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Vuelve por Azuraki

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Notas del fanfic:

Bueno, he aquí Azuraki ha regresado y esta vez con un nuevo fanfic. Me fue inevitable no querer escribir una historia de esta pareja que me tiene tan conmovida, Mello x Near. He leído muchos fics de ellos dos y simplemente me enamoraron.

 Dos autoras me han inspiraron para poder escribir esta historia que espero con ansias que les pueda gustar a los lectores. Probablemente si las autoras que mencioné leyeran esto se darán cuenta que hablo de ellas.

En fin, esta historia será un tanto trágica. Basada un poco en la serie con varios cambios en ella. Pronto entenderán a que me refiero con eso.

 

Notas del capitulo:

Los personajes de Death Note no me pertenecen.

Advertencias: Posible OoC alrededor de toda la historia. Pero no se preocupen, todo eso tiene una explicación lógica. Lo sabrán a medida que vaya actualizando los capítulos.

Aclaraciones:

“En comillas y cursiva, son los pensamientos o recuerdos de los protagonistas”

En negrita son los diálogos

Texto normal

Enjoy it!

Capitulo 1

Mello era un chico de once años, que se lo destacaba por ser uno de los niños más inteligentes del orfanato Wammy’s House para superdotados, increíble para alguien de su edad. Así como todo chico normal, él tenía sus pros y sus contras. A pesar de ser alguien con buen uso de la mente, a veces se dejaba llevar por sus impulsos y emociones. Era de carácter fuerte, impaciente y arrogante. Pero después de todo, era una buena persona, aunque no todos dijesen lo mismo, puesto que, Mello no era de socializar con todo el orfanato, se conformaba con tener a su mejor amigo, Matt. Quien era el único que lo “soportaba”, mas cuando al rubio se le daban esos malos ratos de enojo.

Por otra parte, se encontraba Near. Un niño de nueve años, cuya personalidad era compleja y bastante fría. No se juntaba con ningún niño del orfanato, no porque él no quisiera; sino porque los demás niños no se atrevían a hablarle. ¿Por qué? Por el simple hecho de que Near era serio y siempre se lo veía solo. Queda de mas mencionar que él formaba parte de los niños más inteligentes de Wammy`s House. Sus calificaciones eran  altas. Sorprendente para un niño de nueve años.

Near llevaba consigo un fiel pensamiento “Tener amistades, dificulta las posibilidades de concentrarse y del éxito”. Se aferraba a esa reflexión para amortiguar la soledad…

Las preguntas que todos se hacían cada que lo veían siempre fueron las mismas “¿Sera por eso que tiene buenas notas, porqué esta solo? Qué triste”.

Pero la realidad era otra. A pesar del aspecto frio y desolado de Near, él no era malo. Muy en el fondo, él quería tener amistades, contradiciendo toda su creencia de que las posibilidades de concentrarse bajen, él quería ser como los demás, pues, no  tenía amigos porque nadie se dio la oportunidad de conocerlo. Él era una buena persona. Pero nadie lo sabía, juzgaban al libro por su portada y no por su contenido. Es por eso que el albino terminó por acostumbrarse a la soledad.

Pero toda esa soledad cambió una mañana, mientras todos los niños jugaban en el enorme patio. Mientras Near jugaba con sus juguetes, como era de costumbre. Normalmente se lo veía con un robot a mano, era su juguete favorito. Pues, podría manipularlo a su gusto.

La mañana pasaba y el albino seguía sentado en el medio del enorme pasillo, jugando. Su vista dejo de centrarse en la del juguete cuando se encontró con el movimiento de unos largos risos dorados que no dejaban de bailar en el aire. Por alguna razón le llamó la atención el hecho de que un varón llevase cabello tan largo y bien cuidado. No quitó la mirada de encima hasta perder el rastro de aquel chico que cruzaba el pasillo mientras comía una barra de chocolate.

— ¿Qué?

Su vista se posó con los ojos zafiro del rubio. Lo estaba mirando detenidamente e intrigado. Por su parte, Near solo lo observaba incrédulo ante la pregunta del mayor. Solo lo estaba mirando cruzar, ¿Tenia eso algo de malo?

— ¿Qué de qué? — Respondió el albino con indiferencia. Al poco tiempo, notó al rubio acercarse hacia él. Su sexto sentido le advertía, peligro.

— ¿Estas burlándote de mí? — Cuestionó Mello mientras enfocaba toda su atención ante el albino. Su mirada era desafiante, pero no lograba intimidar al menor. Nada lo hacía después de todo.

— ¿Por qué debería? — Volvió a preguntar Near de la misma forma que antes.

—No respondas mi pregunta con otra— La paciencia del rubio comenzaba a desaparecer por completo de su ser. Estaría apunto de golpear al albino, pues le molestaba la forma en que le respondía las cosas. No solo porque ni siquiera las respondía, sino que de su voz emanaba sarcasmo.

—Simplemente estaba observándote cruzar el pasillo ¿Hay algo de malo en ello?

—Pues no lo hagas— Dijo Mello mientras se daba la vuelta para regresar camino al patio. Pero una voz lo detuvo.

— ¿Por qué? — El menor lo estaba cuestionando una vez más. El rubio había dado por terminada la conversación pero al parece no lo había captado, o simplemente estaba jugando con él.

Mello permaneció callado por un tiempo, controlando sus impulsos de rabia acumulada. No le agradaban tantas preguntas, mucho menos de un desconocido que lo observaba sin descaro. Esa mañana no estaba de buen humor, y cualquier cosa que se le interponga seria victima de su ira.

—Porque no— Contestó Mello. Pero esta vez no siguió su camino. Se quedó esperando respuesta del menor, esperando un “Esta bien” así poder irse triunfante. Pero las cosas no siempre le salían como querían.

— Esa no es una respuesta lógica, Mello— Near tomó un mechón de su cabello y comenzó a enroscar su dedo en el mismo. Era una costumbre hacerlo, siempre lo hacía cada que necesitaba concentrarse o relajarse.

El aludido se sorprendió que ese mocoso que  estaba sacándolo de sus casillas le hablara con tanta confianza. Él jamás le habló, no sabía nada sobre él. Pero no iba a quedarse de brazos cruzados. Ese mocoso lo estaba desafiando y posiblemente burlándose de él. Eso jamás lo permitiría, antes muerto que dejarse burlar.

Por parte de Near, se estaba divirtiendo. Ver la expresión de Mello era gracioso para él. Le  contradecía por diversión, le respondía porque le divertía y a la vez le causaba intriga la persona de Mello. Anteriormente, Near había oído hablar del rubio. Sabía que era inteligente y que tenía mal carácter. Lo último dicho lo acababa de confirmar mientras le hablaba.

No le importaba recibir una paliza por parte del rubio, pero estaba aburrido de jugar con sus juguetes. Manipular la mente de una persona le resultaba más divertido, podría hacerlo hasta que se aburra y volver a los juguetes. Pero lo cierto era que, detrás de la diversión, del manipulo, estaban las ganas de conocer al rubio. Pues fue el primero que le dirigió la mirada y la palabra, y eso aumentó más las ganas y la intriga de saber cómo era.

—No me vengas con esas idioteces— Replicó el rubio acercándose nuevamente ante el menor con intenciones de golpearlo.

Por dentro Near reía, pues Mello iba y venía. Pero cuando este se acercó, lo vio con una expresión sínica y siniestra desde arriba. El albino estaba sentado en el suelo, con una pierna contra su pecho, como siempre, y solo lo observó incrédulo ante la reacción y acción del mayor. Esto hizo que Mello se enfureciera mas, puesto que le hacía creer que le estaban tomando el pelo.

— ¿Te enoja que te observe? — Hizo una breve pausa —Creo que exager…

— ¡Cállate! — Lo interrumpió el mayor con un grito, obligándolo a callarse. Lo siguiente que ocurrió fue que este lo tomase del cuello del “pijama” que llevaba el menor, alzarlo y llevarlo contra la pared. Una vez más, Mello se dejaba caer ante sus impulsos. — ¿Acaso te crees superior?

Algo que le molestaba a Mello eran las personas presumidas que se creían más que otras. Que hablan con tanta seguridad mientras contradicen a otra. Y más le molestaba el hecho de que le estaban haciendo eso ahora mismo.

—Yo no me creo superior que nadie, Mello— Respondió Near, ignorando por completo la agresión del rubio. Por suerte no llegó a lastimarlo, simplemente lo estaba intimidando. Pero Near no se inmutaba ante la acción, y seguía con su “juego”.

Pero esa reacción del menor  era la causante de tanta rabia, odiaba que le contradigan. Mello estaba a punto de darle una paliza. Pero no pudo, algo en él le decía que no. Simplemente se quedó viendo esos grises ojos que no dejaban de verlo. Pasó un breve tiempo de silencio y luego soltó al albino, dejándolo caer en el suelo, sin importarle si se lastimaba o no.

 Procedió su camino hacia el patio. Pero en cuanto se dio la vuelta, notó que el robot del mocoso estaba en el suelo. Molesto, pateó el juguete, haciendo que este chocase contra la pared con fuerza. Después de todo estaba en su camino.

Dio unos cuantos pasos al frente y se detuvo cuando escuchó movimiento detrás de él. Volteó una vez más para saber qué era lo que ocasionaba ese sonido, Mello era un poco curioso de vez en cuando.

Se encontró con la triste imagen del albino de rodillas ante el juguete que yacía en el suelo. ¿Por qué “triste” imagen? Porque cuando lo vio, pudo notar tristeza en sus ojos. Le sorprendió un poco verlo así, después de todo, creyó que era como una piedra; ya que ni se inmutaba ante las agresiones del rubio.

Pudo ver que el brazo del robot estaba en el otro extremo del pasillo. Había volado del tronco del juguete cuando lo pateó. Ya entendía la expresión del menor. Aun así, no fue culpa de él que se haya roto el juguete. El albino lo había provocado innecesariamente. Como resultado de ello, amputaron al juguete.

Media vuelta. Siguió con su camino al patio. Pero mientras más se alejaba del pasillo, mas sentía un peso en su espalda.

¿Culpa?

 No… claro que no. Mello jamás sentiría culpa, lo que ocurrió fue a causa del fantasma que lo provocó, simple. Pero no sentía culpa, al contrario, debía sentirse superior…

 

El día había pasado bastante rápido para su gusto. Solo se quedo reposando arriba de un árbol mientras comía una de sus tantas barras de chocolate.

Volvió a cruzar por el pasillo para dirigirse al dormitorio que compartía con Matt. Se maldijo así mismo porque debía volver a ver a Near. Pero cuando lo hizo, el chico ya no estaba allí. Suspiró aliviado, no tenía que volver a soportar verlo.

Sus pies chocaron con algo de plástico. Bajó la mirada para luego encontrarse con el robot de Near en el suelo. Aun sin su brazo izquierdo. Le sorprendió el hecho de que seguía en el mismo lugar de antes. El descarado ni siquiera lo había guardado en su lugar.

Inspeccionó el juguete desde arriba para luego sentir ese peso nuevamente en su espalda. Pero esta vez venía acompañado con dolor de cuello. Definitivamente le estaban jugando una mala pasada.

Chasqueó la lengua. Acomplejado, miró a su alrededor para ver si alguien lo veía levantar el robot y el pequeño brazo que no estaba muy lejos. Mello no tenía idea de lo que estaba haciendo, su cuerpo se movía solo y ni siquiera había analizado las cosas. Simplemente tomó el juguete y se lo llevó consigo. Algo tenía planeado hacer después de todo.

Entró como si nada a su habitación con el juguete roto a mano. Como siempre, se encontró con la imagen de su compañero jugando a los videojuegos. Probablemente estuvo así todo el día, normal de Matt.

El rubio se dirigió hacia su cama y se recostó en ella. Inspeccionaba cada extremo del robot y luego, la imagen de aquel chico volvió a su mente… Esos ojos grises que lo miraban detenidamente a los ojos, sin siquiera un rastro de emoción. Era la primera vez que hacían contacto visual y verbal.

Pasó un gran rato de pensar en Near y en las tonterías que hizo. Admitió que probablemente no estuvo bien derribar su juguete, pero es que tenia la rabia encima. Tenía que desahogarse de alguna forma, sino ya lo hubiera golpeado. Eso era peor.

—Oye, Matt— Llamó al pelirrojo con intensiones de hacerle unas cuantas preguntas — ¿Sabes algo de ese tal Near?

— ¿Near? — Puso pausa su videojuego y volteó dudoso a ver a Mello. Pues, le sorprendió que el rubio este preguntando por alguien, y aun más, preguntando por Near. —Bueno, solo sé que tiene nueve años. Nunca he hablado con él, de hecho, nadie lo ha hecho. Dicen que tiene una cierta adicción hacia los juguetes. Ya que se lo ve siempre con el mismo robot entre otros juguetes. Él es el único que usa esa gran caja de juguetes que se encuentra en el tercer pasillo. Ah, casi lo olvido, él es súper inteligente. Pero bastante serio.

Las palabras de Matt prevalecieron en la mente del rubio. “nueve años” ¡Era solo un niño! Casi se golpea así mismo por haber actuado de esa forma ante un niño. Es decir, un niñato logró sacarlo de sus casillas. Pero no solo eso, Mello sintió vergüenza de sus acciones. Lo que hizo fue algo totalmente fuera de lugar. Bueno, no del todo. Ese niño se la había buscado. Aun así… No pudo evitar sentirse un poco mal e inmaduro.

Chasqueó la lengua ante sus pensamientos y volvió a dirigir su mirada al robot. Según lo que decía Matt, siempre jugaba con el mismo robot. Quiere decir que el que Mello tenia era el único robot que Near usaba, quiere decir que Mello rompió el único robot de Near.

Culpa.

Matt volvió a sus juegos en cuanto notó que Mello dejo de prestarle atención.

Por otra parte, el rubio estaba pensativo recostado en su cama. Miró el enorme reloj que estaba en el medio de la pared del dormitorio, aun no era tarde. Entonces, se levantó de la cama y salió de su habitación, con intenciones de remediar lo que había causado. ¿Cómo? Ya lo averiguaría pronto. Solo tenía que mover un poco sus fichas y todo arreglado…

No dejaba de sentirse extraño por lo que estaba por hacer. Normalmente debía importarle un cuerno ese tipo de cosas, pero ahora había una excepción.

 

A la mañana siguiente, todo sería como cualquier día normal. Mello se levantaba temprano siempre, al igual que Matt. Puesto que los sonidos de los videojuegos lo despertaban enseguida. Pero no le molestaba, después de todo, era como su despertador.

El rubio bajo tranquilamente por las escaleras, pretendía volver a cruzar el pasillo hacia el patio. Pero esta vez con otras intenciones, ver al albino que había invadido su mente toda la noche.

Dio la vuelta a la esquina y se encontró con el rostro sereno de Near. Sentado como era de costumbre y jugando con unos pocos dados. Algo que Mello se preguntaba era el porqué Near jugaba en el pasillo, donde transcurría gente. Posiblemente porque era un niño, flaco y debilucho que le costaba mover la enorme caja de juguetes solo. El rubio no pudo evitar reír ante sus pensamientos.

En cuanto llego a estar en frente de Near, se percató de que este ya lo estaba observando desde abajo. Eso incomodo un poco al rubio y rápidamente se agachó para estar al nivel del menor. Luego, Mello extendió su brazo para entregarle el robot al albino.

Near estaba sorprendido de lo que veía. El robot estaba intacto, su brazo estaba en el pequeño cuerpo de plástico del juguete. Estaba como nuevo. Pero no solo fue eso lo que le sorprendió, el hecho de que Mello le estaba entregando el robot que el mismo había rotó era bastante sorprendente. Después de la agresión del día anterior…

El menor sostuvo el juguete en sus manos y lo observó de arriba hacia abajo, del costado al otro. Buscando alguna falla o algo por el estilo. Pero no, estaba completamente intacto.

—Sí, sí. De nada— Dijo Mello mientras se ponía de pie, con voz arrogante.

Near lo vio levantarse y volvió a dirigir su mirada al juguete que volvía a estar en sus manos. Volvió a mirar al rubio que esperaba respuesta por parte de él.

—Gracias, Mello— Dijo Near con una voz suave. Dio una muy pequeña sonrisa, que si no la veían con una lupa no sabrían si estaba sonriendo. Pero Mello pudo distinguirla y supo que Near le estaba entregando una cálida y, posiblemente, sincera sonrisa.

Quedó perplejo ante la expresión del menor. Pudo sentir algo extraño muy dentro de él, pero decidió ignorarlo e irse de allí. Ya le había entregado el juguete reparado, ahora estaba libre de la supuesta culpa que sentía.

Caminó hacia el otro pasillo que lo llevaría hacia la escalera de los dormitorios. Volteó una vez más antes de perder de vista al albino. “¿Por qué tan solitario?” Fue lo único que pensó y luego siguió con su camino.

Notas finales:

Me alegra que hayan podido llegar hasta aquí abajo, en verdad.

¿Qué les pareció? Por favor, serian de gran ayuda y consuelo que dejaran sus comentarios respecto al capítulo. Ya sean positivos o negativos, dudas o sugerencias, con gusto las leeré y responderé.

Trataré de actualizar pronto el siguiente capítulo. Solo queda agradecer por leer, ¡Muchas gracias!

Sayonara~


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