-¡Lo detesto! - gruñó el príncipe Choi.
-Seung no puede ser tan malo. – comentó Dong Wook, su mejor amigo y príncipe de un reino cercano.
-es que no lo entiendes hyung. Mi padre ha perdido la cabeza. No puedo creer que esté haciendo esto.
-Tu madre falleció hace varios años y tal vez necesita estar con alguien. Tú me entiendes.
-si fuera así, pagaría por cualquier puta, ¡pero no! Convocó a toda esa sarta de andrajosos, sucios, sin educación y los metió aquí… ¡AQUÍ!-recalcó- ¡en nuestro palacio!
-Seung hyun ya cálmate, se te olvida que tú serás el heredero al trono y tendrás que ver por el bienestar de todos esos “andrajosos” como los llamas.
-sabes que a mí no me importa esa estúpida corona.
-ni te niegues a aceptarla o cualquier persona que elija tu padre lo aceptará sin dudarlo un segundo.
-aish no me lo recuerdes. – apoyó su cuerpo en el balcón de su habitación, con vista a los extensos campos del reino.
-no te preocupes.- se acercó a él y pasó uno de sus brazos por los hombros del menor. – Cuando seas rey yo también lo seré y nos divertiremos juntos.- sonrió pícaramente.
-¿Cómo haces para siempre estar de buen humor?
-es que yo soy así y si te contagiaras un poco te darías cuenta que no vale la pena renegar tanto.
-mm… estoy seguro que jamás lograré pensar igual que tú.- contestó rendido. Wook rió por esas palabras. Su amigo era muy testarudo y renegón, pero eso los hacía ser tan unidos. Polos opuestos que congeniaban bastante bien.
“toc, toc”
-adelante.- dijo Seung, luego de escuchar los golpes en la puerta.
-buenas tardes príncipe Seung hyun, príncipe Dong Wook.- una sirvienta presentó sus saludos. – la comida está lista, pueden bajar.
-¿El rey ya bajó? – preguntó el príncipe mientras caminaba al lado de su amigo.
-su majestad el Rey salió.
-¿A dónde fue? –detuvo su andar. La mujer bajó la mirada y movió sus manos, un tanto nerviosa. Esas acciones no pasaran desapercibidas por los príncipes y esperaron que respondiera.
-fue… a visitar al joven que escogió para comprometerse.- respondió temerosa. Todos en el palacio conocían la posición que tenía el príncipe y siempre evitaban decir algo respecto al tema cuando éste se encontraba presente.
-¿Cómo?- dijo perplejo.
-¡Abran paso! El rey está en camino- anunciaban los soldados alejando a la personas que se acumulaban para poder saludar al máximo representante del reino. Los caballos montados y los saldados a pie continuaron avanzando, custodiando arduamente la carroza real. Se sumergieron en el pueblo más humilde hasta que llegaron al frontis de una pequeña casa, un poco deteriorada seguro por el tiempo.
Los hombres, mujeres y niños que seguían entusiasmados el paso de la tropa real se detuvieron cuando estos también lo hicieron. Sus murmullos se oían por todas partes. Era un acontecimiento que jamás se había dado. Nadie entendía porque el rey estaba ahí.
-majestad hemos llegado. –avisó el general.
-¿aquí es?- preguntó admirando a través de la ventana, la pobreza del lugar.
-sí.
La banda real comenzó a musicalizar la salida del rey Choi Yoong Suk. Los pobladores se alborotaron de emoción al verlo bajar, ellos tenían tantas ansias de hacer llegar las necesidades que padecían en ese pequeño y casi olvidado pueblo. El rey los saludó y sonrió con amabilidad. Los guardias lo escoltaron para protegerlo de la muchedumbre y paso a paso llegaron a la vivienda. Con dos toques la puerta fue abierta por un hombre de unos cincuenta años, quien con asombro vio todo el despliegue fuera de hogar.
-¿s…si? – preguntó algo asustado.
Los uniformados se alinearon a ambos lados dejando a la vista a un hombre fornido y alto, que vestía un elegante y brillante traje. Éste caminaba con una elegancia inigualable, en cada paso se percibía su fuerte aura.
-buenas tardes.- saludó Choi, educadamente.
-buenas tardes… majestad. – dijo asombrado. El rey estaba frente a él, nunca antes lo había visto en persona pero la corona que cargaba sobre su cabeza le indicó el cargo que tenía. Respetuosamente se inclinó, mostrando sus saludos.
-¿puedo pasar a su hogar?
-¡Claro!- asintió con fervencia. Se hizo a un lado permitiendo que el hombre y dos de sus guardias ingresaran.
-los demás que esperen afuera. – ordenó al general.
Rápidamente el hombre adecuó un mueble de madera y lo cubrió con algunas telas limpias.
-siéntese por favor. – le pidió.
-muchas gracias.se acomodó en el improvisado mueble y los guardias se colocaron a su lados.
-¿a qué debo el honor de su visita, majestad?- él permanecía de pie.
-supongo que usted está enterado del reciente festín que he ofrecido en el palacio. Y debe saber la razón por la cual la lleve a cabo. Hubo muchos jóvenes presentes de todos los estratos de mi reino, todos ellos dispuestos a ocupar el lugar que dejó mi difunta esposa, la Reina Minha. De manera fortuita, en el palacio, tuve la oportunidad de conocer a su bellísimo hijo, el joven Kwon JiYong, si no me equivoco.
-Es mi hijo.
-estoy aquí porque quiero hablar con él.
-él no se encuentra, salió con su madre al campo.
-en ese caso he de avisarle que he venido porque quiero que usted y su esposa me otorguen el consentimiento para pedir a su hijo en matrimonio.
Los ojos del señor kwon se abrieron ampliamente al escuchar aquella declaración. Desde que abrió su puerta, la presencia de aquel hombre no le auguró nada bueno y había acertado. Sus sospechas eran ciertas. Su cerebro sufrió un colapso.
-majestad, usted me toma por sorpresa.- habló tratando de recuperar la cordura.- mi hijo no… no me dijo que lo conoció, yo no sé como…
-oh… claro.- lo interrumpió mientras sonreía al recodar.- el no logró verme, pero yo sí y lo he escogido. – el padre del adolescente se quedó mudo nuevamente. – comprendo que debe ser difícil asimilar esta noticia que le he traído. Yo también soy padre de un joven y lo entiendo, pero le aseguro que ha JiYong no le faltará nade cuando estemos casados. Él estará bien a mi lado. Lo cuidaré y protegeré.
-yo… sé que no puedo refutar la decisión que ha tomado. Sin embargo, creo que mi hijo es aún muy inmaduro para ser su pareja, mucho menos para estar delante de un reino. Él aun es un niño- tragó con dificultad- es mi niño.
-señor kwon – la voz del rey sonó más seria que antes – tengo presente la edad de su hijo y la mía también. Mi reinado necesita de él. Yo necesito del ímpetu propio de su juventud. Estos años de luto y soledad me han quitado energía, debo recobrarlas para gobernar mi reino como antes. – Se levantó del mueble y le sonrió al progenitor del joven.- espero que pueda anticiparle a su familia mi decisión. Planeo que la boda se realicé lo antes posible.
-como ordene majestad.- respondió abnegado. El rey Choi sonrió conforme con la respuesta y después de despedirse, se marchó.
-¿Qué sucede papá? – preguntó JiYong mientras servía el té de hierbas que había preparado para sus padres. Dejó la jarra a un lado de la mesa y tomó asiento frente a ellos.
-has estado muy misterioso desde que llegamos de la chacra. – comentó la señora kwon sonriéndole. – ¿será que aun te sigue doliendo la espalda?
-no es eso mujer.- respondió mirando el vapor que se elevaba de la taza.
-¿entonces qué ocurre?- volvió a preguntar el menor. Los ojos del señor se posaron en su único hijo, quien soplaba el agua caliente de su té sin ningún tipo de modales.
-JiYong…- lo llamó y el nombrado elevó la mirada sin despegarse de la taza, tomando pequeños sorbos.- ¿Te gustó el palacio?
-uhm… - miró extrañado a su padre. ¿A qué venía aquella pregunta?- es bonito, bastante grande en realidad… uhm- lo pensó unos segundos más y respondió.- sí, me gustó mucho.- volvió a centrarse en su té, y bebió otro sorbo.
-¿Por qué preguntas eso? Ya han pasado varios días desde la fiesta.- comentó la señora. El hombre se cubrió el rostro con las manos, preocupando a las dos personas que lo acompañaban.- Esposo, ¿Qué tienes?
Sin mover las manos de su cara porque no soportaría ver la expresión de su hijo, decidió contar la verdad. Inhaló largamente y exhaló despacio.
-hijo mío, kwon JiYong – tragó duramente – has… sido elegido como el compañero de vida del rey Choi Yoong Suk. Él va… a casarse contigo.
-¿Qu…ué?
CONTINÚA…