Capítulo 15.
POV’s Matt:
Me quedo de pie, en el umbral de la puerta viendo fijamente. No sé qué es más fuerte: Si mi furia…o el dolor que repentinamente me hace trizas el pecho, ya luego decidiría cuál. “¡Mello! ¡No, Mello!” grita la voz dentro de mi cabeza, pero ésta vez ni siquiera sus gritos pueden parar el ácido que se ha disparado en mis venas y las corroe lentamente, quemándolas con un fuego tan potente que me deja petrificado. Veo los ojos grises del albino, fríos y calculadores y mi vista se desliza al cuerpo desnudo, brillante de sudor y con el rostro totalmente consumido sobre la cama, y el pensar como Near había estado tocándole hacia sólo un momento… veo ésos ojos azules cerrarse y el mundo se detiene por un segundo: Sus párpados se cierran lentamente, llevándose consigo las profundidades del océano encerradas en ése par de ojos tan profundos y llenos de misterio. Y es suficiente, finalmente el moustro estalla dentro de mí. “Mátalo…” dice la voz dentro de mi cabeza, parando su duelo y dejándome petrificado “Mátalo. Ahora.” ordena con más firmeza, y en ése momento, nuestras almas se unen en una sola. El calor se apaga, y sin embargo es más fuerte que nunca.
-¡Maldito!-grito, y sintiendo mí pecho latir con fuerza, me lanzo contra él que sonríe de pie.
Quiero borrarle ésa sonrisa de la cara. Quiero destruir su rostro y hacerlo pedazos. No puedo ver nada más, no puedo sentir nada más: Sólo veo su rostro siendo desfigurado por mis manos, yo estoy en completo y total control ahora, la voz se ha marchado y simplemente se ha vuelto una espectadora que exige la sangre del albino con una fuerza casi sádica. Mis manos se cierran torno a su débil y frágil cuello, pero no quiero partírselo: Quiero verlo sufrir lentamente, escucharlo suplicar por la muerte y negársela mientras mis manos destrozan su asqueroso cuerpo. Siento sus uñas clavarse en mis brazos e intentar luchar, pero nada de eso me detiene, el deseo asesino que me invade es más fuerte y va más allá de mí. La radio cae al suelo y sin embargo la música sigue sonando, danzando con nosotros hasta que llegue el final de la pieza y la vida haya escapado de alguno de nosotros. Tomo al albino con fuerza por el cuello, estampándole la cabeza contra el suelo hasta abrírsela contra el filo de las escaleras y ver su sangre empapar la alfombra y teñirla de un rojo más vivo. Sonrío y lo empujo, viendo como su pequeño cuerpo rueda escaleras abajo hasta llegar al centro de aquella habitación. Me pongo de pie, mirando cómo se retuerce de dolor en el suelo y chorros de sangre le salen de la cabeza, de la boca y cientos de moretones aparecer por toda su piel blanquecina. Bajo las escaleras lentamente, sin quitarle la mirada de encima. “No eres nada, sólo una simple basura… que se atrevió a dañar a Mello” pienso, viendo como su fin está cerca y será lento y lleno de dolor. Me empiezo a reír de forma baja, ante la imagen más complaciente: Un humano al borde la muerte, totalmente derrotado y siendo una presa fácil. Me acerco lentamente, y lo veo alzar sus ojos grises hacia mí, llenos de lágrimas.
-Eres… un… moustro…-dice y me paralizo, porque lo he oído antes y por alguna razón me provoca un escozor en el pecho. Suelto un mohín, pero sigo avanzando.
Me inclino delante de él, clavando mis ojos con fuerza en los suyos y llenándome del temor que los embargan. Sonrío.
-Voy a matarte.-digo, y sin más vuelvo a tomarlo del cuello, acercándomelo para apreciar mejor el momento en que finalmente la vida abandone sus ojos gélidos…
-No…-dice y sonríe, y de pronto sus ojos se vuelven negros. Parpadeo confuso, ¿Qué carajo acababa de pasar?-Yo voy a matarte a ti… Matty.-dice, pronunciando mi nombre lentamente y con un tono musical.
Todo mi cuerpo se pone tenso cuando siento como algo fino y frío atraviesa mi costado izquierdo, justo entre dos costillas con una precisión perfecta. Luego dolor… un dolor punzante como el piquete de una abeja, que se extiende por todo mi cuerpo, quemándolo. Sin embargo, no puedo hacer nada: Ni un grito, ni un gemido… ni un solo sonido sale de mis labios. Simplemente me quedo de pie, mirando fijamente ésos ojos grises, viendo como parecen endurecerse más como si estuviesen congelándose y congelándome a mí junto con ellos. Siento algo caliente bajarme por la comisura de los labios y precipitarse de mi pecho hacia el exterior en forma de tos. Toso. Y escupo sangre, que va a parar directo a la cara de Near cuya sonrisa demente se ensancha y en un rápido movimiento, saca el puñal y me arroja al suelo. Ni siquiera siento mi cuerpo impactar contra la fría madera, sólo sé que estoy tumbado en ella por el estruendo y la pequeña figura albina que se yergue sobre mí, pero nada más. No oigo nada, incluso la voz está en shock: Nos han hecho daño. Me parece tan inverosímil que me entran ganas de reírme ante la ironía de la situación: Ni siquiera 30 agentes SWAT habían podido conmigo y ahora… aquí estaba; frágil y apuñalado frente a un pequeño albino demente que me mira y sé que no ha acabado conmigo.
-¿Qué pudo haber visto Mello en ti? No comprendo… no eres nada, absolutamente nada más que un pedazo de escoria.-dice, mirándome de arriba hacia abajo con desprecio mientras arruga su nariz.
Veo el puñal en su mano, manchado del carmesí de mi sangre hasta el mango y goteando sobre la madera y lo sé: Va a matarme, aquí y ahora y luego quién sabe qué vaya a hacerle a Mihael. “¡NO! ¡No puedes permitirlo! ¡Te lo suplico! ¡Por favor, no dejes qué dañe a Mello!” despierta la voz, aterrada con pánico que también me recorre a mí y me doy cuenta: Le ama. Yo le amo… yo, siendo éste asesino lleno de rabia y furia: Le amo. Él es el Hombre de Arena, él es el hombre que he visto en mis sueños y él posee los ojos qué tanto anhelo. Aún siendo un asesino incontrolable, le amo desde lo más profundo de mí ser. “No puedo… no lo haré” pienso firme, arrastrándome y apoyándome con fuerza del escritorio, sintiendo como el dolor ha alcanzado cada fibra de mí ser y los destroza lentamente. La sangre sale a borbotones por mí costado, y sé que no tengo mucho tiempo antes de que todo se haya acabado. Tiemblo, pero consigo ponerme de pie y enfrente al albino que sonríe de nuevo. Le odio, la repulsión que me produce su sola persona… es demasiado.
-Él me ama, lo ha hecho desde la primera vez que me vio…-decimos la voz y yo al unísono, y la sonrisa en el rostro de Near se esfuma al instante por una expresión carente de emoción. Le sonrío con sorna-Y a ti te ha odiado desde siempre, te aborrece. Le das asco, sólo eres la competencia que quiere eliminar y no puede sacarse de encima. Te odia, Near.
Su rostro se contorsiona un poco, como si fuese a echarse a llorar… sus labios tiemblan y se abraza a sí mismo, y me parece lo qué realmente es: Un pequeño mocoso asustado y obsesionado con Mello qué no entiende lo que sucede. Me paro en el suelo con firmeza, separando los pies y listo para tacar… “No, espera… parece qué va arrepentirse. Por favor, míralo: Está pidiéndote redención” me dice la voz dentro de mi cabeza y la empujo a un lado: Mi deseo asesino arde con fuerza y no puedo detenerlo, no quiero detenerlo porque fue precisamente el albino que tengo al frente el qué estuvo a punto de abusar de Mello y eso no puedo olvidarlo. Doy un paso, y eso es todo antes de que una bola blanca se me arroje encima con una fuerza sobrehumana, arrastrando el escritorio y los cientos de libros sobre este conmigo. Mi cabeza va a rebotar contra una librera, partiéndose al instante. La sangre me escurre por el cuello, rodando por mis hombros y empapando de un rojo vivaz mi camisa. Ni siquiera me da tiempo de reaccionar cuando el primer golpe me da de lleno en el rostro, y le sigue otro y otro. Con furia, totalmente imparable. Como si algo se hubiese disparado por segunda ocasión dentro de mí, tomo con fuerza las muñecas de Near y lo arrojo con todas mis fuerzas en dirección opuesta. También se estampa contra una librera y se abre la mejilla derecha, de la cual brota sangre. Sonrío pero me quedo estático al instante…
-Madre mía…-se escapa el susurro de mis labios, al ver sus enormes ojos teñidos de un negro mortal y lo veo: Es mi reflejo. Soy yo. Luchando contra mí mismo.
-¿Qué creíste, Matt? ¿Qué era tan idiota como para saber qué no podías matarme?-dice sonriendo, con sus ojos comiéndome vivo.-Mírame, Matt: Esto… eres tú.
Me estremezco y la voz dentro de mi cabeza chilla con histeria, sollozando con fuerza y cubriéndose el rostro. Un moustro. Un anormal. Todo encajaba… sólo que no de una forma que me gustase. Siento un vuelvo en el estómago y la bilis subir por mi garganta: Near, al igual que yo, no es más que un asesino descontrolado y sanguinario. El hecho me aturde tanto, domina mi mente y de nuevo el dolor atroz me martillea la cabeza. Me la sujeto con fuerza, retorciéndome ante la voz y ahora, también una melodía revolviéndose dentro de ésta y atormentándome. Una pequeña y fría mano se enrolla en mi cuello, tomándolo con fuerza y tengo frente a frente mi reflejo: Oscuridad cara a cara con más oscuridad, llenando mi cabeza con más gritos provenientes de la voz que no deja de chillar, separándose de mí nuevamente.
-¿Te duele la cabeza? Déjame darte una mano…-y estampa mi cabeza contra el filo de la librera. Una, dos… pierdo la cuenta de cuántas veces hasta que finalmente me arroja por el suelo.
No puedo moverme, simplemente siento todos mis miembros lánguidos y todo está cubriéndose de pequeños puntos negros que amenazan con absorberme. La voz chilla, la música suena y estoy a punto de estallar. No siento mi cuerpo, no siento el dolor… sólo alcanzo a ver una pequeña figura inmóvil sobre una cama, sus cabellos dorados brillando bajo la luz de la luna. Mi corazón late con fuerza a darme cuenta: Le fallé, no pude salvarle de ése albino, no pude protegerle. Extiendo una mano, como si así fuese a alcanzarle mientras la música se vuelve lenta y la voz simplemente susurra su nombre: Mello. La sangre me escurre por mi frente abierta, descendiendo por mi rostro y entre mis pestañas. Sólo quiero cerrar los ojos. “Por favor… por favor…” suplica la voz, con su voz suave y temblorosa, tan débil y pequeño que pareciera como si siempre necesitase protección. “Por favor… no te rindas, él nos necesita. Yo lo necesito. Tú lo necesitas” solloza, estrujando mi corazón con sus palabras. Mis labios tiemblan y empiezo a sentir frío, un frío que viene desde lo más profundo de mí ser y me congela segundo tras segundo mientras mi sangre escapa a través de mis heridas. Siento como algo se acerca, es Near que viene a terminar conmigo. “Por favor… te lo suplico…” dice la voz una vez más, y justo cuando abro los ojos, veo como un pie se precipita hacia mí rostro.
-No…-susurro, deteniéndolo en el acto. Más fuerza es aplicada y aunque tiemblo, consigo detenerlo. Tiene razón: Lo necesito.-No…
-Cómo gustes, entonces…-dice, me toma por el cuello de mi camisa y vuelve a arrojarme. Mis costillas crujen, y sé que se han fracturado más si eso es posible. Contengo un gemido-Es mío, Matt. Sólo mío.
Aprieto mis manos en dos puños: Sus palabras me queman, destrozan mi corazón y hacen chillar a la voz nuevamente. Pero a la vez, me llenan de la fuerza necesaria. Una vez más, estoy de pie aunque muy malherido.
-No lo es. Él me pertenece… sólo a mí. Y yo le pertenezco sólo a él.-le digo, sonriendo y con todo mi cuerpo temblando.
De nuevo la furia se enciende dentro de su cuerpo y arremete contra mí. Trata de darme un puñetazo pero consigo esquivarlo. Me suelta patadas, puños con furia… pero consigo esquivarlos a todos, consigo mantenerme de pie pero mi fuerza se agota. “No te rindas” me pide la voz, mientras mi sangre y mi sudor se mezclan, recordándome cada herida en mi cuerpo y pidiéndome a gritos justo lo opuesto. Near sigue tratando de golpearme, pero no puedo permitírselo: No puedo permitir que me quite a Mello, qué se lleva al Hombre de Arena.
-¡Muérete!-me grita, mientras sigue pateando con fuerza.
-¡No!-le grito a mí vez, resistiendo tanto como mi cuerpo me lo permite.
No me doy cuenta, pero Near me ha hecho retroceder pero, ¿Qué más puedo hacer? No tengo la fuerza necesaria para atacarle de vuelta, sólo puedo seguirlo esquivando mientras mis fuerzas no me fallen. Pero como si el destino estuviese predispuesto a no estar de mí lado, tropiezo con un libro y ése es mi error final: Near me suelta una patada directo al pecho. Lo siguiente que escucho, es vidrio rompiéndose y mi propio alarido, mientras mis manos se agitan de manera frenética frente a mí rostro arañando el aire, buscando algo a lo qué aferrarse y el viento atraviesa mi cuerpo, disputándoselo mientras me precipito al suelo con fuerza. Escucho un estruendo. Y luego no escucho nada más, ni siquiera a la voz.
Ni siquiera la música del Hombre de Arena.
POV’s Mello:
Fuego. Alcanzo a ver fuego, lo siento regándose hacia cada rincón de mi cuerpo, consumiéndolo y haciéndolo pedazos. Veo el cielo gris, escucho el sonido de la madera crujiendo al ser consumida por las llamas y puedo oler el humo y a la muerta misma. El humo me quema la garganta, me la destroza y en medio de ella alcanzo a ver destellos blancos. Escucho una guitarra, una voz dolorida también. ‹‹Déjame cantar, déjame cantar…›› dice, con su voz herida que entra por mis oídos y se va directo a mí corazón y me doy cuenta: Soy yo. Es mi voz, rota y al borde de extinguirse. Escucho risas, palabras y veo al destello blanquecino avanzar entre las nubes de humo, acechándome mientras extingue a las llamas y en su lugar un enorme frío empieza a extenderse por todo aquel bosque chamuscado y muerto, un frío que empieza a consumirme y cuando alzo mis ojos, del cielo gris y lúgubre caen copos de nieve; se enredan en mis pestañas y se derriten al chocar contra mi cuerpo, helándolo y sin embargo no puedo evitarlo: No puedo mover mi cuerpo, el frío lo va consumiendo por dentro.
-¡Mello! ¡Mello!-chilla una voz, y escucho con más fuerza el sonido de la madera chisporroteando al ser quemada.
Escuche un choque, una pelea. Fuego y hielo, luchando uno contra otro y haciéndose pedazos, y entremedio de ambos estoy yo: Están disputándose cuál de los dos va a quedarse con mi cuerpo. Cierro los ojos de nuevo, no quiero ir con ninguno de ellos. El fuego, es intenso y me lastimaría demasiado… quema, consume y destruye. Y sin embargo, morir a manos del hielo… me parece más lento, más doloroso y a la vez más cruel y destructivo. Más choques, más estruendos de cosas siendo quemadas y congeladas. Finalmente lo siento…
-¡MELLO!-grita, y el fuego cesa. Sólo escucho la ventisca del viento, los copos de nieve caen con más intensidad…amontonándose sobre mi cuerpo desnudo que empieza a perder calor.
“No… no quiero, empieza a arderme la piel debido al frío. Es demasiado destructivo, ¡No quiero!” pienso, sintiendo como pedazos de hielo fríos suben por mis piernas y me acarician las mejillas, enfriándolas. Siento como el hielo acaricia mis labios y me siento repulsivo, mis venas empiezan a quemarme.
-Te amo, Mello…-susurra con una voz igual a la de su elemento: Carente de emoción, monótona y cortante.
Cierro mis ojos, y mi cuerpo se congela. El hielo me ha poseído, ha vencido al fuego y finalmente se ha quedado con mi cuerpo. Intento resistirme, salir de ésa trampa gélida en la que estoy preso hasta que lo veo: Un destello rojizo flotando sobre el agua, tratando de acercarse a mí y salvarme pero el agua empieza a congelarse. Estoy ahogándome, quedándome encerrado. El agua de congela y pierdo al destello vivaz de vista, y con él a todas mis esperanzas.
Y luego estoy… estoy…
-¡NO!-el grito, potente y veloz se abre paso a través de mi garganta mientras intento liberarme de mi fría cárcel…
-Mello, tranquilo… por favor: Tranquilo.-escucho una voz, pero no puedo dejar de retorcerme: Tengo al frío, justo en mis venas y me consume con una fuerza arrolladora.
-¡NO! ¡ME QUEMA! ¡MALDITA SEA, ME QUEMA!-grito, sintiendo como el líquido tan gélido atraviesa mis venas, consumiéndolas en carne viva.
-Debe ser el efecto qué contrarresta la droga… ¡Watari, trae más morfina! ¡Se ha despertado!-escucho rugir la voz de L, pero el dolor en mis venas es demasiado insoportable…
-¡MÁTAME! ¡MÁTAME, L! ¡NO LO RESISTO MÁS, MÁTAME!-empiezo a implorarle, sintiendo como todo mi cuerpo se llena de un dolor tan agudo, tan lacerante…
Escucho gritos, cosas cayendo al suelo y rompiéndose al entrar el contacto. Me retuerzo: Quiero qué pare, quiero morir… el hielo que me atraviesa las entrañas y todo mi cuerpo es demasiado fuerte. Grito, me araño el rostro con ira, tiro de mi cabello arrancándomelo e intentando detener aquel infierno y me sacudo en la cama mientras veo como cientos de personas intentan sostenerme.
-¡Light, date prisa!-ruge L, mientras sus manos se clavan en mis brazos pero a penas y lo siento sobre el hielo consumiéndose mi cuerpo.-¡La droga está calcinando su corazón!
Y no puede estar más en lo cierto: Mi corazón late frenético dentro de mi pecho, puedo escucharlo en el cardiograma… está a punto de estallar, de hacerse pedazos y quebrarse debido a lo congelado qué está.
-¡MÁTAME! ¡MÁTAME, TE LO SUPLICO!-sigo gritando, con la garganta en carne viva y mi corazón resquebrajándose… puedo sentirlo, voy a morir de la manera más lenta y dolorosa.
-¡L, sostenlo con fuerza! ¡Voy a inyectarle más morfina para qué detenga el efecto de la droga!-grita Light, y veo sus cabellos castaños agitándose frente a mí en una imagen borrosa…
Todo empieza a tornarse borroso, a temblar y los colores empiezan a desaparecer. No puedo más… quiero morir, la pena es demasiado grande y mi cuerpo no puede con ella; está demasiado roto y herido. Suelto un alarido cuando siento un nuevo estallido dentro de mis venas: El calor del fuego, que empieza a carcomerlo todo con sus llamas, haciendo a mi cuerpo arder y llevándose al frío que estaba consumiéndome…
-¿Mello…?-dice la voz lejana y entrecortada de L, a penas y distingo que está frente a mí. Sólo distingo a ver manchas borrosas de color negro, castaño y…y…
-N…-trato de decir, pero mi cuerpo empieza a apagarse. El fuego me calienta lentamente, relajándome.
-Mello…-escucho a la lejanía.-Melo, por favor dinos: ¿Quién te hizo esto?
-N…-empiezo a decir, pero mi mandíbula está floja. Cierro los ojos. Escucho como L sigue llamándome, pidiéndome qué le responda…
Destellos blancos. Cabellos blancos. Frío… todo encajaba perfectamente, los recuerdos inundaban mi mente lentamente y el rostro del culpable apareció frente a mí, haciéndome estremecer y antes de caer preso de aquella enorme oscuridad, logro decir una sola palabra.
-Near…-le digo, y finalmente me dejo caer a las llamas.
…
POV’s Matt:
No sé cuánto tiempo pasa, pareciera como si el mismo fuese simplemente algo circunstancial y hubiese dejado de correr para mí. Simplemente empiezo a medir mi existencia, si es que así puede llamársele, debido a los pequeños cambios en mi cuerpo cada día. El primero fueron los latidos de mí corazón. Al principio eran suaves, apenas un murmullo lejano y casi inaudible pero poco a poco fueron cobrando fuerza, encendiendo una extraña tibieza en el centro de mi pecho y extendiéndola al resto de mi cuerpo, llevándose el frío que me había atrapado. Luego del calor, empecé a sentir muchas más cosas: Podía escuchar voces, y aunque no distinguía lo qué decían, sabía qué estaban ahí. Podía sentir algo cálido y suave acariciar mi rostro a veces y en algunas ocasiones me parecía escuchar música de algún lugar. Mi postura cambio, mi columna pasó de ser un zigzag a estar derecha, pude sentirlo cuando un extraño tirón la devolvió a su lugar. Con cada latido, volvía a ganar nuevas fuerzas y mi cuerpo pareciera estar volviendo lentamente a la vida. Y siempre, siempre a la misma hora sentía ésa suave caricia en mi rostro seguido de una suave música. Y siempre, mi corazón cobraba más fuerzas.
Y un día, empezaron a llegar los recuerdos. De todos colores, emociones y sensaciones. Siempre era lo mismo: Un pequeño niño pelirrojo, de enormes ojos asustadizos y rostro pecoso. Presencié toda su existencia, desde su llegada a este mundo en una sala llena de hombres en batas y agentes. Pude ver a una mujer pelirroja, que gritaba con agonía mientras le arrancaban a su bebé de sus brazos sin siquiera haberlo visto. Luego, el mismo niños fue creciendo bajo el cuidado de un hombre brusco y abusivo, y sin embargo el niño lo amaba con todo su corazón. Vi al niño ser sometido a cientos de operaciones, en donde le extraían algo de su cerebro. Y apareció otro niño: Con su rojizo pelo revuelto, sus ojos negros como la noche y completamente idéntico al otro niño de enormes ojos esmeraldas. Siempre estaba tras el de ojos verdes, siempre acechando y en algunas ocasiones parecía tomar el control, empujando al de ojos verdes a una oscuridad inmensa. Siempre que miraba al pequeño de ojos negros, mi corazón se estrujaba y se inflaba de pánico.
Y luego, los recuerdos empezaron a cambiar. Había alguien más con el niño, y siempre que él estaba cerca, el de ojos negros se esfumaba en forma de niebla. Era un ser de Arena, un ser que siempre tomaba la mano del niño de ojos verdes y le decía que no le dejaría, un ser que siempre lo hacía reír y era dulce con él. Y a la vez, era un ser tan complicado, tan irreal que el pequeño niño siempre permanecía con el miedo a que fuese a desaparecer, volviéndose a llenar de alivio al darse cuenta de que seguía a su lado. El niño de Arena, parecía ser grosero… y a la vez estar lleno de mucho miedo. Me llené de rabia al ver como hacía llorar al pequeño al jugarle una broma de mermelada, pero mi corazón se disparo al ver su cercanía: La manera en que ése ser parecía protegerle, la manera en que cuidaba de él y todos los momentos que tenían juntos. Y sobre todo, mi corazón se volvió loco cuando vi sus ojos: Azules, profundos como el cielo y el mar; con el poder para llenar de amor al niño de ojos verdes con solo una mirada.
Los vi crecer juntos, siempre juntos. Vi al ser de Arena enseñarlo a comer al de ojos verdes, le enseñó a nadar, a jugar lacrosse, le enseñó un techo lleno de frases acerca de sueños y esperanzas, lo cuidó siempre y le llenaba de amor. Y un día, el de ojos negros volvió llevándose aparte al ser de Arena, que para ése entonces se había transformado en un hombre. El pequeño de ojos verdes estaba encerrado, encadenado en la oscuridad y clamando por su Hombre de Arena, que siempre estuvo en su consciencia llenándole de los sueños más coloridos, haciéndole olvidar todos los horrores de su niñez. Había sangre, había mucha sangre y muerte y el de ojos negros lo había causado todo. Lo vi combatir con el Hombre de Arena y luego ser atrapado por un extraño ser de hielo. Ojos grises, cabello blanquecino. Ambos, el Hombre de Arena y el niño de Ojos Verdes, estaban separados pero el de Ojos Negros, venció al ser de hielo que se hizo pedazos al final…
Y finalmente… lo vi. No era un Hombre de Arena, era algo mucho más espectacular: Era un ser humano de carne y hueso, y le pertenecía al niño de Ojos Verdes. Su cabello estaba hecho de los rayos del sol, su piel tan nívea y sobre todo ésos ojos… los ojos del que el de Ojos Verdes estaba completamente enamorado. Era suyo, y él le pertenecía a él. Mihael Keehl, ése era su nombre. Mi corazón despegó, libre al viento y lleno de la fuerza encerrada en ésa mirada. Escucho la melodía, lo veo tocar el piano, yo estoy detrás suyo. Me besa, me toma entre sus brazos… siento ése calor quemarme, sé que sigo acostado pero puedo sentir claramente sus brazos alrededor de mí cuerpo, sus labios reclamando a los míos. Lo siento. Está aquí. Mis ojos… el niños de los ojos verdes… ¡Soy yo! Finalmente me he dado cuenta, el Hombre de Arena, el ser de Arena qué siempre ha estado a mí lado no puede ser otro qué…
-Mello…-susurro, abriendo mis ojos y topándome de lleno con un rostro.
Veo hacia todos lados, topándome solamente con una habitación blanquecina y estéril. Mis ojos de adaptan a la luz con algo de dificultad, pero al final lo consigo. Veo un cardiograma, veo mis manos blanquecinas llenas de tubos, veo el sol entrando débilmente por las ventanas, veo un trozo de pastel a medio comer en una de las mesas, huelo las flores y el olor a suero y medicina, siento la sangre correr dentro de mi cuerpo, siento mis mejillas arder, toco mi rostro: Una nariz, pestañar y dos ojos. Algo ha cambiado, sólo qué no sé qué es…
-Matt…-dice una voz a mí lado, y lo siento chocar de lleno contra mi rostro: Olor a chocolate, que hace vibrar a mí cuerpo.
Cierro los ojos al sentir unas manos tomar mi rostro con delicadeza, deleitándome con su tacto… tan suave… sus dedos rozan mis pómulos y el aire sisea entre mis labios; ha pasado tanto desde la última vez que sentí su tacto sobre mi piel. Atrapo sus manos entre las mías, sintiendo ésa suavidad inconfundible y las pequeñas cicatrices sobre sus manos, de todas la veces que hemos jugado rugby y lacrosse y nos hemos lastimado. Abro mis ojos, y ahí está: Bello, imponente y con lágrimas corriendo por su rostro. Frunzo el ceño, sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas al verlo en su expresión más vulnerable.
-¿Por qué lloras?-le pregunto, alzando una mano y limpiando la cristalina sustancia de sus mejillas. Cierra los ojos, mientras sus labios tiemblan.
-Estás vivo… no sabes cuánto miedo he sentido, Matty. Creí qué te había perdido.-dice, y se arroja a mis brazos.
Me quedo estático, “¿Qué sigo vivo? ¿Pero qué…? ¿De qué habla?” pienso, atónito tanto por sus palabras como por sus acciones: Mello jamás me había abrazado. Al menos no tan fuerte como ahora, y además, estaba llorando. Llorando de verdad, sollozando contra mi garganta y empapando mi ropa con sus lágrimas. Acaricio su cabello, sintiendo ésos suaves halos de oro entre mis dedos y sintiendo mi corazón martillear con fuerza mis costillas. Levanta su rostro y me mira fijamente, con los rastro de lágrimas aún en sus ojos. Parece aterrado, esperando qué algo pase.
-¿Qué ocurre?-le pregunto, sonrojándome ante su intensa mirada.
-Nada, sigo esperando a qué te esfumes y volver a despertarme. Por favor, Matty, ya no me dejes yo… no podría resistir perderte una vez más. No me dejes, quédate conmigo.-me suplica, aferrándose con fuerza nuevamente a mí, temblando de pánico. Se me hace un nudo en la garganta.
“No entiendo nada, ¿Qué ha pasado? ¿Por qué está diciéndome esto?” pienso, sintiendo mi corazón estrujarse al ver a Mello tan alterado. Rebusco en mí memoria, pero realmente no encuentro nada de ayuda. Lo qué es más: Parece un verdadero revoltijo, recuerdos se empujan unos con otros y realmente no se entiende nada. Me esfuerzo más, pero todo lo que consigo es un agudo dolor de cabeza y una enorme nada, como si hubiese una enorme laguna en medio de mi mente.
-Mello…-susurro, pero él tan sólo se limita a seguir sollozando.-Mello, anda mírame, por favor.-alza sus ojos hacia mí, de nuevo con ésa cautela y temor y eso me duele, ¿Por qué está mirándome así?-Mello, estoy aquí, ¿Acaso no me ves? Siempre he estado aquí y te juro qué no tengo intención de irme. No llores más por favor, no pienso dejarte ni aunque me eches de tu lado a patadas.
Me mira, simplemente me mira y toma mi rostro entre sus manos, atrapándome bajo ésa tormenta azulina que tiene por mirada. Observo sus ojos a detalle, perdiéndome de nuevo en ellos y sintiendo la extraña tormenta que parecen esconder. Le acaricio el rostro, delineando lo anguloso y suave qué parece ser.
-No te irás. Jamás lo volveré a permitir, Matty… lo siento.-dice, y me aparta el cabello de la frente. Me estremezco al sentir un dolor punzante al solo roce de sus dedos-¿Te duele mucho?
Llevo mis manos a mi sien, encontrándome con una gruesa capa de vendas y se me escapa un gemido. Mello frunce el ceño y aparta su mirada bruscamente, como si le doliese mirarme…
-Mello… ¿Qué pasó? ¿Por qué estamos aquí? ¿Y por qué…?-empiezo, pero mi fijo en su pecho y veo que hay tres pequeños cables sobresaliendo de él. Es un catéter. Me quedo estático, sintiendo el pánico aporrear mi pecho.-¿Por qué tienes eso ahí?-digo con mi voz temblorosa, señalando el objeto.
Mello sólo suspira y mira con ira hacia la nada, debatiendo consigo mismo. Los minutos pasan y el silencio reina la habitación, llenándome cada vez más de incertidumbre.
-Mello…
-Matt…-me interrumpe ariscamente, y cuando se vuelve a verme, sus ojos son duros. Me estremezco.-Debes descansar, estás muy malherido. Si tienes hambre, puedo mandar a llamar a una enfermera para qué te traiga comida, ¿Vale? Descansa.
-No, Mello, espera…-le tomo la muñeca pero él se aparta bruscamente, cayendo al suelo y arrastrándose… alejándose de mí, con pánico en sus azules ojos. Siento como si me hubiese dado una bofetada.-Perdona…-susurro, sintiendo las lágrimas escocerme los ojos.
-No, yo…-dice, tragando grueso y poniéndose de pie nuevamente-Lo siento, Matt. Descansa.
Se inclina sobre mí, dándome un pequeño beso igual de cauto y pequeño en la frente… haciendo a las fibras de mi cuerpo revolverse, sin embargo, se aparta bruscamente y con el mismo pánico en su mirada… lastimándome, haciendo bolita a mi corazón. Trago grueso.
-¿Volverás…?-le pregunto, sintiendo un nudo en mi garganta cuando veo que está a punto de atravesar la puerta. Se detiene y veo como un leve temblor recorre su cuerpo.
“¿Por qué me teme? ¿Por qué Mello… si yo lo único que hago es quererte?” pienso, sintiendo las lágrimas escurrir por mis mejillas y limpiándolas al instante, y es ahí cuando lo sé: Algo muy malo ha ocurrido, y él no quiere decírmelo. Y tengo el leve presentimiento, de que ése algo se trata de mí y por eso la extraña cautela y distanciamiento. “Aún así, duele” pienso, con una nueva carga de lágrimas rodando por mis mejillas.
-Sí… nos vemos luego, Matty.-dice, y sale por la puerta, dejándome más que aturdido con su actitud.
Mi pecho se llena de una preocupación inmensa, que me martillea una y otra vez el corazón y me llena de dudas que me causan dolor. Abro mis ojos como platos al comprenderlo todo de golpe. “Dios mío…” pienso, aferrando con fuerza las sábanas en mis manos, sintiendo las lágrimas caer sobre mis piernas: Él lo sabe. Mello lo sabe todo.
“Él sabe qué soy un anormal” pienso, mientras se me escapa un pequeño gemido.
POV’s Mello:
Cierro la puerta a mis espaldas, sintiendo un enorme peso sobre mis hombros. Peso qué es la seguridad de Matt, con la qué no tengo ni jodida idea de qué voy a hacer… Me vuelvo y hay ocho pares de ojos mirándome fijamente, a espera de mi respuesta.
-Ya ha despertado… y está qué revienta de preguntas que no tengo ni puta idea de cómo contestar.-les digo, dejándome caer en el suelo y soltando un suspiro.
-Pues vaya mierda de trabajo qué has hecho, lo hiciste llorar maldito animal…-me reclama pelito planchado, haciendo que la sangre me hierva en las venas.´
-¿Acaso crees qué puedes hacerlo mejor, cabrón? No pienso dejar qué te acerques ni a un metro a la redonda se él…-le digo, poniéndome de pie y tomándolo del cuello de la camisa.
Él me mira con un profundo odio, abriendo la boca y apretando los puños, listo para el ataque. “Oh, sí, venga… hazlo” pienso, sonriendo con sorna.
-Eh, basta chicos, cálmense por favor… en éste momento debemos pensar en cómo proteger a Matt-dice L, separándonos a ambos.
-L tiene razón, por favor relajen sus hormonas, éste no es momento de ponerse con sus celos absurdos…en especial tú, Mello, qué ni siquiera te has recuperado del todo.-entra a la pelea Castaño 2.0.
Me suelto bruscamente, sin quitarle la mirada asesina de encima a ése maldito castaño y no puedo evitar preguntarme si Matty le recodara… y me estremezco: ¿Qué tal si sí? ¿Y si… sigue sintiendo algo por él? Sacudo la cabeza, no puedo permitirme pensar así, en éste momento tengo problemas más grandes. Suspiro.
-¿Qué te han dicho los del FBI? ¿Van a dejarle en paz de una vez por todas?-le digo a L, pero su expresión se vuelve sombría y sé de antemano la respuesta-¿Qué carajo quieren de Matt? Casi muere, ¿No pueden dejarlo en paz de una buena puta vez?
-Siguen creyendo que es un peligro…-dice L, y su voz es apenas un murmullo. Me vuelvo a ver a Light, que mira hacia el piso con su rostro lleno de pena.
-¿Algo qué no sepa? Digo, ya que veo qué les gusta ocultarme las cosas…-les digo bruscamente, mientras ambos intercambian una mirada y L niega con la cabeza-¡Hablen de una buena vez!
-Mello, escucha… L ha estado haciendo... todo lo posible…-empieza Light, rebuscando las palabras y tragando grueso.
-Van a llevarse a Matt.-escupe pelito planchado y mi sangre se congela ahí mismo: Todo ha ido peor de lo qué creía…
-¡Alex!-le riñe Light, mientras yo empiezo a jadear por aire y siento como mi corazón empieza a estancarse nuevamente… matándome.-¡Joder! ¡¿Por qué has tenido que decírselo así?! ¡¿Qué acaso no ves qué está enfermo?!-le gritonea al otro castaño, mientras me toma de los brazos-Mello…. Mello, por favor, respira.
Lucho por meter aire a mis pulmones, porque mi corazón bombee como se debe pero me toma mucho trabajo… me causa mucha pena. Cierro los ojos, inspirando y exhalando, concentrándome en ojos esmeraldas y recordando que si muero ahora, ya no podre protegerle nunca más.
-¡Mello!-chilla Light, mientras trata de ayudarme a respirar-¡L, llama a la enfermera! ¡Está teniendo un ataque respiratorio!-grita, tomándome con fuerza mientras la inconsciencia amenaza con absorberme.
-¡MELLO!-chilla una nueva voz, que no pertenece a ninguno de los tres presentes. Me quedo estático.
“Joder… justo lo qué me faltaba” pienso, mientras me aferro a Light e intento recobrarme lo más rápido posible: No puedo permitir que Matt me vea así, no en su condición. Escucho sus pasos precipitándose hacia mí, y de un momento a otro, estoy entre sus brazos topándome de lleno con sus ojos verdes bañados en lágrimas. Aún en la histeria, sigo dándole gracias a Dios porque siguen de ése color y no de color negro y lacerante.
-¡Mello! ¡Mello, ¿qué tienes?! ¡¿Qué le pasa?! ¡Díganme qué está pasando aquí en éste mismo instante!-grita, lleno de histeria mientras yo sigo luchando por normalizar mi ritmo cardíaco.
-Matt, por favor…-veo que se le acerca pelito planchado, intentando apoyar una mano en su hombro y calmarle. El solo presenciar la imagen me revuelve el estómago.
-¡No me toques! ¡L, haz algo!-grita y L abre los ojos como platos… bueno, al menos ésa parte de su memoria sigue intacta.-¡Llamen a una enfermera, a un doctor! ¡Hagan algo ahora mismo!
L, Castaño 2.0 y pelito planchado miran a Matt con los ojos bien abiertos, incapaces de mover ni un solo dedo. “Si sigue alterándose… el suero podría…” pienso, y sé que tengo qué salir de esta yo mismo.
-E-Estoy… b-bien…-consigo decir, cuando finalmente empiezo a sentir la sangre volver a fluir en mis venas y el aire entrar por mis pulmones.
-¡Mello!-grita, estrechándome entre sus brazos con fuerza y temblando de puro pánico-Mello… ¿Estás bien? ¿Qué demonios está pasando aquí?-exige, mirándome fijamente con sus enorme ojos verdes. No puedo evitar seguir temiendo a que ése color vivaz se esfume, tengo miedo.
Silencio. Nadie sabe qué decir, cualquier cosa es demasiado en éste momento para la frágil mente de Matt y… “Debes protegerlo, incluso de él mismo si es necesario” me dice mi consciencia, advirtiéndome del inminente peligro que supone una verdad como ésa para Matty.
-¿Y bien? ¿Es qué nadie va a decirme nada? ¿L?-sigue presionando, mirando a los tres fijamente mientras sigue estrechándome con fuerza entre sus brazos.
-Verás, Mail… desde aquel día que fuero a aquel bar con Mello… pasó algo…-empieza L, rascándose la nuca y avanzando un par de pasos.
-Te golpearon, Matty. Nos golpearon.-me meto deprisa, sintiendo el pánico en las venas. L me mira extrañado al igual que el resto de los presentes pero no me detengo con mi historia-Nos golpearon y quedamos muy malheridos… tanto así, que te quedaste en coma por un tiempo.
Matt da un respingo y sus ojos se abren a más no poder, mirándome fijamente mientras se queda en blanco. Trago grueso mientras L simplemente me mira fijamente, negando con la cabeza y Light da un fuerte suspiro. “Lo lamento, pero… al menos por ahora, no puede saber qué es lo que en verdad ha ocurrido” pienso, mientras trato de sonreír y fingir que todo está perfectamente bien.
-Entonces… ¿Estuve en coma? ¿Y por qué mis heridas parecen tan recientes? ¿Por qué tú sigues tan herido?-inquiere, poniéndome nuevamente en aprietos.
“¡Maldición!” pienso, estrujándome el cerebro con tal de encontrar una explicación para el hecho más obvio.
-Eso es porque las funciones de tu cuerpo se detuvieron totalmente, incluidas las de tu sistema inmunológico. Tus heridas no pudieron sanar aún y con todo el tiempo transcurrido, ha sido un verdadero reto mantenerte con vida…-interviene Light, salvándome el pellejo mientras L lo mira atónito. Le suplico con la mirada y simplemente frunce el ceño: Sé que a él no le van las mentiras.
Matt parpadea, asumiendo la nueva información y me mira fijamente, con sus ojos llenándose nuevamente de lágrimas.
-Perdóname…-susurra, mientras toma mi mano. Sus labios tiembla y se me parte el corazón.
-Matty, yo no tengo nada qué perdonarte. Anda, no llores.-le digo, limpiando sus lágrimas y estremeciéndome ante el roce de su piel… esperando por el ataque.
-No, es qué… ahora lo recuerdo: Tú te pusiste a pelear con ésos hombres por defenderme y terminaron hiriéndote gravemente, todo por mi culpa. Lo siento mucho, Mello, debí haberte ayudado…-dice, y de nuevo me abraza llorando sobre mi pecho.
Veo como pelito planchado se estremece y aparta la mirada bruscamente y le sonrío con sorna, articulando la palabra ‹‹es mío›› sólo con mis labios. Lo veo rabiar y me sonrisa se ensancha más, mientras pego a Matt contra mi cuerpo.
-No digas tonterías… ninguno de los dos sabíamos qué eso ocurriría, no debimos entrar ahí en primer lugar. Si hay alguien que debe disculparse aquí, soy yo por no haberte escuchado.-le digo, mientras las palabras de Alex vuelven a mi mente haciéndome estremecer con culpa.
-Pero…-dice, sorbiendo por la nariz-¿Qué te hicieron? ¿Por qué tienes eso en el pecho? Tú… no te vas a morir, ¿Verdad?-pregunta, y sus ojos son apresados por el pánico.
Veo como Light empieza a abrir la boca y con el presentimiento de saber qué va a decir, decido dar mi propia versión de los hechos.
-No, Matt. Es grave… pero mejoraré. Con los cuidados necesarios, estaré bien en tan sólo un par de días. Ya sabes qué yo nunca me enfermo.-le digo, encogiéndome de hombros y restándole importancia al “pequeño” asunto.
Da un suspiro y se queda en silencio, mirando fijamente el suelo hasta que de nuevo, frunce el entrecejo y se vuelve a verme.
-Mello… pero si el ataque fue hace…ehhh…mmm…-se vuelve hacia L y Light, que miran todo con atención-Disculpen, ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
L abre la boca, pero yo interrumpo: No puedo permitir qué ninguno de los dos la cague.
-Tres meses, Matt. Ése es el tiempo que te has pasado en coma, creímos… por un momento…-un nudo se me hace en la garganta, recordando el verdadero horror qué hemos vivido en tan sólo tres meses.
-Está bien, tranquilo.-me sonríe, y mi corazón se acelera: La sonrisa que creía perdida, está de nuevo brillando en su rostro pecoso y lleno de vida.-Bien, tres meses… eso es comprensible para mí, pero, ¿Qué haces tú aquí? ¿No tendrías que haberte curado ya?
Mi mente empieza a divagar, de nuevo me ha pillado desprevenido. Gracias a Dios, Castaño 2.0 interviene de nuevo.
-Mello ha estado en tratamiento todo este tiempo, Mail, las heridas provocadas en su pecho durante ésa pelea fueron demasiado graves y le ha tomado mucho tiempo reponerse… aún no está del todo bien.-me dirige una mirada significativa-Además, Mello siempre ha estado contigo y no ha querido moverse de aquí. Prácticamente vive en este…ehh…bueno, centro.
-¿Es cierto eso? ¿Has estado conmigo?-me dice, abriendo sus ojos como platos y mirándome con incredulidad. Le sonrío, mientras aprieto su mano.
-Siempre, Matt. Te lo prometí, ¿O acaso ya lo olvidaste?-le digo, sonriendo ante sus inocencia…tan diferente a…
“Basta, tienes qué dejar de pensar en eso” le digo a mi consciencia, qué sigue arrojándome imágenes del Matt sanguinario y asesino que estoy tratando de encubrir.
-Mello…-dice, y de nuevo lágrimas asoman a sus ojos, mientras aprieta con más fuerza su mano entre las suyas.
-Mail, detesto interrumpir, pero creo que deberías descansar… necesitas reponerte y empezar a nutrirte, tienes un peso demasiado bajo.-dice Alex, cuyo rostro está morado de la ira. Sonrío.
-Está bien… la verdad es que me siento un poco cansado y hambriento. Y tú también debes descansar, Mello.-me dice, mirándome con severidad.
-¡Sí, Señor!-le digo, haciendo un saludo marcial que lo hace reír.
“Ésa risa… cuánto la he echado de menos” pienso, sintiendo como todo mi cuerpo vibra ante ella y… el recuerdo de aquella noche y el sueño del piano vuelven a mi memoria. “No me jodas, no empieces con eso…” me apretó los muslos con fuerza, intentando apartar tan lujuriosas imágenes y muy consciente de qué ése es otro problema qué debo resolver a menos que quiera follarme a Matt. “¡Basta!” le grito a mi consciencia, que me mira triunfal desde una esquina. La maldigo.
-¡Eh, Mello! ¡Arriba!-me dice Matty, sacudiendo su pálida mano frente a mí cara. Sacudo la cabeza.
-¿Sí?-le digo, mientras veo su cuerpo de arriba hacia abajo y dándome cuenta de que pelito planchado tiene razón: Matt está cadavérico. “Y aún así… le deseo” pienso, tragando grueso.
-Vamos, tenemos qué ir a comer y…hmmm… Perdónenme, ¿Cuáles son sus nombres?-dice, volviéndose hacia ambos castaños.
Veo como por una fracción de segundo, el rostro de pelito planchado se desencaja, al darse cuenta de que los papeles se han invertido: Ahora él es el perro al cual Matt patea y yo soy el objeto de su afecto. “Justo cómo tiene qué ser” pienso, sonriéndole con burla y recibiendo una mirada retadora por su parte, dándome cuenta de que el muy maldito no tiene pensado dejar a Matty tranquilo. “Venga, pues que empiece la guerra entonces” pienso, tomando la mano del pelirrojo con fuerza entre la mía, haber qué hacía Alex con eso.
-Soy Light Yagami, tu doctor y el de Mello, un gusto Mail.-dice, tendiéndole la mano al pelirrojo y estremeciéndose al contacto. Supongo qué Light tampoco olvida que el chico que tiene enfrente mató a su novio…
-Un gusto, Doctor Yagami.-dice sonriente Mail, sin dar rastro al ser tan sombrío y sádico que habíamos visto hacía tan sólo semanas.
-Yo soy Alex Lockhart, asistente del Doctor Yagami y tu enfermero personal. Un gusto, Matty.-dice, y sin pensárselo dos veces, le da un abrazo.
Me mira con su rostro sobre el hombro de Matty, estrechándolo con fuerza contra su cuerpo… y me toma un gran autocontrol no partirle la cara ahí mismo. “Vas a pegármelas, maldito imbécil” pienso, apretando los puños mientras que el maldito castaño me guiña un ojo y finalmente suelta a un sonrojado Matty. Mis hormonas se alborotan más y me lleno de pánico, ¿Por qué carajo está sonrojado? ¡Matt sólo se sonroja conmigo! Me rechinan los dientes de pura furia…
-M-Mucho gusto a ambos…-dice, tragando grueso y bajando la mirada, volviendo a ser el cachorro torpe y tímido qué tan bien conocía.
-Dijiste qué tenías hambre, ¿No es así, Matt? Ven, te llevaré a tu habitación y llamaré para qué te traigan pizza.-le dice el maldito de Alex, tomándolo por la cintura y pegándolo a su costado.
-Eh, creo que puede ayudarse solo, Alex… no te necesita.-susurro entre dientes, asesinando al castaño con mi vista.
-Mello, no seas grosero y Alex… ¿Cómo sabes qué la pizza es mi comida favorita?-pregunta mi cachorro, enarcando una ceja. Veo que el castaño traga grueso.
-Es que… bueno…-empieza a balbucear, sonriendo nerviosamente y jodiendo todo lo qué con esfuerzo Yagami y yo habíamos levantado.
-Es qué Mihael nos ha hablado mucho acerca de ti, Mail. Él se… preocupa mucho por ti, estuvo muy triste este tiempo qué estuviste lejos.-interviene Light, sonriéndole con cariño y le admiro, porque no sé si yo sería capaz de hacer eso por la persona qué asesinó a mi novia…
Matt de nuevo se vuelve a verme con los ojos como platos, como si no creyese qué yo fuese capaz de ésas cosas. “¿Y cómo no? Si nunca se lo dices” me reprocha mi consciencia, pero niego con la cabeza: No puedo decirle nada de eso, de hecho, es mejor qué empiece a cortar ésos sentimientos porque cuando vuelvan a aflorar… tendré muchísimos líos encima.
-Ven, Mail… estás en muy mal estado, necesitas recuperarte.-le dice Alex, cortando el momento y mirándome con ira mientras empuja a Matt hacia su habitación.
“Qué este cabrón ni se crea qué voy a volver a dejarle solo con Matt” pienso, siguiéndolos inmediatamente hasta qué…
-Mello, ¿Podríamos hablar un momento? Te prometo qué ya luego podrás ir con Mail y Alex.-dice la voz avejentada de L y un estremecimiento me recorre la espina: Sé exactamente de qué quiere hablar y no es precisamente para darme una medalla a la honestidad…
Matt se queda mirándonos, fijamente y yo asiento mientras fuerzo una sonrisa en mí rostro.
-Iré en un momento, cahorro.-le digo y él se sonroja, viéndose totalmente adorable. Alex gruñe por lo bajo y desaparecen por la puerta.-Gilipollas…-digo entre dientes.
Me vuelvo lentamente y encaro a L, que está atento estudiando cada milímetro de mi rostro. Contengo el aire y me preparo. Veo que Light nos mira a ambos, cada vez más incómodo…
-Creo qué… iré a la cafetería. Los veré luego.-dice, y se va de ahí disparado. Aprieto la mandíbula y L finalmente suelta la sopa.
-Bien, Mello, estoy esperando a qué me expliques porque le has dicho todo eso a Mail, ¿Crees qué no va a darse cuenta? Su memoria podría regresar en cualquier momento, y así también sus ataques.-dice directo, atravesándome con cada una de sus palabras.
Suelto el aire: Sabía justamente qué diría eso, yo también lo sé… y me asusta, pero mientras pueda debo proteger a Matt. Doy un suspiro y le miro directamente a sus ojos vacíos, que ahora no me traen sino malos recuerdos.
-L, por favor entiéndeme: Matt no está para procesar todo lo qué le ha pasado, por el momento es mejor qué se quede sin saberlo. Ya luego… pensaré en alguna forma de decírselo.-le prometo, aunque no sé ni cómo carajos voy a hacer eso.
-Entiendo Mello, pero también entiendo que tengo al FBI en el culo y qué quieren interrogar a Matt; por no decirte… bueno, ya lo escuchaste de boca de Alex.-dice, suspirando exhausto.
Lo miro atónito, ¿O sea qué era verdad? “No…” es todo lo que puedo pensar y con todas mis fuerzas busco no alterarme, no quiero volver a tener otro ataque.
-Mello, por favor cálmate…-me pide L, tomándome firmemente por los hombros.-tenías que saberlo, Mello… tienen pensado venir mañana mismo.
-¡¿Mañana?!-le digo, sosteniéndome de la puerta para no caer de bruces al suelo.
Menos de veinticuatro horas, eso era todo lo qué tenía para pensar en cómo demonios proteger a Matt de cientos de Agentes Federales que lo único qué querían era meterle una bala de plomo en la cabeza… todo me empieza a dar vueltas.
-¿Qué vamos a hacer, L? no puedo permitir qué se lo lleven, primero muerto…-le digo, con todo mi cuerpo rechazando siquiera la posibilidad de considerarlo.
-Calma, ven… Matt podría venir y escuchar todo y ya qué le has mentido, dudo que quieras qué eso ocurra.-me dice, ayudándome a recomponerme y alejándonos de la habitación de Matt de donde provenían risas. Frunzo el ceño.
Caminamos por varios pasillos hasta llegar al elevador y entramos en él, yendo nuevamente al cuarto de observación. Me estremezco.
-De acuerdo, ahora dime, ¿Crees qué puedo sacar a Matt de aquí antes de que ellos vengan a llevárselo?-le digo, tomando inmediatamente la posibilidad de un escape.
L me mira parpadeando y luego niega con la cabeza.
-Si te escapes todo el mundo irá tras de ti, y yo… no podré protegerte por mucho tiempo, es demasiado tarde para considerar ésa posibilidad además de que el estado de Mail no es del todo sano.-dice, mordisqueándose el pulgar y sé que por ésa cabeza peluda pasan cientos de ideas.
-Eso también me preocupa… tú… ¿Crees qué el suero vuelva a activarse?-le digo con pánico, sabiendo al cien por cien qué no podría resistir si eso pasase de nuevo.
-Light dice que por el momento el suero está bloqueado y no es para menos: Matt ha caído desde un vigésimo segundo piso, sigue sorprendiéndome el que siga vivo…-dice, negando con la cabeza al recordar el hecho.
Aprieto los puños y mi cuerpo tiembla al recordar la noche en qué el maldito de Near había intentado abusar de mí. Todo lo qué sabía, era que ambos habían peleado y Near había arrojado a Matt por la ventana… y de no ser por una pequeña terraza llena de mesas con sombrillas, Matt probablemente ya no estaría con nosotros.
-¿Y dónde está? Dime qué ése maldito no saldrá vivo…-le digo con furia, con asco… recordando la lascivas caricias del albino por todo mi cuerpo. El dolor y repulsa me embargan con furia, oprimiéndome el pecho…
-No lo sé, Mello… sólo tiene doce años, no puedo pedir la pena de muerte para él.-dice L, y veo el dolor que le causa la traición de Near.
-No lo quiero cerca ni de mí y mucho menos de Matt, L, aunque tú no quieras verlo, yo sí: Near es un maldito chiflado.-le digo, cruzándome de brazos.
-Quizá…-dice, y finalmente las puertas se abren dándonos paso al cuarto de observación.
Me quedo de una pieza al ver que el cuarto blanco sigue ocupado…
-No puede ser…-digo en un susurro, contemplando la pequeña figura dentro del cuarto mientras acomoda piezas de dominó.
-Mihael…-empieza L, previniendo mi reacción. Aprieto los puños: Esto es el colmo, no puedo creer qué L defienda a un asesino.
-¡No lo enviaste a ningún lado! ¡Lo has dejado aquí encerrado, desgraciado!-le grito, sin poder contener mi furia y siento como mi pulso empieza a acelerarse…
-Mihael, cálmate por favor: Tu condición es delicada y alterarte sólo te hace más daño…-me persuade, pero lo único que quiero es reventarle toda la puta cara.
-¡Jódete! ¡¿Por qué coño no lo has mandado al loquero dónde debería estar?! ¡Estás defendiendo a un maldito asesino sólo porque eres su mentor, L!-le echo en cara, mientras todos los científicos que siguen en el edificio miran la escena atentos…
-Mello, las cosas no son…
-¡Me importa una mierda cómo sean las cosas! ¡Tú me estás traicionando!-sigo vociferando, con mi corazón en las nubes…
Veo a L suspirar y acercarse, pero levanto los puños: Es mi mentor, pero… simplemente no puedo comprender esto. Está a punto de abrir la boca cuando de pronto…
- ¿Señor…?-dice un joven científico, inseguro de sí entrometerse y con una carpeta con la foto de Near entre sus manos con guantes.
L se vuelve y le mira fijamente.
-Dime.-dice tranquilo, mientras la furia no acaba de desaparecer de mí cuerpo…
-Realizamos los estudios qué nos encargó al joven River y lo qué encontramos…-niega con la cabeza, como si no diese crédito a lo que escuchaba.-bueno, mírelo por usted mismo.
L toma la carpeta y yo veo todo con atención, con un extraño sentimiento de desasosiego instalándose de inmediato en mi cuerpo. “No puede ser bueno… tengo un muy mal presentimiento” pienso, con el corazón aporreándome el pecho, lleno de tanta ansiedad qué era apenas contentible. Veo a L abrir los ojos como platos, y luego, cerrar la carpeta. Se la entrega de vuelta al científico que regresa a su labor. Silencio por unos segundos, torturándome cada vez más que el segundo anterior.
-Ya veo.-dice, con la mirada perdida y todo su cuerpo tenso. No puedo resistirlo más.
-¿Qué ocurre? L… ¿Es muy malo?-le digo, tragando grueso.
Por supuesto que era malo, eso podía deducirlo sólo con ver la expresión de su rostro. Sin embargo, nada podría prepararme para las siguientes palabras que salieron de la boca de L:
-Mihael…-dice lentamente, y mi corazón se queda quieto para dejarme escuchar.-Nate es la clave para curar a Mail, el antídoto está en su sangre.
Y el corazón se me cae a los pies. La persona qué más detestaba, el ser qué había herido a la persona a la cuál amaba y había usado mi cuerpo para su propio placer hedonista… era la misma persona qué podía curar a Matt.
Mi enemigo era ahora la salvación de mi mejor amigo.
Y yo tenía qué elegir.