Prólogo: Nuevo vecino
DIIING. DIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIINNNNNNNNNGGGG. DDDDDDIIIIIIIINNNNNNNGGGGG.
¡¿Quién mierda toca?! Sehun maldijo en su mente. Estaba durmiendo tranquilamente, soñando algo hermoso (lo sentía aunque no recordaba absolutamente nada), y un estúpido se atrevía a levantarlo a esta hora (imaginaba que era un él, no había tenido líos de faldas hace bastante tiempo). ¡Diablos! Sin más tuvo que levantarse e ir a atender, pues encima de todo aquella horrible ser no dejaba de tocar el bendito timbre.
LuHan esperaba impacientemente en la puerta. Se había mudado hace algunas horas al apartamento de al lado (sí, hace algunas horas a pesar de que recién eran las 6:30 a. m.; gustaba de viajar de noche), y quería conocer a su vecino. La dueña había dicho que era un joven amable y bien portado, un estudiante aún que no hacía mucho alboroto. Sin embargo, LuHan se quedó con la boca abierta en cuando la puerta se abrió.
OH POR DIOS.OH POR DIOS. OH POR DIOS. OH POR DIOS. ¡ESTÁ DESNUDO!!!!!! OH POR DIOS. OH DIOS. OH. QUÉ HOMBROS, QUÉ BRAZOS, QUÉ ABDOMEN, Y… OH POR DIOS TIENE UN ENORME…
“¿Qué quieres?” Preguntó Sehun de muy mala gana; primero lo despertaban, para que ahora el niño éste se quede con cara de tarado. Entonces, después de no obtener respuesta, siguió la vista del otro, bajando, bajando, bajando, bajando hasta su…. Ah. Ahora lo comprendía, pero ¿a qué hora me quité la ropa?
“Sabes que es de mala educación mirar así a las personas”, dijo el desnudista (y descarado), aún observando al chico. ¿Cuántos años tendrá? ¿16? No se ve tan chico; seguro está descubriendo su sexualidad y todo eso, tsk.
“¿Q-qué?” Reaccionó LuHan, subiendo al fin su vista al rostro del alto. WOW. ENCIMA ES GUAPO.
“¡Que me dejes de ver así, joder, qué más!” Sehun nunca había tenido reparos para gritar, y menos cuando trataba con gente menor que él (tenía un complejo o algo así, siempre había sido el menor).
“¡AH! Pero, es que estás desnudo y...”
“Es mi casa, puedo estar así todo el día y toda la noche si quiero”, lo interrumpió, con .
“Sí lo sé… pero…” Comenzó a hablar LuHan, mientras trataba de ver a otro lado. Y sí, solo trataba, porque por dentro realmente quería seguir viendo al chico este. “Yo soy LuHan, ahora viviré al lado”, se apresuró a presentarse al no saber qué decir, haciendo una corta venia (pues no quería acercarse, de hecho sí, pero era mejor que no).
… Genial, genial, ahora tendré un niñato como vecino, Sehun rodó los ojos, asintiendo. “Pues bienvenido, niño. Si eso era lo único que querías, hablamos después, cuando no sea de madrugada”, por nada del mundo seguiría ahí; además, ya tenía frío.
Y eso fue lo último que LuHan escuchó antes de que el otro le cerrara la puerta en la cara. ¿Me llamó niño? ¡¿ME LLAMÓ NIÑO?! SI LA SEÑORA DIJO QUE EL CHICO TENÍA VEINTE. Ahora, fastidiado, dio la media vuelta y regreso a su nuevo hogar. Estúpido vecino.