Kagami’s POV
No es el hecho de que esté lloviendo lo que me pone feliz, después de todo, nunca me ha gustado la lluvia, pues en un clima como éste es muy difícil jugar basquetbol en la cancha callejera.
No es el hecho de que esté refugiado debajo de una sombrilla, pues mi mano se ha cansado de detener esta sombrilla, la lluvia no es tan fuerte, pero tampoco es tan tenue, y es en estos momentos en los que maldigo este clima. Es verano y las lluvias últimamente no han cesado.
Tampoco es el hecho de que mis zapatos deportivos nuevos se hayan mojado casi en su totalidad, después de todo, sabía que iba a llover, y aun así los traje, parece que tuve la culpa en ese aspecto.
No es el hecho de ninguna de esas cosas haga que yo esté tan feliz, a pesar de éste clima que tanto odio, y la razón se encuentra a mi lado, tomando mi mano mientras vemos la lluvia caer.
-Aomine…- mis labios susurran mirándolo tiernamente, mientras mi mano entre la suya se une en un toque un poco más fuerte, sintiendo la calidez de su cuerpo.
-Parece que no dejará de llover-
Me dice, para luego mirar al cielo, sin dejar de regalarme su calor mediante el toque de su mano.
Como casi todos los fine de semana, nos citamos para jugar un 1 a 1, es verano, y a pesar de que hace mucho calor, también las lluvias van acrecentando cada vez más. Sabíamos que debíamos estar preparados para las lluvias.
No pude evitar reírme el recordar cómo Aomine se burló de mí, pues llegué a la cancha con una sombrilla en la mano, además de mis cosas habituales, pues había escuchado el pronóstico del tiempo por la televisión. Ese tipo tan egoísta y arrogante… después de todo, está cubriéndose debajo de la sombrilla que traje.
Aomine’s POV
-Parece que no dejará de llover-
Miro el cielo, completamente nublado. Maldito día para llover; éste es uno de los pocos días en los que puedo jugar tranquilamente con Kagami, y el estúpido clima no coopera. Parece que después de todo tendremos que cancelar el partido e ir a casa, pues muy seguramente lloverá durante todo el día y toda la noche.
La mano de Kagami me reconforta, y debo agradecer el hecho de que él comparta la sombrilla conmigo, pues aquella sombrilla es chica, lo que me hace estar más cerca de él, sentir su cuerpo junto al mío, sentir su esencia y aspirar su aroma. ¿Qué importa que no podamos jugar? ¿Qué importa que nuestro fin de semana pase entre el cielo nublado y calles húmedas? Si después de todo puedo tener a Kagami cerca de mí, justo como en éste momento.
-Será mejor irnos-
Dije con resignación finalmente, pues aunque me gusta estar de ésta forma con Kagami, no tiene caso permanecer en éste lugar, esperando que la lluvia cese, cosa que estoy seguro que no pasará.
******************************************************************************
Escucho las palabras de Aomine… tal vez tenga razón, tal vez sea mejor irnos de este lugar. Aunque me siento muy frustrado al no poder jugar con él.
-Juguemos-
Le dije finalmente, mirando sus ojos azules, aun tomando su mano entre la mía, mostrando una pequeña sonrisa.
-¿Estás loco? ¿Acaso eres tan Bakagmi para no notar que sigue lloviendo?-
Mi mirada cambió a sus palabras…
-Ahomine… ¡idiota! no me llames así-
Deshago el toque de nuestras manos y miro hacia otra parte. Estúpido Aomine… odio que me llame de esa forma.
Demonios… quiero jugar con él… pero hacerlo en éstas condiciones sería peligroso… pero debo admitir que jamás había jugado bajo la lluvia. Sería algo interesante.
-Quiero hacerlo-
Dije en palabras firmes, sentí la mirada de extrañeza de Aomine sobre mí, pero mi mirada permanecía sobre la canasta de la cancha, imaginándome ese juego.
-¿Hacer qué?-
-Jugar bajo la lluvia, idiota.
Por fin fijo mis ojos en los de mi acompañante, quien me mira ésta vez con curiosidad.
-Jamás he tenido un juego así… quiero intentarlo-
*******************************************************************************
Miré a Kagami, su propuesta podría ser muy peligrosa para ambos… pero debía admitir que algo en sus palabras me había provocado las ganas de querer intentar jugar de esa manera, podría ser buena idea, o simplemente podría ser divertido.
-Hagámoslo-
Dije con una gran sonrisa, mirando cómo él dejaba la sombrilla a un lado y tomaba el balón entre sus manos.
Fui el primero en tomar mi posición en la cancha, miré nuevamente el cielo y cerré los ojos ante el contacto de las gotas de lluvia sobre mi cuerpo. Era una sensación diferente a lo que yo recordaba. Mi ropa poco a poco se iba mojando, y en todo ese tiempo, mi cuerpo había permanecido cálido, a pesar de mi ropa mojada.
Kagami tomó su posición frente a mí, mientras empezaba a driblar el balón, y en un movimiento rápido me burló para encestar una canasta.
-No lo haces nada mal-
Dije con aires de grandeza, notando la sonrisa de Kagami. Esta vez fue mi turno para tomar el balón, y al rebotarlo, intenté saber cómo rayos le había hecho Kagami para hacer rebotar el balón tan fácil y haber encestado esa canasta. Obviamente era más difícil de lo que él lo había hecho ver. El agua que caía en la cancha hacía difícil el hecho de driblar el balón, y más aún de jugar cómodamente, y sin embargo, era una sensación interesante, diferente, una sensación nueva que en ese momento estuve disfrutando.
*****************************************************************************
No tenía idea de cuánto tiempo había pasado desde que seguíamos jugando bajo la lluvia. Nuestras ropas estaban completamente empapadas. Debo decir que varias veces tuve que detener mis movimientos para acomodar mi short deportivo ante el peso del agua en él.
No podía dejar de mirar a Aomine, aquella agua recorrer todo su cuerpo moreno, el agua de la lluvia resbalar por sus cabellos , aquella mirada de competitividad, era una visión tan gloriosa.
-Creo que hoy ganaré-
Dije tomando el balón entre mis manos, totalmente entusiasmado al ser esa ocasión, una de las pocas veces en que yo podría ganarle un partido de basquetbol a Aomine.
-No te emociones tanto, Kagami… a eso se le llama trampa-
-¿Qué demonios dices? ¡No he hecho trampa!
-Claro que sí… la lluvia está de tu parte…
No evité reír a las últimas palabras de Aomine, pudiera ser que él era tan obstinado y que buscara excusas para no hacerse ver mal al perder ante mí. Aunque tal vez pueda tener un poco de razón, pues parece que fui yo quien se adaptó más rápido al juego en esas condiciones.
Seguí jugando como hasta ahora, corrí por la cancha, y llegué al tablero contrario, donde Aomine estaba decidido a quitarme el balón, Intenté saltar, sin embargo, mis pies resbalaron por el agua y en mi intento detenerme de algo… caí sobre Aomine, quien amortiguó mi caída, de alguna forma.
-¡Demonios, Bakagami! ¡Eso dolió!
Escuché sus últimas palabras, pero ésta vez no me importó el insulto… ¿Por qué debía importarme, cuando Aomine yacía debajo de mí? Si antes pensé que la lluvia en su cuerpo era una visión tan linda...debía retractarme, pues el tener debajo a mi novio era mil veces mejor.
-Kagami que demoni-
Pero no pude permitir que dijera nada más, pues mis labios se apoderaron de los suyos, en un beso inocente, que hizo que mi corazón palpitara fuerte dentro de mi pecho, rogando porque Aomine no se diera cuenta de ello.
Me separé de sus labios, notando la mirada tierna de Aomine sobre mí, pero él no me dejó hacer más movimientos, pues me tomó del rostro y me atrajo hacia él, uniendo nuevamente nuestros labios, ésta vez en un beso más profundo.
*******************************************************************************
¿Cómo podía resistirme a sus labios? Cuando durante todo el partido tuve que mitigar mis ganas de besarlo fervientemente… El hecho de jugar bajo la lluvia me mostraba una visión tan erótica de Kagami, su ropa mojada… las gotas de lluvia resbalando por su rostro, la forma en que se movía al jugar… Eran cosas con las que yo no podía lidiar en ese momento.
Y seguíamos allí, besándonos apasionadamente, sintiendo nuestras lenguas juguetear entre ellas; me volvía loco pensar en que Kagami estaba encima de mí, besándome como si fuera la primera vez que lo hacía.
En ese momento me dejó de importar todo, pues ni la lluvia, ni el que alguien nos viera en ese lugar podían sacarme de mis pensamientos hacia mi novio.
Pude sentir sus manos recorrer mi pecho, en un toque suave, y mis manos no pudieron perder la oportunidad de tocar su espalda, por debajo de la ropa, sintiendo su piel fría por la lluvia.
-Vamos a tu departamento-
Dije entre besos, mientras mis manos ahora se enredaban en su cabellera roja, ya que que las suyas seguían inspeccionado mi pecho sobre la mojada ropa
******************************************************************************
Llegamos a mi departamento y nos dirigimos hacia la recámara, dejando a nuestro paso las prendas totalmente empapadas de lluvia, haciendo con ellas un camino de deseo que se dirigía, finalmente, a la recámara.
Nuestros cuerpos ahora se encuentran completamente despojados de esas telas que en ese momento sólo eran inútiles. Sentí sus hábiles y cálidas manos trazar caminos invisibles por todo mi cuerpo, esos caminos que me hacían suspirar enormemente, sus labios se pasean por mi pecho, lamiendo y mordiendo a su paso, sensaciones que me hacían sentir completamente deseado por él.
Lo sentí sobre mí, mis manos buscaban su espalda, trazando y sintiendo cada rincón de su espalda, percatándome de la pasión que emanaba de él, en un deseo desbordante ante mí, y por ese momento, me sentí feliz al saber que aquel hombre al que yo amaba… me amaba de la misma forma.
Mis labios se dedicaron a tomar los suyos, en un baile de movimientos: mordiendo su labio inferior, atrapando su lengua entre mis dientes, sintiendo los tiernos movimientos de sus labios chocar con los míos. Me mataba esa sensación de hacer el amor simplemente con nuestras bocas.
-Hazlo.-
Dije finalmente al sentir cómo Aomine no podía mitigar más su deseo, al sentir que estaba totalmente ahogado de amor hacia mí.
**************************************************************************
Poco a poco me fui abriendo paso en él, escuchando cómo de sus labios emanaban aquellos sonidos que me hacían seguir lentamente, mientras mis manos buscaban el calor de su cuerpo, buscaban hacerlo mío simplemente a base de caricias.
Mi cuerpo se movía poco a poco, y sus brazos se aferraban a mi espalda con tal pasión, indicándome que siguiera. Sentía cómo sus caricias me quemaban por dentro, quería sentir más, quería más de él… quería todo de él por ese momento.
Mis movimientos no cesaban, Kagami llenaba mi cuerpo con marejadas de placer, me sentía completo, deseado, me sentía lo más importante en la vida de él, y me agradaba totalmente esa sensación.
Su olor en ese momento se volvió el perfume más fino que yo jamás haya percibido, mi mirada se enfocaba en él, en su rostro que me dejaba confirmar que aquello también era placentero para él. El bello tono que salía de su boca, pronunciando mi nombre era música para mis oídos.
-Te amo, Aomine…-
Fueron aquellas palabras las que hicieron que detuviera mis movimientos, y mis labios buscaran desesperadamente los suyos, en un beso desesperado, que aunque no lo dijera con palabras, le dejaba saber a Kagami que ese sentimiento era mutuo, que ese sentimiento me hacía el hombre más feliz y que a su lado se encontraba lo que siempre había buscado.
********************************************************************************
Siguió sus movimientos, y mis ojos no pudieron apartarse de su cuerpo… de ese cuerpo moreno que se encontraba haciéndome el amor con tal pasión que me enloquecía, de ese cuerpo esculpido por los dioses, y que era sólo mío, y de nadie más.
No podía controlar los latidos de mi corazón, era como si mi corazón quisiera salirse de mi pecho ante todos mis sentimientos hacia Aomine, y en ese momento, sabía que él tenía todo de mí, mi amor, mi cuerpo, mis anhelos, mis pensamientos… todo se lo había regalado en ese preciso momento.
Aomine… no te imaginas que la manera en que me haces sentir no puede compararse con nada, y es por eso que te has vuelto tan especial para mí. No sé qué haría sin tener tus labios junto a los míos, lo único que sé es que te quiero junto a mí siempre…
Los sonidos que emanaban de mi boca eran cada vez más sonoros ante cada movimiento de Aomine, me sentía en el cielo, viendo estrellas, pronunciando el nombre de mi novio una y otra vez.
Mi respiración entrecortada hacía cada vez más difícil de pronunciar el nombre de él, era cada vez más difícil pedir por más, pues sus movimientos eran un vaivén de placer y satisfacción, pero debía admitir que aún estaba sediento de él, aún sentía aquella necesidad de él.
******************************************************************************
Sólo podía escuchar gemidos de placer, jadeos de gloria, nuestros cuerpos se habían entrelazado, en un lazo que para siempre unían nuestras vidas. Tomé sus manos entre las mías, sintiendo mi propio sudor confundirse con las gotas del agua de la lluvia,
Mis labios no podían apartarse de su cuello, saboreando esa parte de su cuerpo cual miel se tratara, siento cómo sus uñas se clavaban en mi espalda, y solté un gemido de dolor, combinado con placer, era una sensación extraña pero me gustaba después de todo.
-Daiki…-
Pronuncian sus labios y es ese momento en el que ya no lo puedo soportar; ya no podía aguantar más; mi cuerpo soltó aquella esencia, y me teletransportó al paraíso; sintiendo cómo mis manos se aferraban a las caderas de Kagami, mientras trataba de normalizar mi respiración ante el sinfín de sensaciones en ese momento.
Abrí los ojos y miré a mi novio, él también había llegado al orgasmo, manchando su propio abdomen, mostrándome una mirada tierna y un rubor en sus mejillas.
-No me mires así, tonto…-
Dije con un tono en broma, apartándome de él y recostándome a su lado, cuando sentí sus brazos rodear mi cuerpo en un abrazo tierno, sintiendo sus suspiros chocar contra mi frente.
Dejé escapar un sonido de molestia cuando pasó sus manos sobre mi espalda rasguñada momentos antes.
-Lo siento-
Dijo con un tono de dolor al pasar sus dedos por mi espalda, sintiendo las leves marcas. Sólo mostré una pequeña sonrisa, sin darle mucha importancia a aquello, en realidad aquellas eran marcas de lo bien que Kagami se había sentido, de alguna forma… me sentía orgulloso por ello.
-Volvamos a jugar nuevamente mañana… aunque llueva-
Miré sus labios cuando pronunció esas palabras, el brillo en sus ojos era distinto, parece que había disfrutado totalmente ese juego bajo la lluvia, a decir verdad, fue divertido, de principio a fin, no podía quejarme en ningún sentido.
-Te amo, Taiga-
Pronuncié al ver su sonrisa, y después pude rodear su pecho con mi brazo, sintiendo el latido de su corazón. Di gracias por esa persona que se encontraba junto a mí, esa persona que me había sacado del abismo en donde yo mismo había entrado. Suspiré a mi vida al lado de él, mientras sentía cómo el sueño poco a poco me iba venciendo.