Un profundo silencio, ese era el clima que prevalecía en aquel auto. Kyungsoo simplemente se dedicaba a dirigir su mirada a la ventana, observando como fugazmente las casas de la última ciudad iban desapareciendo conforme avanzaban. Esta vez no le dolió tanto marcharse, tal vez ya se estaba acostumbrando a huir del mundo que lo rodeaba constantemente, o la verdadera razón fue que sencillamente no llego a fraternizar con alguien.
-¿Estás bien?-
No escucho hablar a su padre, estaba perdido en sus pensamientos. Su mente estaba totalmente dispersa en pequeñas preguntas ¿A dónde irían a parar esta vez? ¿Los volverían a encontrar? ¿Cuánto?
-Kyungsoo, hijo ¿Qué pasa?-
¿Una semana, un mes o con mucha suerte dos? ¿Cuánto?
-¡KYUNGSOO!-
-¿Eh? Lo siento, estaba distraído.- Una sonrisa triste se filtró entre sus labios y se pregunto otra vez cuánto más tendrían que seguir con esa patética cosa a la que su padre se atrevía a clasificar como “vida”. - Seguramente no lleguemos a pasar el mes aquí.- Lo dijo casi en un susurro, pretendiendo que su padre no lo escuche aunque sabía que de todas formas lo lograría.
-No digas eso, estoy seguro que esta vez nos quedaremos definitivamente aquí. Veras que nos estableceremos, conseguiré un empleo y podrás terminar la preparatoria sin problemas. Te lo prometo.-
-Si…– Kyungsoo no podía tomar en serio ninguna de esas palabras.
-¿No me crees?-
-Es que…siempre me dices lo mismo, no prometas cosas que no vas a poder cumplir papá.-
Después de ese comentario el ambiente volvió a su clima inicial, Kyungsoo no quería ser duro con su padre pero debía ser sincero. No le gustaba pretender una felicidad que no existía, siempre se decía a si mismo que todo sería igual, siempre estarían escapando.
-¿Quieres prender el radio?-
Kyungsoo solo presiono el botón y mantuvo su visión en una pequeña mancha de la parabrisas, quería actuar enfadado aun sabiendo que en cierto punto no le correspondía. Se escucharon voces distorsionadas hasta que su padre logro sintonizar una estación.
Careless, careless. Shoot anonymous, anonymous.
Heartless, mindless. No one. Who care about me?
El radio se apago de repente, el Sr. Do quedo perplejo. Tal vez sin querer sintonizo una estación que veneraba al demonio o solo era una de esas bandas punk de moda que amaban los adolescentes, cualquiera que hayan sido sus pensamientos en ese instante fueron olvidados al escuchar como su acompañante empezó a reírse de la nada.
-¿Qué? ¿Por qué te ríes?-
-Es que tu cara, era muy graciosa. –
El Sr. Do empezó a imitar lo que habían escuchado anteriormente y la risa de Kyungsoo resonó con más fuerza en el automóvil. La risa que hace tanto no escuchaba, para ser más precisos hace dos años cuando la tristeza sucumbió en la vida de ambos de forma estrepitosa.
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El auto freno de forma brusca y el Sr. Do bajo en el acto, abrió el capot y una humareda nublo su visión de manera inmediata. Algunos insultos escaparon de su boca, definitivamente la ciudad no les estaba dando una buena bienvenida pero no por ello iba a renunciar. Se dirigió a la puerta de copiloto y soltó una risa al ver que su hijo tenía la cara aplastada de una forma muy graciosa contra la ventanilla, finalmente dio pequeños golpes en esta para despertarlo y un Kyungsoo somnoliento abrió sus ojos.
-Kyungsoo tenemos un problema.-
-¡¿EH?! ¿Arcoíris, dónde?– Soltó un bostezo y se repitió a si mismo las palabras de su padre. -¿Qué paso?-
-El motor del auto se daño, estamos pocas calles, baja y ayúdame a empujar el auto. —
-Está bien…- Kyungsoo bajo sin ánimos aun con sus ojos adormilados.
Empezaron a empujar el pesado auto bajo el sol de verano que parecía burlarse de ambos, padre e hijo tratando de llegar a un destino del cual probablemente escaparían dentro de poco, porque después de todo eso era lo que mejor sabían hacer.
-¿Cuánto falta?-
-Déjame ver.- El mayor saco un papel todo arrugado de su bolsillo con algo garabateado en el. –Solo faltan un par de calles.-
-¿Te refieres a UN PAR de calles o “un par de calles”?- Le interrogo el pequeño.
-UN PAR de calles.- Dijo enfatizando en la palabra “PAR” –Deberías sacarte ese sweater, entiendo porque estas cansado, es pleno verano y andas con un abrigo de invierno.
-No tengo calor.-
-¡Si que lo tienes, pareces una canilla Do Kyungsoo!-
-Basta, solo sigamos empujando, quiero llegar rápido y darme una ducha.-
Y eso hicieron, siguieron empujando hasta que las calles dejaron el silencio para convertirse en lejanos susurros que segundos después se transformaron en voces claras, Kyungsoo se desconcentro al escuchar aquellas risas que al parecer pertenecían a un grupo de chicos, los cuales al pasar junto al auto simplemente se dedicaron a observar a ese par de individuos desconocidos. Lamentablemente para Kyungsoo los ojos de los jóvenes fueron a parar directo a él, y la timidez invadió su cuerpo al no saber si aquellas miradas reflejaban repugnancia por todo el sudor que estaba emanando o si era que tenían curiosidad por “el chico nuevo”.
Se puso muy nervioso a ver que empezaban a murmurarse cosas entre ellos
–¿Ni siquiera pueden acercarse ayudar? Imbéciles.- se susurro a si mismo. Los ignoro a todos y continúo haciendo lo suyo como si las calles aun permanecieran con ese silencio inicial.
-Disculpen ¿Necesitan ayuda para empujar el carro?– Una voz grave hizo que el Sr. Do y su hijo se detuvieran.
-¿Hablas en serio?- La voz del mayor de los tres denoto emoción por el hecho de no tener que estar empujando el vehículo las cuadras restantes.
-Si señor.- Dijo con determinación el aun desconocido joven.
–Entonces ustedes sigan empujando yo entrare en el auto para poder doblar en la esquina.- Por la emoción ni siquiera se molesto en preguntar su nombre, el Sr. Do simplemente corrio hasta el asiento de conductor y se despidio de ambos cerrandola con fuerza.
¿Y si lo había escuchado maldecir a él y sus amigos? Kyungsoo no estaba seguro y tampoco quería estarlo. Solo se limito a seguir empujando sin siquiera mirarlo y se negó rotundamente a presentarse viéndose con ese terrible aspecto.
-¿No tienes calor?-
-¿Eh?- Sus grandes ojos se abrieron de par en par, no esperaba que el extraño le hablara. Creía que mentalmente tenía un acuerdo con él para ignorarse mutuamente.
-Eres muy tierno.- El extraño lo examino de forma detenida. -Y sudoroso…mi nombre es Jongin, Kim Jongin.- Una sonrisa se alojo en los labios del desconocido, ahora no tan desconocido, y el mayor quedo impactado por sus blancos dientes.
-Ah…emmm…yo…- ¡Mierda!¡Olvide mi nombre, por favor reacciona, no quedes como un estúpido! –Do…K-Kyungsoo.
-¿Nuevo en el vecindario?- Interrogo Jongin.
-Si.-
-¿Qué edad tienes?- ¿Más preguntas, acaso no alcanzaba con su nombre?
-Veinte.- Jongin se mostro sorprendido.
-¿En serio? Yo 19, así que…ya terminaste la prepa…-
-No, en realidad me atrase un año por...- Kyungsoo pensaba en una buena excusa pero en ese momento ninguna pasaba por su cabeza. -Inconvenientes...estoy en último año.- De inmediato eso levanto las sospechas de Jongin ya que denotaba obviedad la mentira que acababa de pronunciar el joven de tez pálida.
-Y...ya te inscrib-
De repente el claxon del automóvil resonó e interrumpió la incómoda conversación. El Sr. Do bajo del auto con una gran sonrisa que podría ser representación de “Felicidad” en cualquier diccionario.
-Gracias por tu ayuda.
-No hay problema, si necesita algo mas allí es donde vivo. –Dijo señalando una casa de color rojo que destacaba entre las demás.
-Con lo que has hecho es suficiente.- Dijo amablemente el Sr. Do
-Bueno entonces hasta pronto señor.- Ambos estrecharon sus manos.
-Fue un placer Jongin.- La sonrisa prevalecía en el rostro del Sr. Do, totalmente inmutable.
-Hasta pronto Kyungsoo.-
-Hasta p-pronto.-