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Parte De El por NaruGalletas

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Notas del fanfic:

Holi~~ Bueno, esto es lo que yo llamo inspiracion o3o ah~ el MakoHaru es amor gente amor~~

 

La historia esta basada en la pelicula/cuento de la Sirenita ouo con algunas variaciones o3o

Obviamente la historia de la sirenita no es mia y Free! Menos, si fuera mio estaria llena de MakoHaru *-*

Espero disfruten del fic que intentare actualizar cada semana, cada jueves ouo.

Este fanfic esta publicado en Fanfiction.net con el mismo nombre bajo el mismo seudonimo.

Notas del capitulo:

Tenia esta idea hace mucho en mi cabeza pero no mas no me salian las palabras para que quedara como sho queria~

Creo que por fin tomo un poco de forma (?)

ouo Espero que lo disfruten de corazon~

Sin mas que decir 

Al fic! Nos leemos al final de la hojini :33

Parte de el

Capitulo uno.

El encuentro de dos mundos.

 

 

Era un día soleado con unas pocas nubes en el cielo, el mar se encontraba sereno y sus aguas se mecían suavemente, dando como resultado un paisaje hermoso. A su vez, si se ponía atención se podía ver saltar algunos delfines alegremente y en el cielo las gaviotas que acariciaban las nubes con sus alas.

Dentro de esta maravillosa escena se podía apreciar un gran e imponente barco, con velas blancas, con varios niveles, se veían a varios pescadores tirando redes al mar y recogiéndolas llenas de peces mientras charlaban entre ellos alegremente.

 

En la parte alta de la cubierta se podía apreciar a un joven de cabellos castaños y ojos verde esmeralda, vestido con una ropa muy sencilla, una camisa blanca abierta por los primeros botones, arremangada antes de los codos, un cinturón color vino que enmarcaba su cuerpo, pantalones azul marino y unas botas negras. Su melena castaña era mecida por el viento al tiempo que se le podía apreciar con una hermosa sonrisa en el rostro.

 

-          El día esta precioso, el viento soplándote en la cara, la frescura del mar se puede sentir en cada poro de mi piel ¿No es esto maravilloso Rei? – el de los ojos verdes volteo sin borrar la sonrisa de su rostro hacia un chico de cabello azul y anteojos, vestido como si fuera el consejero de una gran corte, este solo negó un poco mientras intentaba sujetarse de alguna parte del barco, se mareaba con facilidad.

-          Por supuesto… es un día encantador… -respondió el otro al tiempo que se movía de lugar, quizás así se le pasaría el mareo.

 

El castaño solo soltó una suave risa ante la respuesta de su amigo para después bajar rápidamente para ayudar a un marinero con unas cuerdas en el barco

-          El viento sopla fuerte y el mar está tranquilo ¡El rey tritón ha de estar de muy buen humor este día! – menciono este.

-          ¿El rey tritón? – pregunto con ingenuidad el castaño

-          Es la máxima autoridad del reino de las sirenas ¡Todos los buenos marineros saben de su existencia! – respondió orgulloso otro marino

-          Sirenas ¡Si claro! Makoto, no creas nada de lo que dicen estos marineros, aquellas aseveraciones solo son falacias – el peli azul se dirigía a su amigo, el príncipe Makoto.

-          ¡No es ningún tipo de mentira! Viven en el fondo del mar, ¡En este momento están justo debajo de nosotros! – aseguro el primer marinero que hablo, el castaño solo veía divertido la escena.

 

Siempre que salía a pescar y ¿Por qué no? A despejarse un poco de sus obligaciones como príncipe; Makoto Tachibana escuchaba atento como aquellos lobos de mar hablaban de sirenas, criaturas marinos, tritones y un gran reino debajo del mar. Su amigo de la infancia y ahora consejero real, Rei Ryugazaki, no creía en aquellos “cuentos”, como el solía decirles, pero el castaño era diferente, en el fondo de su corazón, esperaba algún día poder ver con sus propios ojos a una sirena de las que tanto escuchaba hablar.

 

 

Mientras tanto, dentro de las profundidades del mar, se podía apreciar otro tipo de hermoso paisaje, lleno de corales, algas, flores acuáticas, peces de todos colores moviéndose con gran gracia a la par de aquellos seres con torso de humano pero cola de pez a la que conocían como sirenas. Paseaban galantemente en el agua, jugueteando entre ellos, riendo y disfrutando de su maravilloso y tranquilo hogar que era el mar.

 

Algunos de ellos nadaban entre los corales, bajaban y subían entre las aguas para después llegar al corazón de su reino. En este se podía apreciar un gran palacio como ninguno nunca antes visto sobre la tierra, parecía hecho de cristal que brillaba de una manera casi sublime, aquel era el tan afamado reino de las sirenas.

 

De entre todos ellos había uno que era inevitable voltearle a ver, cabello negro, piel blanca como la porcelana, su cola era de un azul casi turquesa, que brillaba a cada gracioso movimiento que hacía, nadaba como si fuera uno solo con el agua, incluso algunos delfines envidiaban aquel hermoso nado y sus ojos, aquellos ojos que fueron bendecido con el color del mar, eran azules, un azul tan profundo que enamoraba al verlos aunque su rostro siempre parecía no reflejar sentimiento alguno; el nombre de aquel hermoso ser era Haruka, el heredero al trono del reino submarino, los tritones y sirenas de la corte no paraban de alabar su belleza “Justo como la de su madre” siempre decían.

 

A él no le interesaba mucho el ser príncipe o el ser adorado y amado por todos, solo con poder nadar libremente todos los días el era feliz. Su padre, el rey tritón, se preocupada de la actitud de su hijo, todo el reino esperaba con ansias el día en el que este felizmente contrajera nupcias con alguna bella sirena o algún apuesto tritón, pero con aquella actitud tan ajena a sus responsabilidades como rey poco a poco el pueblo perdió esperanzas de que aquello pasara pronto. Su fiel amigo Rin, estaba aun más pendiente del bienestar del reino que el propio Haruka, cosa que al pelirrojo tiburón le ponía de los nervios.

 

-          ¿Dónde está mi hijo? – pregunto el rey, al darse cuenta de que una vez más, había salido lejos de su hogar para nadar libremente.

-          No lo sabemos señor, pero Nagisa-san le acompañaba – decía de forma muy educada ya que se estaba dirigiendo al rey, pero por dentro estaba más que molesto ¿Cuánto ese tonto de ojos azules se tomaría enserio el hecho de ser el heredero?

 

Mientras tanto en otro lugar se podía ver a dos chicos pez, aquel hermoso pelinegro junto a un alegre rubio, parecía que jugaban carreritas o algo parecido, aunque en realidad era que aquel rubio se esforzaba por alcanzar al de los ojos azules ya que nadaba a una velocidad extraordinaria

 

-          ¡Haru-chan! ¡Espera! ¡Yo no puedo nadar tan rápido! – el rubio respiraba agitado mirando como el otro nadaba hacia donde estaba el.

-          Lo siento – fue lo único que salió de los labios del príncipe tritón

-          No te preocupes, pero la próxima vez espérame además ¡Ni siquiera sabes dónde está el lugar al que te quiero llevar!

-          Pero no me interesa ver uno de esos transportes humanos

-          Haru-chan… vamos ¡El mundo de los humanos es muy interesante! Son totalmente distintos de nosotros

-          Da igual, no me importa.

 

El rubio suspiro, de verdad quería que el otro se interesara en algo que no fuera solo nadar por allí o por alla, estaba a punto de seguir intentando convencer al pelinegro pero un brillo extraño sobre las aguas, lo cual llamo la atención del rubio que inmediatamente subió a la superficie, el otro al verle moverse solo suspiro y le siguió, pero cuando se dio cuenta Nagisa ya estaba nadando detrás de aquel transporte humano.

 

Cuando alcanzo al menor este ya estaba saltando para poder ver lo que sucedía dentro y como es que esas luces extrañas salían de ese gran animal que hacía que el cielo se pintara de colores.

Rápidamente fue por Nagisa y lo obligo a hundirse en el agua de nuevo.

 

-          Debemos irnos – no quería poner en peligro a su pequeño amigo.

-          Pero Haru-chan, necesito saber cómo es que esas luces extrañas salen…

-          Yo iré a ver pero tu quédate aquí.

 

Y así fue como el pelinegro fue de nuevo a la superficie y subió encima de aquella bestia enorme, aunque parecía que esta ni siquiera se había inmutado; observo el lugar cuidando de que nadie se percatara de su presencia, no quería causar un gran alboroto, por un momento se sobresalto al notar como una de esas luces extrañas que decía su rubio amigo salía hacia el cielo, pintándolo de colores, solo pensó en lo extraños que eran los humanos y decidió volver a su adorada agua pero en el momento en el que sus ojos se posaron en un muchacho que felizmente entonaba una bella melodía un con objeto alargado con pequeños agujeros no pudo siquiera moverse, aunque aquel objeto no era o que había llamado la atención del príncipe de las profundidades marinas, si no esos hermosos ojos verde esmeralda que reflejaban una alegría y amabilidad infinita.

Fue el momento en el que Haruka sintió algo que jamás había sentido, un movimiento en su corazón, este se movía violentamente y luego sintió como su rostro comenzaba a calentarse de manera extraña ¿Qué rayos le estaba pasando?. Escucho la alegre risa del chico con cabello café, ajeno a su presencia y aquel sentimiento desconocido volvió a atarle con más fuerza, se apresuro a salir rápidamente de allí.

 

Al bajar Nagisa le esperaba impaciente por saber si había descubierto algo, había pasado demasiado tiempo en la superficie como para que no tuviera alguna información importante pero por más que este le hablaba el otro no reaccionaba, aun estaba bajo ese aquel “encantamiento” que le había causado el mirar aquellos hermosos ojos verdes.

 

Estaban dispuestos a partir de nueva buena vez pero en ese momento sintieron como el mar comenzaba a moverse con violencia, meciendo aquella gran bestia, observando cómo varios de los humanos montados dentro de el caían al mar y entre ellos iba aquel hermoso joven de cabellos castaños, que intentaba nadar por su vida, pero el mar era fuerte e incontrolable, solo atino a sujetarse con fuerza de una tabla del barco que había quedado destruido, abrazándose a esta con fuerza antes de caer inconsciente.

 

Horrorizado, Haruka rápidamente nado hacia aquel chico que tan hermoso le había parecido, no sabía porque pero no podría estar tranquilo si aquel hermoso joven moría de aquella manera, le abrazo dulcemente, volviendo a sentir aquel calor extraño en su rostro y comenzó a nadar hacia el lugar con tierra más cercano que se encontrara.

 

Nado rápidamente, ignorando el llamado de Nagisa, le preocupaba más de lo que nunca le había preocupado algo la vida de aquel joven; cuando llego a tierra el sol comenzaba a salir, mostrando como la tormenta había terminado.

Se acerco aun mas a aquel humano, acariciando dulcemente el rostro de este ignorando por completo que se encontraba totalmente fuera del agua y reposaba su cuerpo en la arena, por un momento se preocupo ya que no veía que el apuesto chico se moviera ¿Estaría muerto?.

 

En eso, el castaño comenzó a toser, sacando el agua que había tragado al caer inconsciente en el mar, estaba cansado y se sentía horrible pero una dulce caricia en su mejilla le tranquilizo, respiro profundo para poder enfocar a la persona que le había salvado de aquella muerte segura, al hacerlo lo primero que observo fueron un par de hermosos ojos azules, era un azul que jamás había visto y no creía volver a ver, dentro de aquellos ojos estaban todos los matices que el mar poseía, desde aquel azul profundo por las noches, pasando por el azul rey del amanecer hasta el azul cian del medio día, al mismo tiempo logro ver como aquellos ojos le profesaban un cariño infinito, era como si pudiera leerle con facilidad, no dudaría un segundo en morir dentro de aquel azul.

 

Quería preguntarle quien era, de donde venia, como le había salvado y lo más importante, su nombre. Pero no pudo ver más que su silueta y aquellos ojos ya que al momento en el que escucho a su amigo Rei buscarle noto como rápidamente aquel hermoso joven huyo rápidamente hacia el mar.

 

-          ¡Makoto! ¡Me alegra tanto encontrarte con vida! – decía con genuina preocupación el peli azul – por un momento creí que no te encontraríamos.

-          Rei… un chico… un hermoso chico de ojos azules, más bellos que un zafiro, me ha salvado de la muerte. – el chico de los anteojos alzo una ceja ante lo que decía el príncipe.

-          ¿Un chico? Lo siento alteza, aquí no hay nadie más que usted y yo, lo mejor será que lo revise un medico, quizás se haya golpeado en la cabeza.

 

Y mientras decía aquello, aun con las quejas del de los ojos verdes acerca de su salvador ambos ignoraban que aquel chico los observaba desde lejos dentro del mar. Ver como el castaño se alejaba hizo que su corazón se encogiera en un dolor que él no había conocido antes y por primera vez en su vida, deseo no ser un tritón, deseo de corazón no tener una cola y poseer aquellas extensiones debajo de su torso que los humanos llamaban piernas para poder correr detrás del castaño y por primera vez en su rostro se podía apreciar claramente el dolor que le causaba el no poder seguir al castaño a donde fuera que fuese.

 

Y así como el pelinegro observaba al castaño el rubio observo como el príncipe había salvado a un humano, le había tratado con un cariño que del cual no recordaba el pelinegro hubiese expresado antes y ahora observaba el dolor en su rostro, su amigo se había enamorado.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Los quiero people n3n yo se que no los pido pero recordemos que los reviews dan amor virtual uwu y se necesita amor virtual para hacer un fic (?)

 

Vanilla Kiss For You!

See ya in the next Cap! n3n


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