— ¿Te gusta? — decirle que no sería pecado, definitivamente. Yifan miraba a sus costados, aguantando los jadeos, para ver si alguien se acercaba y podía descubrirlos en pleno, pero por el momento no había nadie. No sabía cómo ni por qué, pero Yixing había llegado más juguetón de lo normal, más goloso también. Él era de esos chicos recatados que sólo tendrían relaciones sexuales dentro de sus cuatro paredes y con seguro, donde nadie los pudiese escuchar y donde lo dejaría tocarlo a gusto pero sin excederse. Pero ahora, sin previo aviso, había bajado sus pantalones deportivos dentro de los vestuarios y le estaba comiendo el pene tan gustosamente como si fuera una de sus paletas favoritas — Estás rico, Fannie.
Ok, definitivamente hoy se cumple una de sus tantas fantasías sexuales.
— Puede llegar cualquier persona, ¿no t-te preocupa? — acarició sus cabellos y miró su rostro. Yixing parecía tan feliz y gustoso que no pudo negarse. Se levantó del suelo y con él se llevó a su novio juguetón — Aunque a ti no te moleste, yo no quiero que alguien nos interrumpa. Ven conmigo. — después de comerle sus dulces e hinchados labios, lo guió por entre las salas hasta llegar al cuarto de utilería en la azotea. Ahí, una vez dentro, lo lanzó a las colchonetas de prácticas y se posicionó sobre su pequeño cuerpo para devorárselo como se debe.
— ¿Qué vas a hacer conmigo? — se sonrió ladinamente, como nunca antes se había visto y lo atrapó para besarlo demandante antes de frotarse contra él con todo el ahínco que pudo. Yifan no podía más con la frustración, sus jeans apretaban de manera infernal y su propio Dios de la lujuria le miraba pervertido desde la colchoneta. Con sus delgadas manos subió con lentitud su playera, mostrando ese hueso delicioso que se marcaba con deleite en la inmaculada piel y que volvía loco al mayor. — Espero que cosas malas.
— ¿Te gustaría algo en especial, bebé? — murmuró jadeante. Yixing soltó sus típicas risillas y se acomodó mejor, mirándolo fijamente.
— Lo que tú quieras, Kris — sin más palabrerío se quitó ferozmente la camiseta y hubiese hecho lo mismo con sus pantalones si el rubio no se hubiese lanzado salvajemente a morder sus tetillas. Sus manos apretaban y sus labios marcaban, el blanquecino pecho de Yixing fue tornándose poco a poco en una obra de rojos y violáceos tan hermosos como lo son las marcas del amor desenfrenado. — Como tú lo sabes hacer, Fan — con ambas manos tiró del buzo, llevándose consigo la ropa interior. Yixing yacía tendido en la colchoneta azul con su pálido cuerpo bien proporcionado y tan delicioso a la vista. Sus piernas lechosas, ligeramente levantadas, invitaban al más viejo a besarlas y morderlas. Su sexo, perfectamente depilado, rebosaba en su máxima gloria, dejando escapar pequeños rastros de su pre líquido seminal. — Me tienes al borde, y no hemos hecho nada aún.
— Parece que me has extrañado, bebé.
— Más de lo que te puedas imaginar.
Habían pasado algo así como dos meses sin ver ni la sombra del otro. Yifan aparecía de vez en cuando en la prensa china y coreana por las grabaciones de sus películas y su despampanante estilo. Yixing, aunque hubiese querido, no podía contactarlo debido a los horarios y también por no levantar sospechas con sus demás compañeros. Distinto a lo que todo el mundo piensa… Yixing es tremendamente celoso, y sobre todo si se trata de su tan querido novio Yifan. No podría soportar los lloriqueos de Zitao para poder hablar con quien fue su ge-ge todos esos años a pesar de haber estado tremendamente enojado con él. Pero ahora lo volvió a ver, y no podía desaprovechar la oportunidad de tocarlo y sentirlo suyo antes de volver a separarse para no verse en quizás cuánto tiempo. Quería sentir tanto de él como antaño, cuando por esas casualidades de la vida habían quedado compartiendo habitación con los managers que nunca estaban. Fue una época tan gloriosa que en este preciso momento le parece tan común.
Yifan tocaba partes de su cuerpo que parecían olvidadas y que reclamaban la atención del ser amado como nunca antes, y éste las notaba como si siempre estuvieran ahí y fueran lo más importante. Yifan era el único que sabía que su sensibilidad en el cuello era el punto estratégico para calmarlo cuando zonas más erógenas, como su ombligo, eran atacados y las sensaciones eran casi imposibles de controlar.
En algún momento lo había girado y ahora estaba apoyado en sus rodillas afirmándose con las manos y jadeando como si hubiese corrido una maratón. Yifan tocaba su esfínter como si nada y sus dedos entraban dilatándolo como si no necesitase lubricante. ¿Dolería en verdad o solamente estaba sedado por las sensaciones de algo que creía olvidado? Después de todo, no sentir ninguna molestia tendría que ser algo bueno, ¿verdad?
El más alto lo abrazaba de la cintura y besaba sus labios con tanta devoción que el amor corría por sus venas como hiel hirviendo. No sabía cuándo había bajado su pantalón ni desde cuándo se estaba frotando de esa manera tan obscena con la redondez de sus nalgas. Había olvidado qué tan grande era el pedazo de carne que tenía su novio entre las piernas, y lo recordó aún más cuando la punta entró. Chilló por sentirlo tan real, tan grande, le estaba partiendo. Yifan entraba centímetro a centímetro con una delicadeza casi irreal, y susurraba sus tiernas palabras de amor en su oído, besaba sus labios y marcaba su cuello. Para distraerse aún más, empezó a masturbarse.
— Aah, Yifan, ¿has pensado entrar cuando no estés tan erecto? Sería genial sentir como crece dentro, ¿no? — después de decirlo pensó que había sido una tremenda estupidez. Yifan metió el último trozo de su miembro dentro de su ano y comenzó a reír divertido. Empezó las embestidas pensando en las palabras extrañas que salían de su pequeño e inocente novio.
— ¿Qué paso con mi Yixing? — preguntó, cariñoso.
— Ha querido coger contigo desde que te fuiste, ¿suficiente? — contestó el otro, riéndose también. — Nunca había hecho algo tan asqueroso como masturbarme y mancharme las manos pensando en ti.
— ¿Pensar en mí es asqueroso?
— No, tener a mis futuros hijos en la mano, sí.
— ¡Yixing! — gritó, riéndose más fuerte. Las embestidas aumentaban en brutalidad por cada palabra que el menor decía y éste ya jadeaba fuertemente, Yifan creía que desde el último piso también podrían oírlo. — Si te sirve de consuelo… yo también me he masturbado pensando en ti.
— Jum, mentiroso. — empujó con las caderas hacia atrás, sacando al mayor de su interior y se recostó de espaldas para mirarle a la cara. Abrió lo más que pudo sus piernas y las apoyó en las otras colchonetas, invitándolo con la mirada para que se acercara. — Ahora, mientras me miras a los ojos, dime lo mucho que me amas.
— Me huele a celos — gruñó complacido el ahora pelinegro, riéndose. Le miró desde su posición mientras acomodaba su glande en el ano del más pequeño y comenzó a susurrar todas las cosas cursis y empalagosas que se le vinieran a la mente. — Te amo más que a mi vida, Xing.
— Yo también te amo, Yifan. Te amo demasiado — agarró sus codos y se dio el impulso para hacer las embestidas más duras. Acercó sus cuerpos e intentó besarlo, pero no pudo atinarle a sus labios así que besuqueó su mandíbula y cuello, volviendo a recostarse. — Estoy que me vengo, amor — murmuró, masturbándose más rápido.
— Cuando quieras, precioso.
No necesitó más, recostándose a un lado y acomodando su pierna en los hombros del mayor, permitió que su novio le penetrara más profundo, descargándose con él. No aguantó mucho tiempo antes de correrse en sus manos y manchar la colchoneta, sus paredes contraídas por el intenso orgasmo hicieron de cárcel al endurecido músculo y Yifan también se corrió en su interior, gruñendo de placer.
Se acomodaron uno al lado del otro para regularizar sus respiraciones. Yifan sonreía tan contento que sus mejillas comenzaron a dolerle y Yixing bufaba por el esfuerzo, pero aún sentía las arremetidas de un orgasmo que había sido mucho más de lo que esperaba, su cuerpo aún se tambaleaba por la intensidad de las sensaciones.
— ¿Qué tienes que hacer ahora, bebé? — Yixing soltó un suspiro de cansancio y se giró para mirarle, lo tenía tan cerca que oleadas de calor recorrieron todos sus poros y no pudo evitar besarle. Había sido muchísimo tiempo lejos de él.
— Grabar, mañana me devuelvo a Corea. Lu Han me debe estar buscando… — otro suspiro abandonó sus labios hinchados. Kris se apoyó en sus codos y acarició su cabeza, corriendo los mechones de cabello pegados a la piel por el sudor. — No quiero tener que esperar otro par de meses para verte una hora, no puedo seguir aguantándolo, Yifan.
— Pero es lo que tú quieres hacer… vive tu sueño, Yixing. Me tendrás para ti siempre, ¿sí? No me iré a ningún lado, estaré esperándote siempre. Aún tenga que verte una hora cada par de meses — se acercó y besó su nariz. Yixing le sonrió, mostrando su lindo hoyuelo.
— Me tengo que ir — murmuró con pesar. Ambos se incorporaron en la colchoneta y vieron el desastre que habían causado. Una mirada y sonrisas cómplice adornaron sus rostros en todo momento mientras se vestían y limpiaban un poco. Yixing acomodó su camiseta y abrazó con fuerza la cintura aún desnuda de su novio — Quiero raptarte, te vendrás conmigo.
— ¿Eso es lo que quieres? Yo pienso que si cada vez que nos veamos tendremos este tipo de encuentros… prefiero tenerte esperando aquél par de meses, Yixing. Hoy he conocido una parte de ti que no me imaginaba — soltó una leve carcajada cuando el rostro del más bajo se acaloró en vergüenza.
— Así que no quieres estar conmigo, ¿eh? Podría ser así siempre, si te vienes conmigo.
— Nope, unicornio. Yo me quedaré aquí, haré bien mi trabajo y estaré apoyándote como un fan más… y tú te preocuparás de hacer buenos shows, trabajar duro y ser feliz, para que cuando te vea tengas una sonrisa satisfecha y puedas venir a mí sin remordimientos. Te amo, Yixing, no sabes cuánto… pero para mí lo más importante es verte hacer las cosas que te gustan y quieres. Así nos tengamos que ver el mes que viene.
— Será difícil.
— Pero no imposible.
— ¿Estarás ahí para mí… siempre?
— Siempre.
— No me siento muy convencido… — entrecerró los ojos e hizo un tierno puchero.
— Creo que si dejara de amarte estaría muerto.
— Tampoco te pongas trágico — se puso a reír.
— Así está bien. Ve, anda a grabar, o Lu Han tendrá un ataque de nervios. Nos veremos cuando se nos dé la oportunidad… siempre puedes mandarme un mensaje, ¿sí? También te llamaré. Nos veremos lo antes posible, yo me encargaré de eso. — Lo estrechó más y beso su frente — ¿Estás más tranquilo ahora? — la cabecita pelinegra asintió — Me alegro.
— Te extrañaré — su voz sonaba estrangulada por el llanto contenido.
— Yo igual, bebé.
Y sin más preámbulos se besaron en la boca y Yixing partió.
La grabación terminó con éxito y EXO-M se fue al hotel. Lu Han reclamaba cada dos por tres la ausencia de Yixing mientras preparaban la sala y le reprochó una y otra vez su falta de empatía con él, pues le había buscado por todo el edificio sin éxito y no le contestó ninguna de sus llamadas. El bailarín principal pasaba de ello, pues tenía cosas que pensar… cosas por las que sonreír como un estúpido enamorado, como un bobo, como un loco.
La sensación se incrementó cuando su celular pitó dos veces y no recibió más que un: 'Te amo, buen viaje' antes de subir al avión. 'Te extrañaré' pensó, acomodándose en el asiento y cerrando los ojos, escuchando aquella canción compuesta por los dos y que calmaba sus nervios. Pues Yifan, a pesar de la distancia, siempre estaba con él.