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Antes de romperme. por PomperYaoi

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Notas del fanfic:

:'''c Eliminé accidentalmente el fanfic y ahora no tengo nada NADA :'C pero pues para los que lo seguían aquí está, lo subi nuevamente. *llora*

Me levanté durante la mañana del sábado para ir a la Universidad, estaría ayudando con la organización del equipo de Vólibol  del instituto. Era el último partido de la temporada. Llegamos a las nacionales y aunque de mí sólo recibían órdenes sobre el entrenamiento si ganábamos sería nuestra victoria.

 

Deje de jugar en tercer año de la escuela media, quizá todos se preguntaron por qué, mi equipo me reprocho durante el último año, sin embargo mis razones no fueron meramente personales, sino también físicas. Luego de haber perdido nuestra segunda oportunidad en finales de la nacional salí cojeando y evitando contacto con cualquiera.

Kageyama confundido y forzado por la situación de aquel momento envío un pase el cual creí sería para Tsuki, sin embargo llegó hasta a mí y ninguno de los dos calculamos el ángulo ni la distancia correcta, era un pase rápido divino que llegó directo a mi cabeza. Caí tendido al piso como muñeco de trapo y junto conmigo mi  pierna golpeó bruscamente al piso, sentí como algo ahí dentro se movió y un dolor intenso se colocó en mi rodilla derecha. Asahi, que nos veía desde las gradas alzo la voz llamando mi nombre “¡HINATA!” mezclando eso con un grito desgarrador que salía desde el fondo de mis pulmones. Fue lo último que escuché antes de perder la conciencia.

Desperté confundido acostado en la camilla medica con todos a mi alrededor recibiendo malas nuevas “Perdimos, Hinata… lo siento” Escuché decir a Kageyama alejándose a los vestidores. El equipo contrario festejaba feliz entre una ovación de su público, mientras que de mi lado no se escuchaba ni un sonido aparte de la voz del paramédico diciendo que iba a estar bien. No pude volver a jugar.

 

Entramos al gimnasio repleto de personas animando a sus equipos incluso antes del partido, se veía justo como la primera vez que estuve en un lugar así hace 3 años. Nos colocamos en los vestidores y luego salimos a calentar en nuestro respectivo lugar esperando que el equipo contrario llegase.

Los vi entrar por la puerta riendo y bromeando al respecto en uniforme negro. Al final entró el entrenador con el capitán del equipo: Oikawa. Chasqué la lengua al verlo.

Contra él perdimos en los primeros andares de Karasuno.

Salí del lugar con el pretexto de buscar las bebidas hidratantes de que la manager había olvidado comprar un día antes. Afuera de los edificios siempre hay una máquina de repleta de éstas. Saqué la bolsa donde las cargábamos y comencé a adquirir de una en una, me faltaban sólo 2 cuando sentí la presencia de alguien que al parecer había estado esperando para tomar algo de la máquina, agarré la bolsa y la retiré del frente para girarme y darle el paso.

—   Puede comprar algo, yo terminaré lue….

En cuanto me volví vi una cara conocida que se quedó igual de sorprendida que yo, sus ojos abiertos de par en par y su ceño fruncido me veían altivo.

—   Hola, Hinata.

Sacó un jugo de la expendedora y se recargó en ésta esperando, quizás, que yo dijera algo. Bajé la cabeza y recogí del suelo mis bebidas para responder tímido.

—    H-Hola Kageyama.

Río y tomando el jugo se alejó con su uniforme negro, el mismo que el de nuestros contrincantes.

Compré el par de bebidas que me hacían falta y caminé tras él hasta llegar a mi lugar.

 

El partido no tardó en terminar, casi un milagro, ganamos, por primera vez había obtenido una victoria de esa magnitud. Vencimos al rey y al gran rey. No pude estar más feliz y orgulloso.

Limpiábamos el lugar para salir y festejar como es debido cuando alguien posó su mano en mi hombro derecho.

—   Bien hecho, Hinata. Te lo merecías. ¿Podemos salir y hablar afuera?

Dijo, sonriendo levemente con los ojos llenos de tristeza y comenzó a caminar esperando que lo siguiese.

Fue así, caminé hacía él hasta la salida indicando a los chicos que fueran a comer a determinado lugar, allí los vería más tarde. Me dieron una enorme sonrisa y asintieron con la cabeza.

Entré con Kageyama a los vestidores de su equipo ya abandonados.

—   ¿Cómo está tu pierna, Hinata?

—   Está bien. Mira, ya no duele.

Dije dando unos golpecillos a mi rodilla con la palma de la mano.

—   ¡NO, NO ESTÁ BIEN! Yo… yo lo siento. Si tan sólo me hubiese sabido controlar no estarías así, ahora festejarías feliz, como solías hacerlo, con todo el equipo.

Durante toda la escuela hice lo que pude para que Kageyama no se sintiera culpable por aquel error que no era más que eso, un accidente.

Golpeaba la pared con su mano soltando un par de lágrimas de sus negros y grandes ojos, la culpa seguía creciendo en su interior a pesar de todas las veces que recargué la culpa en mí y ahora que por primera vez había obtenido lo que siempre desee no estuve ahí participando en cuerpo y alma. Todo ese sentimiento inundó su cabeza y congojo su corazón; repitiendo la escena de la noche en que les acompañé a un partido de práctica contra Nekoma luego de que me dieron de alta e hice oficial mi retirada.  Mas esa vez Kenma y Kuro, que iban pasando por ahí, lograron calmarlo.

Me acerqué a él con lágrimas perlando mis pestañas y deshaciéndome del nudo que se formada en mi garganta.

—   No… no es tu culpa, te lo he dicho tantas veces… NO LO ES… no lo es.

—   Yo lo lamento… perdóname Hinata. Por favor.

—   Ya te perdoné, ahora perdónate tú, no es tu culpa…

Limpiaba su cara con el dorso de su brazo y entre sollozos hablaba, apenas haciendo entendible lo que trataba de decirme. Parecía dolerle más a él que mi cuerpo fuera una cárcel, que mi propio cuerpo no me permitiese hacer lo que amaba. Yo ya me había resignado.

Me abracé de su cintura recargando mi frente en su pecho intentando controlarlo, intentando controlarme.

Luego de unos segundos en silencio correspondió mi abrazo y me soltó en seguida. Su cara estaba roja y sus ojos demostraban tanta compasión pero no por mí, sino por él, por ser tan idiota para seguir carcomiéndose por dentro cuando yo estaba tranquilo con ello.

—   Quiero que festejes mi victoria conmigo. Vayamos a cenar.

Sugerí jalándolo de la mano hacía el exterior del lugar.

Llegamos al restaurante donde solíamos comer en la escuela media luego de los partidos. Mi equipo ya se había ido pero dejó pagada mi cuenta como disculpa.

Pronto la tensión se desvaneció y comenzamos a comer.

Kageyama no paraba de hablar y reír sobre las cosas que pasamos cuando estuvimos juntos en la escuela. Le causaba gracia lo cabezota que fuimos.

—   Hace mucho que no veo a Kenma… ¿cómo están? ¿siguen jugando?

Cuando entramos a la universidad Kenma y yo nos volvimos cercanos pero tuvo que cambiarse de instituto para poder ver a su pareja y desde entonces no supe más de él, ni de Kuro.

Kageyama sonrío al escuchar mi duda y en seguida respondió con lujo de detalles y extravagancias aquel comentario.

—   Están bien, Kenma dejó de jugar hace unos meses, al parecer Kuro le pidió matrimonio y están por en tener un bebé, Kenma se embarazó hace 1 año y varios meses. Quería un niño pero…

—   ¡WAAAA, Kenma va a ser mamá!

Interrumpí la plática de Kageyama antes de que pudiese terminar la oración.

Bajó la cabeza y volvió a hablar.

—   Hinata, el bebé nació muerto. Estuvo muy afectado por ello pero al parecer ahora está en cinta nuevamente, hace unas semanas vi a Kuro en un partido y todo parece ir bien aunque Kenma está temeroso de volver a perder a su hijo.

Baje la cabeza un momento triste por aquella noticia, Kenma era una buena persona y debía verse totalmente adorable con una pequeña pancita abultada, debió dañarle bastante tal noticia.  Yo era un buen amigo de la pareja y tenía que ir a verlos, era mi obligación.

—   Espero y todo salga bien esta vez, Kenma debe ser una excelente mami, iré a verlo después, creo que aún tengo su número, o ¿puedes darme el de Kuro?

Kageyama sacó su móvil inmediatamente, buscaba el teléfono entre sus contactos y yo estaba distraído esperando.

—   ¿Qué haces aquí Kageyama?

Una persona se sentó a un lado de nosotros y besó al pelinegro.  Mis ojos se abrieron de par en par y en un impulso le grité “¿Qué haces?” para luego jalarlo del brazo alejándolo del azabache.

Río burlonamente y me miró despectivamente.

—Beso a mi novio, no sabía que eso estuviera mal, Hi-na-ta. Dijiste que me llevarías a cenar a tu departamento luego del partido, Tobio. 

Lo abrazo fuertemente antes de pararse y llevárselo del lugar.

Mi acompañante se acercó a la puerta  del lugar con una reverencia en disculpa y luego me dio la espalda para salir. Me quedé como un tonto con dos platos de comida sentado solo en un lugar sin personas más que la cocinera. Anoté el número de Kuro, que había dejado Kageyama anotado en un pedazo de papel a un lado de la bebida y abandoné el lugar para dirigirme a mi casa.

 

 

 

Notas finales:

Espero lo hayan disfrutado. *sigue llorando*


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