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Dynamite por Yewooki

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Notas del fanfic:

Tenia como 15000 años sin escribir un MinKey pero hoy oyendo a SHINee mi mente dijo "ponte a escribir un MinKey >:D"

 

Notas del capitulo:

Espero les guste~

La primera vez que vio a Kibum fue una mañana fría de invierno, caminaba con porte elegante y coqueto, atrayendo las miradas de todos en aquel patio de la universidad, entonces su vista viajó a sus rellenos labios rojizos, como si hubiese colocado labial en ellos, pequeños y provocativos, fue como pudo describirlos cuando su amigo le pregunto en qué tanto pensaba.

 

Su rostro siempre altivo con aquel rictus de superioridad que lentamente comenzaba a encantar a Minho, y sus hermosos ojos, asemejaban los de un felino, fríos y llenos de magia, perfectos para perderte durante horas viéndolos, hundiéndote lentamente en ellos hasta quedar completamente a la deriva.

 

Su sonrisa tan misteriosa y oscura que la noche parecía una tontería en comparación, y en algún punto siempre que se encontraba perdido en la imagen perfecta y lejana de Kibum todo a su alrededor comenzaba a dar vueltas hasta dejarlo mareado, a punto de caer en la locura de un amor sin descubrir, un amor oculto del mundo.

 

Y es que siempre que ve la delgada figura de Kibum esperando pacientemente el mismo bus que él toma, siente que si lo toca desaparecerá como la ilusión de un oasis en el desierto, temía que si su nombre salía de sus labios Kibum se alejaría, aunque ni siquiera supiera de su existencia.

 

Se sentía atado a una perfecta y desesperante ilusión, lentamente perdiéndose más a sí mismo.

 

Era como si Kibum pudiera entrar en su cabeza y leer cada uno de sus pensamientos, burlándose cruelmente de ellos.

 

Y cada que sus ojos se topaban con la fría mirada de Kibum sentía como si su corazón explotara por la dinamita que trasmitían esos ojos oscuros y gatunos, una razón para continuar levantándose cada mañana fría, soportando la presión de ser el hijo perfecto, el mejor en su carrera, ser lo mejor para todos menos para sí mismo.

 

Entonces una fría tarde mientras se sostenía descuidadamente en el concurrido bus, sintió una pequeña y delicada mano posarse sobre la suya, su vista viajó hasta aquel rostro pálido, sintiendo como se tensaba completo, Kibum era quien tocaba su mano, justo cuando había decidido dejarlo como un amor pasajero y enfocarse en su carrera.

 

Le regaló una sonrisa tímida, ya que la gente seguía subiendo empujándolos a estar más cerca aún,  correspondió el gesto solo un segundo antes de volver su vista a la ventana donde podía observar la nieve volver a caer sobre la ciudad pintándola de nuevo de aquel blanco tan brillante, como celebrando con él aquel mínimo avance.

 

Los siguientes días, se encontró más veces de las que podía contar con Kibum, pequeñas y tímidas sonrisas eran compartidas, suaves roces al pasar cerca del otro, un casual saludo, una mirada sostenida y un sonrojo leve.

 

Era como si lentamente se estuvieran volviendo más cercanos, como si de un sueño se tratara, ¿acaso había caído en coma y al no poder despertar su mente le creaba aquella perfecta ilusión?, era como si lentamente todo comenzara a calentarse.

 

Kibum se sorprendía como Minho aun no era capaz de notar el nerviosismo que destilaba cada que se encontraban aunque fuera de lejos y solo se vieran en la distancia, tal vez era su mirada fría que tanto había practicado para llamar la atención del alto atleta.

 

Lentamente comenzó a llenar los espacios en blanco que representaban Choi Minho, en sus ratos libres lograba sonsacarle alguna cosa a su amigo Jinki quien compartía un par de clases con el castaño.

 

Tal vez debería dejar de lado su máscara perfecta y acercarse a Minho y cuestionarlo honestamente sobre que pensaba de él, fue un pensamiento, uno que lo comenzaba a atormentar en su soledad.

 

Su corazón latía tan rápido cada que se encontraba con Minho en el bus, que juraría que cualquier día estallaría, sus pensamientos bullían demasiado rápido y era peligroso, podía salírsele alguna tontería y terminaría alejando al alto.

 

Trataba duramente de contener esos suspiros que exigían salir de sus labios, controlaba casi maniacamente su respiración temblorosa, escondiendo cualquier atisbo de nerviosismo siempre que se encontraba cerca de Minho.

 

Dinamita explotando era lo que sentía Kibum cada que lograba gracias a siempre viajar a hora pico, tocar la enorme mano ajena, convirtiéndolo en un completo desastre andante, con el corazón latiendo hasta el punto de casi sentir que se asfixiaba de felicidad.

 

Y cuando le regalaba bobas sonrisas era porque no era completamente capaz de ocultar su corazón que comenzaba a arder ante todo lo que Minho lograba despertar en él con solo verlo.

 

Para Minho era suficiente, si no le decía a Kibum que si salían terminaría perdiéndose a sí mismo por completo y era lo único que no se podía permitir, quería gritarle algo como, “¡Hey tú, te amo!”

 

Su inconsciente le gritaba que lentamente comenzaba a derretir a Kibum por dentro con su carisma, con su luz tan especial y brillante, encegueciéndolo.

 

Comenzaba la cuenta regresiva, antes de navidad lo invitaría a salir y parecía que el tiempo estaba a su favor, había comenzado a nevar y ambos estaban solos dentro del elevador para salir de la biblioteca.

 

-Me preguntaba- habló lo mas calmadamente se pudo atrayendo de inmediato la atención del rubio- ¿Qué harás mañana por la tarde? - y ahí estaba, descubriendo su amor, su ser entero, se lo estaba poniendo en bandeja de plata.

 

El corazón de Kibum estaba a punto de salírsele del pecho, se aferró a la ilusión que le estaba dando Minho, y dejándose llevar por sus impulsos se puso de puntas y chocó sus labios contra los ajenos, sintiendo por primera vez el cielo.

 

Las manos de Minho se aferraron a su pequeña cintura, pegándolo a su cuerpo fornido, dejando libre todos sus sentimientos, los cuales comenzaron a danzar a su alrededor como si fueran figuras de colores diversos y extraños.

 

-Iremos al cine- dijo cuando se separó del menor- y después me llevaras a cenar y al día siguiente iremos al parque de diversiones.

 

Kibum le estaba exigiendo que se centrara solo en él y no era como si aquello le molestara, a pesar de que su cabeza fuera en ese momento un caos total de cosas, con una única cosa estable, Kibum.

 

- Solo no seas como todos los chicos- pidió bajito perdiéndose en los grandes ojos del alto.

 

-No te preocupes, jamás seré como el resto de los chicos- le dijo destilando confianza- no llores Kibum- dijo secándole un par de lágrimas que habían escapado de sus hermosos ojos-nunca te cambiare por nada del mundo.

 

Y Minho cumplió su promesa, siempre fue Kibum el único que encendió la dinamita en su corazón.

Notas finales:

Gracias por leer~!

No olviden dejar un review~!!!


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