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Hidden por KaruraTakashima

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Notas del fanfic:

Buenas, aquí con un pequeño One-shot nuevo que hice al ver el nuevo pv de Mejibray Echo el cual ame con todo mi corazón y ahora se volvió la canción que más me gusta junto con COPERNICUS.


Bien, bien, este fanfic me inspire de la nada, realmente fue algo que surgió de pronto pero me parece algo muy bonito, lo escribí muy rapido pero cuide de que este expresara lo que yo creía y pensaba.


Esta historia es una pequeña base de un futuro proyecto que pienso hacer en cuanto me las arregle para hacer más fanfics, Zoetrope lo seguiré, pero mientras les dejo este pequeño one-shot que espero disfruten.

Notas del capitulo:

Buenas, yo aquí de nuevo.


En fin, no los voy a entretener mucho, porque quiero que en verdad lean y me digan que les pareció, así sabre que podre hacer la pequeña historia que tengo en mente (aunque sí no me dicen nada aun así la escribiré pero solo yo la leere xD (?))


El fanfic es AU y todo esta narrado desde la perpectiva de Koichi y su visión del "mundo" o algo así


Bueno, los dejo disfrutar, sayonara~

El amanecer llegaba, era otro día, como cualquier otro, el cielo estaba despejado aunque no era azul, sino más bien un gris bastante deprimente, a pesar de la presencia de nuestro amigo el sol, su luz apenas es tenue, débil y no irradia calor alguno, por lo que no me sorprende ver a la gente con diversos tipos de abrigos para poder cubrirse el fuerte viento que azota nuestro reino.


Mi “futuro” reino.


En cuanto me había levantado me dispuse a colocarme mis ropas, aunque claro, no las consideraría mías, ¿La razón? No me hacen ver lo que soy, no me hacen sentir que soy yo de verdad, con cuidado de no manchar ese vestido negro y largo, termine de maquillarme y arreglar mi cabello, siendo un color poco común entre las personas, pues este era de un rosado con varios mechones de diversos colores, me gusta el color, porque solo así siento que soy al menos una parte de lo que soy en realidad y al mismo tiempo aparento ser lo que no soy.


El sonido de alguien que tocaba la puerta de mi habitación hizo que me sobresaltara un poco, pero reconocía ese modo y eso me calmo, después que le dijera que pasase una figura más baja que yo ingreso a mi habitación, su forma de vestir cómo siempre era única, un vestido blanco moteado con manchas negras, unas medias largas oscuras y unos zapatos rojos que combinaban con el moño que traía en su cabeza, la cual tenía cabellos color celestes y entre sus manos sostenía un peluche el cual tenía un mismo moño rojo. No pude evitar sonreírle.


Porque sencillamente, con él al lado mío, aunque suene cruel, no me sentía totalmente presionado.


-¿Ya comiste algo Meto? –Pregunte en cuanto había cerrado la puerta, pero él no se movió de ahí, se quedó mirándome fijamente, sus ojos aunque eran diferente siempre expresaban lo mismo, o más bien, nunca expresaban nada, él era así, alguien de pocas palabras, nunca expresaba lo que sentía, incluso conmigo le dificultaba expresarse, pero lo conocía bastante bien y no le presionaría.


No fue sino hasta que él ladeo su cabeza de lado a lado en señal de negación que recibí su respuesta, suspire e hice mi mayor esfuerzo para enarcar una ceja en señal de reproche aunque en mis adentros estaba algo feliz; Meto y yo éramos bastante unidos aunque no lo parecería y compartíamos el “mismo mundo” a mí me cuesta mucho acercarme al bullicio fuera de mi pequeño mundo sí alguien que no estuviese en él me acompañase, y a él tampoco le agradaba, aunque nuestros mundos eran distintos; nos acoplábamos bastante bien y eso era otro motivo para seguir con él a mi lado.


Meto se aproximó más hasta donde estaba, pero en lugar de acercarse a mí se acercó a mi buro, lo observó por unos momentos y luego de este cogió un pequeño objeto casi circular y brillante que tenía varias incrustaciones, no pude evitar fruncir el entrecejo y cruzarme de brazos al ver que Meto señala ese objeto con una mano y con los labios señalaba mi cabeza, abulte los labios en forma infantil antes de contestarle.


-Sabes… que la repudio –Meto no cambio su mirada, pero siguió señalado la pequeña corona, lo cierto era que era muy bella y me gustaba, pero eso era una clara señal de algo que soy y que realmente detesto ser; seguí cruzado de brazos y mire hacia otro lado, odiaba seguir con ese estúpido teatro, lo odiaba, lo repudiaba con todo mi ser y alma, tanto que hay momentos en que solo me quedo aquí y me encierro en mi mundo, un mundo donde podía ser feliz y libre, pero con la desgracia de que sabía que era irreal, no era cierto, sabía que tan solo bastaba un abrir y cerrar de ojos la felicidad se volvía tristeza.


Porque sabía que el mundo real era ese y aquel en el que planeaba vivir.


Sentí un pequeño peso en mi cabeza, creí que era la tiara, pero no, para mi sorpresa vi Meto había dejado aquella tiara y acariciaba mi cabeza, aquel gesto aunque era pequeño, me reconforto bastante, no pude evitar sonreír y volver mi vista hacia él; lo cual para mi sorpresa fue algo lindo y triste, porque me devolvía el gesto, aunque era una sonrisa pequeña, sabía que, a pesar de las otras, esta era autentica, aunque triste.


Sus ojos, inexpresivos como siempre, se fijaron en los míos y no pudieron ocultar por completo la profunda tristeza que tanto su corazón como el mío sentíamos, siempre siendo algo que no éramos, siempre aparentando algo que no somos, ser lo que “ellos” desean ver, convertidos en tristes marionetas que se dedicaban a satisfacer a los demás.


Eso no fue un apoyo para ambos, pero hizo que mi corazón doliese más, me acerque para abrazarle simplemente, sentí como sus brazos rodearon los míos, sus manos pasaron por mi espalda, en la que claramente sentí aquel peluche del que nunca se separaba, permanecimos así por pocos momentos hasta que nos pareció suficiente, ese abrazo era ya una costumbre, no un mero gesto, sino era un gesto que nos reconfortaba, era mutuo el apoyo que nos dábamos, porque solo nosotros éramos capaces de ver lo que otros no ven.


Un poco más “valiente” podría decirse, porque ahora me tocaba salir de mi mundo para ir al verdadero, tome mis zapatillas las cuales eran muy molestas, pero al menos podía caminar con ellas, tome aquella tiara y me la coloque cuidando que no fuese a caerse.


-¿Noticias sobre el compromiso? –Pregunte sin ganas mirando a Meto de soslayo, el cual volvió a negar, un suspiro de alivio salió de mis labios, aquello al menos era algo más con lo que pudiera empezar el día feliz. Di unos últimos toques a mi cabello antes de volverme hacia él- ¿Tengo que ver a MiA el día de hoy? –Meto asintió, eso me molesto un poco, pero tenía asuntos que atender con él- ¿Y de Tsu? –Meto negó nuevamente, tan solo fruncí los labios en señal de molestia.


De pronto la puerta volvió a escucharse, esta vez no sabía quien había tocado, pero la voz me resulto conocida.


-Lady Koichi –dijo la voz de la mujer y no pude evitar enarcar una ceja, eso me molesto bastante – el desayuno esta servido, lo esperamos.


-Sí, ahora mismo bajo –le espeté toscamente cruzándome de brazos-


-¿De casualidad Meto esta con usted?


-Sí.


-Muy bien, apresúrense por favor que su majestad quiere verlos.


Escuche los pasos de la mujer alejarse de la habitación, bufe y resople, Meto se volvió a verme con una pequeña sonrisa que me contagio prontamente. Se encamino hasta la puerta tomándome del brazo, llevándome con él, lo cual hice a regañadientes pero no pude borrar esa sonrisa de mi rostro.


-Donde me llamen así otra vez juro que aprenderé a usar la guillotina.


Una pequeña risa surgió de los labios de Meto, la cual me contagio, aunque eso me alegro un poco el volverme a ese mundo al cual pertenecía pero no aceptaba, volvió a deprimirme bastante, y Meto lo sabía, pues él al igual que yo lo odiábamos.


Después de todo, pertenecer a la realeza es más duro de lo que se piensa.

Notas finales:

Dejen review para así empezar de una vez con otra aventura entre los mejibray x3


Sayonara~


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