¿Alguna vez se han sentido felices completamente? ¿Crees que la felicidad completa exista? Pues ellos dos estuvieron a punto de conocer y vivir una felicidad completa.
Takatsuki Shinobu, 19 años, Estudiante en la Universidad Tôdai en Tokio, pareja del profesor Miyagi Yô. Hace casi un año que Shinobu se había mudado al mismo edificio que Miyagi, todo iba perfectamente y así era como marcharían las cosas por los siguientes días y semanas, como estudiante él era perfecto, siempre sacaba buenas calificaciones y era estudiante en la mejor universidad de Japón; para Miyagi las cosas no eran tan diferentes, le iba bien en su trabajo y no hace mucho había recibido un aumento en su salario, debido a que todo marchaba demasiado bien para ambos Miyagi decidió preparar algo especial para Shinobu, por supuesto que él no olvidaría que hace prácticamente un año que ese pequeño terrorista se había ido a vivir al apartamento continuo al suyo, aparte ¿Porqué no darle algo especial si él es tan buen estudiante? Pero la razón más importante es que él lo ama demasiado y sin nada más que pensar llamó a Shinobu.
-¿Diga?
-Shinobu-chin qué bueno que contestas.
- Oh! Miyagi! Eres tú, pensé que era mi padre estoy esperando una llamada de él.
-Descuida, solo llamo para decirte que hoy te espero en mi departamento a las 8 pm.
-¿Enserio? Está bien ahí estaré, de todos modos tengo algo importante que decirte.
-Perfecto, nos vemos en la noche- y en un susurro le dijo- te quiero Shinobu.
Shinobu estaba sonrojado, no sabía si había escuchado bien o mal, después de todo apenas había alcanzado a oir.
Así ambos dejaron que su día siguiera normalmente, pero con la ilusión de poder verse esa noche y pasar aunque sea un pequeño momento juntos como lo que eran, una pareja.
Él al salir del trabajo se fue inmediatamente a su departamento para preparar todo para cuando ese pequeño terrorista llegara, y este pequeño terrorista al salir de la escuela se fue directamente al departamento de su pareja, realmente le emocionaba verlo, anhelaba verlo, estaba realmente enamorado y también estaba convencido de que habían nacido para estar juntos muy independientemente de la gran diferencia de edad que existía entre ellos dos, al menos para el ese no era problema y Miyagi trabajaba para que ese no se convirtiera en un impedimento para estar junto a Shinobu porque estaba seguro que quería pasar con él lo quedaba de sus vidas. Sí tan solo supiera que ese tiempo sería tan corto, sí alguien le hubiera advertido sobre el tiempo, el no hubiera accedido a la propuesta de aquella noche, pues él hubiera hecho lo que sea por ese pequeño al que tanto quería, todo por protegerlo.
Aquella noche Shinobu llegó al departamento de Miyagi y el ya lo esperaba todo en ese departamento parecía perfecto, todo estaba en un excelente orden y en la mesa había comida la cual a simple vista se veía que era deliciosa, Miyagi lo recibió con una sonrisa la cual logró dejar embelesado a Shinobu.
-Has llegado Shinobu, toma asiento, déjame ir por las bebidas y en un momento estoy contigo.
- Miyagi ¿tu preparaste toda esta comida?
-No, yo no soy tan bueno en la cocina, la pedí a domicilio.
-Si querías que viniera a cenar entonces hubieras esperado a que yo llegara y así yo podría haber hecho la cena.
-Este…mmm… yo te dije que hoy era especial así que por hoy no cocinarías la cena como sueles hacerlo- el amaba a Shinobu pero al parecer su estomago no amaba la comida que el pequeño preparaba, así que para no pasar por eso pidió comida a domicilio.
Una vez Miyagi hubo legado con las bebidas comenzaron a cenar, platicaban de cosas banales, sin sentido, varios temas, pero precisamente pequeñas cosas que parecían insignificantes como esa era lo que los mantenía juntos, una vez hubieron terminado de cenar. Miyagi se fue hacia la cocina y de regreso traía un pequeño pastel con él. Shinobu quedó sorprendido y a la vez con una duda.
-¿Por qué el paste Miyagi?
- Porque hace un año que tu llegaste a invadir mi vida al venirte a vivir al mismo edificio y piso que yo, porque eres especial para mí.- y le dio un tierno y ligero toque en la nariz de este que lo escuchaba y miraba emocionado.
-¡Te amo tanto! No tengo palabras para decir lo que siento en este momento. Te amo.
-Lo sé pequeño, lo sé, También te amo.- Le susurro al oído.
Y sin pensarlo aquel pequeño inocente se lanzó a los brazos tan anhelados de la persona que amaba y al igual que varias veces tomó una vez más la iniciativa y comenzó con un beso que conforme pasaba el tiempo se iba tornando más intenso, pero a la vez delicado y cargado del amor que ambos se tenían, el pastel quedó en el olvido tal vez lo degustarían al amanecer, todo pasaba tan rápido y lento al mismo tiempo, solo existían ellos dos y nadie más, estaban tan ensimismados en aquel beso que no se dieron cuenta del momento en que llegaron a la habitación del mayor, todo auguraba que pasarían otra noche llena de amor y pasión como otras tantas, pero pasó algo inimaginable, Shinobu detuvo toda acción y alejó a Miyagi de él, tenía algo sumamente importante que decirle.
-No podemos continuar sin antes decirte lo que tengo que decir.
-Dime Shinobu-chin ¿qué es eso tan importante como para que tú te quieras detener?
-Miyagi tonto…veras, como decirlo… hace unos días hable con mi padre y al parecer percibió que salgo con alguien y… yo…
-¡Espera! Dime ¿No le habrás dicho sobre lo nuestro o sí?
- ¡No! Yo jamás haría algo así sin consultarte primero, pero lo que le dije fue algo a medias, le tuve que decir mi inclinación sexual, inesperadamente lo tomó bien, al estar hablando sobre eso, le dije sobre la persona que me gusta.- agachó la cabeza pues estaba sonrojado y a la vez con miedo a la reacción de Miyagi.- antes de que grites y te alteres déjame decirte que no se enojó, por supuesto tampoco se puso feliz, es más creo que sospecha algo y me dijo que quería hablar contigo.
-¡Que voy a hacer! ¡Es el fin de mí empleo y carrera! Esto no me puede estar pasando.
- Vamos no te pongas así solo habla con él, te aseguro que no está enojado, por favor.
-Como quieres que haga algo así, Yo te quiero mucho pero siento que esto es demasiado.
Shinobu estaba al borde del llanto, tal vez el no era suficiente para Miyagi y por lo tanto jamás arriesgaría tanto por él, y con las lagrimas a punto de salirse hizo un ultimo intento.
-Por favor habla con el…te juro que haré todo lo posible porque no te perjudique en algo…por favor, por favor, por favor, tal vez si lo haces podríamos estar jusntos sin ocultarnos de nadie…por favor, yo te amo demasiado.- y rompió con un llanto silencioso.
-Está bien… lo haré solo por ti, porque tú eres capaz de derribar todos mis miedos, porque por ti arriesgaría mi vida, porque no me gusta verte llorar y lo más importante es porque te amo.
Lo abrazó y seco sus lagrimas, no le gustaba verlo llorar, esa noche ya no culminaron lo que tenían planeado, no hicieron el amor de la forma que todos conocen, fue una forma distinta de hacerlo, y es que simplemente durmieron abrazados el no del otro, sin soltarse, aferrándose con fuerza, amándose a través de un abrazo cargado del más puro amor que se tenían.
Y así pasaron los días y dos semanas más en las cuales su cariño había crecido aun más, al fin había llegado el día en que Miyagi hablaría con el padre de Shinobu, su jefe y el que alguna vez fuera su suegro, Shinobu a escondidas de Miyagi había contado todo a su padre, le había explicado todo y este pareció entender pues lo único que le dijo fue: “Sí tu eres feliz no puedo hacer nada” como se lo tomaría su hermana ni él lo sabía.
Al parecer nada tendría que Salir mal y es que así era, el sol brillaba, no hacia viento y el cielo estaba completamente despejado dejando ver su tan hermoso color azul, se supone que ese día Seria perfecto; Miyagi y Shinobu se quedarían de ver en un parque que estaba a 20 min de la casa del padre de Shinobu, era sábado y ambos tenían actividades hasta el medio día por lo cual se citaron a la 1 pm, todo parecía ir perfecto, nada impediría que después de ese día pudieran estar juntos libremente, pero la vida a veces no tiene planeado las cosas como notros lo imaginamos, el destino no es como creemos que está escrito y planeado o tal vez cuando el destino se descuida un poco por accidente nos coloca en el lugar y hora equivocados.
Ya era hora en tan solo unos minutos se vería con él y todo sería perfecto, acababa de cruzar aquella avenida estaba a punto de llegar al lugar de encuentro, cuando a sus espaldas escuchó un grito, se giró y era el saludándolo desde lejos con una gran sonrisa, decidió esperarlo en aquel lado, solo 90 segundos, unos cuantos metros y podrían empezar con lo planeado, los 90 segundos culminaron y dio paso a multitud de gente que cruzaría por ahí; a aproximadamente 2 km se acababa de dar un asalto y el asaltante huía a toda velocidad en el vehículo y cuando él iba cruzando aquel coche también cruzaba por donde el caminaba.
Sus ojos no podían creer lo que había pasado, fue tan rápido, tan increíble, simplemente no aceptaba lo que acababa de pasar, su vida se iba, su todo, su pequeño terrorista perdía la vida por algo de lo que no era culpable, lo último que escucho fue “te amo” “se feliz yo siempre estaré ahí para ti” y señaló su corazón “busca la felicidad”.
La vida no lo dejó vivir más, se fue, estaba en el lugar equivocado a la hora equivocada, simplemente eso, no pudo amar más a pesar de que aun tenia tanto que mostrar, lo amaba tanto, creo que es hora de irme, le haré una visita, iré a ver a mi pequeño terrorista.
Tomó las flores y salió de su departamento.
FIN