber lo que está sucediendo, sin entender por qué le desnuda. Jonghyun admira su piel de porcelana, esa línea fascinante que atraviesa el centro de su espalda y después ese par de colinas tiernas que no tarda en acariciar.

 

Las nalguitas de Key parecen ser del tamaño de su pulgar, son lisas, duritas, tan malditamente tersas que Jonghyun vuelve a desear tenerle entre sus brazos, no solamente en su mano; y acariciarle, probarle por completo. Su dedo grueso pasa entre ellas, abriendo paso para su lengua curiosa ávida de probar su cuerpo, la que acaricia un agujero tan pequeñito que casi no alcanza a ver, su trasero redondo, y parte de su cintura estrecha. Key se retuerce sofocado, abrazándose con más fuerza al dedo que empezó a servirle de soporte desde hace unos momentos, sin saber qué es esa sensación caliente que le sube la temperatura a todo su cuerpo.

 

El castaño lo devuelve a la almohada y mira con fascinación a esa pequeña criatura brillante, su rostro enrojecido, y su respiración jadeante. Kibum es su adoración, lo que más ama en este mundo y en todo el universo.

 

Y lo vuelve a hacer, con la punta de la lengua prueba todo de su hada, se deleita con su sabor mágico y disfruta de su cuerpo diminuto; mientras ésta tiembla, su espalda se arquea y si Jonghyun pudiera escucharle, juraría que gime con fuerza.

 

–Esto es injusto...–Susurra, en lo que una de sus manos morenas baja hasta la cremallera de sus pantalones, adentrándose en sus boxers para atender el calor de su entrepierna. Y jala, aprieta– Quiero hacerte el amor.

 

Kibum le mira con los ojos humedecidos y el rostro encendido, desparramado en su almohada y con las piernas totalmente abiertas. Le pide algo con los ojos, le suplica a mudas– Y no puedo tenerte...

 

 

* – * – * – * – * – * – *

 

 

–Ya tengo mi deseo. –Informa serio a modo de saludo, después de ver el rastro luminoso que deja Key al entrar por la ventana. El pequeño jovencito se coloca frente a él y le mira expectante, ansioso de una forma angustiosa, después de esto tendrán que decirse adiós para siempre–. Lo he estado pensando todos estos días, a todas horas incluso en sueños, y estoy seguro que es lo que más desea mi corazón, lo que mi alma pide a gritos. –Expresa acongojado, son muchas cosas las que su corazón anhelan, pero solo hay una que resulta indispensable en su vida, la que trae por añadidura las demás cosas–. Yo... Yo deseo que te conviertas en humano... –Deseo abrazarte, deseo besarte, deseo vivir a tu lado hasta el final de mis días, escuchar tu voz, tomar tu mano, hacerte el amor, acariciarte, sentirte contra mi pecho, causarte cosquillas, deleitarme con tus carcajadas, llevarte a una cena romántica, viajar hasta el otro lado del mundo contigo, todo contigo. Tener un futuro juntos–.

 

Los ojos de Kibum se abren de más, sin creer lo que sus puntiagudas orejas escucharon, y de repente siente una sacudida que le marea, le deja sin energía, y pierde el control de sus alas, aterrizando en un ruido seco sobre el piso de madera. Su cabeza sufre de fuertes punzadas, su cuerpo vibra por completo.

 

Jonghyun se acerca asustado, tirándose al suelo para tocarle pero una fuerza extraña no se lo permite, forma una barrera invisible en lo que Kibum se retuerce dentro, expulsando polvo mágico a través de todos los poros de su cuerpo, como siendo drenado, privado de la vida.

 

Sus ojos bañados en oro le miran llorando escarcha, una arcada le ahoga y vomita polvo dorado, sus pequeñas manitas se pegan al muro transparente, rogando por alcanzar a su humano, así como Jonghyun intenta alcanzarle a él; hasta que su cuerpo se pierde dentro de la bola de cristal que le encierra rebosante de brillantina, la que no tarda mucho en empezar a salir desbordada de la barrera, y sin poderla contener más, explota y desaparece por completo, dejando el sonido de una voz preciosa gritando su nombre.

 

– ¡KIBUM!

 

 

 

Notas finales:

¡Y ya está! Servido el segundo capítulo, espero les haya gustado.

¿Qué tal si me dicen qué les pareció? (:

Y el siguiente capítulo: "Hasta el final de mis días", ¿Cómo creen que termine? 

 

¡Nos vemos en el próximo!

 

Jayus'

 

 


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