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¿Amor? por Amito-chan

[Reviews - 55]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del capitulo:

Adivinen quién viene a crear una historia más rara? 

Esta mameh :'v

Okay no... incluso yo me confudír mientras lo escribía.

Sorry niños, otra vez que me quedó recorto pero pienso darles un capitulo más extenso y llego de momentos pa fangirlear. Prometido por el Estigio! c:

En fin...

Querida Honey27 no creo que sea lo que esperabas pero espero que quedes conforme - insertese meme del precio de la historia - Gracias, desde el fondo de mi corazón te lo agradezco mucho.

Oigan niños dejenme un review porque si no lo hacen voy a confundirlos más :'v Por favor niños dejenle a esta pobre anciana un comentario porque va a terminar más perdida que Percy cuando Nico dijo que no era su tipo :'v 

X.

 

 

Los niños corrían de un lado a otro, en el mercado, jugando con piedras… exacto, esos mocosos se estaban tirando piedras. En sí, el resto de personas no les importaba mucho ya que no habían golpeado a nadie y eso era bueno… hasta que sí lo hicieron y justamente le cayó a la hija del capitán, para ser más específicos: el capitán que tenía en sus manos a toda la flota marina de Nueva Ámsterdam. Así que sí, medio mundo palideció cuando la muchacha dio un pequeño gritillo mientras la canasta de compras rodaba por el suelo con todos los alimentos dispersos.

“Mocosos” se escuchó antes que la chica corriera detrás de los niños, quienes no duraron en salir despedidos. 

La gente del pueblo le tenía miedo a la hija del capitán. Era preciosa pero cuando estaba de mal humor parecía un muchacho, uno de esos bucaneros de alta mar que solían aterrorizar a las colonias cuando llegaban a tierra firme.

En fin, la chica corrió detrás de ellos hasta llegar a la playa donde cayó estrepitosamente sobre la arena. Su cabello terminó hecho una maraña, y el vestido lo tenía por la cabeza.

“¡Oh! ¡Vamos!” comenzó a quejarse y a hacer un pequeño berrinche hasta que alguien salió detrás de una cueva. Ella grito y el otro también lo hizo. Ambos terminaron tirados en la arena.

-¡Dios! ¡Un monstruo! – el chico se puso en pie antes de salir corriendo

-¿A quién mierda le has dicho monstruo, tarado?

 

-Y ahí iba otra vez esa chica, corriendo detrás de algo que no le iba a traer nada bueno – dijo Afrodita

Los dos campistas tenía lo boca abierta llena de helado. Okay, esto era nuevo… usualmente las mujeres de esa época solían ser más femeninas.

Percy iba a hacer uno de sus típicos comentarios propios de un sesos de alga de no ser por unos truenos bastante fuertes.

-Okay… - Pipper pasó el helado tratando de mantener la calma – Esos rayos son de…

Las palabras se quedaron en el aire por la curiosa cara de Afrodita y las palabras que iba a decir - Del estúpido de mi hermano.

-¿usted no tiene miedo? – Percy fue el primero en hablar – Ya sabe, el lanza rayos celestial

-¿A ese tarado?, No – sorbió un poco de vino - ¿Por qué lo tendría?

Pipper no sabía si estar completamente desconcertada o increíblemente orgullosa – Es Zeus, el “Si yo quiero que vivas, vives. Si no, pues te mueres”

-Dirás el “Me he tirado a más hombres que Afrodita”

Sí… bueno, Percy por obvias razones escupió el helado. Se carcajeó a su gusto por unos cinco segundos hasta caer en la cuenta de que llamaba mucho la atención. Pipper no era diferente, solo que ella tenía la cabeza contra la mesa  intentando mantener la compostura.

-No conocía ese lado de usted – dijo Percy aun queriendo tranquilizarse.

-Nadie conoce muchos lados de mí – sirvió vino en su copa de helado de chocolate y menta, y luego lo mezclo habilidosamente con una cucharita – Ni siquiera el idiota de Ares.

-¿Ares el qué? – preguntó perspicaz Pipper.

Afrodita dedicó toda su atención a su hija, y con esos ojos que cambiaban continuamente de color, como los de su Pipper, dijo “El yo puedo luchar contra todos” mientras era golpeado en el trasero por un mortal en la guerra de Normandía. Ese chico sí que tenía huevos.

Otra vez salió volando helado, pero era de Pipper.

-Oh Dioses – estaba apretando la servilleta contra su rostro mientras los demás comensales volteaban.

Afrodita puso una linda sonrisa antes de retirar las manos de su hija de la servilleta que aún estaba en su cara.

-Niña, de lo único que debes de avergonzarte es de no haberte arreglado esa pluma. Mira – la cercó al rostro de la menor antes de arreglarla- ¡Ves! ¡Se va a caer!, deberías asegurarla con una liga – dijo mientras sacaba una de su bolso.

Pipper trataba de razonar correctamente, ¿Afrodita le estaba arreglando el cabello sin quejarse de que podría haber hecho algo mejor?

-¡Ves!, lindísima.

-Gracias…

Afrodita sonrió antes de tomar su helado con vino. No es por nada, pero hasta Percy la miraba bastante extrañado y otra vez Pipper y él podían comunicarse telepáticamente:

-¿Está comiendo helado con vino?

-Tú te quieres comer a Di Angelo

La diosa golpeó la mesa mientras se carcajeaba sonoramente al ver el rostro de Percy

-¡Oh Dios mío! ¡Esto sí que es nuevo!

Los chicos la miraron confundidos.

-¿Sabes lo pensamos? – dijo Pipper

-¿Hay “un” Dios?- interrogó Percy

 

Pipper y su madre voltearon a ver a Percy. Ambas con la gran expresión de “Wouw, esto no me lo esperaba” impresas en sus rostros.

-Primero – dijo Afrodita mirando a su hija – Sí, y segundo… - contempló a Percy – Sí

Su sonrisa fue tan grande y llena de honestidad que hasta Percy pensó que esa mujer era verdaderamente bella a pesar de todo.

-Okay, he de suponer que a lo segundo no querrás explicarnos para que no haya más confusión ¿verdad? – Pipper sintió como le robaba el trabajo a Annabeth.

La diosa asintió – Hay cosas que no tienen un porqué… digamos que… ¿Cómo decía este chico tan guapo? ¡Ah! ¡Sí!, “No puedes meter el mar en un pequeño agujero. Así que no jodas” Oh no.. no era así, pero por ahí va.

Los dos campistas intentaron no reírse muy fuerte. Afrodita era una diosa pero eso no significaba que era perfecta.

-Es bueno hacerlos reír – la diosa jugaba con su cucharita – Han peleado tanto y han sufrido tanto… todos ustedes.

Ambos intercambiaron miradas antes de decir “Sí” al mismo tiempo.

Afrodita levantó la mano para pedir más vino y más helado para los tres.

-Bueno, ¿Quieren que siga?

Los semidioses se miraron por el rabillo del ojo.

Claro dijo Percy.

 

 

 

 

Bien, es momento de la verdad y de un enano bastante enojado.

Este pequeño semidios se preguntaba quién era más idiota, los campistas o la autora que lo había olvidado por andar fangirleando con las locas ships. Sí, estoy hablando de Cástor quién quería patearles el trasero a todos los mencionados.

Los chicos lo habían dejado solo. Nadie se había preocupado por el menor de todos, ¿Es que esos muchachos hormonales no podían calmarse y pensar seriamente en que se debe cuidar a todos? Will había desaparecido para tomar “una llamada”. Ethan y Luke andaban de calientes abnegados, Michael  no dejaba de mirar a Reyna y el resto estaba metido en un curioso juego de “Si nos los ayudamos no podrán amarse”… obviamente se refería al “Percico”, como le gustaba decirle Annabeth.

En la ciudad hacía calor. En serio, hasta Hades se hubiera ardido. Y si somos sinceros Cástor comenzaba a cabrearse de que los hijos de sus mamás no le hubiera dado una sombrilla o dinero para comprar algo. En fin, continuó caminando tratando de encontrar a los demás. La cosa no iba tan mala hasta que tuvo que correr por su vida  porque un grupo de chicas aparecieron  corriendo como desquiciadas por todos lados.

¿Por qué corrió?, Simple costumbre o por el hecho de que veía como esas locas se iban cargando a cada persona que pasara. Era ver como convertían a cada persona en una fan enamorada. Sí, no se equivocan… las chicas eran fans de un grupo al que Cástor no dudo en calificar como “Chinos gays” porque los podía ver corriendo al frente de él.

Corrió por ocho cuadras hasta que logró meterse en una tienda.

-Esas tipas están locas

-Y que lo digas

Okay, Cástor había sentido miedo antes pero no tanto hasta que vio a ese hombre anciano con un arma. Dejó que su corazón se tranquilizara cuando noto que era un arma de agua… hasta que aparecieron unas niñas con bates. Intentó hablar, sin embargo el balde con hielo que le cayó no fue de gran ayuda.

Levantó la vista, era un niñito de cuatro años con otro balde en la parte del segundo piso.

¿Por qué dioses? ¿Por qué? Pensó antes de caer al piso por un grupo de niñas que se le tiraban encima con una red.

 

 

 

Está quedando bien decía Lino Hasta yo me haría uno… todo esto mientras Annabeth intentaba golpearlo con libro porque el tarado había dicho que se había equivocado. Y literal ella sintió como la aguja o lo que sea con lo que le estaba haciendo el tatuaje se había deslizado muy rápido.

-No debí hacer esto – repetía – Mamá me va a matar

-No te preocupes, niña. Él solo está bromeando. Lino jamás se equivoca – dijo Urania – Mi sobrino  es un buen artista así que si hay un error no se notará.

Pero no servía de nada. El libro aún quería besar la cara de Lino  gracias a la potente fuerza de la rubia.

-Niña, si no te relajas voy a escribir mi nombre en grande en tu espalda. Así que cuando la loca de tu madre te vea yo voy reírme un buen rato y me largaré a las estrellas con Urania ¡Así que te me calmas!

Annabeth logró comprender la idea y se mantuvo quieta mientras Nico reía por lo bajo con Urania.

Era curioso porque usualmente la sensata y genial Annabeth que le gustaba mantener todo bajo control era ahora controlada por un tipo que recién conocía. Y era mucho más interesante porque después de tanto amor que ella Percy se dedicaron… Ella no… ella no había demostrado tanta tristeza y tampoco había tomado represalias contra Nico o con cualquier persona que anduviera detrás del sesos de alga. Nico supuso (igual que todo el campamento) que cuando la persona no era la indicada… a pesar de todo el tiempo juntos, de todo lo vivido y todo lo que se prometieron. Cuando el amor se acaba, no hay marcha atrás.  Y en el caso de Annabeth. Bueno, una suele darse cuenta cuando las palabras ya no tienen el mismo sentimiento y las caricias se hacen más lejanas y piensas “Wouw, ¿Por qué el chico que tanto decía amarme tiene esa cara de dolor cuando me mira?”

Nico estaba en silencio, disfrutando de un pipa, cuando se desató la lluvia y los potentes truenos comenzaron a escucharse.

Ambos chicos intercambiaron miradas. Los dos sabían que algo no estaba del todo bien… el día estaba técnicamente hermoso con un sol para dejarte rojito.

Urania dejó el tatuaje un rato para ir hasta la puerta.

-Está lloviendo a cántaros – anunció

Lino también dejó el tatuaje de Annabeth – No es normal. La temporada de lluvias comienza a fines de febrero.

Y entonces con esas simples palabras los dos campistas cayeron en la cuenta de algo que ni se les había pasado por la cabeza por muy estúpido que pareciese.

-En Nueva York estamos en invierno – dijo Nico mientras se paraba lentamente

-¿Dónde estamos exactamente? – preguntó Annabeth

Lino y Urania tenían las miradas llenas de confusión. Y dieron la respuesta más extraña que jamás Nico o Annabeth pensaban escuchar.

-Estamos en Miami… En Florida

Y antes de que los chicos comenzaran a gritar como locos dieron un fuerte:

¡¿QUÉ?!

 

 

 

 

 

 

Leo estaba que se movía de un lado a otro en el centro comercial lejos de Marcus y sus labios, y de las chicas que gritaron como locas en la calle… pero no lejos de su constante  vergüenza. Dioses, ¿Qué había hecho?

Bueno él no lo había hecho exactamente pero…  ¡Por amor a Cristo! ¡Hefesto le iba a patear las bolas a Afrodita por dejar que su hijo ande con tipo siete años mayor!

Trató de calmarse antes de que más personas lo quedaran mirando algo asustados. Era como ver a un duende latino caminar de un lado a otro porque el gordo de Santa lo había mandado después de tiempo.

 

Leo dejó de andar y cayó en la cuenta de que si en Nueva York hacía frío… ¿por qué aquí hacía calor?, ellos tan solo estuvieron unas horas en esa camioneta no es como si hubiera viajo una semana o no es como si hubieran viajado en avión (hubiera sido un placer ver la cara de Percy en un avión).

Antes de que todas sus preguntas aumentaran más escuchó la voz de Marcus. Se acercó solo un poco y escuchó claramente cuando él daba una llama telefónica. Fueron necesarias cinco palabras para que Leo temiera por su existencia.

Los tengo dónde usted quería.

Notas finales:

Repito... dejen un review xD 

Gracias chicos.

El capítulo que dije... ese si va a demorar :'v O no sé

bueno, si sé pero no te gua a decir.

Okay meme viejo pero la intención es lo que cuenta.

Cuidense y coman bien por favor <3 


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