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Ladrón de madrugada (Two-shot) [+1] por RyanAngel98

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Notas del fanfic:

Los personajes utilizados no me pertenecen, son totalmente de Kyoto Animation y sus ayudantes, patrocinadores, etc. Los tomé prestados por un rato y serán devueltos al terminar el relato, han sido tratados con cariño y no se los ha maltratado.

Notas del capitulo:

Rin y su borrachera

Sousuke en una pelea

Curando las heridas de la víctima

Makoto enamorado

“Haru... ¡te voy a conquistar!” ya me acostumbré a estos fines de semana, donde Rin se emborracha y termina en su estado patético y despechado “¡hombre, sírveme otra!”

“Rin, ya es tarde, te dejaré en tu casa” desde el día en que Nanase lo rechazó, no ha hecho nada más que trabajar como desquiciado y embriagarse cada fin de semana

“¡No me jodas! no he tenido suficient-” y allí quedó.  Tan mareado que a duras penas puede sostenerse a sí mismo. Aquí es cuando entré yo y lo cargué en mi espalda para llevarlo a su departamento.

Dejé pagando la cuenta y lo metí al auto mientras escuchaba sus balbuceos de borracho. Conduje algo acelerado. Sólo quería ir a casa y sacarme el olor a alcohol que me perseguía.

Lo bañé, cambié de ropa y lo acosté en su cama solo para escuchar un “Haru...” Sinceramente, he llegado a la conclusión que lo que siente Rin por Nanase es pura obsesión.

He hecho de todo para que deje ir eso porque en un futuro lo va a dañar terriblemente y aquí lo tenemos, de mal en peor.

Aunque, nadie puede juzgar a Nanase. Rin tuvo su oportunidad y la desperdició al portarse como idiota.

Al final, hablar con él es como hablar al viento. Pero bueno, lo que pase entre ellos dos no me interesa, lo mío es ver por el bienestar de Rin.

Abrí la puerta de mi departamento y entré. ¡Maldición! el calor había invadido todo el lugar mientras yo no estaba. Entré a mi habitación y me quité los zapatos, las medias, tiré la camiseta a la canasta de ropa sucia y me desabroché el pantalón, sólo para quitármelo y dejarlo en el suelo. Necesitaba tiempo para descansar y para eso debía estar fresco, ligero y algo de silencio a mí alrededor.

De pronto sonó el teléfono

“¿Gou?” contesté el teléfono

“Lamento llamar a esta hora pero... ¿dónde está mi hermano?”

“Tranquila, ya está en su casa” sonreí ligeramente al ver a la menor preocupada por el mayor, algo irónico si me preguntan

“Gracias al cielo...” oí su suspiro “Sousuke, quería preguntarte algo si no es mucha molestia”

“Adelante” miré a la ventana, curioso de algo que sucedía en la entrada del edificio

“Hoy en la reunión, tú estabas...”

“Gou, te hablo luego” cerré el teléfono y corrí a los cajones para tomar un short y una camiseta, me los puse rápidamente al mismo tiempo que unos zapatos de adhesivos rojos.

Tomé las llaves y bajé las escaleras, lo más veloz posible. Me fui rasmillando con la puerta principal del edificio pero no importó; debía salvarlo.

Ahí estaba un grupo de atracadores quienes golpeaban a un muchacho, supuse que era un robo, pero, al diablo con los detalles.

“¡Déjenlo!” embestí por sorpresa a dos de ellos quienes en total eran tres. Los afectados cayeron aturdidos al suelo mientras el restante se acercó para golpearme. Evadí el puño y con un solo golpe lo hice tropezar con mi pierna. Los otros dos se levantaron y me golpearon por la espalda.

Ah, sentí claro como una sirena a lo lejos se oía pero me tambaleaba demasiado como para poder prestarle atención. Cobré fuerza para levantarme y codeé a uno de ellos en el estómago, embestí al otro y el último se dio a la fuga al ver la luz azul y roja a un metro de distancia

“Lamentamos mucho esto chico”

“Es la misma pendejada siempre en este barrio” me dolía la cabeza como para discutir con el policía o molestarme con levantar una denuncia “sólo llévenselos y ya” tomaron a los tirados del suelo y los metieron al auto.

Sin pensarlo dos veces, me acerqué a paso veloz a la víctima quien yo estaba muy seguro de conocer a la perfección

“Sousuke... ah” se pasó la mano por la boca para poder limpiarse el hilo de sangre que le corría

“Shh, vamos, dame la mano” lo ayudé a levantarse, tomándolo por el hombro y lo llevé al edificio.

En el estado que se encontraba, tomamos el ascensor y subimos al quinto piso, donde a paso lento, abrí la puerta de mi departamento y lo recosté en el sofá.

Cerré la puerta y fui a la cocina por un recipiente con agua caliente

“Sousuke, vine a traerte tu abrigo” dijo mientras se quejó un poco del dolor

“¿Qué demonios pensabas al venir por aquí a las dos y media de la mañana?” me senté a su lado para frotarle el paño empapado con el líquido “eso podía esperar”

“Solo quise traerlo...” volvió a quejarse del dolor

“Sinceramente, Tachibana, eres un idiota” sus ojos verdes se mostraron culpables ante mí “perdón, pero necesitaba decirlo” terminé de pasar el paño por su rostro

“Ah... no debo abusar de tu hospitalidad... debo irme” intentó levantarse pero fue inútil, cayó sentando en el mueble de nuevo

“Te cobraré el favor de haberte salvado la vida” se asustó al oírme pero se resignó “hoy te quedarás a dormir aquí”

“P-Pero...” se llevó una mano a la cabeza

“Es lo menos que puedes hacer por haber cometido tal tontería” le quité los zapatos “además no creo que quieras que alguien más te intente robar al regresar a tu casa” negó con la cabeza y miró al suelo. Llevé el recipiente con el paño adentro al lavadero

“Sousuke, lamento que hayas tenido que arriesgar tu vida por mi culpa” su voz se oía quebrada

“No es nada, además tú... ¿estás llorando?” me volteé a verlo apenas escuché su sollozar

“N-No...” evadió mi mirada

“Tachibana...” me senté a su lado. Lo escuché y realmente estaba llorando

“Por mi culpa casi te matan... ellos pudieron haber tenido un arma” hablaba en voz baja, con un tono realmente asustado

“Tranquilízate... no me pasó nada” intenté alcanzar su rostro pero se levantó abruptamente y me miró desafiante

“¡¿Cómo puedes estar tan tranquilo?!” su expresión dulce de siempre se había marchado y por primera vez lo veía tan enojado “yo... yo...” continuó llorando mientras miraba hacia el suelo, con la cabeza baja “deberías estar molesto conmigo... me lo merezco” me levanté y lo abracé fuertemente.

No lo solté hasta sentir que su respiración se había normalizado y sus sollozos habían parado.

Al parecer, fue mi culpa el que él se haya puesto en tal estado.

Quizá fue mala idea haberle llamado idiota; después de todo, hizo lo que hizo con buenas intenciones

“Si no te calmas ahora mismo, sacaré toda mi frustración haciéndote mío, ¿me has entendido?” le dije en tono suave, con una pequeña sonrisa. Me observó confuso, con sus ojos acuosos “quiero que duermas en mi cama, ¿sí? y no quiero quejas” asintió algo tembloroso.

Le presté una camiseta y un calentador y prendí el aire acondicionado. Me metí a bañar y lo dejé un tiempo solo.

Estando en la ducha, me puse a pensar en algo que nunca llegaría a pensar porque se me da la gana.

“Por mi culpa casi te matan...” su actitud tierna y rostro alegre se desvaneció en ese instante. Era increíble. Jamás creí poder ver ese lado de él pero por otro lado, abrazarlo se sintió muy bien. Por un momento quise... continuar y no separarme de él.

Su cuerpo tembloroso expresaba un sentimiento de estar indefenso y que necesitaba ser apaciguado. No entendí por qué en toda la ducha, me puse a pensar en él.

Salí del baño con mi short puesto y la toalla cubriendo mis hombros. Ahí lo encontré, acostado, parecía un ángel. Aún podía oírlo sollozar en sus sueños.

Supongo que yo debía ser sincero por una vez en toda mi vida. Me arrodillé cerca de él y lo besé. Besé sus labios suavemente. Lo besé como que si tenía el derecho de hacerlo.

Por un momento quise arrancarle la ropa y poseerlo pero no. Su cuerpo desprendía cierto esplendor de inocencia así que no me atreví a tocarlo.

Justamente, antes de salir de mi habitación, escuché cómo pronunció mi nombre, tan dulcemente que hizo estremecerme. Solo ahí, y solamente en ese instante, sentí algo tibiar mi alma.

***

Al sentir los rayos del sol en su rostro, el ojiverde se levanta. Notó que estaba en un lugar completamente desconocido para él y que cargaba ropas que no le pertenecían.

Miró alrededor y recordó que estaba en el departamento de Sousuke. Sintió sus mejillas arder al recordar que la noche anterior, el ojiazul arriesgó su vida protegiéndolo de aquellos ladrones, atender sus heridas y abrazarlo con fuerza.

Se levantó de la cama y buscó por el muchacho. Se sintió realmente avergonzado al observar que solamente él había dormido en esa cama y que el dueño haya tenido que dormir en el sofá.

Se dirigió a la sala pero estaba vacía, no había nadie más pero una nota sobre la mesa de vidrio:

“Cuando leas esta nota, posiblemente no me encontrarás en el departamento. Te veías tan cómodo durmiendo que me sentí culpable al querer intentar privarte de tus sueños así que dormí en la sala. Como bien sabes, salgo a trabajar a las 5:40 am. Te dejé el desayuno preparado en el horno. Sírvete jugo de la nevera. Tu ropa está doblada encima de la cómoda. Cuando salgas, solo pon seguro a la puerta.

Por siempre tuyo,

Yamazaki Sousuke.

Pd. Te recogeré el sábado en la noche a las 9:30 frente a tu casa, nos iremos a cenar”

“Sousuke...” todo sonrojado corrió al cuarto y se tiró a la cama, abrazando la almohada donde aquel ojiazul reposaba su cabeza todas las noches.

Notas finales:

Un saludo para todos mis lectores que recién empezaron a leer este pedazo de romance del SouMako [Sousuke x Makoto] Uno de mis tantos proyectos y es que esta pareja es tan hermosa y estoy seguro que muchos otros piensan lo mismo, ¿verdad? :3 Publicaré el próximo y último cap en estos días. Besos, abrazos y... cuidense.


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