Tengo 17 años y quiero tirarme en el primer puente que encuentre. Llevo dos años con la misma rutina y ya no lo soporto. Todos mis putos días son iguales; madrugar para el colegio, ver a las mismas personas, los mismos profesores; en fin, nada cambia, nunca.
Lo único que solía traerme una distracción era mi novio, Key. Pero después de dos años de estar juntos, el efecto sorpresa había desaparecido y comenzaba a cansarme de estar también con él.
-¡Hey, Minho!- Me llamó Key, esquivando a nuestros compañeros para llegar hasta mí.
-Hey.- Dije sin emoción.
-¡Trans-fe-ri-do! Vamos a tener un nuevo compañero a partir de hoy, aunque estoy seguro que no es tan lindo como yo.
Algo que me causaba gracia era lo increíblemente egocéntrico y narcisista que podía ser Key. Pero hoy era uno de esos días en los que ni eso mejoraba mi humor.
-¿Y qué con eso?
-Vamos, Minho. No seas amargado, podríamos ser amigos.
Genial, otra persona superficial e irritante, incapaz de pensar por sí misma con la cual juntarme. Como si no tuviera suficiente con las que ya están aquí. Si había algo que detestara de mis compañeros era esa inigualable capacidad de tener una mente colectiva, ninguno era capaz de ser original y diferente… Todos amaban las mismas cosas, hablaban de lo mismo, hasta vestían con el mismo estilo, bueno ya entendieron el punto.
Todos eran así, excepto Key. Él era siempre él mismo, nunca le importó lo que los demás pensaran porque en su mente solo existía él (y algunas veces yo). Cuando lo conocí fue una sensación refrescante, pero dos años después esto solo se vuelve una molestia constante.
¡¡¡RIIIIIIIIIIIIIING!!! –Y la tortura comienza.
Entró el profesor, empujando un carrito con un televisor y un reproductor de DVD. Detrás de él venía un chico de cabello castaño, delgado, ni muy alto ni muy bajo, con una piel de bebé y la cara más linda que haya visto en mi vida.
-Chicos, les presento a su nuevo compañero Lee Taemin.
El chico parecía muy nervioso, no dejaba de agarrar el borde de su camiseta, miraba en todas direcciones, como si buscara la mejor forma de escapar de la habitación. Al final, sus ojos se posaron en mí un segundo, y luego retiró la mirada sonrojándose intensamente. ¿Qué diablos? ¿Por qué se sonrojaba? ¿Y por qué se veía tan jodidamente lindo cuando lo hacía?
-Mmm… Señor Lee, siéntese donde guste.
La cosa es, que el único espacio vacío estaba a mi lado. Por alguna razón sentía como si tuviera una jungla entera en mi estómago. ¿Era posible que estuviera nervioso porque este chico Lee-lo-que-sea se sentara junto a mí?
El chico miró a todas partes buscando otro asiento que no fuera ese, pero cuando se dio cuenta que no había otro hundió los hombros como si estuviera decepcionado. Luego comenzó a caminar hacia a mí.
Ni una sola vez levantó sus ojos del suelo, me sentía un poco, ¿cuál es la palabra? ¿Triste? No sé, la cosa es que la jungla se puso más salvaje a medida que este chico se acercaba. Y yo solo quería que me mirara.