Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Hombre de Arena por CheekyMint21

[Reviews - 275]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

… ¿Hola…?


*Se va a Cheeky asomándose detrás de las cortinas*


¿Queda alguien…? :$ *se escucha un grillo de fondo* OKAY… Creo qué no *suspiro de resignación* Vale, aunque no quede nadie…


Matt: ¡EJEM! Perdón… ¿Y yo qué se supone que soy, Cheeky? *Se cruza de brazos al más estilo Arenita de “Bob Esponja” xD*


O.O


Ehh… ¿Eres un sensual y muy violable invención de dos Japoneses a los que adoraré por el resto de mí vida? :3


Matt: Sí, pero aparte de eso… ¡NO PUEDO CREER QUÉ TE HAYAS DESAPARECIDO POR MÁS DE OCHO MESES, MUJER! ¡AHORA SÍ QUE TE VOLVISTE LOQUITA DE REMATE! ¬¬*


*Jugando con sus dedos* T-Tienes razón Matty, p-pero e-es qué…


Mello: ¡ES QUÉ NADA! ¡NOS DEJASTE EN EL AIRE!


O.O*


¡MELLO!


Mello: ¡Y DE PASO TE PERDISTE QUÉ HAS TENIDO MÁS LEÍDOS AUNQUE HUBIESES ESTADO AUSENTE! *Se saca la portátil de su bolsillo mágico (?) y se lo enseña* ¡¿VES?!


*Mira los números de leídos y no se la puede creer* ¡¿QUÉ?! Esto… ¿Va en serio?


L: ¡Sí qué va en serio! Así qué mejor te pones a pedir disculpas de rodillas, porque estoy seguro qué la mitad de tus fans te odian…


Light: Y de paso nos das tu excusa de ésta vez, y mejor qué valga la pena *aparece cargando a Ellie en brazos*


Ellie: ¡Hola tía Cheeky! ^^ Yo no estoy enojada, pero sí tengo curiosidad en saber qué pasó O.O


Todos: ¡Y NOSOTROS TAMBIÉN!


*¡EPIC FACEPALM!*


¡OKAY, YA! ¿Me van a dejar empezar a explicar o qué *BEEP*? Ya sé que me he pasado de lanza con mis bellas y magníficas lectoras pero no es para qué me hagan sentir más como una p*rra por eso, ¿OKEY? Así qué si no quieren qué cambie toda la historia y los ponga a hacer *BEEP* con un enorme *BEEEEEP* por el *BEEEEEEEEEP!* en 4-D, mejor me dan un momento para hablar a solas con mis lectoras ¬¬*


Todos: ¡USTED MANDA, PATRONA! *Salen corriendo de escena*


*Suspiro* FIU! Así me gusta :3 Y ahora… ¿En dónde estaba?


Matt: *a lo lejos* Intentando dar una excusa para tu ausencia…


¡¿QUÉ DIJE DE DEJARME SOLA, CONDENADO PELIRROJO?!


Matt: ¡Ya me fui! *sale corriendo*


OKEY.-. Pues… parece qué ahora sí, se fueron…


Light: Por ahora…


Mello: ¡PERO VOLVEREMOS! ¡MUAJAJAJAJAJA! ¬u¬


¡POR LA GRANDÍSIMA…!


-ESTAMOS EXPERIMENTANDO DIFICULTADES TÉCNICAS, POR FAVOR, QUÉDESE CON NOSOTROS :D-


*Cinco Minutos después…*


Vale, pues ahora parece qué sí… *aparece, alisándose la ropa* ya no nos van a molestar… ¿Verdad? ¬¬


*Se ve a Mello & Light amordazados y encima de un tanque de tiburones*


Creo qué no… *suspiro* Vale, chicas, antes de empezar sólo quiero advertiros: Preparaos para la intro más larga, bíblica, moustrosa, enormemente más extensiva de todas sus vidas porque y aunque a lo mejor no la lean porque quizá estén enojaditas… :$ me siento en la necesidad de explicarles porque Cheeky se desapareció por 138568473385675839356744737463836723565 vez sin dejar rastro :$$ Así que coged unas palomitas, soda, dulces y agarraos para escucharme hablar y hablar… (O para leerme LOL XD)


Vale, la pregunta principal…


¡¿DÓNDE COJONES TE HABÍAS METIDO, HIJA DE LA *BEEP*?!


OKAY :$ Cómo algunas de ustedes ya habrán leído en mi nota introductoria en el fic de “El Coleccionista de Venenos”, saben qué he tenido problemas como cualquier persona en éste mundo LOL pero también saben qué, como humanos qué somos, no somos perfectos y por lo tanto es normal qué caigamos, nos levantemos y sigamos. Ahora, el levantarse siempre es de lo más difícil y, a veces, a algunas personas nos toma más tiempo qué a otras… como me ha pasado a mí éstos últimos meses. Antes de desaparecerme yo tenía una pareja, a la cuál quise muchísimo y con la que compartí mucho, y justo en el verano de ése año (Junio-Septiembre) de ése año, por cosas del destino más un intento de suicidio de mí parte, pues las cosas se complicaron y terminamos rompiendo. Obvio, durante ése tiempo estuvo súper activa en la página y publicaba con regularidad, al principio no me afectó demasiado el haber roto con ésa persona pero cómo dice el dicho: Eso sólo era la calma antes de la tormenta.


Luego de mi última publicación, pues empecé con problemas de depresión y me agarró la nostalgia y entonces fue cuando me pegó con fuerza el hecho de que ya no tenía a ésa persona a mí lado y darme cuenta de que quizá la quería más de lo que me llegué a imaginar… y desde ahí, pues podemos decir que todo se fue a pique :$ En Octubre del año pasado, me reuní con ésta persona por última vez, para ése entonces, él ya tenía a alguien más y si han leído la descripción en mi perfil, pues saben qué yo tengo unos sensuales ojos cafés LOL XD, qué mi pelo también es oscuro y sólo mi piel es de color papel bond .-. ¡EN FIN! El punto es qué la pareja por la que me había “reemplazado” ésta persona (por decirlo de alguna forma) era rubia, ojos azules y parecía una barbie y pues, eso me impactó muy fuerte porque siempre he sido una persona con muchísimas inseguridades y baja autoestima y si a eso le sumamos el que ésta persona que muchas veces me dijo “TE AMO” me hizo un comentario comparándome con “la Barbie” pues sí… se imaginarán el impacto que eso puede tener en alguien con baja autoestima. Y como si fuera poco, pues… también luego, luego terminé enterándome de que “la Barbie” y ésta persona habían comenzado su relación mientras yo estaba en el hospital después de la sobredosis OSEA qué ésta “persona” me fue infiel cuando casi me moría con alguien más y tuvo los cojones de mentirme en la cara mientras lo hacía… sí, así es mi suerte en el amor ¬¬


¡EN FIN! Pasó el tiempo y después de que ésta persona me hizo éste comentario, pues… si ya estaba deprimida, despechada y todavía un tanto suicida… todo se puso más “bonito” cuando regresaron mis viejas amigas y conocidas ANA (Por ANOREXIA) y MIA (Por BULIMIA), a las que considero estúpido llamarlas así porque NO son personas, sino enfermedades mentales muy serias pero para acortarlo vamos a decirles así ¬¬ ¡EN FIN! Entonces, pues luego de éste comentario, volví a recaer primero en la ANA y más tarde en MIA, y si leyeron mi nota, pues sabrán también que cuando tenía 15 años sufrí por primera vez de Anorexia, pero sin caer en la Bulimia… así que recaer ahora con ambos trastornos, pues realmente me llevó al límite. Los meses entre Octubre de 2015 hasta más o menos Marzo de éste año, han sido los más difíciles qué he pasado en toda mí vida porque mis trastornos alimenticios se alimentaban de mi depresión y mi despecho y mi depresión y mi despecho me alentaban a seguir adelganzando hasta un punto de riesgo y en el que tuve qué ingresar a una clínica porque mis órganos empezaron a deteriorarse horriblemente. Estuve internada en la clínica por un mes y atendiendo un programa de recuperación desde Diciembre del año pasado, el que atendía semanalmente y dado qué en vez de mejorar, me ponía cada vez más delgada llegando a pesar lo mismo que alguien de diez años (Por cierto, ya tengo 18… ¡YAY! ¡Arriba la vejez! LOL xD) terminé ingresada en la clínica.


Y bueno, pasé en la clínica… fue muy duro para mí, realmente estaba bastante atrapada en mi trastorno y eso me llevó a distanciarme y a lastimar a muchas personas a las que amaba, mi enfermedad pasó a controlar mí vida, ya no tenía energía para nada más que pensar en calorías, comida y más calorías y pues… acabé incluso dejando de hacer lo qué más amo en ésta vida: Escribir. Y eso me duele mucho, porque si amo escribir es porque las AMO a ustedes y me duele enterarme de que pese a mi egoísmo y egocentrismo al preferir dos malditas enfermedades qué lo único que hicieron fue destruirme todavía más… ustedes han seguido apoyándome, sumándose más de +2000 criaturitas hermosas a mi fic ;w; incluso en mi ausencia y por eso quiero pedirles perdón, realmente creo que de todas las estupideces qué he hecho en mi vida, dejar de escribir ha sido una de las qué más lamento porque me doy cuenta de qué es lo único que me mantiene a flote y si en ésos primeros meses conseguí mantenerme bien, fue precisamente por eso: Porque me entregué por completo a una de mis más grandes pasiones y no me importó perder a alguien que yo, la verdadera yo qué no se deja controlar de su mente, sabía que no valía para NADA la pena.


Cómo dije en el fic de “El Coleccionista de Venenos”, no les cuento esto para excusarme ni qué me tengan lástima ni qué me digan “pobrecita, lo qué ha tenido qué pasar”… nada de eso. Al contrario, la lástima es algo que odio (Creo que en eso me parezco al Mello de mi fic :$) y les pido por favor qué no me miren con ojos de perrito pateado… les digo esto, porque cómo se los he dicho siempre ustedes son MI FAMILIA y creo que tienen derecho a saber qué me pasa, si estoy bien o estoy mal, tienen derecho a que sea honesta y no me molesta en absoluto abrirme con ustedes, al contrario: Me ayuda a sanarme por dentro, qué es lo que más necesito en éstos momentos y en lo qué más he estado enfocándome éstos últimos meses. Ahora, habrá personas qué dirán…


“Pero sí haz salido en Marzo de la clínica, ¿Por qué te apareces hasta ahora? ¿Y por qué publicaste un fic nuevo antes qué éste?”


Y la respuesta es qué luego de todo eso, me vino otro castigo encima… ¡UN HORRENDO BLOQUEO! En verdad qué tenía la historia en mi cabeza, sabía exactamente cómo continuar pero al momento de sentarme e intentar escribir… ¡Nada salía! Nada. Cero. NOTHING! Ni siquiera una palabra… no se imaginan la de intentos qué hice por sacar éste capítulo, al que ahora le cedo el honor de ser el que más me ha costado escribir en toda la historia de los capítulos pero finalmente… ¡LO CONSEGUÍ! ¡YAY! ^^ No me váis a crees, pero he venido trabajando en éste cap desde hace casi un mes, escrbiendo una página por día a lo mejor, con suerte unas tres :$ ¡PERO AL FIN LO TERMINÉ! Y me siento bendecida de poderlo compartir con ustedes, al igual qué me siento orgullosa de decir…


CHEEKY IS BACK, MADAFAKAS! ^^ LOL! XDDDD


Así que sí, bueno… ésas son mis razones por haberme escondido en caverna de Trucutú por tanto tiempo LOL XD Pero ahora vengo recargada, con muchos ánimos y sobretodo SANA para seguirles dando Hard Salseo Intenso a sus sensuales bodies ¬u¬ Y espero desde lo más profundo de mi Kokoro pequeño y negro qué disfruten de éste cap, tanto como yo gozé escribiéndolo… ya saben, ésa emoción que da al volver a hacer algo qué amas… creo qué me siento como una madre que acaba de tener a su hijo de nuevo, porque eso es EHDA (El Hombre de Arena LOL XD) para mí: Mi hermoso, más bello y amado bebé XDDD


¡EN FIN!


Y antes de dejarlas con el cap y luego de haberlas hecho dormir con ésa megasúperdúperharcoreintensa introducción, quiero, cómo siempre… dedicar éste capítulo a mis hermosas, bellas, violables, sensualonas, preciosas musas a las que he extrañado con todo mi corazón y dedicar en especial unas palabras a:


+MMoon: Por siempre, SIEMPRE, siempre apoyarme y estar pendiente de mí incluso aunque yo sea una bipolar qué te deja en visto :$$ Muchísimas gracias Mooney, sin ti, créeme qué no estaría hoy aquí… ¡ERES LA MEJOR MARIDA DEL MUNDO! Y más te vale agarrarme azotes si me vuelvo a desaparecer ¿OKEY? ¡TE AMO A MIL, MUJER MÍA! Aunque ahora ya me andes poniendo el cuerno con otro… ¡GRRRRR! ♥


+Zorata16: Ay Princesa… ¿Cómo empiezo a pedirte perdón? ¡DE VERAS LO SIENTO! Sé que para éste entonces, tu cumple ya debe de haber pasado D: y por mensa me lo he perdido, pero más vale tarde qué nunca, ¿no? Así que te dedico éste capitulo especialmente a ti, por ser tan bella y seguirme dando amor anal :3 Espero qué lo disfrutes y… ¡FELICES QUINCES! ^^ Espero el pastel, ¿eh? Aunque le pongas veneno, pero al menos dame a probarlo LOL! XD


Y a todas, todas las demás criaturitas qué han leído éste fic en mi ausencia, las guapuritas qué han estado conmigo durante todo este tiempo y me han esperado… sépanlo: POR USTEDES SOY QUIÉN SOY Y ESTOY AHORA AQUÍ… ¡LAS AMO MILLONES! ♥♥♥


+Kmmy Lee


+Joselyn


+lenkautatane27


+Kikyo-kiryu


+KurocisFT


+EimmyAnnh


+will


+cata


+LeiaLukene


+PaoJeevas


+matryoska


+Lizzy-chan


+FranRiver


+Onizuka


+One


+Neko-chan PM


+Ayla Mckee


+Aksik Keehl


+karo-chan


+Anónimo


+HakudiNN


+puly XD


+helena


+Ambary Ann


+belén


+Aifugoshi


+Naokaleidoscope


+g00gle_16061996


¡LOS AMO A MORIR A TODOS! ♥_____________♥


Y ahora, pasando al fic…


Capítulo LARGO señores, y sé que en el pasado les he dicho muchas veces que tengan paciencia porque el capítulo está LARGO, pero ahora no me dejarán mentir… éste capítulo quizá vaya a ser el más largo del fic, no tanto porque sea mi regreso y esté sacando toda la imaginación qué no he sacado en ocho meses, sino más bien porque por más que intenté cortar el cap para no hacerlo tan exhaustivo para ustedes… ¡NO PUDE! Y eso es porque con todo lo que tengo planeado para… *suenan redobles* ¡EL SALSEO FINAL! Chan, chan, chan… XD Pues no puedo hacer caps más cortos porque entonces el fic se alargaría más de lo que tenía pensado… (Sí, empecé con la idea de hacer nada más 45 caps y posiblemente me extienda un poco más allá de los 50 .-.) y no quiero hacer un fic TAAAAAAN largo, por más que mi kororo se haga bolita cada vez que pienso qué el final se acerca, tendré que tomar decisiones nada chulas y voy a llorar cómo Magdalena cuando sea hora de poner el punto final en el fic ;w;


¡EN FIN!


Cómo supongo qué ya se han comido sus chuches del día, les sugiero ir a por los de reserva, sus pañuelos, sus fustas, sus antorchas, algo para apretar en caso de estrés… porque el cap, y no estoy de coña… viene EX-PLO-SI-VO!! Y es qué…


¡FINALMENTE ENTENDEREMOS CÓMO FUNCIONA EL SUERO! ¡YAY! ^3^


Así que sí… agarraos y sin darles más lata de la qué ya les he dado, yo les mando un BESAZO ♥, los espero allá abajo y finalmente los dejo con el cap 37…


¡A leer! ♥

Capítulo 37.


POV’s Matt:


-¡Ahh! ¡Qué no! ¡Ya para, Mello! ¡Sácalo!-le grito a aquel rubio a todo pulmón, revolviéndome para zafarme de su agarre pero esrtá por demás decir que es caso perdido.


Él nada más deja escapar un gruñido y presiona mis caderas con más fuerza, aumentando la presión sobre mi trasero y haciendo que de inmediato se me tiñan de rojo incluso los lugares a donde el sol no llega.


-¡Puta madre! ¡QUÉDATE QUIETO!-grita, dejándome ir un sonoro cachete en el culo y sacándome un chillido que resuena por todo el jet… el muy cabrón.


-¡Qué lo saques, joder! ¡Me duele! ¡Sácalo de una vez!-sigo gritando, tratando de ignorar el hecho de que detrás de éstas mismas puertas habían otros siete hombres que estaban oyéndolo todo.


Mello suelta una maldición por lo bajo y, como si estuviese cobrándomelas todas, aplasta su enorme y cálida mano justo en mi nalga derecha… justo donde ha entrado la bala. Chillo de dolor y es todo lo que puedo soportar: Le muerdo el muslo con fuerza y me gano el ser arrojado como una puñetera muñeca de trapo por el suelo pero al menos ya no lo tenía manoseándome el culo. Esto era lo que me sacaba por andar metiéndome en persecuciones y por no fijarme en que ninguna bala me alcanzase.


-¡Serás hijo de puta!-ruge, mirándome con ira asesina mientras se sujeta el muslo con fuerza donde mis dientes se han quedado marcados… me quedo de una pieza al ver sus manos completamente ensangrentadas.


-P-Pero… ¡¿Qué mierda me has hecho?! ¡¿Acaso me sacaste los intestinos por el culo o qué?!-le grito, revolviéndome para ver si así conseguía una mejor vista de mi ensangrentada retaguardia.


-No te habría salido tanta sangre si te hubieses quedado quieto como te ordené.-repone el rubio con fastidio, levantándose del suelo y sacudiéndose los vaqueros negros y ahora estropeados por mi sangre.-Al menos ya estoy seguro de que la jodida bala está fuera. Ven aquí, necesito…


-Vete a tomar por culo y qué te jodan después…-le corto a mitad de frase, apretándome a los pies de la cama y más que seguro de que lo menos que quería era estar boca abajo sobre sus piernas con él toqueteándome de nuevo.


-Vale, entonces desángrate vivo pero no vengas lloriqueando cuando te salga gangrena en el culo.-me dice, echando los ojos en blanco y arrojando la pequeña bala dorada a un lado.


Le saco la lengua cuando no me mira e intento que mi cerebro no me traumatice más de la cuenta con la imagen de mi lindo y esponjoso trasero todo negro… pero fallo en el intento y no me queda de otra más que reconsiderarme su oferta de dejarlo limpiar y suturarme la herida de forma correcta. “Mierda… ¡Maldito Mihael!” pienso, mordiéndome el labio y enrojeciendo al instante al recordar la extraña sensación en lo más profundo de mis entrañas al estar boca abajo sobre su regazo con él… no sé, dominándome completamente. Sacudo la cabeza intentando alejar ésos pensamientos a toda costa, porque lo menos que quería era dejar que mi mente se llenase de mierda inútiles y sinsentido.


-¿Y ahora qué mierda haces?-me dice, sobresaltándome cuando siento sus finos y largos dedos encajarse en la piel de mi brazo.


Lo miro con ira un segundo antes de sacudirme su agarre de encima, tratando de ignorar mis vellos erizados y de nuevo ésa sensación de descarga intensa recorriéndome toda la espalda.


-¿Hello? Voy a asearme como cualquier persona normal después de haber estado en una persecución y ser encerrado en una cajuela por un maldito chiflado…-le digo, echando los ojos en blanco y dirigiéndome nuevamente al baño de aquella suite, en aquel enorme y lujuso jet al menos a diez mil pies de altura.


Trato de no rechinar los dientes al darle vueltas al asunto de ir de nuevo en un jet, y más aún, porque el muy bestia de Mello no se había dignado a decirme a dónde carajo nos dirigíamos más que a ver su “amiga” que ya me hacía una buena idea de quién era: Cualquier puta que él se halla follado antes. Aprieto las manos en dos puños… definitivamente el muy maldito sabía cómo tocarme los cojones.


-¿Y ahora…? ¡Eh! ¡Yo pedí el baño primero!-le grito, sintiendo la ira recocerme las venas cuando lo veo avanzar a grandes zancadas y meterse al baño ahntes qué yo. Me quedo de una pieza cuando llego al umbral de la puerta y lo veo abriendo la regadera.-¿Qué te crees qué haces?-le digo, cruzándome de brazos y esperando por una respuesta que, ¿cómo no? Nunca llega.-¡Contéstame cuándo te hablo, maldito cabrón cretino y egoísta!-le grito, sintiendo ésa presión en el pecho al ver como me ignoraba como si no fuese… como si no fuese más que su jodido perro.


“Ya está, qué le den por culo” pienso, inflando las mejillas de pura furia y apretando las manos en dos puños crispados, dirigiéndome a ésa maldita melena que quería arrancar de raíz hasta ver a su dueño en el suelo, chorreando sangre… tal vez así aprendía un poquito de educación.


-¡No, suelta! ¡Déjame, imbécil!-le grito, cuando se vuelve y con un rápido movimiento, deja mi cuello apresado entre su cálida mano y mi cuerpo contra el suyo.-¡Joder, sólo quiero qué me des respuestas!-le grito, pataleando e intentando zafarme, sintiéndome más humillado que cuando aquella vez en el arcade perdí una partida de pac-man.


-Mail, Mail, Mail…-dice, chasqueando la lengua y sonriendo socarronamente, de ésa manera jodidamente enfermiza y retorcida que me hacía quererle arreglarle sus bonitos dientes a base de puñetazos.-¿Cuántas veces más vamos a tener que pasar por esto antes de que aprendas la lección? Los perros jamás desobedecen a sus amos, porque cuando lo hacen, les va muy, pero qué muy mal.-me susurra, absorbiéndome con ésos ojos azules y predadores, arrastrándome a cientos de recuerdos en donde ésta posición nos había llevado a eventos que no quería recordar por su contenido altamente sexual.


Sin verme en posibilidades de hacer algo más digno o al menos un poco más de machos en vez de críos, decido echarle un escupitajo directo a la cara, sonriendo triunfal al ver como me suelta y sus ojos se abren con sorpresa por un par de segundos. Aprieta sus finos labios y se limpia mi escupitajo y una mirada a ésos ojos felinos me da a entender que la he cagado de manera monumental pero no es nada nuevo… al menos el culo ya lo tenía herido. ¿Qué más podía hacerme que no me hubiese hecho ya? Se me hace un nudo en la garganta al ver la sonrisa del gato risón atravesándole el rostro.


-Ya te dije qué no soy tu perro, Mello. No más de lo que tú eres mi amo.-le digo, tratando de imitar su sonrisa de niñito malo pero consciente de que me hacía falta ser asesino para que me saliera de forma covincente.


Frunzo un poco el ceño al recordar aquello… al recordar que Mello únicamente se cargaba ésos gestos gatunos y maliciosos por la simple razón de que era un asesino. Un desalmado asesino a sangre fría que no se andaba por las ramas a la hora de cargarse a cualquiera que se atreviera a retarle. Retrocedo un poco, sintiendo la pesadez que ése pensamiento deja instalada en mi pecho y en mi corazón, oprimiéndolos con fuerza al recordar las imágenes de Mello ésta misma tarde en medio de aquella persecución. Algo frío posándose sobre mis sienes me saca del hilo de mis pensamientos y cuando alzo la vista, me encuentro con algo que, si bien podía considerarse normal dadas las circunstancias, jamás en mis veinticuatro años de vida habría podido imaginar.


-Venga… adelante, tira del gatillo. Viniendo de un cobarde como tú, no me sorprende.-le digo, riendo ante la ironía: Primero yo le había apuntado y ahora él lo hacía conmigo.-Anda, ¿qué esperas? Si fuiste capaz de meterte con Ellie, dispararme a mí no ha de ser gran cosa.-le sigo retando, deleitándome con la expresión de ira que poco a poco va deformándole las facciones deformes y a la vez imposiblemente bellas a su modo.


-Ten cuidado, Mail… cuando bailas con el diablo; no es diablo el que cambia… sino que él te cambia a ti.-me dice, con aquella voz ronca y es sólo entonces que mke doy cuenta de la capa de sudor sobre su piel, debido al vapor de la regadera que inunda al baño en ése momento.


Y no sé qué carajos pasó luego de eso, pero aparentemente decidí perder todo restro de cordura porque yo, Mail Jeevas, decidí que no sólo quería bailar con éste diablo tan irresistiblemente guapo y que a la vez me hacía querer arrancarle los pelos uno a uno pr cabrón… sino que quería probar que estaba equivocado. Porque nada lo ponía de peor humor que hallarse en un error, nada le tocaba los cojones que ser el segundo y de eso Near y yo sabíamos lo suficiente. No sólo quería bailar con él, retarlo, fastidiarlo… quería cambiarlo. Quería mostrarle que hasta los perros más obedientes son capaces de morder la mano que una vez les alimentó.


-No me digas…-le digo, en apenas un susurro pero que al parecer ha salido con el tono que deseaba, porque siento el leve titubeo en aquella pistola aún sobre mis sienes.-¿Sabes por qué me enamoré de ti, Mihael?-le digo, usando la misma arma que él había usado conmigo mientras estaba en aquella cajuela.


No hay respuesta, pero sé por el momentáneo destello en sus ojos color zafiro que mi pregunta le ha calado como un balde de agua fría. Sonrío y doy un paso hacia delante, apoyando la frente con más fuerza contra el cañón de aquella arma y suavemente apoyando mis manos sobre las suyas. Siento la casi imperceptible exhalación que escapa de sus labios porque su aliento choca contra mis nudillos.


-Me enamoré de ti, no por la forma en que silenciaste a mis demonios, sino por la forma en que tus demonios bailaron con los míos. Por la forma en que siguen bailando con los míos, aunque éstos ya hayan cambiado.-le digo de manera lenta y ronca, encajándole las uñas sobre sus palmas y sintiendo su respiración acelerarse en ése momento.


Me quedo mirándole fijamente a los ojos, contemplando su cicatriz y dándome cuenta de que… de que no estaba ahí para deformarle el rostro, sino para darle una belleza única pero cruel. Sobre todo cruel, por la manera en que lo había marcado de por vida. Él hace lo mismo, miro sus ojos recorriéndome el rostro de forma incesante e intensa, de la misma forma en que lo hacía cuando no parecía comprender algo de lo que hacía. La verdad es que ni yo mismo sabía porque estaba haciendo esto… quizá porque quería sentirme en control por una vez, quería verlo estremecerse ante los recuerdos del pasado y comprobar de que, a lo mejor, yo no era el único al que su presencia le afectaba. Veo una gota de agua evaporada rodando por su cuello, pasando entre el hueco en medio de sus clavículas y finalmente perdiéndose entre los casi imperceptibles vellos rubios que sobresalían de su pecho, desapareciendo de mi vista al entrar en contacto con el algodón de su camisa.


Me muerdo el labio y, casi impulsado por un instinto lujurioso que ni siquiera sabía que tenía, tomo con más firmeza sus manos entre las mías y hago descender el cañón del arma por el mismo recorrido que aquella traviesa gota había tenido entre su cuerpo… con la excepción de que yo no me detengo al llegar a mi pecho en donde mi corazón late de forma errática y vivaz, sino que sigo con aquel recorrido hasta llegar al borde de mis vaqueros y sólo me detengo al escuchar el pequeño ‹‹tin›› que hacen el metal de la pistola y el de la hebilla de mi cinturón al colisionar. No está de más mencionar que para ése entonces, Mello tiene sus ojos fijos en el arma y que yo intento con todas mis fuerzas encontrarle una explicación lógica a mis acciones para con el rubio mientras mi rostro se tiñe con furia de pura vergüenza… porque ahí, apretando entre la tela de mis pantalones de una forma desquiciadamente placentera, está una erección que empieza a despertarse a causa de la sensualidad prohibida que irradia del cuerpo de Mello.


-Sé lo que estás haciendo…-murmura el rubio, colisionando sus ojos que arden de la misma forma que aquella noche, en aquella feria mientras ambos estábamos desnudos completamente el uno frente al otro… a punto de entregarnos a la pasión hormonal de dos críos que todavía creían en el amor.


Siento las lágrimas empezar a agolparse en mis ojos, llenas de la furia y el resentimiento antes los recuerdos que le habí seguido a aquella noche… mi primera noche de amor, la primera vez que había vuelto a confiar en alguien. Y quiero que lo paque, lo pague tan caro de la única forma qué me es posible: Tentándole, atacando su lado más débil y bajo, su lado más sucio y que me había gritado a la cara que era lo único que quería de mí. Y si eso quería, eso le daría pero se arrepentiría de ello. Si lo quería, entonces tendría que conseguirlo bajo mis términos.


-Sí, tomo un baño. Estoy sucio… ¿O no lo crees?-le digo, tirando de su mano para acercarlo un poco más a mí y cuando empieza a hacer el intento de retirarse, aferro su mano con fuerza y empiezo de nuevo con el recorrido de aquella arma… sólo que esta vez, debajo de mi camisa hasta que ésta pasa sobre mi cabeza y va a caer directo al suelo.-¿Sabes, Mells? Si tanto querías un striptease mío, nada más tenías que pedírmelo… digo, primero en aquel club, en medio de la balacera… porque aunque estabas usando casco, sé bien que has de haber notado mis bóxers de Pikachu.-le digo, al tiempo que me suelto el cinturón y lo dejo caer con un tinteneo al suelo.-Luego, cuando llegamos a aquel garaje, me pediste que me quitara la ropa y yo te dije que no hacía desnudos gratis…-suelto una risa temblorosa, porque bueno… estoy desnudándome enfrente de él y ciertamente tengo mi pudor bien puesto. Aún así, no me detengo, empiezo a bajarme la bragueta tratando de ignorar la sensación de liberación que siente mi miembro cuando hago esto.-Y ahora, con la excusa de que tienes que vigilarme todo el rato, vienes y quieres darte una ducha conmigo…


-Mail, para. Te lo advierto.-me dice con voz ronca, pero es muy tarde…


Siento mis pantalones resbalar por mis piernas e ir a parar justo a la altura de mis tobillos… y me fuerzo a verle, me fuerzo a ni siquiera parpadear para captar cada segundo de aquel momento de locura y lujuria, venganza y placer mundano, dolor y pasión… todo mezclándose en aquel pequeño baño lleno de vapor; lleno del mismo vapor doloroso y calcinante que venía apresando a mi alma desde hacía diez años y que ahora me hacía actuar por el puro impulso de ver a Mihael, por una vez en su maldita vida, titubeando y sin saber qué hacer. Veo el leve temblor de sus manos mientras sigue apuntándome y, finalmente, desvía la mirada con la mandíbula apretada fuertemente… sin poder la visión de mi cuerpo, sin poder con la visión de lo que él mismo había creado.


-¿Qué pasa, Mells? ¿Acaso… acaso no es esto lo qué siempre quisiste? ¿Lo que me pediste aquel día en tu departamento? Aquí estoy…-le digo, siguiendo con aquel juego asqueroso y macabro en la que ambos no teníamos absolutamente nada que ganar aparte de la humillación del otro. Empiezo a deslizar mis dedos por aquella arma, a acariciarla como si fuese un miembro masculino, como he visto en los vídeos de porno yaoi y es justo entonces… que se me ocurre que quiero más. Quiero ver qué hace éste demonio.-¿No quieres…?-vuelvo a repetirle de forma suave, con las palabras cosquilleándome la boca a medida las pronuncio.


Lo veo aferrar con más fuerza el arma, apretar con tal fuerza la mandíbula hasta que las venas de su cuello resalta y es sólo entonces que me doy cuenta… me doy cuenta de que su lucha quema tanto como la mía. “Chúpate esta, Mello” pienso, sonriendo con verdadera malicia, acercando mi rostro a la pistola y sin más… deslizo mi lengua por toda aquella fría y amarga superficie de metal ante la expresión perpleja de mi espectador. No desvío mis ojos de los suyos mientras sigo lamiendo de forma lenta y, ¿por qué no? Sensual aquella pistola, dándole a entender qué podría hacerle lo mismo si no fuera porque…


-Anda Mello… a Matsuda también le gustó cuando se la chupé…-le suelto de golpe, soltando una pequeña risa burlona que se queda atascada en mi garganta cuando su mano se enreda en mis cabellos y tira de ellos con furia.-¡Hijo de puta!-le insulto, cerrando los ojos y reteniendo las lágrimas que se asoman entre estos ante el dolor punzante que me atraviesa el cráneo.


Todo ocurre en tan sólo cuestión de segundos y de forma demasiado rápida y violante para que mis poco entrenados ojos procesen los movimientos bruscos del rubio de una sola vez… pero para cuando vengo a darme cuenta, estoy debajo de un chorro de agua hirviendo y que me escuece la piel, con los al menos sensenta y ocho kilos de Mello sobre mí mientras sus manos tiran de mis bóxers de forma errática y sádica, con sus uñas arañándome la piel en el proceso mientras que con su otra mano, aplasta mis muñecas por sobre mi cabeza, ciñéndolas con tan fuerza que estoy seguro de que, si no me las rompe, aquello dejará una marca permanente.


-¿Ah, sí Mail? ¿Y qué más le hiciste al pendejo de tu novio?-me dice, y en sus ojos no hay ira, ni enojo, ni furia… hay fuego. Y no como aquel día, no un fuego pasional. Sino uno mucho más sombrío y que me pone a temblar de pies a cabeza.-¿Te tocó así?-me dice y sin más, aprieta mi miembro con fuerza, sacándome un chillido que no logra distinguirse porque el agua hirviendo me cae justo en la cara y de abrir la boca, terminaría ahogándome.-¿Te hizo así?-se inclina y me muerde el cuello… con fuerza y sin piedad, tirando de la carne sensible.-O a lo mejor te dio una de éstas…-y me deja ir un cachete en el culo, que resuella con fuerza y aunado a que estoy empapado, duele como mil demonios.-Dime Mail, ¿te retorcías como la perra qué eres? ¿Te hizo gemir igual qué yo aquella noche?-sigue con su tortura, y ésta vez, lleva su mano a mi pezón derecho y tira con fuerza, retorciéndomelo con violencia y es más de lo que puede resistir.-¡Dimelo, cabrón de mierda!-ruge, y más que furia, su voz es rasgada por matices de dolor y celos… una combinación letal en alguien tan impulsivo como Mello.


Cierro los ojos con fuerza y muerdo mis labios hasta que sangran… hasta que sangran tanto como mi corazón y siendo consciente de la humillación, el abuso y el resentimiento que tiran de mi corazón en todas direcciones, rasgándolo nuevamente con las ráfagas del pasado, me dejo dominar por las emociones destructivas que yacen dentro de mí y sacando fuerzas del odio que me produce el rubio en éstos momentos, tiro de su cabella hasta arrancármelo de encima y lo empujo con fuerza, hasta que va a rebotar contra el váter… abriéndose el costado derecho de la cabeza, del cual empieza a brotar sangre. Pero no es suficiente, es como aquel día en la enfermería… ni ver su rostro bañado en sangre me parece suficiente castigo. Nada es capaz de saciar el dolor dentro de mi pecho, nada es capaz de traer alivio a mi alma nuevamente fragmentada por la misma persona a la que anhelaba y quería con la misma fuerza en la que él me odiaba.


Lo veo volverse lentamente, sus ojos sin rastros de sorpresa… sin rastros siquiera de humanidad. Sin rastros de ser consciente del dolor que me causa, sin rastros del Mello al que una vez amé y seguía, estúpidamente, convecido de que volvería a ver más tarde que temprano. Me levanto con toda la dignidad qué soy capaz de reúnir, cerrando la llave con tranquilidad y finalmete dejando escapar un maldito sollozo traicionero que es el único que irrumpe en aquella habitación en donde, si bien es el silencio el que reina, así también lo hace el sonido de la colisión de dos almas que ya no se reconocen la una a la otra y no hacen sino destruirse por el miedo que sienten al ver en lo que ambas se han convertido. Era lo único que nos unía a Mello y a mí, lo único que aún permitía que no pudiésemos matarnos por más que eso fuese lo que más deseábamos en éste momento: El miedo a un pasado basado en un montón de mentiras. Ahora me quedaba claro.


-No.


Le escucho ponerse de pie lentamente, sin embargo no me vuelvo. No puedo… de hacerlo, mi corazón no lo soportaría. Los trozos estaban rotos, sí, pero seguían latiendo. Seguían siendo pedazos de carne viva e ilusiones rotas, seguían siendo los fragmentos después de un desastre, seguían siendo el eco de aquella promesa infantil que ahora carecía de total sentido y no tenía más cabida ni en la vida del rubio ni la mía.


‹‹Jamás te haré daño, Matt…››


Escucho su respiración errática y sin más, se pasa las manos por el pelo mojado antes de soltarle un puñetazo al espejo, que se rompe justo a la mitad de su rostro y se mancha de la sangre de sus nudillos abiertos… y sin duda, ése es el reflejo más sincero de Mihael, el reflejo que empiezo a ver por primera vez en mí vida: El moustro del que todos los demás en Wammy’s me advirtieron y yo siempre me negué a ver. Pero ahora lo veía claramente, y lo quera más: Le temía.


-¡¿Es qué siempre tienes qué hacer éstas mierdas, Matt?!-me reclama, tironeándome del brazo y su contacto quema como ácido… no puedo soportarlo, no voy a permitirlo.


Me vuelvo y le doy el puñetazo más fuerte que puedo, con tal fuerza que acaba trastabillando y escupiendo sangre a un lado y sin esperar a nada, tomo la pistola aún cargada a un lado de la ducha y descargo… no fallo. El rugido que suelta Mello me lo deja bien claro.


-¡Jefe!-aquel potente rugido perfora la habitación, y a él se le unen los pasos de los hombres de Mello que de inmediato me sueltan un puñetazo justo en las tripas y me dejan inmovilizado.-¡Sújetale bien, José, éste niñato no es juego!-le advierte a José, que me retuerce los brazos con fuerza tras la espalda y restriega mi cara contra la pared húmeda y aún tibia.-¿Se encuentra bien, Jefe?-le pregunta aquel hombretón a Mello, que se limpia la sangre que todavía le rueda por la comisura derecha de la boca y me mira con aquellos ojos que ya no duelen… simplemente, me dan decepción.-¿Qué quiere que hagamos con él, Señor?-sigue cuestionando aquel hombre, mientras José sigue sujetándome bruscamente, obligándome a enfrentar a Mello.


Deslizo mis ojos de sus ojos iracundos y despiadados, hacia su mano izquierda que aprieta con fuerza contra la tela de sus vaqueros… había sido un disparo limpio: Entró y salió, yendo a rebotar a la pared en dónde acabó por perderse, dejando un pequeño agujero oscuro en la inmaculada pared de yeso y mármol como única prueba de la más violenta y sanguinaria de las batallas… una batalla entre dos amantes cuya pasión se alimentaba del odio que sentían el uno por el otro. Del miedo, del rencor, de la ira encerrada en estos diez años que definitivamente pesaban más de lo que alguna vez pude llegar a imaginar.


-Mail…-empieza, haciendo amago de acercarse y, recurriendo al nuevo miedo encerrado en donde se supone debería estar en mi corazón, me suelto de José y de inmediato soy rodeado por varias armas. Mello chasquea la lengua.-Todo el mundo fuera.


-Pero, Señor…


-¡YA!-ruge, y justo en el momento en que las palabras abandonan sus labios, así también loo hacen aquellos hombres. De nuevo somos él y yo.-Mail, escucha, creo que…


-Ya basta, Mihael… no quiero escuchar tus mentiras. Ya me las sé de memoria.-le corto y sus ojos se clavan en mí, ahora sí con la sorpresa embargándolos de principio a fin.-¿Esto es lo qué querías? ¿Te da placer ver al estúpido perro de Matt humillado ante ti? ¡No te acerques, hijo de puta!-le digo, arrojándole una botella de champú que tengo a mano.


Él retrocede, más por la sorpresa que por el impacto. Mis labios tiemblan y, tomando una bocanada de aire, recojo los trozos de dignidad que me quedan y salgo de la duche, tomando una toalla y cubriéndome de él… tratando de protegerme del veneno encerrado en su mirada cruelmente bella. Protegiéndome de las dulces mentiras que abandonan ésos labios a los que renuncio. Porque sí… así era: Renunciaba a Mello. No valía la pena, mi alma no podía más con cada nueva decepción. Me encamino hacia la salida a paso lento, todavía sintiendo los estragos de sus caricias violentas y furiosas sobre mi cuerpo.


-Matty…-dice, y se me escapa un sollozo al escuchar el nombre al que nunca más podría volver a responder.


Tomo una bocanada de aire, aferrando el picaporte de la puerta con fuerza entre mi puño, como si así fuese a liberar todo el dolor que sentía en ése momento. Más que dolor, era miedo al desconocido bien conocido que tenía a mis espaldas.


-¿Sabes por qué me enamoré de Matsuda, Mihael?-le susurro, más no me vuelvo. Pero lo sé, puedo sentirlo en el aire, puedo sentirlo en mis vellos erizándose como siempre ante su presencia. Sé que ésas palabras le han dolido más que el disparo que atravesó su mano.-Porque él es de verdad… porque estando con él no tengo miedo de qué vaya a desaparecer de un momento a otro, de no tener la certeza de si tan sólo estoy soñando. Porque él es mi puerto seguro, porque con él sé que puedo esperar. Porque él jamás me dejaría despertar solo y, para qué lo sepas, él no necesita partirme el culo para hacerme sentir qué le pertenezco… le basta nada más con darme un jodido abrazo.


Y dicho eso, salgo de aquella habitación del horror…


Sin embargo, mi corazón no sale conmigo.



“Tengo frío…” pienso, soplando en mis palmas para intentar calentarlas un poco con mi aliento, pero incluso el mismo se encuentra frío. Doy un suspiro y miro por la ventana, las gotas de lluvia deslizándose por el cristal y escasamente dejando entrar la poca luz lunar que podía filtrarse a través de ésta. “¿Cuánto tiempo habrá pasado ya?” pienso, mordiéndome el labio tembloroso y sintiendo como a pesar de todas las gotas de lluvia que había visto deslizarse por el cristal, el pasar de las horas parecía haberse estancado desde que abandoné aquella habitación de baño. No era nada nuevo, era simplemente que no lograba acostumbrarme al hecho de que cada vez que Mello y yo nos quedásemos a solas, fuese nada más para hacernos mierda el uno al otro. Me cubro con la toalla, tratando de controlar los tiriteos de mi cuerpo pero sigue siendo en vano: El frío que siento, no es un frío palpable. Es un frío interno, el frío de la decepción, el frío que queda después de la certeza de haber perdido hasta la última de las esperanzas.


“Venga ya, Mail, déjate de estupideces… Tú mejor qué nadie sabía que esto pasaría. ¿O acaso seguías esperando algo nuevo?” me cuestiona mi consciencia de manera mordaz y no me queda de otra más que agachar la cabeza y aceptarlo con un pequeño sollozo… Mello tenía razón: No se debe bailar con el diablo, porque este no cambia, él te hace cambiar a ti. Ahora yo había cambiado: Estaba más roto y a la vez no lo estaba, era como si nada más hubiese retrocedido y vuelto a vivir aquel invierno a las afueras de Wammy’s. Era como si el chiquillo enamoradizo a las afueras del orfanato, finalmente se hubiese cansado de esperar y, rompiendo aquella hoja llena de promesas rotas y frías mentiras, hubiese regresado dentro y ahora nada más estuviese contemplando la lluvia desde su habitación, sin saber qué hacer ni a dónde dirigirse. No me doy cuenta de que no estoy solo, hasta que siento algo cálido sobre mi palma, seguido de un pequeño ladrido.


-Hey, hola…-susurro, cuando veo a la pequeña criatura a un costado mío… no puedo evitar un ceño fruncido: ¿De quién era éste perro? Ninguna de las personas a bordo tenía la pinta de ser amante de las mascotas.-¿Te has perdido?-le digo a el animal, como si fuese a responderme.


Veo que el perro estira la boca, dejando entrever una enorme boca chimuela y con varios dientes faltantes que me provoca risa pero él no parece notarlo, al contrario: Creo que empieza a reírse conmigo en una expresión que me hace más gracia. No puedo evitarlo: En cuanto lo tengo cerca, lo tomo entre mis brazos y lo dejo en mi regazo, en donde empieza a menear el rabo y a ladrar, dándome a entender que le agrado… cosa extraña, ya que yo era más de gatos que de perros, por eso había decidido adoptar a Marshy en lugar de a un perro pulgoso, pero este era bastante simpático y hasta tenía su gracia, para ser bastante feo.


-Pobre, de seguro nadie te ha dicho que la sonrisa tampoco te ayuda en nada…-le digo, y como si quisiera demostrarme lo contrario, vuelve a reírse dejando su boca chimuela al aire, sacándome otra sonrisa.-Vale, te importa un rábano, ya me he dado cuenta. Aunque me caes bien, debo decir…eh…-miro el collar y tomando la brillante placa entre mis dedos, leo el nombre y se me escapa una carcajada.-No me jodas, ¿es en serio?-Recibo un ladrido de confirmación seguido de muchos meneos de rabo.-Así que eres niña, ¿eh, Maileen?


Maileen vuelve a ladrar y me lame la cara, llevándose las lágrimas consigo y dejándome el sabor de su cena impregnado por toda la cara… pero no me molesta, al contrario me siento menos solo, supongo. No sé cuanto tiempo pasa, y la verdad, por primera vez en mucho tiempo deja de importarme porque ése pequeño animalito parece llevarse todas mis penas. Bueno, eso hasta que se cansa de que le tire una improvisada pelota echa de los cordeles de mi bata y se vaya meneando su regordete trasero hacia un lugar qué no había notado.


-¡Oye! ¿A dónde vas?-le digo, poniéndome de pie y tapándome como puedo, siguiéndole el rastro a la pequeña bestia.-Joder, tengo qué dejar de hablar con animales o de verdad… ¡Mierda!-gruño, cuando me estapo la frente contra algo.-Vale, eso ha dolido y me pasa por… Puta madre.-me quedo de una pieza cuando (Y luego de arrastrarme por el suelo) e doy cuenta de lo qué tengo enfrente.


Me agacho un poco y, finalmente, salgo al encuentro de una muy tenue luz pero que me es suficiente para darme cuenta de lo que me rodea: Licor. Montones y montones de licor, todos apilados en las paredes, a dónde quiera que viese. Y ahí, arañando para ver si tiene suerte alcanzando una botella de coñac de apariencia muy fina, está Maileen mirándome con una enorme sonrisa maliciosa que sólo puede haber aprendido a dominar viendo al Rey de las sonrisas marca macarra: ihael Keehl, quién no era otro que el dueño de la pequeña criaturita.


-Eres una verdadera perra, ¿te lo han dicho?-le susurro a Maileen, que se lo toma como todo lo demás: Riéndose y dejando a la vista sus miserias.-Auqneu debo admitir, qué esto es bastante flipante…-concedo, acariciando una botella de vodka con la forma de un cráneo humano, qué no sé por qué, se e hace bastante tentadora.


“Joder Matt, no estás en una peli de ésas empalagosas para ponerte a beber coo una jodida menopáusica despechada…” me digo, negando con la cabeza pero recordando a la vez que aquí no habían kilos y kilos de comida tapa-arterias que me pudiesen ayudar a ahogar la rabia y ¿para qué negarlo? Las ganas de llorar qué me daban al darme cuenta de que, tristemente, había perdido definitivamente al Mello que seguía resguardado entre mis memorias más felices y preciadas. “No hagas nada estúpido. No hagas nada estúpido.” Me repito, intentando enumerarme las razones por las qué NO debería beber… siendo la primera que todo el mundo sabía que si bebías sin tener nada en el estómago, ibas a acabar con una resaca de los mil demonios y, segundo, que si te llamabas Mail Jeevas, eras en definitiva el ganador del vomitón del 2014. “Venga Mail, deja que la perra se ponga hasta el culo ella sola, tú sólo sal lentamente por dónde…”


-Venga… una copa no puede caerme tan mal, ¿no? Además, creo que por ahí tienen Coca-Cola y qué yo sepa, no hay… bueno, hay mafiosos pero éstos no quieren matarme, ¿qué puede ir mal?-me digo, tomando un refresco de la pequeña nevera y sirviéndolo en una copa. Miro a Maileen y le sirvo un poco en un vaso, que empieza a lambisconear de inmediato. Choco mi copa con la suya.-A tu salud, Maileen, porque tú yo yo somos iguales… hasta el mismo nombre tenemos.-pienso, soltando una carcajada amarga.


Y con eso, me empino la copa hasta el fondo.


POV’s Mello:


‹‹… A Matsuda también le gustó cuándo se la chupé…››


“Jodido pelirrojo de mierda, ¿con qué derecho viene a echarme en cara a quién se la chupa y a quién no? Y en todo caso, ¿a mí qué? Puedo tener a cualquiera chupándomela a mí, e incluso mejor que él que lo hace como si fuese una puta aspiradora sin gracia…” pienso, apretando los puños y rechinando los dientes, tratando de sacarme sus malditas palabras de la cabeza pero cada que lo intentaba, más se quedaban impregnadas y la imagen de él arrodillado frente a aquel pelinegro baboso… era suficiente para hacerme hervir la sangre en las venas.


-… Y aunque aún no hemos confirmado el nivel de seguridad, estoy seguro de que necesitaremos más que a unos cuántos hombres. No: Diría que lo mejor sería mantener la discreción.


‹‹…Él no necesita partirme el culo para hacerme sentir qué le pertenezco… le basta nada más con darme un jodido abrazo.››


“Mierda… ¿Será posible? ¿Ése hijo de puta… fue el primero? ¡No, joder! ¡Es mío! ¡Ése derecho es mío!” pienso, tomando mi vaso con ron de golpe, tratando de que el ardor del alcohol despeje la bilis que me ha subido a la garganta. No puedo siquiera considerarlo, mucho menos aceptarlo pero… ¿Por qué me habría dicho eso? Me paso las manos por el pelo, consciente de que si seguía bebiendo Ron Stroh, no sólo acabaría ciertamente borracho, sino que también acabaría o yendo a violar a Matt para desquitarme la furia y enseñarle que su puto dueño soy yo y nada más qué yo o acabaría matando a alguien y ése alguien…


-¿Qué opina usted al respecto, Jefe?-me saca de mis pensamientos ponzoñosos Romanoff, mirándome con una expresión confusa.


Parpadeo un segundo, tratando de recordar alguna mierda de las que ha dicho pero… es en vano, y no estoy de humor para quedar como un reverendo idiota enfrente de mis hombres. Así que decido optar por lo más sencillo: La intimidación al ser cuestionado sobre algo completamente estúpido e irrelevante y que era totalmente culpa de Romanoff por no usar la cabeza.


-¿Y por qué mierda me lo preguntas a mí? ¿Acaso no te pago para que seas tú el que encuentre la forma de hacer esto?-le digo, enarcando una ceja y mirándolo fijamente, hasta que lo veo ahogarse con el propio nudo de su garganta.


-B-Bueno, jefe, es que lo intento pero éste sistema está custodiado por las mejores agencias del mundo, incluida esta cosa de la SPK y…


-Espera… ¿Dijiste la SPK?-le digo, y entonces Matt vuelve a venir a mi mente, sólo que esta vez sin que Matsuda estuviese dándole duro por detrás.-¿Qué tiene que ver la SPK con Cirque du Manor?-inquiero, con mi mente finalmente agradecida de tener algo con lo que distraerse.


-Según tenemos entendido, el lugar será custodiado por al menos unos veinticinco de los mejores agentes del mundo y su sistema de seguridad fue diseñado por su mejor agente de seguridad computacional…-me explica, tecleando en su laptop para finalmente darle la vuelta y enseñarme un repertorio con las fotografías de cada agente.


Una sonrisa se extiende por mí rostro… No puedo evitarlo, definitivamente esto iba a ser más fácil de lo que creía. “Elle, Near… siempre tan metódicos, siempre adelantando los movimientos de los demás de la forma más fría y simple posible” pienso, negando con la cabeza y soltando una carcajada mientras les aplaudo: Era bueno, debía admitirlo y esto le daba un giro más interesante a las cosas.


-Romanoff… ¿Puedo preguntarte una cosa?-le digo, sacando una barra de chocolate y abriéndola, celebrando el que al fin hiciera algo bien con el sabor del cacao erosionando en mi boca.


-Por supuesto, Jefe, lo qué sea.-me dice de inmediato, con ése rastro de miedo que tanto disfruto tiñendo su voz ronca.


-La agente Marjorie Yatsenko… ¿No te parece familiar?-le digo, crtando otro trozo de mi barra de chocolate de manera sonora mientras pienso en las mocosas de dieciocho años las que se les mojan las bragas cuando les hacen una fiesta… y más si son Japonesas.


Romanoff me mira un segundo y luego a la foto en la portátil y frunce el ceño. Suelto un suspiro, ¿para qué me molestaba? Era obvio que el muy imbécil no pasaba del IQ de 100 a lo mucho. Tomo la portátil, corto la foto y la pongo en Photoshop… le hago el pelo más largo a aquella mujer, le pongo ojos dorados, le tiño el cabello de un color pardo claro, rozando al castaño pero un tanto más claro y cenizo y le doy la vuelta. Romanoff abre los ojos como platos.


-¡Lidner!-dice al final, cayendo en cuenta del detalle. Halle podría teñirse el pelo de rubio platinado, ponerse lentillas de contacto y… vestirse con más ropa, pero seguiría siendo Halle. “Enchantress” si no mal recordaba.-Claro, es ella…


-Y, casualmente, resulta que Matt trabaja para la SPK… ¿Podrías decirme para que podrían querer a un mocoso torpe que es bueno con las computadoras?-le digo, pero la verdad es que no espero una respuesta.


-Jefe, usted es el puto amo…-me dice, sonriendo con ganas y clavando la vista de nuevo en la computadora. Claro, eso ya lo sabía, pero no hacía daño escuchar cumplidos basados en miedo de vez en cuando.-Vale, si los de la SPK se han agarrado a Lidner creyendo que ella es quién nos interesa… ¿Qué vamos a hacer ahora, Señor?


-Bueno, tomando en cuenta el movimiento de la rata y ahora que me lo han puesto más interesante… yo diría…-le digo, arrancando un pedazo de esmalte negro de mis uñas y fingiendo que la situación no me interesa, cuando en realidad agradezco tener algo en que poner mi mente aparte de Matt chupándosela a otro.-Qué secuestremos a ésta tetona de aquí.


Cojo la portátil y señalo la foto de la puta de pelo corto y azabache, que sonríe para las cámaras disfrutando de la atención de los medios y, por sobretodo, el montón de hombres calenturientos que la rodean. Romanoff está abriendo la boca para formular la pregunta a la que ya he respondido en mi mente, pero una voz lo interrumpe.


-¡Jefe!-irrumpe la voz agitada y temblorosa de Zakk en la quietud de la habitación, atrayendo mi atención. Le miro enarcando una ceja, esperando a por el resto y sé por la forma en que se atraganta con el propio nudo de su garganta qué no va a gustarme ni una pizca.-Jefe, siento mucho interrumpirlo cuando se encuentra tan ocupado, pero verá… es que… mientras José y yo estábamos vigilando al pelirrojo… bueno, verá… ehh… vale, mejor venga conmigo, no sé cómo ponerlo en palabras.-me dice, bajando la mirada y sonrojándose levemente.


Cierro los ojos y dejo caer la cabeza contra el reposadero, decidiéndome entre sí dispararle ahora mismo y ahorrarme los gritos o seguirle y dispararle para cuando la furia me nuble el juicio… me voy por la segunda, de cualquier forma, tenía la plena certeza de que o Zakk o José no iban a pasar de ésta noche.


-Romanoff, cuando regrese espero qué hayas encontrado la manera de infiltrarnos en el sistema del Cirque du Manor sin meter el culo…-le ordeno, poniéndome de pie al tiempo que me impino el resto de mi ron de un golpe, preparándome lo más que puedo pero ya puedo sentir el calor de la furia acariciándome la sangre.-De acuerdo, muéstrame… y mejor te pones a rezar todo lo qué te puedas, porque eres hombre muerto por asegurado.-le digo entre dientes a Zakk, que pasa de su usual tono de piel chocolatoso a uno pálido.


Lo veo tragar en seco y sudando la gota gorda, empieza a andar mientras yo le sigo en silencio. “Maldito Matt, siempre encontrando la manera de tocarme los cojones…” pienso, tratando de hacer una teoría lo suficientemente buena pero teniendo en cuenta los desplantes del pelirrojo en el pasado… bueno, era justo decir que era la primera vez que un jodido ser humano me resultaba de lo más impredecible. “Juro qué si vuelve a hacer una mierda como lo del paracaídas, voy a…” empiezo a amenazarle dentro de mi cabeza pero, una vez más, Matt se ha reinventado a sí mismo y a cualquier cosa que se me pudiese siquiera cruzar la mente. Esperaba a un Matt vuelto una fiera con el imbécil de José de reo, esperaba a Matt a punto de escapar, incluso, me lo había imaginado tratando de robar el jodido jet pero… no esperaba encontrarme con un Matt borracho, con mis ropas y haciéndole un striptease a mi secuaz con una canción de Lady Gaga de fondo. Decir que la mandíbula me llegó al piso, sería ponerlo demasiado suave… simplemente no podía dar crédito a lo que mis ojos estaban viendo ni aunque tuviese a una enorme pantalla enseñándomelo en full color y HD.


-Puta madre…-es todo lo me encuentro en facultades de decir, al tiempo en que cierro los ojos y me aprieto con fuerza el tabique de la nariz, tratando de mitigar un poco el dolor punzante que se extiende por mi cabeza con rapidez.-Zakk… ¿Podría explicarme por qué Mail le está bailando Bad Romance a José?


-Jefé, sé que esto va a sonar como un disparate…-me dice y suelto un gruñido, porque para lo mens que estaba era para escuchar sus excusas ridículas.-Pero… ahí donde lo ve, bueno, digamos qué… se ha agarrado a José de rehén.


Alzo la vista, tratando de controlar la sorpresa… pero no puedo, por lo que suelto una pequeña carcajada parecida a un bufido.


-¿Qué?-le digo, aunque le escuché perfectamente lo que dijo: Matt tenía a José de rehén… pero era la primera vez que veía que un secuestrador era tan amable con sus rehenes.


Miro de nuevo la pantalla, tratando de dar crédito pero entre más me esforzaba… menos podía. Matt estaba montado en la barra del bar, destrozándome las botellas de licor caro y fino, pero eso parecía importarle muy poco. Tenía puestas mis ropas, aunque claro: Le quedaban grandes y dudaba mucho que una bufanda de plumas de lentes de sol en un lugar que ya está oscuro sea una buena combinación. José estaba a sus pies, viéndose con la cara más grande de WTF que hubiese visto en mi vida y tan rojo como el pelo de Matt, que estaba sudoroso y vuelto un verdadero estropajo. Busco a Zakk con la mirada de nuevo, tratando de qué me explique cómo coño era posible que ése mocoso flacucho y a penas capaz de mantenerse en pie se hubiese convertido en secuestrador… pero supongo que él tampoco lo sabía, porque nada más baja la mirada y se pone rojo hasta las orejas.


-Si se supone que esto se trata de un “secuestro”…-le digo rebosando de sarcasmo y rodando los ojos.-¿Debo asumir qué ya hemos recibido las demandas del “secuestrador”?


-B-Bueno… sí, ya ha hecho sus demandas.-responde de un susurro, desviando la mirada y sonrojándose de nuevo.


-¿Es qué acaso tengo que preguntarte para que me las digas? ¿También quieres que me arrodille y te bese los pies?-le digo, sin entender por qué carajos estaba dándole largas al asunto.


-Él dijo… que quería que usted, y cito sus exactas palabras, se lo follara hasta que le hiciese ver a Twilight Sparkle.-me dice, con voz temblorosa pero entendible.


Estoy a punto de preguntarle quién cojones es Twilight Sparkle, cuando soy interrumpido por el causante de toda esta conmoción y que si algún día decidía la industria musical… bueno, sólo voy a decir que llevaba menos de cinco minutos escuchándole hacer el cover de Lady Gaga y ya necesitaba dos buenas aspirinas para mitigar el dolor de cabeza.


-¡Meeeeelloooo! ¡Wohoo!-dice, enredándose con sus propios pies y yéndose de bruces al suelo, estallando en un atauqe de risas histéricas de paso.-Uy, perdón… es que tus botas…-se le sale un hipido y vuelve a reír como maníaco.-tus botas son demasiado gay, Mello, no puedo caminar dos pasos sin irme de bruces porque parecen tacones…-dice y trato de mantener toda la dignidad ante su comentario, sobretodo porque estoy con Zakk y éste hace muecas aguantándose la risa. Matt trastabilla hasta ponerse de pie y le echa la mano al cuello a un José que después de esto iba a necesitar mucha terapia psicológica.-¿Es qué no piensas venir? ¡Anda, ven! No seas malito, Mello, únete a la fiesta… o de lo contrario… me vas a obligar a seguir con el pobre José… Rah-rah-ah-ah-ah! Roma-Roma-ma-ah! Ga-ga-ohh-la-la! Want your bad romance!-canta sin pudor alguno, sin darse cuenta de que ahora gracias a él me estaban sangrando los tímpanos.


Y dicho eso, le planta un beso con lengua y mucha baba al cabrón de José que no parece muy afanado en hacer algo… mi corazón se contrae tanto de furia como de desconcierto y, honestamente, siento ganas de romperle el cuello a José y luego follarme tan duro a Matt para que dejara de ser tan… tan puta. Se echa a reír, acariciándole la mejilla a José y sacándome la lengua por la cámara… claramente esto era un reto.


-Vale, se me ha acabado la paciencia… tú así lo has querido, Matt.-digo, rechinando los dientes y sacándome la cazadora, arrojándola a un lado.-Matt, hijo de puta imbécil y estúpido, suelta a José en éste mismo instante… es tu última advertencia.-le digo por el micrófono, apretando los puños con fuerza.


Debía esperármelo, pero la verdad es qué no. Nunca llegó a cruzárseme por la cabeza que Matt iba a bajarse los pantalones y ponerme su níveo, redondeado y exquisito trasero en toda la cámara… siento qué me arde la cara y de inmediato mi cuerpo empieza a calentarse. “Cabrón de mierda…” pienso, soltándome algunos botones de la camisa qué empieza a apretarme al igual qué los pantalones. Apago el micrófono y me paso las manos por el pelo… tratando de enterrar las imágenes nada sanas qué ya empiezan a darme vueltas en la cabeza.


-¡¿Pero qué haces?! ¡Joder, Zakk, vete a llamar al Jefe y qué me saque a éste maníaco de encima! ¡Yo no soy marica, maldita sea!-grita José, sucumbiendo ante la desesperación y trayéndome de vuelta a la realidad.-¡Espera, no vayas…!-la imagen se pierde en ése instante, dejandome nada más con un montón de estática enfrente.


-Mierda. Mierda. ¡Mierda!-gruño, tecleando con fuerza para recuperar la imagen pero era en vano… Matt se había cargado a la cámara y con eso me dejaba imposibilitado de saber tanto como si se había violado a José como de seguir viendo ése culo tan bueno.-¡Zakk, mueve el culo y vete a llamar a Romanoff, con un carajo!-le digo, al verlo parado como imbécil sin ayudar.-¡Romanoff! ¡Romanoff, ven aquí, joder!-rujo con furia, encaminándome de nuevo a la habitación.


-¿Qué está…?


-Vete a ver si puedes darme señal en ésa puta mierda… ¡Y tú vete a revisar el bar antes de qué te vuele la puta cabeza, imbécil!-le grito aZakk arrojando a Romanoff a un lado y encaminándome hacia mi habitación… necesitaba un arma de choques eléctricos con urgencia.


“Maldito Matt hijo de la maldita puta que te parió…” pienso en el camino, tronando el cuello y los nudillos, esforzándome lo más mínimo por dejar que mi cuerpo fuese invadido por el placer que mi imaginación me brindaba en ésos momentos: Matt en cuatro mientras le doy dura, con fuerza, le hago gemir y mi cuerpo sudorosochoca contra el suyo al tiempo qué le tiro de los cabellos para que deje de retarme de una jodida vez y recuerde qué es mi perro… y como un maldito perro voy a follarle. Abro la puerta de mi habitación de una patada y, sin aviso alguno, cuatro miembros con se enrollan en torno a mi cuerpo con fuerza y algo parecido a una babosa empieza a succionarme la cara. Abro mis ojos a más no poder, viendo como un par de cabellos rojos se gitan enfrente de mí con frenesí, al mismo ritmo en que sus labios devoran los míos.


Cierro los ojos y, por un milisegundo, me permito nada más sentir… sentir ésos labios suaves y rudos a la vez, sentir ésa lengua húmeda y cálida empujando para abrirse paso dentro de mi boca, sentir ése cuerpo tibio y sensual refregándose obscenamente contra el mío… y tiro la cordura por la borda. Mi cuerpo se enciende de manera violenta y, sin siquiera ser consciente, el fuego del deseo reprimido durante una década se hace presente en cada rincón de mí ser, calcinando todo a su paso y dejándome vuelto un ser dominado por sus instintos más bajos. Mis manos reaccionan, abriéndose paso desde el trasero bien formado de Matt, subiendo por su espalda suave y curvilínea, deleitándose con los pliegues de sus estrechas caderas hasta llegar a su objetivo: El cuello de mi chaleco de cuero, el cual arranco con fuerza y va a parar al suelo junto con los botones de mi camisa, qué también es desgarrada con la misma urgencia.


Matt se retuerce, buscando mis labios bruscamente pero mis manos son más rápida y, tirando de su pelo suave y perfumado, le impido llegar su cometido… su aliento cálido golpea mi rostro, embriagándome con el olor a vodka que se desprende del mismo, llevándome a los rincones más oscuros de mi propia naturaleza mientras mis ojos sen enfrentan a ésas esmeraldas que tanto he anhelado y temido durante los últimos años, las mismas esmeraldas que creí perdidas y ahora estaban nubladas infinitamente del mismo deseo de antaño, recordándome lo que había iniciado en un parque temático y pugnaba por ser saciado, quemaba con un fuego demasiado intenso por ser consumido. Aquel vacilante segundo de cordura se ve opacado por los estragos que el alcohol crean en el pelirrojo, cuyo rostro pecoso, hermosa e inocente de deforma por una sonrisa cargada de lujuria y embriaguez, recordándome la única y verdadera razón que motivaba su comportamiento.


-Apuesto a que la tienes más grande qué Matsuda…-susurra, lamiéndome los labios y congelándome inmediatamente el deseo que me inflama las venas justo en ése instante.


Le miro y parpadeo, totalmente inseguro de sí habla en serio o no… pero no me importa. No me importa porque todo lo que quiero ahora es romperle tanto la boca como el culo, borrarle ésa maldita sonrisita de suficiencia y reemplazarla con una mueca de placer doloroso… todo lo que quiero en ése instante, es destruirle y partirlo totalmente para que dejé de compararme con ése maldito cobarde y dejé de restregarme en la cara que yo nunca tuve ni tendré la oportunidad de ser el primero.


-Ten cuidado con lo qué pides…-le susurro, y dicho eso me lo arranco de encima, empujándolo con fuerza contra la pared en donde se estampa en la cabeza y se atonta.


No ha llegado a tocar el suelo cuando deslizo mis brazos bajo los suyos y lo fuerzo a ponerse de pie, sin darle tiempo de siquiera procesar lo qué está pasando. Mis manos se desplazan con rapidez hacia sus piernas, las cuales retuerzo con fuerza hasta posarlas sobre mis hombros mientras mis dientes rasgan la suave y delicada piel de ése cuello níveo y fino, sin tener la más mínima consideración por los gemidos de dolor de su dueño. Empiezo a efregarme contra él de forma incontrolada y violenta, haciendo que mi entrepierna se hinche cada vez más de pura excitación.


-¡Ahh, joder! ¡Eres un hijo de puta!-chilla, enterrándome las uñas en la espalda y deslizándolas hacia abajo, abriéndome la carne… luchando contra mí.


Gruño con fuerza… y es un gruñido mezclado de placer y furia, un gruñido que es una promesa animal de que no pienso detenerme hasta escuchar a Matt gimiendo mi nombre a los cuatro vientos y se olvide de cualquier otro pito que le haya partido el culo antes que el mío. Tiro de su pelo con brusquedad, arrojándolo con fuerza sobre la cama en donde rebota con violencia. Apenas está reincorporándose sobre sus codos, cuando tiro de sus tobillos, arrastrando mi pantalón en el mismo movimiento y arrojándolo a un lado… todo ante la mirada totalmente desconcertada del pelirrojo, que en su alcoholizado estado, consigue darse cuenta de qué va muy en serio. Le sonrío, guiñándole un ojo mientras me quito el cinturón, tragando en seco cuando miro que se muerve el labio y aprieta los muslos, tratando de cubrir la prueba irrefutable de su excitación… es una imagen jodidamente erótica, que me veo forzado a quitarle méritos a mi imaginación cuando miro a Matt tendido sobre mi cama, sus mejillas rojizas, con las sábanas revueltas y su cuerpo cubierto por una fina y brillante capa de sudor, mirándome como la primera presa ansiosa antes de ser comida.


Me sacudo el pantalón con una impaciencia cargada de frenesí y vuelvo a tirar de Matt, dejando nuevamente sus piernas sobre mis hombros y lamiendo su pierna derecha en toda su extensión… desde el tobillo, pasando por la pantorilla hasta llegar a la cara interior de su muslo, la cual muerdo con fuerza, marcando aquel cuerpo como mío y solamente mío. Matt aprieta sus piernas en torno a mi cuello, revolviéndose con desesperación, apretando las sábanas entre sus mano. Sigo lamiendo, perdiéndome en el olor tan exquisito que parece desprenderse de su piel naturalmente, estremeciéndome violentamente en cuanto mi barbilla se encuentra con su creciente erección, hallándome tentado a revivir aquella misma escena en el parque temático, con mis papilas gustativas recavando a la perfección el sabor regio y único de la semilla de Matt derramándose en mi boca… pero no. No puedo sin antes haberle hecho sufrir, no puedo dejárselo tan sencillo por lo que nada más paso mi lengua por la fina tela de sus bóxers, deleitándome con el chillido que recibo por parte del pelirrojo, que echa la cabeza hacia atrás mientras siente la caricia del piercing de mi lengua sobre su miembro cruelmente reprimido.


Mis manos recorren sus piernas y sigo avanzando, lamiendo aquel vientre plano y suave, mientras mis dedos se pierden en el interior de aquella estorbosa prenda y finalmente se ciernen sobre el objeto de sus fantasías: El pene cálido, húmedo y necesitado de Matt que se eriza bajo mi tacto, como si me reconociera. Sigo lamiendo, jugando con el orificio de su ombligo al tiempo que empiezo a acariciar lentamente, estremeciéndome ante toda aquella extensión que era mía… toda mía y eso iba dejárselo claro al pelirrojo insolente que tenía revolviéndose bajo mi cuerpo. Aprieto con más fuerza aquel miembro palpitante al tiempo que empiezo a succionar la extensión infinita de piel nívea que se extiende frente a mí como un cuadro en blanco que suplica por ser pintado… y ¿quién era yo para despreciar al arte? No hay ningún rincón de ésa piel que no se quede sin una mancha púrpurea, no hay ningún centímetro de Matt que no me pertenezca ni haya sido dejado sin ser marcado por chupetones. Bombeo con más fuerza, deteniéndome cuando siento al pelirrojo casi a explotar, castigándole sin darle la oportunidad a un orgasmo. Si Matt quería correrse, lo haría nada más cuando se lo permitiera.


Finalmente, alcanzo el hueco de su cuello, que aún sigue hinchado y rojizo por las previas mordidas… y aún así, es suficiente para tentarme a devorarlo nuevamente. Literalmente, me lanzo sobre Matt, abandonando la tarea de estimularle para apresar sus muñecas entre mis manos, arrastrándolas sobre su cabeza… dejándole completamente indefenso y a mí merced, totalmente expuesto al placer irreprimible que está a punto de hacerse con su cuerpo. Me alzo sobre él, poniendo mis rodillas a ambos lados de su cintura y recorriendo lentamente a aquel condenado pelirrojo, el única capaz de hacerme olvidarme de la cordura, los límites e, incluso, de a verdad aplastante encerrada en sus ojos, dominados tanto por el deseo como la deshibición que acompañan a una noche de borrachera y sexo salvaje, una noche… una noche en la que yo tenía todas las ventajas, todas las de ganar y probablemente él no recordaría al día siguiente.


‹‹Detente.››


-A la mierda.-respondo, claro y fuerte, mandando aquel pensamiento al carajo mientras retomo a Matt en un nuevo beso demandante y ardiente.


Tiro de ésos labios, les muerdo… perdiéndome totalmente en el sabor único que sólo ellos tienen la misericordia de concederme y que ni en mis mejores recuerdos o fantasías podría volver a revivir. Aprieto sus testículos entre mis manos, haciéndole gemir y tomando la ventaja para introducir mi lengua en aquella cálida cavidad que recibe al igual que aquel día: Sin oposiciones, sin reservas y sin ninguna intención de dejarse dominar. Incluso, dominado por el alcohol, Matt seguía peleándome para demostrarme que no me pertenece ni siquiera en éste ámbito.


‹‹Para, esto no es lo que él querría… estás abusando de que está borracho.››


Gruño con fastidio, porque incluso hirviendo de deseo, la voz tenue y molesta de la consciencia a la cual quería olvidar lograba abrirse paso en medio del torrente de lujuria y pasión. Ruedo sobre el costado, arrastrando a Matt conmigo y gruñendo nuevamente cuando su trasero va a rebotar contra mi entrepierna, retorciéndome las entrañas de puro deseo. Matt echa la cabeza hacia atrás, enredando sus finos dedos entre los mechones de mi pelo, tirando de ellos de una forma deliciosa mientras muerde el lóbulo de mi oreja, haciendo que un montón de espasmos me recorran la espalda de arriba hacia abajo en menos de un segundo. Tomo su trasero con firmeza entre mis manos, penetrándole sobre la ropa y gruñendo de forma incontrolada al sentir la fricción de nuestros cuerpos chocar el uno contra el otro.


‹‹¡YA BASTA!››


Aprieto las manos en dos puños, separándome un segundo y ahí, en medio de ésas pozas color esmeralda… vislumbro miedo. Finalmente, consigo captar la verdadera motivación tras todo esto: El miedo, disfrazado de adrenalina hueca por el efecto embriagante del alcohol recorriendo el torrente sanguíneo de Matt. Doy un suspiro, tragando grueso y cerrando con fuerza los ojos, preparándome para la tercera vez que me toca hacer una cosa que va a dolerme más que una buena patada en las bolas, y de eso yo tenía experiencia. “Voy a odiarme por esto mañana por la mañana…” pienso, más que seguro de mis palabras.


-¿Por qué te detienes? ¿Es qué acaso tienes miedo o sólo soy demasiado macho para ti, Mells?-me dice el pelirrojo, carcajeándose de forma tierna y perturbadora a la vez, rociándome su aliento a vodka de nuevo.


-No, pero estás demasiado borracho… y yo paso de hacerlo con un cadáver.-le digo, llevando mi mano a un costado de su cuello, justo donde se encuentra la yugular.-Buenas Noches, perro.-le digo, y haciendo una mínima pero precisa preción, Matt cierra sus desorbitados ojos.


Su cuerpo se precipita hacia adelante, cayendo entre mis brazos desgraciadamente en la peor posición posible: Con su boca justo sobre el bulto entre mis piernas, que es capaz de sentir la calidez de la respiración del pelirrojo incluso sobre la tela de los bóxers. Doy un suspiro, volviendo a cerrar los ojos y haciendo ápice de cada maldito gramo de mi fuerza de voluntad tomo a Matt con firmeza y lo recuesto suavemente sobre la cama. Me poso sobre él, mirándolo fijamente: Los labios entreabiertos, el pelo todavía sudoroso y revuelto… era demasiado, iba a terminar entrándole a la necrofilia si seguía contemplándole y, de paso, con una enorme erección entre las piernas. Me inclino un poco, olisquiando su cabello por última vez y me aparto con bursquedad, al ser más que consciente de que incluso su olor era capaz de revolverme las hormonas.


-Buenas noches, perro.-repito, sonriendo a duras penas y tomando un par de esposas de la cómoda al lado…


Quizá, no fuese una mala noche después de todo.


POV’s Matt:



Estoy en un lugar extraño, ¿pero cuándo no? Ya no debería de sorprenderme despertarme incluso violado cuando perdía la consciencia… aún así…


El blanco nunca había sido mi color, en todo caso, era el de Near y su complejo de fantasma. Me refriego los ojos, intentando ajustarme a la brillantez de la habitación en la que, literalmente, no hay nada. Nada más que blanco estéril y luminoso por todas partes y el recuerdo de tanto blanco me hace estremecer: Qué yo supiera, no había vuelto a poner un pie en un hospital desde hacía… bueno, unas dos semanas con lo de Ellie, pero si hacía bien las cuentas, desde los dieciséis años los hospitales psiquiátricos estaban en mi lista negra de lo más creepy.


‹‹Apuesto a que la tienes más grande qué Matsuda…››


-¡¿Qué rayos…?!-digo, poniéndome de pie de un brinco y con mis mejillas tiñéndose de rojo vivo al instante.-Yo jamás diría eso…-susurro, consciente de que el eco que hacía ésa frase no era otro sino el de mi propia voz.


Vuelvo a echar un vistazo a mí alrededor, perdiéndome más a cada segundo hasta que lo recuerdo: Voy con Mello, en un avión. Hacía rato estaba jugando con Maileen mientras me bebía un… un…


-¡Puta madre!-grito, corriendo a ver si hallaba la salida… a lo mejor y Mello me había dejado encerrado para desquitarse o porque el alcohol me había pegado duro.-¡Mello, sácame de aquí! ¡Ya he aprendido mi lección! ¡Sácame!-le grito, pataleando contra aquella pared luminosa dura y que me lastimaba las manos.-¡Sácame, animal! ¡Ya estuvo bueno!


Nada. Seguí pataleando, dándole de puñetazos a aquella superficie irreal y desesperándome cada vez más… ¡¿Por qué carajo nadie venía a buscarme?! ¡Quería salir! Sigo golpeando, cada vez con más fuerza y coraje, cayendo presa del pánico de quedarme nuevamente encerrado en un lugar desconocido.


‹‹Ten cuidado con lo qué pides…››


-¿Eh…? ¡¿MELLO?! ¡Ábreme, bastardo! ¡Abre, ya te oí!-le grito, moviendo la cabeza con frenesí a ver si lograba descubrir de dónde provenía su voz.-¡Mello, ya para! ¡Yo no te pedí que me dejaras encerrado, maldito idiota!


‹‹¡Ahh, joder! ¡Eres un hijo de puta!››


Me quedo helado justo donde estoy… coloreándome hasta las orejas de nuevo, sintiendo mi cuerpo ponerse a hervir bajo el fuego de la vergüenza. “Ya no entiendo nada…” pienso, tragando en seco y con mi estómago volviéndose un nudo grueso y bien apretado, con el sudor escurriéndome por la espalda: Aquello había sido un gemido. Mío. Y, si no malcalculaba, el causante de ése gemido sólo podía ser una de dos: O estaba viendo un buen vídeo de porno Yaoi/Hentai, o Mello me estaba follando y yo estaba presenciándolo todo desde alguna extraña prisión en una dimensión desconocido. Me arde más la cara y se me escapa un chillido, mientras siento como mi cuerpo se pone tenso y empieza a hormiguear en cuanto empiezo a imaginarme a Mello como Dios se lo trajo al mundo sobre mí… dándome bien duro…


‹‹A la mierda…››


‹‹¿Por qué te detienes? ¿Es qué acaso tienes miedo o sólo soy demasiado macho para ti, Mells?››


-¡Detente, Mello! ¡Estoy borracho hasta el culo! ¡No lo hagas!-chillo, golpeando con fuerza… teniendo la plena certeza de que estaba dentro de mi propia consciencia y aún y ahogado de borracho, era perfectamente capaz de saber lo qué pasaba a mí alrededor.-¡Mello, por favor, ten piedad de mi trasero!-pido en última instancia, sabiendo que iba a ser imposible refrenar al blondo una vez que se hubiese excitado…


‹‹No, pero estás demasiado borracho… Buenas Noches, perro.››


Alzo la vista deprisa, totalmente en shock por sus palabras… ¿Acaso… Acaso se estaba echando para atrás? El eco que sus palabras hace en el interior de aquella habitación blanca, me provoca una extraña mezcla tanto de furia como de… de algo parecido a la tristeza, sin ser tristeza realmente. Es dolor… dolor a su rechazo. Me pongo de pie en ése preciso momento, apretando los puños y mientras me preparo para soltarle lo que en verdad pienso…



-¡Dije arriba!-ruge una voz, seguida de una sensación homigueante y húmeda, muy fría, recorriéndome el cuerpo entero.-¡Ya despierta, holgazán bueno para nada!


-¡HOSTIA PUTA!-grito yo a mi vez, retorciéndome de frío entre las sábanas igualmente fría e intentando despabilarme…-¿Qué está…? ¿Por qué…? ¿Dónde…? ¡¿Ha sido cosa tuya?!-empiezo a balbucear preguntas sin coherencia, parpadeando hasta que mis ojos enfocan la habitación.-¡Oye!


-Sécate, tengo que decirte algo importante…-me ordena el rubio, arrojándome una suave toalla a la cara y caminando por la habitación.


Suelto un gruñido, arrancándome la toalla pero me quedo justo donde estoy cuando me doy cuenta de que Mello va nada más con una toalla a la cintura y todavía chorrea agua del pelo… “Joder, ¡¿entonces fue de verdad?!” pienso, bajando la mirada y viéndome a mí mismo nada más en bóxers.


-¡¿FOLLAMOS ANOCHE?!-le grito, sin poder contener el temblor que se hace con mi voz a media frase.


Mello se queda con su barra de chocolate a medio camino, clavándome sus ojos azules llenos de sorpresa y verlo en ése estado… no hace sino ponerme nervioso. “Oh, mierda…” pienso, bajando la mirada, incapaz de verle a los ojos con el enorme sonrojo que me devora la cara. “Mierda. Mierda. ¡Mierda!” pienso, apretando un puñado de sábanas entre mis manos, intentando no ponerme a hiperventilar.


-Cálmate, por más entusiasmo que te provocó la idea anoche… no se me da eso de andarme follando cadáveres, me gustan más los seres vivitos y que colean.-me dice, encogiéndose de hombros y, así nada más, quitándole importancia al asunto.


-¿Y yo cómo sé que no me estás mintiendo para no hacerme sentir mal? Lo escuché todo…-le digo, recordando la extraña habitación blanca en donde había oído los retazos de la noche pasada.


-¿Lo escuchaste? Perdona, creo que no…


-¡No juegues al idiota santurrón conmigo, Mello! ¡Si te digo qué lo escuché todo es porque lo escuché TODO! Escuché bien como decías que tuviese cuidado con lo que pedía y… y todo lo demás.-le digo, mordiéndome el labio y sintiendo el cuerpo hervir de pura vergüenza.


-¡¿Quieres decir que estabas consciente?!-me dice, tomándome de los hombros abruptamente y forzándome a verlo.


Parpadeo, totalmente atónito ante sus palabras… ¡¿O sea que el esperaba a que no fuese a darme cuenta de que me violó?! “Será hijo de…”


-¡Suéltame, cerdo marrano y asqueroso! ¡¿Cómo quieres que no me de cuenta?!-le digo, yéndomele encima hasta quedar a horcajadas sobre él.-¡¿Querías violarme y qué no te dijera nada?! ¡¿Eso querías, animal?!-empiezo a zamarrearlo con fuerza, queriendo abrirle la cabezota dura que se manejaba contra el suelo.


-¡Yo no hice nada que tú no quisieras, idiota!-me dice, rodando a un costado y dejándome ahora a mí bajo su cuerpo.-¡Tú eres el que se me vino encima y me dijo que le partiera el culo!-me grita, chispeándome con su pelo.


-¡Eso quisieras tú! ¡Canalla, bastardo!-le grito, alzando mi mano para darle un puñetazo pero el la detiene en seco y la aprisiona contra el suelo.


-¡Ya deja de portarte como un jodido crío, Matt! ¡Ya fue suficiente!-me grita, y la seriedad en sus ojos me hace estremecer. Aprieta la mandíbula y respirando hondo, me mira y no puedo evitar sentirme desnudo ante su mirada azulina.-Mira Matt, usa el cerebro para otra cosa más que jugar juegos de vídeo, ¿quieres? Si tanto me acusas de haberte “violado”…-me dice, echando los ojos en blanco y haciéndome fruncir la nariz.-entonces, ¿cómo es que no te duele el cuerpo? De haberte follado, créeme cuando te digo que no pudieras ni moverte.


Mis ojos se abren como platos y me quedo unos segundos con la mirada fija en sus ojos… brillan, están duros, me hacen estremcer pero sobretodo… son sinceros. No miente, además de que por lógica, tiene razón: De haberme follado, no podría ni moverme y no sentía dolor alguno. Bueno, nada más en el pecho, pero eso era porque estaba soportando sus setenta kilos encima. “Genial, ahora quedé de idiota paranoico…” pienso, mordiéndome el labio e intentando no colorearme para no darle más gusto al cabrón de Mello.


-Vale, ya… tienes razón. Ahora, ¿podrías quitarte de encima? Esta no es una mis posiciones favoritas qué digamos.-le digo, rodando los ojos e intentando actuar con la mayor dignidad posible.


Me mira una última vez, sonriéndome con sorna y se quita de encima de mí con gracilidad… no sin antes tenderme la mano para ayudarme, lo cual me deja sorprendido tomando en cuenta de que nuestra relación (si es que teníamos alguna) no era la mejor del mundo. Entrecierro los ojos y luego miro su palma frente a mí rostro, intentando hallar el truco oculto en la situación.


-No seas imbécil, tómala… no te voy a hacer nada.-me dice entre dientes, rodando los ojos y mordiendo otro trozo de su barra de chocolate.


Doy un suspiro, ¿qué daño podría hacer? Le doy mi mano y me estremezco al sentir la tenue corriente eléctrica que me recorre el cuerpo cuando hago contacto con su piel… justo como cuando eramos niños. Me sacudo las ropas y voy a sentarme de nuevo en la cama, todavía húmeda. Frunzo el ceño, pero tomando en cuenta el carácter de Mello, había sido bastante colaborativo tratándose de él.


-¿Por qué la súbita amabilidad?-le digo con burla, tomando una tostada con mantequilla de la charola a un lado… suponía que era para mí, y si no, pues ahora lo era porque ya había empezado a comer.


Mello se sienta enfrente de mí, soltando un largo y cansino suspiro, pasándose las manos por el pelo… algo extraño en él que siempre permanece serio y estoico y nunca parece dudar de nada. Lo miro fijamente, esperando a por su respuesta mientras sigo comiéndome mi tostada.


-Por qué necesito tu ayuda.-suelta al cabo de unos minutos, de forma rápida y atropellada. Parpadeo confuso… vale, ¿qué estaba pasando aquí? Él me mira con su frente poblándose de arrugas y soltando otro suspiro, continúa:-Mira Matt, sé que no hemos tenido el mejor comienzo de la historia…-suelto un bufido, porque eso era ponerlo en términos demasiado suaves.-cómo sea, entiendo porque estás molesto pero nos conviene más trabajar juntos que por separado… así ambos conseguiremos lo que queremos.


-¿Y tú qué sabes de lo que yo quiero, Mihael? Porque lo que yo quiero, conlleva darte una buena paliza y refundirte en la cárcel por hacerle daño a una pequeña inocente…-le interrumpo con veneno, incapaz de refrenar el impulso asesino que me invadía cada que pensaba en Ellie.


Sonríe y aprieto la tostada en mi puño, haciéndola añicos…


-Tienes razón… pero, ¿qué me dirías si te digo que puedo llevarte a los que de verdad quieren hacerle daño a tus seres queridos? ¿A quiénes de verdad pusieron ésa bomba?-me dice, enarcando una ceja.


Me quedo contemplándolo un segundo…


-Te diría que te fueras a la mierda, porque no te creo.-le digo firme.


Vuelve a sonreír, calentándome de a poco la sangre en las venas.


-También tienes razón, ¿por qué habrías de confiar en mí? Digo, si se supone qué fui yo quién puso la bomba… ¿O no?-me dice, con ése tono socarrón que me toca los cojones.


-Háblame claro, Mello… ¿Qué mierda es lo que estás insunuando?-le digo, dejando mi tercera tostada a un lado y consciente de que ya me había estropeado el apetito.


-¿Yo? No hay nada que pueda insinuar qué vaya hacerte cambiar de opinión, yo prefiero mostrarte…-me dice, tomando una Tablet de sobre la mesa a su lado y tendiéndomela.-Si no me crees, velo por ti mismo.-me dice, poniéndose serio.


Miro la Tablet y luego a él y luego de nuevo a la Tablet… ¿Podría confiar en él? Nadie me garantizaba que el no hubiese mandado a montar un vídeo falso para convencerme de trabajar con él… ¿Podría tomarle la palabra a un mafioso de sangre fría? ¿O podría tomarle la palabra al mejor amigo que ya me había traicionado en el pasado? Niego con la cabeza y empujo la Tablet a un lado, incapaz de confiar en él… no podía creerle ni una sola palabra, simplemente no podía.


-Lo lamento, Mello, pero… no hay nada qué puedas hacer o mostrarme que me haga creerte. Tú lo hiciste, fin del asunto.-le digo, dejándome caer contra el asiento.


-Sí… tienes buenos fundamentos.-dice y él también se reclina contra el asiento. Ambos nos miramos fijamente, a lo mejor intentando adivinar el siguiente movimiento del otro. Sonríe, acelerándome el pulso.-Entonces… dices que no creerías nada de lo qué yo diga o te muestre, ¿Correcto?


Enarco una ceja.


-¿A dónde quieres llegar, Mello?-le digo con brusquedad.


Su sonrisa se ensancha, poniéndome todavía más nervioso. Se pone de pie y toma el remoto de la tele, encendiéndolo en el canal de las noticias… está pasando algo de los ataques en Siria, creo. Se ve a un montón de gente corriendo y llorando por todos lados, en un montón de histeria masiva.


-A lo mejor y deberías ver las noticias… a ésas no las mando yo.-me dice, cruzándose de brazos y haciéndose a un lado para dejarme ver qué es lo que ponen en la tele.


‹‹… Los Estados Unidos de América es un país democrático y, sobretodo, que antepone la seguridad y estabilidad de sus ciudadanos sobre cualquier cosa. Es por eso, que les aseguro que haremos todo lo necesario para terminar con éstos ataques anarquistas, que si bien no han sido perpetuados directamente hasta nuestra patria, si lo han sido por personas a quiénes tengo el desgusto de cobijar bajo el término de ser “Americanos” de sangre. No descansaremos hasta que, en conjunto con nuestra muy querido aliado, el Reino Unido, pogamos un punto y final a ésta horrible pesadilla y liberemos las pobres e inocentes almas de todos ésos niños que han tenido la desgracia de ser elegidos como blancos ésta vez…››


Volteo a ver a Mello, con las cejas alzadas y totalmente confuso porque en primera, que yo supiera él nunca había sido fanático de la política y menos de la de los Estados Unidos y Obama. Y en segunda, siendo él un mafioso de sangre fría, era casi cómico que algo como los recientes ataques terroristas llamasen su atención. Él debió de haber notado que me encontraba estudiándole, porque simplemente se encoje de hombros y desvía nuevamente toda su atención a la pantalla. Doy un suspiro y cruzándome de brazos, le imito porque la curiosidad por descubrir lo qué pasa por su cabeza está, literalmente, consumiéndome vivo.


Obama sigue prometiendo justicia y seguridad para el país al que manda por un par de minutos más, hasta que la pantalla da un cambio brusco… demasiado brusco, porque al ver la imagen que se apodera de la tele, incluso mi corazón da un brinco. Ahí, a full color y en HD, apoderándose por completo de todo el protagonismo del noticiero, hace aparición una de las máscaras ciertamente no más aterradoras que he visto pero sí bastante perturbadora: Es la estatua de la libertad, o algo muy parecida a ésta con las características púas sobresaliendo encima de la cabeza del portador. La máscara es de color verde deslavado, con sangre falsa corriéndole desde la frente, por las mejillas y el resto del inexistente rostro que nada más es representado con dos enormes ‹‹X›› por ojos y una boca cosida de forma violenta y desigual, ambas cosas hechas de un material fosforescente que le da un brillo bastante horrible a la máscara.


El horror se acrecienta, cuando el sujeto detrás de la máscara mira directamente al lente de una cámara amáteur y sostiene en alto la cabeza cercenada de una pequeña rubia, cuyo grito de horror se ha quedado plasmado en la mueca grotesca y desesperada que se ha apoderado de su rostro para siempre. Se me escapa un gemido… porque al ver a ésa pequeña, mi mente no puede evitar arrojarme imágenes de Ellie en su lugar y hasta la última de mis fibras se retuerce de puro miedo de sólo pensarlo. La pantalla vuelve a cambiar, ésta vez se ve un enorme patio y varios de otros enmascarados jugando en éste, tal cual niños pequeños durante el recreo en el cole. Éstos enmascarados son distintos, no hacen una retorcida semejanza a la Estatua de la Libertad, sino más bien a un presentador muy feo en el Día de Brujas. Me muerdo el labio cuando siento otro enorme retorcijón en el estómago… están jugando, sí. Están jugando con los cadáveres despedazados de los niños a los qué han masacrado. “Un segundo, éste patio… éste patio, yo lo conozco” pienso, estremeciéndome al caer en cuenta.


-Oh por Dios…-susurro, tan bajo pero con la certeza del reconocimiento… ése es el mismo patio en el que tantas veces pasé horas y horas jugando juegos de vídeo.


Ése es el patio de la Wammy’s House, mi hogar.


Me pongo de pie lentamente, acercándome a pasos lentos viendo como distintas imágenes invaden la pantalla: Los enmascarados decapitando niños, quemándolos vivos, descuartizándolos, violándolos, volándolos en cientos de pedazos… las peores cosas, las cosas que sólo pasan en tus peores pesadillas… todas están llevándose a cabo en éste preciso instante en el lugar en el que práticamente me crié. Veo la fecha de los vídeos, parpadeando tanto de incredulidad como para limpiar las lágrimas que ya empiezan a formarse tras mis ojos pero compruebo que no estoy equivocado: Estos ataques ocurrieron ayer, cuando yo estaba ahogándome de borracho y pensando en mí como todo un bastardo egoísta. “Yo visité a ésos niños no hace mucho, junto con L… para año nuevo. Estaban felices y ahora…” pienso y finalmente un sollozo cargado de ira e impotancia tiembla entre mis labios y se mezcla con el audio de las risas de ésos malditos degenerados. Cierro los ojos y desvío la mirada, incapaz de seguir viendo aquella masacre sin hacer nada.


-¿Lo has hecho tú…?-susurro, viendo aún al suelo. Es horrendo, es moustroso y desquiciado pero no puedo evitar preguntarlo y quitarme la duda… si Mello me lo había mostrado, entonces era porque él sabía de esto desde mucho antes.


-No.-contesta a secas, pero por su tono sé que no miente.


Vuelvo a alzar la mirada y la nota ya ha terminado, pero la captura que han tomado para presentarla llama mi atención… corro y cojo el remoto entre mis manos temblorosas, deslizando mis ojos por los botones hasta dar con el de rewind y lo presiono con fuerza, retrocediendo a los últimos cinco segundos que me he perdido y pausándolo de golpe. Me acerco con cuidado, entrecerrando los ojos y estudiando hasta el último detalle en la foto: Otro enmascarado, sólo que éste parace ser el líder… lleva una máscara de muñeca de porcelana, sucia y aterradora, con un enorme ‹‹GOD›› tatuado en la frente pero no es eso lo que le da un vuelco a mi estómago… es la frase a sus espaldas, la frase escrita con sangre a penas visible pero que está ahí, detrás de su cuerpo colgando de varias cadenas en lo que parece ser un sótano.


‹‹It’s a child’s game…


-Atte. M2››


-¿M al cuadrado? ¿Qué quiere decir eso? ¿Le conoces?-le digo a Mello con voz temblorosa, pero él nada más vuelve a negar con la cabeza mientrs mira fijamente a un punto en el horizonte.


Suelto un suspiro y pongo la tele en mute, incapaz de prestar atención a ninguna de las demás notas. Cierro los ojos, tratando de aflojar el nudo en el interior de mi garganta pero me es imposible… así como me es imposible detener a mi mente saltando de una teoría a otra, cada una más perturbadora que la anterior. Era evidente que ésta persona era de interés para Mello y, no quería ni pensarlo, pero también tenía algo qué ver conmigo… digo, mi sobrenombre es M y dudo mucho que por arte de magia aparezca alguien que se apode M2 por pura coincidencia… en mi vida no había espacio para las coincidencias, sólo lo inevitable. “Maldita sea, ¿qué mierda es lo que está pasando?” pienso, frotándome las sienes que han empezado a palpitar y no precisamente a causa de la resaca.


-Necesito que trabajemos juntos, Matt… es la única forma de encontrarle una solución a esto.-irrumpe la voz de Mello dentro de mi pánico, haciéndome alzar la vista de golpe porque no puedo dar crédito a lo que estoy escuchando. Mello está de pie, frente a mí viéndome fijamente con sus ojos sombríos y turbios, haciéndome perder la razón con una sola de sus miradas.-Matt…-empieza lentamente, causándome hormigueos por todos lados.-… sí no hacemos algo pronto, no puedo asegurar que a tu familia no vaya a pasarle nada. Ya han empezado por la hija de Elle, luego irán a por cualquiera de los demás.


Las lágrimas salen de forma inconsciente y me toma un par de segundos procesar lo qué ha dicho pero lo entiendo perfectamente: Sí no hago nada, cualquiera de las personas a las que amaba iba a terminar seis metros bajo tierra dentro de un ataúd. El peso de una enorme roca se instala sobre mi pecho, impidiéndole el paso al aire y haciéndome jadear de forma errática cada vez que intento tomar una bocanada de aire… no tenía opción. Aunque no confiase en Mello, aunque no entendiese nada de nada, aunque mi cabeza estuviese vuelta un completo lío con todo esto… ya no era mi pellejo el único que estaba en juego aquí, sino el de todos a los que consideraba familia. Aprieto los labios con fuerza, tratando de minimizar el sabor a ácido inundándome el paladar al sopesar tanto la idea como las demás opciones que no eran más atractivas… yo solo no podía, simplemente era una locura siquiera ponerse a considerarlo.


-¿Y yo cómo sé que no vas a ser quién luego vuele en pedazos a alguien más?-le digo con amargura, tratando de no distraerme por su six pack a escasos diez centímetros de mi cara.


-Porque eso que acabas de ver, Matt, no es otra cosa sino un copycat… un copycat que está intentando mandar al cabrón albino de tu jefe tras de mí y difamarme.-me explica, con la misma delicadeza que cuando solía explicarme ecuaciones cuadráticas cuando éramos niños.


Le miro, me mira. Y realmente no sé qué es más fuerte… las ganas de pararme ahora mismo y largarme de ahí o la sorpresa que me inunda al ver sus ojos claros y cristalinos por primera vez desde que nos hemos topado de nuevo. Éste hombre, éste rubio estaba diciéndome nada más y nada menos que no había sido él quién había puesto la bomba después de todo, que había un maníaco allá afuera intentando incriminarlo y qué, al parecer, era imperativo que tanto él como yo uniéramos fuerzas para atrapar a los tipos malos. No sé ustedes, pero a mí esto me parecía sacado de una de ésas malas adaptaciones de DC Comics y aún así… aún así era tan real como que tenía al viejo Mello al frente ahora mismo y si hay algo de lo que estoy completamente seguro aparte de que soy más virgen que María Magdalena y me follaría a la Maga Oscura de Yu-gi-Oh!, es que… Mello, mi Mello jamás en su vida me mentiría.


-Tú sólo dime que tengo qué hacer… y dalo por hecho.-le digo, poniéndome de pie y encarándolo fijamente mientras veo con un dolor en el corazón como la sombra del antigua Mello se desvanece por completo.


-Eso es justo lo que quería escuchar… cachorro.-me susurra al oído, haciendo sisear al aire entre mis dientes.


-¿Qué estás…?-susurro, cuando de pronto y en medio de la adrenalina que me produce su cercanía, una sensación gélida empieza a extenderse por todo mi cuerpo.-¿Qué… hiciste…?-consigo mascullar, cayendo de rodillas al suelo mientras siento la oscuridad de la inconsciencia devorándome.


Antes de siquiera tocar al suelo, Mello me toma entre sus brazos y su rostro borroso se cierne sobre mí… veo sus finos labios moviéndose al compás de palabras mudas que no consigo captar, veo sus hermosas facciones ser atravesadas por una expresión de suficiencia, veo sus ojos refulgiendo con una malicia frígida y calculadora, una malicia que se ha apoderado incluso de la última persona que pude imaginarme: Mello, el Mello de verdad y al que finalmente podía dar por muerto… asesinado de mano de éste moustro sucio y tramposo que tenía al frente.


Me había equivocado.



-¡Cabrón!-rujo con furia, moviendo mis brazos entumecidos de forma frenética, buscando algo a lo cual arañar y despedazar.


Pero no hay nada.


Nada más que aire, el eco de mi rugido y yo. Y la extraña habitación en la que me encuentro, la cual no consta de mucho más una silla vieja a un lado, un foco viejo y que parpadea colgando del techo y un montón de oscuridad. Me pongo de pie de golpe, examinando mi entorno con algo que más bien raya en la paranoia… No hay nada, ni un solo indicio que pueda indicarme dónde estoy, cómo llegué o siquiera por dónde puedo intentar escapar.


-¡Sabía qué no podía confiar en un asesino! ¡Sal de ahí, cobarde!-grito, sintiendo la furia consumirme por dentro… pero sobretodo, el ardor de la traición. De nuevo, otra jodida traición de parte del hombre al cual seguía amando.


Mi pecho sube y baja de manera brusca y violenta, el sudor me escurre por la espalda y a cada segundo que pasa me pongo más nervioso… no hay nada qué deteste más que los lugares oscuros y encerrados, los odiaba con toda mi alma porque me recordaban demasiado al psiquiátrico. “Joder, ¡quiero salir de aquí!” pienso, apretando las manos una y otra vez, intentando convencerme de que de una manera u otra, iba a salir entero de ésta trampa… tratando de crearme la certeza de que de una manera u otra, le regresaría el favor al hijo de puta de Mello.


-¡Tío M, auxilio! ¡Ayuda, por favor!-una vocecita dulce y deforme por el pánico se abre paso por cada poro, por cada célula, por cada rincón de mí ser… llenándome de más pánico del que jamás he sentido.


Estoy a punto de voltearme, rogando en mi interior que nada más esté asustada por estar en un lugar desconocido… pero algo duro se estrella con la parte posterior de mi nuca, nublándome la vista por unos cuantos segundos y tumbándome al suelo. Parpadeo, arañando la superficie polvorienta y carrasposa con mis uñas, intentando recobrar mi visión lo antes posible pero mi atacante no me da tregua: Tira del cuello de mi camisa, ahorcándome en el proceso y con la misma velocidad de un rayo, me arroja contra algo más duro que una roca y que cede bajo mi peso… una pared de yeso, cuyos trozos salen volando por todos lados. Toso, con las finas partículas que se desprenden del yeso bajando por mi garganta, causándole escozor.


-¡No te me acerques! ¡Tío M, haz algo!-sigue suplicando Ellie y en el momento en que su voz vuelve a resonar por todo mi cráneo, sé que no me importa ni el dolor atravesándome el cuerpo entero ni mi garganta desgarrándose: Voy a ponerla a salvo, cueste lo que me cueste.


Escupo a un lado, intentando pobremente desprenderme de la sensación de estar tragando tierra y ruedo sobre mi costado, justo a tiempo de esquivar una enorme mano del tamaño de toda mi cabeza. Miro a mi derecha y veo algo brillante… algo brillante qué no es bueno, y en medio de todo eso, una pequeña figurita revolviéndose al sonido de un montón de cadenas apresándola en medio de las llamas infernales del fuego.


-¡Aquí estoy, Ellie!-grito con todas mis fuerzas, para darle esperanza en medio del tormento… para que tenga la certeza de que estoy aquí y no pienso dejar qué nada le pase.


Bueno, eso si conseguía alcanzarla antes que las llamas primero… y al parecer mis atacantes, que no eran uno, sino tres estaban poco dispuestos a dejarme salvar a la pequeña que ellos mismos habían puesto en riesgo. Aprieto los dientes con fuerza y contengo un alarido cuando algo se enreda en mi tobilla, tirando con tal fuerza bruta de él que termina partiéndose en dos como si de dos simples ramas se tratase. El tipo tira con fuerza, descoyuntando los huesos todavía más hasta el punto de que estoy seguro de que mi tobillo ya no tiene más arreglo… no importa. Empujo a través del dolor, cubriéndome a tiempo de la furia de varios puñetazos que se estrellan una y otra y otra vez contra mis brazos. Los anillos del tipo se clavan en mi carne, abriéndola y machacándola pero no voy a gritar: No tengo tiempo para eso, ni para seguir contra el suelo.


-¡Ayuda! ¡Tío M, por favor!


“Yo no me aprendí los movimientos de BTS para nada…” pienso y con War of Hormone sonando como soundtrack de fondo… cierro los ojos, tomando una profunda bocanada de aire y entonces empieza lo bueno. Desvío el rostro, abriendo mis ojos de golpe para encontrarme con dos piernas a mi costado… aprieto la boca y tirando de una de ellas, cuidando de no hacer perder el balance a su dueño, estrello mi codo con fuerza contra el hueso hasta que suena como una nuez rompiéndose en un montón de pedazos. Un alarido, el suelo retumbando bajo un cuerpo que cae en este y puños dejando de estrellarse contra mi carne maltrecha… vuelvo a tomar aire, tratando de no hacerme mucho lío por quebrarle la pierna a un tipo.


Doblo mis manos a la altura de mis oídos e impulsándome con fuerza, me pongo de pie con todo el swag que el integrante de una banda de K-Pop lo haría. Muevo la cabeza, llevando mis manos a mi cintura y estiro ambas piernas, sólo que en vez de nada más estirarlas para ir acorde con el baile, yo lo hago para darles en las pelotas a ambos tipos a cada uno de mis costados. Me doy vuelta, meneando el trasero, haciendo como si voy a echar a correr pero quedándome en el mismo sitio y, finalmente, extendiendo los codos con fuerza a cada lado… dándoles en la quijada a los dos tipos, que se alejan más sorprendidos que por estar verdaderamente doloridos… así que eso me basta para saber qué no es suficiente y que si no quiero terminar con rostizado de Ellie, tengo que bailar de la mano de la misma muerte si es necesario.


Extiendo mi brazo, atrayéndolo de nuevo hacia mi pecho y doy pasos fuertes hacia atrás… en uno de ésos, notando un destello platinado en el suelo. No lo dudo ni por dos segundos: Piso con fuerza el mango, haciendo que la navaja se eleve por los aires y vaya a parar justo entre mis dedos índice y anular con tanta precisión que hasta lamento no tener ni un segundo para contemplar mi hazaña. Me doy la vuelta y luego de nuevo, dando un brinco y extendiendo la mano de forma grácil, provocándole un corte profundo a uno de mis agresores en plena cara…


-¡Niñato de mierda!-ruje, sujetándose la mejilla abierta por donde sale sangre a borbotones… cierro los ojos, inspirando hondo el aire en el que ahora flota el olor a óxido y sal de la sangre, tratando de no desmayarme.


Vuelvo a rotar la cabeza con fuerza, extendiendo ambas piernas en dos patadas mortales, asestándole al último de mis atacantes en el estómago y de nuevo las pelotas, haciéndolo caer de rodillas al suelo mientras gruñe maldiciones entre dientes. Sonrío, doy una última vuelta y me detengo justo a tiempo de cortarle la cabeza o, como mínimo, cortarle la vena yugular y hacerlo desangrarse vivo frente a mí. El hombre alza la vista… una mirada diabólica, una mirada que no tiene ni principio ni fin y que deja en claro que aquel hombre no tiene absolutamente nada que perder de la muerte. Inspiro hondo, intentando recuperar el aliento pero al mismo tiempo, intentando controlar los temblores y el miedo que se extienden por todo mi cuerpo. El hombre se ríe entre dientes, de forma sombría y cansina, haciendo más difícil mi tarea de controlarme en semejante situación… jamás espere encontrarme cara a cara co un hombre moribundo y menos por mi propia mano. Se me hace un nudo en la garganta.


-Adelante, hazme el favor… pero te diré una cosa: Es demasiado tarde, mocoso, ¿o me dirás que no has sentido el olor a carne quemada?-me dice y vuelve a reír, ésta vez a carcajadas.


Me vuelvo deprisa, con el corazón a punto de salírseme por la boca debido a la adrenalina, el miedo y la desesperación mezclándose de manera tóxica y letal en mi torrente sanguíneo… pero aquel tipo no miente: Ahí, entre las flamas, hay un pequeño bulto negro y carbonizado, consumiéndose hasta el punto de ser nada más una figura grotesca e indistinguible. Y ésa figura le perteneció a Ellie, a quién le fallé y no pude salvar… el corazón se me cae a los pies y se hace añicos, dejándome helado pero preso de un solo sentimiento: Venganza. Me vuelvo lentamente, encarando al tipo que me escupe directo a la cara pero no me importa… no importa nada en éste momento más que el horrible olor de la muerte, de las llamas extinguiendo una vida inocente y pura.


-¡¿Qué esperas?! ¡Mátame de una buena vez!-exige el hombre, cuya expresión se deforma por la ira y el anhelo… él desea esto, desea morir y acabar con su miserable existencia de una buena vez.


Y eso es bueno, porque yo deseo lo mismo a la redonda.


Aferro el mango de la navaja con fuerza entre mi mano y lo alzo lo más alto que puedo, buscando el mayor impulso posible para que cuando la navaja atraviese la carne… produzca el dolor más atroz de todos. Mi boca se abre y deja escapar un grito… un grito cargado de rencor y culpa, decepción y odio, venganza y pérdida todo a la vez… un grito que jamás esperé proferir, un grito bestial y que va en contra de todos los principios que pueden quedar en mi interior. Y, finalmente el cuchillo se clava con fuerza…


Justo a pocos milímetros de donde se encuentra el tipo.


Aferro el mango con más fuerza, con la misma fuerza que aprieto los dientes para no dejar escapar los sollozos que me desgarran el pecho en éste mismo instante, presos de la furia de no poder matarlo y del rencor que poco a poco voy ganando hacia mí mismo. “No puedo…” pienso, con las lágrimas rodándome silenciosamente por la nariz hasta estrellarse contra el suelo. Sin embargo, hay alguien que sí puede terminar el trabajo por mí y no duda ni un segundo en hacerlo: Un disparo resuella por la habitación, pasa rozándome el brazo y finalmete se estrella contra la frente de aquel hombre cuyos ojos se ponen en blanco debido a la fuerza del impacto. Su cuerpo cae al suelo y yo retrocedo, completamente asqueado de contemplar semejante escena mientras me sujeto el brazo que ha empezado a sangrar.


-¿Qué carajos…?-empiezo, viendo como el hombre se hace un montón de cubitos holográficos que desaparecen al instante.-¿Qué cojones es esto?-susurro, acercándome más pero el suelo empieza a desvanecerse bajo mi cuerpo, develando la verdadera habitación.


Otro disparo, ésta vez forzándome a echarme al suelo para evitar ser el siguiente al que le rompen la cabeza… ésta vez, la bala le atina a una pared de paneles aparentemente oscura, pero que se vuelve clara como el cristal cuando ésta se clava en el panel, agrietándolo. Ahora sí que ya no entendía nada… nada más allá de que estaba en una aparente caja de cristal en un cuarto de entrenamiento para francotiradores y luchadores y quién sabe qué más y que no estaba seguro de qué estaba pasando. Me vuelvo para ver quién es el misterioso pistolero y mis sospechas se confirman al ver una cabellera rubia detrás del arma. Aprieto los labios, porque todo lo que involucra a Mello aparentemente nunca termina bien.


-Se acabó.-masculla entre dientes… está furioso, eso es evidente. Baja el arma, arrojándola a un lado y empieza a dirigirse a la salida de aquella caja de cristal. Me hierve la sangre en las venas.


-Oh, no… nada de eso, ¡vuelve aquí, sádico de mierda!-chillo, poniéndome de pie y corriendo hacia él, volviendo de nuevo a las escenas de siempre… seré una cría y un estúpido y también un idiota por seguirlo intentando… pero Mello simplemente se pasa de la raya.


Quizá porque por primera vez no sólo estoy dejando que la furia me ciegue sino que incluso yo fluyo con ella, quizá porque he visto sus movimientos, quizá porque mi cerebro está bombardeándome con las imágenes del cadáver de la falsa Ellie quemándose viva en ésta mierda de simulación… por la razón que sea, por primera vez Mello no consigue alcanzarme y decidido a sacarle el máximo provecho a su desliz… lo hago caer, de manera literal: Deslizo mi pierna bajo las suyas, haciéndole perder el balance y consciente de su velocidad, le doy un zape en la nuca con el codo, tumbándolo de nueva cuenta al suelo y cuando está ahí, le tiro del pelo y termino empotrándolo contra la pared de cristal, con tal fuerza que el plexiglás termina agrietándose ante el impacto de su cabeza. Saco la navaja de donde la tenía escondida: A un costado de mi cadera y se la pongo al cuello, deslizándola hasta que corre sangre. Él parpadea un segundo y luego sonríe.


-Bien hecho…-susurra y se vuelve un montón de cubitos holográficos que se desvancen en cuanto se encuentran con el suelo. Parpadeo, ahora siendo yo el incrédulo hasta que escucho aplausos.


-¿Qué está…? ¡¿Mello?! Pero si yo… hace tan sólo segundos, yo… pero…-empiezo a balbucear como idiota, viendo los cubitos todavía desvaneciéndose en el suelo y luego la figura de Mello adentrándose en la jaula de cristal, aplaudiendo con una expresión de suficiencia en su rostro. Inspiro hondo, tratando de no volver a enfuriarme.-Mello, ¿podrías explicarme qué mierda está pasando?


Él se ríe y vuelvo a inspirar hondo, rezándole hasta al último de los Dioses de la paciencia… pero Mello parecía dispuesto a no hacer válidas mis plegarias, porque no dejaba de aplaudir ni de reírse quedamente. “Paciencia, Dios mío, dame paciencia…” sigo pidiendo, como buen ateo que recurre a Dios en caso de necesidad.


-Dijiste que harías lo qué sea, ¿o no?-me dice y le miro de manera asesina, tratando de arrojarle el cuchillo que tenía todavía en mi palma.-Lo del baile fue bastante original, jamás hubiese adivinado que tenías ése nivel de coordinación… y, por lo que pude apreciar, también tienes un talento innato con los cuchillos.-sigo, como si esto fuese American Idol y él fuese el jodido David Hasselhoff dándome su impresión acerca de mi coreografía.


-¡¿Qué cojones fue eso, Mihael?!-le exijo, ahora si lanzándole el cuchillo y sonriendo de pura satisfacción cuando lo veo agacharse totalmente perplejo.-¿Qué acaso estás torcido o qué? ¡Me hiciste creer que me habías traicionado y mataste a Ellie! ¡Estás enfermo!-le grito y cojo un segundo cuchillo, volviendo a arrojárselo pero ésta vez es más rápido que yo y antes de que pueda hacer algo, me tiene empotrado contra la pared de cristal y su cuerpo.-¡Ya, suelta! ¡Suéltame!-le grito, pero es en vano. Doy un suspiro.-Sólo explícame por qué irías a hacer algo así, Mello, de verdad ya no tengo humor para éstas mierdas.


Él me alza el mentón, forzándome a verle y torturándome con el fuego que sólo su tacto es capaz de desatar sobre mi piel. Me veo forzado a tragar grueso, totalmente consumido por el brillo de sus ojos que volvía a aparecer ahí… justo como cuando ganaba un partido de rugby, justo como cuando se salía con la suya y lograba hacerle una travesura a Roger… justo como cuando estuvo a punto de hacérmelo con todas las letras y colores que eso implicaba.


-Matt, si quieres sobrevivir… tengo qué estar seguro de que puedes hacerlo, incluso si yo muero.-dice, de lo más serio y tranquilo, como si el hecho de que fuesen a matarnos fuese tema de conversación durante un café.-No hay una persona más fuerte que tú o yo, sólo con mayor fuerza de voluntad sólo quién tenga mayor fuerza de voluntad, va a sobrevivir… incluso si eso significa matar, ¿te queda claro?-me dice, sin ninguna pizca de duda en sus ojos.


Asiento, incapaz de encontrarme la voz en medio del apretado nudo dentro de mi garganta. Me suelta lentamente, por primera vez sin tratarme como un saco de box al que le das hasta que te cansas… bueno, digo golpes, porque él no me ha dado a mí de ésa forma o al menos eso creo yo…


-Dicho eso, no puedes estar bailando cada vez que están a punto de matarte y viendo que pareces ser bueno usando los cuchillos… vamos a tener qué trabajar en eso.-me dice, cojiendo una navaja mientras me sonríe de ésa forma tan de chico malo.-Bienvenido a la mafia, socio.-me dice, extendiéndome la mano.


Le miro totalmente incrédulo por varios segundos, viendo su mano extendida… ¿Era en serio? ¿Yo? ¿En una mafia? ¿En su mafia? ¿Con Mello? “Vale, ahora sí se hizo realidad…” pienso, tragando en seco y recordando todas las veces que quise que mi vida se transformara en GTA y ahora, finalmente, estaba pasando. Me acerco lentamente y tratando de controlar los temblores, estrecho su mano grande y firme y marcada por varias cicatrices.


-No estoy seguro de lo de ser parte de una mafia pero… sí que soy tu socio.-le digo, sonriéndole con ganas por primera vez.


Y el niño de catorce años, me sonríe de vuelta.


OPV’s Mello:


-¡Muévete, Matt! ¡Aquí no hay tiempo para pensar en idioteces!-le grito al pelirrojo, que a duras penas consigue esquivar mis puñetazos.-¡Atento, joder!


Lo veo apretar la mandíbula con fuerza y sé que está llegando a sus límites, pero no puedo dejarlo descansar… ya habría tiempo para eso luego, ahora necesitaba entrenarlo para que no terminara con el culo roto al ponerse con mafiosos entrenados desde pequeños para asesinar. Alzo mi brazo frente a mi cara, esquivando con el antebrazo la puñalada que intenta darme… debía admitirlo: Ver a Matt entrenando con cuchillos, todo sudado y con ésa mirada felina en su rostro pecoso… no lo sé, pero a mí me parecía sexy.


-¡Maldita sea!-ruge, cuando le encajo una patada en el estómago y lo hago retroceder, jadeando tanto de dolor como de aire…-¡Haces trampa!-me grita, furibundo y con humo imaginario saliéndole de las orejas.


-¿Y quién dijo que habían reglas? ¡Los mafiosos jamás juegan limpio!-le digo y corro hacia él… pero, por primera vez, me sobrepasa.


Abre sus brazos como si fuese a darme un abrazo y aunque me deslizo por el piso intentando esquivarle, entierra sus dedos en la carne de mi pierna y se cuelga de mi hombro izquierdo, dejando una pierna al frente y otra que atraviesa la espalda de forma diagonal… y me tumba al suelo. No soy consciente de que lo tengo encima y poniéndome el filo del cuchillo a la garganta sino hasta que lo veo sobre mí, sonriéndome triunfal y sin darse cuenta de la pose tan comprometedora en la que estábamos… pero al parecer, el júbilo de su victoria le hacía ignorar ése pequeño detalle. No puedo evitarlo y le sonrío de vuelta, soltando un silbido.


-Bien hecho…-le digo, porque debo darle crédito por haber logrado inmovilizarme.-Ahora, sigue.-le exijo, y es entonces que la sonrisa se esfuma y es sustituida por una mueca de confusión.-Anda, hazlo…


Me mira pestañeando y siento el leve temblor que recorre el cuchillo… tiene miedo, y no puede tenerlo si quiere sbrevivir a mi mundo. No podía dudar ni titubear, si quería terminar de una pieza, tendría que dejar el miedo a matar. Empieza a negar con la cabeza.


-No, Mello, estamos nada más…


-Esto no es un entrenamiento, Matt… la vida real no funciona así. Hazlo.-vuelvo a exigirlo, tomando su mano con fuerza entre la mía y presionando la hoja del cuchillo con más fuerza contra mi garganta. Él se resiste.-Matt, tengo que estar seguro que harás lo que sea para mantenerte con vida…-le digo serio y él sigue tirando de su mano.


-No quiero… no puedo matar a…


-¡Hazlo!-rujo, sintiendo la impotencia que me da al verle negándose a matar a un montón de escoria… si mataba a un mafioso, nadie iba a llorar por él, ¿por qué carajos no podía entenderlo?


Aprieta los labios con fuerza, desviando la mirada en ésa maldita expresión de inocencia… en la misma expresión del mocoso asustado por las tormentas, por la oscuridad, por el agua y es entonces que me doy cuenta: Por supuesto qué no puede, porque sigue conservando la inocencia de ése niño dentro y atentar contra una vida, sería exterminar a ése pequeño que era lo único que lo hacía diferente al resto de las demás personas. El descubrimiento envía un escalofrío a través de todo mi cuerpo.


-Ejem…-interrumpe una voz y ambos nos volvemos deprisa, topándonos con Romanoff que está con la mirada clavada en el suelo.-Perdone Jefe, no he querido interrumpirle pero…


Matt se quita de encima de un brinco y no tengo que ser adivino para saber que está sonrojado hasta las orejas… pongo los ojos en blanco y me levanto lentamente, sacándome la camisa en el acto y deleitándome con el rostro de Matt pasando del rosa pálido al rojo vivo, mientras aprieta los muslos y hace lo que sea por no verme.


-No hemos terminado aquí, Jeevas…-le digo, haciendo más referencia a lo que habíamos dejado pendiente en la habitación que en el campo de entrenamiento.-Más vale que sea bueno, Romanoff, porque me siento de humor para volarle los sesos a alguien…-le digo, encaminándome hacia él y echándome la camisa al hombro. Él se encoje de hombros, visiblemente nervioso.-¿Y bien? ¿Qué merece el que interrumpieras el entrenamiento de Mail?


-Ya está aquí, señor.-me dice de forma suave pero audible, dejandome momentáneamente helado.-Sólo venía a ver cuáles eran sus órdenes.


Inspiro hondo… ¿Tan rápido? Me esperaba a que el vuelo al menos durase unas dieciocho horas. Aprieto los labios y me vuelvo a ver a Matt, que ahora observa la escena con curiosidad sin la menor idea de que ahora estábamos contra el tiempo y él seguía sin poder rebanarle la garganta a otro ser humano.


-Vale… déjala en mi habitación y préparalo todo para ésta noche: No tenemos tiempo qué perder.-le digo, sintiendo una acidez en el paladar al pensar en las pocas horas que tenía por delante.


Él asiente una sola vez y se pierde pasillo abajo, dejándonos a mí y al pelirrojo solos nuevamente sólo que ésta vez también se nos unía mi confusa mente intentando formular una manera de mantener a Matt a salvo y robar lo que necesitaba robar.


-Si te pregunto a quién se refería tu lacayo, ¿me lo vas a decir?-rompe el silencio, mirándome fijamente y con una expresión extremadamente seria surcándole sus facciones aniñadas. Suelto un gruñido y me concentro en recoger el montón de armas a nuestro alrededor, intentando ignorarle… pero Matt no eran de los que dejaban pasar algo tan fácilmente.-Tenemos un trato, Mello, dijiste qué…


-Sí, fui uno de los mejores de Wammy’s durante cuatro años Mail, tengo buena memoria.-le digo bruscamente, intentando controlar la frustración que sentía para no descargarla en él. Vuelvo a gruñir por lo bajo, pero la verdad es que le di mi palabra al muy cabrón.-Tu amiguita ya está aquí, ¿feliz?-le digo, sin poder esconder mi irritación.


Él alza sus finas cejas en ése gesto infantil y confuso y ruedo los ojos porque no pensaba decir nada más al respecto. Lástima que a Matt le importara una mierda el dolor en mis sienes, porque no tenía pensado cerrar el maldito pico.


-¿Qué tiene que ver Linda en todo esto? Y creo que no es necesario advertirte, pero si sigues secuestrándote a agentes de la SPK, no pasará mucho antes de que N envíe a…-le interrumpo a mitad de frase, soltando un bufido de burla ante la mención de la bola albina. Él me frunce el ceño.-Cómo sea, ¿para qué trajiste a Linda?


-¿A la ex-pelos de pony? Para nada. Me refería a tetas bien puestas… ya sabes: Pelinegra, guapa y recientemente bastante conocida en Japón.-le digo, plantándome frente a él y viéndolo estremecer ante la visión de mi cuerpo. Le sonrío con sorna.-¿Te suena?-le susurro, alborotándole los cabellos sudorosos con mi aliento.


Él aprieta los labios, mirándome fijamente a los ojos con una mezcla de ira y vergüenza… una mezcla demasiado tentadora y letal para mí persona. Me cruzo de brazos y espero y espero… hasta que los segundos sus ojos se abren como platos, totalmente llenos de desconcierto.


-¡¿Takada?!-pregunta, sin borrar su expresión atónita.-¿Por qué ella? Yo no… tú… ¡¿Por qué?!-vuelve a exigir, sacudiendo la cabeza sin dar crédito.


-Anda Matt, ¿y siendo tan lento fuiste sucesor de L? Ahora me queda claro porque escogió al espermatozoide vencido…-le digo, rodando los ojos y pasando a su lado, dirigiéndome a las duchas mientras él me sigue con su andar patoso.


-Sólo explícame qué tiene que ver la estrella porno más buena de Japón en el operativo de una mafia… digo, aparte de que el que quieras follártela sin pagarle y sin que quiera cobrarte por un vídeo.-me escupe con veneno y sonrío, consciente del tono celoso tras sus palabras groseras.


-¿Celos o reclamos, Matty?-le digo de vuelta, riéndome por dentro ante su expresión furibunda… y sin más me saco los pantalones con todo y bóxer.


-¡Joder!-chilla, cubriéndose los ojos y dándose vuelta bruscamente… pretendiendo que no le gustaría contemplar las vistas.-¡¿Al menos podrías avisar a la próxima?! ¡Jodido degenerado!-chilla y puedo ver su cuello tiñéndose de rojizo.


Suelto una sonora carcajada y me acerco lentamente por detrás, deslizando mis manos sobre las suyas que aún siguen fuertemente encajadas sobre sus ojos y relamiéndome los labios, me acerco a su oído…


-¿A qué no te gustaría ver? Anoche no te molesto para nada verme en cueros…-le susurro, sintiéndolo estremecerse entre mis brazos.-Dime, ¿sigues teniéndole miedo al agua… cachorro?-muerdo su oreja pero a penas ha pasado un segundo, cuando siento un zape impactar contra mi rostro.-¡¿Qué carajos…?!


-A otra puta con ésos jueguitos, Mihael…-me dice, volviéndose a enfrentarme y sus ojos ahora están llenos tanto de odio como de determinación.-¿Así quieres juegar? ¡Pues vale!-me dice y se saca la camisa y los pantalones con todo y bóxers, quedándose totalmente desnudo y dejandome a mí en shock… entra a la ducha, empujándome dentro hasta dejarme empotrado contra la pared, sin quitarme su mirada esmeralda de encima.-Ahora, ¿vas a explicarme por qué te has traído a Takada o tendré que esperar hasta después del champú?


Quiero contestarle y mostrarme impávido, pero la verdad… es que la visión de las gotas de agua recorriéndole el cuerpo no me dejan formar oraciones coherentes, mucho menos abrir la boca para decir algo medianamente inteligente. “Puta madre, ¿desde cuándo tiene tantos cojones?” pienso, pero una mirada a su entrepierna y me basta para saber que incluso hasta le sobran… “Joder” pienso, mordiéndome el labio e inspirando hondo, tratando de recobrar la compostura antes de seguir dándole el gusto al pelirrojo que me miraba con una sonrisita traviesa en el rostro.


-¿Disfrutando de las vistas…?-pregunta, acercándose más y más hasta el punto que tengo sus labios rozando los míos, provocándome cosquilleos con su aliento cálido acariciándome el rostro.-¿Quisieras probar…?-sigue provocándome y entonces…


-¿Qué mierda haces…?-susurro con voz ronca, sintiendo un espasmo en toda mi espalma cuando siento su pequeña y tibia mano cerrarse en torno a mi miembro que estaba más que erecto y, por supuesto, dispuesto a romperle el trasero contra ésta pared.


Él se aleja un poco, lo suficiente para dejarme ver la mirada jodidamente lujuriosa que se pasea en sus pupilas esmeraldas… totalmente dilatadas por la excitación del juego, deseosas y triunfales al tenerme de una forma tan vulnerable. Aprieto bien los labios cuando siento como empieza a deslizar su mano lentamente por todo mi miembro, recorriéndolo lentamente a todo lo largo… haciéndome enloquecer de placer con ése simple roce. Echo la cabeza hacia atrás dejando escapar un suspiro y me vuelvo a verle, dispuesto a terminar lo que ya habíamos empezado pero jsuto cuando estoy a punto de besarle… él vuelve a descolocarme, dirigiéndose a mi cuello al cual le da un lametón que me hace estremecer y gruñir de placer.


-¿Te gusta…?-me pregunta, con voz suave y sedosa, revolviéndome todavía más las fibras del cuerpo entero. Sólo atino a gruñir y con una risilla, él vuelve a inclinarse ahora dándome un mordisco.-Qué bien… porque ni siquiera borracho ni cuerdo vas a tenerme, cerdo asqueroso…-susurra y todo atisbo de lujuria se corta de golpe, haciéndome abrir los ojos de golpe. Le miro fijamente, viendo el asco en sus pupilas… un desprecio tan grande, que me quema por dentro.-Ni siquiera eres capaz de diferenciar a alguien borracho de alguien sobrio, eres patético Mihael…-me dice burlón y sin más, me empuja contra la pared, separándose de mí. Parpadeo, todavía en shock…


¿Acaso acaba de admitir que nada más había fingido estar borracho anoche… para probarme? La mandíbula casi me llega al suelo de la sorpresa, y requiero de cada ápice de mi fuerza de voluntad para controlar mi expresión lo mejor que puedo. En definitiva Matt era más letal de lo que le recordaba y si yo tenía trucos bajo la manga, él tenía unos todavía más peligrosos. Se da media vuelta, cojiendo una toalla mientras se dirige a la salida… dejandome totalmente desconcertado.


-Pediré una pizza, muero de hambre…-es lo último que dice antes de salir de las duchas, dejandome con la cabeza todavía dándome vueltas.


“Puto pelirrojo…” pienso, deslizándome hasta quedar sentado sobre el suelo, tratando de asimilar mi miedo más grande volviéndose realidad.


Matt ya no me amaba…


Y dolía más que la cicatriz en mi cara.



-¡Ya te dije qué no lo sé! ¡No tengo nada qué ver con ésa gentuza! ¡Ya déjame ir, cabrón abusivo!-chilla Takada, mientras le aplasto la cabeza contra la mesa de metal, haciendo levemente presión pero para una fresa como ella… aquello era suficiente.


Ruedo los ojos y aparto mi mano, que ahora está impregnada de perfume Chanel Nº 5 y vuelvo a mi asiento, al otro lado de la mesa, justo frente a ella.


Mello, ya déjala en paz, dice la verdad… estoy corroborándolo ahora mismo interrumpe la voz de Matt por el intercomunicador. Frunzo el ceño y mirando fijamente a la cámara, le enseño mi dedo anular para que sepa que me importa una mierda lo que dice. Suspira. Puedes meterte eso por el culo… o metérselo a Takada, aprovechando que ambos están solos… por mí, puedo irme ahora mismo.


Me planteo el follarme a Takada aquí mismo, sobre ésta mesa… de todas formas, ya estaba desnuda y así podría desquitarme la bromita de la ducha… pero decido que no vale la pena, sin contar que por más tetona y buena que estuviese, Takada no tenía el mismo efecto que ver a Matt desnudo tenía en mí. “Maldito cabrón…” pienso, apretando las manos en dos puños e intentando no ahogarme con mi propia furia.


-¿Qué van a hacer conmigo? ¡¿Por qué no me dejan ir?!-chilla la mujer, trayéndome de regreso a la realidad.


La miro un par de segundos a sus ojos azul cielo… comprobando lo que el pelirrojo ya ha dicho. Aprieto la mandíbula… cómo me tocaba los cojones el no tener la razón. Suelto un suspiro, levantándome de ahí ya que no hay más que pueda hacer.


-Gracias por tu colaboración, Takada, has sido de mucha ayuda.-le digo con humor negro, dirigiéndome a la salida e ignorando sus chillidos y maldiciones. Doy un suspiro de alivio cuando la puerta se cierra a mis espaldas y me recibe el silencio… eso y dos esmeraldas viéndome muy fijamente.


-Ella no tiene nada qué ver… ¿Y ahora qué, genio?-me pregunta Matt. Le miro de forma asesina y él sólo rueda los ojos, volviéndose al monitor de la PC que tiene al frente.-Ya hice lo que me pediste, libere los accesos para que puedas conectarte sin problema alguno a la red y copies todos los archivos, el único problema ahora es que no podrás copiar nada si no te metes a ésa jodida fiesta y a menos que Takada acceda a ser tu cita… pues dudo que éste plan de mierda vaya a servir de algo.-me dice, cojiendo una rebanada de pizza y zampándosela de un bocado a la boca.-Así qué…-prosigue, con la boca llena.-creo que todo esto ha sido una bonita pérdida de tiempo.


Le miro, pensando en si darle un coscorrón, follarle o simplemente tirarle la pizza al suelo por atreverse a hablarme así pero bueno… él no trabajaba para mí, sino conmigo si así podíamos llamarle al hecho de que técnicamente tuve que arrastrarlo a la PC para que se infiltrara en el sistema y sobornarlo con una nueva consola PS4 para que hackeara el sistema de seguridad. Me paso las manos por el pelo… tenía menos de dos horas para encontrar como infiltrarme a ése jodida fiesta o entonces las palabras del pelirrojo no harían más que convertirse en una profecía muy bien cumplida. Me apoyo sobre la mesa y le echo una ojeada a Takada, que sigue chillando… quedaba descartado el usarla como acompañante y dudaba mucho que atascada de drogas fuese a servirme de algo.


Lo mejor era rendirse…


O al menos eso estaba a punto de hacer, hasta que veo a Matt de lo más concentrado viendo los pimentos en su pizza casi con adoración y luego la foto de Takada en el monitor del PC. Luego veo de vuelta a Matt y la foto, la foto y Matt hasta que una idea se abre paso brillante dentro de mi cabeza… “Vale, ¿y qué diferencia podría hacer? No es como si alguien vaya a colarse bajo sus faldas… al menos no conmigo presente” pienso, mordiéndome el labio hasta que Matt finalmente alza sus verdes ojos y yo alzo las cejas, con malicia. Me mira fijamente durante unos segundos hasta caer en cuenta de lo que me propongo. Suelta un suspiro.


-Vas a drogarme aunque diga qué no… ¿Verdad?-me susurra, dejando la pizza de lado y volviendo a suspirar con resignación.


-Hmmm… bastante, sí.-le digo, encogiéndome de hombros.


Alza la vista hacia mí, clavándome sus ojos furiosos y vuelve a resoplar… y yo sonrío, porque es la derrota final. Y encima, el desquite perfecto por haberse burlado de mí.


-Vale, pero qué sepas: No sé de dónde me vas a poner las tetas que tiene Takada y segundo, no pienso usar un jodido escote… con ésos términos, acepto a pisotear mi dignidad.-me dice, rodando los ojos.


Yo nada más suelto una carcajada…


-Lo qué tú digas, perrito…



-¡Joder! ¡¿Qué parte de NO escotes no captaste, Mello?!-reclama el pelirrojo… bueno, ex-pelirrojo, ya que ahora lleva el pelo teñido de negro. Al menos temporalmente.-Joder, joder, joder… ¡Me veo como una jodida puta!-se queja, tratando de taparse las tetas falsas que casi se le salen del vestido de lentejuelas que lleva puesto.


-¿No será por qué estás pretendiendo ser una, idiota? Takada es una estrella porno, ¿qué más te esperabas? No puedes ser una jodida estrella porno que enseña sus pecas ocultas en los vídeos y aparecerte vestido de monja para un evento…-le digo, rodando los ojos aunque riéndome por dentro.


Me mira de forma envenenada por varios segundos antes de refunfuñar un poco más… pero yo nada más sigo riéndome para mis adentros, disfrutando tanto de la dulce venganza como del placer de verle semi-desnudo aunque yo tampoco me quedaba atrás al pretender ser el estrambótico acompañante de Takada: Un tipejo Español, con pelo verde y dentadura de metal. Debía admitirlo: El cabrón se veía jodidamente violable incluso con un montón de silicona en el pecho, para ser una mujer trasvestida y bastante falsa, Matt se las apañaba bien para conservar la sensualidad femenina. Lo miro resoplar y seguir mascullando blasfemias contra mi persona entre dientes, hasta que lo veo llevar algo a sus labios…


-¿Qué haces?-le digo, consciente de su adicción al tabaco… aún así, eso no significaba que fuese a gustarme. Le frunzo el ceño y el sólo rueda los ojos.


-Fumándome un cigarrillo, obviamente, porque gracias a ti tengo los nervios destrozados con tus planes de mierda…-me dice, y sé que aparte de aparentar ser una mujer, también lo hace bien con parecer una maldita menopáusica.


-Vale, creo que hemos elegido un buen papel para ti… te quejas todo el rato y pareces una mujer, te va como anillo al dedo.-le digo, quitándole el cigarrillo y dándole yo una calada.


-¡Dame eso! Maldita sea, ¿es qué ahora ya no puedo fumar en paz?-se queja, con sus mejillas inflándose de indignación.


-No en mi presencia… además, vas a apestar el vestido y tendré que aguantarme a tu gemela tetona gritándome mierdas por horas.-le digo, dando otra calada y celebrando al verlo a punto de perder los estribos.


Está abriendo la boca, seguramente para decirme hasta de lo que me voy a morir… pero es interrumpido por una música tan alta y estrepitosa, que me veo forzado a cubrirme los oídos antes de que me estallen. Joder, qué yo he estado en varios clubes… pero esto era pasarse de la puta raya. Alzo la vista, seguro de dos cosas: La primera, que probablemente me hubiese quedado sordo. Y la segunda, qué iba a matar al DJ responsable de poner la música a niveles inhumanos pero mi furia se esfuma al contemplar el zoológico que se extiende frente a mí. Un zoológico donde los animales estaban que reventaban de hormonas, idiotez y estaban vestidos con menos ropa que Miley Cyrus en sus conciertos. Mi boca se abre a más no poder.


-Hostia… ¿Takada está en Fi Lambda?-pregunta Matt, y el tono de reconocimiento en su voz me deja descolocado: ¿Él sabía qué carajos era el apocalipsis adolescente a nuestro alrededor?


-¿Fi Lambda? ¿Puedo saber qué es eso y, más importante, por qué tú sabes de su existencia y yo no?-le digo, asustado de escuchar la respuesta porque… bueno, Matt no parecía encajar en al ambiente a nuestro alrededor.


Vuelvo a echar un vistazo a través de la ventana de la limusina, tratando de entender o hallarle un sentido a lo que está pasando a nuestro alrededor… y lo hago, cuando veo la enorme pancarta con las letras griegas ‹‹ΦΛ››, decoradas con florecillas color menta y rosa bailarina por todos lados. Una fraternidad. No, ni siquiera una maldita fraternidad, una hermandad de putas universitarias que han decidido tirarse la orgía del año. Vuelvo a ver a Matt, que baja la mirada sonrojándose y siento un nudo bien apretado ceñírseme en el estómago. “Inspira, exhala. Inspira, exhala…” me repito, cerrando los ojos e intentando que las imágenes que corren tras mis párpados me hagan perder la cordura.


-Estás en una fraternidad.-digo, pero afirmarlo no me hace sentir menos enfermo. Abro los ojos, viendo a Matt todavía más sonrojado.


-Pero no en esta…-contesta de un susurro. Siento la sangre hervirme en las venas.


-¿Y eso hace una diferencia por qué…?-sigo, sabiendo que el tiempo estaba corriendo pero realmente me importaba una mierda: Quería saber porque mierda Matt había estado envuelto en una mierda de éstas y porque cojones estaba enterándome hasta ahora.


-Porque Fi Lambda es una hermandad, y yo estaba en una fraternidad. Estaba, en pasado… me sacaron de ahí.-lo miro enarcando una ceja, esperando a por el resto. Suelta un suspiro y se pasa las manos por el pelo, totalmente nervioso.-¿Eres mi madre o qué mierda?


-¿Por qué te sacarían? Digo, no eres un animal fiestero… ¿O sí?-inquiero y cuando veo como desvía la mirada, de nuevo con sus mejillas al rojo vivo… entonces lo sé: Lo echaron por pasarse de la raya. Me dejo caer con pasadez en el asiento.-Puta Madre, Matt…-maldigo, frotándome las sienes que han empezado a doler como mil demonios.


-Vale, estaba en una puta fraternidad, ¿y eso a ti qué? Todos los universitarios lo hacen, TODOS saben qué vas a la universidad por dos cosas: Las putas y las fiestas de la fraternidad, así que no veo el porque te pones como un celópata si eso no es asunto tuyo…-me dice, y abro los ojos de golpe, totalmente incrédulo ante sus palabras… ¿Qué no tenía que ver conmigo? Ya le enseñaría yo…-además, mi experiencia va a servirnos en esto… dudo que tú sepas lo que es estar en una fraternidad. Así que déjate de idioteces y mejor entremos de una jodida vez… no veo la hora de sacarme éste vestido de encima…


Me da la espalda, pero cuando está a punto de bajarse del coche, lo tomo con fuerza de la muñeca y tiro de él, atrayéndolo hacia mí hasta que mis labios se estampan contra los suyos… no puedo evitarlo: Necesito saber que me pertenece, necesito hacer legítimo el hecho que tenía sobre él desde que éramos unos malditos críos y necesitaba sacarme de la cabeza la imagen de él follando con alguien más que no fuera yo. Sus uñas se encajan en el cuello de mi chaqueta, siento como intenta empujarme hacia atrás… pero no le dejo ir. No hasta marcarlo, no hasta abrir la suave carne de ésos labios y deleitarme con el sabor metálico de su sangre… sólo entonces le dejo ir, sacándomelo de encima bruscamente.


-Esto no se ha acabado, Jeevas…-le advierto de manera amenazante, viéndolo escupir a un lado mientras se limpia los labios. Ignoro la sensación ácida en mi pecho al ver las muestras claras de su desprecio.


No le doy tiempo de responder a mi amenaza y salgo de la limusina… mal rollo. Sólo es cuestión de que asome la cabeza antes de que empiecen a lloverme cientos de flashes directo a la cara, encegueciéndome brevemente y casi forzándome a volver a la limusina.


-¿Qué mierda…?-empiezo a mascullar, pestañeando para ajustarme a la enorme cantidad de luz y al fulgor de las cámaras.-¿Qué carajos es esto?-pienso, estirando el cuello para ver a Matt que se encuentra de bruces en el suelo… fastidiando la entrada de diva glamorosa que se suponía debía hacer.


-¡Señorita Takada, por aquí! ¡Una sonrisa, por favor!


-¡Señorita Takada! ¿Quién es su acompañante? ¿Dónde está su actual pareja, la Señorita Misa Amane?-pregunta un reportero, dejandome helado… no había oído de Misa desde hacía años, y tampoco sabía que Takada era lesbiana.


-¡Señorita Takada! ¿Cuándo saldrá a la venta su nueva cinta, “amanecer pegajoso”?-pregunta otro, haciéndome tragar en seco… ésta mujer de verdad no tenía vergüenza.


-¡Chicos, chicos! Tranquilos qué no pasa nada… cómo bien sabrán, yo disfruto tanto de una buena dona rellena como de una salchicha bien cocida y con jalapeños.-bromea Matt, acomodándose su vestido como si nada hubiese pasado y los reporteros estallan en carcajadas… definitivamente, no quería enterarme de cómo Matt había conseguido “experiencia” en su maldita fraternidad.


Suelto un resoplido y me acerco, rodeándole la cintura y forzándome a dar mi mejor sonrisa para el montón de buitres acosándonos y, de paso, dándose el taco de ojo con las tetas postizas de Matt. Él parece no notarlo o simplemente ignorarlo, porque nada más sigue sonriéndose, puteándose y haciéndose el tonto frente a las cámaras… justo y como lo haría Takada, era difícil adivinar que era un hombre con pene el que estaba reemplazándola.


-Lo siento guapos, pero tengo qué robarme a la hermosa dama por el resto de la velada…-digo, sonriendo y apretando más a Matt contra mi costado.


Matt suelta una risilla boba, metiéndose de lleno al papel de la estrella porno con la cabeza llena de aire y, milagrosamente, con la suficiente silicona en las tetas para haber obtenido un título en relaciones públicas… la carrera más idiota y en la que podías aprobar nada más chupándosela estupendamente al profesor.


-¡Bienvenidos al lado oscuro, perras!-dice Matt, lanzándole un beso a los reporteros que se acercan más, buscando obtener una exclusiva.


Tiro de Matt, arrastrándolo hacia aquella enorme mansión del caos total… y me preparo para la noche que se nos viene encima, rodeados de alcohol y un montón de adolescentes drogados. “Sólo entro, consigo lo qué necesito y a la mierda…” pienso, tomando una profunda bocanada de aire cargada de olor a sexo y marihuana e intentando no llamar a Romanoff para que se lleve a Matt ahora mismo de ése lugar.


-Bien hecho en el papel de perra…-le susurro, mientras subimos las escaleras e intentamos no empaparnos de la cerveza que un idiota está rociando por todo el aire.


-Tener tu influencia cerca sirve de algo, muchas gracias.-me dice, guiñándome un ojo y sacándome una sonrisa: Eran evidentes sus celos, aunque quisiese mantenerlos ocultos bajo ésa actitud altanera.-Por cierto, vuelves a besarme y te prometo dejarte sin descendencia…


-Eso sería algo cruel, ¿no crees? Tomando en cuenta que eres tú quién ha desarrollado un amor por los mocosos… así ya no podré darte hijitos.-le digo, y él me mira deprisa, totalmente pálido. Me echo a reír.


-Terminemos con ésta gilipollez, ¿quieres? Sigo muriéndome de hambre, ya que alguien no me ha dejado acabarme la pizza…-me reclama, pero su cuello sigue teñido de carmín.-Romanoff, yo y la rubia ya estamos dentro, ¿y ahora qué?


Muy bien, M, ahora necesito qué ambos se mezclen entre las personas de forma discreta y… bueno, los distraigas mientras el jefe sube a la oficina del dueño de la casa para robarle la información almacenada en su PC.


Matt y yo nos miramos confusos, sin entender del todo las indicaciones de Romanoff… soy el primero en pedirle una explicación.


-¿A qué te refieres con ‘distraerlos’, Romanoff?-le exijo, sintiendo de antemano la bilis subiéndoseme por la garganta. Y al parecer Matt está igual, porque ha pasado al verde Shrek.


Bueno Jefe… Takada y sus “habilidades” son el acto principal…


-¡¿Qué rayos?!-grita Matt, atrayendo la atención de varias chicas en bikinis fosforescentes, con alas falsas sobresaliéndoles de la espalda…-¿Celosas, chicas?-les dice, guiñándoles el ojo a lo que las chicas sólo ruedan los ojos. Matt suspira y seguimos avanzando por aquella entrada, en la que hay dos tipos musculosos y escasamente vestidos, que nos ponen collares Tiki y nos dan un montón de mierda fosforescente.-Joder, ¿puedes repetir eso? ¿Por qué nadie nos informa de éstas mierdas sino hasta el último minuto?


Lo siento, M, pero alguien tiene qué darles un show a los universitarios… repone el gilipollas de Romanoff, condenándose a sí mismo. Matt refunfuña y ahora yo le apoyo totalmente.


-Sigo sin comprender por qué cojones no te he matado, Romanoff… ¿Algo más qué debamos saber? ¿Matt también va a tener que dejarse follar del dueño de ésta fiesta de mierda?-le digo, sintiendo el estómago pesado. Romanoff está balbuceando alguna disculpa sin sentido, hasta que Matt se detiene en seco, con los ojos abiertos de par en par… me vuelvo a verlo con fastidio.-¿Y ahora qué pasa, Mail?


-Mi jefe…-susurra, poniéndose blanco como la cal y dejandome a mí confuso.


-¿Qué?-exijo, no muy seguro de haberle oído correctamente por sobre el bullicio de la música y la gente follando a mí alrededor.


-Mi jefe.-repite, en el mismo tono aterrado.


-Vale, ¿y eso a qué…?


-¡Mi jodido jefe es el dueño de la casa, imbécil!-me dice, tomándome del cuello de la chaqueta y zamarreándome, con la desesperación apoderándose de sus ojos.-Maldita sea, ¿es qué nada puede salir bien?


-¡Ya cálmate, idiota!-le digo, sacándomelo de encima.-Vale, tu jodido jefe es el dueño de la casa… ¿Y qué con eso? No es como si fuese a reconocerte.-De nuevo, ése sonrojo aparece en sus mejillas… y el estómago me da un vuelco. Me veo forzado a contar hasta diez antes de retomar la palabra nuevamente.-¿Y a ése te lo follaste, se la chupaste o qué mierda?


-¿Para acabar preso? No, gracias… además, fue él el que… bueno, digamos se puso bastante cariñoso conmigo.-masculla de forma atropellada, rascándose la nuca.


-¡Takada! ¡Querida mía!-se abre paso una voz cantarina en medio del estruendo, haciéndome volver la vista y encontrándome con un tipo al más estilo Hipster aproximándose a nosotros.-¡Querida! ¡Luces de fábula! A ver, date una vuelta para verte…-exclama, acercándose a Matt y sin más plantándole dos besos a cada lado de la mejilla.


Y Matt, como el reverendo imbécil qué es, se sonroja siguiéndole el juego al muy hijo de puta… cuando veo como le da una vuelta, examinándole el culo, es más de lo que puedo soportar.


-Creo qué no nos hemos presentado…-me meto, pasando mi brazo por la cintura de “Takada”, en un gesto que no pasa desapercibido por la copia barata de Mark Zuckenberg.-Me llamo Alejandro de la Vega, un placer.-le digo, extendiéndole la mano a duras penas y tratando de mantener mi falso acento Español.


-¡Pero claro! ¿Dónde he dejado mis modales?-finje modestia, mirándome con sus ojos grises a través de sus ridículas gafas.-Soy Scott Cawthon, viejo amigo de Takada… un placer.-me aprieta la mano de manera firme, buscando intimidarme con su nombre y ahora entiendo porque es jefe de Matt.


“Ya luego me encargo de éste cabrón…” pienso, sonriéndole de manera genuina ésta vez. Yo no me había roto la espalda sacando un título en administración de empresas y negocios en Harvard para nada, y menos para dejar que un imbécil empleado anduviera detrás de MI Matt.


-¡Hermoso!-dice, dando una palmada y riéndose como psicótico…-En fin, mi querido Alejandro, tendré que robarte a la bella Kiyomi por un rato… ya sabes: Ella es el alma de la fiesta y estábamos esperándola.-dice, devorándose las tetas de Matt en una sola mirada.


“Despídete de tu puesto de director/creador, maldito cabrón…” pienso, al ver como rodea a Matt de la cintura, haciendo todo lo posible por dejar en claro que aunque yo estuviese ahí, quién iba a terminar con su pito en el interior de Takada era él… sólo que ésa no era Takada y ningún pito iba a terminar dentro de ése perfecto trasero a menos que ése pito fuese el mío.


-Naturalmente… pero antes, ¿nos das un minuto? Necesitamos arreglar el hotel al que vamos a irnos luego, ¿No es así, Kiyomi amor mío? Tenemos pendiente un vídeo de sadomasoquismo.-le digo al imbécil de Scott, pegándome a Matt al cuerpo y disfrutando con su estremecimiento.


-Adelante, adelante… Kiyomi, cariño, estaré cerca de la barra, ¿vale? No tardes. ¡Qué disfruten de la fiesta, pajaritos!-dice, con el mismo tono meloso y psicótico y con eso se pierde en el mar de tela fosforescente y cuerpos semi-desnudos.


-¿Ahora quién es el de los celos y los reclamos?-me dice Matt, triunfante y mirándome con ésa sonrisilla traviesa en la cara. Ruedo los ojos.


-Cómo sea, señor Fraternidad…-le digo y él me saca la lengua, y por un segundo, pareciera que seguimos siendo los mismos Matt y Mello de hacía diez años.-Vale, éste es el plan y espero que tanto tú como el imbécil de Romanoff lo sigan al pie de la letra…


Por supuesto, Jefe, estoy escuchando… repone el muy imbécil, con ése tono nervioso que de no ser porque es verdadero, no me consideraría el perdonarle la vida cada vez. Tomo una bocanada de aire.


-De acuerdo, Romanoff, tú me abres los accesos y yo hago mi magia lo más rápido posible y Matt… nada de striptease, ¿queda claro?-le digo y él nada más rueda los ojos.-Cómo sea, caballeros, tenemos trabajo y más vale que no la caguen.


-¿Y cuándo ha sido eso, Mells? Sólo mira y aprende…-me dice, zafándose de mis brazos y con un guiño, se encamina contoneándose en medio de la multitud. Contengo la respiración cuando lo veo bajar más el zíper de su vestido, dejando más al descubierto su pecho que aunque es falso, no deja de atraer miradas.


-Mierda, esto no me gusta nada…-pienso, al ver como va al encuentro del marica de Scott y éste se da el gusto de su vida toqueteándole el culo.-Jodido cabrón pervertido…-mascullo entre dientes, pero no hay demasiado qué hacer.


Doy un suspiro y sacudo la cabeza: Entre más rápido hackeara el PC de Scott, más rápido nos largaríamos de ésta mierda de hermandad y entre más rápido nos largáramos de ésta mierda de hermandad, más rápido evitaría que Matt acabase follando en público con el asqueroso de Scott.


-De acuerdo, Romanoff… ¿Qué tengo que hacer?-le digo, tronando el cuello, intentando liberar el estrés retenido en éste.


De acuerdo, Jefe… ¿Ve la escalera en el lado noreste de la casa? Suelto un gruñido a modo de respuesta y él prosigue: Vale, debajo de ésta hay una entrada a un sótano, diríjase ahí y conecte el dispositivo copiador en el sistema de luz, luego de eso, suba escaleras arriba y en la tercera planta, en el ala este y en la penúltima puerta, se encuentra la oficina de Cawthon.


-Lo tengo, ¿algo de lo qué deba cuidarme?-pregunto, sacándome la chaqueta de encima e ignorando las miradas hambrientas de varias tipas a mis costados.


No se preocupe, Jefe, tengo su espalda me dice y con eso ruedo los ojos y echo a andar.


-Lo qué significa que más vale que me esté atento si quiero salir con el culo entero de aquí…-le digo, sintiéndome vulnerable incluso y con las tres pistolas que cargo sobre mi cuerpo.


Empiezo a avanzar en medio de aquellas luces brillantes y vivaces, tratando de mezclarme lo más que puedo pero… bueno, yo no era precisamente de andar en ésas cosas. Sí claro, iba a clubes y follaba perras todo el rato, pero eso no significaba que fuese de mis actividades favoritas. Aprieto la boca con fuerza cuando se prenden unos rociadores y un montón de Vodka me empapa, seguro y acabaría oliendo a borracho de mala muerte. “Y pensar qué a Matt le gustan todas éstas mierdas, maldita sea… no puedo siquiera imaginarlo en una de éstas fiestas” pienso resoplando, viendo que a mí alrededor no había más que drogas, sexo y más drogas y los adolescentes no hacían sino más que comportarse como un montón de animales en época de celo.


-¡¿Están listos para el show?!-grita Matt, atrayendo mi atención de inmediato… me vuelvo y, honestamente, tengo ganas de meter la cabeza dentro de un agujero y gritar maldiciones por todo lo alto.


Descuide Jefe, puedo cortar la luz y así nadie…


-Cierra la puta boca, cabrón de mierda… juro que cuando te ponga las manos encima, vas a desear no haber nacido.-le digo entre dientes, forzándome a seguir avanzando y no volver la vista de nuevo porque sabía que no podría contenerme ésta vez.


Cuando escucho que Le Disko empieza a sonar a todo volumen por los parlantes y los gritos retumban por todo el lugar, sé que debo de darme prisa si no quería que todo se fuera a la mierda… y por irse a la mierda, me refiero a Matt bailando como una jodida stripper barata ante la atenta mirada de 500 universitarios drogados hasta su puta madre.


-¡A un lado, joder!-me quejo con ira, incapaz de seguir manteniendo la fachada de mocoso fiestero y paciente… no con Matt causando furor a mis espaldas.-Vale, ¿esperas una señal o qué, cabrón? ¡Mueve el culo!-bramo por el intercomunicador, con los cojones hirviéndome de ira cuando llego al jodido armario y sigue sin llave.-¡Aleluya a Dios Padre!-exclamo cuando Romanoff hace (¡finalmente!) algo bien.


El seguro automatizado de la puerta cede y mirando a todos lados, cerciorándome de que las cámaras se desvían en el momento justo… me interno en aquel lugar oscuro, dejando atrás los gritos y la imagen de Matt bailando de lo más lindo sobre la barra. Cierro los ojos, inspiro hondo y me vuelvo lentamente, buscando un interruptor pero no hace falta: El lugar cobra vida por sí mismo y en lugar del sótano que vi en Annabelle, me encuentro con algo digno del mejor laboratorio.


-Uau…-se me escapa de un siseo, contemplando la reluciente escalera de cristal en forma de caracol que parece descender al mismo infierno… sólo que aquello parece más el cielo, todo brillante y de colores blancos y monocromáticos.


Debe bajar, Jafe, el conector está abajo… camuflado como una caja de fusiles, sólo debe ensartar el USB y el resto es pan comido. Mail ya selló los rastreadores de agentes extraños antes, así que no hay manera de que Cawthon siquiera se entere de qué mierda está pasando.


-Confío en lo que me dices, pero sólo porque Matt está de por medio…-le digo, empezando a bajar por aquella escalera lo más rápido que puedo, pero es imposible no empezar a curiosear alrededor.-¿Quién habría dicho que Cawthon estaba interesado en otra cosa aparte de los mangas?


No lo hace, según los datos… aquí dice que nada más presta Nintendo CO. Y su propia compañía para que el FBI y la CIA hagan sus experimentos… esto claro, creyéndose que usted no está enterado y de forma ilícita me explica Romanoff, mientras yo desciendo las escaleras de dos en dos, tratando de darme tanta prisa como puedo pero es imposible no distraerme con el panorama que se extiende a mí alrededor una vez y he llegado a la planta final: No era un típico laboratorio con tubos de ensayo y ratones de prueba… no. Aquello era más bien una base de armas, las mejores en las que hubiese puesto mis ojos encima y esto que yo me encargaba de estar siempre a la vanguardia si de armas y municiones se trataba. Suelto un silbido y empiezo a aplaudir, dándole crédito a Cawthon por usar bien ésa cabeza peluda suya… bueno, para algo más que diseñar estúpidos juegos de vídeo.


-Me siento como un niño en una dulcería… ¿Estás viendo esto, Romanoff? En definitiva necesitamos conseguir una de éstas…-le digo, tomando a una preciosa ametralladora Browning m2 del calibre cincuenta… mi cuerpo tiembla de solo tocarla.-Joder, Romanoff, ¡esto es la puta hostia! ¡Y se opera de forma automática!-le digo, viendo como al sólo tomarla entre mis manos se carga ella sola por alguna especie de sistema computarizado.


Jefe, no quiero ser aguafiestas, pero… se han puesto ‘Cherry Bomb’ y no precisamente para apreciar la música de los setentas me advierte por el intercomunicador y es suficiente para hacerme regresar la ametralladora a su sitio y concentrarme de veras: No podía siquiera ponerme a imaginar si Matt estaba bailando eso o cantándolo o ambos, porque en cualquier caso sólo terminaba poniéndome aún más ansioso.


-¿A dónde me dirijo ahora?-le digo casi de un gruñido, viendo que aquel lugar era un enorme laberinto de enormes municiones y armas por doquier… al menos las suficientes para volar a toda la puta América.


Avance por el pasillo, luego a mano derecha, luego sigue en línea recta y luego a la izquiera… encontrará una vieja caja de fusiles, debe conectar el USB a la fuente y…


-Hecho.-le digo, porque ya me sabía el resto.


Aprieto el paso, con el corazón latiéndome cada vez con más fuerza dentro del pecho… y cada latido decía nada más una cosa: Matt, Matt y más Matt. “Debí haberlo drogado y dejado esposado a la cama… pero con José y los demás imbéciles ésa opción no era demasiado viable. ¡Maldita sea! ¿Por qué Matt debe ser tan… irresistible?” pienso, mordiéndome el labio de puros nervios al imaginarme cuántos novios habría tenido, cuántas veces habría jugado a ‘Siete Minutos en el Paraíso’ o a la botalla, cuántos retos idiotas habría aceptado tratando de mantener su honor de hombre… todo me enfermaba sobremanera, pero más me asqueaba el hecho de saber que todo aquello era mi culpa y que, me gustase o no, el cabrón tenía razón en al menos una cosa: No tenía derecho alguno sobre él y menos después de haber sido yo quién quizá le hubiese orillado a buscar consuelo en brazos ajenos. “Aún así, no puedo… simplemente no puedo tolerar la idea de verlo con alguien más, primero que me corten los cojones” pienso y para preferirlo a él antes que a mis cojones, era porque debía estar totalmente colado por él… como lo había estado por más de una década.


¡Ahí está, Jefe! Justo a su lado…


-Vale, qué no estoy ciego… ni tampoco sordo, imbécil.-le digo, sobándome el tímpano que me ha quedado zumbando luego de su desplante de éxtasis. Suelto un suspiro y rebusco dentro de mi chaqueta hasta dar con la USB en forma de… cierro los ojos y trato de aguantarme la risa.-¿Esto es en serio, Romanoff? ¿De veras tanto es su odio hacia mí?-le digo y finalmente estallo en carcajadas.


¿Eh? ¿A qué se refiere, Jefe? ¿Ocurre algo…? Pregunta preocupado, pero cuando me acerco el USB a la cámara oculta en uno de los botones de mi camisa, lo pilla de inmediato y se une a mí con sus carcajadas Vale, eso es nuevo…


“Nunca cambiarás… perro desobediente” pienso, negando con la cabeza y paseando entre mis dedos el pequeño espermatozoide con la palabra CABRÓN escrita con Sharpie… y de inmediato me acuerdo de Near y me río un poco más, pero no estaba aquí para reírme, sino para hackear a alguien y preservar la pureza del trasero de Matt. Sacudo la cabeza y con un rápido movimiento, abro la cajuela pero de inmediato me pierdo…


Desconecte ése fusil rojo… es falso. El que lleva la numeración C56 me explica y le doy gracias mentalmente, como lo hago siempre. Me guardo el fusil en el bolsillo trasero de los vaqueros y conecto a nuestro pequeño amigo para que “fecunde” sus frutos… vuelvo a sonreír ante la ironía. De inmediato el USB pasa a ser de color verde y puedo ver una barra que dice que la carga va al diez por ciento.


-Voilá.-le digo, cerrando la caja y regresándome justo por donde he venido…-¿Y ahora qué sigue?


De acuerdo a esto, ahora ya tiene acceso a cualquier habitación de la casa… incluida la oficina de Cawthon me dice y ruedo los ojos… “Por supuesto” pienso, subiendo las escaleras deprisa y despidiéndome en silencio de ésa bonita ametralladora… a lo mejor y luego podía robármela, no creo que Scott fuese a notarlo ya pasado de borracho. En cuanto giro la perilla de la puerta, las luces a mis espaldas se apagan de golpe y en su lugar, son sutituidas por una locura fosforescente pero ésa no es la razón por la que debo volver la vista violentamente…


La razón por la que debo volver la vista violentamente y tragarme el insulto atascado en mi garganta, es Matt montado en la barra, toqueteándose sensualmente y con dos enormes hombres afroamericanos a cada lado, haciéndolo un sándwich mientras el canta una canción que solía ser de mis favoritas. “Uno, dos, tres…” empiezo a contar, pero Matt no está para nada dispuesto a dejarme hacer mi trabajo sin tener su imagen presente en mi cabeza.


-Down the street I’m the girl next door, I’m the foz you’ve been waiting for!-grita Matt a todo pulmón por el micrófono y no estaba seguro de si estaba en sus cinco sentidos o sólo iba a ser el próximo ganador del Óscar.-Hello Daddy! Hello Mom! I’m your Ch-Ch-Ch-Ch-Ch-Cherry Bomb!


La gente grita, lanzan vítores, sostenes y tangas hacia Matt y yo… yo nada más me doy media vuelta y me dirijo a grandes zancadas hacia las escaleras, apretando los puños hasta que me duelen los nudillos y haciendo el mayor de los esfuerzos que he tenido qué hacer en toda mi vida: Dejar a Matt ser devorado por cientos de hombres y juguetear con dos “hombrecitos” de chocolate. “Nada más termino y nos vamos, termino y nos vamos…” me repito, tragando grueso una y otra vez, tratando de pensar en algo que me enfriara la cabeza pero entre más lo intentaba, más ganas tenía de regresar, coger a Matt y violarlo como Dios manda de camino a casa.


Jefe, he enviado a José que ya va en…


-¡Cierra la boca, estúpido! ¡Ya cállate! ¡Todo esto es tu maldita culpa y lo vas a lamentar, cabrón!-le grito, arrancándome el intercomunicador y dejándolo caer en el vaso con cerveza de un pobre infeliz, siguiendo con mi camino sin atraer atención alguna…-Todos a la mierda, no te necesito de aquí en adelante…-mascullo, arrancándome también de paso aquella ridícula peluca digna de jodido Joker.


Cuando llego al segundo nivel, subo las solapas de mi chaqueta, caminando junto a los muros y manteniéndome lo más al margen posible… porque tenía la leve certeza de que los “adolescentes” en este piso no estaban sino más como un relleno, para camuflar a los hombres con ojos calculadores y vista de halcón surcando distintos lugares del pasillo. “Y ahora qué necesitaba la peluca… te maldigo, impulsividad” pienso, amarrándome el pelo en una coleta lo más rápido que puedo y deteniendo el paso, fingiendo bailar hasta irme acercando poco a poco a las escaleras que conducen al tercer piso… claro, si no hubiera alguien custodiando la entrada. “Maldita sea… a ver Mello, haz algo y mejor sí es rápido” pienso, rebuscando entre mis bolsillos hasta dar con otro de los juguetitos de Matt: Un dispositivo para cortar la luz de manera inalámbrica, sin importar la posición del sujeto. Me reclino contra la pared, cogiendo un cigarrillo y tomando aquella cosa camuflada de encendedor. “Tres, dos…” cuento mentalmente, esperando el momento oportuno en el aquel tipo galante vuelve la vista al otro lado y entonces…


-¡Joder, las luces!


-¡Me has pisado, imbécil!


-¡¿Quién puñetas me ha tocado el culo…?!


Histeria en masa. Caos. Gritos… todo se revuelve, pero no lo suficiente para detenerme. Cojo mis gafas oscuras que tienen visión infrarroja y empiezo a desplazarme entre medio de aquellos cuerpos, cuidando de no rozar ninguno para hacer mi presencia más indetectable. El tipo que custodiaba las escaleras ya ha desaparecido, por lo que en menos de lo esperado ya me encuentro en la tercera planta. “A ver… ala este, penúltima puerta” pienso, recordando las instrucciones de Romanoff y apartándome, pegándome contra las paredes e intentando volverme invisible mientras varios cuerpos, los de los guardias custodiando la planta, corren despavoridos a mí lado. “Sólo debo de tener unos diez segundos más antes de que se pasé el efecto…” recuerdo y apretando los labios, tanteo tras mi espalda y finalmente siento el frío del pomo de la puerta contrastar contra mi palma. Cierro los ojos, inspiro hondo y entro… justo a tiempo antes de que vuelvan las luces y uno de los guardias abra la puerta de golpe, examinando su alrededor.


-¡Despejado, Roy!-grita, cerrando de un portazo y ruedo los ojos… a lo mejor y era cosa de todos los secuaces ser unos reverendos y completos imbéciles.


- Bien Cawthon, veamos qué tienes para mí antes de que deje en la ruina…-pienso, entrecerrando los ojos hasta localizar un pequeño destello… no podía creerme que Scott usara un truco tan viejo. Suspiro, y lanzando todo el peso de mi cuerpo hacia adelante, me apoyo en mis manos y doy una voltereta hasta caer sobre mis talones nuevamente. Me vuelvo a ver hacia atrás, en donde el fino hilo sigue sin percatarse de mi presencia.-Te falta mucho, Cawthon… y pensar que fuimos compañeros en Harvard.-pienso, negando con la cabeza y arreglándome la chaqueta.


“Ahora sí, dejémonos de juegos…” pienso, sentándome al escritorio pero quedándome momentáneamente desorientado cuando no veo una computadora… claro, eso hasta que recuerdo que estoy hackeando a un geek y no puedo esperarme con algo convencional. Entrecierro los ojos, pasando las yemas de los dedos bajo el borde del escritorio hasta que dan con un pequeño interruptor. “¡Bingo!” pienso, sonriendo cuando una pantalla y teclado holográficos se despliegan ante mí, solicitando una clave. Frunzo el ceño… ¿cuál podría ser la clave de un mocoso promiscuo, arrogante y con tics psicóticos? No me es difícil adivinar.


-C11 H15 NO2 y… ¿qué tenemos como resultado? La fórmula del éxtasis… patético.-pienso, rodando los ojos pero ¿qué me esperaba de un mocoso de dieciocho años asquerosamente rico? Me saco de la chaqueta una segunda USB y la conecto, emparejándola con la que estaba en el sótano, empezando la transferencia de datos automáticamente.


En la pantalla aparece el logo de la Cawthon Corp, la corporación de Scott y luego, a un costado un menú principal lleno de varias carpetas. Alzo las cejas, intrigado y confuso al mismo tiempo cuando veo la organización y los nombres de todas aquellas carpetas: Todas contenían archivos pertenecientes a la URSS desde la antes de la primera guerra mundial. “¿Qué demonios es todo esto?” pienso, paseando la mirada de arriba hacia abajo por aquel menú que parecía un árbol o un iceberg: Todo organizado desde al parecer lo más leve, hasta las raíces más profundas. Mis ojos se abren con sorpresa y de inmediato mi dedo clickea sobre la carpeta con un simple nombre, pero que era capaz de enviar escalofríos a cada rincón de mi cuerpo…


‹‹Supersoldier Unreleased Files.››


Delante de mí, se despliegan varias imágenes muy crudas y explícitas, tanto así, que me veo forzado a pestañear para comprobar qué son reales… y lo son. No puedo evitar persignarme, sintiendo a todos los vellos de mí cuerpo erizarse de forma obscena. “Soy un mafioso y todo… pero esto en verdad es horrible” pienso, pasando las fotografías una a una, cada una más perturbadora que la anterior mientras me pregunto cómo es posible que en el mundo existan tantos horrores y, aún así, nos vendan la idea de que el infierno descrito en la biblia es muchísimo peor castigo que eso. Montañas de cadáveres, nazis limpiando las cámaras de gas luego de un exterminio masivo, soldados Japoneses torturando de las maneras mas sadicas a retorcidas a prisioneros, científicos rusos experimentando en personas que bien podrían ser zombies… todo a full color y en HD delante de mis ojos, grabándose en mi memoria y dejándome más que consciente que éstas imágenes regresarían en la noche cada vez que pestañeara en la solitud de mi habitación. Me muerdo el labio, sintiendo el estomago apretado cuando llego a las fotografías que muestran a los afectados por la bomba de Hiroshima… es demasiado.


-Joder…-mascullo, apartando la mirada y sintiendo como el sudor frío me escurre por la frente y la espalda, haciendo a mi cuerpo estremecerse todavía más.


Cierro los ojos, inspiro hondo y continúo con mi tarea porque debo hacerlo: El tiempo no perdonaba a nadie y no iba a esperarme sólo porque yo fuese Mihael Keehl… estaba a punto de pasar a otra cosa, pero una fotografía llama en especial mi atención. No por lo gráfico de su contenido, pero por el apretón que le da a mi corazón la visión de la más pura inocencia a punto de ser masacrada. Se trata de una mujer, seguramente Alemana y en uniforme Nazi, sujetando a un pobre judío por el brazo mientras que a su lado la acompaña otro soldado, de un rango inferior y con una expresión mucho menos fiera que la de ella… mis entrañas se retuercen al ver al chiquillo de posiblemente entre tres y cinco años llorando, sin ninguna mueca que de prueba de esto más que la simple expresión aterrorizada de su rostro. “Un segundo…” pienso, entrecerrando los ojos y empezando a hacer zoom sobre la foto, arrastrando el cursor sobre los rostros de aquellos soldados cuyos rostros me parecen perturbadoramente familiares…


-Imposible…-pienso, negando con la cabeza y pegando más la cara contra la pantalla, seguro de que voy a encontrarme con algo totalmente diferente. Pero no, he visto bien… y eso no hace sino congelarme de golpe la sangre en las venas.


Eran Matsuda y Linda, pero aquello no era posible si aquella foto databa de 1917… ¿Verdad? A menos que ambos fueran inmortales, no había forma de que siguieran vivos casi un siglo después. Me quedo quieto, muy quieto nada más intentando normalizar mi respiración antes de lanzarme de nuevo a explorar qué más había entre los archivos de Cawthon: Mi curiosidad no podía esperar, ni siquiera cuando mi copia estaba lista y podría repasar los archivos más tarde en la comodidad de mi casa y fuera de peligro. Empiezo a recorrer aquel menú nuevamente, ésta vez de forma más frenética y leyendo las palabras a mayor velocidad, con mi cabeza haciendo conclusiones y enmarañándose todavía más al llegar al mismo resultado: Un enorme muro de lógica que no podía cruzar sin rayar en la locura, pero ¿Qué explicación podía haber para dos tipos que han vivido más de cien años sin envejecer? ¿Cómo era posible que Linda hubiese tenido infancia? Nada tenía sentido… al menos no sin que considerara la reencarnación o el vampirismo. “Y a todo esto… ¿qué tiene qué ver la Primera Guerra Mundial? Y si es así, ¿quiere decir que el suero no es reciente y existe desde mucho antes, incluso antes de que Matt naciera? Esto no tiene sentido” pienso, negando una y otra vez con la cabeza, completamente confundido.


-¿Qué…?-mascullo, pestañeando… aún sin poder asimilar todo lo que estaba almacenado en ésa computadora, todo lo que pasaba a mí alrededor. Tan pronto como veo ésa simple palabra, hago click sobre la carpeta y éste es el menú que se despliega…


 


Wammy’s Project:


• Quillsh Wammy †


• Roger Ruvie


• A (X KIRA) †


• B †


• L


• LY (L KIRA)


• M


• MK


• N


• Stephen Gevanni (Anthony Loud)


• Halle Lidner ≠


• Linda Kendrick (Abendroth/Tödlichen Engel)


“¿Qué cojones es todo esto?” pienso, sintiendo cada vez más frío, a pesar de que la habitación estaba a unos agradables treinta grados y sudaba como un cerdo. Doy click en la primera carpeta, la de Watari… y me entero de toda su vida, en tan sólo un click. Sus estudios, su familia, incluso los detalles más escabrosos de su pasado… todos se despliegan ante mí en menos de un segundo pero eso se va a segundo plano cuando veo su fotografía, con un enorme [CLEAR] encima, lo que daba a entender que él ya no estaba más entre nosotros. Veo sus documentos, hasta reparar en sus registros familiares: Hijo de altos nobles ingleses, ambos muy envueltos con la Segunda Guerra Mundial y con el logo de la Real Fuerza Armada Británica… ambos habían sido miembros activos de ésta. Lo mismo con Roger: Sus padres también fueron de vital importancia durante la Segunda Guerra Mundial, su padre un con un alto cargo dentro de la armada y su madre una enfermera en los campos de guerra… y mi cerebro empieza a conectarlo todo.


Abro de golpe los archivos de L, de Light, de Near, de Gevanni, de Beyond… y el resultado sigue siendo el mismo, sigue poniéndome cada vez más de los nervios. El padre de Elle había sido un espía que había trabajado a órdenes de la Reina y la Fuerza Británica por más de diez años… su madre, luego de haber trabajado como psiquiatra, especializándose en tratar a soldados con traumas a causa de la guerra, había terminado por volverse paranoicay se había suicidado en circunstancias sospechosas creyendo que los de Japoneses vanían a por ella. Los padres de Beyond, ambos duques de origen Bélgico y Germánico, habían sido activistas de movimientos Nazi en Inglaterra y otras partes del mundo. Los padrs de Light no eran Soichiro ni Sachiko Yagami, sino más bien una pareja originaria de Hiroshima y cuyos padres habían muerto a causa de la bomba… Alex y Light eran adoptados, siendo Sayu la única hija legitima de los Yagami. Su verdadero apellido no era otro que Ishii, descendientes del Teniente a cargo del Escuadrón 731, uno de los más brutales durante la Guerra. Los padres de Gevanni, ambos militares y él mismo con un vasto entrenamiento militar. Halle, cuyo padre y madre se habían conocido en las guerras de Pakistán… ambos traidores y desertores. El padre de Near había sido un científico brillante y prolífico, encabezando la elaboración de armas nucleares para el Gobierno Americano…


Y luego yo… la foto de mi padre, un criminal y ex comnatiente en la guerra civil de Río de Janeiro que era sospechoso de haber secuestrado a la hija del presidente por aquel entonces. Me asustaba ver toda la información que poseían sobre mí: Todo mi pasado estaba ahí, incluso en vídeos… podía volver a revivir el dolor de los electrochoques, el calor de la sangre escurriendo entre mis dedos, el sabor amargo de las víceras todavía frescas rodándome por la barbilla, el miedo y asco al ser toqueteado, el escalofrío de verme a mí mismo en una posición tan vulnerable como en un hospital no una ni dos ni tres… sino más de quince veces en menos de dos años. “Dios mío…” pienso, viendo como incluso tienen una sesión grabada cuando era muy pequeño, justo después de que todo ocurriera. Me agarro los cojones y me fuerzo a seguir indagando, a pesar de tener la bilis a medio camino en la garganta. Finalmente… abro la carpeta de Matt… donde no hay mucho, prácticamente nada. No hay fotos de sus padres, sólo sus nombres. Sus estudios… vaya, ahora veía porque lo habían echado de su fraternidad: Matt había sido un rebelde, no quería imaginármelo de rockero grunge. La mayor información consta de los años más recientes: Su trabajo en la SPK, su reciente desaparición, sus análisis incongruentes, su internamiento en el centro psiquiátrico pero todos y, lo digo en serio, absolutamente todos teníamos algo en común:


Todos procedíamos de familias con algún antecedente militar… lo cual explicaba porque la co-relación con la Guerra y todo eso en algunos casos, pero seguía sin comprender lo de Matsuda y Linda y francamente estaba bastante confundido respecto a eso… por más que lo intentaba, no podía poner una explicación lo suficientemente coherente que explicase el parecido de ambos con las personas de la fotografía, a tal punto que parecían la misma persona. Doy un suspiro y decido que es suficiente, pero entonces otra carpeta llama mi atención… es la última carpeta, y por la fecha, la que había sido añadidad recientemente. Cojo la USB y me la guardo en la chaqueta, mirando hacia la puerta y concediéndome al menos dos minutos más para curiosear antes de ir a por Matt y largarnos de aquí. Doy click, y se despliega otro menú con forma de árbol.


G.O.D (Genetic Outrage Disease) Project:


→ Phase Α (Alpha) ↓


•Abortion clinic/Collection.


→ Phase Σ (Sigma) ↓


• Test 1 (Phase G – ZK5 Serum)


• Test 2 (Phase G1 – ZK6 Serum)


• Test 3 (Phase G2 – ZK7 Serum) ¥


→ Phase Ω (Omega, Final Phase)


• “Joke’s On You…”.avi


• #PrayforParis.avi


• Hannibal.avi


• M2.avi


“Una… ¿enfermedad?” pienso, frunciéndole el ceño a la pantalla, sin entender qué significaban aquellos símbolos a lado de cada fase… por lo que tenía entendido, la madre de Matt se había encontrado en la fase G2 y ésa fase tenía un extraño símbolo al lado, a diferencia de las otras. Sin mencionar que ahí estaba el famoso M2, mi propio copycat personal y con quién aún tenía un par de cuentas qué resolver. “Esperen… éstos son vídeos…” pienso, cuando veo el formato .avi al lado de cada archivo. Vuelvo a tomar asiento y de forma rápida, abro el primer vídeo… tengo que entrecerrar los ojos para ver si alcanzo a distinguir algo en medio de la espesa negrura de la pantalla, hasta que aparece una sala de interrogaciones.


¿Puedes decirme tu nombre y por qué estás aquí…?”


Mi nombre es… es… Ciara Faccena y estoy aquí porque… lo vi.”


Hay silencio en medio de su conversación en Italiano a la que a duras penas le llevo el hilo, pero consigo recoger los trozos más importantes.


¿A qué te refieres? ¿A quién viste?” pregunta el oficial, sin inmutarse.


La mujer rompe a llorar… al parecer, es alguna chica rescatada de la trata de blancas en muy mal estado.


La vi… la vi, es real. Todo lo qué se dice de ella es real, existe… yo la vi, ella me salvó.” Dice la chica, de forma a penas entendible por sobre la histeria en su voz.


El vídeo se corta de golpe, pasando al negro total por unos segundos y luego se puede distinguir con mucho esfuerzo a varios soldados de la SWAT en la que es al parecer una cloaca. Entrecierro, intentando enfocar la vista lo mejor que puedo… los agentes hablan en Italiano, y por la flqueza palpable en sus voces, puedo decir que lo qué sea que les llevó a ése lugar, les acojona y bastante. Encienden varias linternas y apuntan a varios lugares de forma frenética, llenos de miedo e histeria… hasta dar con unos barrotes, una especie de celda subterránea y ahí, colgando de varias cadenas, puedo distinguir la leve silueta de una mujer más no su rostro… lleva una máscara, asemejando un rostro fantasmagórico, hecho de porcelana y qué pone ‹‹Miss me?›› sobre la frente con letras garabateadas y desordenadas. Los agentes la rodean, le gritan más ella no hace nada… nada aparte de ponerse a cantar. Su voz es dulce como la miel y frágil como el cristal, una voz hipnótica e imposible de ignorar. Los agentes gritan con más nervios y en menos de un segundo, la luz de las linternas se extingue seguida de varios disparos… y cuando las luces vuelven, la cámara está tirada en el suelo, junto al cuerpo del agente que la sostenía y las sombras de varios cuervos volando por todas partes.


La chica ya no está.


En su lugar, hay un maniquí… un maniquí que lleva puesta una máscara asemejando el rostro de Elle, pero de una forma burlesca e incluso ridícula. El maniquí tiene algo escrito en el estómago, con lo que al parecer es sangre…


‹‹HA-HA-HA! JOKE’S ON YOU, LAWLIET!››


-Imposible…-repito por segunda ocasión, porque nadie aparte de sus sucesores, Watari, Roger y los demás conocían el nombre real de L, más ahora que era Near quién ocupaba su lugar y él estaba retirado.


Abro el segundo vídeo… se me escapa un gemido. Son más enmascarados, los mismos que le he mostrado ésta misma mañana a Matt por el noticiero. Salen por las calles de París, caminando, jugando… matando civiles, parados frente a las cámaras de seguridad de la casa sin hacer nada, viendo fijamente a la lente… haciendo revueltas, recorriendo las calles con cabezas mutiladas y llevando orgullosos banderas y símbolos que representan a la organización terrorista de ISIS. Me cubro la boca, horrorizado… ¿Cómo es que no mostraban éstas cosas? ¿Y qué querían ellos con Wammy’s? Fuera lo que fuera, algo era seguro: Eran anarquistas, una especie de Escuadrón Suicida cuyo propósito no estaba del todo claro.


Con mano temblorosa, me fuerzo a ver el tercer vídeo… la pantalla es inundada por el rostro serio incluso en su juventud de un hombre en batas blancas, un científico que habla en ruso. Detrás de él hay tres científicos más, sosteniendo entre sus manos la bandera de la URSS, que se suponía se había disuelto hacía muchísimos años atrás.


Las veintidós horas menos quince minutos, nuestro sujeto de estudio en ésta ocasión es el caso Nº 331556, bajo el financiamiento y supervisión del gobierno federal Ruso. Como se puede observar, el sujeto ha sido declarado muerto hace más de cinco horas por una presunta infección pulmonar-cardiorespiratoria… nuestro próposito el día de hoy, es inyectar la nueva versión del suero ZK7 y esperar los resultados en nuestro sujeto de estudio.”


“El suero…” pienso, cubriéndome la boca horrorizado… lo que había hecho, los archivos que había eliminado hacía tantos años, el haber abandonado a Matt… nada de eso los había detenido para seguir experimentando con el suero, para seguirlo mejorando y actualizando. La cámara es enfocada en el cadáver de un joven… un joven que no es otro que Scott, todo pálido y muerto. Era un zombie, literalmente: Estaban creando zombies. Le conectan varios tubos y sensores por todo el cuerpo, le hacen un corte en el pecho y conectan una especie de dispositivo que envía choques eléctricos a su corazón para mantenerlo latiendo y luego, realizan otro corte en la parte baja de su nuca, muy cerca de la médula espinal e inyectan el suero que es de un color caramelo. A través de la cámara de vigilancia, se ve como pasan los días sin mayor progreso… hasta llegar al décimo quiceavo día, en donde finalmente el científico a cargo pierde los estribos.


¡Maldita sea! ¡Todas las intervenciones que le hemos hecho han fracasado! ¡Es un fracaso! ¡Hay qué inyectarle más suero!”


Pero Señor, si hacemos eso corremos el riesgo de que su cuerpo no lo tolere y empiece a descomponerse…” interviene otro científico, mirando a su jefe con pánico en sus ojos lechosos.


¡Un comino con las dosis! ¡Tenemos qué resucitar a éste hombre o mi carrera se irá por el caño!” grita el hombre, con el rostro enrojecido de la ira.


Acto seguido, se ve como los otros dos científicos lo sostienen de los brazos y lo arrastran fuera del laboratorio, botando varios artilugios a su paso mientras el científico de ojos lechosos se acerca a la cámara y la apaga. Un segundo de oscuridad y de nuevo hay imagen… es el científico principal, en lo que parece una cámara de criogenización en donde detrás en un tanque de agua, se ve como reposa el cadáver de Scott que milagrosamente sigue sin descomponerse pero al mismo tiempo sigo sin comprender como es que está dos plantas más abajo, vivito y coleando, buscando follarse a Matt.


Este es el Doctor Belikov, reportando el éxito de la operación ‘Mermaid’, todo gracias al aumento de la dosis del suero en el sujeto de estudio, pasando de los 260 miligramos por minuto, a los 500 miligramos por minuto… Lo hemos conseguido, la muerte ya no será…”


Se corta a mitad de frase, cuando un chasqueo a sus espaldas interrumpe su discurso de euforia… la imagen se corta y lo siguiente que se escucha, son los gritos de aquel hombre antes de que la imagen vuelva… la cámara está en el suelo, hay cristales rotos por todos lados y agua negruzca, también una especie de baba transparente regada por el suelo. se ve al doctor arrastrándose, retrocediendo y buscando donde esconderse hasta que se ve acorralado… se alcanza a ver como su cuerpo se retuerce y patalea, antes de que un charco de sangre ocre oscuro se extienda bajo su cuerpo y, de pronto, aparece frente a la cámara Scott, con sus ojos refulgiendo ante lo brillante qué es su iris negro y sosteniendo la cabeza del doctor entre sus dientes… incluso salto en la silla, totalmente asqueado y sin poder contener las arcadas que me sacuden el cuerpo con fuerza.


Y es entonces, tosiendo con fuerza y luego de regurgitar mi barra de chocolate, qué me doy cuenta… al igual que Matt, L, Light, yo y los demás… todos tenían algo en común en ésos vídeos, Linda y Matsuda tenían algo en común con Scott: Todos tenían los ojos de ése negro brillante e intenso. Todos tenían los ojos negros a causa del suero, lo que los convertía a TODOS en supersoldados. Letales. Peligrosos. Incontrolables… como Matt, y si tenían al suero en su sangre, quería decir que alguien seguía produciéndolo. No… no sólo produciéndolo: Sino distribuyéndolo por todo el mundo, creando su propio ejército de supersoldados. Sacudo la cabeza y regreso a los archivos familiares, sin encontrarme con estómago para ver el siguiente vídeo. Veo que la relación militar se establece en los padres, salvo en el caso de Halle, Gevanni, Linda y posiblemente Matsuda… en ése caso, ellos también eran soldados o tenían algún antecedente militar ya sea con Inglaterra, Rusia o Alemania, las superpotencias más grandes de toda Europa. Lo cual quería decir, que sus padres… sus padres también habían cargado con el suero, no tan letal como la versión actual, pero sí lo suficiente para hacerlos soldados destacados y honorables en su rango.


-Oh, no…-siseo entre dientes, sintiendo el cuerpo lánguido y a punto de colapsar debido a la información. Paso las fotografías, hasta reparar en una… la hija de Elle, vigilada muy de cerca, más de lo que Elle, Light o Matt les gustaría. “Y si Kira tenía el suero también y él era gemelo de Light…”-Hay más cómo Matt.-susurro, con el corazón encogiéndoseme ante cada palabra.


El suero se pasaba genéticamente, saltándose una generación. Los padres de Elle lo habían tenido, pero él no. Los padres de Light y Alex lo habían tenido, pero como en éste caso eran gemelos, sólo afectó a Alex y no a Light… pero sí iba a afectar a Ellie. Estaba infectada. Finalmente comprendía cómo funcionaba el suero, las excepciones en cada caso: La madre de Matt había sido reclutada e infectada, lo que explicaba porque Matt lo tenía. Los padres de Near lo habían tenido, pero al heredar los genes de su madre que padecía pulmonía, los anticuerpos le ayudaron a sobreponerse al suero… pero eso no salvaba a su hija. Me froto la sienes, que están a punto de reventar… todo estaba mal. Muy, muy mal y no hacía sino empeorar. Reuniendo toda mi fuerza de voluntad, me aferro a la mesa y regreso a la carpeta de vídeos… haciendo click en el último, en el de M2 y con el corazón a punto de atravesarme el pecho.


El vídeo inicia, en una habitación oscura y muy sucia… en el centro se alcanza a distinguir la silueta de un cuerpo, que al parecer está como rehén, amarrado a una silla y permanece con la cabeza gacha. Entrecierro los ojos, pendiente de hasta el último detalle y queriendo saber más de quién quería hacerse pasar por mí… pero me veo forzado a detener mi estudio, cuando siento la vibración de mi móvil en el bolsillo trasero de los vaqueros. En otras circunstancias, ni siquiera me habría molestado en contestar, pero la verdad era que incluso escuchar las idioteces de Romanoff me harían bien en un momento así.


Pero no es Romanoff.


Es un número desconocido y no es una llamada, sino un texto… un correo electrónico. Frunzo el ceño, preguntándome quién coño me enviaría un correo aparte de mi subscripción mensual de PornHub, pero decido abrirlo… el contenido, me vuelve hielo la sangre. Me quedo con el móvil muy cerca del rostro, viendo aquella foto mía… una foto sacada hace tan sólo unos segundos, por alguien más que está aquí conmigo. No me encuentro capaz de alzar la mirada y buscar a mí alrededor, pero estoy consciente de su presencia y su mirada posada en mi persona.


‹‹Te ves muy guapo…›› pone el mensaje, y seguido de eso, me envía otra foto en mi posición actual: Mirando el móvil, con cara de estupefacción.


‹‹… pero te prefiero más así…›› otro mensaje. Otra foto… ésta vez, una de cuando era niño y estaba amarrado a una camilla, con sangre escurriéndome de todos lados y con un aparato de electrochoques a la cabeza.


“Tengo qué salir de aquí…” pienso, más ninguno de mis miembros reacciona… no hasta que la pantalla del móvil se pone de color negro y, por el reflejo, alcanzo a ver la afilada de una espada dirigiéndose hacia a mí, ruedo sobre el escritorio, cayendo de cuclillas frente al mismo y encontrándome cara a cara con mi atacante… a la que conocía muy pero qué muy bien.


-Hola, Mello… supuse que estarías aquí, siempre has sido un curioso.-dice con su voz aterciopelada, riéndose tontamente. Aprieto los labios: Esto no iba a ser fácil.


-No sabía que los cadáveres hablaban… ¿Qué tal te ha ido en el más allá? Te ves muy bien conservada, Linda… o debería decir, ¿Ángel de la Muerte?-le digo, sin poder creer que ésta mujer tuviera cien años de edad.


-Oh, no mejor que a a ti, cariño… después de todo, tú también estabas muerto, ¿no?-dice y sin más, se me arroja encima, dejándome con la hoja de su espada al cuello y mirándome con una expresión que raya en lo macabro.-Hacía tanto tiempo que quería hacer esto…-me dice, relamiéndose sus labios rojizos y presionando más, haciéndome un pequeño corte en el cuello.


-… y yo también…-le digo y de un movimiento, me la saco de encima, arrojándola contra la mesa en donde va a darse duro contra la cabeza…abriéndosela en el acto, pero ni siquiera sangra. En lugar de eso, se pone de pie riendo.-Padre Santo…-mascullo, mirando todo totalmente atónito.


-¿Qué pasa, Mello? Ya no eres tan fuerte como te recordaba…-me dice, quitándose la mano de la frente y dejandome ver la herida…


La herida que tenía la apariencia rosácea de una cicatriz, la apariencia que una herida así de profunda tendría de aquí a seis semanas. Cierro los ojos… “Bien Mello, te viste todas las putas temporadas de The Walking Dead... algo he de haber aprendido, ¿no es así?” pienso, inspirando hondo y recordando todos los conocimientos que tenía sobre zombies, salvo que ningún zombie se veía tan bien conservado como Linda ni tampoco se movían tan rápido, por lo que decido pasar a los vampiros y Crepúsculo pero suceden dos cosas: Una, Linda no brilla y Crepúsculo es una mierda. Y la segunda… no hay fuego cerca. Nadie sobrevive al fuego, ni siquiera los Shinigamis.


Eso yo lo sabía de primera mano.


Más no fue suficiente cuando Linda se abalanzó contra mí nuevamente.


POV’s Matt:


Veo como la cabellera rubia de Mello, ahora cubierta por una bonita peluca verde espinaca y que refulgía de color iridiscente bajo las luces se pierde tras una puerta… y sé que he retrocedido ocho años en el pasado, estoy de nuevo en la Universidad en una de los reventones de Delta Psi Beta y la única manera de salir entero de aquí, es nadando junto a la corriente y no contra ella. Claro, que cuando yo estaba en Delta Psi Beta, usaba pantalones y no tenía a al menos cincuenta cabrones queriendo follarme aunque… bueno, a los cabrones sí los tenía pero al menos estaba usando pantalones y no tenía dos kilos de silicona pegados al pecho. “Tengo que darle crédito a Takada, ella hasta hace deportes con éstas mierdas…” pienso, mirándolas y frunciendo el ceño, porque tengo comezón y pues bueno… tengo que rascarme.


-Vaya Kiyomi, ¿empiezas la diversión sin mí?-me susurra una voz al oído, erizándome todos los vellos del cuerpo y no precisamente de agrado.


“Maldita sea mi suerte, de todas las personas a las que podía toparme… tenía qué ser Scott” pienso, cerrando los ojos y tomando una profunda bocanada de aire… esto de ser puta no era tan sencillo… al menos no para mí, yo no sabía sonreír y hacerme el tonto con alguien que no me agradaba, y aunque no tenía una especie de vendetta contra Scott, tampoco es que fuese mi persona favorita. Cuando siento un apretón en el culo, sé que mientras esté a solas con él, es mejor tenerle de frente en lugar de tenerle de espaldas… aunque eso significase tratar de ignorar sus miradas nada discretas a mi inmensa pechonalidad.


-¿Y tú dónde te has dejado tus modales, cielo? ¿No vas a ofrecerme ni una bebida?-le digo, tratando de moderar la voz lo más posible y esperando que la voz de Lil John sea suficiente para disfrazarlo.


Y así es, porque Scott no parece notar nada raro… y claro, ¿cómo pretende hacerlo si está demasiado borracho? “Y drogado” compruebo, al ver sus ojos dormilones, típico de cuando se consumía éxtasis. Él se ríe y me pasa el brazo por la cintura, pegándome a su cuerpo y me pongo del color de un tomate cuando siento mis pelotas contra su pierna. “Cristo, qué no vaya a darse cuenta…” ruego internamente, esperando que el cóctel de alcohol y drogas sea suficiente para que no note que en realidad tengo un pito en lugar de una vagina entre las piernas.


-Te tengo algo muchísimo mejor, querida… empecemos esta mierda.-me dice, sacándose una pequeña bolsita con un polvillo blanco dentro… un polvillo que reconocería en cualquier lado.


“Vale… hace un montón que no me meto ésa mierda” pienso, bajando la mirada y mordiéndome el labio: Llevaba casi siete años y medio limpio… no podía permitirme recaer. “Joder, ¿qué acaso tengo mocos y la testosterona a tope? No puede ser que siquiera esté considerando el drogarme” me reprimo a mí mismo, decepcionado al ver como estaba a punto de tirar el esfuerzo de años a la mierda. “Nicotina, es lo que necesito…” pienso, sacudiendo la cabeza y volviendo a aquel estruendoso lugar, en dónde ahora sonaba Get Ur Freak On por los parlantes y me hacía relajar un poco las pelotas.


-Lo siento galán pero Alejandro se te ha adelantado…-le digo sonriendo, pero él nada más rueda los ojos y sin más, riega el polvillo sobre la barra. Se me hace un nudo en la garganta.-¿No tendrás un cigarrito?-le pregunto, desviando la mirada… porque la tentación era demasiado grande.


-¿“Un cigarrito”? ¿Estás drogada o qué, Takada? Tú nunca dices que no a un buen polvo… Vale, ya sea de éste…-me dice, sosteniendo la bolsa ahora semi-vacía ante mi cara.-…o de éste.-concluye, cogiendo mi mano y arrastrándola hasta que la pone sobre su paquete.


-¡Carajo!-chillo, apartando mi mano de inmediato y volviendo a atraer atención indeseada sobre nosotros. Frunzo el ceño y las mejillas se me colorean, ahora de pura furia.-Joder Scott, no vuelvas a hacer eso…-le digo, limpiándome la mano contra el pantalón, totalmente asqueado.


-Vale, ¿qué mierda te pasa, puta? ¿Acaso ya se te olvidó que estás aquí nada más para complacer?-me dice, cogiéndome del brazo con brusquedad y pasando a la ira explosiva producto de las drogas.


-¡Suéltame, imbécil!-le gruño, importándome una mierda si mi voz suena como la de Andy Biersack aunque esté usando un jodido vestido.-Maldita sea, ¡qué sueltes, cabrón!-le digo, y sin pensar cojo una margarita sobre la mesa y se la tiro a la cara.


-¡Perra!-gruñe, tapándose la cara que chorreaba alcohol… claro, eso después de haberme dejado ir un buen derechazo que de inmediato me inflama la mejilla.


“Pedazo de gilipollas…” pienso, sacudiendo la cabeza y tratando de ponerme de pie lo más rápido posible pero no me hace falta: Varias manos vuelan a mi encuentro para ayudarme, y en menos de un segundo ya tengo a un montón de chicas dándome de mimos y mirando a Scott como si fuese la peor basura del mundo.


-Aww, pobrecilla… no te preocupes guapa, Scott es un tonto del culo.-me dice una chica muy bonita, que bien podría ser la gemela de Lana del Rey.-¡Fíjate lo qué haces! ¡Eres un cabrón, Scott!-le grita al muy imbécil, que está peleándose con uno de los cadeneros.


-¡Esto no se va a quedar así, Takada! ¡Me las cobraré…!-grita y justo cuando uno de los cadeneros le pone la mano al hombro, veo la expresión de Scott volverse totalmente macabra y sin más… el cadenero que le dobla en peso y estatura va a rebotar contra un montón de copas, causando un enorme desastre.


La música se detiene de golpe y todo el mundo se queda en silencio… quizá tan sorprendidos y aterrorizados como yo. “Eso no es posible” pienso, dirigiendo mi mirada hacia donde estaba el cadenero, esperando a que levantase y tacleara a Scott, pero eso no ocurre. Es su lugar, una enorme charca de sangre empieza a brotar de la cabeza del hombre y cuando entrecierro los ojos, siento ganas de vomitar… tiene un cristal incrustado en el cráneo, que sobresale de forma grotesca y deja entrever los trozos de cartílago y hueso rotos. Sacudo la cabeza, totalmente perturbado y justo cuando voy a volverme a ver a Scott, al menos cincuenta kilos me dan de lleno en la cara… y para cuando vengo a darme cuenta, estoy sobre los restos de una mesa y los oídos me pitan de manera irritante y dolorosa.


-¡Maldita puta! ¡Muérete, maldita!-ruge Scott, pasándome un cordel por el cuello… cortándole el paso al aire. Empiezo a retorcerme, buscando darle de manotazos pero cada segundo me lleno de más pánico que el anterior.


“Mierda… no de nuevo…” suplico, cerrando los ojos y sintiendo como dos lágrimas tibias y cargadas de los traumas del pasado me ruedan por las mejillas… incluso, podía escuchar su voz, gritándome desde la superficie mientras yo empujaba con todas mis fuerzas, empujaba las aguas heladas entumeciéndome el cuerpo…


‹‹¡Anormal, Mail! ¡Eres un anormal y todo el mundo te odia!››


Pataleo, le araño las manos pero todo es inútil y cada vez siento como la visión se me pone más borrosa y la presión en torno a mis ojos aumenta… “Joder, Matt… ¡Haz algo!” ruge, no mi consciencia, sino la voz que venía escuchando desde hace una semana. La voz de un rubio malcriado, rebelde y sobretodo fuerte. La misma voz que me dijo que los mafiosos nunca juegan limpio y la misma voz que me dijo que yo también era un mafioso, la voz que es capaz de tocarme los cojones en cuestión de segundos, la voz que siempre está presente en mis sueños y me dice que jamás voy a alcanzarle…


-No… ésta… vez…-mascullo, haciendo un esfuerzo titánico por encontrar el aire suficiente y poder pronunciar, no simples palabras, sino una promesa.


Extiendo mis brazos lo más que puedo por la nuca de Scott y cuando siento el pegue de su pelo, aprieto con todas mis fuerzas… un alarido gutural y de nuevo el aire entra a mis pulmones. Toso con fuerza, casi esperando ver los montones de agua negra saliendo a borbotones pero no hay nada más que vidrios rotos, whiskey desparramado por el suelo y algunos cabellos. Sonrío, a pesar de sentir ésa horrible sensación que queda luego de casi haberte asfixiado: Lo había conseguido, había recordado el entrenamiento de Mello. “Te has salido con la tuya… por ahora, maldita rubia…” pienso, riendo un poco hasta que varias chicas llegan a recogerme.


-¡Madre Santa! ¡¿Estás bien, Takada?! Ése tipo…-empieza a insultarlo la chica con florecitas sobre la cabeza, pero se queda en completo shock…-Madre Mía…-susurra, sus enormes ojos grisáceos clavados en un punto al frente, sobre mi cabeza.


Todavía sobándome la garganta, me vuelvo lentamente y ahora entiendo el por qué de su estado: Scott estaba ahí, seguía gruñendo y pataleando… atravesado por un enorme gancho justo en el estómago, del cual sobresalían sus tripas. Me cubro la boca, pestañeando para desviar las lágrimas pero es imposible, la imagen es demasiado gráfica y grotesca.


-Dios…-mascullo, apartando la mirada mientras la chica se echa a llorar con histeria y sale corriendo de aquella casa ahora convertida en el festival del horror, totalmente despavorida.


Y no la culpo, yo también querría salir corriendo de no ser porque estaba esperando a Mello… al solo recuerdo de su nombre, mi pecho se infla con pánico y desesperación… ¿Estaría bien? ¿Habría logrado pasar desapercibido? ¿Ya estaríamos cerca de irnos? Sólo quería irme a casa, ver su rostro sano y salvo y dormir de aquí hasta el día de mi muerte. “Déjate de gilipolleces…” me reprende mordaz la parte más absurda de mi consciencia, recordándome que ahora estaba en el mundo de Mello y tenía que jugar por sus reglas. “Es un mundo horrendo, demasiado oscuro” pienso, mordiéndome el labio y conteniendo un sollozo.


Bienvenido a la mafia, socio…”


Sacudo la cabeza, recurriendo a cubrirme la boca para ahogar los sollozos… no quería. No quería ser parte de algo tan oscuro, tan macabro y descarnado como una mafia. Yo odiaba a los mafiosos, y odiaba más a Mello por haberse convertido en uno de ésos moustros. Lo odiaba, con todas mis fuerzas… ¿Con qué derecho venía a decirme que yo era un mafioso como si esto fuese una especie de culto? Prefería mil veces pertenecer a una estúpida fraternidad y ser un drogadicto, a ser un asesino desalmado y mentiroso… Mello era un mentiroso, por la razón egoísta de que eso era lo único que le salvaba el pellejo cada vez que su trasero estaba en juego. “Quiero irme a casa…” pienso, y ahora la Universidad y las clases me parecían un paraíso tranquilo y nada lejano.


-Bueno, amigos, todos tranquilos y… ¡Qué siga la fiesta!-grita el DJ, cuando ya se han llevado el cuerpo sin vida de Scott.


Me pongo de pie de un salto, horrorizado al ver como los adolescentes gritan entusiasmados y como nada… la fiesta sigue su curso, con gente follando, bebiendo y bailoteando por todos lados. Incluso hasta hay una banda de marcha, tocando al ritmo de una canción de Rihanna. Sacudo la cabeza, ¿qué coño les pasaba a ésta gente? ¿Es qué acaso no comprendían que hacía tan sólo segundos alguien había muerto en éste mismo piso? Al parecer no… y la verdad, es que ya no quiero ver nada de nada. Me limpio las mejillas, ignorando la marca negra del rímel que queda en el dorso de mi mano y alisándome el ridículo vestido que llevo puesto, me encamino entre aquella masa de cuerpos agitados y hormonales, importándome una mierda los toqueteos en mi trasero o el hecho de que las tetas postizas ya casi estaban saliéndoseme del vestido y en cualquier momento mi farsa quedaría expuesta…


Nada de eso importaba, lo único que me importaba ahora, era llegar a la barra en donde dos chicos estaban pasándose un buen porro y una enorme botella de Vodka… justo cuando el otro está a punto de tomarla, la cojo entre mis manos y en lugar de insultarme, me miran sonrientes… bueno, no a mí, sino a mis tetas pero me importa una reverenda mierda. Cierro los ojos y me empino un buen trago, sintiendo como el sabor regio del licor me quema la garganta y deshace los nudos dentro de la misma.


-¿Les importa si me uno a ustedes?-les digo, sabiendo de antemano al respuesta… ningún mocoso era tan idiota para decirle qué no a Takada, o en éste caso, a mí.


-Con ésas tetas, pues claro qué sí, primor…-me dice el tipo, pasándome el brazo por los hombros y echándome el tufo a tabaco que desprende su ropa.-¿Quieres divertirte?


¿Y olvidarme de que acabo de matar a un hombre por culpa de Mello?


-¿Qué tienes en mente?-le digo, y con eso cierro mi destino.



La música inunda mis oídos, mientras sacudo la cabeza… intentando secarme los restos de whiskey del pelo, echándome a reír con las personas a mí alrededor que han estado presenciando todo el show. Chezden, el chico que me había dejado estar con él por mis tetas falsas, se acerca y me toma de la muñeca, alzando mi mano al aire mientras yo me muevo al ritmo de S & M, ignorando todo a mí alrededor menos la sensación cálida y placentera del alcohol recorriéndome las venas.


-¡Takada gana otra vez, joder!-grita Chezden y me llueven más vítores, y yo digo alguna mierda de la qué no soy consciente.-¡Hostia puta, Takada! Si no tuvieras ése par de tetas, diría que tienes la resistencia de un tipo… ¡Nunca había visto a una mujer beber así!-dice, señalando el enorme barril en donde tenía mi cabeza metida hacia sólo unos segundos.


Me río, porque sí que soy un tipo y esto no es nada… aún y habiéndome bebido una botella y media de Vodka, dos whiskeys, una piña colada y un Bloody Mary era consciente… al menos en un 45% de lo que sucedía a mí alrededor y lo que sucedía a mí alrededor era mejor de lo que podía imaginar: Tenía de nuevo diecisiete años y andaba de parranda… casi que podía escuchar a Light gritoneándome por teléfono que regrese a casa, haciendo perfectamente el rol de madre menopáusica y fastidiosa.


-Vale, vale… ganaste éste reto, ¿te apuntas para el siguiente?-me pregunta, acercándose más de lo que me gustaría pero ¿qué más da? El tipo es un jodido australiano con el cuerpo de Zac Efron y hay que estar imbécil para no follarse a Zac Efron con lo bueno que estaba.


-¿Y patearles el culo a ti y a Zayne? Venga, nací lista para eso…-le digo, guiñándole un ojo y echándome a reír al ver el enorme paquete que tira de la tela de su shorts.


Estallan carcajadas masivas y alguien me tira una camisa para secarme y cuando lo he hecho, le quito a Chezden el porro que tiene en la mano y me lo llevo a la boca, echando la cabeza hacia atrás y soltando pequeños aros de humo al aire… un truco que siempre me había gustado hacer y al parecer seguía teniendo la suficiente habilidad para hacer. La música sube el volumen y Chezden tira de mi muñeca, arrastrándome hacia donde están los demás idiotas que nos lanzan rats, preparando el siguiente. La gente empieza a arremolinarse a nuestro alrededor, esperando por la siguiente idiotez que les ha ocurrido a Chezden y sus idiotas amigos, y por supuesto, a su servilleta aquí presente.


-Vale Chez, ¿qué estupidez va a ser ahora? Ya aplasté latas de cerveza con la frente, me bebí un montón de whiskey, les quité el sostén a diez chicas sólo con los dientes e hice un mejor twerking que Miley Cyrus cuando no está hasta la madre…-le digo, cruzándome de brazos y dos chicos descubren una mesa frente a nosotros. Parpadeo incrédulo en cuanto veo lo que hay encima… y se me escapa una carcajada.-¿Vas en serio? ¿Qué se supone qué haga con esto? ¿Metértelo por el culo?-le digo, agitando el enorme dildo frente a su cara.


-Nada de eso, corazón… ése es tu micrófono, y vas a cantarnos algo muy bonito.-se vuelve y se echa un silbido… y detrás de él aparecen dos enormes hombres afroamericanos con minúsculas tangas doradas, que no dejan nada a la imaginación acerca de lo que hay entre sus piernas. El porro se me cae de la boca debido a la impresión… ¿Ésas anacondas eran reales? Debo pestañear para comprobarlo.-claro, eso si primero ganas a la pelea.


-¿Pelea?-le digo, volviéndome y sintiendo un escalofrío recorrerme la espalda… no pretendía ponerme a pelear con ésos tipos, ¿o sí? Porque era evidente que iba a terminar inválido.


-¡Qué va! Éstos pedazos de chocolate son el premio… te vas a pelear con Christie, a ver quién la chupa mejor.-me dice, señalando por encima de mi cabeza.


Christie es una chica bajita, con un cuerpazo, el pelo decolorado rubia puta y un enorme piercing de toro en su nariz… y aún así, consigue verse muchísimo mejor qué yo con todo y tetas postizas encima. Sonrío, porque a pesar de que parece ser la presidenta de un grupo de folladoras compulsivas, ella no conoce tan bien el cuerpo de un hombre como… bueno, yo qué soy un hombre, soy gay y, encima, me he visto todos los vídeos porno/yaoi habidos y por haber y sé chuparla muy bien, aunque nunca lo haya puesto en práctica.


-¿Sólo eso? Mejor no te apuestas nada, guapo, me duele verte perder tu dinero…-le digo, tomando las faldas del vestido y rasgándolas, para darle más libertad a mis piernas.-Ahora sí… ¡Venga!-digo y la gente grita enardecida, a ritmo con Blow de Ke$ha.


-Su arma, Señorita…-me dice un tipo con la cabeza de un cabello, tendiéndome un enorme dildo del tamaño… bueno, del tamaño de la de Mello. Me arde la cara al acordarme del incidente de la ducha…


“Joder, qué tiene buen paquete el desgraciado…” pienso, tomando el enorme dildo de color azul fosforescente, pasando a la especie de corral humano en donde Christie me espera, agitando su dildo y bailando, importándole una mierda el mundo. Las luces se apagan de golpe y los tipos con cabeza de caballo entran a la “arena”, reciando a todo el mundo con pintura fosforescente y brillante, haciendo un verdadero desastre y debo admitirlo: He estado en fiestas de toda calaña, pero ésta se quedaba el premio. La gente grita, el alcohol no deja de llegar y tengo el cuerpo tan caliente que bien podrían coser un huevo encima de mi piel.


-¿Lista, putita de cuarta?-me dice Christie, mientras caminamos en círculos alrededor del círculo. Le sonrío… como dije, yo nací listo.


-¿Y tú, imitación barata de Miley?-le digo, llevándome el dildo a la bocay zampándomelo hasta el fondo mientras ella abre los ojos como platos.-Todavía puedes arrepentirte, cielito… no creo que puedas medirte conmigo.-le digo y le guiño el ojo, parando el culo y dejando que Chezden me dé un cachete en el culo.


Ella nada más rueda los ojos e intenta imitarme, aunque claro, ella no tiene mi habilidad y aunque consigue meterse una buena parte de su dulce a la “boca”, deja una buena parte fuera… eso le psaba por no tener experiencia y no informarse bien… la juventud de éstos días.


-Vale, nada de mordidas ni ninguna de ésas mierdas, ¿queda claro? Pueden tirarse del pelo, arañarse, insultarse, patearse, cachetearse… en fin, lo qué hacen las chicas en una pelea de gatas.-nos dice “El Hombre de Chocolate”, poniendo una de sus enormes manos en cada uno de nuestros hombros y separándonos de forma considerable.-Vale… en tres, dos… ¡YA!-grita y Christie se me viene encima.


-¡Maldita zorra!-me grita, tumbándome al suelo y tirándome del pelo, mientras intentando zamparme su consolador a la boca. Aprieto bien los labios, impidiéndole la entrada a aquel enorme falo.-¡Abre, puta, abre!-me dice la muy cabrona, presionando la punta y haciéndome daño.


Aprieto mi propia “arma” entre mis dedos y, con todas mis fuerzas, me vuelvo y le doy en la cara con él… el eco que hace el sopapo resuena incluso por arriba de la música, así que sí, supongo que Christine está inconsciente.


-Oh, mierda…-pienso, mordiéndome el labio al ver que había golpeado a una chica: No había sido con intención, de eso podía estar seguro. A pesar de los vítores, respiro hondo y me acerco a ella, cerciorándome que al menos siga respirando.-¿Christine…?-le digo, acercándome y ella abre sus ojos, totalmente desorientada.


-Joder, hermana… ¡qué brazo tienes!-dice, y se ríe, antes de venírseme encima sólo que ésta vez para darme un abrazo en vez de intentar zamparme un dildo en la boca.-eres la puta ama, Kiyomi, te admiro…-me dice y, acto seguido, me planta un beso en la boca.-¡He aquí a la ganadora, señoras y señores!-dice, alzando mi muñeca al aire por quinta vez en la noche.


-¡Eh, no…!-chillo, cuando uno de los “Hombres de Chocolate” me toma de la cintura y me carga, celebrando con los demás que han perdido la cabeza.-¡Au! ¡¿Qué rayos…?!-grito, sobándome la cabeza y tomando algo sobre mi pecho… una tanga.-Madre mía…-digo, con los colores subiéndoseme a la cara cuando veo que tiene un número telefónico.


-¡Kiyomi! ¡Kiyomi!-empieza Chezden y a él se le unen las demás personas, coreando… bueno, no mi nombre, pero sí el de a quién intentaba imitar.-¡Venga Takada, échate el canto!-le alcanzo a escuchar entremedio de la multitud.


“Así que esto deben de sentir las celebridades…” pienso, sin evitar reírme cuando empiezan a pasarme cargado por toda la multitud, arrastrándome hacia la barra en donde me espera un reflector. En definitva, si Elle me viese ahora mismo, volvería a sonrojarse por segunda vez en su vida y a Light se le caerían los pantalones de vergüenza ajena… era genial volver a ser crío hormonal, así nadie te molesta ni hay problemas ni hay Mellos que lo fastidien todo. “Habland del Rey de Roma, ya se ha tardado…” pienso, apretando los labios y no muy seguro de querer verle sin echarle vómito o insultos encima. Suelto un suspiro: No quería pensar en eso, por ahora, todo lo que quería era cantar Single Ladies y seguir perdiendo la cordura… vale, qué seguía bastante cuerdo, tal vez algo lento en mis reflejos, pero consciente de cómo me toqueteaban el culo y las tetas hasta que al fin me ponen sobre la barra.


-¡Gracias, amores míos!-les digo, tirándoles besitos y viendo como gritan.


-¡Qué cante! ¡Qué cante! ¡Qué cante!-gritan a coro, una y otra vez hasta que la música se detiene por completo y las voces enardecidas de cientos de adolescentes son lo único que se escucha por toda aquella casa llena de freaks.


-A ver, ¿qué dicen? ¡No los oigo!-digo, jugando con ellos y viéndolos pedir a gritos por más.-¿Qué cante? ¿Quieren oírme cantar? Vale, creí que sólo mi champú querría oírme cantar…-les digo y revientan en carcajadas.-¿De veras quieren que cante?-les digo, jugando con ellos un poco más y al escuchar sus gritos, sé que luego van a arrepentirse de habérmelo pedido.-¡Vale, entonces! DJ, tírame la qué dice algo así… All the single ladies…-extiendo el micrófono hacia mi alcoholizado público y luego de algunos segundos de gritos histéricos, empiezan a corear la canción junto conmigo.-All the single ladies, all the single ladies…


Para cuando vengo a darme cuenta, la canción de Beyoncé retumba por cada rincón de aquella casa y tengo a dos enormes afroamericanos a ambos lados, bailando junto conmigo de la manera más exageradamente gay posible… y me lo estoy pasando de puta madre, tanto, que casi me atraganto cuando veo a una brillante melena verde espinaca perdiéndose escaleras arriba. Ruedo los ojos, ¿es qué acaso no podía darse prisa? Si fuese yo quién estuviese hackeándole el PC al fallecido Scott, entonces hace siglos que nos hubiésemos largado de aquí. Sacudo la cabeza y sigo cantando: Mello podía hacer lo que quisiera, luego de esto yo estaba fuera y era mi decisión final. Estoy en lo mejor de ridiculizar a la pobre Beyoncé, cuando las luces se apagan de golpe y casi me voy de bruces al suelo… la histeria en masa no se hace esperar y luego de eso, hay montones de adolescentes semi-desnudos corriendo, buscando una salida y al final comprendo el por qué: La poli, pensaban qué era una redada. Pero no lo era, yo lo sabía… esto era obra de alguien cuyo nombre empezaba con M y terminaba con L y rimaba con Mihael.


Doy un suspiro, bajándome de la barra hasta quedar del lado de bartender, evitando así morir aplastado en la estampida masiva. “Joder, ¿y qué se supone que haga ahora? Justo cuando se ponía mejor…” pienso, rodando los ojos y cruzándome de brazos, pestañeando cad dos segundos para ver si alcanzaba a distinguir algo en la oscuridad aparte de un montón de siluetas. No es hasta entonces que me doy cuenta del olor rancio del alcohol y a fluidos humanos… incluyéndome. “Supongo qué ya había olvidado el olor a sudor y sexo…” pienso, aunque nunca había olido a éste último hasta que… bueno, me había metido con Mello a la ducha aquel día, y vaya que olía bonito: A chocolate y lavanda, dos de mis perfumes favoritos aunque su combinación fuese extraña. Y ahí estoy, pensando en el paquete de Mihael por millonésima vez hasta que siento como una fuerte mano se cierne sobre mi rostro y otra rodea a mi cintura con una fuerza implacable, arrastrándome quién sabe donde… el déja vù no se hace esperar: Una noche cálida de verano, en Londres, en un barrio Brasileño. Mi corazón se acelera a tope en menos de un segundo.


-¡Ahh! ¡Maldita!-ruge mi captor, sobándose la mano… de verdad que me esfuerzo lo que puedo por enfocar la vista, pero maldita sea mi suerte: Sigo teniendo demasiado alcohol en la sangre y veo un tanto borroso.-¡Ven aquí!-grita, cuando quiero escapar.


-¡No me toques, desgraciado!-le grito, haciéndome mi mejor esfuerzo por darle una patada voladora pero sólo consigo alcanzar a una mesa… aún así, el tipo se detiene, mirándome fijamente y es entonces que noto la máscara que lleva encima: La misma máscara que los depravados de las noticias de ésta tarde… yo también me quedo en shock.-Tú eres uno de ellos…-mascullo, suavecito, tratando de que mi cuerpo lo analice.-Tú estabas matando a los niños en Wammy’s…-continúo, sintiendo las lágrimas calientes rebalsando mis ojos.


El tipo lleva una máscara color arena, con una sonrisa caricaturesca y exagerada… aún así, completamente repugnante ahora que conocía los horrores ocultos tras ella. Cierro los ojos con fuerza, sintiendo como la bilis me sube por la garganta y amenaza con salir disparada de mis labios en cualquier segundo. La impresión poco a poco va convirtiéndose en ira y la ira poco a poco empieza a lavar cualquier rastro de ebriedad presente en mi cuerpo… “Tengo qué matar a éste cabrón” pienso y la idea me produce un placer tan grande, qué sonrío ante las imágenes tan sombrías que se abren paso dentro de mi mente… eso claro, hasta que el tipo se saca la máscara de encima y revela un par de ojos que creía marrones, pero que ahora están cubiertos del más oscuro y profundo de los negros. Un negro qué he visto antes, en el otro chico de mis pesadillas. Me cubro la boca y retrocedo con horror: No podía ser, no él.


-Matt.-dice, de manera cortante y firme, como nunca le había escuchado hablar… los matices sombríos en su voz, envían escalofríos danzando en espirales por mi espalda.


-¿Por qué lo has hecho?-susurro, retrocediendo cada vez que él da un paso, sintiendo el dolor tan familiar de la confianza al fragmentarse.-Yo confíe en ti, creí en ti… ¿por qué estás haciéndome esto, Matsuda?-le pregunto, y su nombre deja un sabor amargo en mi paladar, haciendo todavía más irreal a toda la maldita situación.


Él niega con la cabeza, deteniéndose y clavando la vista en el suelo… como si se debatiera consigo mismo respecto a algo. Cuando vuelve a clavarme la mirada, siento un enorme vacío frío en mi pecho, siento el dolor que me clavan ésos potente ojos negros.


-No lo entenderías, Matt… pero debes venir conmigo. Eres uno de nosotros.-susurra, dejandome todavía más helado.


Niego frenéticamente con la cabeza, rechazando totalmente sus palabras… yo no era un asesino, yo jamás le haría daño a otra persona. “Oh, pero sí que lo has hecho. A Scott. lo has matado” me recuerda mi consciencia y suelto un alarido, cubriéndome los oídos a ver si así se callaba… pero no lo hacía. Seguía chillando con fuerza, torturándome hasta el punto de hacerme quedar de rodillas, chillando de dolor e impotencia.


Asesino.


Asesino.


¡ASESINO!


-¡NO LO SOY!-chillo, queriendo apagar ésa maldita palabra que me rompía más a cada segundo… haciéndome vulnerable cuando necesitaba ser fuerte.-¡Cállense, no soy un asesino!-chillo, cubriéndome los oídos con fuerza, retorciéndome en el suelo ante unos atentos y predadores ojos negros.


-Matt, escucha… tienes qué dejar de resistirte, sólo te causará más dolor. Déjale tomar el control.-me susurra, acuclillándose a mí lado.-Deja de resistirte.-me dice de nuevo, viendo como yo sigo gritando, intentando apagar aquella voz que nacía desde lo más profundo de mi ser.


-¡Matsuda!-irrumpe una nueva voz, con el vigor de un rayo y la firmeza de un general de la milicia. Matsuda alza la vista de inmediato, apretando los labios.-Vaya, vaya, vaya.-dice la voz, con un tono burlón mientras veo sus botas metálicas acercándose a nuestra posición.-Pero sí no es el famoso Mail Jeevas… tienes a todo el mundo hablando de ti, campeón.-dice y se inclina junto a Matsuda, sonriendo con sorna.-¿Listo para venir con nosotros?


Me retuerzo, aún temblando debido al dolor físico que me causan los chillidos resonando dentro de mi cráneo pero me fuerzo a ver quién es aquel hombre, qué quiere de mí… qué quieren de mí y a qué se refieren, porque no entiendo ni una mierda de lo qué están diciendo. Pestañeo, incrédulo cuando distingo unas facciones duras y que, aún así, conservan su feminidad. Reconocería ése cabello rubio platinado en donde fuera, lo había visto demasiadas veces cerca de Mello y no importaba si ahora quisiera aparentar ser un hombre…


Para mí, aquel hombre transgénero, siempre iba a ser Halle Lidner.


Apoyo la frente contra el suelo sucio, sintiendo como un sudor frío me escurre por todo el cuerpo… Matsuda y Halle discuten entre ellos, pero no puedo escucharles por sobre los gritos, a penas y puedo distinguirlos porque estoy a punto de perder la consciencia… o al menos lo estaba, hasta que un pequeño objeto brillante colgándole del cuello a la rubia llama mi atención, un objeto qué vi por última vez en la cena de navidad y pertenecía a la pequeña que más quería.


El collar de la Torre Eiffel de Ellie, ahora colgando del cuello de Lidner que parecía ser parte de aquellos enfermos que descuartizaban y masacraban niños porque sí.


No te resistas.


Déjale tomar el control.


Sólo te causará más dolor.


Suelto un último alarido, antes de volver al cuarto blanco.


Sigo aquí, Mail… siempre estuve aquí.


POV’s Mello:


-Date cuenta… no vas a poder salvarle, él es uno de nosotros…-susurra Linda en sus últimos minutos, mientras sostengo su cabeza contra el fuego y la carne empieza a caérsele, inundando toda la habitación de olor a quemado.


Ignoro el temblor de mis manos y la sostengo con más fuerza, viendo como finalmente su rostro se deforma en una mueca grotesca y abre la boca, buscando soltar un alarido que jamás llega a escucharse… porque en ése momento, la muerte reclama su premio. Desvío la mirada, escuchando como el fuego achicharra los músculos, la poca carne que aún queda en torno a su cráneo. Cierro los ojos, sintiendo las lágrimas asomarse tras éstos ante sus palabras que por más dolorosas que fuesen, eran verdad.


Matt era cómo ella, al matarla, era como matarlo a él aunque fuese totalmente diferente. Aprieto con más fuerza los labios, soltando finalmente el resto del cadáver intacto de Linda y dándome la espalda, sosteniéndome de una de las paredes, buscando normalizar mi respiración. “Tiene qué haber una manera, tengo qué encontrarla antes de que sea demasiado tarde…” pienso, golpeándome suavemente la cabeza contra la pared, sintiendo la frustración recorriéndome entero, la desesperación que la certeza le inyectaba a mi torrente sanguíneo.


-Dios mío, apídate de mi alma y permítele contemplar tu rostro antes de descender a las profundidades del infierno. Amén.-susurro como siempre después de matar a alguien, dándole un beso al crucifijo que pende de mi cuello.


“¿Cómo puedo salvarte, Matt? ¿Cómo puedo salvar a los demás?” pienso, golpeándome de nuevo la cabeza, ésta vez con más fuerza como si así fuese a encontrar una solución… pero si la había, éste no era el momento en el que la descubriría. Pienso en Near, Elle, Light… sí, era cierto que tal vez no fuese tan cercano con Near y Light, pero sabía que un hijo era un peso muy grande y si llegaban a enterarse de la verdad… estarían devastados. Matt estaría devastado, siendo el caso que Ellie le importaba más allá de lo que mi razonamiento podía llegar a comprender.


-Mierda…-mascullo, apretando las manos en dos puños al ver la única solución viable, al menos por ahora aunque eso no me gustase ni un céntimo.-¡Mierda!-vuelvo a gruñir, dándole un puñetazo a la pared y abriéndome los nudillos.


Y le doy otro. Y otro y otro más hasta que tengo el rostro chispeado de más sangre y me quedo sin fuerzas, dejandome caer sobre el suelo… con una maldita lágrima escurriéndose por mi mejilla, dejando entrever los pocos restos de mi humanidad hasta que escucho un repiqueteo familiar en la ventana. Me vuelvo de inmediato, con los ojos abiertos de par en par… alguien estaba muerto, no hacía falta más que la presencia de ése hermoso y temido animal para que me diera cuenta. Mi corazón empieza a acelerarse y a él, se le unen los graznidos del cuerpo, completamente acompasados con mis latidos erráticos. “No, no, no…” pienso, acercándome a la ventana y abriéndola de un tirón, mirando fijamente el cuervo a los ojos color plata, que reflejan mi rostro mutilado y deforme.


¡BANG!


¡BANG!


¡BANG! ¡BANG! ¡BANG!


El familiar sonido de los disparos no me relaja… no ésta vez. En su lugar, envía una ráfaga de adrenalina a cada rincón de mi cuerpo en menos de un pestañeo y para cuando vengo a enterarme, ya voy bajando las escaleras lo más rápido que dan mis piernas, con mi visión tornándose borrosa con cada latido, con el pulso atronándome los oídos y la sangre caliente recorriéndome el cuerpo a una velocidad vertiginosa. A mis espaldas, los aleteos de mi fiel amigo me acompañan en mi calvario, como desde hacía tantos años sólo que ésta vez no estaba seguro de que lo quisiera de invitado para éste nuevo duelo. En mi mente, empiezo a rezar…a rezar como no he rezado desde que era niño y pensaba que mi madre asesinada nada más tomaba una siesta, a rezar como no he rezado desde aquella vez en el desierto, a rezar como no he rezado desde que lo perdí la primera vez.


Mis pies pisan cadáveres regados por todos lados, profanando sus cuerpos incluso en su descanso eterno… pero no puedo detenerme, porque si lo hacía, entonces quizá sería demasiado tarde. Mi corazón late, el sudor me escurre por la frente y el cuervo a mis espaldas sigue entonando su mítica canción, rindiéndole honor al fallecido y haciéndole una abierta invitación a la muerte. “No, no…” sigo pidiendo, con cada escalón llevándome más cerca de aquellos disparos qué no dejaban de sonar, llevándome más cerca de los ruidos y gruñidos, el sonido del cristal haciéndose añicos como lo hacían mis esperanzas lentamente a cada segundo qué pasaba. Todo está a oscuras, pero no importa, porque si haz nacido de la oscuridad entonces la vuelves tu aliada y no necesitas ver la luz… pero yo sí que lo necesitaba. Necesitaba saber que ésa flama candente y única seguía refulgiendo, así fuera para fastidiarme o provocarme o lo qué sea: Cualquier cosa era mejor que él pálido y sin vida.


-¡MATT!-grito, desde lo más profundo de mí pecho, abriendo aquella puerta de un tirón y alzando la pistola en alto dispuesto a dispararle a cualquier cosa que se moviese.


… sólo qué no hace falta, porque Matt ya se ha encargado él solito.


Pestañeo una vez, rápido y de forma conscisa, sintiendo aquel familiar peso sobre mi hombro pero cuando abro los ojos nuevamente, la escenografía sigue siendo la misma: El cuerpo de un hombre rubio, de Halle Lidner, colgando del cordel de unas luces de neón con la pata de una silla entrando por la parte posterior de su cabeza y sobresaliendo por su boca, tres agujeros de bala sobre su frente… sus ojos están completamente en blanco, aún abiertos y sus tripas estás regadas a sus pies, haciendo una enorme charca de sangre. Debo mencionar, que la visión de su estómago abierto y vacío, es suficiente para darme pesadillas de aquí hasta el día de mi muerte. Vuelvo a pestañear, tragándome el vómito que me ha trepado por la garganta y continúo con el escrutinio de aquel horror que ya había presenciado una vez y, ahora, estaba repitiéndose nuevamente.


Dirijo mi mirada lentamente hacia la izquierda, pero el panorama no es más alentador: Luces colgando, echando chispas debido a los fallas. Botellas rotas, muebles resparramados, cuerpos destripados por todos lados… y finalmente, sobresaliendo en medio de todo aquel desastre, una brillante melena azabache, sosteniendo entre sus finas y delicadas manos una vara metálica, y con ella… pica con fuerza el ojo de otro hombre de cabellos azabaches, hasta atravesarle el cráneo y causar que los sesos le salgan volando por todas partes… tiemblo, cuando con un chasquido, separa de forma limpia y diligente la cabeza del resto del cuerpo, examinándola desde el otro estremo de la vara, como si fuese un cetro de poder, sólo que en vez de un reluciente diamante, éste tenía la cabeza de un hombre cuyo alarido todavía seguía haciendo eco en la habitación.


No sé qué hacer, no puedo moverme… por lo que mi amigo lo hace por mí. Extiende sus negras y bastas alas, acercándose al desconocido perfectamente conocido de enfrente, el cual extiende su brazo aún sin volverse a verme, recibiendo al cuervo como si fuesen viejos amigos. Matt suelta la vara y cuando esta se estrella contra el suelo, la cabeza de Matsuda se parte, dejando salir una enorme explosión de sesos que crean su propia obra macabra en las paredes. Me llevo la mano a la boca, tratando de suavizar el pequeño chillido que se me escapa ante la visión tan sombría, tan cruda y asquerosa que ésa acción causa en mi persona. Cuando mis ojos se deslizan de nuevo hacia el experto verdugo, éste tiene sus ojos clavados en mí muy fijamente, estudiándome con la cabeza inclinada hacia un lado… dándole un aspecto más tétrico y letal. Mis piernas tiemblan, los escalofríos se hacen con mi cuerpo y me veo forzado a rodear mi cuerpo cuando aquellos ojos están a punto de destrozarme.


Son negros, todos negros. No hay espacio para el blanco ahora, ha sido consumido por la bestia. Me fuerzo a verle una vez más, mientras siento el escozor de las lágrimas tras mis párpados pero cuando me mira… el negr ha desaparecido. El cuerva echa un graznido y Matt da un brinco, sacándoselo de encima y cayendo de sentón al suelo, mirando a su alrededor con horror.


-¡No!-chilla, cuando toca uno de los intestinos de Lidner aún en el suelo. Se pone de pie, mirando todo con pánico y yo nada más cierro los ojos… incapaz de envenenarme más con aquella visión.-Mello, ¿qué…? ¿Por qué…? ¿Dónde…?-dice en susurros apelmazados por el pánico, hasta que alza su mano y ve una pequeña cadenita colgando de ella.


-Matt…-empiezo a acercarme con cautela, con el cuervo regresando a mí lado, sobre mi hombro y soltando otros graznido.-Matt, calma…-le susurro, con mi cabeza aún dando vueltas y mi cuerpo a punto de colapsar.


Matt echa una mirada a su alrededor lentamente y luego, mira su mano donde está aquel collar. Luego de nuevo a su alrededor, luego a sus manos ensangrentadas, luego a los cuerpos, luego al collar, luego a sus ropas y finalmente vuelve la vista a un costado… donde un espejo le devuelve la visión de la realidad: Él, empapapdo de sangre y tripas de la cabeza a los pies, omo tdoo un asesino. El reflejo de un asesino sádico, frío y cruel.


El reflejo del moustro en el que se ha convertido.


-Matt…-vuelvo a repetir, queriendo atraer su atención y todavía acercándome a pasos minúsculos, inseguro de cómo proceder.-No pasa nada, ven…-intento decirle, aunque las palabras flaquean en mi boca.


Él se vuelve a verme lentamente, fijamente por un par de segundos y poco a poco su rostro pálido y en shock, se transforma en una mueca de dolor…


-¡NO!-chilla de manera horripilante, abriendo su boca a más no poder, exhalando aliento frío… como si estuviese en la nieve.


Dos finas y brillantes lágrimas se escurren a cada lado de sus mejillas, mientras que varias venas azuladas y púrpureas se extienden a lo largo de toda su nívea piel, como pequeñas raíces abriéndose paso desde su interior. Sus ojos son rodeados por dos oscuros círculos púrpuras, como hematomas y su cabello que siempre suele ser rojizo, parece perder todo rastro de vida. A su chillido friolento, se une el graznido del cuervo… volviéndose un sonido deforme, atemorizante y demasiado potente incluso para mis oídos a los cuales cubro cuando todo se vuelve más que insoportable.


Y cae.


En el momento que veo sus cabellos arañando el aire, mi cuerpo se impulsa hacia él de manera involuntaria… atrapándolo entre mis brazos justo a tiempo, viendo su expresión moustrosa de primera vena con las venas a punto de estallar, aquellos semi-círculos debajo de sus ojos y los labios azules… me estremezco y suelto dos lágrimas que van a parar a sus mejillas.


El cuervo grazna una vez más, mientras yo retiro mis dedos que se queman al contacto con su pálida piel.


Ya ha empezado.

Notas finales:

¡TAN, TAN, TAN! D:


¡OKAY! .-.


¡YA SALIÓ EL PASTEL! LOL XD Y bueno Criaturitas… ¡Matty al fin hizo “¡PUM!” babies! Nuevos personajes, gente cambiándose de bandos, el suero… ¡SALSEO EVERYWHERE! ^^ Espero, en primera qué les haya gustado y no les haya aburrido por tan largo, sé que a lo mejor hay partes qué estuvieron aburridas y cómo qué WTF?! Pero creánme: Son necesarias para qué la historia tenga más fluidez y no se sienta como un guantazo en la cara LOL XD Y con éste cap, espero haberme enmendado ya que al igual qué much@s de ustedes, yo también quedé insatisfecha con la imagen tan demasiado Ukeable qué le estaba dando al pobre Matty, he ahí la razón por la que ahora esté tan suelto… ¡Y sí que se soltó! Con ésa escenita en la ducha con Mello… ¡GRRRRR! ¬u¬ Creo qué me gusta que Matty vaya agarrando más carácter, si hay algo qué me ENCANTA es ver a Matty plantándole cara a Mello y desobedeciéndole es tan asjgghdgskdjgkdfhdk *¬* pero lo qué más me ENAMORA es cuando éstos dos por fin dejan de tirarse de los moños y hacen lo qué hacen mejor… aparte de hacer críos, obvio, qué es trabajar juntitos y bien pegaditos ¬u¬


Espero qué también les haya gustado ésa especie de pasado “oscuro” de Matty, la verdad tenía pensado hacerlo súper inocente y eso pero bueno… ¡ME ENCANTA MÁS VERLO DE NIÑO MALO! ^^ Ahora sí que Mello debería preocuparse, ya que Matty anduvo de rebelde en su juventud… ¡GRRRR! :3 Y bueno, pasando a lo del supersoldado… ¡AL FIN SABEMOS CÓMO FUNCIONA EL SUERO! Os juro qué cuando empecé con el fic, tenía la idea de que fuese un químico y eso, pero viendo tantos vídeos de Dross (¿Qué? Yo amo a Dross, él es el p*to amo u.u) y buscando información acerca de varias bacterias, tantos experimentos para tener el control mental de la gente me dijo, “¿Por qué no volver al suero una especie de enfermedad qué vuelve a la gente zombie?” y pues… esto fue lo qué salió. La verdad traté de explicar la visión que tenía en mi loca cabecita lo más claramente qué pude, pero como saben, soy un súper asco haciendo descripciones así que siéntanse libres de hacerme todas las preguntas qué quieran, yo de lo más Happy de las contesto :33 ¡Manita arriba los qué pensaron que Matsu era un niño bueno! ._./ LOL! XD Ésa fue otra de las cosas de último minuto, la verdad pensaba poner a Mello y a Matsu peleándose por cierto pelirrojito sexy, pero 1. Eso es demasiado cliché y 2. Matsuda se volvió súper rudo en el ultimo cap de la serie, así que basándome en es decidí darle ésa personalidad de chico malo :3 ¡ESTOY SÚPER NERVIOSA! Pasaron tantas cosas en el cap, espero qué en verdad les haya gustado como los personajes evolucionaron… digo, porque creo que pasé volviendo a Linda una ninja asesina y a Halle una transgénero LOL XD py a Takada una estrella porno… ¡NAH! Lo de Takada todo el mundo se lo esperaba :33 Y me disculpo si a lo mejor no hube tanto gore, sé que algunos llevan esperando su buena dosis de tripas y sangre desde hace mucho, pero estoy intentando no dejar volar demasiado a mi perturbada mente y reservarme el gore para dentro de unos caps más ¬u¬ ¡MUAJAJA! ¿Quién es la chica qué vio Mello en el vídeo? ¿Quién es M2? ¿Es verdad qué Ellie & Ramona llevan el suero en su sangre? ¿Por qué se refieren a Light cómo L KIRA? ¿El suero está en verdad activo o es otra cosa? ¿Mello al fin le dará duro contra el muro a Matty? ¡MUAJAJAJAJAJA! ¬u¬ Soy una malota…


¡EN FIN!


De nuevo quiero agradecerles por todo su apoyo, ¡LOS AMODORO A MIL! ♥________♥ En verdad, sin ustedes no sé qué haría… siéntanse libres de comentarme y dejarme sus sensuales y hermosos RW, entenderé si algunos se encuentran molestos: Yo también lo estaría si alguien a quién estimo se desaparece así por así sin decir nada… acept reclamos, muñequitos poseídos, almohadazos, tomatazos, gatos escupe fuego… ¡EN FIN! Lo qué quieran, siempre y cuando no involucre ponerme a ver vídeos de Yuya… lo siento fans de Yuya, pero simplemente su voz hace qué mi cabeza explote ._. Y cómo soy un asco haciendo descripciones, acá abajo les dejo el link del sensual baile de K-Pop qué hizo Matty & las máscaras en las que me inspiré… ¡UN BESOTOTOTOTOTOTOTOTE! ¡LOS AMO MUCHISIMO, AL INFINITO Y MÁS ALLÁ! :* De nuevo, gracias por leerme, ¡SON LOS MEJORES! ^^


→ Baile de Matt: https://www.youtube.com/watch?v=XQmpVHUi-0A


→ Máscaras: http://www.ebay.co.uk/bhp/purge-mask


(P.D1: ¿Alguien es K-Poper aquí? ¿A quién prefieren: EXO, BTS, SHINee o Súper Junior? O.O Sólo curiosidad :3ª mí me gusta SHINee y algunos de EXO me parecen bonitos O.O*)


(P.D2: Por cierto, aquí les dejo un link a mi nuevo fic, otro MXM ¡OBVIO! Si pueden pasen a leerlo y díganme si no soy la única enferma que cree que Mello puede ser un sexy soldado *¬*)


¡Un besazo! ♥


-Cheeky, la renacida :3


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).