“Todo comenzó como un juego para ti, pensaste que todo eran cosas locas de un niño y que en un abrir y cerrar de ojos yo dejaría de encapricharme por ti. Sinceramente lamento tanto que no notes mi amor ni lo que daría por ser una persona importante en tu vida, así que me tengo que ir por mi bien, por mi salud emocional, recuérdame como algo lindo que no logro un final feliz.
Atte. Shinobu.”
Estoy cansado Miyagi, creo que debo darte un premio por lograr que me hartara de ti y hacer que deje de intentar que veas el amor que te tengo. Mi corazón duele como nunca imagine, llegue a pensar que todo lo que habíamos pasado en los últimos meses significaba que me habías aceptado totalmente como pareja pero así no fue.
Ayer pensé que era broma tuya el terminar con nuestra relación y reí un poco ante esas palabras, empezaba servir la comida pero tú estabas estático con una sonrisa en los labios “no crees que es verdad” dijiste sin más, mi corazón empezó a latir con fuerza, te mire.
—Eres un tonto —dijiste —esto es un juego Shinobu y me canse de jugar, quiero que salgas de la casa cuanto antes—.
Corrí a abrazarte y pregunte llorando “Qué hice mal Miyagi…yo te amo” recibí tu sonrisa y después me empujaste diciendo que esa misma noche llegaría tu nueva pareja al departamento y que no querías que yo interrumpiera. Ya llore bastante por esta situación, no quiero hacerlo más, no lo haré más.
Estoy en un avión que me llevare lejos de ti y espero que seas feliz con tu nueva conquista, yo seré feliz sin ti.
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—Pasa— una grave voz respondía desde la oficina, Miyagi entro — ¡Oh! Mi yerno favorito—.
—Buenos días señor Takatsuki— Miyagi se acercó al escritorio del mayor —Ya hice lo que me pidió—.
—Terminaste tu jueguito con mi hijos, me alegro — el mayor de puso de pie — espero y cumplas tu palabra y dejes en paz Shinobu ¿Qué querías? ¿Qué te cuidara cuando tuvieras problemas mentales o cuando los años pesen demasiado? —- Miyagi apretó los puños — piensa que es por su bien, mi hijo merece a alguien de su edad—.
—Cumpliré con mi palabra — Miyagi dio la vuelta — y no crea que lo que hice fue por sus molestas palabras de días atrás, lo hice porque como dice, es lo mejor para Shinobu—.
Se alejó de la oficina azotando la puerta. Subió a su auto dispuesto a perderse entre la ciudad, sin querer pensar en que lo había hecho unas horas antes.
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Mi cuerpo duele en este instante, mi corazón pesa y mis labios necesitan los tuyos Shinobu, pero es cierto lo que decía tu padre esta relación solo te perjudicaría, lamento tanto el haberte hecho daño, lamento tanto que ahora tú me odies y que desees golpearme.
Sé que estas en estos momentos sin moverte de mi departamento, estas en buscas de una explicación y no pienso dártela, no quiero que al final del día terminemos juntos y vuelva a lastimarte cuando mis dudas acerca del futuro me sobrepasen y decida que lo mejor es separarnos, lo único que no entiendo de todo esto es porqué si sé que esto es lo mejor, el corazón no deja de doler.
Entro al edificio, y busco entre mis recuerdos alguna forma de hacerte pensar que soy de lo peor, ayer te dije que traería a mi nueva conquista pero da la casualidad que no soy tan ruin como para humillarte de esa manera, tendré que enfrentarme a ti.
Llego y para mi sorpresa no estas, entiendo que quizá hayas buscado la forma de estar dentro de mi departamento y lo hayas logrado, ¿ya cocinaste la comida? Espero que sí, al menos déjame probar por última vez ese platillo tuyo, déjame quedarme con esa imagen cuando cocinas, deja que mis recuerdos en las mañanas sea verte en la mesa con un delantal rosa preparando el desayuno, no quiero decirte adiós pero tu padre te castigara si no lo hago.
No sé qué pensar, en el departamento no hay señales de ti, no creo que te hayas rendido tan fácil. He terminado de leer tu nota de despedida, entiendo, has decidido proteger tu corazón de un anciano como yo, quizá sea lo mejor, vete lejos de mí, donde yo nunca pueda volver a ver tu sonrisa, donde yo nunca pueda volver a tocarte donde mi corazón jamás logre sacarte una lagrima, vete…vete y llévate contigo mi vida, mi amor, mi todo.
Hoy no correré a buscarte como lo hice la primera vez que sentí perderte, hoy dejare que te vayas, dejare que hagas tu vida, porque a pesar de todo sé que haya hay una mejor pareja para ti…
Te amo, te amor tanto que lo único que hago es quedarme aquí llorando frente a la puerta, amarrándome con toda mi fuerza para no buscarte. Adiós y que la vida te de toda la felicidad del mundo.
El amor se puede callar, puedes forzarlo a quedarse amarrado a una silla, sabes, hay algo que no puedes hacer con el amor: terminarlo. Hoy Miyagi y Shinobu se han separado y deciden dejar que sus vidas cambien de rumbo, pero como dijo Shinobu “del destino nadie puede escapar”.