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.~Comezón~. por lu30

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Notas del fanfic:

Hola a todos!

Ha pasado mucho tiempo, lo sé, pero poco a poco me estoy reconectando.

Y hablando de eso... me he dado cuenta que ya no hay tantos fics 2min como antes. Es decir, entro a AY y me encuentro con que la mayoría son fics de EXO, EXO everywhere!, y no me caen mal, sólo que también quiero dulce amor 2min! Por favor!

Así que me dije... es hora de empezar a trabajar con la pareja de mis amores, el 2min! Pero de pronto cometo un error y tengo que repostearlo... en fin!

Para uds un oneshot 2min!

 

Notas del capitulo:

Lean Lean!

-          Bonjour, enfants

-          Bonjour, proffesseur Lee.

Todos los niños corearon, mientras miraban con una sonrisa a su profesor favorito. El profesor de francés.

-          Hoy vamos a repasar nuestra pronunciación –se sentó en el suelo sobre la alfombra frente a sus queridos estudiantes -¿han practicado en casa?

-          Oui!

-          Très bien.

Taemin era profesor y estudiante. Por las mañanas enseñaba francés, el idioma de sus amores (que se le daba muy bien a pesar de ser coreano), y por las tardes estudiaba Cocina internacional. Vivía bien y se sentía feliz. Cada día con sus alumnos más pequeños, de apenas seis años, le daban fuerzas para seguir adelante. Sin importar los cortes con cuchillos filosos, ni las quemaduras de dedos, ni que su crème brulée todavía no se levantará perfectamente.

-          A ver Yoogun, Je m’apelle Lee Taemin, comment tu t’apelles?

-          Je m’ apelle Yoon Yoogun.

-          ¡Muy bien, Yogunnie! –acarició su mejilla y le puso un pin de ¡Buen trabajo! En su mandilito del colegio –si sigues así pronto hablarás perfectamente el francés.

-          Merci, proffeseur Lee.

-          De rien, Yogunnie – le contestó recibiendo un abrazó del pequeño niño.

Los dejó salir al recreo, y desde la puerta del salón miró como sus alumnitos jugaban a las carreras y a la pesca pesca. Estaba un poco preocupado porque hacía una semana y media que Jaehoo, uno de sus alumnos favoritos, estaba faltando al colegio. Su mamá sólo mencionó que tenía una gripe muy severa.

Había llegado a encariñarse mucho con ellos. Tanto así que incluso Minho le dijo alguna vez que empezaba a sentirse desplazado por ellos.

Como si eso fuera posible.

Había conocido a Minho hace dos años.

Cuando su amigo Kibum le consiguió trabajo en un colegio como profesor de francés, decidieron mudarse a la gran ciudad para luchar y conseguir sus sueños. Así llegaron a un edificio de departamentos. El 3D les había tocado y de vecino, nada más y nada menos que a un sexy moreno de ojos enormes que le gustaba despertarse a las 6:00 am a entrenar con la música de Nirvana. 

Así que el primer día que estuvieron en su nuevo departamentazo de lujo, y la música atronadora sonó a una hora indigna e impía, nada evitó que Key casi tumbara la puerta del vecino para decirle (gritarle) que no le jodiera la vida al mundo.

Desde entonces… desde entonces eran como perro y gato. Cuando Kibum se enteró de que eran novios fue un cataclismo, le tomó semanas adaptarse… en realidad había sido muy gracioso.

Taemin vio su reloj y cuando se fijó que era la medianoche y que Key dormía profundamente, salió despacio de su habitación para cruzar el pasillo entre los departamentos y tocar con delicadeza la puerta del vecino. No pasó ni tres segundos, cuando una mano varonil lo jaló hacia adentro, y arrinconándolo contra la pared del costado le lleno de besos. Besos y sonrisas picaronas.

-          ¿Se dio cuenta? –le preguntó mientras le levantaba de las piernas y las enrollaba en su cadera.

-          Nop –sonrió y le besó la frente –cuando Key duerme usa sus tapones anti-ruidos – y entre más risas caminaron para terminar recostados en el sillón de la sala, Taemin debajo del enormemente sexy cuerpo de Minho.

-          Tenemos que decirle –se sumergió en el cuello blanco y delicioso de Taemin – tal vez si le decimos dejará de querer arrancarme las pelotas.

-          Te equivocas –literalmente, se congelaron. Y justo entonces la luz de la sala se prendió revelando a un Key en pijama, apoyado en el marco de la puerta,  mirándolos con tal rabia que parecía tener  ganas de rebanar cabezas –todvía quiero cortarte las pelotas.

¡Pillados in fraganti! Taemin y Minho se miraron a los ojos, mientras ambos seguían medio desvestidos y recostados en el sillón. ¡Se habían olvidado de cerrar la puerta!

Key entró hecho una fiera, pero antes de coger del cuello a Minho, se levantaron asustados y el moreno se escondió tras la espalda de Taemin, quien trataba de defenderlos a ambos.

-          ¡Lo sabía! ¡Sabía que eres un enfermo desde el primer momento que te vi! –le agarró la camiseta en un puño mientras Tae le pedía que se calmara –¡y tú cállate!

-          Key, por favor, escúchame. ¡Auch! – el rubio aprovechó su distracción para darle un golpe de gato a Minho en la cara -¡Key, por favor! ¡Tranquilidad!

-          ¡Cállate poco hombre! ¡Sabiendo lo mucho que odio a este pederasta –golpe –imbécil –golpe –basura –otro golpe! ¡Y te metes con él!

-          ¡Key! – Teamin le tomó por las muñecas y le sujetó con fuerza-¡No le digas así! ¡Yo lo quiero!

Como puesto en pausa, Key dejó de forcejear y los miró atónitos con los ojos y la boca abierta. Parecía que hasta su cabello rubia se había puesto pálido.

-          ¿Qué has dicho? –susurró después de cinco segundos de silencio mortal.

-          Key omma, yo lo quiero, de verdad –le dijo haciendo un dulce puchero.

-          Y yo estoy enamorado de Tae.

 A Kibum no le quedó más remedio que aceptarlos y darles su bendición (obligada). Al menos ya no insultaba a Minho… tan seguido.

Desde eso ya había sido un año, y su relación iba viento en popa. Ese mismo día en la noche tenían una cena en el departamento de Minho para celebrar su reciente ascenso en la firma de arquitectos en la que trabajaba.

Pero antes tenía que ir a comprar lo necesario para preparar la cena.

.-*- .-*- .-*- .-*- .-*- .-*- .-*- .-*- .-*- .-*-.

Había sido brutal.

Toda la tarde se la pasó preparando crema de espinaca, filet mignon y un delicioso pie de manzana para felicitar a Minho por su ascenso. Al moreno le había encantado, y eso sólo lo había incitado para tener una sesión de sexo desenfrenado.

No es que se quejara, a veces le gustaba lo salvaje, pero Minho estuvo tan feliz que no había parado hasta darle dos increíbles orgasmos seguidos (y considerando que los hombres no tienen orgasmos múltiples, el moreno había tenido un gran mérito). Llegó un momento en que Taemin tuvo que sostener el cabecero de la cama para que éste no golpeara la pared tan violentamente.

Es ese momento descansaba de manera lánguida sobre la cama king  size de Minho. Le daba la espalda al moreno mientras él le abrazaba por detrás y le daba leves besos en los hombros.

-          Tae, ¿estás dormido? – le acarició suavemente la nuca.

-          No, pienso en mis niños –trató de rascarse la espalda pero su brazo no alcanzaba hasta ese lugar–tengo que preparar un examen.

-          ¿Y cómo van tus clases cocina? – le sobó cálidamente el abdomen, subiendo hasta uno de sus pezones.

-          Bien… el profesor… -cuando no pudo soportarlo más se revolvió bruscamente –Minho, por favor, ¿puedes rascarme la espalda?

-          ¿Eh?

-          ¡La espalda! Me ha estado picando toda la tarde, justo en la mitad y no alcanzo, ráscame por favor –entre risas, Minho le empezó a rascar la espalda con cuidado –allí, allí.

-          Taemin, ¿te has intoxicado? Tienes algunos granitos aquí –le dijo preocupado, rozando la parte baja de su espalda.

-          No creo que sea nada, tal vez una reacción alérgica ¡pero no dejes de rascarme!

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Era la segunda pastilla para la alergia que tomaba, y por más que esperaba, la picazón no cesaba. No era algo sumamente molesto, pero empezaba a sospechar que se había intoxicado. Tal vez había sido la carne del día anterior, pero de ser así Minho también hubiera mostrado síntomas, y hasta entonces él estaba bien.

-          Taemin, tienes una llamada de la mamá de Jaehoo –le avisó Sunny, la auxiliar de primaria –dice que es importante y serio.

-          Gracias, Sunny, ya voy –asustado por la urgencia, corrió a secretaría para recibir la llamada -¿Diga? ¿Señora Kim?

-          Profesor Lee, qué bueno hablar con usted, tengo algo urgente que decirle.

-          ¿Sucedió algo con Jaehoo? –preguntó preocupado.

-          Sí y no. Ha mejorado bastante de salud y lo más probable es que regrese al colegio en un par de días, pero al mismo tiempo hay un problema grave.

-          Dígame cuál.

-          Verá, el médico lo revisó ayer y me dijo que a pesar de los síntomas, lo que mi Jaehoo tiene no es gripe ni ninguna enfermedad respiratoria.

-          Pero la fiebre y…

-          Sí, lo sé –la señora suspiró entrecortadamente –le avisó aunque creo que es muy tarde. Lo que mi niño tiene es varicela.

-          ¿Qué? –y como si su cuerpo reaccionara, la picazón en su espalda se renovó con intensidad.

-          Sí, un tipo de varicela donde las ampollas salen por dentro del cuerpo.

-          Pero fue en el colegio donde se presentaron síntomas por primera vez. Eso quiere decir que…

-          Sí, puede que haya contagiado a muchos niños.

Su mente quedó en blanco. Todo calzaba, todo tenía sentido. Y lo peor de todo es que recordó que a él nunca le había dado varicela. Nunca.

-          Señora Kim, ¿cuánto demora la incubación de la varicela desde el contagio? –tenía un mal presentimiento, su sudor caía frío, pero ya se había resignado.

-          A partir del décimo día –contó mentalmente. Uno, dos, tres… pero Jaehoo había faltado exactamente desde hacía once días. ¡Pum, game over!

-          Gracias, señora Kim por avisarnos –respondió en automático –le informaré al resto de profesores.

 ¿Cómo le pudo haber sucedido aquello? Siempre había sido muy cuidadoso de no contagiarse de ninguna enfermedad. Porque no podía dejar su trabajo y sus estudios descuidados por mucho tiempo. Y si lo que sospechaba era cierto, tendría que estar en cama al menos dos semanas. ¡Dos semanas! ¿Con quién dejaría a sus niños? ¿Acaso podía…?

Su teléfono vibró en el bolsillo de su pantalón, sacándolo de sus pensamientos.

-          ¿Hola?

-          Taemin, ¿estás bien? –era Minho, tan oportuno como siempre –escucha, creo que no es intoxicación ni alergia, creo que tienes…

-          Varicela –le cortó antes de que surgieran más teorías, no sabía si a él le había dado antes –tengo varicela. Un niño del colegio trajo el virus.

-          Sí, yo también creo que es varicela –le dijo con un suspiro cansado.

-          Pero, ¿cómo lo supiste?

-          Porque a mí tampoco me dio de pequeño –ay, no.

-          Mierda.

 .-*- .-*- .-*- .-*- .-*- .-*- .-*- .-*- .-*- .-*-.

Habían pasado dos días desde el fatídico evento, y en ese momento Taemin y Minho se encontraban en pijama, sentados frente al televisor de la sala, cada uno con un tazón lleno de sopa de pollo. Y los dos parecían pequeñas uvitas, porque Key, como buena mamá, había cubierto cada una de las ampollas con violeta genciana para que redujera la picazón.

-          Tomen toda la sopa, les ayudará a distraerse y a reducir la fiebre.

Gracias a que Key ya había tenido varicela de pequeño en ese instante podía cuidarlos para que la enfermedad pasara rápido y sin problemas. Y cuando se enteró que Taemin y Minho se habían contagiado, le pidió (ordenó) al mayor que fuera a vivir a su departamento durante un tiempo, porque no tenía a nadie quien pudiera cuidarlo. En realidad le dijo:

Ya que nadie más te quiere, tendré que recogerte.

Lo primero que había hecho era ordenarles a los dos que se quitaran la ropa interior y sólo se quedaran con el pijama del pantalón. Él les había preparado sopita de pollo y una serie de mates que, para los dos enfermos, sabían asqueroso.

-          Me voy a trabajar, y recuerden que no deben rascarse –se acercó hacía la mesa de la sala y dejó sobre ella una serie de juegos junto a su laptop –distráiganse, y no salgan del departamento.

El rubio se fue, dejando antes un beso sobre la frente del menor y dirigiéndole una mirada de desprecio al mayor.

-          Key tiene un buen corazón –Taemin soplaba con cuidado su sopa para no quemarse la lengua –qué sería de nosotros sin él.

-          Lo que Key tiene es complejo de mamá. Que se compre un perro y deje de molestarnos –le dijo haciendo lo mismo.

-          ¡Minho! No digas eso, en el fondo de su corazón él te quiere.

-          Y más en el fondo sigue despreciándome –Taemin le miró enojado pero no pudo evitar reírse. Definitivamente, como perro y gato.

-          Minho, perdóname por contagiarte, por mi culpa tienes que faltarte al trabajo –Tae puso sus ojos tristes, y dejando su tazón sobre la mesita se acercó despacio a Minho –perdón hyung.

-          Ah, Tae. No te preocupes. Esto vale como mis vacaciones, y lo mejor es que podemos estar todo el día juntos.

Taemin abrazó a Minho y el moreno colocó sus manos sobre la espalda del menor. Y como era su costumbre, empezó a acariciarlo de manera sutil y cariñosa.

Pero las caricias de Minho despertaron algo oculto dentro de Taemin. Surgió de la nada, sin esperarlo, una satisfacción tan primaria y tan exquisita, que al segundo Tae lanzó un gemido ahogado. Minho había despertado la comezón, y de pronto todo su cuerpo pedía a gritos que le rasque.

-          Minho hyung… –suspiró bajito, llevando sus manos a la espalda del moreno y suavemente rascándole por encima del pijama.

-          Taemin, no debemos rascarnos –el mayor le detuvo, porque también sintió la satisfacción en las manos del castaño. Pero al momento Tae se pegó a su cuerpo abrazándolo fuertemente.

-          Key no está aquí –renovó las caricias sobre su nuca y cuero cabelludo, arrancando de Minho un gemido gutural –podemos hacerlo.

-          Pero las cicatrices… -y sin embargo, él mismo empezó a acariciar el cuerpo delgado del menor, primero lentamente.

-          No me importan… por favor… hyung.

Entonces, la cordura de Minho se destruyó. Era demasiada tentación. No podía, no quería. Se sentía tan bien su picazón saciada. Y sin pensarlo, los dos se fusionaron en un abrazo férreo, moviendo con rapidez sus manos por el cuerpo del otro.

Taemin se retorcía entre los brazos del moreno, gemía quedito junto a su oído cuando sentía cómo Minho le rascaba en la espalda, entre los hombros, en los muslos, en el pecho. Y sin pensarlo le devolvió las caricias, con entusiasmo, disfrutando cuando encontró un punto en el cuerpo de Minho tan sensible que el moreno lanzó una exclamación animal. Los hombros. Sus musculosos hombros.

-          ¡Ah! Sí, Tae… ahí… ahí –y Taemin le rascaba con ganas, mientras sentía las caricias del mayor. Se sentía tan bien, tan exquisito, que casi podía compararse con la llegada de un orgasmo.

-          Oui… oui… -Taemin gemía y se abrazaba más fuerte al cuerpo de Minho, no lo soltaba… no podía –ahí Minho, ¡ahí! ¡Oui!

-          Tae, cariño, me olvidé de… ¿¡Qué mierda están haciendo?!

Pero nadie lo escuchó, estaban tan concentrados en saciar esa necesidad tan básica que no sintieron cuando Key entraba al departamento. Ni escucharon tampoco todos los gritos que el rubio les dirigía.

Hasta que… hasta que…

-          ¡Ahh! ¡Key hyung!

En su desesperación porque ninguno de los dos le prestaba atención, Kibum corrió desesperado a la cocina, y sin pensarlo dos veces tomó la jarra de agua de la mesa, y con rabia y frustración le lanzó el agua fría al par de calentorros que estaban en la sala.

-          ¡¿Key, qué te pasa?!

-          ¡Les dije que no se rascaran! –los vio chorreando agua y cómo la violeta decolorada corría por sus pieles húmedas -¡sólo me he ido veinte minutos! ¡Veinte minutos mierda!

-          Pe-perdón, Key… no fue culpa de Tae –Minho trataba de hacerse el valiente y poner la cara por los dos–yo le dije que...

-          ¡Basta! –gritó haciendo que los dos callaran de inmediato –ustedes… me han obligado a tomar medidas desesperadas.

Taemin y Minho sólo pudieron esperar misericordia.

Media hora más tarde, Key regresó a su trabajo, confiado en que aquella vez les sería más difícil a sus pacientes el rascarse.

Les había colocado guantes de cocina en cada mano, sujetos con sendos pedazos de cinta aislante, tan grandes y tan estorbosos, que no podían nisiquiera coger la cuchara para tomar la sopa. Al menos, con ese remedio, tendrían que ser más ingeniosos la próxima vez.

Pero si en tan poco tiempo le habían dado un disgusto tan grande, ¿qué le esperaría en las dos semanas que tenían que guarder cama?

 

 

 

Notas finales:

Y qué tal quedó?

Tengo que pedirles un favor enoooorme. Necesito que me recomienden fics 2min, necesito amor 2min!! los mejores que hayan leido, por fa!

Propios, ajenos, originales, adaptaciones, antiguos, nuevos, en fin!

Pero no me recomienden los de Carito_d porque ya me los leí, ni Muñeco versión 2min porque ya lo leí 20 veces!

Espero sus reviews!

Nos leemos pronto!


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