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Aria por yuukiyuki

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Notas del capitulo:

Hola! Esto es muy raro, no suelo escribir yuri, si no mal recuerdo esta es la segunda o tercera vez que lo hago (si no es que la primera) Es un pequeño oneshot con OC´s que realicé para un concurso en los foros dz y que implicaba juntar la tragedia con la época navideña. Espero que les guste y dejen sus reviews (ya luego les cuento si gano o no) :B

Aria

Nunca he sido fanática de los hospitales, en realidad los detesto. Su olor, sus luces blancas tan mortecinas, no es el lugar en el que planeaba pasar mi navidad, aunque no es como que tenga opción alguna.

Cubro mi cara con mis manos, siento que he estado sentada toda la vida en estos plásticos asientos que no podrían ser más incómodos, esperando…

¿Por qué tenía que ser así? ¡¿Y por qué maldita sea justamente un año después de conocerte?! Mis manos se escurren de mi rostro jalando toda mi piel, aumentando mi expresión de aburrimiento total, exhalo un gruñido fastidiado ¡QUISIERA ARRANCAR CADA PELO EN MI CABEZA!

Ya ni deambular ayuda. A veces me da la impresión de que llevo aquí tanto tiempo, y se que solo son exageraciones mías, pues si acaso he de llevar unas horas, pero no lo puedo evitar, siempre he sido una reina del drama.

Me levanto sin ganas, aun si es inútil caminar debo matar tiempo de alguna forma. Aquí nadie platica con desconocidos, nadie te mira, cada quien está sumido en la angustia de su propia espera, así como yo te espero, como espero que en cualquier momento algún doctor diga mi nombre, diga que ya puedo entrar a verte, que diga que todo en tu operación ha salido perfecto y en unos días nos iremos a casa.

JUNTAS

Apenas si doy unos pasos, algo en el mostrador de las enfermeras me detiene, tienen un pequeño árbol de navidad, enclenque, sus pequeñas ramas difícilmente aguantan el peso de las diminutas esferas, ni siquiera le han colocado luces, no creo que hagan series tan microscópicas ¿Es en serio? Si tan siquiera hubiesen puesto más adornos, otro árbol más grande en la recepción ¡un poco de muérdago en la entrada principal! Pero no. Un triste árbol de navidad que no sobrepasa los 30 centímetros es el que llenará de espíritu navideño a todo el que pise este hospital hoy…si claro…suerte con eso amiguito.

¿Y te quejas de mi humor negro? Aunque no estés aquí puedo escuchar tus rezongos en mi cabeza ¡Está bien! Está bien…sé que siempre dices que debería reducir mi número de críticas sarcásticas diarias, ser menos agria ¡Y lo intento! pero yo sólo opino que para estar todo el día sentadas comentando el chisme de novedad las enfermeras pudieron poner un poco más de empeño.  Sea como sea, ya es demasiado tarde, el estúpido árbol me ha trasladado ahí.

Me siento noqueada, como un Godínez al que se le han pasado las copas en día de paga, el recuerdo me abruma. Y aun así lo único que tolero de la navidad es que en esta época todo me lleva a ti, al día que te conocí en aquella ridícula fiesta de la empresa, llevabas la versión porno del atuendo de santa y eres tan tonta que no te dabas cuenta de que todos clavaban en ti su mirada, y tu peinado ¡Por Dios tu peinado! era una mezcla del cabello de los umpa lumpas de Willie Wonka y las trenzas de Cindy Lou tan encantadoramente risible. Debo llevarme una mano a la boca para evitar que escape un lastimoso gemido, cerrar fuertemente los ojos nunca aleja el dolor. No es justo ¿sabes? Me cogiste desprevenida, yo no iba preparada para enamorarme.

Me acerqué a ti con las manos sudando como una adolescente que va a enfrentarse por primera vez a su primer amor, sin saber que decir, con los latidos de mi corazón agitado siendo opacados por el volumen de la música. Pero nada de eso te importó. Me amaste como yo te amé a ti, tan intensamente desde el primer segundo, ignoraste a todos aquellos chicos guapos que estaban tras tus huesos y permaneciste conmigo el resto de la noche, te reíste escandalosamente de mis horribles bromas y recargaste tu cabeza en mi hombro cuando el alcohol pudo contigo.

En tu departamento ni siquiera encendiste las luces, las series navideñas multicolores del pino decorado eran suficiente iluminación. Dijiste que me habías esperado desde siempre y me reclamaste por haber demorado tanto, estallaste en lozanas risas de niña mientras ambas nos descubríamos, quizá por los nervios, quizá por la felicidad o quizá porque estabas ebria. Luego clamaste entre gritos y gemidos azorados las palabras de amor más locas e incoherentes que he escuchado jamás y lograste que esa noche no hiciera falta la luz, porque cuando llegabas al final en tus ojos se reflejó el brillo de cada foco en el árbol, de cada estrella en el cielo, se reflejó el brillo mismo del sol en tu mirada y como un sol iluminaste de pronto mi universo.

A la mañana siguiente no te fuiste, ni a la siguiente, ni a la siguiente, tú no te habrías ido nunca si no te hubieran apartado de mí.

Cierro mis puños, muerdo mis labios, ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¡¿POR QUÉ?! Por qué si nada le hicimos a nadie ¿Por qué si nuestro amor era tan brillante tenía que ser nuestro destino tan funesto? Quiero patear al árbol, quiero patear a la enfermera, quiero patear esta horrible desesperación fuera y sobre todo quiero patear al doctor que continua mintiendo, diciendo que tú ya estas muerta, que ya no hay nada que hacer y que ya no volverás. Las lágrimas por fin han brotado pero no las siento resbalar por mis mejillas, y no paro de pensar que daría cada día, cada segundo de mi vida por qué hubieras sido tú y no yo la que sobreviviera.

¿Dónde estás para consolarme, mujer?

He recorrido todo este maldito hospital de mierda y no te encuentro, sólo veo rostros ojerosos, rostros demacrados, rostros cansados de esperar pero a ti no te veo.

-Aria- Contengo el aliento, mis ojos se abren como un par de platos, creo que mi corazón se ha detenido al igual que mí cuerpo, un escalofrío involuntario recorre mi espina. No puede ser verdad. NO. Dios… ¿Será que por fin he enloquecido al no tenerte? Sí, no… ¡NO LO SE! Pero debe de ser, debo estarlo ¡Debo estar loca para verte! Pero estás ahí, obligo a mis músculos a responder, corro hacia ti, tu miras al suelo, estas sentada en donde yo lo estuve , tus mejillas y tu nariz están rojas por el frío, y tu piel tiene el color de los vivos ¿Qué te ha pasado? La muerte te adelgazó e hizo tus ropas jirones, más importante aún ¿En qué momento apareciste? Quiero tocarte sin embargo me aterra pensar que si lo hago te esfumarás envuelta en humo, muevo mi mano sin parar frente a tus ojos y no me miras.

Mírame.

Mírame te pido, te suplico, por favor sé de verdad.

Reaccionas, pero no a mis estúpidos intentos de llamar tu atención, sigo tus ojos, fijos en un doctor, el primero que he visto pasar en largo rato, te pones en pie, caminamos hacia él al mismo paso.

-¡Doctor!- Digo yo y dices tú, a alguna de las dos ha hecho caso.

-Dígame- habla con un tono de voz condescendiente.

-Quisiera saber el estado de mi familiar- Esto de pronunciar lo mismo comienza a ser tenebroso. Incluso hacemos la misma pausa antes de decir el nombre. Agachas la cabeza en el gesto más triste de la vida y no puedo sino romper en llanto de nuevo, no quiero decirlo para que me reiteren que no eres real. El joven doctor te mira…Espera…ESPERA… ¡El doctor te mira!

-¡Puede verla también!- grito casi enloquecida, señalándolo acusadoramente y él ni se inmuta, sigue viéndote como si YO fuera la que no existe.

-¿Cuál es el nombre? Preguntaré a las enfermeras- Está jugando, quiere fastidiarme, se burla de mí.

Y entonces coloca su mano en tu hombro. Rompes a llorar y entre tus rotos sollozos pronuncias mi nombre mientras yo me vuelvo de piedra.

Te intento tocar y en el acontecimiento más irreal atravieso tu cuerpo. ¿Qué es esto? ¿Qué está sucediendo? Tú sigues llorando de pie, el doctor ya está con las enfermeras, necesito escuchar lo que dicen

-¡Ah! Olvidaba que este es tu primer año aquí- le habla en tono explicativo una mujer de pelo negro que no para de limar sus uñas –Está loca- resume con total indiferencia, el doctor te dedica una fugaz mirada condescendiente, la enfermera chasquea su lengua y continua –Es una vagabunda, se llama Aria Pine, ella y otra muchacha llegaron aquí hace 5 años-

¡¿Cuánto tiempo ha pasado en verdad?!

-Las asaltaron de madrugada, saliendo de una reunión navideña, al parecer se resistieron. A ella la golpearon casi a morir, pero a la otra muchacha la apuñalaron varias veces, no sobrevivió-

NO.

-Usualmente ronda el hospital por fuera pero cada navidad siempre entra a preguntar por ella-

NO

-Vanessa Davis-

NO.

Me duele, llevo mis manos al estómago, se llenan de sangre que brota sin parar. Rojo, todo se tiñe de rojo. Los recuerdos van y vienen, el doctor te lo dice y tú gritas, te desgarras y te agitas, los policías vienen a sacarte. Te persigo trastabillando mientras te llevan fuera pero no puedo traspasar la entrada por más que lo intento. Tus aullidos me rompen los tímpanos, Aria, si es que estos aún se pueden romper.

Recargo mi cuerpo en la puerta. “Aria, Aria, Aria” repito en mi mente sin cesar igual que una posesa.

Me partes Aria, me parte ver lo que te he hecho, me parte este dolor absurdo de la muerte, pero lo que más me parte es vivir solamente en tu recuerdo, porque si tú no estas yo no existo, y si no existo no recuerdo, y si no recuerdo yo te olvido, Aria, y tengo que esperar un sofocante año entero para verte de nuevo, para recordarte de nuevo.

Vuelve, que mi vida se fue contigo, Aria.

Notas finales:

¿So? Bueno? Malo? Me retiro para siempre? He deshonrado al yuri y debería morir? Ojalá puedan comentar!


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