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Love in the Circus. por luky_luze

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Notas del capitulo:

¿Que onda con mis titulos profundos? -.- plz :/

Etto... Hello chicos

Bueeeno, he estado un poquitin ocupada entre escuela, trabajos, flojera, presentaciones, maquetas... cofcofficssinterminarcofcof y bueno... hasta penas ahora logro subir aqui, gracias por la paciencia. Pero creo que compenso esta larga ausencia con algo que MUCHAS personas habian esperado...

Sin mas que decir...

A leer!!

Gracias a la luz del sol que se filtraba de entre las cortinas del remolque comenzó a abrir los ojos. No tenía muchos recuerdos de lo que pasó la noche anterior. Estaba en blanco. Pestañeo varias veces para quitarse el sueño que aun tenia, después comenzó a afinar su oído para acostumbrarse a lo que eran los sonidos de un nuevo despertar en Paris. Lo primero que escucho fue el sonido de la radio encendida, y una canción de la más común se dejó escuchar por toda la habitación, aunque si ponía un poco de atención… describía perfectamente lo que pasaba con él y su pareja.

-¿Qué haces despierto? Aún es temprano- la voz del rubio le trajo a la realidad.

-Se me fue el sueño- le respondió, frunciendo un poco las cejas –sigue durmiendo si quieres- agrego, alejándose un poco del otro. Se enojó un poco al ver que el rubio no le dejaba levantarse de la cama.

-No te déjate ir, no al menos hasta que me digas que todo está bien entre nosotros Yukio- le respondió, sin intención alguna de soltar al otro.

-Si no lo estuviera ¿crees que te hubiera dejado tocarme sin que te pusieras condón?- espeto, frunciendo el ceño y después se cruzó de brazos. En un movimiento sorpresivo se encontraba ahora recostado en la cama y encima de él estaba Kise viéndole analíticamente, aunque con una sonrisa feliz en el rostro.

-…No te vayas nunca de mi lado, quédate…- repitió la frase inicial de la canción que se escuchaba en esos momentos, sin apartar la mirada del peli negro –nunca voy a dejarte ir…- siguió, ahora besando los labios del pasmado Kasamatsu que aún no creía lo que había escuchado –si tu estas cerca de mí, todo el mundo me parece fácil, ni un minuto más quiero pasar… sin ti- agrego, recargando su cabeza en el hombro del peli negro que comenzó a llorar por recordar cómo habían llegado hasta aquí, en ese momento, en ese sentimiento.

La luz de tantos flashes lo estaba mareando, es mas ya le estaba doliendo la cabeza por estar en ese tipo de lugares. Chasqueo la lengua enojado, siempre le han incomodado estar en ese tipo de agencias y pasarelas.

Le hacían ver a Kise como algo que nunca podrá tener, algo infinito, inalcanzable, algo que nunca iba a poder tener en la vida por más que se esforzara en conseguirlo. Suspiro.

Eso ya lo sabía, lo tenía tan bien contemplado que por eso en un momento de todo el tiempo que han pasado juntos quiso terminarlo, sentía que sería lo mejor para él y para el infantil modelo, pero… ver al rubio sonreír como idiota cada vez que le besaba de manera sorpresiva, o cuando se esforzaba para cumplir sus expectativas respecto al trabajo o cuando le decía “te amo…” cada vez que hacían el amor. Eran sus impedimentos para no romper el corazón del menor. Y eran sus motivos para que tampoco se arrancara el suyo.

-Kise-san es el mejor…- escucho cuchichiar a una de las maquillistas del rubio con su estilista.

-Lo sé, es tan genial, no importa lo que hagan los modelos que haya en Paris, siendo hombre o mujer nunca alcanzaran a Kise-san, él es único- agrego, viendo embalsamadas al rubio que en ese momento estaba siendo fotografiado por varios fotógrafos de diversas revistas de talla internacional.

-¿Supiste que está saliendo con otro hombre?- le pregunto la maquillista a la otra la cual negó ante lo que había dicho –según se no es de este medio, es alguien común y corriente, no tiene ni idea con quien esta- agrego, con un tono de voz envidioso y celoso,

-Quien sea, nunca va a estar a la talla de Kise-san. Nadie que no sepa lo importante que es esto para el merece que este a su lado. Alguien sin chiste alguno no tiene derecho a fijarse en alguien tan deslumbrante y genial como lo es Kise-san- continuo la otra chica, igual o más celosa que la otra.

El corazón de Yukio se paralizo con esas palabras. Él ya sabía que nunca iba a estar a la talla de Ryota, esas chicas tenían razón en lo que dijeron, el nunca podría estar con alguien tan deslumbrante, atractivo y genial como lo era el rubio para todos los demás que no fueran él y sus amigos en Teiko, pero… se aferraba a las palabras que el menor siempre le ha dicho, a sus muestras de amor, de cariño, se aferraba a el hecho de que era amado como ninguna otra persona que estaba en la tierra.

Dolía saber que estaba aferrado a una fantasía, pero dolía mas saber que esa fantasía era tan real para el como para el otro. Sin poderlo controlar más, las lágrimas que tanto tiempo se ha encargado de ocultar para los demás salieron de lo más profundo de sí. De su corazón roto.

Aun con el poco orgullo que tenía, pidió a una de las asistentes de la sesión un bolígrafo y un papel, viendo con dolor al rubio que faltaba poco para que terminara su participación en aquella pasarela, y como si le estuvieran arrancando un pedazo de su alma escribió lo que desde el principio tuvo que haber sido la relación entre él y el modelo.

-¿Po-podrían, podrían entregarle este papel a Kise cuando termine su pasarela? Por favor- pidió a las compañeras de trabajo del rubio, luchando con las lágrimas que trataban de salir de sus ojos.

-Por supuesto- contesto la estilista, un poco confundida por la actitud del amigo del modelo, tomo el papel que el peli negro les daba y vio que este daba la vuelta hacia la salida de emergencia del recinto. Después de unos minutos, el trabajo del rubio ya había acabado por fin.

Podría pasar el resto de lo que quedaba su estancia en Paris junto con su novio. Más satisfacción y alegría no podía experimentar. Lejos por un tiempo de los lugares que estresaban a Kasamatsu, lejos de la farándula, lejos de todo ser viviente cerca de ellos, solo su Yukio y el.

-Kise-san- la voz de su compañera lo distrajo de sus pensamientos –su amigo dejo esta nota para usted- ¿un mensaje de Yukio? Podía haber esperado a que terminara su sesión para decirle con sus propias palabras lo que fuera que fuese. Tomo el papel que la chica le estaba dando, lo abrió y aquella sonrisa que tenía hace unos segundos se borró al leer aquello.

Sin despedirse, sin hacer caso a lo que los demás le dijeran, incluso ignorando a su representante y a sus jefes salió disparado de ahí como alma que se la llevaba el diablo, no podía ser cierto, tenía que encontrarlo y aclararlo todo.

Terminamos.

Caminaba sin rumbo fijo por las calles de Paris ¿A dónde iría? Teiko no era una opción, podría estarlo esperando y lo que menos quería era enfrentarle, no después de que escribiera aquello. Las lágrimas seguían saliendo de sus ojos, no podía ser tan miserable su existencia. Siguió llorando como niño desamparado hasta que llego a un pequeño parque. Se sentó en los columpios infantiles y después dejo que su corazón se desahogara hasta que quedara afónico, lloro como nunca lo había hecho en su vida. Hace mucho que no se había sentido tan solo como estaba en esos momentos. Deseo nunca haberse enamorado tan perdidamente de Kise Ryota.

-Yukio- levanto el rostro al ver que el rubio estaba frente suyo, respirando con dificultad y notablemente serio, demasiado para el gusto del otro -¿Por qué quieres terminar conmigo?- demando el menor, acercándose al otro que por reflejo se levantó del columpio y camino unos pasos lejos del otro. Era le primera vez que veía el aura seria y molesta del infantil y dramático modelo.

-Es lo mejor- exclamo en un susurro el mayor, sin ver al modelo que no esperaba eso.

-¡No digas estupideces!- le grito el menor, tomándole bruscamente de los hombros -¿Qué hice? ¿Por qué quieres romper conmigo? ¿En qué me equivoque? Voy a arreglarlo, pero no termines conmigo- le bombardeo con preguntas y palabras de un corazón destrozado. Deseando que solo fuera una broma de mal gusto del otro.

-Es por el bien de los dos- continuo el peli negro, aun con la mirada en el suelo –sabía que esto no estaba bien desde el principio. Eres demasiado para mí, no te merezco. No estoy a tu talla, mucho menos a tu altura- siguió, viendo ahora los ojos del otro –me voy- se zafo del agarre del menor, y se fue de aquel parque, si seguía ahí no podría dejarlo ir.

No ahora.

-Yukio…- ignoro el llamado del otro, continúo con su camino lejos del rubio. El rubio salió de tras de él, siguiéndole a pasos apresurados, nunca lo dejaría irse, no a él.

-No voy a permitir esto, no te dejare ir. Compréndelo senpai, eres mío, siempre lo has sido, apréndetelo, eres mío y nuca dejare ir lo que me pertenece- exclamo, esperando a que el otro se detuviera un momento para continuar con interrogatorio. El peli negro no quería escuchar nada, ni su corazón ni las palabras que el menor había dicho. Por más que odiara admitirlo, tenía razón, siempre le ha pertenecido, desde el momento en que acepto ser su pareja, en el momento en el que se dieron su primer beso, en el momento en el que hicieron el amor por primera vez.

-Senpai…- llamo alarmado el rubio, el peli negro estaba caminando sin ver el camino, tampoco vio que el semáforo peatonal estaba en rojo y aun así no tenía intención de detenerse. El mayor no vio que un camión de carga estaba a poco de atropellarle.

-¡¡YUKIOOO…!!-

Un grito, un empujón y un derrapón fue lo que escucho antes de verse rodeado por los brazos del modelo que le abrazaban con temor, preocupación y nerviosismo. Un camión… un camión estuvo a punto de atropellarle sino hubiera sido por Kise que se había abalanzado sobre el para salvarle la vida y ahora se aferraba a él con miedo de perderle.

-¡Fíjate antes de cruzar la calle! ¡IDIOTA!- le reprocho el modelo dándole un golpe en la cabeza, como aquellos que él le daba cuando se equivocaba en algo, con lágrimas en los ojos se aferró a su figura –y de repente me llegaste tú, me has llenado el corazón de vida. No voy a dejarte ir, quédate- susurro a su oído, no podía dejarle ir, no después de tantas cosas que habían pasado juntos, no podía echarlo a la basura todo, no así, no sin una explicación.

El peli negro se aferró al otro, apretó la camisa del menor en un intento de parar de llorar. Al diablo su orgullo, al lado del rubio se le iba de las manos. Lloro en el pecho del menor, buscando aquel calor que siempre le decía que todo siempre iba a salir bien, no importaba lo que sucediera después, necesitaba sentirse protegido, amado, y eso solo lo lograba estando en los brazos del otro.

-Te amo, Yukio- beso la frente del mayor tan luego esas palabras salieron de sus labios, lo amaba más que su propia vida y no se resignaba a una vida sin el otro, simplemente no podía vivir sin él, sin su calor, sin sus golpes, sin su ira sin sentido, sin sus besos, si su cuerpo a la hora de la intimidad, sin nada de él la vida que tenía no lo seria sino fuera por Kasamatsu.

-Yo también te amo, Ryota- le respondió, aun con lágrimas rodando por sus mejillas. Cerro los ojos al percatarse que los labios del menor estaban sobre los suyos en un tierno beso, se dejaron llevar por esa hermosa sensación hasta que el oxígeno se les acabara de los pulmones. Después de ese ósculo, vinieron más pero con mayor intensidad, mayor erotismo, mayor necesidad de pertenecerle al otro. Se amaban, los ojos de ambos lo reflejaban, tan maravilloso sentimiento es el amor que lograba unir dos almas a reencontrarse en la vida, para nunca soltarse.

-¿Por qué lo hiciste? Sabías que mis sentimientos por ti eran más fuertes que cualquier otra cosa en el mundo y ahora quieres terminar conmigo. No lo entiendo Yukio- hablo el modelo, recargado sobre el pecho desnudo del mayor que le acariciaba su cabello después de haber hecho el amor la noche anterior y esa mañana.

-Intenta ponerte en mi lugar. Ser una persona común y corriente que lo único que hace para ganarse la vida es trabajar en un circo. No tiene familia, ni un lugar estable, además de que no es atractivo, no al menos para la mayoría de la gente. Que es pareja de un súper modelo de talla internacional, infantil, dramático e inmaduro que además de trabajar de eso también trabaja en un circo, y que tiene el mundo a sus pies… ¿Cómo te sentirías si todas las personas que conocen a tu pareja te consideran un don nadie? ¿Por qué alguien quisiera estar con alguien como yo?- expuso el mayor, frunciendo un poco las cejas, por razones como esas es por las que no asistía a pasarelas, sesiones fotografías, entrevistas que involucraran al rubio. Demasiado desprecio ya había sufrido como para que gente que no conocía le dijeran sus verdades.

-Porque eres tú, Yukio…- llamo la atención del otro –yo te amo, así seas un asesino serial lo seguiré haciendo, a mí no me importa lo que digan los demás, tú lo eres todo para mí. No tengo porque darle gusto a las personas, yo escojo con quien estar, a quien amar, a quien hacerle el amor. Tu eres único, no solo por tu carácter y espíritu de lucha, lo eres porque a pesar de que sabes que no soy el chico común y corriente que siempre quise ser, estas a mi lado porque me amas por mí mismo, no por lo que tengo, no por lo que soy ni por lo que represento para el mundo- continuo, besando los labios del mayor –además… en tu interior se está desarrollando mi hijo. Un hijo tuyo y mío. Los demás se pueden ir al infierno, no me importa pero ustedes no. No pienso dejarlos ir, no a ti Yukio- completo, abrazando al peli negro que se avergonzó por sus palabras.

-¿Cómo puedes estar tan seguro de que estoy embarazado?-

-Lo se Yukio, algo en tus ojos me lo dicen. Tienen un brillo diferente- contesto, seguro de sí mismo.

-I-idiota- exclamo sonrojado el peli negro.

“Quisiera esperar a una niña, alguien parecida a Ryota” pensó para sí mismo, sonrojándose por sus reflexiones. “Pero sería lindo…” –una sonrisa se dibujó en su rostro. Quien sabe… quizá después de lo de anoche les diera la noticia a los de Teiko que esta embarazado “Igual que Kuroko… supongo” –convencido de que el ilusionista estaría embarazado del tigre, después de todo ese tiempo de abstinencia sexual, hasta el mismo lo hubiera hecho. Lo tenían tan mal acostumbrado de que no podía hacer algo sino estaba el peli rojo junto del fantasma. Eso era amor… demasiado en su opinión.

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-Bueno… si lo ves de una manera analítica, podrías llegar a la conclusión de que ambos son tan iguales y tan distintos a la vez…- murmuro el peli negro, verificando la cocción de la lasaña que estaba preparando, mientras que el castaño le ayudaba preparando una ensalada de frutas.

-¿Qué quiere decir con eso, Nijimura-san?- pregunto Furi confundido. Desde que habían llegado a la residencia Nijimura ambos, él y el emperador fueron separados por los respectivos esposos. De un momento a otro comenzaron a hablar de sus gustos y preferencias, además de que ambos lograban comprenderse bien, casi como Shuzo y Akashi. Y de un momento a otro, el mayor había sacado el tema sobre los puntos fuertes de su esposo y su amigo y como estos difieren en algunos asuntos.

-Llámame Shun. Shuzo me ha hablado así desde que lo conocí- pidió amablemente el azabache –ambos son de carácter fuerte, por no decir estricta pero… esa es una de sus virtudes, no me dejaras mentir- el castaño asintió dándole la razón –Shuzo el…- hizo una pausa y suspiro –cuando nos conocimos no fue de una manera agradable, ni siquiera algo que los dos planeaba tener- continuo, recargándose con cuidado en la loseta de su cocina mientras acariciaba su vientre de casi seis meses y medio –fui contratado por el padre de Shuzo cuando su enfermedad empeoro. No podía estar al pendiente de sus negocios, mucho menos estar al pendiente de su único hijo y del circo que este ahora era líder- agrego, viendo con una mirada tranquila al de ojos chocolates. Furihata pidió que continuara.

-Supongo que Nijimura-sama nunca supo de su existencia hasta que llego aquí- el azabache asintió -¿entonces cómo fue que…?- -Para cuando Shuzo llego a Paris, su padre me había tomado cariño. Más cariño que el que le ha tenido a algún otro de sus empleados- explico, perdiéndose en su recuerdo –nuestra relación los primeros días fue tediosa por no decir estresante. Él estaba convencido de que estaba con su padre por su dinero y el poder que tiene aquí y en Japón, mientras que yo trataba de convencerle que no era cierto. Pero por motivos que hasta ahora desconozco, dijo todo eso por alguna experiencia en Teiko- siguió, suspirando con resignación. Las cosas no cambian… –en resumen, fui despedido varias veces por el por esos motivos pero al otro día era recontratado por su padre. Esas semanas fueron entretenidas- se rio, las ocurrencias de un hombre tan desconfiado como Nijimura.

-¿Alguna vez llego a creer en las palabras que le decía su esposo?- el otro negó.

-Yo fui contratado para ofrecer mis servicios a quien los necesite. En primer lugar soy enfermero antes que nada, mi deber es ayudar y cuidar a los demás, independientemente de quien sea, el presidente, la reina de Inglaterra o hasta el mismísimo presidente de las compañías Nijimura de Japón. Eso fue lo que le dije a Shuzo de manera firme y sincera. A mí nunca me ha interesado el dinero, ni lo que pude sacar o no al padre de mi esposo. Lo único que quería era que el que hasta entonces era mi jefe se recuperada exitosamente- expuso firmemente, sin titubear porque esa era la verdad, al contrario de lo que el peli negro pensara de él.

-No fue fácil estar en aquella situación…- dedujo el castaño, pensando en cómo pudieran haber pasado las cosas entre ellos dos.

-En realidad…- una sonrisa divertida se dibujó en su rostro -el inicio de nuestra relación fue… inesperada- Furi no entendió mucho, así que pidió que se explicara –me acosté con Shuzo antes de que fuera mi novio, es más antes de que me llegara a considerar un amigo y empleado de su padre- murmuro levemente sonrojado pero sin quitar su sonrisa del rostro.

-…- el castaño se encontraba en estado de shock… no se esperaba eso. No sabía cómo reaccionar.

-No me arrepiento de nada- continuo, ahora viendo a Furi que estaba igual de sonrojado que el –creo que… de manera inconsciente sabíamos que uno estaba enamorado del otro, aun sin que nos diéramos cuenta. La primera vez que nos tocamos, una descarga eléctrica recorrió nuestros cuerpos, y una infinita ansiedad de pertenecerle al otro nos embargó enseguida- siguió, con un brillo en sus ojos –supe que Shuzo era el indicado para mí, no solo porque cuando me hace el amor es una bestia indomable, tan posesivo y apasionado pero a la vez dulce y cariñoso, no solo porque es inteligente y rico además de que tiene una carrera por delante. Sino que… a la mañana siguiente no solo desperté entre sus brazos y acostado en su pecho. Eso no tiene nada que ver… sino que sus ojos me dijeron todo lo que él no era capaz de decirme por lo que habíamos hecho y por nuestros antecedentes. Me amaba, me ama como el primer día. Y yo lo amo tanto como él nos ama a nosotros- agrego, ahora viendo seriamente al castaño mientras acariciaba su vientre. Era la hora del interrogatorio.

-¿Tú no sentiste eso cuando conociste a Akashi-san, Furihata?- pregunto, viendo minuciosamente al otro que se apeno por aquella pregunta.

-Bu-bueno…- tartamudeo el castaño –cuando llegue a Teiko llegue sin conocer a nadie, nunca había estado lejos de casa tanto tiempo- continuo, perdiéndose en sus recuerdos –la primera vez que hable con Akashi-san me sentí completamente inferior a él, él era… es una gran persona, y un líder nato por naturaleza. Defiende aquel que lo necesita- aquello lo dijo con una sonrisa en su rostro –tiene un aura elegante, difícilmente alguien pude corregirle o siquiera oponerse a sus órdenes- agrego –no supe en que momento me enamore de él. Ni siquiera se con exactitud en que momento Akashi-san se enamoró de mi-

-¿Por qué lo dices?- cuestiono el esposo de Nijimura.

-No lo sé- respondió dudoso –es que… haciendo comparaciones él es un líder, no tiene pelos en la lengua, es recto y educado. Es un jefe al que hay que tenerle respeto. No le tiene miedo a nada, a pesar de que esta solo en el mundo no se rinde y muestra una hermosa sonrisa cuando está feliz o alegre- un pequeño sonrojo apareció en sus mejillas –es… perfecto. Mientras que yo… yo-

-Eres imperfecto- a completo el peli negro, viendo con ojos maternos al castaño –si te das cuenta, has descrito cada una de las cualidades que tú por desgracia no tienes- continuo, reflexionando un momento lo que iba a decir –y es por eso que Akashi-san se enamoró de ti. Eres una persona buena, amable y de buen corazón, cualidades y virtudes que a Seijuuro como Shuzo les cuesta expresar a los demás, mientras que tú lo haces de una manera tan… tan natural y espontánea que por eso cuando te ve, cuando habla contigo, está cerca de ti muestra una faceta que está estrictamente protegida por él. Muestra la debilidad y los temores que a todo ser humano le causan miedo- agrego, acercándose al de ojos chocolates, para después tomarlo de los hombros y verle de manera segura –no tengas miedo de lo que pase después. Shuzo me dice que es la primera vez después de tantos años que no veía a Akashi con un particular brillo en sus ojos. Creo que todo eso se debe a que tu estas en su vida, Furi- comento, desordenando el cabello del castaño de manera maternal, después de todo es el esposo del ex líder del Circo Teiko, y como tal tiene que preocuparse por los actuales empleados del amigo de Shuzo.

A pesar de que estaba en contra de mentirle de esa manera a Kouki. No iba a interferir, pero… costaba no contar la verdad a alguien que a pulsos se la fue ganando.

-¿En qué piensas?- pregunto el emperador, sacando de sus recuerdos a Furi. Los dos ya estaban de regreso a Teiko, había sido un largo día, ni se diga de aquella noche. No es que fuera incomodo el que estuvieran en una cena con el temible Nijimura Shuzo como lo describían los demás, sino que… por alguna razón sentía que el ambiente estaba tenso entre los esposos y el peli rojo. Algo que no lograba comprender del todo.

-Seijuuro…- llamo inseguro el castaño, deteniendo su caminata de la mano del emperador por las calles de Paris. Aquello llamo la atención del otro, era la primera vez que Kouki se portaba de manera seria ante el – ¿sucedió algo entre Nijimura-sama y su esposo contigo?- pregunto, bastante confundido. Era difícil de explicar, aquel ambiente era denso, pero no es que fuera incomodo, era como si se tratara de una reunión importante, -dejando de lado el que se trataba de saber cómo estaba Teiko en estos momentos- sentía que se había perdido de algo importante y que eso involucraba a Akashi.

-No- respondió seguro de sí mismo el peli rojo -¿Por qué lo preguntas, Kouki?- inquirió el emperador, acercándose al castaño que le veía directo a los ojos, como si tratara de asegurarse de que le estaba hablando con la verdad.

-Es que durante la cena, el ambiente estaba tenso entre los tres…- explico el veterinario –era como si me hubiera perdido de algo importante- agrego, viendo a los ojos desiguales del otro.

-Lo único importante aquí es que…- contesto el peli rojo, jalando al castaño hasta que su cintura se vio envuelta por los brazos del emperador -…quiero que formes parte de mi vida, Kouki, más de lo que ya lo eres- aseguro, acariciando una de las mejillas del sonrosado castaño, ya era casi media noche pero eso no justificaba que el emperador podía hacer lo que quisiera por las calles ¿o sí?

El castaño se sentía en las nubes, era como un sueño, uno del que nunca quisiera despertar jamás en su vida. El emperador le veía con infinita intensidad, casi impaciente y deseoso de hacer algo. Tembló un poco al sentir la cálida respiración del otro rozando sus labios, aun con su mano sobre su mejilla que estaba seguro que estaba roja por la pena que sentía ahora. Decidido, dio el primer paso y termino con la distancia que dividían los labios ajenos de los suyos, ambos envueltos en un tierno primer beso que el castaño decidió dar al emperador que se había sorprendido por la naciente iniciativa, tenía que poner aquello a su favor, además de que no podía permitir que el castaño tomara la delantera.

Con un poco de ansiedad y desesperación que no eran comunes en el emperador, empujo sin ser brusco al castaño al poste de luz que estaba más cercano aun sin superar sus labios de los ajenos. Tanto tiempo lo había anhelado, lo había deseado con todas sus fuerzas y ahora… ahora se estaba volviendo realidad, una de que quisiera jamás se desvaneciera. Sonrió para sus adentros al ver que Kouki intentaba corresponderle, pero le era imposible con la maestría con la que Seijuuro devoraba con hambre sus labios, nunca se había sentido de esa manera pero… nunca era tarde para una nueva experiencia.

Se separaron unos segundos para tratar de obtener un poco de oxígeno, pero sin apartar los ojos del contrario, ambos estaban agitados, deseosos, necesitados de volver a unir sus labios. El peli rojo capto la ansiedad que los ojos de Kouki reflejaban, así que sin pensarlo volvió a besarle pero esta vez con más paciencia, disfrutando del sabor ajeno. El castaño enredo sus dedos en los cabellos fuego del emperador, poco le importaba que alguien pasara a esas horas por las calles, lo único que quería era estar con Akashi de esa manera o de otra, la que fuera pero a su lado.

-Se mío- demando sin pena alguna en sus palabras, abrazando al castaño dejando que recuperara el aire perdido, recargando su cabeza en el hombro izquierdo de Furi –pertenéceme haciéndote el amor, Kouki. Obligare que tu cuerpo solo responda a mis carisias, a mis besos, a mi tacto. Seré tu dueño como tú eres el mío desde el momento en el que nos conocimos- pidió, erizando los cabellos de la nuca del castaño con su agitada respiración, así como estaba la del chihuahua.

-Yo soy tuyo, Seijuuro- respondió seguro de sus palabras el castaño, acariciando con cariño los cabellos del otro –se mío como yo lo soy de ti- agrego, sin apartar la mirada de aquellos fríos pero con un brillo diferente ojos desiguales. Cerro los ojos solo para dejarse llevar por la maravillosa sensación de los labios ajenos en los suyos, iniciando un nuevo ósculo, uno donde se decían tanto sin palabras, sin gestos, solo sentimientos mutuos. Siendo los únicos testigos de aquella confesión las calles desiertas de Paris y a las estrellas brillantes e inalcanzables de aquel cielo tan infinito y magnifico escenario de una nueva historia de amor.

*********************************

Una mañana más había llegado a Teiko, una llena de esperanzas, fortalezas y promesas nuevas y renovadas que los integrantes del circo estaban deseosos y ansiosos por cumplir. El primero en despertar fue Midorima, algo raro dado que normalmente era de los últimos en llegar pero que siempre cumplía con sus respectivas obligaciones dentro de su trabajo. Por motivos que aún desconoce, Akashi –actual líder de Teiko- no estaba ahí, mucho menos el veterinario, encargado de la salud y cuidado del león del emperador tampoco se encontraba. Se suponía que tuvieron que haber regresado anoche de la cena con Nijimura y estar listos para una nueva jornada… se supone.

Gruño por lo bajo mientras se acomodaba los lentes. No debías ser muy listo para no darte cuenta de lo que esos dos estuvieron haciendo para que no llegaran si quiera a dormir. Inconscientemente un sonrojo apareció en su rostro, el solo imaginar lo que su mejor amigo le hubiera hecho a el castaño le daba escalofríos, hasta cierto punto pánico.

“Creo que por hoy estoy a cargo…” pensó un momento y después suspiro con resignación. Después se las cobraría al emperador. Busco su objeto de la suerte del día y salío con pasos firmes y elegantes de su remolque, siguiendo las indicaciones de Oha-san y siguiendo al pie de la letra lo que la dama de los horóscopos decía.

Mas nunca espero que le pidiera algo tan… personal, mucho menos que lo mostrara durante todo el dia.

-Buenos días…- saludo el peli verde, llegando ya al comedor mientras veía a Kagami ir a la cocina preparar el desayuno como todos los días.

-Bu-buenos días Midorima- contesto nervioso el peli rojo, estaba tenso y a leguas se notaba que trataba de ocultar algo pero ¿de qué se trataba?

-¿Te pasa algo?- pregunto desinteresadamente, poco le importaba lo que pasara con el tigre pero no era común ver tan nervioso y tenso al menor.

-N-no, e-estoy bien, no t-te preocupes- contesto, tratando de tranquilizarse, si seguía así iba a morir de un infarto o peor por las tijeras vengadoras de Akashi. Hablando de maniáticos bipolares… -¿has visto a Akashi?- pregunto, notablemente esperanzado.

-No- respondió seco el médico –no llego a dormir, y se llevó a Furihata consigo- agrego, de nuevo acomodándose los lentes –seré por hoy el que esté a cargo. Así que te pido que no hagas ninguna estupidez como los demás si quieren seguir vivos- aconsejo, no era bueno amenazando pero su amigo era todo lo contrario.

-O-okey- respondió, yéndose a esconder a la cocina más tranquilo, no es que le diera miedo Midorima o su amenaza por decirle algo a Akashi, sino lo contrario, entre más estuviera ahí no podría seguir ocultando la verdad. “Maldito Aomine, te matare”- pensó, sino fuera por culpa del moreno y sus metidas de pata podría disfrutar su vida en paz con Kuroko.

Pero no… al señor se le ocurrió embarazar a una prostituta francesa un año atrás y ahora el imbécil tenía un bebé no reconocido del que hacerse cargo “solo espero que los exámenes salgan positivos, le ayudaría a sentar cabeza al idiota” esperaba que fuera verdad lo del bebé “aunque Sakurai no tiene la culpa. ¡Ay Aomine! Como te encanta hacer de tu vida un maldito papalote” se quejó, tratando de no pensar tanto en asuntos que a él no le correspondían. Solo esperaba que el moreno no acabara de regarla, porque no tendría otra oportunidad en esta vida.

Después de eso el desayuno paso tranquilo… bueno quitando las miradas asesinas que el peli verde se lanzaba con el rubio con tendencia por las piñas. Uno lo hacía por posesividad, el otro lo hacía solo para molestar al médico y jugar un poco con el antes de que se fuera, lo malo del asunto era que Takao estaba entre esos dos en una situación incómoda. No era el único, también Himuro lo estaba, dado que Franco no dejaba de apuñalar sin piedad alguna con la mirada al titán que estaba con el ceño fruncido con una infinitas ganas de aplastar al otro. Su consuelo era que los gemelos no se daban cuenta de eso –quería creer- porque si no, no sabría cómo explicarles lo que estaba pasando con su tío y Mura-chin como los niños se referían a los otros dos.

-¿Dónde está Renzo-san, Ichinose-san?- pregunto con toda la intención de romper la tensión entre esos seis antes de que alguien asesinara a alguien. Además… no había visto en lo que va del día al peli blanco, aquello le parecía raro.

-¿Eh?- pregunto desconcertado el ojo rubí –en su departamento…supongo- no del todo convencido de sus palabras. No había visto a Renzo desde que llego, lo que le parecía raro, no solía desaparecerse tanto tiempo, mucho menos suponiendo que le encontró después de tanto tiempo.

-Sinceramente, me da cierta curiosidad aquel amigo tuyo Franco, me gustaría saber cómo perdió el ojo- exclamo Imayoshi, cruzado de brazos mientras apoyaba al peli celeste.

-No lo perdió- contesto el rubio –tiene una cicatriz que le atraviesa el ojo. No le gusta que nadie la vea- agrego, sintiendo una infinita necesidad de saber cómo fue que se hizo esa cicatriz.

-Para que se cubra el ojo con un parche, quiere decir que le lastimaron o se lastimo con algo que fuera capaz de cortarle- razono la castaña, pensando una manera para que terminara lastimado de esa magnitud.

-No me gustaría saber en que estuvo metido antes de que te encontrara, Ichinose- agrego Hyuga, viendo al ojo rubí de manera interesada.

-Vamos, vamos, no saquen conclusiones antes de tiempo- pidió calmadamente Tatsuya –estoy seguro que Franco sabe más sobre esto que nosotros- expuso seguro de sus palabras, después de todo es uno de sus amigos del que estaban hablando en primer lugar.

-En realidad…- no sabía si decirlo o no pero ya había abierto la boca –desde hace mucho que no sabía nada de él… hasta ahora- continuo, las personas cambian, más si dejas de verle por un largo tiempo –llegue aquí cuando tenía 22 años y ya desde antes había dejado de saber de el- agrego, mas confundido por aquel sentimiento de abandono y melancolía que le producía cada que veía al ojo azul, además de que le parecía extraño que soñara de esa manera con él. Era raro… “Además… hasta donde recuerdo él iba a casarse con su prometida ¿no? ¿Qué está haciendo aquí entonces?” no entendía nada.

-¿No te da curiosidad que paso todos estos años con su vida?- pregunto el médico, entrando por fin a la conversación.

-Creo que si ¿no? Después de todo fue una persona importante para ti en su momento- agrego Takao.

-Debes de admitir que tiene un gran parecido con Tatsu-chan, si no lo conociéramos, pensaríamos que se trata de su hermano perdido- acoto Momoi, viendo analíticamente al mencionado, buscando alguna diferencia entre los dos, pero no hallando ninguna por ahora.

-No lo sé…- estaba en un dilema, después de todo estaban hablando de su mejor amigo y el que su mente jugara así con sus recuerdos no significaba como si fueran importantes. Es más… entre más pensaba sobre el asunto, más miedo tenia al saber por qué el repentino alejamiento del peli blanco con él desde antes de que el llegara a Teiko.

-Muro-chin- llamo el pequeño Yuki al azabache -¿podemos ir por chocolates en la tarde? Quiero chocolate- pidió, haciendo un pequeño puchero con sus labios.

-Yo también quiero dulces- apoyo su hermano mayor la idea, quería tantos dulces hasta que se le doliera su pancita por tanto azúcar consumida.

-Iré con ustedes- afirmo Murasakibara, logrando que todos los que estaban ahí lo vieran fijamente, casi no logrando entender el porqué de sus acciones. Pero también logrando que los gemelos le vieran con entusiasmo, eso quería decir que se divertirían como nunca en su corta vida.

-En tus sueños…- respondió tajante el ojo rubí, fulminando con la mirada al más alto. No podía pedir que fuera con sus hijos ¿cierto? Tatsuya no lo permitiría.

-Tranquilo Franco, está bien- pidió despacio el acróbata –estaré con los niños todo el tiempo, no tienes de que preocuparte- agrego, tratando de sonreír confiado. Mientras estuviera con sus pequeños el titán no haría nada para tratar de acercársele.

Si, un nuevo día había nacido, lleno de aventuras, desventuras, intrigas y desconfianzas. Ni que decir de inesperadas e insípidas verdades. Habrá más de un corazón roto, uno desilusionado y otro más lastimado pero eso… es otra historia. Historia que sus protagonistas contaran como uno suceso más de su vida.

¿Quién dijo que en el amor todo iba a ser sencillo?

Hay que sufrir para vivir y hay que llorar para después reír sin límite alguno. En esta guerra solo podía un vencedor, y para eso tienes que ganar las batallas que se te presenten para obtener lo que deseas y ser el ganador absoluto. Si no hay dolor… no hay una vida para vivir ni una lucha que ganar y estos chicos lo verán cada uno con sus situaciones y vivencias, pero las superarían juntos como siempre lo han estado.

Notas finales:

Gracias por leer :D

Cuando escribir la parte AkaFuri grite internamente KYAAAA!! ya se los debia, y creo que me gusto como quedo el besito *3* ustedes que dicen?? quieren lemon??

Yo se que si, lo veo en sus ojos, lo deseeean 7u7

Quiza en el otro cap haya, lo sigo pensando xD!

¿Alguien lloro conmigo por mi Yukio? ¿nadie? Okey... creo que fui la unica u.u Kise es un poco pesado y a veces infantil, pero cuando se trata de su senpai se transforma hasta convertirse en un loco enamorado y preocupado. Amo tanto a estos dos, son tan lindos *w*

¿Que paso con Ahomine y su bebé? ¿es cierto que es padre de un niño no reconocido? ¿como se enterara de la verdad? ¿Como reaccionara Ryo? Esto lo sabran en el proximo capitulo nwn

Nos estamos viendo mina!

Abrazo de osito panda -los amo- /._./

Luky

Posdata posdatosa xD! la "cancion" en la primera parte se llama Cualquier forma de amor y es de Los Claxons, amo esas frases *w*


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