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Let's Pretend We're Not in Love. por Ecto

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Notas del capitulo:

Mil gracias por los follows y favoritos que tiene esta historia. Me alegro que este gustando. :) Recuerden dejar comentarios con sus dudas o sugerencias para mas adelante. Y no olviden seguirme en las redes sociales puestas en la bio.

Un saludo y un abrazo.


Sail around the world and tell them all to keep singing it.
la la la la la la
All we needs a harmony and we'll convince the world to sing.
la la la la la la
Throw your arms around someone (throw your arms around someone)
Maybe spread a little love.
I know it sounds a little dumb (or maybe I'm a little drunk)
But all we need is some ice cream and a hug.

-Shut up and Smile- Bowling For Soup.

Kazama despertó con dolor de cabeza y de espalda, al estar apretado en un sofá cutre con ese idiota encima. Suspiró, y como pudo se deshizo del demonio y se levantó para desayunar algo. Entró a la cocina rascando su pelo despeinado, mientras soltaba un bostezo. Las desventajas de ser un humano era que no te despertabas con el cabello perfecto y como una rosa. La sensación de cansancio era de lo más desagradable.
Cruzó la vista por la encimera, y se topó con un paquete de galletas de chocolate. Una sonrisa golosa apareció en sus labios, y estiró una mano para agarrarlas, pero algo se topó en su camino.
- La radio... -Susurró Kazama, curioso. Aún seguía incrédulo por el intento de asesinato de Cheetah. Fue a dejarla en la mesa, cuando se dio cuenta de que la radio blanca tenía una especie apertura. -¿Y esto?
Al abrirla, sus cejas se levantaron con sorpresa. Había una grabadora dentro...
Sin dudar ni un momento, el ángel le dio al botón del play, escuchando una voz un poco demasiado familiar invadir el salón-cocina.
- ¡Hola! Eh... Si estas escuchando esto es porque estás vivo. Y si estas muerto ya iremos por tu cuerpo o... Lo que quede de él. -Kazama sintió la tentación de tirar la grabadora contra la pared, pero se resistió. -Bien pues como no hay forma de contactar contigo seguiremos tu rastro por los monitores, aunque tampoco te creas. Estamos muy ocupados eh. Nos vemos en una semana. O mejor dicho, un año para ti. Hahaha. Adios~
Ahora si que no pudo aguantar las ganas, y tiro la grabadora contra el suelo haciéndola pedazos.
- Woo, wooo... Que broma más cruel. -Comentó Shinnosuke mirándolo desde el sofá. -Ni nosotros hacemos eso...
- Tu cállate. -Soltó el más bajito sin siquiera dignarse a mirarlo, y cogió el paquete de galletas.
- Iiiih. Que malhumor por la mañana. -Shinnosuke se levantó, y paseo hasta el lado de su nuevo compañero de piso, robándole una galletita. -Mi hermana aun no ha vuelto a casa, asi que tenemos tiempo para ir a comprarte ropa. ¿Te apetece?
Se quedó unos instantes mirando el suelo, antes de levantar la vista.
- Está bien...

Kazama salió de la casa con una sudadera roja que no le gustaba nada, y además le quedaba grande, junto con unos pantalones demasiado largos. En cuanto cruzó el marco de la puerta, pudo observar con detalle el jardín que ayer no vio bien por culpa de la oscuridad.
El suelo estaba repleto de hojas secas de colores marrones y naranjas. Le gustaba.
- ¿Todo listo? -Preguntó el moreno cerrando con llave.
- Deberíamos llevar un paraguas... Esta nublado. -Comentó Kazama, observando el cielo.
- Naaah, no hace falta, hombre.
- Uh... Bueno...

Caminaron por una docena de tiendas, antes de que Toru encontrase el estilo que le gustaba, y el pobre Demonio estaba agotadisimo. Aunque el más bajito parecía pasarlo hasta bien.
Primero le propuso el estilo gótico que a Shinnosuke le pareció que podia quedarle sexy, pero el chico se negó rotundamente. Después probaron con un estilo callejero, sin embargo Kazama empezó a decir que era "The Kaza" o algo así, y el moreno se lo llevó antes de que hiciese más el ridículo.
Y ahora aquí estaban. En una tienda asquerosa de ropita para pijos. Con politos, chalecos, corbatas... ¡Bah!
- ¿Qué te parece? -La cortina se corrió, mientras el más alto levantaba la vista, desinteresado. Sin embargo, sorprendentemente la ropa le quedaba de maravilla.
- Woo, woo. Es de tu estilo. -Asintió
- Haha. Yo también lo pienso. -Shinnosuke volvió la mirada a su derecha. -Creo que tengo un don natural para... ¡UMPH!
Kazama no pudo continuar, porque el Demonio se le lanzó encima, tirandolo hacia adentro del probador, luego se apretó, estampandole la espalda contra la pared.
- ¿¡QUÉ SE SUPONE QUE-
- Shhhh.
El ángel pensaba seguir replicando, cuando una voz afuera llamó su atención.
- Oye, Nene... ¿No te huele a...? -Después de una dudosa voz masculina, se oyeron algunos "sniff, sniff" -¿A ángel?
- ¿Eeeh? ¿Tu crees? -Respondió una voz femenina. -Yo sólo huelo a nosotros. ¿No te estarás equivocando, Masao? El moreno se quedó mirando a los ojos a Kazama, y luego hizo un gesto con la boca para que aguantase la respiración. El ángel le obedeció algo asustado.
- ¡Mi nariz nunca falla! -Hubo una pausa. -Ahh... El olor se aleja. Jo... Que hambre.
- Haha. Te lo he dicho. ¿Qué tal si vamos de caza esta noche? Hace mucho que no comemos de eso.
- ¡Vale! Es una buena idea~

Los pasos se alejaron con las voces, y los dos chicos suspiraron con alivio.
- Iiih... Que susto.. -Susurró el moreno, pasandose una mano por el pelo, aun pegado contra el más bajito, que seguía con un ojo cerrado.
- Oye...
- ¿Eh? -Shinnosuke bajó la mirada hasta Kazama, que tenía la vista clavada en el suelo.
- G.. Gracias. -Susurró.
- ¿Eh? No hay de qué hombre. -Comenzó a reírse el demonio, dejando ver un par de colmillos afilados. -Para eso somos compañeros de piso, ¿no? ¿Qué tal si te compramos esto, y a partir de ahora salgo yo a comprarte cosas? Al menos hasta que se te vaya el olor a ángel.
Kazama levantó la vista, para encontrarse al moreno sonriendole, demasiado cerca. No pudo evitar ponerse un poco nervioso.
- Oh... Eh.. Vale. -Sonrió también, ladeando la cabeza. -Pero... ¿Podrías... Apartarte?
- ¡Woo! Perdón, perdón.-Se disculpó con una risita el moreno, que acabó siendo contagiosa.
Sin duda, había tenido suerte encontrando a este tipo.


Kazama y Shinnosuke salieron del centro, evitando a toda costa encontrarse con los demonios de antes, y al parecer tuvieron suerte.
Consiguieron salir por la puerta principal, con sólo una bolsa, que el ángel llevaba con ambas manos, sin meterse en ningún tipo de lío.
- Oye tengo que comprar un par de cosas... -Comentó el moreno a la salida. -Comida, y eso... ¿Me esperaras fuera de la tienda?
- ¿Um? ¿No puedo entrar contigo? -Preguntó el más bajito, mirando hacia los lados paranoicamente.
- Pero no voy a tardar nada. Iiih... No pasará nada, creeme. -Shinnosuke sonrió. -Si alguien te hace algo, grita y estaré aquí en menos de lo que canta un gallo.
- ¿Y cómo puedo fiarme de tu palabra? -Soltó, mirándolo fijamente a los ojos. El chico parpadeó un par de veces, y se encogió de hombros.
- Sólo pienso que si yo fuese a despedazarte no lo haría aquí delante de todos. Probablemente esperaría a que volvieses a casa para hacerlo allí. -El moreno sonrió tetricamente, dejando ver sus colmillos, mientras Kazama palidecia. -Asi que no hay nada que temer.
- Ya... Si tu lo dices... -Susurró el ángel de forma nerviosa.

Llegaron al supermercado, y el más bajito se sentó en un escalón, esperando a que saliese Shinnosuke. Posó las manos en sus mejillas, mientras veía a un par de niños jugando entre las hojas secas, y no pudo evitar soltar una risita.
Fue entonces cuando notó algo golpear su espalda. El chico se giró lentamente, y para su sorpresa encontró una bolita de pelo blanca con una cola larga que se movía rápidamente.
- Anda hola... -Saludó, con una sonrisa, acariciandolo. -Yo he leído sobre ti. También hay perros donde yo vivo, ¿sabes? Pero no son tan pequeñitos.
- ¡Woff!
No pudo evitar cogerlo en brazos, sin borrar la sonrisa de su cara, y seguir acariciando su suave pelaje.
- ¿Y tu dueño? No me digas que vives en la calle...
Kazama se quedó mirando a los ojos del perro, y luego levantó una ceja.

- Tooooru~ Miraaa~ Te he comprado una sorpresa. -Shinnosuke salió de la tienda con algunas bolsas, para encontrar al ángel de pie, y agarrando su barriga donde había un bulto sospechoso. -¿Ih? ¿Qué llevas ahí?
- Ejeje... ¿De qué hablas, Shinnosuke?
- Pues de ese bulto. -El moreno abrió mucho los ojos, cambiando el tono de voz. -Toooru~ No me digas que estás...
- ¡NO DIGAS COSAS RARAS!
El moreno empezó a reír, hasta que el bulto comenzó a moverse, ascendiendo hasta el cuello del ángel, de donde salió la cabeza de un perro blanco.
Los dos chicos se quedaron mirando un rato en silencio.
- ... ¿Nos lo podemos quedar?

Kazama caminaba con una gran sonrisa, abrazando su nueva mascota a,quien había llamado Nevado, por su color blanco como la nieve.
- Por cierto, Shinnosuke. ¿Qué era esa sorpresa qué decías?
- ¡Ah, sí! Te he comprado unos flanes de Moepi. Para después de comer~
- ¿Eh? ¿Y se puede saber porque me has comprado algo como eso? -Se sonrojó el ángel, frunciendo el ceño levemente.
- Vaaa, vaaa. Si en el fondo te hace ilusión, tontin. Ejeeee. -Kazama apartó la mirada, poniendo morritos. No pensaba volver a darle las gracias en ese mismo día. -Bueno, tendremos que comprarle una correa y eso al perro, ¿no? También habría que llevarlo a un veterinario...
- Yo no entiendo de esas cosas. -Se quejó el más bajito. -Llevatelo tú, y yo llevo las bolsas de la compra a casa.
- Ejeeee~
- ¿Qué te pasa ahora...? -Entrecerró los ojos.
- Parecemos una parejita~ -Sonrió el Demonio ampliamente.
- Te he dicho que dejes de decir cosas raras, Shinnosuke.
Intercambiaron los objetos, y el moreno le dio las llaves de la casa con una sonrisa, y después de un 'hasta luego' cada uno fue por su camino.

Kazama aún se preguntaba que iba a ser de su vida ahora. ¿Era eso lo que le esperaba? ¿Vivir con ese tipo, hasta que viniesen a recogerlo? (Si es que lo hacían, claro...)
Inevitablemente soltó un suspiro, metiendo la llave en la cerradura no sin antes echar un vistazo al jardín. El día seguía nublado y frío, pero pensaba sentarse en el sofá a ver la televisión hasta que volviese Shinnosuke, asi que no importaba.
Cruzó el marco de la puerta extrañado por el olor como a sangre que salía del salón. Entonces, su mirada azul chocó con la carmesí de una niña pequeña, de afilados dientes, y manchada por completo, comiendo lo que parecía ser carne de una figura humana que estaba bocaabajo, llenando el suelo de un espeso líquido rojo.
Al ángel se le cayeron las bolsas de las manos. Tanto él como ella no pudieron reprimir un grito de horror absoluto, que venían a decir lo mismo.
- ¡SHINNOSUKE!


- Bueno... El perrito no tiene ningún chip localizador, asi que es tuyo. -Sonrió el veterinario. -Tiene unos siete meses, aproximadamente.
- Vaya que alivio... -Suspiró Shinnosuke. -A mi novia le habría sentado fatal si no nos lo hubiésemos podido quedar. -El Demonio sonrió de lado, divertido, por referirse a Kazama como "su novia".
- Ah... Felicidades. -Señaló el doctor, retirandose los guantes. El moreno se miró el anillo. -Cada vez son menos los valientes.
- Oh. Uh. Gracias. -Rió, aún más divertido. -¿Entonces ya me lo puedo llevar?
- Claro. Sólo te pediré los datos para programar sus vacunas.


- ¡Umph! -Kazama dio contra la pared, por culpa del brazo de la pequeña niña diabolica que lo agarraba del cuello.
- Vaya... Pero si tu eres el angelito de anoche, ¿verdad? -Rió la chica. -Pensé que mi hermanito te habría devorado a estas alturas... Pero nada. Que no da el paso, chico. -El adolescente comenzó a temblar. Aunque la niña pelirroja le hablaba con un tono divertido, su agarre cada vez era más fuerte. -En fin... Supongo que tendré que encargarme yo, como siempre.
Toru cerró con fuerzas los ojos, mientras gritó rápidamente.
- ¡Espera! S-Shinnosuke me ha invitado a vivir aquí.
- ¿Eeh? -La pelirroja ensangrentada levanto una ceja, antes de sonreír ampliamente mostrando sus dientes afilados. -Oh... Siempre anda haciendo eso... No quieres saber lo que pasó con el último ángel que vivió en esta casa.
- ... ¿Q-qué pasó? -Preguntó, temeroso.
- Oh pues no se. Creo que vive en un par de calles a la derecha. -Soltó ella, aflojando el agarre. Kazama le dedicó una mirada envenenada. ¿A qué venía asustarlo de esa forma?
- Bueno, lo dicho. ¿Tienes hambre?
- ¡PERO SI ESTABAS AMENAZANDOME HACE CINCO MINUTOS! -El chico frunció el ceño, mientras que lo soltaba por completo.
- Hahaha. Eres gracioso. -Sonrió, volviendo a donde estaba el cuerpo inerte. -¿Los ángeles comeis de esto?
- Uh... Si se puede evitar... -Susurró, agárrando las bolsas para ponerlas en la encimera, alejándose de la niña que volvía a su trabajo de desgarrar el cuerpo. Kazama tuvo que hacer un gran esfuerzo por no vomitar.
- Pod shiedto, zoy Himawadi Nohada. -Sonrió la demonia con la boca llena de carne cruda procediente del brazo de la victima.
- No hables con la boca llena. -Le regañó el ángel, apartando la mirada. -Y menos de eso.
Himawari tragó antes de responder con una risita.
- Lo siento, lo siento. -Se pasó una mano por la boca y continuó. -Tampoco te preocupes. Yo no suelo venir aqui más que para comer. Mi hermanito y tu tenéis toda la privacidad del mundo~
- ¿Qué se supone que significa eso? -Susurró Kazama, entrecerrando los ojos. La respuesta de ella fue una risita, antes de seguir comiendo.


- Eh, guapa. ¿Te gusta mi perrito? -Soltó Shinnosuke, a una muchacha castaña que por ahí pasaba. Ella pasó de largo, lo cual le molestó un poco, asi que con un chasquido de dedos se le levantó la falda de forma misteriosa. El moreno empezó a reír ante los gritos de la chavala, y volvió a emprender su camino a casa con Nevado en brazos. Se preguntaba como estaría Kazama. La verdad es que le hacía ilusión tenerlo en casa. Siempre se sentía un poco solo en esa caseron tan vacío, y tener a alguien con quien compartirlo le resultaba divertido. Además el ángel estaba tan serio todo el rato, que el hacerle perder la paciencia le parecía interesante.
- No me importaría que se quédase para siempre. -Le comentó a Nevado, que miraba hacia arriba un poco confuso. -¿Tu que dices? -Le sonrió, haciendo que el perrito moviese la cola.

Llegó a casa en nada, y fue a abrir la puerta, pero oyó voces en su interior.
- ¿Entonces nunca ha atacado a nadie?
- Que va, chico. Mira que le enseño, y tiene el poder para hacerlo. Pero nada. A veces incluso le traigo para comer a él. Pero se conforma con la comida humana. ¡Puaj!
- Vaya... Es un alivio. Yo aún no he desarrollado los míos...
- ¿Eeh? ¿En serio? ... Ejeee.
- ¡No te rias!
- Pero es bastante adorable.
El moreno entrecerró los ojos, y cruzó la puerta para encontrar a su hermana y a Kazama en el sofá sentados viendo la tele, especificamente a la brujita Moepi.
- Oh. Hola, Shinnosuke. -Saludó el chico.
- Hermanito~
- Um... Hola. -El demonio levantó una ceja, y posó la mirada en una mancha de sangre de su alfombra. De pronto frunció el ceño. -Himawari...
- ¡Anda! ¡Un perrito!
Los dos hermanos empezaron a discutir, uno porque la chica había empapado su suelo de sangre, y la otra porque no le dejaba acariciar al perro. Kazama se les quedó mirando con una pequeña sonrisa.
Quizás esto no estaba tan mal después de todo...


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