Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡¿BoM?! por AbraxasB

[Reviews - 28]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

Buen inicio de año!!!

Les dejo el cap. 8. Espero lo disfruten. Esta chiquito por que tuve que dividir el capitulo original en 2 pues esta muy largo jajaja así que intentare no tardar más de una semana en subir el 9.

 

Cap.8 ¿Quieres acampar conmigo?





La tarde pasó de lo más rápida, después de tomar un baño salieron a dar la vuelta a los alrededores. Ed y Al habían notado que el lago estaba más alejado a diferencia de cómo se veía desde la carretera. Regresaron, comieron y jugaron en la consola que Breda había llevado hasta el anochecer.

- me voy a dormir – dijiste incorporándote del sofá donde momentos antes escuchabas música mientras veías como Al era masacrado notablemente.-hasta mañana.

-hasta mañana- todos voltearon a verte y se despidieron de ti agitando su mano. Ed acostado sobre el sofá te miro unos segundos más, sostuviste su mirada tranquilamente ya que nadie prestaba atención y ladeaste ligeramente tu cabeza preguntándote que era lo que te trataba de decir. Te sonrió y regresando su atención al frente les diste la espalda despacio, con una sonrisa en tu cara y saliste de allí.

Subiste las escaleras descalzo, llevando en una mano el par de zapatos mientras la otra tanteaba la pared buscando el interruptor para encender la luz del pasillo de arriba.

Entraste a tu dormitorio aventando los zapatos, tomaste el pijama de tu mochila, te desvestiste y sólo te acomodaste el pantalón holgado de dormir. Te dejaste caer sobre la cama cruzando los brazos sobre tu pecho descubierto - ¿que voy a hacer? – gemiste mirando por la ventana la oscuridad de fuera.

Después de pensarlo detenidamente te sentías demasiado estúpido por haber propuesto aquello como premio de la apuesta. Era verdad que te gustaba Ed, que estabas comenzando a aceptar ese sentimiento tan raro y tan nuevo, pero también era verdad que aun no sabías como manejarlo, como acercártele y ahora, si esos días en su casa no te ayudaban, ibas a acabar complicándolo aún más.

No supiste cuanto tiempo permaneciste metido en tus pensamientos, pero diste un respingo en cuanto la puerta de la habitación se abrió dejando ver a un castaño de lentes recargado en el marco de la puerta – sabía que estarías aquí – dijo en cuanto llego a tu cama acostándose a tu lado y con las manos detrás de la cabeza.

- por eso dije “me voy a la cama” - te burlaste girando completamente y quedando boca abajo.

Se rio - si, ¡lo dije mal! –volteo a verte – quise decir : sabía que estarías así.

Le devolviste la mirada confundido – ¿así como? – preguntaste más que nada por aparentar, por que estabas seguro que siendo tu amigo por más de quince años sabría que algo pasaba en tu cabeza.

Giro los ojos -se que algo te pasa o te molesta – te dijo como si fuera obvio para el mundo entero

-¿porque lo dices?- preguntaste y pusiste la cara más inocente que tenías

-por qué te conozco desde que intercambiábamos biberones Roy Mustang – se levantó de la cama buscando su mochila – entonces… ¿puedo ayudar en algo?- te pregunto mientras se ponía su pijama.

Suspiraste pesadamente - no, creo que lo tengo que resolver yo solo. –le sonreíste y lo viste acercarse a ti hasta quedar sentado en tu cama.

Maes revolvió tu cabello como cuando eran pequeños - muy bien – te dijo y parándose lentamente fue hacia su cama. Quito las pocas almohadas que la adornaban y aparto la frazada para adentrarse en ella - de cualquier forma, sabes que estoy aquí para lo que necesites.

Sonreíste -lo sé – te sentaste en el borde de la cama y un bostezo salió de tu boca - iré por un vaso con agua- te levantaste dispuesto a salir del cuarto hasta que la voz de Maes te detuvo antes de tocar el picaporte.

- ¿puedo hacerte una pregunta?-

Volteaste extrañado y asentiste con la cabeza -claro –

-es tu decisión si la contestas o no – te aseguro

Reíste -aun cuando no la conteste tu sabrías cual es mi respuesta –

-sip, pero siempre me ha gustado escuchar la verdad de ti.- saco sus brazos de la manta y clavo su vista en el techo.

-¿y…? – comenzabas a impacientarte. Maes no acostumbraba a hacer ese tipo de preguntas y cuando las hacía se trataban justamente de lo que no paraba de dar vueltas en tu cabeza.

- ¿esto tiene algo que ver con Ed?- soltó sin mas y posó su vista en tus ojos.

Casi estabas seguro de que haría esa clase de pregunta, asi que cuando lo escuchaste no logro sorprenderte del todo. Aún así tu piel se erizó y algo en tu cabeza te dijo que no había razón para mentirle a tu mejor amigo– si, y tu sabes de que forma – agachaste la cabeza y no pudiste evitar que un pequeño sonrojo apareciera en tus mejillas.

Eso había sido demasiado honesto para venir de la boca de Roy Mustang. Maes sonrió complacido con la respuesta viéndote inseguro junto a la puerta de la habitación.

Se levantó de la cama caminando hacia ti en silencio.-sea cual sea la decisión que tomes al respecto, confía en mi para lo que sea – te rodeó con los brazos y sentiste como el peso que habías ido acumulando todo este tiempo disminuía notablemente.

Despeinaste sus cabellos torpemente - gracias – una gran sonrisa apareció en tu cara y correspondiste el abrazo sumamente feliz con su reacción.

En realidad no esperabas que fuera de otra forma. Maes había estado a tu lado en los momentos más difíciles de tu vida y en los más vergonzosos también, para tu mala suerte. Lo considerabas casi como un hermano y siempre supusiste que pasara lo que pasara cada uno iba a estar para apoyar al otro en cualquier momento.

- ¡hermano! – soltó asombrado – te gusta Ed!- concluyo como si apenas hubiera captado lo antes hablado.

-¿eh?- deshiciste el abrazo y lo miraste aburrido.

-¡wooo! quien lo hubiera pensado –exclamó pasando ambas manos por su cabello – ¡mi hermano del alma enamorado!

-¡oye! – la patada dirigida a Maes quedo perdida en el aire cuando salió huyendo refugiándose bajo las mantas - ¡baka!

Saliste de la habitación después de aventarle una almohada. Notaste por el silencio que había en toda la casa que hacia mucho que todos habían subido y supusiste que ya estaban completamente dormidos. Bajaste las escaleras con una sonrisa en tu cara y entraste despacio en la cocina a oscuras. Tomaste el agua helada notandola bajar por tu garganta y sintiéndote atraído por el viento que movía los arboles saliste a la parte trasera. El aire envolvió tu espalda desnuda y te hizo estremecer unos minutos hasta que tu cuerpo logro acostumbrarse a la temperatura de afuera.

Te sentaste en cuanto sentiste una piedrecilla clavarse en la planta de tu pie y una vez allí aprovechaste para acabar tendido en el césped. Esa noche el cielo estaba completamente despejado, la brisa llegada de los árboles era simplemente embriagadora y te sentiste en paz contigo y el mundo hasta que el ulular de un búho te hizo dar un brinco poniendo alerta todos sus sentidos.

Cuando lograste tranquilizarse y pensar en otra cosa, miles de preguntas azotaban su cabeza, ni siquiera sabias cual de ellas debería responder primero. Pero de algo estabas seguro, por ninguna razón ibas a permitir que algo te apartase de él, aun cuando no fueran más que amigos.

Te sentías algo raro, luego de haber aceptado sentirte atraído por un chico nada cambio, la imagen que tenias de ti mismo seguía tan intacta como la cerradura de la casa abandonada al final de tu calle .De alguna forma pensaste que tu vida daría una vuelta de 360°, como si cambiarse de bando te hiciera ir contra la corriente. Estabas completamente equivocado. A pesar de esa sensación extraña te sentía el mismo de siempre, y lo mas importante: eras el mismo de siempre.

Frotaste tus brazos abrazándote a ti mismo cuando una corriente de aire algo más fría que las anteriores llego hasta donde estabas. Las ramas de los árboles vecinos se movían ruidosamente chocando unas contra otras y luego la luz de la luna proyectando sombras espantosas te hizo recordar aquella historia de terror que Maes te había obligado a escuchar hacía ya casi dos años en ese mismo lugar. Sacudiste la cabeza apartando de tu mente las feroces fauces de los hombres lobos y las bestias salvajes sintiéndote idiota por dejar que se metieran en tus pensamientos.

Respiraste hondo cerrando los ojos, tranquilizando tus nervios y esa estúpida sensación de estar siendo observado. Abriste los ojos de a poco obligando a tu mente a captar claramente lo que había en los alrededores.

Un escalofrío recorrió tu cuerpo cuando un ruido sordo proveniente del interior de la casa inundo el tranquilo silencio. Una mezcla nada agradable de miedo y curiosidad se apoderó de ti, de una u otra forma no te quedaba mas remedio que ir a echar un vistazo; lo más probable era que un ardilla haya encontrado la manera de entrar a robar comida y se estaría dando un festín, pero aun así tus manos temblaron cuando incorporándote tuviste que sacudir el poco pasto adherido a tus pantalones.

Entraste a la casa silenciosamente ayudado por la falta de zapatos y la luz que emitida por la luna alumbraba lo suficiente como para no tropezar con algo.

Atravesaste la cocina, asomándote hacia el comedor sin notar nada extraño. Pequeños ruidos de vidrios chocando entre si te guiaron hasta la sala, inspeccionaste el área, todo estaba igual como cuando te fuiste a dormir salvo por un par de zapatos olvidados.

Rodeaste dos de los tres sillones que allí se encontraban sin hallar aquello que había causado el ruido. Te detuviste volviendo a repasar todo con la vista, diste un giro de ciento ochenta grados pudiendo ver a través del gran ventanal la zona de fuera. Nada, y el ruido había desaparecido. Te quedaste viendo el primer escalón de las escaleras, las sombras de las cortinas se movían rítmicamente, sin ningún cambio inusual. Quizá solo fuera producto de tu mente.

Cuando estabas decidido a ir a dormir algo llamo tu atención, la puerta del cuarto de lavado estaba abierta, si no te equivocabas, los ruidos bien pudieron haber salido de allí. Te acercaste sigilosamente pegándote lo mas posible a la pared y esquivando muebles y pinturas que encontrabas a tu paso. Estando seguro de no escuchar movimiento alguno asomaste la cabeza por la rejilla dejada. Un grito se ahogó en tu garganta al ver una pequeña figura sentada sobre la lavadora balanceando los pies tranquilamente. Un cabello rubio separado del resto brillaba aún más debido a la luminosidad proveniente de fuera.

Cuando tu corazón logro tranquilizarse te quedaste unos minutos observando esa mirada dorada perdida en la inmensidad de la luna; cuando regresaste de tu letargo diste unos pasos atrás tratando de no hacer ruido y parando junto a las escaleras. Aclaraste fuertemente tu garganta esperando haber sido escuchado para no causarle un susto a Ed por aparecer de improviso y caminando hacia el cuarto de lavado abriste tranquilamente la puerta siendo recibido justamente por la mirada curiosa de Edward. -deberías de estar durmiendo –dijiste bajito para no afectar la atmosfera del lugar.

Notaste el casi imperceptible escalofrío en el cuerpo de Ed regalo del frio viento del exterior. Pasaste frente a él cerrando la ventana alta de lugar sonriendo burlonamente pensando la razón por la que no lo había hecho el mismo.

- no podía dormir- dijo pausadamente dando un salto para quedar parado justo al lado tuyo – baje a comer algo y a tomar agua.

Lo miraste extrañado- ¿y porque estas aquí? – volteaste a ver al rubio, hasta ahora notabas que al igual que tu solo llevaba puesto el pantalón de dormir además de una delgada camiseta blanca.

-oh, eso - se rasco la nuca incómodo. Y notaste que evitaba tu mirada – se me cayó… el vaso y se rompió – Señalo el bote de basura oculto en la esquina opuesta por una cajas de cartón- vine a tirar los vidrios – Viste sus ojos ir en todas direcciones y captaste lo que pasaba cuando te diste cuenta que tu pecho desnudo estaba casi a la altura de sus ojos. Creíste que estaba pasando por un momento bochornoso y haciendo caso omiso del sonrojo de sus mejillas te situaste a su lado, hombro con hombro para salvar el momento.

Lo oíste respirar profundamente como si hubiera olvidado hacerlo por un buen rato. Tosió. - me iré a dormir- amarró los cordones que colgaban del elástico de su pijama y sin mirarte fué hacia la puerta.

No sabias que decir. Desde tu lado había resultado ser un momento divertido y hasta bobamente podrías catalogarlo como romántico, pero estabas seguro que para él había sido todo lo contrario. Pensaste un segundo en como aligerar el ambiente y suponiendo que aunque subiera no lograría dormir se te ocurrió algo de repente - ¿quisieras ir a dar un paseo? – preguntaste y detuvo inmediatamente su andar para voltear a verte despacio.

Tenía una mirada precavida– ¿eh? –preguntó antes de sacudir su cabeza de lado a lado- …quiero decir …- una sonrisa apareció en su cara– claro .

Te alegraste por ello y caminaste hacia él antes de voltearlo nuevamente -muy bien – lo tomaste por los hombros encaminándolo escaleras arriba.

- ¿pero…? –

- ¿no pensaras salir así o si? - aferraste aun mas el agarre sintiendo alegremente la tersa piel bajo tus dedos -hace mucho aire allá afuera, no querrás terminar enfermo .- Lo dejaste frente a su habitación antes de entrar por la puerta de al lado.

Sonreíste al ver a Maes a punto de caer de la cama, estaba completamente dormido, respirando acompasadamente y con la frazada hecha bola junto a él.

Tomaste tu chaqueta y unos zapatos y saliste cerrando la puerta tras de ti sin hacer ruido. Una vez en el pasillo te acomodaste la chamarra y recargándote en la pared acomodaste tus zapatos.

- listo – Ed salió acomodándose una sudadera roja con estampado en negro. Asentiste y bajaste las escaleras delante de él para que no notara la sonrisa boba que tenías.

Salieron de casa tomando el sendero que llevaba al lago. Te alegraba poder compartir un tiempo solo para ustedes dos, era reconfortante saber que muy lejos de lo que ocultaban, la amistad que compartían no se igualaba a ningún otra, era confusa, masoquista y rara …muy rara.

Rodearon una buena parte del lago sin notar lo mucho que se habían alejado de casa. – aquí solía venir a acampar con mis padres y algunos primos cuando era pequeño – dijiste y señalaste un espacio amplio desprovisto de árboles y rodeado de enormes rocas.- nunca me agradó mucho aquello.

-¿por? –Ed se subió a la roca mas alta que encontró y te invitó a hacer lo mismo tendiéndote una mano para que te sujetaras a ella.

La aferraste fuertemente y tratando de que no cargara con todo tu peso subiste lo más rápido posible. Te sentaste en una de las rocas mas próximas a la que había escogido Edward, suspiraste .- a mis primos les desagrada la naturaleza, se la pasaban metidos en su tienda, leyendo; no había nadie con quien jugar y me aburría demasiado .- echaste la cabeza hacia atrás viendo el cielo estrellado y te preguntaste si alguna vez tendrías la oportunidad de contarle toda la verdad a Ed - lo mejor era ver como se ocultaba el sol, me subía a esa roca – señalaste exactamente donde Ed yacía – y esperaba hasta ver el crepúsculo -

- si que debió de ser aburrido – comento Ed contagiado por esa extraña sensación de tristeza con la que hablabas.

Recordaste -lo era - de repente una pequeña sonrisa asomo por tu boca - después de unos años ellos se fueron a una escuela en el extranjero y nunca volvimos a acampar.

Te regreso la sonrisa y te sentiste más tranquilo. Lo viste pensar un momento – yo nunca he acampado – agregó después de un largo silencio .

-no es tan divertido como parece – aseguraste rápidamente y alcanzaste a ver una mueca de decepción en su boca .- o al menos nunca lo fue para mi.- corregiste

-cierto, pero no por nada la gente disfruta acampar.- dijo él.

Te alzaste de hombros -tienes razón , tal vez...algún día…quizás, vuelva a intentarlo.

-ha de ser divertido – comento en voz baja como si hablara consigo mismo.- algún día le preguntaré a Al si quiere ir conmigo… tal vez le guste la idea. –rió – o igual se niega solo por las picaduras de los mosquitos.

Lo miraste curioso escuchándolo parlotear una idea que creiste no era la primera vez que rondaba por su cabeza. Te alegraste de compartir ese momento con él y mientras el miraba el agua del lago moviéndose por el viento tú mirabas sus ojos claros brillando gracias a la luz de la luna. Te concentraste y mentalmente fuiste dibujando ese momento: la luna, el lago, las rocas… Ed, sus ojos, esa sudadera roja que te había encantado, su pijama negra y el movimiento de su cabello dorado.

-¿tu acamparías con nosotros? – te pregunto súbitamente sacándote de tus ensoñaciones

-¿mmm…? – te sorprendiste por la pregunta y la mirada fija que tenía sobre ti no te dejaba pensar con claridad.

- ¿que… si te…gustaría acampar con nosotros? – repitió esta vez un poco avergonzado y regreso su vista al lago.

Sentiste un peso en tu pecho -en realidad… no me gustaría mucho- dijiste y notaste como sus hombros caían un poco -saldría a cualquier lado conti…con ustedes – corregiste audazmente – pero no creo poder darle otra oportunidad a las tiendas de campaña, las fogatas, los árboles, bombones, ya sabes.

- entiendo - giro su rostro regalándote una sonrisa, que aunque trataba de ser normal tu supiste que ocultaba tristeza -y si nos acompañan los chicos?- agrego mirándote con unos ojos brillosos y traviesos.

-explícate – pediste y disfrutaste de esa sonrisa que pocas veces habías logrado ver – que tramas?-

Su sonrisa se ensancho aún más – pero lo importante es si tu aceptas darle otra oportunidad a las tiendas de campaña, las fogatas, los árboles, bombones, ya sabes - repitió imitando graciosamente tu voz.

-en verdad lo dudo – aseguraste sin pensar y alzaste una ceja frente a la burla que te estaba haciendo.

- ¿y si te obligo?- te sonrió y a pesar de eso te diste cuenta que mantenía su distancia por si insistías en negarte.

-no puedes hacer eso- fanfarroneaste, temiendo profundamente lo que planeaba.

Lo viste jugar nerviosamente con sus dedos mientras hablaba despacito…- ¿te acuerdas… del trato… que hicimos ayer?- te miro dubitativo

-oh, no no no .- comprendiste al fin por donde iba el asunto – sabía que lo ocuparías en mi contra.

Lo escuchaste resoplar y supiste que se había dado por vencido. Te sentiste seguro y al mismo tiempo culpable. En realidad tenías miedo de volver a sentir y recordar esos horrendos días. Tomaste suficiente aire y te armaste de valor, si estaba en tus posibilidades hacer que disfrutara eso como tu no pudiste, así lo harías.- muy bien – dijiste asintiendo despacio- si eso hace que vuelvas a sonreír, así será- segundos después efectivamente lo viste sonreír como nunca antes al tiempo que sus ojos brillaban por la sorpresa.- además fui yo el que dijo que podías pedir cualquier cosa, no?-

-¿cuando?.- escupió emocionado

-¿cuando que?.- preguntaste nervioso

-¿cuando acamparíamos?- pregunto sin quitarte la mirada de encima. Lo pensaron un buen rato, tomando los pros y contras de los siguientes fines de semana o las vacaciones de fin de año, hasta que se te ocurrió algo.

Dudaste en decirlo pensando en lo pronto que era - pues no sobran dos días y mañana, bueno hoy… – corregiste viendo que tu reloj marcaba un poco mas de las doce .- en la noche , tal vez… - alzaste tus cejas mitad suplicando que se negara y lo postergara para cuando tu estuvieras preparado mentalmente, mitad por que dijera que si y todo se acabara de una vez por todas.

- ¿hoy? – hasta el mismo se había sorprendido por la cercanía – pero no tenemos nada preparado.

- en la cabaña tenemos unas cuantas casas de campaña y sacos de dormir – entrecerraste los ojos sintiéndote tonto por traicionarte a ti mismo - podríamos buscarlas, comprar lo que nos falta y avisarle a los demás.

- muy bien .- sonrió muy feliz y aceptaste que todo valía la pena tratándose de él.

-vale, entonces por ahora será mejor que regresemos – bajaste de la roca y volteaste a verlo para tenderle una mano por si fuera necesario.

Recargo sus brazos en la roca y notaste la duda en sus ojos cuando se dio cuenta lo alto que estaba, lo viste dispuesto a saltar cuando una de sus manos resbalo con el musgo crecido de un solo lado de su asiento. Todo paso demasiado rápido que cuando reaccionaste Ed ya estaba enterrado entre un grupo de piedras de menor tamaño.



…………………………………..



Sentí mi mano deslizarse sobre una cosa húmeda y rasposa y me vi cayendo casi dos metros sobre el mismo montón de rocas por las que había subido. Cuando estaba seguro de que la cosa no iba a dar para mas, una roca teletransportada de quien sabe que mundo chocó con la parte superior de mi cabeza haciéndome sentir un dolor punzante mientras la oscuridad se iba apoderando de mi.

Me sentí ser llevado suavemente hasta una superficie acolchonada, donde alguien con mucha suavidad limpiaba mi rostro cubierto de una sustancia viscosa y con olor a hierro. Trate de recordar donde me encontraba pero mi cerebro por más que lo intentaba no lograba encontrar respuestas y solo me estaba sumiendo en un sopor profundo.

Poco antes de rendirme bajo esa fuerza, noté vagamente como algo caliente me envolvía y luego como unos labios depositaban un beso en mi frente y en la comisura de mi boca. Sonreí para mi mismo antes de ser absorbido por el cansancio y acabar creyendo que eso era solamente parte de un sueño.





....
Notas finales:

 

 

Recuerden dejar comentario n_n

Buena vida!

Hasta el próximo ...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).