Criar a un bebé jamás había sido sencillo y más aún cuando es mitad cachorro… (Uno que crecía sorprendentemente rápido)
A Sungjong le gustaba: Pasearse por toda la casa, cambiar las cosas de lugar, colorear y dibujar cosas sin sentido, acurrucarse en el sillón más grande y sacar de quicio a Myungsoo.
La parte favorita de su día era cuando Myungsoo lo cargaba, le rascaba sus orejitas, le preparaba tetero, lo tapaba con una manta y se ponían a ver la tv.
El cabello castaño de Sungjong había estado creciendo rápidamente por lo que Myungsoo se vio obligado a llamar a Dongwoo para que lo ayudara. El pequeño se había escondido debajo de la mesa del comedor y no quería salir. Cuando trataron de sacarlo, gruñía mostrando sus pequeños dientes; se vieron obligados a sobornarlo con su peluche favorito y sólo así lo lograron sacar.
-Vamos, bebé; si dejas que hyung te corte el cabello, te verás mucho más bonito. -Le acariciaba su cabeza mientras el pequeño derramaba unas lágrimas. Hizo un puchero y se sentó mostrando rendición.
-¡Bien! Será un verdadero placer. -Dongwoo lo cargó y lo sentó en una silla alistándolo. Después de unos 15 minutos, ya estaba listo y se veía más lindo y apretujable.
-Aigooo, ¡Te ves tan tierno! Myungsoo, cuídalo bien ya que es una preciosidad. -Dongwoo recogió sus cosas y se despidió de ellos.
Sungjong estaba con la cabeza gacha y hacia pucheros. Se tocaba sus cabellos y le daban ganas de largase a chillar. Emitía ruiditos de perro triste de vez en cuando. Myungsoo lo miró y rió ante su actitud.
-Jjongie, no llores~ Crecerá luego. -Sungjong lo miró y le sacó la lengua. Se bajó de la silla y salió a jugar con algunos de sus juguetes.
Myungsoo se quedó vigilándolo desde la ventana y hubo un momento en el que el pequeño salió corriendo. Se levantó rápido y corrió detrás de él.
-¡Hola, Myung! -Vio a sus hyungs Woohyun y SungGyu. Éste último traía en sus brazos a Sungjong que tenía una paleta en la boca.
-Hyungs, que gusto verlos. -Entraron a la casa y Sungjong corrió a sentarse en su sillón favorito. Woohyun se sentó a su lado izquierdo y SungGyu a su derecha.
-Bien, veo que Sungjong ha crecido bastante rápido~ Mira cómo estás -Le apretó las mejillas- ¿Te cortaron el cabello, bebé?
-Ne~~ -Todos se quedaron mirándolo ya que era la primera vez que emitía una palabra- Myungsoo, hyung~~ -Levantó los brazos hacia él en signo de querer ser alzado.
-¡Waaa! ¡Es una ternurita! -Woohyun estaba que se desbarataba de la emoción.
Myungsoo rápidamente lo cargó y el pequeño enredó sus brazos en su cuello.
-Bien, se nota que Sungjong está más que bien aquí contigo. -SungGyu los observó por un largo rato.
-Eso tenlo por seguro, hyung. La verdad es que es difícil mantener a éste pequeño en orden. -Le pico la nariz- Pero igual, es bastante divertido y nos entendemos muy bien.
Se quedaron un buen rato hablando mientras Sungjong corría de un lado para otro mostrándole sus peluches a Woohyun.
-Hyung~ -Sungjong le mostró su peluche de hamtaro a Woohyun- ¡Miraa! Te patece a Sung hyung~
-Hahahaha ¡Es cierto! ¡Tienen la misma cara! –Woohyun no paraba de reír hasta que SungGyu le pegó un golpazo. Sungjong los miró una última vez y arrastró su peluche afuera.
-¡Oye! ¡Siquiera pide permiso para salir! –Myungsoo lo regañó pero él ni cuidado le puso.
Sungjong se sentó en el pasto y simulaba que su Hamtaro hablaba con su oso de peluche. Sus orejas se movían constantemente por el ruido de los carros y las personas caminando.
Después de un rato, se acostó mirando las nubes. Cerró los ojos por unos segundos y sus orejas se movieron al sentir un carro que se estacionó en la casa de al lado. Se levantó y se quedó mirando con su cola moviéndose curiosa.
Un tipo con cara de tonto y bastante alto salió de ahí; lo miró con una horrible y gigantesca sonrisa… Parecía un payaso sacado de una película de terror. Lo mejor que podía hacer era quedarse quieto… Tal vez y perdiera el interés.
-¡¡Vecino!! –Gritó aquel sujeto. Sungjong tembló internamente.
Myungsoo salió de la casa y miró al tipo ése. Rodó los ojos y alzo a Sungjong.
-Hola, Sungyeol hyung.
-¡Al fin he vuelto! –Se acercó tanto que Sungjong quería que Myungsoo lo soltara para salir corriendo- ¡¿Quién es él?! ¡Parece un peluchito! –La cara de Sungyeol estaba tan cerca a la de Sungjong que éste se puso a llorar.
-¡Mira lo que has hecho, hyung! –Myungsoo recogió los peluches del suelo y se los entregó al chillón- Cálmate, bebé. Sé que hyung parece un maniático pero no es así… Casi nunca. –Sungjong lo miró y se abrazó a sus peluches.
-Myung hyung, ¿Podemosh hater pastelitos? –Sungjong lo miró abriendo sus ojitos al máximo.
-Claro que sí. Ve a dentro y diles a los hyungs que te ayuden. –Lo bajó y Sungjong salió corriendo a la casa.
-¡Yo también quiero! –Sungyeol sin ser invitado se entró como pedro por su casa.
Ya en la cocina, Sungjong batía los huevos que le había dado Woohyun con la lengua afuera. Se estaba esforzando de verdad. Myungsoo y SungGyu se habían quedado viendo tv ya que les había ganado la pereza para ayudar.
-Ñaaaah~~ -Estaba tan concentrado que no notó que Sungyeol estaba detrás suyo.
-¡Hola, pequeño! –Sungjong saltó como gato espantado y empezó a llorar otra vez. Lo bueno fue que no dejó caer el tazón con los huevos.
-¡Sungyeol! ¡Deja de molestar a Sungjong! Es más, ¡Quién carajos te invitó! –Woohyun lo fue empujando hasta la salida y le cerró la puerta en la cara.
Sungjong lo miraba con un puchero y después corrió a abrazarlo.
-Vaya, pequeño. Estás todo sentimental hoy~~ Sigamos con nuestra labor más bien. –Ambos volvieron a la cocina y prosiguieron con los pastelillos.
Cuando la masa ya estaba en el horno, se fueron a ver una película junto a los otros dos. Sungjong se aburrió y sacó uno de sus libros para colorear. Se sentó en el tapete de la sala y se puso a garabatear con sus crayones.
-¿Qué dibujas, pequeño? –Myungsoo que se había acercado para poder ver, no contó con que la cola de Sungjong empezará a moverse y por consecuente, recibió muchos golpes en su cara- Jonggie, deja, de, mover, tu, colita, ¡Por favor! –Sungjong se volteó a verlo y se rió.
-Merong~
Cuando sacaron los pastelillos del horno, Myungsoo preparó la manga y la llenó de rica crema para después pasárselo a Sungjong que felizmente la aceptó y empezó a cubrir los pastelillos. Al finalizar, les echó corazoncitos blancos y rosados y le llevó uno a cada hyung.
-¡¡Los quiero mucho, hyungs!! –Les dijo con una feliz sonrisa. Ésa acción, los llenó de amor a todos.