Salía caminando de la tintorería, le habían entregado la ropa que había mandado hace una semana. Lo atendieron rápidamente por ser la última entrega del día, eran las 7 p.m. comenzaba a oscurecer y las calles estaban completamente vacías pero era obvio siendo 24 de Diciembre; Todos estaban en casa con sus familias, parejas etc. No como él que aún iría a una tienda abierta las 24 horas a comprar su cena.
Al terminar de hacer sus compras salió cargando algunas bolsas, la noche parecía tranquila, las calles eran alumbradas por los árboles con luces mientras se aspiraba un olor fresco y la temperatura descendía anunciando que iba a nevar.
Se detuvo para poder cerrar bien su chaqueta y acomodar su bufanda, el ambiente estaba demasiado frío a su parecer.
-¡DEJEME EN PAZ!- escuchó un grito enorme que lo sobresaltó.
Al otro lado de la calle un chico de aproximadamente 17 años estaba sentado en la orilla de una banca tratando de huir de un señor bastante ebrio; No tuvo que pensarlo, corrió hacia donde se encontraba ese chico que estaba en forma de ovillo esperando un golpe que, gracias a su defensor nunca llegó.
Sujetó su mano con suma fuerza mientras decía tranquilamente y con un deje de cinismo
-Un hombre de su edad y completamente ebrio acosando a un niño…
-Ssuel-tame no te metass en lo que no tte im-porta-respondió este tratando de soltarse del agarre que se hizo aún más fuere.
-¿No le parece desagradable?- respondió ignorando su pregunta - ¿Eh? ¡¡Responda!!- alzó su tono de voz y dobló su muñeca hasta causar a ese de dolor que indica estar a punto de la fractura. El chico sólo se limitaba a esconderse tras el mayor en silencio.
-S-si, lo ssiento, no vol-verá a ocurrir, pero ¡suéltame ya!- respondió rápidamente ante el temor de resultar herido. Lo soltó como si nada y el individuo salió “corriendo” (estaba a punto de tropezar varios metros más adelante).
-Imbécil- murmulló para si mismo mientras lo veía marcharse con el ceño fruncido.
-Yo… uhm gracias por ayudarme - escuchó una débil vocecilla a sus espaldas- ¿Puedo pagarle de alguna forma?
-No hay de que-respondió sonriendo- no tienes que pagarme nada solo dime Qué hacía un chico como tú en la calle a estas horas de la noche y encima sólo, ¿No deberías estar en casa con tus padres o algo así?-añadió dubitativo.
-Hmm… que entrometido, pero responderé si me dices tu nombre- respondió el menor con tono juguetón y una enorme sonrisa en forma de corazón.
-Me llamo Jongin- respondió con una sonrisa contagiada.
-Espera… ¿Jongin? ¿Departamento #25 edificio C?- preguntó con sus ojos bien abiertos, haciéndolos ver aún más grandes de lo que ya eran y haciendo que sus pestañas acariciaran la línea final del párpado.
-Uhm, si ¿Cómo lo sabes?- preguntó sorprendido el mayor mientras miraba fijamente su cara con los ojos entrecerrados y el asomo de una sonrisa.
-Yo vivo en el departamento #23 al fondo del pasillo.
-Ohh… ya veo… entonces ¿Me espías?- preguntó juguetón el otro.
-Yo… no es lo que quise decir… tan sólo…. Nada- Kyungsoo estaba rojo hasta las orejas y no era exactamente por el frío.
Jongin rió un poco al ver que había puesto nervioso al chico. –Y dime, ¿Cuál es tu nombre?
-Kyungsoo, Do Kyungsoo- dijo con la vista hacia el suelo sin saber realmente a donde mirar
-Entonces Kyungsoo ¿Cómo es que estabas sólo en la calle y a éstas horas?
-Estaba aburrido en casa así que salí un rato…
-¿No deberías estar ayudando a tu madre con la cena o algo?- preguntó con suma curiosidad.
-Ya tenía la cena lista y vivo sólo, mis padres están en Tailandia… - respondió sin darle mucha importancia.
-Oh vaya... entonces ¿Cuántos años tienes?
-21 de hecho estoy aquí por estudios.
Jongin se quedó pensando en silencio mientras Kyungsoo trataba de evitar su mirada.
-Bueno ya que estás bien me retiro- dijo Jongin después de un largo y no del todo incómodo silencio que se había formado entre los dos.
Sin más palabras por decir, comenzó a caminar dejando atrás al chico hasta que sintió como halaba de la manga de su chaqueta –Espera…- Kyungsoo estaba viéndolo con un lindo puchero en sus labios – ¿Puedo ir contigo?… estoy un poco aturdido por lo que acaba de pasar y no me gustaría ir solo…- dijo esto último con voz baja y mirando hacia el piso.
-Está bien, vamos- fue lo último que dijo el más alto antes de seguir caminando.
Iban en silencio, viendo los árboles y de pronto el menor comenzó a tararear una canción para suavizar el silencioso ambiente entre ellos dos; era una canción muy conocida así que Jongin comenzó a seguirlo, cantándola suavemente.
You come around to every child, in the world
Always in time, you’re never late, every year…
How does it feel to work? Everyone’s off, no one to help you…
Sin darse cuenta ambos estaban cantando mientras caminaban alegremente a punto de llegar a los edificios.
Entraron al elevador riendo un poco, y cuando llegaron al piso correcto pararon en seco.
-Muchas gracias por acompañarme y haberme ayudado- Kyungsoo hizo una reverencia.
-No hay de que… Hasta luego- sonrió antes de darse la vuelta pero nuevamente fue detenido.
-Espera, mira arriba- dijo sonriente Kyungsoo.
Jongin lo obedeció y miró hacia el techo, había un muérdago.
-Un muérdago… ¿Eso que tie…- No alcanzó a completar la frase, sintió el roce de unos suaves y carnosos labios contra los suyos; se quedó estático mientras el otro aún parado de puntillas seguía en la misma posición con los ojos tiernamente cerrados tratando de conservar el cálido contacto por algunos segundos más.
-¡Feliz Navidad!- Fue lo único que escuchó el mayor después de su casto beso, mientras veía al otro correr al fondo del pasillo y encerrarse en su departamento dejándolo con una sonrisilla de medio lado y las mejillas un poco coloradas.
A la mañana siguiente despertó con la misma sonrisa y al acercarse a la puerta encontró una pequeña nota debajo de ésta que decía: “Espero que hayas pasado bien la noche, me gustan mucho los muérdagos ¿Y a ti?”
-A mí también- soltó al aire antes de sonreír nuevamente y abrir la puerta dispuesto a visitar a su joven y lindo vecino.