El reloj no marcaba más allá de las tres de la mañana, una luna hermosa y plateada decoraba el cielo manto oscuro. Los ojos de Yi Fan se abrieron de golpe al oír a un bebé llorar. Cerró los ojos y dejó ir un tenue suspiro. Al ponerse de pie caminó hasta la habitación contigua de la suya, al notar la puerta entre abierta le extraño, pero decidió quitarle importancia entrando al lugar para ver como la pequeña Eun Hee lloraba a mares, no era hambre y mucho menos otro tipo de cosas. Sonrió y caminó hasta al medio de la habitación tomando en brazos a la pequeña, comenzando con tenues movimientos en sus brazos y un tarareo dulce que ablandaría hasta el ser más malvado del mundo. Sonrió al ver que se durmió plácidamente sobre sus propios brazos.
-Pequeña, solo era una pesadilla.- Informó a la vez que dejaba a esta sobre su cuna, notó como la luz lunar se adentraba en esas cortinas de color blanco. Se veía preciosa bajo la luna, realmente era maravillosa. Como su madre y/o padre por así decirlo, con cuidado salió de la habitación para caminar hasta su cama, pero el espacio estaba vacío. Arrugó la nariz, en ese espacio vacío y desordenada había una nota.
Estiró su mano con calma para tomar esta hoja despacio y comenzar a leerla, al notar lo que decía su corazón rompió, las lágrimas se asomaban por el rabillo de su ojo y su mandíbula temblaba despacio, tiró de la hoja y abrió rápidamente el armario, notando que no estaba la ropa de él, dio un grito bastante fuerte y golpeó el velador sin importar el dolor, comenzó a botar todo. Tomó la manta para tirarlas, golpeó la pared y su llanto seguía siendo desgarrador. Caminó hasta el baño abriendo este con fuerza se lavó el rostro, pero se miró en el espejo notando como las lágrimas seguían cayendo golpeó el espejo con su puño sin importar la sangre de sus nudillos.
-Maldita hijo de puta.- Gritó con fuerza, tirándose al piso del baño hundiendo su rostro entre sus piernas comenzando a llorar con fuerza… Desde esa noche Yi Fan hizo una promesa.
¿Por qué te fuiste? ¿Por qué me dejaste solo con Eun Hee? ¿Todos esos Te amo eran mentira? ¿Solo te querías acostar conmigo? ¿Estarás comiendo bien? ¿No estarás enfermo? ¿Has dormido bien? 5 putos años y aún no puedo saber de ti. ¿Por qué me dejaste solo Jong In? ¿Por qué no me has llamado?
-Yi Fan- Sintió una caricia en su espalda y se enderezó, notó esa sonrisa amigable de su mejor amigo. Este tan solo río y se colocó de pie estirando sus brazos tratando de no demostrar que aún seguía llorando por quien fue su esposo por un año y su novio por 2 años.
-¿Qué pasa? Te dije que esperaras en el salón, ya iré solo debo hacer algunas cosas y vamos al bar.
-Está bien, pero eso me lo dijiste hace 30 minutos ¿Aún sigues mal?- El tono que uso su amigo fue algo brusco, no por enfadado que Yi Fan lo haya hecho esperar tanto, sino por aun no superar a ese moreno.
-No, no solo es dolor de cabeza cansancio ya sabes cuido solo a Eun Hee y es toda una desordenada, pero hoy la dejaré con Lu Han.- Asintió, vio a la pequeña que estaba en el marco de la puerta sonriendo como toda pequeña infantil, con su mochila de My litle pony.
Eun Hee era amante de My Little pony, por la mera razón que amaba los caballos. Yi Fan tan solo la tomó de la mano y subió a la camioneta, donde viajaron en risas junto con Yeol.
Iba dejarla con Lu Han ( Su compañero de trabajo y uno de sus mejores amigos) porque debía salir con sus propios amigos (Ya sea JongDae, ChanYeol, Yixing ) porque era la fiesta de cumpleaños de su amigo Chanyeol.
Hace cinco años sufrió (Y sigue sufriendo) El abandono de su esposo. Dice mil veces que lo ha superado, pero todas las noche lee la primera y última carta que JongIn le escribió, le sigue mandando mensajes al número de teléfono, sigue llorando su nombre.
JongIn abrió sus marrones ojos y seguían viendo ese azulado cielo… Seguía oyendo la misma canción de hace 7 años. La que se Yi Fan se le declaró. Cold Coffe de Ed Sheeran, sonrió para si mismo gracias a los recuerdos que se le veían en la mente. Sus ojos amenazaban con llorar, pero no lo hacía seguía en silencio.
-Señor, se pide abrochar el cinturón. En cinco minutos vamos aterrizar.- Ese acento inglés, extrañaría ese acento pero era hora de regresar a casa.
El tiempo había llegado y debía muchas explicaciones, muchos “Lo siento” y el temor crecía cuando llegara que todos lo rechazaran, pero era primero ver que sucedía.
Pudo sentir como el avión comenzó aterrizar poco a poco y su corazón latía con fuerza y terror a la vez.
Al bajar del avión con una maleta en mano notó como su mejor amigo movía las manos de un lado a otro. Sus labios bosquejaron una sonrisa totalmente alegre, caminó despacio hasta él apegando su cuerpo al de menor edad.
-Sehun, hace años que no te veo. Estás más alto ¿Eh? Se nota que has hecho mucho ejercicio- Mencionó divertido, esa sonrisa que dibujaba de felicidad era algo falsa, lo pudo notar su amigo de infancia, pero no debía decir nada… O al menos eso deseaba.
No quería que la llegada de su amigo al país fuera algo turbulenta, quería que ese día fuera tranquilo y relajante.
-¿Qué quieres hacer primero Jongin? –Sehun preguntó en un tono casi alegre, miró atrás del auto y el moreno veía algo perdido por la ventana, una sonrisa quebrada y ojos a punto de llorar.
-Jongin-Volvió a pronunciar el nombre del mayor, que este tan solo sacudió la cabeza y lo miró algo perdido.
-Ah, quiero ir… Quiero ir a casa solamente, necesito descansar.- Mencionó mientras bajaba su mirada, mirando una pulsera de plata que había traído desde Inglaterra. Sonrió tan solo por recordar esos cinco largos años viviendo ahí solo.
Quizás su error fue irse y no avisar y mucho menor decir por qué…Pero JongIn lo necesitaba, necesitaba informar que se iría, pero no podía a la vez, muchos pensamientos y sentimientos tenía en ese momento y tenía seguro que su amigo quería preguntarle que iba a pasar con su hija y Yi Fan si lo ven.
-En la noche podemos ir a un bar de acá cerca, hay un evento de un dj excelente y como tú eres bueno bailando, dios muchos morirán por ti.- Quizás un poco de distracción por el momento lo haría, quizás eso necesitaba total…El baile es su pasión.
Apretó sus labios despacio asintiendo algo apenado, sus ojos se perdían por la ventana del auto, oyó el motor del menor rugir y luego como comenzaba a manejar dirección a su casa, esa casa que abandonó al casarse con Yi Fan.
-¡Mierda!- Exclamó con fuerza, dejó sus manos en su sien y tan solo cerró sus ojos, los demás lo quedaron viendo algo preocupado.
-¿Sucedió algo?- Estaban en un café tan solo para hablar, luego irán a ese bar que tanto hablaban. Yi Fan tan solo negó repetidas veces volvió a tomar su taza de café.
-No, es solo migraña.- Mentira, era ese típico presentimiento que sentía. Su corazón sentía panzazos y dolores fuertes de cabeza, nada más que eso.
-Bueno, creo que ya debemos irnos ¿No es así?- Todos asintieron, Yi Fan esbozó una falsa sonrisa y se colocó de pie para ir.
Pantalones de cuero, una chaqueta de cuero color negro y blanco, chapulinas de color negro y cordones blanco terminando por una remera negra con una calavera estampada, demasiado sexy para un chico de 27 años.
Al llegar al antro notó luces de diferente color neón, música fuerte y muchas personas gritando, una mujer bastante sexy le guiñó el ojo a Yi Fan y sus amigos lo empujaron comenzando a reír. Caminó hasta el centro de esta ya que había una multitud de personas rodeando a alguien o algo la curiosidad le invadía por lo que se dirigió hacia allá, la música lo relajaba y daba ganas de bailar aunque siempre fue pésimo para eso. Con sus amigos caminaron hasta ese círculo, notando un chico de jeans negros rotos, una polera blanca con dibujos incoherentes, unas zapatillas vans y un gorro que no dejaba ver su rostro, de dolor blanco con negro, sino fuera por la luz sabría de quien trataba porque obviamente le recordaba a alguien, notó la piel morena pero simplemente la ignoró.
Ese muchacho movía sus pies de lado a lado. Dejó que su mano viajara desde sus pecho hasta su entre pierna haciendo un movimiento pélvico hacia delante. Movió sus brazos de lado a lado sin dejar ese lento movimiento de sus caderas. Como si estuviera haciendo el amor con el aíre, con calma hizo un movimiento circular con su pie, luego dio un giro pero algo salió mal. Se enredó sobre sus propios pies y cayó, pero gracias a Dios alguien lo alcanzó atrapar.
Cayó sobre los brazos del rubio, quien al notar quien era, sus ojos se abrieron de golpe y su corazón se detuvo. El tiempo se congeló y tan solo sus ojos dieron con los marrones que estaban igual de asustados de quien lo atrapó.
-JongIn…