I.Recuerdos Amargos
"No estoy bien", me repito hasta el cansancio aquella frase, "No estoy bien"... miro mi rostro humedecido por las lágrimas en el espejo que se encuentra en mi sala antes de resolver subir llorando a mi habitación. "¿Porque no puedo dejar de pensar en eso?"... todos estos días el recuerdo llega y me golpea a la cara; ¿Porque hoy me está afectando más de lo normal?... tal vez porque hoy me di cuenta de que estoy solo... tal vez porque Hikari decidió irse también... Tal vez porque mi hermano decidió darme excusas para no hablar conmigo.
Estoy frente a mi puerta. "Takeru" dice un cartel con letras plateadas en un fondo negro... un bonito regalo que hizo Yamato hace mucho tiempo... y que siempre miraba, pero ahora verlo era como sentir un balde de agua fría en la espalda. Volvían a mi mente aquellos días, días de risa y juegos, días en los que los abrazos y las palabras fraternales y lindas no faltaban; días en los que me sentía querido, protegido, feliz... me quedo un rato observando aquel bello cartel hasta que un gesto de rabia desfigura mi rostro.
-! PORQUE ERES ASI CONMIGO YAMATO!!!- grite y empecé a sollozar de nuevo. En ese momento siento un impulso de ira y arranque con furia aquel trozo de cartulina negra. Lo envuelvo y hago bolita entre mis manos para poder arrojarla debajo de mi cama después de abrir mi habitación. Entro mientras pesadas gotas caen de mi rostro al suelo para después azotar la puerta con furia. Agradezco que me encuentro en soledad... pues a la soledad no le importaran mis gritos... a la soledad no le importaran mis sollozos... a la soledad no le importara mi sufrimiento.
Camino hasta la mesita de noche que se halla a un lado de mi cama, a pesar de la oscuridad en la que se encontraba mi cuarto podía verlo todo con claridad. "la oscuridad es mi amiga", no tenía ánimos para encender la luz y así me sentía mejor. Empiezo a levantar diversos libros que se encontraban allí amontonados. Irónicamente, me encantaban las historias de fantasía... historias de fábula en la que el protagonista sufría... pero siempre al final lograba salir adelante y vencer al tipo malo... o salvar su tierra del infortunio. Todas las historias que me fascinaban eran en las que siempre este personaje lograba todo esto con ayuda de alguna persona especial. Quien sabe cuántas veces habría soñado con vivir dentro de esos libros, Cuantas veces imagine pasear dentro de esas aventuras, dentro de aquellos mundos que consideraba idóneos... dentro de esos universos en los que imaginaba ser feliz. Lo heroico era lo de menos, poder encontrar a una persona especial que te ayudara a salir adelante era lo mejor... y lo que más anhelaba.
Finalmente, debajo de aquel montón de ficciones, encontré lo que buscaba. Me encontraba yo, con 8 años de edad, sonriendo abiertamente mientras abrazaba fuertemente a otro rubio igual a mí, pero más alto que yo. Yamato estaba acariciando mi cabello, mientras miraba con esa extraña sonrisa que casi nunca mostraba, salvo cuando estaba conmigo. Esa sonrisa cálida que me hacia sentir seguro y que me transmitía felicidad. Me acuesto con la fotografía en mis manos y miro al techo. Recuerdos caen por mi mente e inundan mi vista. Escucho los sonidos de la noche mientras los recuerdos perdidos de las risas volvían a mí. Entonces miro hacia el piso, justo en el lugar donde me sentaba con él a jugar...
Recuerdo:
“-Y mi mago oscuro ataca a tu mago del tiempo y te deja con tan solo 500 puntos de vida- Le dije a mi hermano con una gran sonrisa mientras veía como cerraba los ojos y hacía un gesto de enfado. Recuerdo que me gustaba siempre ganar aquel juego de cartas. Desde que Yamato me las había comprado no me separaba de ellas y siempre las llevaba al colegio para jugar con mis amigos. Recuerdo que siempre ganaba, sin importar contra quien jugara. Aquellas cartas eran únicas y siempre podía confiar en que ganaría con ellas, como si fuera el hecho de que me las había regalado Yamato especialmente para mí lo que las volvía cartas ganadores.
-De verdad Takeru, no sé cómo logras sacar tus mejores cartas tan rápido… supongo que fue un error comprarte ese paquete especial- se llevó las manos a la frente mientras hacia un gesto de indignación.
-De verdad crees que... todo fue un error?- lo mire con cara triste. El me miro con la seriedad que lo caracterizaba, comenzó a recoger sus cartas y a guardarlas en su caja.
-Sí, lo creo Takeru- me mostro la lengua y miro hacia otro lado de nuevo con un gesto indignación.
-Pero… pero…yo…- comencé a hacer lo que siempre hacia… bajar mi voz mientras lentamente comenzaba a mirar hacia abajo, era inevitable… me dolía cada vez que mi hermano hacia eso, aun si era en broma. Simplemente, sentía un dolor en el pecho y de repente creía que todo se venía abajo- lo… lo siento Yamato.- empecé a llorar.- ya no volveré a…snif… jugar con mis cartas…snif… si quieres…snif… te daré todas las mejores…snif-
Recogí mi carta del mago oscuro y se la extendí mientras cerraba los ojos. Que actitud tan tonta… pero no podía hacer más. Me quede sentado así unos momentos esperando a que la recibiera, pero no lo hizo. Por el contrario, sentí sus brazos rodeándome y apretujándome en su pecho mientras me hablaba con su particular manera fraternal.
-No llores pequeño. Lo decía de broma!... jajaja eres muy bueno jugando esto! No creo que fuera un error regalártelo, al revés!! Fue lo mejor! Estoy seguro de que en un concurso los derrotarías a todos rápidamente!- Levante la cabeza y abrí mis ojos. Mi hermano me miraba con los ojos cerrados y una sonrisa cálida en el rostro. Esa mirada… siempre me animaba.
-De…snif… de verdad lo crees…snif… hermano?...- lo mire suplicante. Sentí un calor recorriendo mi cuerpo esperando su respuesta, a pesar de estar aún triste sabía lo que iba a decir. Algo que me alegraría y me haría sentir feliz, son esos momentos en los que Yamato mejor se expresa conmigo, En los que demuestra cuanto me quiere.
-Claro… Campeón del torneo… jaja claro, cuando haya alguno por acá… pero, sonríe Takeru… un campeón triste es… bueno… algo triste jajaja, además ya esta tarde, y no es bueno dormir con lágrimas en la cara, verdad?- limpio mis lágrimas y me dio un beso en la frente- Te quiero pequeño campeón, pero te quiero sonriente aún más-
Abrí mi boca sonriendo y lo abrace con más fuerza, pegue mi rostro a su camiseta y suavemente y casi silenciosamente le dije un “Gracias” y un “te quiero”. Aun en sus brazos, mi hermano me levanto y me acerco a mi cama. Levanto las cobijas y me acostó debajo de ellas, luego el también se acostó al lado mío, lo abrace de nuevo y me quede dormido en sus brazos al poco tiempo.”
Fin del recuerdo
Recordar todo eso en un momento así… aaaah…cuanto daría por poder vivir de nuevo aquellos días… sentir sus abrazos y sus palabras dirigidas a mí de esa forma… en la forma que debería ser… como de verdad debería dirigirse a su hermano menor … cuanto daría por eso. Cuatro años han pasado desde eso… cuatro largos años que han empeorado gradualmente. Como pudo pasar que yo fuera su hermano menor y ahora sea solo un mísero amigo?... observo el techo de mi cuarto mientras pienso en la respuesta, ¿Cómo pudo mi hermano Yamato olvidar que tiene un hermano menor?.
Cuanto añoro sentir sus abrazos… abrazo a mi almohada recordando aquellos momentos… aquellos momentos en los que sentía felicidad, en los que me sentía muy bien. Querido y mimado. Y ahora solo soy alguien más… ni siquiera creo que me vea como un mejor amigo… solo alguien para pasar el rato. Un conocido con el que Comparte papá y mamá.
Recuerdo:
Ring…Ring…
El teléfono sonaba y como siempre, el único que podría contestar era yo. Mi mamá trabajaba todo el día y llegaba muy tarde en la noche. A veces ni regresaba, llamaba para avisarme que algo se había presentado y que tendría que quedarse a cubrir alguna noticia acerca de una bolsa cayendo en una ciudad de Estados Unidos y algo acerca del comercio en el mundo… la verdad estos temas nunca me gustaron y poco o nada los entendía. Pero yo la comprendía, ser madre divorciada no debía ser nada fácil. Me acerque al teléfono y levante la bocina. No me sorprendería si era ella para avisar que esa noche no regresaría.
-Hola?-
-Takeru. Eres tú? Wow, cada vez me sigo sorprendiendo de tu voz, como puedes sonar tan juvenil aun? A tu edad ya sonaba como si fuera un adulto jajaja.-
-Yamato!... Como estas hermano?- le dije sin darle importancia a su comentario sobre mi voz, la verdad me sorprendí que fuera el quien llamaba, hasta sonreí tontamente al escucharlo a el. Ya habían pasado varios meses desde la última vez que le había hablado.
-Bien… bien… y tú?... oye estas ocupado? Es que me gustaría que vinieras a hacerme un favor.
-Yo estoy bien… y no estoy ocupado. Saldré ahora para allá!-
-Perfecto… te esperare ansioso. Llegas en 30 minutos?-
- Ok en 30 minutos estaré allá-
-Listo. Entonces nos vemos!-
-Si, nos vemos hermano-
Colgué el teléfono y Salí corriendo a mi habitación. Estaba que saltaba de la alegría. Después de mucho tiempo mi hermano me había llamado!. Me puse una chaqueta, busque mis llaves y mi billetera y Salí corriendo en busca de mis zapatos y la cadena de mi bicicleta. No quería llegar en 30 minutos, quería llegar lo más antes posible y saber que era lo que quería mi hermano. A los 5 minutos ya estaba en la calle, montado en mi bici y andando a toda velocidad con una notable emoción en mi cara. Cogí varios atajos que conocía, Callejones que casi nadie frecuentaba y atravesé 2 parques para llegar lo más antes posible al apartamento de mi papá y Yamato.
Me detuve al frente de un gran edificio ubicado en una parte muy tranquila y segura de la ciudad, la gente que caminaba por sus alrededores era cauta y serena, y solían sonreír mucho, por eso creo que no se dieron cuenta de la gran sonrisa que tenía en mi cara cuando estuve a lo sumo a unas 4 calles de allí. Encadene mi bicicleta frente al edificio y subí al ascensor. Piso 5, apartamento 504. A los pocos momentos ya me hallaba frente a la puerta, un poco sudoroso y feliz, acerque mi mano al timbre y lo pulse.
Ding-Dong
-Takeru!... Vaya, sí que estas diferente!!. Pasa, pasa.
-Hola Yamato- Lo salude tímidamente, siempre eh sido penoso. Pero en ese momento me encontraba demasiado nervioso.
Seguí a mi hermano adentro del apartamento y me fije en que había otros 2 pares de zapatos. Estaba preguntándome de quienes serían aquellos zapatos cuando…
-Takeru, te presentare a 2 amigos míos… mira, ellos son Taichi Yagami y Koushiro Izumi- Dijo mientras señalaba a un muchacho moreno de cabello café y a un muchacho blanco de pelo rojo. Yo los mire nervioso y tímido, no me era fácil hablar con nuevas personas.
-Con que tú eres el hermanito de Yamato! Eres igualito a el!!. Mucho gusto!- El muchacho de pelo café fue el primero en acercarse y saludarme, me extendió su mano y me sonrio.
-Ho…ho…ho…hola…aaam….mu…mucho gusto… Taichi…- mire hacia el piso mientras notaba como mi cara adquiría un color rojizo muy fuerte. Con movimientos rígidos y algo torpes estreche su mano. Cuando intente retirarla, el la sujeto.
-Oh vamos!... no te voy a morder!... Ta… Ta…Ta…Takeru- Soltó una risa apenas termino de imitar mi tartamudeo… yo solo lograba sentirme más apenado con ese comentario. Mi hermano en lugar de reprocharle se rio del mismo chiste… el único que si estaba serio era el chico pelirrojo.
-Taichi. No molestes al pequeño. Lo estás incomodando peor- Quito su mano y me sonrió abiertamente mientras sujetaba la mía.-No te preocupes Takeru, ser tímido no está mal. Además, a mí también se me dificulta conocer personas nuevas. Pero aquí estoy, Mucho gusto Takeru.-
-Sí.. Mucho…mucho gusto Koushiro.- Me sentí confiado ante sus palabras… más confiado que con ese tonto de Taichi… en verdad me hizo sentir muy mal con su burla.
-No le pongas mucha importancia a lo que dice Taichi, le gusta bromear mucho. Y gastarle bromas a los tiernos pequeños como tú- me sonrió y me sentí mas apenado con su palabras - además los que son lindos atraen sus bromas pesadas aún más- me guiño un ojo.
-Gra....gracias...- tartamudee de nuevo, que me dijeran lindo y tierno me ponía aún mas tímido... y esta vez me lo decía otro chico, sentí algo raro cuando me guiño el ojo.
-Bueno… no es por interrumpir esta linda conversación ni nada… pero tenemos prisa Koushiro. Si me permites hablar con mi hermano- Yamato aparto muy groseramente a Koushiro y me miro de frente- Takeru, tengo algo importante que pedirte… no te molestaría hacerme un favor especial?- Negué con la cabeza, por mi hermano haría lo que fuera con tal de que todo volviera a la normalidad- Bien. Resulta que nos invitaron, a Taichi, Koushiro y a mí a una fiesta que durará toda la noche. Y me toca ordenar la casa… el problema es que ya casi comienza y si mi papá cuando llegue ve que no eh hecho el aseo, me matara por haberme ido así. Por eso quería pedirte el favor de si podrías hacer el aseo por mi… y dejarle esta nota en el comedor cuando termines. Si llega y encuentra que no estoy pero con la casa limpia, no me dirá nada-
Me sonrió con esa calidez con la que solía mirarme de pequeño… yo solo asentí ante ese gesto.
-Perfecto- Exclamo Taichi- Ahora vámonos Yamato!.. las chicas llegaran temprano y es mejor hablar con ellas desde el principio…-Luego me miro- Otro día deberíamos invitar a tu hermano a una de estas fiestas, para que se vuelva hombre- Me guiño un ojo, le devolví el gesto con una mirada tímida y penosa. De nuevo, mi hermano ni se inmuto.
-Ya basta Taichi- Exclamo el pelirrojo- Todavía es un niño, no te metas con el-
-Y qué? A su edad yo ya andaba con mi chica a todos lados… cuántos años tienes Takeru, 10?-
-Do…Do…Doce…- dije tímidamente, no me moleste en mirarlo a los ojos.
-Doce!!... pff a esa edad yo ya había tenido mi primera vez con una…- Koushiro entonces lo empujo bruscamente.
Taichi miro al pelirrojo con un deseo de asesinar en su rostro. se abalanzo contra Koushiro, pero antes de que Taichi pudiera levantar su puño, Mi hermano lo retuvo mientras lo arrastraba hacia la puerta.
-Ya es hora de irnos Taichi.- Lo soltó y Taichi a regañadientes asintió con la cabeza- Bueno Takeru, Gracias por hacerme el favor… aaa y recuerda limpiar muy bien el salón; Mi papa no revisa mi cuarto por lo que puedes dejarlo así. De nuevo gracias… Chao!- Se despido y salió junto a Taichi quien solo hizo un gesto con su mano. Koushiro fue el único en acercarse y extender su mano exclamando un hasta luego.
-Adios… her…hermano… que te vaya muy…muy bien…- le dije antes de que cerrara la puerta.
Una gota de lágrima cayó por mi cara cuando oí sus risas en los pasillos… mire a mi alrededor y comencé a arreglar la casa, no sin antes…
- te.... te quiero…-
Fin del recuerdo
Aquello había ocurrido hace apenas algunas semanas, desde entonces no había podido hablar con él, hasta hoy... Hoy que lo llame para solo recibir su negativa y un "Luego Takeru, estoy ocupado". De nuevo siento varias lagrimas caer por mi rostro como cascadas. La oscuridad de mi cuarto es mi única compañía y a la única que no le importaran mis lloriqueos, abrazo mi almohada con más fuerza recordando todo aquello que hicimos de pequeños… aquello que experimentamos…. Y sobre todo, aquello que había comenzado aquel distanciamiento…aquel momento en que Yamato dejo de quererme… aquel momento en que mi vida cambio para mal. Humedezco mi almohada de lágrimas y lentamente caigo en un sueño profundo del que espero no salir jamás.