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Lo único que te pido (Corazón de melón, Amour Sucré) por Personneinconnue

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Notas del capitulo: Hola:c…. siento la demora, de verdad lo siento (para los que esperaban el fic, que dudo que sean muchos),
Lo que sucede es que me fui a la casa de mi hermana por unas semanas y como ella no tiene internet no escribí, además cuando volví a mi casa me castigaron y no pude usar el computador, así que no podía actualizar. Piensen también que mi familia no sabe que escribo (y no quiero que lo sepan tampoco) y como lo hago desde el living tengo que cambiar de pestaña a cada rato cuando se dan vueltas por mi espalda…
Capítulo 3: El día que firmé mi propia condena

Castiel

- Lo hizo mi padre – Susurró el delegado.

Las palabras sonaron confusas en mis oídos, no tenían lógica…
- ¿Tú padre…? – Pregunté - ¡¿Qué clase de mierda de padre hace eso?!- Dije alzando la voz al entender sus palabras

- No lo sé – Dijo con una mueca que intentaba ser sonrisa.

Antes de que pudiera darme cuenta de lo que estaba haciendo, me encontré rodeando al rubio con mis brazos para consolarlo.
Nathaniel apretó con sus puños mi camiseta, apoyó su frente en mi cuello y sollozó hasta el cansancio dejando mi hombro completamente empapado.
Estaba enojado, realmente enojado, ¿su papá?, ¡Demonios! ¡¿Qué clase de humano le haría eso a su propio hijo?!
Matar a ese tipo de basuras era hacerle un bien a la humanidad.
Nunca había visto a Nathaniel así, siempre mantenía la compostura, parecía el tipo de persona que jamás tenía problemas…que llevaba una vida perfecta, a la que nunca le faltaba nada.
Me encajó todo, sus calificaciones, su conducta y su personalidad…
Comencé a sentirme culpable, me había burlado tantas veces de él por cómo se comportaba…
¡Maldición!, soy un completo imbécil.
Lo peor era que comprendía lo que el rubio debería estar sintiendo…
Cuando Debrah me dejó me había quedado solo, mis padres estaban lejos y no tenía verdaderos amigos conmigo.
Me sentía horrible la mayoría de las veces, era una época realmente mala, pero entonces apareció Lysandro con su paciencia legendaria y luego Sucrette con su graciosa estupidez, ellos desde el día que los conocí habían estado ahí para mí, sin embargo Nath… Nath no tenía a nadie y nunca lo había tenido tampoco. Su situación era mucho peor que yo y lo guardaba todo en su interior desde siempre sin rechistar.

Estaba confundido… mi vida había dado un vuelco y todo estaba al revés. Mis sentimientos fluctuaban entre la rabia, la preocupación y el arrepentimiento.
No sabía que hacer exactamente ahora, no iba a enviar al delegado de vuelta al nido de víboras, tampoco podía abandonarlo a su suerte, no era un monstruo, además ni siquiera conocía la situación en su totalidad… yo solo lo había encontrado medio moribundo, por lo que no podía hacer nada hasta el momento, al menos hasta que hablase con él detenidamente.
Tomé cuidadosamente a Nath que se había quedado dormido en mi regazo y lo volví a recostar sobre la cama.
Fui a la cocina y luego al baño en busca de un poco de agua y pastillas des-inflamatorias y analgésicas, ya que cuando el rubio despertase iba a tener una horrible jaqueca, considerando que había bebido lo suficiente el día anterior y que llorar así le regalaba un bonito dolor de cabeza a cualquiera.
Luego de dejar las cosas en la mesita de noche fui a recoger la correa de Demonio para sacarlo a pasear. Mi perro movió la cola entusiasmado al ver que íbamos a salir, le acaricié la cabeza en modo de respuesta y le coloqué el arnés.
Mi amigo perruno había sido la mayor parte del tiempo mi único compañero.
Una vez afuera caminamos a lo largo del barrio hasta llegar a una plazuela con varios árboles, pasto y sombra.
Era un buen lugar para sentarse a fumar y relajarse.
Demonio tiró de improviso la soga que lo sujetaba y lanzó a correr.
- ¡Mierda! – Solté y me puse a seguirlo lo más rápido que pude.
Mi perro era malditamente ágil, apenas podía mantenerlo en mi campo de visión, pese a que iba con todas mis fuerzas.
Me pregunté enojado.
El maravilloso y estúpido can se detuvo a tomar agua de un estanque mientras yo jadeaba cansado detrás de él. Me comencé a acercar lenta y sigilosamente para atraparlo, pero él levantó la cabeza, me miró de reojo, movió sus orejas y volvió a correr.
- ¡Demonio! ¡Quieto ahí! – Grité como último recurso, sin embargo fui ignorado olímpicamente.

Continué persiguiéndolo alrededor de siete cuadras más allá hasta que se quedó quieto frente a una carnicería.
- Ohh… ¡Ni lo sueñes! – Dije fatigado mientras cogía velozmente la correa – Olvídate de la carne por el resto de tu vida ¡Nos vamos! –
Me devolví echando humos por la plaza, asegurándome de que el perro no pudiese escapar durante el camino y además aproveché de comprar provisiones para el resto de la semana.
Cuando llegué a mi apartamento estaba mi vecina mirándome por la ventana.
Ella siempre estaba pendiente de todos mis movimientos para contárselos a mi madre por teléfono luego, era una desagradable vieja chismosa. Tenía la suerte de que ninguno de mis padres le creyera mucho.
Demonio comenzó a ladrarle y no pude evitar la sonrisa de satisfacción en mi cara.
< ¡Ese es mi perro!> Pensé
Me hice la nota mental de felicitarle cuando estuviésemos adentro, ahora estaba más que perdonado. Abrí la puerta de mi casa y entró corriendo a comer.


* Yolo * Yolo *





Nathaniel

Me despertaron los ladridos graves de probablemente un perro grande.
Miré a mí alrededor, estaba solo en la habitación de Castiel y tenía un profundo dolor de cabeza.
Escuché el sonido de una puerta abrirse, el manojo de llaves con su singular tintineo, patas rasguñando el piso flotante, bolsas de papel rozándose, y pasos acercándose
- ¿Castiel?, ¿eres tú?
Los pasos sonaron cada vez más cerca y apareció el cabello pelirrojo en la puerta del cuarto.
No sabía cómo reaccionar…
Nos habíamos llevado pésimo durante dos largos años solo porque él había llevado la situación de Debrah como un completo inmaduro, sin embargo... ahora se comportaba… ¿Dulce?
De algún modo había terminado siendo acogido en la casa de Castiel, luego de haber sido curado y de haber llorado a gritos en su pecho, lo que era muy embarazoso.
Pero lo peor no era eso…
Aún tenía en mi mente el recuerdo cálido de su abrazo, de lo liberado que me había sentido después de dejar fuera todo lo que llevaba aprisionado en mi pecho.
La suavidad de sus manos había sido demasiado reconfortante y tenía su aroma a jabón y menta en mi cabeza todavía…
- Tienes un perro… - Susurré casi sin voz cuando encontré algo que decir

- Sí, es un beauceron – respondió indiferente – Se llama Demonio.

- Oh… – Solté una risa incómoda – Suena el tipo de nombre que tú pondrías, es grande ¿no?

- Si, la raza se parece un poco a los doberman pinscher, le puse Demonio porque quería que diera miedo pero en realidad solo es un poco susceptible, hoy, el muy bastardo me hizo correr hasta una carnicería – Dijo de mala gana.

Me reí.
- Como sea, tengo que inspeccionarte las heridas – Exclamó con una leve sonrisa de autosuficiencia – y tienes que tomarte esas pastillas.

Me sonrojé, caí en la cuenta de que no llevaba puesto ni mi camiseta ni mis pantalones.
Giré mi cuello hacía abajo con un poco de dolor y vi que tenía vendas por todas partes.
Castiel se acercó, bajó las sábanas que me cubrían, me dio la vuelta suavemente y se dispuso a sacarme todas las vendas de mi espalda. Su tacto era tan suave que me daba cosquillas, tenía las manos tibias y parecía que me estaba acariciando.
Se paró y fue al baño. Me tomé las pastillas mientras lo seguía con la mirada.
Volvió con las manos limpias y con gasas con alcohol.
Eso iba doler….
Castiel se sentó nuevamente a mi lado.
- Bueno aquí voy – Dijo colocando cuidadosamente las vendas en mi espalda.
Me tensé, una de las heridas me empezó a arder muy fuertemente bajo su mano, tragué saliva. Me aseguré de que el dolor no se me notara.
Apreté mis puños durante todo el tiempo que el pelirrojo demoró en terminar, luego volvió a cubrirme las lesiones.
- Listo – Anunció
Asentí en silencio…

- Bueno vas a contarme lo que te pasó o ¿no?

- Ehhh… – Desvié la mirada incómodo ¿Qué se suponía que debía decirle?... la verdad era que no quería hablar…

- No te estoy obligando idiota, solo quiero que me digas para saber qué diablos hacer contigo – Respondió perdiendo la paciencia.

Respiré hondo, la verdad era que él tenía razón, tenía que decírselo… tal vez era lo mejor, él había reaccionado muy diferente a como lo hacía usualmente y quizás me haría bien que hablase de una buena vez por todas…

- M-mi padre cuando tenía 7 años cambió de trabajo… - Comencé – Al principio era genial, no mudamos de nuestra antigua casa a otra más grande y nos compró juguetes más caros a Amber y a mí, todo era mejor de diferentes maneras…

Me miré las manos… Esto era extraño y doloroso a la vez…
- Mi madre siempre había culpado a mi papá por la forma en la que habíamos vivido en el pasado, así que cuando comenzamos una vida más acomodada ella dejó de criticarlo – Sonreí, esa época había sido la más feliz y sin preocupaciones que había tenido nunca… – Todo siguió bien hasta hace cinco años… entonces entró otro hombre a su trabajo, uno más joven y más brillante.
Levanté la vista para ver a Castiel que me miraba atentamente con una expresión extraña.
Sentía que la cabeza me daba vueltas y que los ojos me ardían…
- No solía ver mucho a mi padre antes, porque trabajaba siempre, pero poco a poco empezó a estar más en casa y a enojarse conmigo por todo lo que hacía mal… - Comencé a cerrar y abrir los puños sin detenerme – M-me exigía muchas más cosas que a mi hermana, yo tenía que hacer todo bien…y si cometía un error me castigaba por horas… Me decía que yo tenía la culpa de todo lo que estaba pasando…

- Pero… ¿tu madre no decía nada? – Preguntó Castiel.

- A… a mi madre le da igual – Respondí.

Hace algún tiempo abría dudado en decir esas palabras, pero ahora lo tenía más que claro, tragué saliva y sentí el nudo que se me estaba formando en la garganta.
- Al principio creí que no lo sabía… pero…

Fijé la vista en mis manos, no quería ver su expresión, no quería ver lástima…
- Primero comenzó pegándome bofetadas – Dije con la voz atragantada -Luego siguió con golpes y empujones, sin embargo… cuando terminaba me decía que todo era por mi bien, que quería que yo fuese perfecto, que no cometiera los mismos errores que él… Eh…y-yo le creía ¿qué otra cosa podía hacer? ¿A dónde iba a ir?, mi madre sabía lo de los golpes y no le importaba y Amber solo estaba centrada en su mundo...
Sonreí, había sido un completo estúpido ¿no?
- Además todavía los amaba, a pesar de todo. No podía dejarlos… – Susurré.

- Pero… es distinto una bofetada de… de dejarte en ese estado ¿Por qué diablos hizo eso? –

* Yolo * Yolo *



Castiel

Nathaniel lucía increíblemente destrozado, pero eso era lo mejor, tenía que contárselo a alguien y sacar todo de adentro…
- Mi padre desde el ingreso del nuevo compañero de trabajo comenzó a sentirse amenazado y se puso a jugar sucio – Clavó su mirada en mí - Lo descubrieron hace dos días…

Hizo una pausa aspiró aire hasta llenar sus pulmones, se miró las manos e intentó relajarse para seguir hablando.
- E-ese día estábamos los dos solos, mi hermana había salido con sus amigas y mi madre había ido de compras, y bueno…él estaba enojado, realmente enojado. Me buscó por toda la casa llamándome a gritos, consiguió empujarme un par de veces mientras escapaba de él, pero logré escabullirme y esconderme… - Pareció recordar algo y sonrió – Al otro día me levanté temprano para que no verlo, pero tuve que volver a casa luego de que peleáramos…

Comenzó a temblar… las lágrimas de sus ojos volvieron a desbordarse.
Me acerqué y lo envolví, fui consciente de su persona, de su respiración, del calor que emanaba de su cuerpo…era extraño abrazar a alguien y más a un hombre…

- Cuando salí del gimnasio me encontré con la directora, se preocupó por mi aspecto así que le dije que me había golpeado un chico de afuera del instituto, como tenía el labio roto y la mejilla hinchada me mandó a casa con la promesa de llamar a mis padres para confirmar mi estado…
Se apretó contra mi pecho por lo que lo envolví más fuerte en respuesta…
- No tuve más opción que volver a la casa de mis padres. Realmente no quería volver – Dijo soltando una risa amarga – y estando allá…supongo que ya te lo imaginas… Apenas me vio me comenzó a gritar que por mi culpa había perdido su trabajo, que yo le había quitado su puesto…
Nathaniel apretó uno de mis brazos muy fuertemente, empezó a dolerme pero le dejé hacerlo.
- Me empezó a golpear con una barra sin detenerse… – Hizo una pausa y comenzó a hablar con voz plana – Pensé que no iba a parar nunca, pero se fue y logré escapar de algún modo…Lo que sigue es muy confuso, solo recuerdo que intenté caminar para alejarme lo máximo posible…

- Está bien – susurré.

- ¿Qué voy a hacer ahora? Si vuelvo… ¿Qué me hará mi padre? – Rompió de repente y la desesperación se apoderó de su voz de nuevo.

- No vas a volver, te quedarás aquí – Apenas hube dicho las palabras me di cuenta de que era cierto, podíamos hacerlo – Vivo solo y mis padres me pagan el alquiler y la comida, yo trabajo medio tiempo para tener algún dinerillo extra para mí, no porque sea necesario...
Notas finales: Gracias por leer...

Tuve muchos problemas con este capítulo, como que la página no me subía las cosas enteras, pero en fin aquí está.

¿Quién creen que será el seme? ¿Castiel o Nath? Yo no lo he decidido porque ambos serían candidatos, así que el que me deje la mejor opinión al respecto elegirá esa parte del fic xD

y bueno ... quiero agradecer a todas esas lindas personitas que me dejaron un review, en especial a Danny, a Kurasumi y a Aratta Lover porque sus mensajes con fundamentos me hicieron más que feliz.
Y gracias a mi beta, que ayuda a que este fic no sea una real mierda, lo hace gratuitamente, así que aplausos a la Fran.

Si no les gusta este fic o cometo un error (como poner una reacción que los personajes no harían) por favor háganmelo saber ya que, la razón por la que comencé a publicar mis historias fue porque quería saber si lo que escribía era decente o una basura, así que si me dicen mis falencias realmente podré mejorar…

Un review? un review? por favor? Igual gracias por leer

(otra estrella para el que leyó todo este testamento)

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