HOLA
La vida gira en torno de eventos que no creemos que pueden pasar, como hacer cosas que nos llevan a vivir los momentos más felices de nuestra vida. El más inesperado y feliz que vivimos es encontrar el amor de nuestra vida en el momento menos indicado. Muchos no se dan cuenta que al encontrar esa persona ese sentimiento que nace en ti es el sentimiento que tu alma experimenta al encontrar a su gemelo, ese sentimiento no se siente diario, no se siente siempre, pero sabes que nunca lo sentirás con nadie más.
Es como un brinco que quiere tener tu cuerpo, no es de miedo, es de entusiasmo que siente tu alma que quiere llegar a su contraparte, que quiere sentirse con ella, juntos como siempre deben estar.
No llegas a esa persona en ese momento, ¡¿porque?! Pues piensa, no lo conozco, no se quien sea, no sé qué quiera o ni si quiera piensas acercarte, pero nunca es tarde para empezar a hablar.
Ese sentimiento nuevo te desconcentra y no sabes cómo empezar a hablar, y muchas veces lo empiezas a hacer con la frase menos indicada. Esa primera frase que sale de tus labios al estar enfrente, o bueno viendo a su espalda, es lo que marca tu vida.
-¡Hola!- ¡Ja! sí que más puede hacer tu alma que digas si estas frente a esa persona que está haciendo a tu alma volverse loca.
-Hola- “¡¿Qué?!” grita tu corazón “Esa es la voz de un ángel, déspota pero sigue siendo un ángel” tu solo puedes sonreír. Esa mirada de asombro al ver tu sonrisa, “¿Quién relaciona así por un hola déspota, seco y sin gusto de saludarte?” pues como no con esa facha de descuidado y perdido.
Que sonrisa tan boba de un tonto enamorado, pero ese tonto ya cautivo a ese joven alto, guapo e infantil.
Si esta es la historia de cómo se conocieron Harry Potter y Draco Malfoy, dos jóvenes destinados a estar juntos y sufrir para alcanzar la felicidad pura.
Harry solo podía sonreír por haberlo escuchado, comprobar que tiene una voz angelical como lo refleja su imagen en el espejo. Draco solo se puede sorprender, que raro espécimen sonriendo ante su cortante saludo, nadie es digno de hablar con él y menos ese pobre niño que lo observa.
-Mi nombre es Harry- Sonríe más, se siente bien hablando, antes de entrar a esa tienda se encontraba perturbado, asustado y maravillado por el nuevo mundo que está conociendo, ese mundo mágico que tiene tanto que darle y que le está ofreciendo el más hermoso escenario, un joven atractivo pero infantil que está moviendo su alma.
-El mío es Draco, Draco Malfoy- Contesto desde ese pequeño banquito en donde marcaban la hermosa capa que portaba. –Y dime Harry tienes apellido- Contesto un poco más interesado en ese pequeño espécimen que no se movía de la entrada, ni le quitaba la vista de encima.
Sonrojado por ese pequeño detalle que olvido ante su presentación sonrió apenado – Ja, disculpa, soy Potter, Harry Potter- aclaro viendo un poco hacia el suelo, no dándose cuenta cuando el rubio saco un poco los ojos por la impresión, “ese pequeño niño es el famoso Harry Potter, que suerte” pensó, bajándose del banco se acercó a él y extendió su mano –Mucho gusto Harry, ¿qué te trae por aquí?, ¿preparándote para Hogwarts?, claro si recibiste tu carta- Lo interrogo, dándose cuenta de los detalles de esa linda cara, linda y muy tierna ya que ese sonrojo no se borraba, “que criatura más interesante”.
-Sí, apenas en la mañana recibí mi carta…, dice que necesito una capa… no sé cómo es esto- Contestaba, dándose cuenta que estaba un poco más pequeño que su interesante ángel, y Draco viendo un poco hacia abajo ese rebelde cabello, pero cuando termino su explicación lo volteo a ver a los ojos, y ¡zaz! Ese choque entre plata y esmeralda fue lo único que necesitaron para darse cuenta que algo pasaba, el alma de Harry ya lo sabía, pero la de Draco apenas lo estaba procesando, “que es eso, que ojos tan bellos, ¿qué es esto que siento?, por dios es Harry Potter, sé que vida a tenido este pobre, pero que está haciendo con mi interior” preguntaba en sus adentros, “no sé qué siento, pero quiero averiguar porque lo siento” pensaron los dos, soltando una sonrisa de complicidad al mismo tiempo, esta historia se empieza a escribir.